CONCHITA WURST EN MADRID... CONTANTE Y SONANTE.
Manuel Fernández Espinosa
Recortes en sanidad. Recortes en educación. Deplorable realidad en toda España (y, sobre todo, en las grandes urbes) que no es menester exponer al detalle, pero sí que recordar. Cuando gran parte de españoles (y madrileños) viven en la indigencia, cuando no en la incertidumbre ante el horizonte, sin trabajo ni expectativas, toda austeridad es poca. Se ha insistido en la austeridad, nos la han recomendado, lo ha hecho el gobierno y lo han repetido todos sus mamporreros periodistas de los corrinchos televisivos. Sin embargo, una cosa es predicar y otra dar trigo. Aquí el trigo se lo dan a los de siempre y a los demás, nos van dando por saco. Madrid, gobernado por el Partido Popular, se dispone a ser escenario del festival del orgullo gay que tendrá lugar del 2 al 6 de julio, reservando el 5 para su cabalgata.
Este año la diva (¿o el divo? Es que ya me he perdido -y no quiero faltarle el respeto a nadie) será Conchita Wurst, vencedor (o vencedora) del Festival de Eurovisión. Según algunas fuentes periodísticas, se estima que el contrato de Conchita Wurst ascenderá de 10.000 a 20.000 euros por su presencia en la carnavalada matritense (ver aquí). Sabiendo que las administraciones son tan generosas con las minorías, quisiéramos saber la aportación que el ayuntamiento de Madrid, regido por el Partido Popular (que no es el PSOE ni IU), realizará sufragando la intervención estelar de esta bizarra (en sentido etimológico: barbuda) estrella de la canción.
El lema de los organizadores para este año es: “Nos manifestamos por quienes no pueden”. Huelga decir que con él no se refieren a los parados de larga duración, ni a los jubilados, ni a todos los que están esperando las prestaciones sociales por “ley de dependencia”, ni a todos los españoles que tienen que emigrar por no ser contratados en España. Dudo mucho que la izquierda proteste esta vez, como sí lo hace en otras ocasiones, por este nuevo derroche del ayuntamiento madrileño del Partido Popular.
No nos hagamos ilusiones: en España no existe “izquierda” que verdaderamente se preocupe por los trabajadores ni por los desempleados… Y en España no existe “derecha” que le quede “valores”. Ambos se sienten como peces en el agua en el elemento que les es común: el nihilismo de la astracanada y la barraca de feria.
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