"Esta
España de ahora, que vive como sí estuviera de más en el mundo, no es
sino la sombra de aquella otra que fue el brazo de Dios en la tierra.
¿Cómo resurgirá la verdadera? Por nuestras ansias, y aún por el mismo
espíritu de aventura que nos extranjerizó hace dos siglos. Porque todas
las otras pruebas ya están hechas, y andados todos los caminos. No nos
queda más que uno sólo por probar: el nuestro. Tomemos las esencias de
los siglos XVI y XVII: su mística, su religión, su moral, su derecho, su
política, su arte, su función civilizadora. Nos mostrarán una obra a
medio hacer, una misión inacabada. En cambio volver los ojos a los
senderos que en estos dos siglos hemos recorrido nos encontraremos
siempre con que no llevan a ninguna parte. Nietzsche dijo de España que
había querido ser demasiado. La verdad es que España no quiso sino lo
que todas las grandes ideas, como el liberalismo o el socialismo, han
deseado y prometido: la redención del género humano. España no quiso,
sino que hizo mucho. Compárense, principios por principios, los que
cumplen sus promesas con los que las dejan incumplidas. Y el liberalismo
no cumple las suyas"
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