RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

miércoles, 1 de julio de 2015

APUNTES HISPÁNICOS PARA DUGUIN (II)

(Viene de APUNTES HISPÁNICOS PARA DUGUIN (I))




El hecho de que el dictador Bolívar sea el icono de este movimiento es en verdad muy ilustrativo: Bolívar al fin y al cabo, como San Martín y Miranda y tantos otros camaradas que actuaron al servicio del interés del imperio británico, murió solo, peleado hasta con los que se suponían que eran los suyos. En cambio, Joaquín Posada Gutiérrez, general secesionista y camarada de Bolívar, consignó que “es preciso que se sepa que la Independencia fue impopular en la generalidad de los habitantes; que los ejércitos españoles se componían en cuatro quintas partes de los hijos del país; que los indios, en general, fueron tenaces defensores del gobierno del Rey, como que presentían que tributarios eran más felices que lo que serían como ciudadanos de la República”. Y así, el líder indio Antonio Navala Huachaca estuvo defendiendo la bandera realista hispánica hasta 1835. Cisneros en Venezuela, Agualongo en Quito, o muchos compañeros de armas de los Pincheira en Chile son unos pocos testimonios de una realidad que se extendió por buenísima parte de las Españas Americanas. No era incompatible la tradición indígena con la Monarquía Hispánica, al contrario: Se implementaron hasta mutuamente, y luego de la Conquista hubo toda una política de pacificación y entendimiento; siendo que en amplias zonas andinas y guaraníes, apenas se hablaba español. Fueron las repúblicas las que obligaron a su aprendizaje masivo; mientras que con la Corona se continuó para muchos la legitimidad de los incas en el Perú, por ejemplo; así como desde el siglo XVI al XIX tenemos una nutrida lista mestizos y criollos ocupando cargos importantes en la administración y en las armas españolas: El Inca Garcilaso, con Juan de Austria sofocando la rebelión morisca de las Alpujarras y a posteriori enterrado con todos los honores en la catedral de Córdoba; Pablo de Olavide, ministro de Carlos III; el duque de San Carlos, ministro de Fernando VII; Joaquín Mosquera Figueroa, agente legal de Fernando VII ¡que llega a firmar en su nombre!... ¡Hasta próceres separatistas como Francisco de Miranda o José de San Martín fueron en su día oficiales del ejército español!

En cambio, el chavismo y adláteres manipulan la Historia para encima, defender a los mayores defensores de la modernidad en su tiempo.

Y que tampoco se nos olvide otro dato: Chávez siempre contó con un nutrido grupo de asesores españoles, los cuales han vivido estos años en Venezuela como marajás, mientras que la violencia y la necesidad se enseñoreaban contra el pueblo venezolano.

A día de hoy, los grupos de presión homosexualistas campean libremente por Venezuela, al igual que por la Argentina de los Kirchner y por el Brasil de Lula y Dilma, y por el Uruguay del reciente Mújica, al más puro estilo progre-occidental. En la Bolivia de Evo Morales el aborto campa a sus anchas. El uruguayo Mújica, un terrorista que nunca se arrepintió de sus crímenes, antes de dejar el poder legalizó la marihuana (al igual que Holanda), encontrando como máximo beneficioso al oligarca Soros, con quien se entrevistó muy amigablemente. Rockefeller también se entrevistó con él, y con Fidel Castro, y aquí paz, y después gloria.

¡Ah! Y Mújica fue públicamente condecorado por los sionistas uruguayos.

Nada antiliberal hay en este desgraciado, surrealista, esperpéntico y enésimo producto de la modernidad.




Imagen: Celebración del orgullo gay en la Venezuela chavista. Extraída de blogs.20minutos.es



Imagen: Fidel Castro y Rockefeller. Extraída de www.davidicke.com



Imagen: Pepe Mújica, condecorado por la Organización Sionista del Uruguay. Extraída de buitre.press





Y eso de las alianzas pues siempre ha sido transversal, porque Franco también tuvo buenas relaciones con un Fidel Castro que declaró tres días de luto oficial en Cuba cuando falleció el galaico general; el mismo que escribió al presidente Johnson advirtiendo que perdería la guerra del Vietnam y que Ho Chi Min era un patriota. Pero ni uno ni otro se comparan, como no se comparan Al Assad y Chávez por más aliados en política internacional que fueran. (9)


Y bueno, dudamos mucho que a Duguin en particular y a los patriotas rusos en general les gustara, o que de hecho, consideraran bueno y antiliberal, que en Siberia surgieran movimientos indigenistas que copiaran teorías modernas occidentales y tuvieran en la eslavofobia su principal bandera. Y es que evocando a Solzhenitsyn, creemos que la eslavofilia (que no el paneslavismo) puede ayudar mucho a la Rusia actual. Y no en vano Dostoyevski dejó dicho que “lo que necesita Rusia es más Rusia, no  más Occidente." ¡Cómo nos recuerda eso a nuestra España, a nuestra Hispanidad toda!

De verdad: No se trata ni de xenofobia ni de chovinismo barato. Tanto en España como en Rusia nos han introducido el complejo de inferioridad especialmente desde la Ilustración del siglo XVIII; y muchas veces, por no buscar en nuestra propia sabiduría, hemos querido ser lo que no somos, obteniendo por ello pésimos resultados. Hay que ser muy prudentes en este sentido y tener amor propio. No es de recibo que en España haya quien se precie de citar a autores cuyo apellido apenas acierta a pronunciar y que, sin embargo, nada sepan de la tradición romana y de su continuidad complementaria en la época visigótica (no sin ribetes bizantinos de por medio); de la tradición medieval condensada por Alfonso X el Sabio; de los grandes juristas de la Universidad de Salamanca que asentaron las Leyes de Indias y el Derecho de Gentes (¡mucho antes que aparecieran Sacco y Vanzetti por Estados Unidos!);  del Siglo de Oro que encumbró nuestra literatura a lo máximo; de lo mejor de nuestra Ilustración encarnada en personalidades como José Cadalso o Gaspar de Jovellanos; o de polígrafos estudiosos como Marcelino Menéndez y Pelayo, Ramón Menéndez Pidal, Claudio Sánchez-Albornoz... En fin, tenemos demasiados nombres sin conocer que muchísimo nos aportarían, mucho más de hecho que doctrinas esotéricas extrañas. Dentro de la complejidad, hay que definirse, concretarse. Por eso desde aquí defendemos una política hispanista integral (10), porque España se reafirmó en América, donde, como bien dice el filósofo argentino Alberto Buela, debería ejercer su capitalidad cultural,  y donde debería haber puesto sus miras económicas y geopolíticas de una manera clara y honrada antes que en una Unión Europea que es la crónica de una muerte anunciada. Curiosamente, en nuestra América contamos con toda una pléyade de intelectuales hispanistas que están combatiendo muy severamente a la Leyenda Negra que, en muchos casos, viene promocionada por la España oficial. Nombres como José Antonio Pancorvo, Pablo Victoria, Antonio Caponnetto, C. Rodrigo Iturralde, Patricio Lons, Francisco Núñez del Arco -y otros que se nos fueron hace no mucho como Luis Corsi Otálora o José Manuel González-, que muy buenamente están tomando el testigo de otros grandes como Rómulo D. Carbia o José Vasconcelos. Y muchos que se precian de conocer autores allende los Pirineos, osarán llamarse patriotas sin saber ni siquiera de estos hispanísimos autores.

Y eso por no hablar de cómo nos hemos dado la espalda con nuestra hermana y vecina patria portuguesa. Nada se conoce de su cultura, aun habitando la misma Península. Enfrentados artificialmente durante siglos, en cambio, Portugal siempre ha sido profético con respecto a la historia de España, como bien aseveraba Melchor Ferrer, el historiador del tradicionalismo español. Sin embargo han sido no pocos los portugueses que han presentado nuestra historia, identidad y esencia en su conjunto, siendo uno de los más señeros Joaquim Pedro de Oliveira Martins, señalado por personalidades tan dispares como Miguel de Unamuno y Marcelino Menéndez y Pelayo como “el historiador más artista de la Península”.

Definitivamente: Tenemos unos cimientos más que sólidos y, aun así, todavía mucho que aprender de nuestro potencial. El día que lo saquemos a flote, otro gallo nos cantará. Y en eso debemos trabajar, frente a un pueblo alienado y arruinado; un pueblo que no sabe que tanto el arco de herradura como la estrella de ocho puntas son símbolos de antigüedad hispánica, que nos han enseñado a atribuir a los foráneos muslimes. Un pueblo que, especialmente desde 1978, está siendo educado para odiar su historia y su esencia, ante unas oligarquías que han aplicado el “divide y vencerás” para obtener réditos políticos y nos están enfrentando entre hermanos; lo mismo que se hizo en el espacio post-soviético durante la última década del siglo XX.

Rusia y España han derrochado muchas fuerzas en empresas exteriores; por lo que se antoja que para exteriorizarse en este mundo, han de regenerarse a partir de ellas mismas, con la fe por delante.



GEOPOLÍTICA


En cuanto a la Geopolítica, Duguin se nutre mucho de las teorías de Haushofer, ante lo cual, estamos en una dicotomía de la tierra frente al mar. Y esto en verdad, si bien puede ser interesante, no nos parece determinante, y mucho menos para el caso español. La geopolítica hispana quedó magistralmente definida por Juan Vázquez de Mella en sus Dogmas Nacionales. Resumiendo: La confederación con Portugal e Hispanoamérica y el dominio del Estrecho de Gibraltar, con su consiguiente costa norteafricana. De hecho, la frontera hispánica no sería el Estrecho, sino el Atlas, algo que a bien tuvieron los reyes de Portugal, Aragón y Castilla, poniendo en el actual Marruecos sus miras desde el siglo XIV, y no por “imperialismo”, sino por consecución de la Reconquista, tal y como selló en las postrimerías del siglo XV la reina Isabel la Católica.

Con todo, Juan Vázquez de Mella, una de las mejores cabezas pensantes del carlismo, decía que “…el Estrecho de Gibraltar es el punto central del planeta, que allí está escrito todo nuestro Derecho Internacional; parece que Dios, previendo la ceguedad de nuestros estadistas y políticos parlamentarios, se lo ha querido poner delante de los ojos para que supiesen bien cuál era nuestra política internacional. Es el punto central del planeta: Une cuatro continentes; une y relaciona el continente africano con el continente europeo; es el centro por donde pasa la gran corriente asiática y donde viene a comunicarse con las naciones mediterráneas toda la gran corriente mediterránea; es más grande y más importante que el Skagerrak y el Kattegat, que el gran Belt y el pequeño Belt, que al fin no dan paso más que a un mar interior, helado la mitad del tiempo; es más importante que el canal de la Mancha, que no impide la navegación por el Atlántico y el Mar del Norte; es muy superior a Suez, que no es más que una filtración del Mediterráneo, que un barco atravesado con su cargamento puede cerrar, y que los Dardanelos, que, si se abrieran a la comunicación, no llevarían más que a un mar interior; y no tiene comparación con el canal de Panamá, que corta un continente. Dios nos ha dado la llave del mar latino. La geología, la geografía, la topografía, las olas mismas del Estrecho chocando en el acantilado de la costa nos están diciendo todos los días: Aquí tenéis la puerta del Mediterráneo, y la llave; aquí está vuestra grandeza...".



Imagen: Juan Vázquez de Mella. Extraída de lacarlistada.wordpress.com




Asimismo, el jurista falangista Jorge Garrido (11), en un debate sobre la Hispanidad organizado por el Hogar Social Ramiro Ledesma, apuntaló muy bien en la situación geográfica de España como clave para entender las muchas posibilidades y organizaciones de cara a nuestro futuro.

Y es que ni nuestra geografía ni nuestro papel histórico cuadran en esa dicotomía de “tierra y mar”.

Nunca fuimos una talasocracia: Talasocracia no es sólo un "imperio marítimo", sino un imperio de factorías, tal y como fue el fenicio. Y de hecho, estaba evolucionando hacia una política más territorial con Cartago, que era en verdad una aristocracia fenicia que dirigía a una masa compuesta por bereberes, iberos y galos. Gran Bretaña fue una talasocracia, o en términos de la escuela filosófica de Gustavo Bueno, un imperialismo depredador; frente al imperialismo generador (según la escuela de Bueno), o federativo, que quería Vázquez de Mella.

Puede ser que Portugal, por fuerza de las circunstancias, mantuviera una estructura talasocrática en determinados puntos de África, Asia y Oceanía; mas cuando pudo, estableció un imperio territorial, y así se vio en el Brasil, en la India, o incluso en la África del siglo XX que les fue arrebatada por una guerra a múltiples bandas en la cual tanto liberales como marxistas obtuvieron grandes beneficios. Empero, la obra de España en América, desde México a los confines rioplatenses, es eminentemente territorial. Fue diferente en el Caribe, como ha sido diferente nos atrevemos a decir hasta en las Baleares y las Canarias, por mor de la insularidad. Pero allá donde se pudo, la vocación territorial se impuso con fuerza. Y es que como expuso magistralmente Walter Schubart en Europa y el alma del Oriente (12), tanto rusos como españoles coincidimos en nuestro pensamiento de conjunto, en nuestra amplitud de miras y vocación universal por mor de la inmensa geografía que se despierta ante nuestros ojos, siendo cultura de frontera, teniendo respeto y amor por el silencio. Sí, tenemos un Estrecho, pero de apenas diez kilómetros; y luego nos topamos con la inmensidad de un Nuevo Continente, desde el Pacífico Norte a los antárticos confines.

Asimismo, dice Duguin que Rusia es el puente entre Oriente y Occidente. Y España también lo es, a través del Mediterráneo. Y no en vano parte de España fue bizantina durante dos siglos, y ese influjo bizantino continuó hasta muy avanzada la invasión musulmana, y está presente todavía en la liturgia hispano-visigótica mantenida por los cristianos mozárabes (13); liturgia que todavía está viva y que mantiene cierto auge en nuestro tiempo, de lo cual nos congratulamos, pues la defensa de la tradición debe ir guiada por iniciativas de este hermoso y entrañable cariz espiritual. (14)


Por otra parte, las Españas y las Rusias han ejercido su papel de custodia de Europa, de muro de contención, de hinterland. Sin estos diques a oriente y occidente, jamás se hubiera consolidado la Cristiandad, y luego lo que convenimos en llamar Europa.

Nos congratula que el profesor Duguin exponga como modelos al Imperio Bizantino y al Sacro Imperio Romano-Germánico, y que a pesar de la mala prensa que -por mor de la propaganda leninista- gasta el término, defienda la idea de imperio frente a nacionalismos estúpidos y egoístas que muchas veces son alentados desde fuera. No en vano el imperialismo anglosajón, ya fuera por Gran Bretaña ya fuera por los Estados Unidos, aprovechó la Primera Guerra Mundial para esparcir la confusa idea de la “autodeterminación de los pueblos” y se apresuró a recoger los despojos del Imperio Austrohúngaro, siendo que, asimismo, extendían su colonialismo. Kennedy, que no fue precisamente un presidente “reaccionario”, no vaciló en mandar a la Guardia Nacional a Alabama cuando este estado amenazó con separarse. Con todo, creemos que la Monarquía Hispánica presenta un gran modelo supranacional basado en una rica tradición de valores eternos, pero que sin duda, debe ponerse de relieve en un lenguaje actual ante los desafíos de hogaño. Es por ello que como hispanistas estamos dando la batalla aun muchas veces en soledad e incomprensión, todavía sin un tejido social coherente y militante que empuje; pero con un sentimiento cada vez más extendido, que espera ser aflorado y dirigido....




(CONTINUARÁ...)





NOTAS: 


(9) Véase:

RAIGAMBRE: A FAVOR DE SIRIA




"Para entender la República Árabe de Siria". - Revista La ...






(10) Véase: dimensiones geopolíticas del Hispanismo - Revista La ...




(11) Enlace del debate:

    1. HSMRL - Mesa Redonda Hispanidad 11-04-2015

      • Hace 2 meses
      • 2.175 visualizaciones
      Mesa redonda y debate sobre distintos puntos de vista del concepto HISPANIDAD en la actualidad, en el Hogar Social Madrid ...






(12) Comentarios al libro de Walter Schubart:


ANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: "EUROPA Y EL .








(13) Como "mozárabes" se conocían a los cristianos hispanogodos que vivían en territorio sometido por el islam. Los musulmanes les llamaron "mustaarab", esto es, "arabizados". Las pujantes comunidades del sur, la Meseta y el Levante mantuvieron la religión cristiana y el idioma, sólo que la evolución fue un poco diferente por mor de la inclusión de vocablos árabes y bereberes dentro de la gramática latina. Es lo que se conoce como romance mozárabe, con el que se encontró la lengua castellana en la Reconquista, quedando influjo en Valencia y muy probablemente en Andalucía.

Ellos eran los auténticos conocedores de los sabios griegos, a quienes traducían antes y durante la presencia islámica en España. Y es que no en vano hubo presencia bizantina durante dos siglos en territorio hispano.

Asimismo, el arte mozárabe se extendió de sur a norte, especialmente por la repoblación que gentes del centro y el sur de la Península hicieron en el noroeste; manteniendo el arco de herradura como elemento arquitectónico típicamente hispánico; además de la liturgia hispano-visigótica y el auge de los monasterios y las escuelas.




(14) Véase la página de la Hermandad Gothia, asociación que se ocupa por mantener la milenaria liturgia hispano-visigótica o mozárabe, que pervive en España aun con diversas reformas:

Hermandad Hispano Mozárabe “Gothia” | Mozarabia

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