Eugenio d'Ors Fotografía extraída de la página enlazada: Eugenio d'Ors de la Universidad de Navarra. |
Nota introductoria y traducción del catalán al español:
Manuel Fernández Espinosa.
Alemania tuvo uno de sus más grandiosos educadores en Johann Wolfgang von Goethe. Si en España se educara debidamente tendríamos, como fruto maduro de una recta formación, conocimiento, reconocimiento y gratitud por siempre a uno de los catalanes más grandes del siglo XX: Eugenio d'Ors. Al que, en justicia, hemos de reconocer como uno de los filósofos más importantes e internacionales que ha dado la España del siglo XX y que, a lo largo de su vida, primero al servicio de Cataluña y, después, al servicio de España ejerció como uno de nuestros más grandes Educadores nacionales, promoviendo la Cultura en todos los rincones de España. El hecho de que no sea tan conocido como debiera serlo demuestra a las claras que en España la enseñanza es un total desaguisado y, habida cuenta de ello, sólo se asombrará de lo que ocurre quien ignore que el sistema de enseñanza ha sido devastado por las sucesivas "reformas". Hasta tal punto que es necesario, cada día más, una Escuela Paralela, la que -por ejemplo- pretende ofrecer nuestra Revista Cultural Hispánica RAIGAMBRE.
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IMPERIALISMO Y LIBERALISMO... Y así, a cada nuevo problema, se encuentran cara a cara dos ideales -¡dos mundos!
El Liberalismo dice: "Todo individuo es dueño de su destino, todo pueblo es dueño de su destino; del bien o del mal de un individuo, ningún otro tiene alguna responsabilidad; del bien o del mal de un pueblo, ninguno de los demás tiene responsabilidad alguna. No intervengas, por lo tanto, hombre; no intervengas, por lo tanto, pueblo. Obsérvese cuidadosamente siempre la actitud de la abstención. "Cuida de ti. Lo primero es la libertad. Los daños de la libertad con la libertad se curan".
El Imperialismo dice: "Quiérase o no se quiera, una solidaridad liga a cada hombre con todos los demás, y con los muertos en la historia, y con las generaciones venideras; y de la misma manera, los pueblos están unidos en solidaridad. Por eso, del destino de cada individuo, de cada pueblo, son responsables los demás y tanto más responsables cuanto más fuertes y más conscientes son. ¡Intervengan, por lo tanto, hombres, pueblos! La abstención es un crimen. Cuida de aquello que no eres tú. Lo primero es el Aumento y la Elevación de la Vida. Los daños de la libertad se curan con la imposición de la Justicia Social y de la Cultura".
Es así, como decíamos ayer, que el Liberalismo representa el individualismo atomista, el "Estado-mal-menor", el "Estado-Gendarme", el ideal localista, la canonización de los horrores de la libre competencia, la "Nulla est redemptio" para el proletariado. El Imperialismo representa, al contrario, la socialización, el Estatismo, el Estado Educacional, la Ciudad, el ideal de expansión de los pueblos, la Justicia Social, la lucha por la Ética y por la Cultura.
El Liberalismo ha sido, durante la primera mitad del siglo XIX, el ideal predominante en la conciencia colectiva de los pueblos de Occidente. El Imperialismo, pugnando todavía con los residuos de aquel, es característico de la mentalidad de hogaño. El Novecientos llegado unifica, podríamos decir que dentro de una única oleada vital, las múltiples palpitaciones de los tiempos, que crean, en diversas direcciones, el mundo contemporáneo.
Entre Imperialismo y Liberalismo hay que decidirse hoy idealmente. En la práctica, todavía caben dos actitudes intermedias: el Doctrinarismo; que intenta un acomodamiento, más o menos retórico... Y el Oportunismo; que los alterna, según las circunstancias... Empero, reiterémoslo, ninguno de ambos son actitudes ideales. Son menos y ni siquiera son "humanas" (en el sentido ético que Sören Kierkegaard, por ejemplo, da al vocablo "humano"), pues son las actitudes del escéptico y del diletante. Humanamente, idealmente, es preciso que todo hombre, que todo pueblo se aliste o en las filas de los defensores del mundo decrépito, o entre los propulsores del mundo nuevo que avanza: o dentro del espíritu liberal o dentro del espíritu imperial. Que, en medio de las polémicas desatadas, y por encima de las polémicas, cada catalán tome su partido. Que tome el suyo toda Cataluña.
Eugenio d'Ors. "Glosari", 10-VII-1909.
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