RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

viernes, 17 de agosto de 2018

ÁFRICA, NO HAY MENTIRA QUE SEA BUENA



ÁFRICA: NO HAY MENTIRA QUE SEA BUENA

Manuel Fernández Espinosa

Ayer pusieron en Antena 3 la película "La buena mentira" que narra la diáspora sudanesa, las tragedias de más de 20.000 niños sudaneses que se conocen como "Los Niños Perdidos de Sudán" ejemplificada en el caso de los niños de una aldea que ven masacrar a sus familias y tienen que abandonar su tierra a pie, buscando un sitio seguro, como refugiados de guerra.
La película como tal muestra excelentes valores: los chicos sudaneses son cristianos, existe lealtad de grupo entre los supervivientes que, después de sortear los peligros de la guerra y la naturaleza, crecen juntos contra tanta adversidad, atesoran lo poco que les queda (el nombre de sus antepasados y una Biblia), su gratitud y su sencillez los hace extraños cuando los acogen en USA.
A nadie escapa que no será casualidad que nos pongan esta película en las actuales circunstancias. Y eso es lo que no me gusta (no la película, sino la manipulación que con ella se pretende): ¿dónde está dicho que las avalanchas de inmigrantes que están llegando a Europa vengan de correr peripecias parecidas? Seguro que los hay -y no pocos- que vienen de situaciones similares a las que se ven en la película que son de rigurosa veracidad histórica reciente, pero los hay de otras procedencias. Y me parece de mal gusto poner esta película (buena película) cuando les interesa: es -otra vez- lo de siempre: nos insultan la inteligencia.
Pero no, el problema no son los inmigrantes, vengan huyendo de la barbarie o simplemente a buscarse un futuro mejor. El problema que tenemos ante este asunto es la desconfianza que debieran inspirarnos los poderes fácticos que nos regentean: económicos, políticos y mediáticos que, después de permanecer impasibles ante las miles de tragedias de África (una de ellas, el sistemático exterminio de la población cristiana -protestante o católica- a manos del fundamentalismo islámico como Boko Haram), nos manipulan tanto a africanos y europeos, en connivencia más o menos consciente con las mafias que se lucran con el tráfico humano.
Pretender solucionar los problemas de África, trayendo a Europa a los africanos (vamos a suponer que todos decentes y honrados; sin entrar en que se cuelan terroristas también) es:
1. Dejar África a merced del terror. ¿Qué hacemos con los que no pueden venir? ¿Los dejamos allí, para que los masacren?
2. Sabemos que, cuando les interesa, los gobiernos del "mundo desarrollado" intervienen sobre el terreno: no intervenir aquí es o dejación o cálculo.
3. Lo que de África les interesa a estos cochinos manipuladores son los recursos naturales. No les interesa lo más mínimo la catadura moral de los regímenes que allí se establecen, sino poder seguir succionando diamantes, minerales, etcétera.
4. Claro que África es nuestro problema. Pero África no se soluciona aquí, se soluciona en África. Y todo lo que no sea una acción eficaz en el origen del problema es trasladar problemas aquí.
5. Se puede ser tonto activo: aceptando la inmigración sin ton ni son. Y se puede ser tonto reactivo: convirtiéndose en un racista que crea que el problema se soluciona rechazando a todos.
Pero quien no sea tonto, ni será activo ni reactivo. La razón no tiene nada más que un camino: el mayor problema que todos -africanos y europeos- tenemos son los poderes fácticos que nos trastornan las existencias por su codicia y su perversidad y que, al final, nos condenan a unos y a otros a la confrontación.