"Para
que la justicia sea mantenida en el ejercicio del poder, interesa
sobremanera que quienes gobiernan los Estados entiendan que el poder
político no ha sido dado para el provecho de un particular y que el
gobierno de la república no puede ser ejercido para utilidad de aquellos
a quienes ha sido encomendado, sino para bien de los súbditos que les
han sido confiados. Tomen los príncipes ejemplo de Dios óptimo máximo,
de quien les ha venido la autoridad. Propónganse la imagen de Dios en la
administración de la república, gobiernen al pueblo con equidad y
fidelidad y mezclen la caridad paterna con la severidad necesaria. Por
esta causa las Sagradas Letras avisan a los príncipes que ellos también
tienen que dar cuenta algún día al Rey de los reyes y Señor de los
señores"
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