RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

miércoles, 2 de abril de 2014

CONTRA LAS CORTES DE CÁDIZ



Por Antonio Moreno Ruiz


Al igual que en los países hispanoamericanos se puso una mitología nacionalista que ensalzaba la separación de España, a la que se consideraba y se considera la responsable de todos los males, en España, la tiranía liberal española, impuesta por el golpe militar y la intervención extranjera, culpó al “Antiguo Régimen” de todos los males, justificando así toda su onda expansiva. Al cabo de dos siglos, sigue sin reconocer sus culpas y deméritos y echando tierra sobre la propia España, ahogándola en la Leyenda Negra. Así las cosas, son varias las generaciones que han crecido creyendo que, antes de 1812, no existía España.

Estando de insufribles bicentenarios para regocijo de Esperanza Aguirre y demás oligarquía ruinosa, y teniendo asesores históricos tan solventes como Arturo Pérez-Reverte (¡!), tenemos que subrayar que no se puede hablar de la Constitución de Cádiz a un modo de alegoría ideológica, obviando temas tan importantes como:

-La abolición del juicio de residencia, creando la impunidad de una nueva clase política.

-La abolición de la representación gremial, dejando a los trabajadores sin escuela propia y a la merced de los nuevos caciques sin escrúpulos.

-El voto solo y exclusivamente para los más ricos propietarios, pasando la política a ser el cortijo de la nobleza, la alta burguesía y los golpistas militares que le rodeaban.

-El irrespeto de la "autonomía" americana, siendo mucho peor el nuevo centralismo que el despotismo ilustrado.

-La imposición por el golpismo militar, nunca por el apoyo popular. El apoyo popular fue para los Cien Mil Hijos de San Luis que fueron acogidos como libertadores desde Irún a San Fernando.

En definitiva: Las Cortes fueron un "bluf" apoyado por lo peor de cada casa. Su puesta en práctica se debe a Riego, uno de los mayores traidores de nuestra Historia y que, como bien apunta el historiador argentino Julio C. González (y como ha refrendado nuestro amigo Luis Gómez), estaba comprado por Inglaterra a través de Gibraltar. Él impidió el refresco de más veinte mil realistas peninsulares que, junto a los realistas americanos, hubieran aplastado la revuelta secesionista que, de hecho, hacia 1820, estaba tambaleándose. Pero vino el golpe del trienio liberal (1820-1823), y los oficiales liberales comenzaron a coparlo todo. Morillo llegó a Venezuela y se abrazó y hasta se besó con Bolívar; San Martín, en su encuentro con La Serna (Al que combatía Olañeta y el que destrozó toda la obra de Abascal) dijo aquello de "nosotros, los liberales, somos hermanos en todas partes del mundo", asentando la traición de Ayacucho, donde también estuvieron Espartero y Maroto, que a posteriori se abrazarían en Vergara.

Sin idealizar el Antiguo Régimen y en especial los últimos tiempos de Carlos IV, que fueron desastrosos, las Cortes de Cádiz fueron el jaque mate de las Españas. Por supuesto, Fernando VII y sus continuas felonías habían facilitado mucho las cosas.

Y reitero: Particularmente, no quiero ser conspiranoico, pero pienso que esta oleada de separatismo antiespañol obedece al mismo plan. Es la "solución final" para acabar con España. Todavía las geopolíticas francesas y británicas están orientadas a ello. En verdad tanto odio no se comprende, ya que estamos en su órbita y cada vez caemos más bajo, y digo que no se comprende porque como entrevió el ínclito Gaspar de Jovellanos, España ya se humilla solita, y antes perecerá por los hijos traidores que le devoran las entrañas que por los tiranos extranjeros.

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