Hoy,
viernes 4 de julio, en el Hotel Cavalieri de Milán está teniendo lugar
una interesante jornada sobre el desafío eurasiático de Rusia, organizado por
la Associazione Lombardia-Russia. Entre los invitados -también está el autor del notable libro
“Educazione siberiana”, Nicolai Lilin- figura el filósofo Alexander Duguin, líder
internacional del “Movimiento Euroasiático” y autor de “Fundamentos de
Geopolítica”. El periódico italiano “Stato & Potenza” ha publicado una entrevista a Duguin que hemos traducido al castellano: Ucrania, las alianzas anti-naturales entre neonazis y liberales con gays e izquierdistas, otros conflictos del panorama internacional actual encuentran un enfoque interesante de la mano del entrevistador -Manuel Ochsenreiter- y el entrevistado: Alexander Duguin.
Entrevista de Manuel Ochsenreiter,
traducción al italiano:
de Alessandro Lattanzio,
traducción del italiano al español:
Manuel Fernández Espinosa, para RAIGAMBRE.
de Alessandro Lattanzio,
traducción del italiano al español:
Manuel Fernández Espinosa, para RAIGAMBRE.
Manuel Fernández Espinosa, para RAIGAMBRE.
Profesor Duguin, los medios de comunicación y los dirigentes
políticos occidentales describen la reciente situación de Ucrania como un
conflicto entre una alianza democrática y europeísta liberal y un régimen
autoritario con un dictador como presidente. ¿Está usted de acuerdo?
Conozco esta historia y creo que este tipo de análisis está
totalmente errado. No podemos dividir el mundo de hoy como en la Guerra Fría.
No hay un “mundo democrático” que se yergue contra un “mundo
antidemocrático”, como difunde el mayor número de medios de comunicación
occidentales.
Su país, Rusia, es uno de los núcleos de ese denominado “mundo
anti-democrático” si creyéramos a nuestros medios de comunicación. Y Rusia con
el Presidente Vladimir Putin busca intervenir en la política interna ucraniana,
leemos…
Esto está del todo equivocado. Rusia es una democracia liberal.
Echemos un vistazo a la Constitución Rusa: tenemos un sistema electoral
democrático, un parlamento funcionando, un sistema de libre mercado. La
Constitución se basa sobre el modelo occidental. Nuestro Presidente Vladimir
Putin gobierna el país de modo democrático. No somos una monarquía, ni una
dictadura, ni un régimen comunista soviético.
Nuestros políticos en Alemania llaman “dictador” a Putin.
¿Sobre qué base?
A causa de sus leyes contra el LGBT, el apoyo a Siria, los
procesos contra Mijaíl Khodorkhovskij y “Pussy Riot”…
Lo llaman “dictador” por no gustarles la mentalidad rusa.
Cada caso que ha mencionado es por completo legítimo democráticamente. No hay
un solo elemento de “autoritarismo”. Así que no se confunda: aunque no plazca
la política de Rusia no puede negarse que Rusia es una democracia liberal. El
Presidente Putin acepta las reglas de nuestro sistema democrático y las
respeta. Él nunca ha violado ninguna ley. Por lo que Rusia forma parte del
campo democrático liberal y el modelo de la guerra fría no sirve para explicar
la crisis ucraniana.
Entonces, ¿cómo podemos describir un conflicto tan violento
y sangriento?
Se requiere un claro análisis geopolítico y de civilización.
Debemos establecer los hechos históricos, aunque esto no esté en boga en estos
días.
¿Qué quiere decir?
La Ucrania actual es un Estado que no ha existido nunca en
la Historia. Se trata de una nueva entidad. Esta entidad está compuesta por lo
menos de dos partes completamente diferentes. Estos dos partidos tienen una
identidad y una cultura diferentes. Hay una Ucrania occidental, unida en su
identidad a la Europa oriental. La gran mayoría de las personas que viven en
Ucrania occidental se considera europea del Este. Y tal identidad se fundamenta
en el rechazo completo de cualquier idea paneslava con Rusia. Los rusos son
considerados enemigos existenciales. Podemos decir así: odian a los rusos, a la
cultura rusa y, naturalmente, a la política rusa. Y esto es un ingrediente
importante de su identidad.
¿No le irrita esto en cuanto ruso?
¡Para nada! Se trata de una parte de la identidad. No
significa necesariamente que quieran entrar en guerra contra nosotros, sino que
ellos no son como nosotros. Debemos respetarlo. Mira, los estadounidenses son
odiados por muchos más pueblos y lo aceptan. Así, cuando los ucranianos
occidentales nos odian, no es nada malo ni bueno: es un hecho. Digamos
sencillamente que lo aceptamos. ¡No todos nos aman!
Pero los ucranianos orientales… ¡son tan rusos que lo son
más que usted!
¡No vayamos tan rápido! La mayor parte de las personas que
viven en la parte oriental de Ucrania comparten una común identidad con el
pueblo ruso, histórica, de civilización y geopolítica. La Ucrania oriental es
un país ruso y euroasiático. Así que hay dos Ucranias. Lo vemos claramente en
las elecciones. La población se halla dividida en cada cuestión política
importante. Sobre todo cuando se trata de las relaciones con Rusia; somos
testigos de cómo el problema se convierte en dramático: una parte es
absolutamente anti-rusa y la otra parte absolutamente rusófila. Dos sociedades
diferentes, dos países diferentes y dos identidades históricas, nacionales
diferentes viven en una sola entidad.
Por lo tanto, la pregunta es ¿cuál de las dos domina a la
otra?
Esto es una parte importante de la política ucraniana.
Tenemos las dos partes y tenemos la capital Kíev. Pero en Kíev tenemos a
entrambas identidades. No es ni la capital de Ucrania occidental ni de la
Ucrania oriental. La capital de la parte occidental es Lvov, la capital de la
oriental es Jarkov. Kíev es la capital de una entidad artificial. Esto es
importante para comprender el conflicto.
Los medios occidentales y los ucranianos “nacionalistas”
estarían rotundamente en desacuerdo con el término “artificial” aplicado al Estado
ucraniano.
Los hechos son claros. La creación del Estado de Ucrania en
sus actuales fronteras es el resultado de la Historia. Fue una decisión
burocrática y administrativa de la Unión Soviética. La República Socialista
Soviética de Ucrania fue una de las 15 repúblicas de la Unión Soviética desde
1922 hasta 1991. En todos estos 72 años los confines de la república cambiaron
a menudo, con una parte significativa de aquella que hoy es Ucrania occidental
anexionada por la Armada Roja en 1939 y con la adición de la Crimea ya rusa en
1954.
Algunos políticos y analistas dicen que la solución más
sencilla sería la partición de Ucrania en un Estado oriental y otro occidental.
No es así tan fácil como podría parecer, pues tendríamos los
problemas con las minorías nacionales. En la parte occidental de Ucrania viven
a día de hoy muchas personas que se consideran rusas. En la parte oriental vive una
parte de la población que se considera ucraniana occidental. Mirad: una
sencilla partición del Estado no resolvería realmente el problema, sino que
crearía otro nuevo. Podemos imaginar la separación de Crimea, porque aquella
parte de Ucrania es territorio poblado exclusivamente por rusos.
¿Por qué parece que la Unión Europea esté tan interesada de “importar”
todos estos problemas?
No es en el interés de la alianza europea, sino de los
Estados Unidos. Se trata de una campaña política contra Rusia. La invitación de
Bruxelas a Ucrania para adherirse al occidente ha creado rápido un conflicto
con Moscú y un conflicto interno en Ucrania. Lo que no extraña en modo alguno a
quien conoce la sociedad y la historia ucraniana.
Algunos políticos alemanes han dicho haberse sorprendido por
las escenas de guerra civil en Kíev…
Eso dice mucho sobre la instrucción política e histórica de
vuestros políticos en lo que atañe a la crisis en Ucrania…
Pero el Presidente ucraniano Viktor Janukovich ha rechazado
la invitación occidental.
Claro. Fue electo por el sur rusófilo y no por el occidente.
Janukovich no puede actuar contra los intereses y la voluntad de su base
electoral. En caso de haber aceptado la invitación de la UE habría sido
considerado un traidor a su electorado. Los que sostienen a Janukovich quieren
la integración con Rusia. Para decirlo claramente: Janukovich ha hecho
sencillamente lo que era bastante lógico. Ninguna sorpresa, ningún milagro.
Simple lógica política.
En la actualidad hay una alianza políticamente muy pluralista de las
oposiciones contra Janukovich. Esta coalición comprende
liberales, anarquistas, comunistas, grupos de derecha, gays, también
nacionalistas y grupos de neonazis y matones. ¿Qué tienen en común tan
diferentes grupos e ideologías?
Están unidos por el único odio contra Rusia. Janukovich es a
sus ojos un topo de Rusia, amigo de Putin y hombre del Oriente. Odian todo lo
que tiene que ver con Rusia. Este odio los ha unido, es un bloque de odio. Por
decirlo con claridad: el odio es su ideología política. No aman a la Unión
Europea ni a Bruxelas.
¿Cuáles son los
principales grupos? ¿Quién domina la oposición?
Son claramente
los grupos neonazis más violentos del llamado Euro-Maidan. Suscitan violencia y
una situación de guerra civil en Kíev.
Los medios de
comunicación occidentales sostienen que el papel de tales grupos extremistas
está dramatizándose por los medios rusófilos para difamar la unánime alianza de
las oposiciones.
Claro. ¿Cómo iban
justificar que la Unión Europea y los gobiernos europeos apoyen a neonazis
extremistas y racistas varios en los confines de la UE, mientras que en el interior
de la UE se ponen serios y llevan a cabo acciones melodramáticas incluso contra los grupos
más moderados de la extrema-derecha?
¿Pero como
pueden, por ejemplo, los grupos gays y liberales de derecha e izquierda
combatir al lado de neonazis, que no se destacan precisamente por ser amigos de
gays?
Lo primero: todos
estos grupos odian a Rusia y al Presidente ruso. Este odio los convierte en
compadres. Y los grupos liberales de izquierda no son menos extremistas que los
grupos neonazis. Tendemos a pensar que son liberales, pero eso es equivocarse
terriblemente. Sobre todo en Europa oriental; y, en Rusia, frecuentemente el lobby
homosexual y grupos ultranacionalistas y neonazis son aliados. También el lobby
homosexual tiene ideas demasiado extremas sobre cómo deformar, reeducar e
influir a la sociedad. No debemos olvidarlo. Los lobbys gay-lesbianas no son
menos peligrosos socialmente que los neonazis.
Nos consta que
una alianza tal está presente también en Moscú. El bloguero liberal y candidato
a la alcaldía de Moscú (Alexei Nawalnij) fue apoyado por una alianza similar de
organizaciones en pro de los derechos de los gays, así como por grupos neonazis.
Exactamente. Y
esta coalición pro-Nawalnij fue sostenida también por occidente. El tema es que
esto nada tiene que ver con la ideología de tales grupos. No interesa a
occidente.
¿Qué es lo que
quiere decir usted?
¿Qué pasaría si
una organización neonazi apoyara a Putin en Rusia o a Janukovich en Ucrania?
La Unión Europea montaría
una colosal campaña política sirviéndose de los canales mediáticos occidentales
para hacer destacar semejante escándalo.
Exacto. Así que
se trata solo de la parte en que esté un determinado grupo. Si el grupo está
contra Putin, contra Janukovich, contra Rusia... la ideología no es un
problema. Si tal grupo sostiene a Putin, a Rusia o a Janukovich, la ideología
se convierte inmediatamente en un enorme problema. Se trata exclusivamente del lado
geopolítico al que se escore el grupo. No hay otra cosa que geopolítica. Es una
buena lección lo que sucede en Ucrania. La lección nos dice: la Geopolítica
domina estos conflictos y nada más. Asistimos a lo que también ocurre en otros
conflictos: en Siria, en Libia, en Egipto, en el Cáucaso, en Irak, en Irán...
¿Cualquier grupo
que esté a favor de occidente es un grupo de “buenos”, aunque sea extremista?
Sí. Y cualquier
otro grupo que esté contra occidente, aunque sea laico y moderado, será
definido como “extremista” por la propaganda occidental. Tal enfoque predomina sobre
los campos de batalla geopolíticos actuales. Puede ser el combatiene salafita
más radical y brutal, puede odiar a los judíos y comer órganos humanos frente a
una cámara de televisión, pero mientras luche por los intereses occidentales contra
el gobierno sirio, será un aliado respetado y apoyado por occidente. Cuando se
defiende una sociedad multi-religiosa, laica y moderada, ideales occidentales, pero se tiene una posición contraria a los intereses
occidentales, como el gobierno sirio por caso, se es un enemigo. A nadie le importa aquello
en que se crea, lo que interesa es solo el lado geopolítico que se haya
escogido: el correcto o el equivocado para la potencia hegemónica occidental.
Profesor Duguin,
en particular los grupos de oposición ucranianos que se hacen llamar “nacionalistas”
estarían fuertemente en desacuerdo con usted. Afirman: “¡Estamos contra Rusia y
contra la UE, tenemos una tercera posición!”. Irónicamente también el
combatiente salafita en Siria hubiera dicho la misma cosa: “Odiamos a los
amaricanos tanto como odiamos al gobierno sirio”. ¿Hay algo que se le parezca a
una posible “tercera posición” en esta guerra geopolítica de hoy?
La idea de tener
una tercera e independiente posición entre los dos bloques dominantes es muy
común. He tenido algunas interesantes entrevistas y coloquios con una figura
destacada de la guerrilla separatista chechena. Me confesó que en realidad
creía en la posibilidad de una Chechenia islámica independiente y libre. Pero
más tarde se percató de que no había una “tercera posición”, ninguna
posibilidad. Entendió que combatió contra Rusia por occidente. Era un
instrumento geopolítico de occidente, un topo de la OTAN sobre campo de batalla
caucasiano. La misma verdad tan fea golpea al ucraniano “nacionalista” y al
combatiente salafita árabe: son topos de occidente. Es difícil aceptarlo, pues
a nadie le gusta la idea de ser el tonto útil de Washington.
Por decirlo
claramente: ¿Es absolutamente imposible la “tercera posición”?
Hoy en día, sin
duda. Hay una potencia terrestre y una marítima en geopolítica. La potencia
terrestre hoy es Rusia, la marítima Washington. Durante la segunda guerra
mundial Alemania buscó imponer una tercera posición. Tal tentativa se basaba
cabalmente sobre los errores políticos de los que hablábamos ahora. Alemania
prosiguió la guerra contra la potencia marítima representada por el imperio
británico y contra la potencia terrestre representada por Rusia. Berlín
combatió contra las principales fuerzas globales y perdió la guerra. El final
fue la completa destrucción de Alemania. Así que si la fuerte y poderosa
Alemania de la época no fue bastante fuerte para imponer la tercera posición,
¿cómo grupos mucho más pequeños y débiles podrían hacerlo hoy? Es imposible. Se
trata de una ilusión ridícula.
Cualquiera que
afirme, hoy, luchar por una “tercera posición” independiente... ¿es en realidad
un topo de occidente?
En la mayor parte
de los casos, sí.
Moscú parece
estar muy pasiva. Rusia no apoyará a ningún delegado en la UE. ¿Por qué?
Rusia no tiene
una agenda imperialista. Moscú respeta la soberanía y no interfiere en la
política interna de ningún otro país. Y es una política honesta y buena. Lo
vemos también en Ucrania. Vemos a muchos más políticos de la UE y por añadidura
políticos y diplomáticos de los USA ir a Kíev para apoyar a la oposición, que
políticos rusos sostener a Janukovich en Ucrania. No debemos olvidar que Rusia
no tiene intereses hegemónicos en Europa, pero los estadounidenses sí los
tienen. Hablando con franqueza: la Unión Europea no es un verdadero y propio
ente europeo, es un proyecto transatlántico imperialista. No sirve a los
intereses de los ciudadanos europeos, sino a los de la administración de
Washington. La “Unión Europea” es realmente anti-europea y “Euro-Maidan” es
realmente “anti-euro-Maidan”. Los neonazis violentos de Ucrania no son “nacionalistas”
ni “patriotas” ni “europeos”, son solo topos de los USA. Lo mismo vale para los
grupos a favor de los derechos de los homosexuales, las organizaciones como FEMEN o
los grupos de protesta liberales de izquierda.
FUENTE: Il Talebano: Il falco del Cremlino sbarca a Milano per (ri)lanciare la sfida Eurasiatica.
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