RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

miércoles, 30 de abril de 2014

ADEMÁS DE LA INJUSTICIA



"Pero, además de la injusticia, se deja ver con demasiada claridad cuál sería la perturbación y el trastorno de todos los órdenes, cuán dura y odiosa la opresión de los ciudadanos que habría de seguirse. Se abriría de par en par la puerta a las mutuas envidias, a la maledicencia y a las discordias; quitado el estímulo al ingenio y a la habilidad de los individuos, necesariamente vendrían a secarse las mismas fuentes de las riquezas, y esa igualdad con que sueñan no sería ciertamente otra cosa que una general situación, por igual miserable y abyecta, de todos los hombres sin excepción alguna."


S.S. León XIII (Encíclica Rerum novarum)

lunes, 21 de abril de 2014

INFLUENCIAS DE EVELYN WAUGH SOBRE ERNST JÜNGER


Walt Disney


UNAS LÍNEAS DE LITERATURA COMPARADA

Por Manuel Fernández Espinosa


Siempre pensé que, tras el personaje de Zapparoni (de la novela "Abejas de cristal" de Ernst Jünger) cabía ver un trasunto del famoso Walt Disney: Zapparoni es un magnate de la industria robótica, también dedicado al entretenimiento que combina rasgos de mecenas y mago. La imagen con la que nos lo presenta Jünger es la de una especie de simpático viejecito, amigo de los niños y filántropo, pero que se dedica a contratar a mercenarios profesionales para deshacerse de sus colaboradores más díscolos, en un extraño hibridaje entre la cara amable de un personaje público intachable y el reverso oscuro de una maquiavélica voluntad de poder: parece que en Walt Disney no faltan los aspectos siniestros que le vienen de su pertenencia a sociedades secretas y ocultistas; pero ahora no es Disney el propósito de estos renglones.
 
Como digo, pensé siempre que, tras el ente ficticio creado por Jünger para "Abejas de cristal" (el susodicho Zapparoni), se encubría Disney. Sin embargo, la reciente lectura de "Los seres queridos" de Evelyn Waugh me ha dado que pensar que Jünger bien pudiera haberse inspirado para su Zapparoni en el doctor Kenworthy, por otro nombre llamado "el Soñador" (de la novela de Waugh). Kenworthy es en dicha novela el fundador de la macro-necrópolis hollywoodense, centro alrededor del cual se construye la sátira waughiana: sátira cruel contra el candor y el puritanismo norteamericano, que no deja títere con cabeza en cuanto a la crítica del "estilo de vida americano", donde Waugh caricaturiza a los pobres secuaces del "New Thought" lo mismo que reparte leña para los primeros brotes de la pseudo-mística orientalista. Y Waugh lo hace con ese humor negro que lo singulariza y que sabe apreciar su lector, al que siempre convierte en su cómplice. 
 
Pero, que me pierdo... Estábamos en que yo pensaba que el Zapparoni de Jünger podía ser Disney, pero que también podría ser el Kenworthy de Evelyn Waugh en "Los seres queridos". Y, la verdad, es que Zapparoni podría ser un avatar de Walt Disney y a la vez ser un primo hermano del Kenworthy de "Los seres queridos".
 
El hecho es que Jünger había leído la novela de Waugh, pues lo pone de manifiesto cuando escribe "Über die Linie" (1951) como carta abierta y homenaje a Martin Heidegger, donde al socaire de las transformaciones que se experimentan, Jünger escribe: "Un libro tan macabro como el de Evelyn Waugh sobre el negocio de entierros en Hollywood pertenece a la literatura de entretenimiento". "Abejas de cristal" es del año 1957 y "Los seres queridos" es de 1948. No es de extrañar, por otra parte, que la novela de Waugh (aunque entendida como "literatura de entretenimiento" por Jünger) llamara la atención del gran escritor alemán, habida cuenta de su constante interés por la cuestión de la muerte y de todo lo adyacente a ella, empezando por los cementerios, por las tumbas en las que Jünger siempre supo ver la dimensión cultual: en sus viajes, Jünger visitaba los mercados y los cementerios de las ciudades en que hacía parada y en todas sus obras, especialmente en los Diarios, podemos leer pasajes en los que medita sobre los cementerios. En 1949, cuando escribe "Heliópolis" también deja en algunas páginas estampas de necrópolis imaginarias que pueblan sus visiones. En 1983, en su novela "El problema de Aladino", Jünger abordará estas cuestiones con más precisión, presentándonos a Friedrich Baroh, tocado de nihilismo, que termina regentando un negocio de pompas fúnebres que se amplía cuando concibe con un amigo el propósito de crear un cementerio a perpetuidad, algo complicado de garantizar en un mundo donde todo se está perdiendo. Con el apoyo de un banquero se embarcan en la empresa, creando la sociedad "Terrestras" que tanto evoca el "Whispering Glades" creado por Kenworthy en Hollywood.
 
El personaje de Zapparoni (de "Abejas de cristal") guarda mucha semejanza por su naturaleza enigmática con el Kenworthy de Waugh, salvando que Zapparoni comparece ante el lector, mientras que Kenworthy es, en la novela del inglés, recurrentemente referido, pero nunca se digna comparecer como otro personaje más y permanece en una nebulosa, en un "más allá", como objeto que reverencia su ejército de empleados; Kenworthy resulta más enigmático todavía que el Zapparoni que contrata al trasnochado y caballeresco protagonista de "Abejas de cristal". Zapparoni es un magnate de la industria robótica, concentrándose en él la inquietante similitud que Jünger siempre encontró entre la magia y la tecnología.
 
Revelar influencias de un autor en otro autor no desdice de ninguno de ambos, cuando ambos son dos maestros; como Waugh y Jünger lo son. Si bien es verdad que podemos patentizar cierta influencia de Waugh sobre Jünger, no obstante es de justicia admitir que el universo de Jünger resulta mucho más filosófico (a la manera alemana), mientras que el universo de Waugh propende a reducirse muchas veces al enfoque satírico donde las bromas y los golpes de timón llevan la acción por derroteros menos profundos, filosóficamente hablando.
 
Lo cierto es que en tiempos como los nuestros es siempre una delicia poder leer a Jünger o a Waugh. Uno termina pensando que no ha perdido su tiempo, como suele perderlo en caso de leer a nuestros contemporáneos, todos a sueldo de una empresa bibliográfica con sus servidumbres ideológicas y que, por mucho que pongan pose de intelectuales, no llegan nunca ni a rascar la costra de un problema que merezca nuestro valioso tiempo.

sábado, 19 de abril de 2014

LA ESCALERA DE WITTGENSTEIN...

Ludwig Wittgenstein


...ERA EL ANDAMIO DE SAN AGUSTÍN

Manuel Fernández Espinosa

"El nombre de la rosa" fue una exitosa novela que dio fama mundial a Umberto Eco. Incluso tuvo su versión cinematográfica con Sean Connery con papel protagonista. Como novela "El nombre de la rosa" es entretenida, aunque está plagada de esos prejuicios tan arraigados que contra la Edad Media todavía se vienen arrastrando desde el Renacimiento. Es un indicio de la miserable época que nos ha tocado vivir cuando se constata que tantos "cultos" se aplicaran a rastrear las claves interpretativas de lo que no dejaba de ser un pasatiempo literario (con muy mala idea contra el cristianismo, eso sí) de Umberto Eco. Lo que no se podrá regatear a su autor es una cierta cultura que es, por cierto, lo que le falta a otros divos de la literatura mundial cual es el caso de ese tal Dan Brown. La cultura de Umberto Eco, al ser más grande que la de su lector medio (incluyendo profesores universitarios) suscita ese culto de los pedantes y esnobistas que se llaman "intelectuales", pues ellos creen poseer las claves que el vulgo no tiene. Ni que decir tiene (pero hemos de decirlo) que las páginas de "El nombre de la rosa" tienen arsénico anticristiano para que el lector se impregne los dedos hasta matarle el alma, aunque sea justo admitir que el calibre cultural de Eco supera a ese burdo folletón sectario de Dan Brown ("El código Da Vinci"). Tanto "El nombre de la rosa" como "El código Da Vinci" trajeron a su zaga una legión de comentaristas, hermeneutas e imitadores que solo en un mundo tan necio como el contemporáneo es posible. La empresa bibliográfica, encubierta bajo el nombre de "literatura", juega sus cartas de ese modo.

Una de las citas de "El nombre de la rosa" que más comentarios han provocado es la que aparece al final de la novela, cuando Umberto Eco alude a un oscuro "místico alemán" que escribiera "hay que arrojar la escalera por la cual se ha subido". El lector medio pasa la página sin prestarle atención al pasaje en concreto y el nombre del presunto "místico alemán" al que se le atribuye haber dicho aquello de la escalera queda omitido. El lector un poco más culto ha sabido ver en esa cita un guiño del autor que, en una broma, hace pasar una cita de Ludwig Wittgenstein (1889-1951) por la de un apócrifo "místico alemán" medieval (el mismo Umberto Eco ha reconocido posteriormente que se refería a Ludwig Wittgenstein). Y, en efecto, eso de lo de la escalera aparece en el "Tractatus logico-philosophicus", cuando Wittgenstein escribe: “Mis proposiciones esclarecen porque quien me entiende las reconoce al final como absurdas, cuando a través de ellas –sobre ellas– ha salido fuera de ellas. (Tiene, por así decirlo, que arrojar la escalera después de haber subido por ella.) Tiene que superar estas proposiciones; entonces ve correctamente el mundo”. Y, no lo dudamos, allí lo encontró Umberto Eco.

Sin embargo, el pasaje de Wittgenstein guarda, como muchas otras piezas de la producción filosófica wittgensteiniana , un innegable "parecido de familia" (permítasenos la broma) con este pasaje de San Agustín de Hipona, que encontramos en sus "Epístolas": 

"Hay que emplear la ciencia como andamio por el que ha de subir el edificio de la caridad; ésta permanecerá eternamente, aun después de que sea desmontado el andamio de la ciencia."

Es así como la escalera de Wittgenstein termina siendo, a la postre, el andamio de San Agustín.

El insoportable intelectual que se cree poseedor de un saber esotérico por encima del vulgo se queda con la escalera en la mano, sonriente como un conejito por haber descubierto el "secreto" de Eco; Eco lo confirma y el intelectual subordinado se complace en que su gurú le pase la mano por el lomo. Wittgenstein arrojó la escalera: en toda esta historia, tal vez Wittgenstein sea el más humilde de todos los que juegan a "adivina, adivinanza", pues Wittgenstein no se veía a sí mismo tan original y, atormentándose por ello, reconocía que había grandes maestros superiores a él. La diferencia es, salvando comparaciones odiosas, como la que va de Dan Brown a Umberto Eco... Donde Eco le gana por goleada al americano. O de Ludwig Wittgenstein a San Agustín de Hipona. 

La conclusión que podríamos extraer de esto es que, en última instancia, el "progreso" que tanto se autopregona (en este caso, el progreso en la línea filosófica) no es más que una ilusión. Pues hasta las metáforas que más admiran al idiota de nuestro tiempo se han montado sobre el ocultamiento, la amnesia o la nuda ignorancia de la verdadera tradición de los gigantes del pensamiento.

La tradición siempre gana. Para no dar muchos rodeos, mejor ir a San Agustín de Hipona y saltarse a todos estos modernos tan deludidos como deludidores.  

martes, 15 de abril de 2014

LA IZQUIERDA Y EL ÁFRICA ESPAÑOLA



Por Antonio Moreno Ruiz 

Volviendo a ver este interesantísimo reportaje:

www.rtve.es
Los muros que tejen el silencio y el olvido son los más difíciles de derribar. Lo que esconden son voces matizadas por el miedo, donde hay un largo recorrido entre lo que se dice y lo que se piensa...

percibimos cómo el bravo cabo de las Tropas Nómadas, Mokhtar Ahl Cheick, habla sobre el minuto 10 algo que a tirios y troyanos les resultará incómodo. Mejor no les adelantamos nada y les invitamos directamente a verlo....

Con todo, es curioso cómo en nuestro tiempo se ha producido un maridaje surrealista e hipócrita entre izquierdismo y morería, que en verdad, no tiene base histórica ninguna. Más bien al contrario, como nos recuerdan Serafín Fanjul, catedrático de Literatura Árabe y autor de libros imprescindibles como Al Andalus contra España, la forja del mito y La quimera de Al Andalus, la propaganda republicano-marxista fue maurófoba/islamófoba radical. A día de hoy, intentando apoyar el islamismo por su odio visceral al cristianismo y a su propia sangre, no se acuerdan de cómo siguen enfilando una odiosa propaganda sobre los soldados moros que combatieron en el bando nacional, en gran medida voluntarios, sobre todo tras el torpe bombazo de Tetuán (en 1936). Les dieron fama de saqueadores, violadores, sanguinarios, y no sé cuántas barbaridades más. Por otra parte, el agresivo ateísmo marxista despreciaba sistemáticamente la espiritualidad musulmana. 

Que haya musulmanes que aprovechen la ignorancia de la izquierda y la traición de la derecha para sus fines se puede llegar a entender; no obstante, es difícil de entender que los ateos les abran las puertas a la media luna, cuando ellos serán los primeros degollados. Pero bueno, aquí en verdad no hay que buscarle lógica: El odio, y más aún, el odio alentado y subvencionado por la más canallesca oligarquía, es autodestructivo y carece de razón.

Por ello, desde estas líneas, exigimos a las hordas rojas que pidan perdón por su actitud racista y discriminatoria para con las gentes del África Española. Que pidan disculpas, entre otras cosas, por infringirles una leyenda negra tan falsa como injusta, por no respetar sus tradiciones e idiosincrasia, y por querer entregar tierra hispana al imperialismo alahuita. Porque nosotros, al contrario que ellos, reconocemos, aun siendo conscientes de las diferencias, a aquellos que combatieron por la bandera española.

Basta de mentiras. Basta de pseudo-memoria histérica. Valgan estos versos y este vídeo por un bravo caudillo rifeño que ayudó a liberar a España de la tiranía internacional que destruyó al pueblo ruso; y valga siempre esta bitácora para reivindicar la historia de nuestra patria y los que lucharon por ella.  


A BEN MIZZIAN

Caballero berberisco,
al servicio del cristiano,
cabalga Ben Mizzian,
por el suelo hispano,

¡El moro, el moro!
gritan los rojos aterrados,
la orina de sus pantalones,
ya se ha apoderado,

Con el gorrito colorado,
llega el general,
guerra a los sin Dios,
bien sabe ofrendar,

La salvaje Revolución,
está asolando España,
mas un adalid moro,
combate tal desgracia,

La tetuaní mezquita,
han querido bombardear;
a la república no dará tregua,
El bravo Ben Mizzian,

Con sus héroes norteafricanos,
de los regulares avanza,
sus alfanjes contra el ateísmo,
en un ejército entusiasta,

"Allah, al Watan!", grita el buen Mohamed,
contra las impías hordas,
sirviendo con lealtad,
a las rojigualdas tropas,

Luchando con el general Franco,
como la rauda guardia mora,
¿Los últimos días de heroísmo,
que vivió la tierra española?

Rojos y progres variados,
que ahora llamáis al islam,
recordad cómo los musulmanes,
bien os hicieron temblar.

En aquel alzamiento florido,
Ben Mizzian brilló con luz propia,
para ustedes el dinero y la mentira,
para él la justa gloria.





sábado, 12 de abril de 2014

DELANTE DE LA CRUZ



Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera.


Rafael Sánchez Mazas 

jueves, 10 de abril de 2014

"EL ALMA DE ESPAÑA ES SU PROPIA MÍSTICA"

Edgar Allison Peers
 
 
EDGAR ALLISON PEERS, UN HISPANÓFILO INGLÉS.
Por Manuel Fernández Espinosa
 
“El alma de España es su propia mística”, así escribía Edgar Allison Peers en su libro “El misticismo español”. ¿Quién era Edgar Allison Peers?
Destacando de entre la pléyade de hispanistas que compone el elenco de ingleses dedicados a estudiar España habría que hacer lugar de honor a Edgar Allison Peers (1891-1952), cuya carrera académica llegó a su cénit con la cátedra de Gilmour de Español en la Universidad de Liverpool. Como hemos indicado en algunas ocasiones, son las razones más varias, también las más bastardas, las que forman a un “hispanista” inglés: desde la legítima curiosidad antropológica hasta el espionaje político; pero en el caso de Edgar Allison Peers tenemos que hacer una excepción. Nos encontramos ante un hombre honesto que sintió una profunda y sincera simpatía por España y ello sin que parecieran mediar intereses inconfesables de las agencias de inteligencia. En 1923 creó el prestigioso “Bulletin of Hispanic Studies” y no se conformó con estudiar el castellano, sino que incluyó entre sus estudios el portugués y el catalán. Tradujo a Raimundo Lulio, a San Juan de la Cruz, a Santa Teresa de Jesús y en 1934 fundaba el Institute of Hispanic Studies de Liverpool. Estuvo en varias ocasiones en España, pero en 1920 visitó Sevilla y escribió un libro “Royal Seville”. De Sevilla dice Allison Peers: “No hay otro lugar como Sevilla. Para mí al menos es la ciudad perfecta”. Parece ser que los sevillanos fueron los “culpables” de que firmara sus libros como “E. Allison Peers”, evitando su nombre Edgar, dado que con la guasa que caracteriza a los hispalenses le llamaban “Edgar Allan Peers” cuando no “Edgar Allison Poe”.
Cuando se nos habla de hispanistas británicos siempre se nos cita a Gerald Brenan o a Ian Gibson, sin embargo Edgar Allison Peers es prácticamente un desconocido para el gran público español. Sus intereses filológicos y literarios se centraron sobre todo en el misticismo español (la traducción de las obras completas de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, del castellano al inglés, son sendos monumentos imperecederos de este hombre cabal), además de competente traductor, Allison Peers realizó una meritoria labor como estudioso de nuestra religiosidad: “Studies of the Spanish Mystics” y “Spain, the Church and the Orders”. No sólo la ascética y la mística española llamó su atención, en 1940 escribía un enjundioso ensayo sobre el romanticismo en España en el que negaba que se hubiera producido un auténtico romanticismo peninsular: “The History of the Romantic Movement in Spain”.
Sin embargo, pese a la lealtad que nos tuvo, su obra apenas está traducida al español y su figura ha sido olvidada. Con mucha probabilidad este olvido proviene del sectarismo ideológico que por todos los medios trata de ocultarnos las opiniones poco convenientes al pensamiento único. Cuando en 1936 estalla la Guerra Civil, Edgar Allison Peers, amigo de España, publica una serie de libros que tratan de exponer a la opinión pública inglesa y mundial la problemática española: “The Spanish Tragedy” (1936), “Catalonia infelix” (1937) “The Spanish Dilemma” (1943) y “Spain in Eclipse” (1943). Estos libros no se los perdonaría el sectarismo ideológico y esa es la razón de su postergación.
Para cerciorarse de la buena voluntad y la hispanofilia de Edgar Allison Peers basten estos renglones: “No podrá tampoco el viajero contentarse con la España de leyenda, de “leyenda negra” que ha hecho tanto en nuestro propio país [Inglaterra] para obscurecer la grandeza del que ha sido su víctima”. Edgar Allison Peers llegó a vislumbrar la médula mística de España: “el alma de España es su propia mística”. Supo ver más allá de los prejuicios inculcados en su medio nativo, aproximándose con serenidad erudita a nuestra literatura ascética y mística. Quedó deslumbrado por las cumbres que habían escalado las almas alpinistas de Santa Teresa de Jesús, de San Juan de la Cruz, de San Juan de Ávila, de San Alonso de Orozco y empleó su vida a estudiarlos, a traducirlos y difundirlos.
Dios le haya premiado con su gloria el servicio que Edgar Allison Peers prestó a Dios y a España. Nosotros solo podemos pagarle con nuestra gratitud y con este humilde homenaje que quiere llamar la atención de los lectores hispanohablantes por un inglés que supo de España más que algunos españoles.

martes, 8 de abril de 2014

EL RÉGIMEN SIN FE



"...El liberalismo es, por una parte, el régimen sin fe: el régimen que entrega todo, hasta las cosas esenciales del destino patrio, a la libre discusión. Para el liberalismo nada es absolutamente verdad ni mentira. La verdad es, en cada caso, lo que dice el mayor número de votos. Así, al liberalismo no le importa que un pueblo acuerde el suicidio con tal que el propósito de suicidarse se tramite con arreglo a la ley electoral..."

José Antonio Primo de Rivera 

(Mayo de 1934).

lunes, 7 de abril de 2014

LOS PELIGROS DE UN NECIO



"De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio."

Lope de Vega

domingo, 6 de abril de 2014

LA INGLATERRA SECRETA

 
Peregrinación de la Gracia (1536)


CATÓLICOS CLANDESTINOS EN UN ESTADO ANTIPAPAL


Por Manuel Fernández Espinosa

Aunque pudiéramos citar muchos otros factores y antecedentes, podemos decir que el pecado de Enrique VIII de Inglaterra fue el desencadenante del cisma de Inglaterra. Enrique VIII no logró obtener de la Iglesia Católica de Roma la anulación de su matrimonio. El rey se dirigió a Cranmer, arzobispo de Canterbury y de este modo logró divorciarse de Catalina de Aragón. Después de la excomunión hizo aprobar por el Parlamento (1533) una serie de leyes que rompían los vínculos con Roma y sometían internamente el clero inglés a la corona, por los medios más expeditivos: se cerraron monasterios y se confiscaron los bienes eclesiásticos. Enrique VIII se autoproclamó "Cabeza de la Iglesia Inglesa" con el Acta de Supremacía (del año 1534).

Beatos Tomás Green y Gualterio Piersonati, pintura de Fray Juan Sánchez Cotán, pintor cartujano

El cisma anglicano no halló en Inglaterra apenas resistencia en el estamento eclesiástico (con la excepción de algunos religiosos franciscanos y cartujos, además del Obispo Fisher). La víctima más famosa fue el Gran Canciller del Rey, Tomás Moro. Pero en la Inglaterra septentrional estalla la revuelta de los católicos (1536-1537) contra el rey Enrique VIII, la que se llamará "Peregrinación de la Gracia" (en inglés "Pilgrimage of Grace"). Aquel año de 1535 el abogado Robert Ask acaudilló en Yorkshire esta revuelta católica contra la supresión, por parte del Parlamento, de numerosos conventos, la abolición de algunas fiestas religiosas y los ataques a la doctrina católica de la Eucaristía. Enrique VIII promete clemencia a Ask, empero faltó a su palabra y terminó recluyéndolo en la Torre de Londres y, a la postre, ahorcándolo.

Bandera de los Peregrinos de la Gracia

Es interesante decir que una de las banderas empleadas por los rebeldes católicos llevaba la Corona de Espinas, las Cinco Llagas de Cristo, un Cáliz (o un Corazón Sangrante) y una Hostia y el lema IHS. En resumen, el cisma de Inglaterra (revolución) tuvo una resistencia católica (contra-revolución), pero la violencia política impuso la oficialidad del cisma y el anglicanismo fue mezclándose con doctrinas heréticas (como la herejía puritana, pongamos por caso).

A partir de 1553, bajo el reinado de María I de Inglaterra, hija católica de Enrique y de Catalina de Aragón, la reforma fue abolida. María I de Inglaterra hizo por obtener la reunificación con Roma. Pero su muerte, en diciembre de 1558, sin hijos ni haberse tomado la precaución de poner un sucesor católico, no permitió la consolidación del catolicismo. Su hermanastra Isabel heredó el trono.


Emblema de los católicos ingleses, con las Cinco Llagas de Cristo y el Corazón Sangrante


Con Isabel en el trono se impuso la iglesia nacional y los católicos ingleses pasaron a las catacumbas. Pero lo que contribuyó más que nada al éxito del anglicanismo fue que, mientras María dispuso de cinco años para imponer su programa, Isabel disfrutó de más de cuarenta años para imponer el suyo.


En el extranjero se adivinaba que Inglaterra contenía una gran porción de católicos clandestinos. Por ejemplo, Miguel de Cervantes, en una de sus "Novelas ejemplares", nos presenta a una familia inglesa que vive su catolicismo en lo doméstico y públicamente acepta la oficialidad anglicana.

"Quiso la buena suerte que todos los de la casa de Clotaldo eran católicos secretos, aunque en lo público mostraban seguir la opinión de su reina."
("La española inglesa")

Sin embargo, a lo largo de siglos, el catolicismo -que los herejes llamaban "papismo"- será perseguido en Inglaterra: silenciados, encarcelados y martirizados.


Catalina de Aragón

LOS INGLESES CATÓLICOS EN EL EXILIO
Aunque de un modo indirecto, España estaba implicada, desde el inicio, en los acontecimientos del Cisma de Inglaterra. Enrique VIII repudió a su esposa española Catalina de Aragón, tía del Emperador Carlos I de España y V de Alemania. Maria I de Inglaterra, la reina católica que no pudo restaurar el catolicismo en Inglaterra, fue esposa de Felipe II de España. Estratégicamente, si Inglaterra era católica, podría ser un fuerte aliado de España contra el protestantismo continental: lamentablemente, no fue así.

Maria I de Inglaterra y Felipe de España

A la muerte de María sucedió en el trono Isabel. Después de los intentos de restauración católica realizados por María Tudor, Isabel provocó fuertes tensiones religiosas en el reino. En el año 1569 Isabel hace frente a la "Rebelión Septentrional", instigada por el Duque de Norfolk. El Papa Pío V apoyó la rebelión católica excomulgando a la reina y declarándola depuesta con la bula papal "Regnans in Excelsis". Después de la bula, Isabel comenzó a perseguir a sus enemigos religiosos, provocando de este modo y por reacción varias conspiraciones católicas. Los hombres que querían abrazar el sacerdocio se veían impelidos a salir al extranjero para formarse: Roma, los Países Bajos (todavía dominio de la Casa de Austria) y España fueron los asilos religiosos de nuestros hermanos ingleses.
Felipe II de España fue un protector de los católicos ingleses exiliados. Por ejemplo, el Colegio de San Albano (también llamado Colegio Inglés) fue fundado por jesuitas ingleses en 1590 con el propósito de formar sacerdotes ingleses y evangelizar en su patria, y estuvo bajo la protección real de Felipe II. San Albano fue el primer mártir cristiano de Inglaterra.
Retrato de Robert Persons
El jesuita inglés, escritor y diplomático, Robert Persons (Roberto Personio, se le llamaba en la España de la época) era amigo de San Edmundo Campion. Compañero del mártir Campion, Robert Persons pudo escapar de Inglaterra y desarrolló una brillante actividad en la obtención de ayudas para la misión jesuita en Inglaterra, secreta y perseguida. Robert Persons fue enviado a España en las postrimerías de 1588 y tuvo éxito, más tarde pudo emplear el favor real para fundar los seminarios de Valladolid, Sevilla y Madrid (1589, 1590, 1598). También San Enrique Walpole (martirizado el 7 de abril de 1595) estuvo en el Colegio de San Albano (Valladolid), como tantos otros mártires y confesores de la Fe. Durante esta época el Colegio de los Ingleses fue un seminario donde se formaban sacerdotes ingleses que regresaban a Inglaterra con muchas probabilidades de ser martirizados.
Nuestra Señora de la Vulnerata


En el gran retablo de la Capilla del Colegio de los Ingleses de Valladolid está la talla de Nuestra Señora de la Vulnerata (que significa herida e insultada).
Isabel I de Inglaterra se mostró una gran enemiga de España, impulsando la piratería y algunas incursiones bélicas que perjudicaron los intereses españoles en América, en las Islas Canarias y en la misma península, como fue el ataque contra la ciudad portuaria de Cádiz.
El 29 de junio de 1596 Cádiz pudo contemplar una poderosa flota de 157 naves armadas holandesas e inglesas, al mando del Conde de Essex, general inglés favorito de la reina Isabel I de Inglaterra. Los ingleses y holandeses desembarcaron en Cádiz y la sometieron a un tremendo saqueo. Algunos desalmados de la soldadesca inglesa saquearon una iglesia y, tomando una talla de la Virgen María con el Niño Jesús, la arrastraron a la plaza del mercado donde profanaron la sagrada imagen. Le cortaron los brazos y todo cuanto quedó del Niño Jesús fue parte de sus pequeños pies sobre el regazo de la Madre. La estatua mutilada recibió las mayores honras por parte de la Condesa de Santa Gadea, esposa del Adelantado de Castilla, que la puso en el lugar de honor de la capilla que tenía la Condesa en Madrid. Sin embargo, los profesores y estudiantes del Colegio de Ingleses de Valladolid se la pidieron a la Condesa con el propósito de reparar espiritualmente el comportamiento de sus compatriotas que la habían profanado. En el año 1600 la Santísima Virgen de la Vulnerata fue entronizada en el altar del Colegio Inglés de Valladolid.
Era el tiempo en que Felipe II podía decir:
"Prefiero perder todos mis estados y cien vidas antes que reinar sobre herejes".
Continuará

 

miércoles, 2 de abril de 2014

LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMERICANOS (III)



Por Antonio Moreno Ruiz 


FULGOR

¿De dónde viene el fulgor,
Que guía a los caballos,
Bajo el sol enfurecidos,
En los imponentes Llanos?

La ardiente sangre africana,
Empuñada por un mariscal,
Asturiano, que en América,
Su vida va a realizar.

Es José Tomás Boves,
El de caracteres exagerados,
Claros cabellos y firme espada,
Bebe del fulgor de los Llanos.

¡Taita! ¡Taita! ¡Taita!
Palabra india de fuerza,
Por un caudillaje bravío,
Gritado por la tierra.

Fulgor venezolano,
Con las carnes abiertas,
Entre lanzas coloradas,
Y tambores de guerra.

Iberia y las Indias,
Se están separando,
Entre puñales de odio,
Los corazones temblando.

¡Qué días tan terribles!
¡Desgarros y divisiones!
¡Ruptura por todas partes!
¡Historia de horrores!

Las grietas comenzaron,
Antes de Napoleón,
Helado se siente,
El hispano corazón.

Tropical fulgor,
Guía a los llaneros,
Montoneros del rey,
Feroces y altaneros.

En pleno desbarajuste,
Continúan la jornada,
Comenzando los Andes,
Desde la sabana.

Del norte se vienen,
Aires caribeños,
Estrepitosos galopes,
Boves y los morenos.

Fulgor de batalla,
De sangre nerviosa,
Ondas de peligro,
Música sorda.

Mugidos de montes,
Entre cañones rugiendo,
Fulgores terribles,
El sol se está poniendo.

¿A dónde llevará,
Este herido fulgor?
La suerte está echada,
La bandera es de dolor.








LA EPOPEYA VILIPENDIADA: LOS REALISTAS HISPANOAMER...



CONTRA LAS CORTES DE CÁDIZ



Por Antonio Moreno Ruiz


Al igual que en los países hispanoamericanos se puso una mitología nacionalista que ensalzaba la separación de España, a la que se consideraba y se considera la responsable de todos los males, en España, la tiranía liberal española, impuesta por el golpe militar y la intervención extranjera, culpó al “Antiguo Régimen” de todos los males, justificando así toda su onda expansiva. Al cabo de dos siglos, sigue sin reconocer sus culpas y deméritos y echando tierra sobre la propia España, ahogándola en la Leyenda Negra. Así las cosas, son varias las generaciones que han crecido creyendo que, antes de 1812, no existía España.

Estando de insufribles bicentenarios para regocijo de Esperanza Aguirre y demás oligarquía ruinosa, y teniendo asesores históricos tan solventes como Arturo Pérez-Reverte (¡!), tenemos que subrayar que no se puede hablar de la Constitución de Cádiz a un modo de alegoría ideológica, obviando temas tan importantes como:

-La abolición del juicio de residencia, creando la impunidad de una nueva clase política.

-La abolición de la representación gremial, dejando a los trabajadores sin escuela propia y a la merced de los nuevos caciques sin escrúpulos.

-El voto solo y exclusivamente para los más ricos propietarios, pasando la política a ser el cortijo de la nobleza, la alta burguesía y los golpistas militares que le rodeaban.

-El irrespeto de la "autonomía" americana, siendo mucho peor el nuevo centralismo que el despotismo ilustrado.

-La imposición por el golpismo militar, nunca por el apoyo popular. El apoyo popular fue para los Cien Mil Hijos de San Luis que fueron acogidos como libertadores desde Irún a San Fernando.

En definitiva: Las Cortes fueron un "bluf" apoyado por lo peor de cada casa. Su puesta en práctica se debe a Riego, uno de los mayores traidores de nuestra Historia y que, como bien apunta el historiador argentino Julio C. González (y como ha refrendado nuestro amigo Luis Gómez), estaba comprado por Inglaterra a través de Gibraltar. Él impidió el refresco de más veinte mil realistas peninsulares que, junto a los realistas americanos, hubieran aplastado la revuelta secesionista que, de hecho, hacia 1820, estaba tambaleándose. Pero vino el golpe del trienio liberal (1820-1823), y los oficiales liberales comenzaron a coparlo todo. Morillo llegó a Venezuela y se abrazó y hasta se besó con Bolívar; San Martín, en su encuentro con La Serna (Al que combatía Olañeta y el que destrozó toda la obra de Abascal) dijo aquello de "nosotros, los liberales, somos hermanos en todas partes del mundo", asentando la traición de Ayacucho, donde también estuvieron Espartero y Maroto, que a posteriori se abrazarían en Vergara.

Sin idealizar el Antiguo Régimen y en especial los últimos tiempos de Carlos IV, que fueron desastrosos, las Cortes de Cádiz fueron el jaque mate de las Españas. Por supuesto, Fernando VII y sus continuas felonías habían facilitado mucho las cosas.

Y reitero: Particularmente, no quiero ser conspiranoico, pero pienso que esta oleada de separatismo antiespañol obedece al mismo plan. Es la "solución final" para acabar con España. Todavía las geopolíticas francesas y británicas están orientadas a ello. En verdad tanto odio no se comprende, ya que estamos en su órbita y cada vez caemos más bajo, y digo que no se comprende porque como entrevió el ínclito Gaspar de Jovellanos, España ya se humilla solita, y antes perecerá por los hijos traidores que le devoran las entrañas que por los tiranos extranjeros.

martes, 1 de abril de 2014

CANTO A ROMA



De la mano tostada de Yugurta
se escapa una corona de marfiles.
Suena en el turbio bosque enmarañado
al ritmo exacto de los campamentos
y huyen los reyes bárbaros del Ponto,
los príncipes viciosos de Fenicia,
los galos y germanos de la selva,
ante la espada de los centuriones.

La tienda de Escipión huele a perfumes
y él, bañado en el Duero, unge de aceites
su torso, noblemente musculado
mientras en la meseta, arde Numancia.
¡No solloces, ciudad de Celtiberia!
Presidida por ásperos luceros,
abrasadora de cautivas tristes,
que bebes el licor en las vasijas,
cuyo “toten” solar es el caballo.

Por tu profunda noche neolítica,
llegan ya los calzados militares,
el verso de Virgilio a las abejas,
el mármol, la columna y el derecho,
la elipse dura del anfiteatro
y la dulzura clara de las Termas.
Salustio y Tito para tus campañas,
ecos de Cicerón en tus viñedos.
La Norma, la Medida, en los oscuros
Imperios de avestruces y elefantes
y por el claro mar deshabitado,
Diosas desnudas entre los delfines.

Tu ley, ¡oh Roma madre! el duro bronce
de tus tablas servidas por lictores
en la Britania que desdeña César
el la Hispania que sigue de Sertorio
la toga blanca y la celeste cierva
que interpreta los sueños misteriosos.
Hoy ¡Roma eterna! vibren de d'Annunzio
las estrofas en bocas abisinias.
Tu dulce lengua del Renacimiento
hablada por los papas entre mármoles
resuene en el Tigré, como un milagro.

Milenaria ciudad; leche de loba
tienen los labios que pronuncian firmes
la plenitud católica del Dogma.
Madre de Europa, Iberia que a tu trono
dio un Adriano viajero, y un Trajano
domeñador resuelto del Danubio
hoy saluda tu Imperio renacido
unida a tu destino y a tu César
contra los mercaderes de Cartago
y el Sanhedrín cobarde de Ginebra.


Agustín de Foxá