PALESTINA Y LOS ESTEREOTIPOS IDEOLÓGICOS
Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor
Cuando hace poco le decía a un amigo que iba a asistir a una marcha propalestina en Lima, éste hizo un acto reflejo: Se rascó la cabeza y dijo que en España quien apoyaba eso era la izquierda. Esto es: No entró a pensar en si la causa palestina es justa o no, simplemente “la apoya la izquierda”. También puedo imaginarme que si, por ejemplo, alguien de izquierda olfatea que la lucha contra el aborto es llevada por gente de derecha, se rascará la cabeza y no se planteará si es justo o deja de serlo. Lo mismo podrá decirse de la causa irlandesa: Como es apoyada por los separatistas antiespañoles, algo raro habrá… Ese “algo habrá hecho” de las vecindades estrechas… Sin embargo, no se paran a reflexionar cuando la oligarquía separatista “catalana” apoya abiertamente el imperialismo británico en Gibraltar. Asimismo, es público y notorio el apoyo a los sionistas por parte de los muy burgueses y oligarcas separatistas, y la misma connivencia del estado de Israel con ellos, el cual siempre los recibe a cuerpo de rey.
Con esta “lógica”, si uno habla de la dignidad de los trabajadores, automáticamente será relacionado con la izquierda. Si habla de “libertad económica”, entonces será un liberal de tomo y lomo. Si habla de “moderación”, un centrista redomado. Y así sucesivamente…
Y bueno, tal y como nos enseñó hace siglos por escrito el infante Don Juan Manuel a través de sus inolvidables cuentos, haga lo que uno haga va a ser criticado. Y donde se diga criticado, también se puede decir estereotipado. Por Europa parece que no han pasado dos guerras mundiales y que no ha caído el muro de Berlín, porque seguimos anclados en unos clichés ideológicos que, si bien en el siglo XX ya no servían, ¿qué podremos decir del XXI? Pues nada: Seguimos encadenados en estereotipos que, asimismo, fabricó artificialmente una Revolución Francesa que fácilmente puede coronarse como el primer genocidio moderno.
Además, en España, aunque lo nuestro es mucho más la desmemoria histérica que la memoria histórica propiamente dicha, hasta los años 90 casi, la derecha era propalestina mientras que la izquierda era prosionista. El primer gobernante español en establecer relaciones diplomáticas con los sionistas fue el socialista Felipe González, quien, asimismo, tenía a notorios sionistas en su partido; por ejemplo Enrique Múgica Herzog, quien dijo en una ocasión que él sólo se debía a las doce tribus de Israel. Reiteró su enérgico pensamiento cuando dijo que no tenía más banderas que la ikurriña y la de Israel. No olvidemos que fue con Felipe González cuando España entró en la Unión Europea y en la OTAN. Sin embargo, apenas pasó una década de aquello y todo se cambió: Ser de derecha implicaba ser favorable a Israel, mientras que los rojos se ponían la
kefia. Y hasta hoy… Sin embargo, una consigna diplomática importantísima del régimen de Franco fue la “tradicional amistad con los países árabes”. No se tuvieron relaciones con los sionistas y la OLP de Yasser Arafat tuvo su propia delegación en España, cosa que no gustaba a ciertos países occidentales. En la época de Franco se suscribió un acuerdo para que algunos jóvenes árabes pudieran estudiar en España, siendo que no pocos se quedaron por estos pagos y fundaron sus propias familias con mujeres españolas.
(Primera foto, Franco con Saddam Hussein; segunda, con Nasser)
Con todo, prosigamos: En la actualidad, si bien el Front National francés, calificado de “extrema derecha” por los medios occidentales, era proclive a defender la causa palestina, a día de hoy parece dividido en ese asunto. En cambio el presidente socialista Hollande es uno de los dirigentes más prosionistas del Viejo Continente. En Hungría, el Jobbik (Movimiento para una Hungría Mejor), calificado de “ultra” por todos los medios europeos, es abiertamente propalestino, mientras que en España, tanto el PP como el PSOE son abiertamente prosionistas. Eso es consenso y lo demás son tonterías…
Vona Gábor, líder del Jobbik
Pero bueno, el holandés Wilders, calificado de “extrema derecha” y ahora dizque aliado circunstancial del FN francés, es radicalmente prosionista, a la par que homosexualista (tal y como lo es en Europa desde la derecha liberal a la extrema izquierda). El Vlaams Belang, también ultraderechista, es asimismo prosionista.
Saltando hacia la América Hispana, los hermanos Castro dicen apoyar a Palestina; sin embargo Fidel ha escrito en más de una ocasión contra la República Islámica de Irán porque, según él, habla muy mal de los judíos. Mújica, el que en sus años mozos fuera terrorista y hoy en día es muy conocido por liberalizar la marihuana y por ir de pobre por la vida, fue condecorado hace poco por “Jerusalén”, la organización sionista del Uruguay.
Raúl Castro, encendiendo vela de festividad judía con la kippá, reconocido como judío por la comunidad hebrea de La Habana
Mújica, recibiendo el Premio Jerusalem de la Organización Sionista del Uruguay
Cuando arribé a Hispanoamérica allá por el 2011, muy pronto comprobé que los estereotipos ideológicos en modo alguno pueden ser aplicados aquí, donde no existe apenas “cultura de partido”; donde, si bien todo parece más surrealista y confuso, también acaba siendo más abierto, y quizá más directo. Importa más la persona que el partido, por así decirlo. Y quien bien se dio cuenta de esto fue el general Perón, que si bien encabezó un fenómeno complejo, hay que reconocerle el visionario mérito en plena Guerra Fría. Perón, quien tan bien se portó con nuestra malhadada patria española, fue el primero que se atrevió materialmente a romper con esos estereotipos y, al contrario que el chavismo y adláteres, desde su Argentina del alma luchó a las claras contra la leyenda negra antihispánica, que en verdad no va sólo contra España, sino contra la esencia misma del Nuevo Mundo; y es algo que le sigue conviniendo enormemente al imperialismo anglosajón y a lo peor de la “mentalidad europea”, la verdadera fabricante del indigenismo como enésimo apéndice del progresismo-marxismo cultural, nacido de la idea del “buen salvaje” de Rousseau.
Salvando las distancias, también el coronel Gadafi se dio cuenta de que ni en Libia en particular ni en África en general tampoco cuajaban esos esquemas cerrados; de ahí a que se planteara una geopolítica en términos totalmente distintos, y mucho más realistas para con la idiosincrasia de su norteafricana patria, a la que elevó en un nivel de vida y estabilidad sociopolítica que ningún país de los alrededores consiguió. Pero el error de Gadafi fue el mismo que el de Saddam Hussein y el de otros dirigentes del mundo árabe: Creer que puede llegar a ser respetado e incluso a quedarse en un statu quo negociando con el Occidente liberal. Cuando lo vieron más vulnerable, Obama y Sarkozy capitanearon una cochina invasión terrorista y a distancia, robando los recursos del presidente y del pueblo, ensayando un modelo que intentaron aplicar también en Egipto y Siria.
El filósofo español Gustavo Bueno, fundador de la escuela del materialismo filosófico, ha utilizado la palabra “mito” para analizar tanto a la izquierda como a la derecha. Y en efecto es eso: “Mito”, y no en el tolkieniano sentido de la palabra precisamente. Por ejemplo, Putin, presidente de la Federación Rusa, para los cánones euro-atlantistas, ¿qué sería, “derecha” o “izquierda”? ¿Y el panarabista sirio Al Assad? ¿Y el mentado Gadafi QEPD, qué era? Incluso se nos antoja complicado compararlos ideológicamente con algunos aliados suyos, como el tragicómico chavismo venezolano. Porque cuidado con eso de las alianzas: No olvidemos que por las circunstancias, Castro y Franco tuvieron buenas relaciones diplomáticas, y cuando murió el galaico general, Fidel decretó tres días de luto oficial en Cuba. Asimismo, Franco le escribió una carta al presidente estadounidense Johnson en la cual el decía que abandonara el Vietnam porque esa guerra estaba perdida y que Ho Chi Min era un patriota. ¿Cómo sería esto interpretado en los paupérrimos y sectarios criterios bipartidistas?
Por todo ello, yo pienso que hay que apoyar las causas justas independientemente de quien se quiera agregar o de quien quiera manipular.
Ah, pero claro, habrá quién se pregunte qué importa Palestina, estando tan lejos… Bueno amigo, en ese caso, bienvenido al globalizado mundo moderno; porque quien piense que estos movimientos geopolíticos perpetrados por el pseudo-imperio anglosionista no le van a afectar, es que sencillamente no está en este mundo. Y quien piense que esto sólo es un conflicto entre judíos e islamistas, peca con una ignorancia de extrema gravedad, pues como ha escrito recientemente el valiente escritor español Juan Manuel de Prada, los cristianos árabes, esto es, los descendientes directos de las primitivas comunidades apostólicas, son los primeros que denuncian las masacres sionistas, que les afectan todavía más a ellos si cabe. A estas alturas de la película, fijémonos en la observación del politólogo ruso Alexander Duguin: En Ucrania, a la hegemonía liberal mundial le da igual de lo que seas mientras sigas sus intereses; por eso la prensa occidental calla ante la presencia de neonazis de diversos puntos de Europa que combaten contra Rusia, mientras nos venden el escándalo en Grecia ante el partido Amanecer Dorado.
Y ante los estereotipos ideológicos desfasados, vemos cómo hay quien se dice abortista y sin embargo se escandaliza de la muerte de niños y también quien se dice antiabortista y no se escandaliza porque Israel tiene que ser aliado de la derecha y de los cristianos, sin molestarse en saber que la URSS fue uno de los principales apoyos de un Estado de Israel que fue fundado, entre otros, por los muy izquierdistas Ben Gurion y Golda Meir; y que es Israel quien, con Estados Unidos, entrena y financia a los terroristas islamistas que masacran cristianos por doquier, en contra de los gobernantes que los protegían, quedando solo Al Assad como centinela. Asimismo, a Israel no le ha temblado el pulso a la hora de maltratar a la población cristiana palestina ni en bombardear iglesias cada vez que le ha venido en gana.
En fin, lo dicho: En Palestina no se pueden aplicar unos estereotipos ideológicos que ya no sirven ni siquiera en Europa. La Tierra Santa Palestina es uno de los centros de este mundo, y su dignísima resistencia es una prueba de fuego para todos los que llevamos la cruz hasta en el código genético. Si cae Bashar Al Assad en Siria (¡Dios no lo quiera!), será el fin para nuestros hermanos cristianos de Oriente. Si se extermina a los palestinos, tal y como quieren Netanyahu (o Satanyahu, mejor dicho) y compañía, Israel se convertirá en la punta de lanza de monstruoso sionismo expansivo que irá dividiendo el mundo árabe con ayuda de la tecnología norteamericana y acabará enrocándose en una Patagonia que están comprando a precio de saldo, manteniendo Estados Unidos como su centro logístico. No es sólo culpa de los sionistas, y no todos los judíos son sionistas ni todos los sionistas son judíos: Como decimos, es el adelanto de una política mundialista de pseudo-cultura progre y capitalismo salvaje y deslocalizador. No sabemos si habrá guerras atómicas, pero sí sabemos del desgaste informativo y de conflictos repartidos en torno a los recursos naturales y las más viles estrategias politiqueras. Al igual que hay deslocalización económica, la hay bélica… Y sí, esto nos afecta a todos. La justicia acaba afectando a todo el mundo.
Así las cosas, que no nos obcequen los estereotipos huecos y que el sentido común nos guíe. Al final, es eso lo que en la vida crea y recrea sociedades auténticamente robustas cuya tradición nos llega siempre para mirar mejor hacia adelante.
¡VIVA TIERRA SANTA! ¡ABAJO EL SIONISMO!