"LA INDEPENDENCIA TIENE UN PRECIO, A VECES MUY DURO,
PERO VALE LA PENA" (Pío Moa)
Por Luis Gómez López y Manuel Fernández Espinosa,
Consejo Redactor de RAIGAMBRE
D.
Pío Moa visitó Jaén para presentar su reciente novela “Sonaron gritos y golpes
a la puerta”, en el marco del V Aniversario de la giennense Asociación Cultural y
Juvenil “Iberia Cruor". Pío Moa (Vigo, 1948) ha logrado consolidarse
como uno de los historiadores más solventes, rectificando los errores y las
manipulaciones con las que tergiversan nuestra más reciente historia (la que gira
alrededor de la Guerra Civil, con sus antecedentes, desarrollo y postguerra).
Frente a los que nos hurtan la verdad histórica o la guisan a su conveniencia,
la obra de D. Pío Moa se yergue como un colosal esfuerzo por restituir a las
generaciones de futuros españoles la historia que nos están burlando y
birlando. Esa es la razón por la que determinados medios y su comparsa de
periodistas y demás enteradillos, todos al servicio de los espurios intereses de sus
patronos, cargan contra Pío Moa. Pocos le rebaten los argumentos, pues pocos
son los que conocen las fuentes tan a fondo como el historiador gallego. Historiadores
de prestigio, como Seco Serrano o Cuenca Toribio, también Stanley Payne y Hugh
Thomas (entre los extranjeros) han elogiado la obra de Pío Moa. Solo los
periodistas mercenarios que cobran su soldada por repetir las consignas de sus
dueños se atreven, en su incultura y desfachatez, a llevarle la contraria a Pío
Moa y, como no son capaces, tienen que recurrir al argumento “ad hominem”.
El
autor compagina su formidable obra como historiador con una labor ensayística no
menos encomiable, puesto que –en los tiempos que corren- Pío Moa tiene una voz propia, siendo una de las
pocas excepciones de personajes públicos que piensan por sí mismos, sin doblegar su criterio a las
tendencias marcadas por el discurso predominante; lo propio hace Moa en sus
artículos de opinión. “Los mitos de la guerra civil”, “Años de hierro. España
en la posguerra 1939-1945” y tantos otros títulos pertenecen a su producción
histórica. En su faceta ensayística mencionaremos “La democracia ahogada,
Ensayos sobre la España de hoy” o “Contra la balcanización de España”. Sin embargo,
este hombre sencillo y trabajador, también tiene una vena creativa que tenía
que expresarse a través de otro género literario y otros registros: la novela.
“Sonaron gritos y golpes a la puerta” es el título de la novela de Pío Moa que,
al margen de los circuitos de la crítica literaria oficialista (tan insignificante como bien pagada por el poder establecido) ha
suscitado muy buenas críticas entre lo mejor de nuestros escritores (es el caso
de Aquilino Duque). A propósito de esta novela entrevistamos a D. Pío Moa y
esto nos respondió.
Luis Gómez: Todas las novelas tienen algo de biográfico o de vivencias propias del autor. En “Sonaron gritos y golpes a la puerta” ¿nos encontraremos con algo parecido? ¿hay vivencias personales de la vida de Pío Moa reflejadas en la novela?
Pío Moa: Como el autor es el “padre” de los personajes, inevitablemente deja algo de sí en ellos. Pero mis vivencias biográficas son muy distintas, incluso contrarias a las de los personajes de la novela. Podría identificarme con Paco y Alberto, hasta cierto punto, o con Contreras, como personas de mente especulativa y al mismo tiempo dadas a la acción, a la aventura. Algunos aspectos íntimos también tienen algún reflejo más o menos lejano. De todas formas he querido retratar a personajes verosímiles pero no comunes, alejados del costumbrismo, que a mi juicio es una plaga en la literatura española, y enfrentados a circunstancias extremas como las de aquella época. Ante situaciones tales, cada persona reacciona de distinta forma. Unos se hunden, otros se envilecen o adoptan posturas demasiado convencionalmente heroicas, otros, como en este caso, luchan, a veces con buena suerte y otras con mala, tropiezan, tienen sus neuras...
-Luis Gómez : Escribir sobre la
Historia no es lo mismo que novelar una historia, ¿qué aspecto le resulta más
difícil?
Pío Moa: La historia y la novela son muy diferentes. La historia es al mismo tiempo más fácil, porque no necesitas aplicar la imaginación, y más difícil, porque te obliga a una lógica rigurosa y un concienzudo examen de las fuentes. Por otra parte, hay dos tipos de novela: aquella en la que el autor se traza un esquema detallado y tiene todo el relato previamente en la cabeza; y aquella que va surgiendo un poco por sí sola a partir de unas pocas ideas iniciales. La mía es de estas últimas. La idea nació de un hecho real sucedido a una persona que asistió al asesinato de su padre por milicianos de una forma parecida a como en la novela. Después todo siguió por sí mismo. Así como el peligro de escribir historia es no analizar bien los hechos o dejar suelta la imaginación, en la novela el peligro mayor consiste en dar rienda suelta a la fantasía hasta olvidar la lógica y lo verosímil. “Sonaron gritos...” se atiene al trasfondo histórico pero sobre su entramado actúan libremente los personajes. Para la parte de Rusia, por ejemplo, me he apoyado en memorias y diarios de divisionarios, y los sucesos narrados son básicamente ciertos. Lo mismo el episodio de la emboscada al maquis: ocurrió algo muy similar en Asturias unos años después, pero, por licencia literaria, lo traslado a Galicia y a un par de años antes.
En fin, cuando se hace novela histórica, se corre el peligro de que la historia se coma a la novela o viceversa. Creo que esto no ocurre en la mía, que es muy propiamente una novela dentro de un trasfondo histórico. De hecho, casi todas las reseñas –en blogs, porque los grandes medios boicotean sistemáticamente mis libros—señalan esta prevención: es muy difícil –y abundan los casos— que un historiador haga una buena novela, por lo que los comentaristas eran reacios de entrada a leerla. Pero una vez metidos en el relato han cambiado de opinión Así Aquilino Duque (Viñamarina: Una novela dantesca), Luis del Pino
Libertad Digital) o Carlos López
Díaz (Archipiélago Duda) y otros. Esto
me ha animado, porque yo mismo temía no estar a la altura y sacar un relato
histórico disfrazado de novela. Estoy contento de haber superado la prueba.Pío Moa: La historia y la novela son muy diferentes. La historia es al mismo tiempo más fácil, porque no necesitas aplicar la imaginación, y más difícil, porque te obliga a una lógica rigurosa y un concienzudo examen de las fuentes. Por otra parte, hay dos tipos de novela: aquella en la que el autor se traza un esquema detallado y tiene todo el relato previamente en la cabeza; y aquella que va surgiendo un poco por sí sola a partir de unas pocas ideas iniciales. La mía es de estas últimas. La idea nació de un hecho real sucedido a una persona que asistió al asesinato de su padre por milicianos de una forma parecida a como en la novela. Después todo siguió por sí mismo. Así como el peligro de escribir historia es no analizar bien los hechos o dejar suelta la imaginación, en la novela el peligro mayor consiste en dar rienda suelta a la fantasía hasta olvidar la lógica y lo verosímil. “Sonaron gritos...” se atiene al trasfondo histórico pero sobre su entramado actúan libremente los personajes. Para la parte de Rusia, por ejemplo, me he apoyado en memorias y diarios de divisionarios, y los sucesos narrados son básicamente ciertos. Lo mismo el episodio de la emboscada al maquis: ocurrió algo muy similar en Asturias unos años después, pero, por licencia literaria, lo traslado a Galicia y a un par de años antes.
En fin, cuando se hace novela histórica, se corre el peligro de que la historia se coma a la novela o viceversa. Creo que esto no ocurre en la mía, que es muy propiamente una novela dentro de un trasfondo histórico. De hecho, casi todas las reseñas –en blogs, porque los grandes medios boicotean sistemáticamente mis libros—señalan esta prevención: es muy difícil –y abundan los casos— que un historiador haga una buena novela, por lo que los comentaristas eran reacios de entrada a leerla. Pero una vez metidos en el relato han cambiado de opinión Así Aquilino Duque (Viñamarina: Una novela dantesca), Luis del Pino
-Luis Gómez: En un momento de la novela, un personaje, Tenreiro, escribe una novela y se la da al protagonista para que este opine sobre ella. Después de unos párrafos, los protagonistas, terminan adulando al autor diciéndole que el estilo de la misma se parece al de Dickens, mientras que otros opinan que se acerca más a Dostoievski. ¿Qué estilo le gusta más a don Pío Moa, el de Dostoievski y la escuela rusa o el de Dickens y su crítica social?
Pío Moa: Me gusta más Dostoievski que Dickens. En general, la gran novela rusa del siglo XIX tiene una profundidad y una riqueza incomparables. Los comentarios a la novela de Tenreiro son en plan burlón, y es evidente que Tenreiro, con su peculiar sentido del humor, los acepta como tales, fingiendo enfadarse por seguir la broma. Casi ningún comentarista ha juzgado sobre la tertulia y el grupo aquel, pero para mi gusto es de lo mejor de la novela.
-Manuel Fernández: ¿Qué autores han ejercido más influencia en su vida?
Pío Moa: Homero, desde luego, el Cervantes de El Quijote, Shakespeare... Pero si la novela debe a alguien es a dos autores muy poco conocidos: Jan Valtin, un agente de la Komintern, autor de “La noche quedó atrás”, que es un relato biográfico novelado, y Segiusz Piasecki, polaco, con “El enamorado de la Osa mayor”. De la primera tomo cierta idea de los avatares del compromiso político, y de la segunda el espíritu libre y aventurero, fuera de convenciones, de los principales personajes.
-Manuel Fernández: Excelentes novelas las dos y las dos escritas por dos hombres de acción: “La noche quedó atrás” de Jan Valtin (pseudónimo de Richard Julius Hermann Krebs), es un formidable testimonio de un militante marxista del siglo XX y la novela del polaco Piasecki es también otra obra que no deja impasible. Piasecki la escribió en la cárcel donde estaba por su muchas actividades delictivas, una de ellas era el contrabando. ¿Cuál cree usted que es el motivo por el que el lector de “Sonaron golpes a la puerta” se enganchará a la lectura de la misma?
Pío Moa: Eso no puedo decirlo, porque cada lector tiene sus gustos e intereses. Alguno me ha dicho que prefería a Juan José Millás, de quien nunca fui capaz de leer más de veinte páginas. Por eso digo que va en gustos. Pero casi todo el mundo ha coincidido que la acción les arrastraba.
-Luis Gómez: Usted es más bien conocido en los ambientes literarios por su gran labor divulgadora sobre el periodo de la Guerra Civil española, donde ha contribuido enormemente a desmitificar ciertos errores y a colocar algunos puntos sobre las íes en controversias y “mitos” levantados al calor de la propaganda de uno y otro bando. ¿No teme desengañar a sus seguidores al adentrarse en un estilo tan diferente?
Pío Moa: No creo que nadie se desengañe, al contrario. Es absolutamente urgente disputar el terreno literario y artístico, dominado por la izquierda, porque es este el que crea opinión pública, mucho más que un libro de historia. Esta novela podría ser un avance en esa dirección, aunque no fue concebida con ese fin. Quiero decir que podría haber quedado en una novela fallida, pero vistas las críticas, creo que no lo ha sido. Existe sin embargo cierto prejuicio, del que ya hablé, contra la posibilidad de dominar la novela y la historia una misma persona. Admito que no es fácil, pero tampoco imposible
-Luis Gómez: Su novela no ha tenido la suficiente repercusión en los medios oficiales. ¿Por qué cree usted que se silencia la obra de Pío Moa?
Pío Moa: Hace ya muchos años que los grandes medios de masas boicotean mis libros, así que no me ha extrañado en esta ocasión. ¿Por qué ocurre? Por razones ideológicas “progres” que se han impuesto no solo en la izquierda, sino también en una derecha artística e intelectualmente casi nula. Vivimos un páramo cultural, en el que hay mucho miedo a salirse de lo políticamente correcto.
-Luis Gómez: Si se le diese la oportunidad de tener más proyección mediática, se le hiciese más publicidad y se vendiesen más libros suyos a cambio de no modificar o no decir lo que usted dice, ¿lo haría? ¿Cree que todo hombre tiene un precio?
Pío Moa: Ni se me ocurre hacerlo. La independencia tiene un precio, a veces muy duro, pero vale la pena. Además, estoy seguro de que si me dedicase a escribir lo que no pienso, por razones económicas, no me saldría nada que valiese la pena. No todos los hombres tienen un precio, aunque sí muchos, la mayoría.
-Manuel Fernández: ¿Cree que la integridad, la sinceridad y determinados valores morales, están en franca decadencia en la actualidad?
Pío Moa: Bueno, la sociedad española está moralmente muy degradada, y esto se nota en los índices de lo que he llamado salud o enfermedad social (delincuencia, población penal, fracaso escolar, fracaso matrimonial, consumo de drogas, alcoholismo, suicidio, corrupción política, etc.). Han sido tres decenios de “cultura” de la falsedad sobre el pasado y el presente. Una sociedad retrocede enormemente en tales circunstancias. Los useños suelen llamar “la Gran Generación” a la que hizo la guerra mundial. Yo creo que también la generación española que venció a la revolución, evitó entrar en la guerra mundial y venció al maquis y a un aislamiento internacional delictivo, merece el título de “Gran Generación”. Pero la actual, tan lamentable por muchos conceptos, que confunde el heroísmo con la heroína, como decía Aquilino Duque, se permite denigrarla sistemáticamente, sin ver que con ello se envilece aún más ella misma.
Agradecidos y honrados
por la atención que nos dispensó Don Pío Moa, deseamos que esta novela suya
alcance el éxito que merece. En un panorama cultural tan desolador como el
español pocos son los hombres que merecen ser escuchados y leídos. Abunda en
nuestro ruedo nacional mucho figurón y mamarracho que se hace pasar por intelectual
y culto, sin tener ni maldita idea de lo que habla. Tener una conversación con
Don Pío Moa ha sido para nosotros una ocasión extraordinaria para comprobar la
calidad humana e intelectual de nuestro entrevistado. Y no queremos terminar
esta entrevista sin animar a nuestro lector a comprar y leer, a comprar y regalar
esta novela de Pío Moa: “Sonaron gritos y golpes a la puerta”, pues es de lo
poco que merece ser comprado en estas fiestas, cuando se nos incita al
consumismo desenfrenado. Los cachivaches que puedan comprarse en estas fiestas
son en su inmensa mayoría obsolescentes, pero si se compra esta novela se
puede estar seguro de que este libro permanecerá ahí, para volver a ser leído; como
una de las obras literarias de uno de los pocos autores contemporáneos que
podemos calificar como imprescindible.
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