Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor
Imagen de
Muchos acomplejados e ignorantes que odian su propia sangre y cada dos por tres tienen que exhibir su hispanofobia (y eso también le afecta a la familia lusitana) suelen decir que los países "colonizados" (España no tuvo colonias, pero eso sería mucho explicar...) por España y Portugal son subdesarrollados mientras que los países colonizados por Inglaterra son la repera limonera...
Claro, Zimbabue, Sudáfrica, Guyana y Pakistán son ejemplos del paraíso británico.
Camerún, Argelia, Costa de Marfil, Mali y Haití, del paraíso francés.
Indonesia y Surinam, del paraíso holandés.
Australia, que fue colonia de presos (cosa que hacían los ingleses, no los españoles), sin embargo, sí es mucho más desarrollada.... Y Estados Unidos... Oh, ¡pero es que más de la mitad de los Estados Unidos fue colonizada por España! Hasta los lindes de Oregón e incluso en Alaska, entre otros, gracias a la expedición del criollo peruano Bodega y Quadra. Ah sí, es que España discriminaba a los criollos, los oprimía; por eso el Inca Garcilaso peleó al lado de Juan de Austria y fue enterrado con todos los honores en Córdoba.... Por eso Pablo de Olavide fue ministro de Carlos III y el duque de San Carlos de Fernando VII, por eso Enrile era el jefe de la flota... ¡¡Y por eso Joaquín Mosquera Figueroa firmó en nombre del rey en las Cortes de Cádiz!! Y volviendo a Yanquilandia, todavía en la Guerra de Secesión quedaban descendientes de españoles que, de hecho, combatieron entrambos bandos.
Imagen: Juan Francisco de la Bodega y Quadra, oficial criollo peruano de la Armada Española. Descubridor de Vancouver y explorador de Alaska.
Sigamos repasando:
Felipe II introdujo (¡en el siglo XVI!) en las Leyes de Indias la jornada laboral de ocho horas mucho antes que el sindicalismo moderno lo reivindicara. Asimismo, en el siglo XVIII, el barón de Humboldt dijo que el nivel de vida de la América Española era superior al de Europa.
¿Y nos seguirán echando la culpa? Cuando, entre otras cosas, en mi familia, así como en tantas otras, jamás hubo nadie que se embarcara hacia el Nuevo Mundo... Yo en concreto he sido el segundo, después de un tío mío que estuvo en el Brasil de ida y vuelta. Pero bueno, como siempre, la Historia siempre es mucho más rica, compleja y contundente que los tópicos promovidos por las oligarquías para justificar su fracaso en estos dos siglos (al igual que la oligarquía española que no hace más que echar mierda sobre nuestro pasado), las ideologías baratas y los complejos nacionalistas/indigenistas, quienes al final, reitero, tienen el trauma freudiano de matar al padre por bandera.
Así las cosas, que cada palo aguante su vela y que cada uno asuma las consecuencias de sus actos, pues el victimismo llorón y embustero siempre será puesto en evidencia ante la realidad.
RAIGAMBRE
Revista Cultural Hispánica
domingo, 2 de noviembre de 2014
sábado, 1 de noviembre de 2014
RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA Y LA MUERTE
Ramón Gómez de la Serna en su estudio |
LOS ESBOZOS DE UNA TEORÍA DE LA MUERTE A LA ESPAÑOLA
Manuel Fernández Espinosa
Personaje curioso en nuestra literatura es Ramón Gómez de la Serna. Los que todavía saben quién es, aunque sea de oídas, lo han reducido por lo común a la excentricidad que cultivó a lo largo de su vida y, en lo literario, lo limitan a ese "género" tan suyo que llamó "greguería". De ahí, de esa percepción parcial del autor, que parezca que no hizo otra cosa en su vida que ingeniosas greguerías y estrafalarias puestas en escena. De ello dimana la imagen de un Ramón Gómez de la Serna neutral, apolítico y superficial. Estas particularidades le valieron, por ejemplo, los improperios de nuestro admirado León Felipe.
Tal vez uno de los que hizo justicia a Ramón Gómez de la Serna sea Francisco Umbral con su ensayo "Ramón y las vanguardias" en el que se pone de manifiesto las múltiples facetas de Gómez de la Serna. Umbral no podía dejar pasar la genealogía literaria de Ramón, entre cuyos más nobles ancestros habría que subrayar la dote que recibe Ramón de D. Francisco de Quevedo. Ramón inventó el "ramonismo", que -según Umbral- sería: "un entreverado de surrealismo, vanguardismo, lirismo y humorismo".
Sin embargo, confundir a Ramón Gómez de la Serna con un frívolo "payaso" que no se preocupaba por asuntos serios es una falsa percepción y delata una falta de trato con su obra. En todo gran humorista hay un hombre muy serio. Y ese lado serio de Ramón se plasmó en un libro cuya lectura se hace muy recomendable en estas fechas, cuando celebramos la memoria de los Fieles Difuntos. Junto al "Don Juan Tenorio" de Zorrilla, yo me atrevería a proponer como lectura hispánica para estas fechas este libro que digo: "Los muertos y las muertas y otras fantasmagorías", de Ramón Gómez de la Serna.
Aquí el padre de las greguerías desmiente su condición de "clown" (que le endilgaba, entre otros, León Felipe) y el madrileño escritor, hierofante del Café Pombo, muestra su rostro más serio: pocas tareas más serias verdaderamente que enfrentarse con la muerte, aunque sea la de los otros, para verse a uno mismo en los espejos de los difuntos. Este libro de Ramón es toda una meditación de la muerte, tarea a la que el autor se aplicaba en su vida personal con más frecuencia de la que podríamos suponer. Si no se hubiera dedicado a pensar la muerte, mientras paseaba los cementerios, no hubiera podido escribir un libro tan magnífico en su concepción y tan preñado de sorpresas que, aquí y allí en su prosa, deslumbran al lector con frases que son como fogonazos que nos permiten el acceso a una lucidez momentánea como pocas veces podemos encontrar en la literatura.
Ramón en este libro ofrece una selección de últimas frases de grandes hombres, célebres por los más diversos motivos: escritores, políticos, etcétera, así como una andanada de epitafios que Gómez de la Serna fue encontrándose en sus paseos bajo los cipreses funéreos y que nos los ofrece, con breve o más dilatada glosa. Pero la singularidad de este libro es que, además de girar alrededor de la muerte como universal y clásico tema literario y vivencial/moriencial, Ramón esboza aquí una teoría sobre la muerte en clave hispánica, no la acaba -bien es verdad- pero la perfila; y en ese punto será siempre una obra de referencia para quien quiera comprender lo que ese peculiar arquetipo humano que es el "hombre hispánico" ha sentido ante la muerte.
Bien elocuente es uno de los pasajes de este libro de Ramón:
"No hay modas en España, sino el sentido pleno de la raza, y en medio de todo desparpajo y del ludibrio de todo, como única manera de coordinar la realidad y su insolencia, acepta el humor... El humorismo español está dedicado a pasar el trago de la muerte, y de paso para atravesar mejor el trago de la vida. No es para hacer gracias, ni es un juego de enredos".
En esta clave entenderemos cabalmente la razón por la cual Ramón Gómez de la Serna cultivó el humor: para pasar el trago de la muerte y, de paso, para trasegar el de la vida -como un perfecto español.
lunes, 27 de octubre de 2014
UN REPROCHE A LOS DERROTISTAS QUE SE MIMETIZAN
El escritor francés Michel de Saint-Pierre |
"LOS NUEVOS CURAS"
DE
MICHEL DE SAINT-PIERRE
Por Manuel Fernández Espinosa
Pocas novelas como “Les Nouveaux prêtres” (año 1964) del
escritor francés Michel de Saint-Pierre pusieron en evidencia que la Iglesia
Católica había sido infiltrada por ideas contrarias al cristianismo que
generarían (y, por lo que vemos, siguen generando) la confusión en el seno de
la Iglesia y que, en gran medida, explican la actual pérdida de ascendiente de
la Iglesia sobre la sociedad.
Michel de Saint-Pierre es un autor francés muy recomendable
por su ágil prosa y la destreza en plantear tanto la acción de sus novelas como el perfil
psicológico de sus personajes novelísticos. Su nombre completo era Michel de
Grosourdy de Saint-Pierre y abrió los ojos en Blois el 12 de febrero de 1916,
naciendo en el seno de una linajuda familia monárquica: él mismo sería el
séptimo marqués de Saint-Pierre. Estudió Filosofía y Clásicas en París, pero
con 18 años se pone a trabajar como obrero metalúrgico en Saint-Nazaire, pasó
por la Marina y combatió en la Resistencia durante la ocupación alemana de
Francia durante la II Guerra Mundial, su impecable hoja de servicios mereció la Croix de Guerre 1939-1945,
la Médaille de la résistance avec rosette, la Croix du combattant volontaire y
la Médaille militaire, además de otras distinciones. Tras la II Guerra Mundial desarrolló una actividad periodística y literaria digna de atención, orientadas desde
el catolicismo y el monarquismo intachables. En la
década de los 50 del pasado siglo colaborará con el semanario “La Nation
française” que dirigía a la sazón el filósofo Pierre Boutang (1916-1998), de
tendencia maurrasiana, también apoyaría públicamente al nacionalista Jean Louis Tixier
Vignancour (1907-1989) o al Parti des forces nouvelles (Partido de las Fuerzas
Nuevas) y a la vez jugó un papel importante en el mundo editorial, con las
Éditions de la Table Ronde o la France-Empire. Michel de Saint-Pierre falleció
el 19 de junio de 1987 en Saint-Pierre-du-Val.
Por la breve semblanza que hemos esbozado de Saint-Pierre
podemos aseverar que estamos ante un aristócrata que hizo honor a su noble
alcurnia, sirviendo a Francia en la guerra y en la paz, como soldado y como
hombre público. Su faceta política nos parece importante, pero sería digna de
considerar si tuviéramos que prestar atención a las circunstanciales peripecias
de la política francesa de la post-guerra, más actual nos parece su inteligente
acción cultural en el periodismo y en la literatura haciendo frente a la
emergencia que planteaban las inquietantes “reformas” que, bajo el palio del
Concilio Vaticano II, se introducían en la Iglesia: la revolución gramsciana
que se estaba practicando en un vasto sector del clero católico europeo y
americano mereció la atención de nuestro autor y con su novela “Los nuevos
curas” nos ofreció un análisis de la situación, aportando la solución al pandemónium
que se estaba generando en el seno de la Iglesia católica.
El sacerdote Pablo Delance es enviado por su superior a
reforzar una parroquia enclavada en un barrio obrero. Esta parroquia la sirven
tres sacerdotes más: el rector que es un bondadoso anciano que se ha refugiado
en sus estudios eruditos como válvula de escape y los padres Julio Barré y José
Reismann, los cuales han ido abandonando toda vida de piedad para convertir su
vocación sacerdotal en un febril e ineficaz activismo político, en connivencia
con los comunistas que dominan la barriada. El protagonista de la novela es el Padre
Delance, personaje que Saint-Pierre volvería a rescatar en su posterior novela “La
Passion de l’abbé Delance”. En el Padre Delance tenemos el ejemplo de sacerdote
tradicional por el que Saint-Pierre muestra su preferencia, un hombre de
acendrada vida espiritual que se alimenta de la oración y el estudio de las
obras de San Juan de la Cruz, un místico en medio de la vida activa de una
parroquia. No quiero dar más detalles de la trama para no privar al lector de
la delicia de leer esta novela que se tradujo al español, pero que bien merece
volver a retomarse. Lo que sí es obligado decir es que, con estos personajes
interactúan muchos otros, entre los que merece destacar un patriota católico, laico
pero que toma cartas en el asunto: Jorge Gallart. Gallart está en desacuerdo
con el rumbo que está tomando la pastoral en manos de Barré y su adlátere Reismann
e interviene. En una de sus disputas con Barré, dice:
“Ese mismo clero, no necesita, para ser nuevo, ejercer un
apostolado selectivo rechazando una parte de la ovejas. No necesita ser
presuntuoso olvidando la presencia y el consejo de los laicos. No necesita ser
renegado, pisoteando el espíritu nacional… ¡Oh! Ya sabemos que la Iglesia,
nuestra madre, es inocente y pura de todo eso… Pero el clero al que aludo no es
la Iglesia”.
Y, más adelante este laico dice más, con vehemente
contundencia:
“¡El adversario se ha infiltrado muy adentro en sus líneas,
y ustedes no piensan en el combate, piensan en el comité de acogida! Pactan
ustedes ya como el ocupado con el ocupante… ¿Qué es lo que les reprocho? ¡Oh!
Muy sencillo: el creer en la victoria del enemigo.”
La novela de Michel de Saint-Pierre (“Los nuevos curas”) fue
todo un éxito editorial y conoció varias ediciones en España. No se hizo
esperar la reacción progresista contra “Los nuevos curas” de Saint-Pierre y así
se comprende que en 1965 José Luis Martín Vigil (1919-2011) publicara la novela
“Los curas comunistas” y, para no dejar lugar a dudas de lo que era la novela de Martín Vigil, puede leerse en el
frontis de “Los curas comunistas” una cita de la novela de Saint-Pierre. Mucho
más endeble y circunstancial, “Los curas comunistas” fue la contestación
progresista al efectivo golpe cultural infligido por Saint-Pierre a la
clerigalla que había dejado de predicar el Evangelio para predicar “El
Manifiesto Comunista”. Martín Vigil fue un sacerdote jesuita español, otrora
exitoso novelista que terminó por salir de la Compañía de Jesús y, por lo que
parece, esta "secularización" se debió a escabrosos episodios de homosexualidad y pedofilia.
Si “Los curas comunistas” es un pálido producto del momento
histórico que vivía la Iglesia y, particularmente España (en lo que ya era la
recta final del agonizante franquismo), la lectura de “Los nuevos curas” de
Michel de Saint-Pierre no deja de ser vigente en sus líneas maestras; muy apropiada para nuestro momento histórico actual, cuando tan reciente tenemos el último Sínodo de las familias
donde tanto se han hecho notar para escándalo de los católicos declaraciones
como las de los cardenales Erdö o Kasper.
Pero no nos engañemos, los gérmenes de la subversión interna
de la Iglesia católica no vienen del Concilio Vaticano II, su origen es muy
remoto: desde los orígenes del cristianismo, los malos están mezclados con los
buenos. Jesucristo nos lo advirtió en sus parábolas: separar el trigo de la
cizaña es algo que solo podremos contemplar en el Juicio Final. A lo largo de
la historia de la Iglesia, muchas han sido las ofensivas del enemigo, sus
insidias y sus infiltraciones para apartar a las almas de la salvación,
sirviéndose incluso de prelados que debieran ser santos (y no lo son):
podríamos releer algunos pasajes clásicos de San Agustín, pero prefiero citar a
un filósofo que, no siendo católico, mostró en su dictamen una perspicacia
admirable; me refiero a Oswald Spengler que, cuando juzgaba el derrotero que estaban tomando las
cosas en el cristianismo (y especialmente en la Iglesia católica), allá por los
años 30 del siglo XX pudo señalar que: “los elementos plebeyos de la clase sacerdotal
tiranizan con su actividad a la iglesia hasta en sus más altas esferas, y estas
tienen que guardar silencio para no descubrir ante el mundo su impotencia” (“Años
decisivos. Alemania y la evolución histórica mundial”).
El análisis más reciente de estos problemas lo realizó sin
ninguna duda Michel de Saint-Pierre en su novela “Los nuevos curas” que
recomiendo a todo lector que quiera hacerse una idea de lo que la Iglesia
católica ha “heredado” de aquella desviación progresista (pseudo-teología de la
pseudo-liberación/alianza católico-comunista) que tanto daño ha causado a la
correcta transmisión del Evangelio. Y espero que, después de leer este artículo, sean
muchos los que lean “Los nuevos curas” de Michel de Saint-Pierre y, si lo
leyeron en su día, que sean muchos también los que vuelvan a leerlo: la novela lo vale.
sábado, 25 de octubre de 2014
La muerte del Capitán de navío Lazaga al mando del Oquendo en la guerra de Cuba.
"Escena de combate naval de la guerra hispano-americana"
Luis Gómez
De todos
es conocido lo que ocurrió en Cuba en al año 1898. Los norteamericanos yanquis, un país
joven y lleno de riquezas, querían protagonismo a nivel mundial. Despertaban en
él sus ansias imperialistas, y para conseguirlo, qué mejor que retar a España,
nación vieja y gloriosa donde las haya, pero que en aquellos aciagos años de
finales del XIX no era sino una cómica caricatura de lo que antaño había llegado
a ser.
Dispuestas
las cartas sobre el tablero de juego, la provocación yanqui llega a su máximo
apogeo. Pretende provocar un conflicto diplomático, buscan una excusa para
poder declarar la guerra a España y arrebatarnos así Cuba y Antillas españolas.
Destruyen
deliberadamente su propio buque, el Maine, y hacen creer que el acto de
sabotaje ha sido producido por los españoles. Los periódicos sensacionalistas
norteamericanos, encabezados por Randolph Hearst, avivan la polémica en suelo
norteamericano suscitando así el odio hacia España y todo lo que ella
representa. La celada estaba servida, y toda un potencia emergente, con un
poderío armamentístico muy superior en material (en calidad humana y en valor,
jamás los ejércitos americanos han estado a la altura de los españoles) parten
para Cuba, para tomar su “injusta venganza”.
El
almirante Cervera, con la escuadra española allí fondeada, recibe la orden de
salir al encuentro. Es un acto suicida. No hay esperanzas. Así lo saben los que
capitanean los buques. Pero órdenes son órdenes y, en Madrid, una corte de
políticos miopes y petulantes, sacrifican lo mejor de nuestro pueblo -sus
hombres-, en aras de un patrioterismo rimbombante, vacío e hipócrita.
Toda la
escuadra española es bombardeada a placer por los americanos. Es una “caza de patos”. No hay posibilidad
alguna para soñar con el triunfo. La derrota es total. Los USA se enseñorean de
su triunfo.
En
aquella triste jornada, el buque de la Armada española, el "Oquendo", es bombardeado
y destruido. A su mando estaba el capitán Juan B. Lazaga. Con anterioridad a su partida, rumbo a tan
triste jornada, esto dijo a las personas y familiares
congregados en el Puerto de San Fernando:´
"El Capitán del Oquendo Sr. D. Juan Lazaga y Garay"
"Prometo, como hombre honrado,
como español y como marino, que aun á costa de mi vida sabré defender el honor
de España. Ignoro lo que la suerte me tendrá designado; vamos á pelear contra
una nación poderosa y ensoberbecida con sus riquezas; somos infinitamente más débiles
que esos hombres falaces, en cuyo reto á nuestro país no veo el arranque noble
del amor hacia su patria, sino la evidencia de su superioridad material; pero
no importa... Sea cual fuere el resultado del primer encuentro, juro no arriar
el pabellón español, y demostraré á ese enemigo odioso que los hijos de esta
tierra hidalga saben morir antes que rendirse".
Una
revista militar española de la época recogía así el triste final de nuestro
héroe:
“Ignoramos
qué Jefes fueron los que en el Consejo preliminar que se celebró á bordo del
buque almirante optaron por salir de la rada de Santiago, y quiénes los que
opinaron que debían continuar en aquel statu
quo hasta ocasión más propicia; pero eso es lo de menos: dada la orden,
no hubo vacilación alguna por parte de ningún marino, desde los Comandantes
hasta el último marinero.
¡Supremo debió ser el momento en que las proas de
los barcos españoles, enfilando la entrada de la bahía, salieron á la mar
libre, en pleno día, á ponerse frente á una Escuadra muchísimo más poderosa por
el número y por el alcance y calibre de su artillería!
De hechos tan heroicos registra la historia muy
pocos... Tal vez sea el único, dadas las condiciones en que unos y otros
combatientes se encontraban. Fuera de la rada los barcos de Cervera, recibieron
un verdadero diluvio de proyectiles; muy pronto abriéronse en el casco del Oquendo tremendas vías de agua, al
mismo tiempo que estalló á bordo un espantoso incendio producido por las
granadas hechas al efecto, y
que los yanquis utilizan en todas ocasiones. El Comandante Lazaga, sin
abandonar el puente de su buque, oyendo silbar las balas en torno de su cabeza,
contemplando aquella desolación, aquel horrible espectáculo, comprendió que
todo esfuerzo humano sería impotente para evitar la catástrofe, y que si antes
de morir no tomaba las necesarias providencias, su buque, en el que seguía
enarbolada la española bandera, caería en poder del enemigo...
Formuló sus últimas órdenes, disponiendo que se
rociara de petróleo el Oquendo para
avivar las llamas que le envolvían, puso proa hacia la costa y se pegó un tiro.
¡Dios, que lee en los corazones y que es infinitamente sabio para juzgar los
actos humanos, habrá acogido en su seno el alma del heroico marino!”
viernes, 24 de octubre de 2014
NACE LA "REVISTA ESLAVIA"
PRESENTACIÓN DE LA
REVISTA ESLAVIA
Manuel Fernández
Espinosa,
Director.
Entre Rusia y España está todo eso que, durante siglos, se
jacta de llamarse Europa. La europeidad de Rusia y España siempre fueron
cuestionadas por lo que se entendía a sí misma como Europa: Rusia estaba por
civilizar y España no estaba más civilizada. África empezaba en los Pirineos y
Europa confinaba en Rusia con Asia. Las concomitancias espirituales entre Rusia
y España son más grandes de lo que pudiera hacernos pensar el hecho de la
distancia que las separa en el espacio; y el hecho de ser culturas fronterizas,
como ha puesto de manifiesto el hispanista Vsévolod Bagno, marca la diferencia
con el resto de países que se titulan sin disputa como europeos.
Cuando una revista como la nuestra emprende su andadura es
conveniente recordar esta verdad histórica que es algo más que una percepción,
puesto que es la razón por la cual ni rusos ni españoles hemos sido aceptados
plenamente en el concierto de las naciones europeas: nuestra guitarra y nuestra
balalaika parecían desentonar entre violines y clarinetes. Y más que recordar
esto a los rusos (que a día de hoy lo tienen claro), conviene recordarlo a los
españoles que, desde hace décadas, vienen sufriendo una sistemática destrucción
de la identidad como pocos países han experimentado, hasta instalarnos en la
ficción europeísta que se fomenta desde los grupos de poder político y cultural.
La REVISTA ESLAVIA es hechura de un proyecto de mayor envergadura:
el encarnado por la revista internacional “LA RAZÓN HISTÓRICA”. En un momento
determinado un grupo de colaboradores asiduos de LA RAZÓN HISTÓRICA hemos
coincidido (cada uno siguiendo su propio itinerario intelectual) en una común
admiración por el modelo ruso y hemos decidido conocer a fondo la realidad
actual de Rusia, su historia, su cultura y las más diversas facetas de una
nación que resurge, tras truncar el plan que le trazaban poderes ajenos a ella
misma. La multiplicidad de sus dimensiones, la vastedad de su territorio, la
exuberancia de sus expresiones culturales, la pluralidad étnica y religiosa de
Rusia, nos exonera de ser exhaustivos: creo, sinceramente, que ni una
Enciclopedia, reuniendo a los mejores expertos, podría agotar nunca una
realidad como la rusa, tan poliédrica e inabarcable en sus colosales magnitudes.
Pero si no podemos ser exhaustivos, lo que sí nos proponemos es ser una voz al
margen y contra la corriente, todo lo disonante e incómoda que se quiera, pero
a redropelo de los simplistas y sectarios enfoques que desde occidente
prevalecen cuando se trata el fenómeno de la Rusia de hoy. Y el lector sabe a
lo que me refiero.
¿Qué sabemos de la Rusia de ayer? Poco. ¿Qué sabemos de la
Rusia de hoy? Menos todavía. La actualidad nos viene tamizada por unos poderes
mediáticos que, lejos de corresponder a la objetividad que proclaman, maniobran
interesadamente para distorsionar todo lo que viene de Rusia.
Desde las anteojeras de lo que el filósofo Gustavo Bueno ha
llamado el “fundamentalismo democrático”, en occidente (en USA y Europa, se
entiende) se viene cuestionando que Rusia sea una democracia, se deplora el
caudillismo que ejerce Vladimir Putin, se entonan las consabidas letanías de condena
contra las leyes que imponen límites a los grupos homosexuales en Rusia, se da
cobertura a la supuesta “oposición rusa”, se eleva a las delincuentes de “Pussy
Riot” a la condición de heroínas y se le otorga el título de “mártir” a un
sujeto (de dudoso equilibrio psiquiátrico) como es Piotr Pavlensky que
escenifica la auto-mutilación a modo de “acción protesta” contra el gobierno
ruso. Tampoco faltan apoyos exteriores a esta artificial “oposición rusa”: Madonna
y muchos otros personajes públicos (cantantes, deportistas, actores)
occidentales se han hecho notar como agentes que contribuyen a enturbiar la
percepción que se tiene en occidente de Rusia. Tampoco es de poca monta que se
agiten los fantasmas de la “guerra fría”, del peligro del comunismo y otras
pamplinas cuyo objeto es crear una “leyenda negra” de la Rusia actual, muy
similar -por cierto- a la que se orquestó y todavía se agita contra España.
Para comprender un poco lo que es hoy Rusia, valga la
síntesis que hace nuestro amigo el profesor Sergio Fernández Riquelme en su
libro “El nuevo imperio ruso. Historia y Civilización”. En palabras de
Fernández Riquelme, Rusia:
“Es un Estado fuerte con un líder claro y decidido, una
democracia controlada y un gran movimiento político-social de apoyo comunitario
y mediático, y cierto culto a la personalidad. Unidad y autoridad interna
garantizada, a inicios del siglo XXI, por una oposición limitada o cooptada,
por una doctrina conservadora-nacional ampliamente compartida por la
ciudadanía, y por una estabilidad económica derivada del uso intensivo de
recursos energéticos”.
Tras la implosión del régimen soviético, las potencias
rapaces de occidente creyeron que Rusia estaba madura para ser podrida y casi
lo consiguen. Pero sus halagüeñas expectativas de saqueo y corrupción moral se
estrellaron contra el recio patriotismo ruso, la capacidad de regeneración del
pueblo ruso y el factor humano que es la verdadera riqueza de una nación. Ante
la resistencia que ha mostrado Rusia a ser pasto de las aves carroñeras, las
potencias occidentales (controladas por las oligarquías capitalistas)
acometieron la campaña doble en la que a día de hoy están embarcadas: crear
discordias internas (Ucrania es uno de los capítulos más sangrientos y
luctuosos) financiando quintacolumnistas que, después de ser neutralizados por
las autoridades rusas, se convierten en iconos y motivos para suscitar la
represalia política y económica de los países títeres (entre los que figura
España), todos manipulados por esas mafias transnacionales que, a la vez que
realizan esta perversa obra, intoxican a la opinión pública mundial redibujando
los fantasmas de la guerra fría.
Estamos abreviando hechos muy complejos, bien lo sabemos,
pero se muestra necesario plantear todo esto para comprender la razón por la
cual nos lanzamos, con entusiasmo, a publicar la REVISTA ESLAVIA. En España (y
en todo el mundo hispanohablante) es menester una revista que presente a sus
lectores muchas de las cosas que se les puede escapar de lo que le cuentan de
Rusia. Atender a los múltiples aspectos que presenta el fenómeno emergente de
esta potencia es necesario para formarse una idea de lo que es Rusia, una idea
más exacta, libre de la manipulación y la intoxicación que perpetran los grupos
interesados en despertar la desconfianza y la aversión mundiales contra los
rusos. Una potencia que resurge y se afianza suscita grandes aversiones, pero
también grandes amores. Sin embargo, no es ésta la única razón que nos impele a
enfocar el fenómeno ruso.
Resulta admirable que la nación rusa, después de sufrir el
infierno del comunismo durante casi cien años, haya resistido. El secreto de su
perennidad podría considerarse un misterio, un milagro, un designio. Y no falta
aquí una literatura oracular que compone una suerte de “libros sibilinos”.
Nietzsche, viendo decaer Europa por la licuefacción de sus
instituciones (el matrimonio, el Estado, la Iglesia) tenía grandes esperanzas
depositadas en Rusia y el presente las está refrendando: “Rusia, la única
potencia que tiene hoy esperanzas de alguna duración, que puede esperar, que
puede prometer algo” (escribió en el “Crepúsculo de los ídolos”); cuando en
todo el mundo las instituciones más sagradas (como el matrimonio) están
pulverizándose, ahí está Rusia defendiendo a la familia sin titubeos.
Nuestro Juan Valera, a mitad del siglo XIX, pudo escribir
desde Rusia: “Yo creo que si hay alguna filosofía de la historia, y no es la
historia una cosa irracional y de mero acaso, esta gente [los rusos] está
llamada a remover el Asia hasta en sus cimientos. Ellos fueron durante siglos
el antemural de la Europa por esta parte, y a ellos toca llevar ahora la
bandera triunfante de la civilización europea a esas regiones. Según estas
filosofías (y acaso esta nueva consecuencia probará que estas filosofías son
falsas), a nosotros los españoles y los portugueses nos toca (y ¡cuán lejos
estamos de ello!) hacer en África la misma operación” (“Cartas desde Rusia”);
se nota en Valera cierto escepticismo para lo que concierne a las dos naciones
ibéricas, en aquel entonces ya en declive, pero no deja de ser significativo
que se hiciera sus cábalas.
El ruso Konstantin Leontiev predijo en el siglo XIX el
triunfo del Anticristo en Rusia bajo la forma de un poder totalitario con sello
socialista y así fue. Nikolai Berdiáyev era consciente de que el secreto de la
perennidad rusa era el “mesianismo” que si antaño cristalizó en “Tercera Roma”
pudo invertirse de la mano de los soviéticos con la “Tercera Internacional”
leninista. Walter Schubart (“Europa y el alma de oriente”) también subrayó el
mesianismo ruso como motor de la fuerza nacional. Y el francés Raymond Abellio
pudo escribir: “Sólo Rusia es profunda porque sólo en Rusia puede nacer y vivir
sordamente, en su infierno comunista, la última, la suprema exigencia metafísica”
(“Los ojos de Ezequiel están abiertos”). A esta literatura oracular, más o
menos profana, podríamos añadir el papel que Rusia desempeña en las
revelaciones de la Virgen María en Fátima, pero eso sería empezar y no acabar.
En la REVISTA ESLAVIA nos congregamos españoles e
hispanoamericanos, con la puerta abierta a cualquier hombre de buena fe, y lo
hacemos por algo más que por un aséptico interés científico que nos permita
comprender la realidad rusa. Lo hacemos también con el legítimo propósito de
aprender del fenómeno ruso para superar una de las más grandes crisis
espirituales que ha atravesado y atraviesa España.
Han bastado unas décadas para que España, la antigua
“reserva de occidente”, se haya desfigurado tanto como para no ser conocida “ni
por la madre que la parió” –parafraseando a un famoso socialista sevillano. La
labor destructiva de nuestros más sólidos fundamentos no ha tenido parangón en
nuestra historia: se hostiga a la familia, se vilipendia y acosa a la fe
religiosa tradicional, organismos supranacionales suspenden “de facto” la
soberanía nacional, se cuestiona la unidad nacional por exasperados
nacionalismos centrífugos, se aprovecha la articulación de nuestra propia e
insoslayable pluralidad regional para saquear el dinero público, se degrada la
educación convirtiendo en peleles manipulables a los futuros ciudadanos, se
deteriora la convivencia y, por ende, nuestra propia “vivienda” (esto es:
nuestro propio modo de vida), ha sido transformada tan gravemente que lo que
está en juego es nuestra propia supervivencia. No podemos extrañarnos si
encabezamos las listas en todo lo peor: drogas, abortos… Y somos los últimos de
la lista en lo principal: empleo, nivel de instrucción, nivel de
industrialización, etcétera. Nos enfrentamos a un problema de identidad de tales
dimensiones que hasta resulta comprensible que algunas partes de España pugnen
por su secesión, a falta de una razón de pertenencia y un proyecto en común.
Todo ello ha sido el resultado de una pautada introducción de vicios que han
maleado profundamente al pueblo español, el mismo que todavía parece quedarle
arrestos para contemplar la corrupción de sus clases dirigentes (políticas y
económicas).
¿Por qué estamos viviendo todo esto? La crisis del principio
de autoridad, el desprestigio de las instituciones, nuestra misma crisis de
identidad encuentran su razón de ser en la ignorancia de lo que somos (no en
vano, uno de los problemas más acuciantes es el rigor en la educación; rigor
científico y rigor en la exigencia que son ineficaces si no existe la autoridad
que las haga valer), pero si la ignorancia podría disculpar a las víctimas del
sistema educativo español, la infidelidad de nuestras clases dirigentes no
tiene excusa ninguna. Por las razones que fueren, nuestros gobernantes
presentes (y no nos hagamos muchas ilusiones en lo que concierne a los
venideros) han renunciado a tener y mantener una idea de España. Han preferido
cualquier cosa antes que entroncar con la tradición hispánica. Se han arrojado
(arrojándonos a nosotros) a las telarañas del Nuevo Orden Mundial (occidental):
ONU, OTAN, Unión Europea. No han contemplado otro sistema de alianzas que el
impuesto por los poderes que hostigan a Rusia. Quejarnos de lo que nos ocurre
solo puede entenderse por esta imperdonable ignorancia y esa no menor traición
a lo que somos: como Rusia, España también tiene que cumplir sus designios
mundiales y mientras esté servida en bandeja a poderes extraños, esos designios
permanecen suspendidos.
El fenómeno ruso ofrece como pocos el modelo de una
reanudación de la tradición propia frente a trampantojos que debilitan y
avasallan a las naciones que caen bajo su nefasta fascinación. La tradición,
lejos de ser una antigualla, es la fuerza de los pueblos cuando se reanuda bajo
formas actualizadas, su auténtica libertad y el camino de su prosperidad y
grandeza. Por eso miramos a Rusia, no para copiarla servilmente, sino para
encontrar en ella el modelo de una futura sociedad para España que, siendo muy
de hoy, no sea traición a lo mejor que fuimos ayer. Rusia lo ha hecho, después
de décadas de totalitarismo marxista. ¿Por qué no intentarlo nosotros, después
de décadas de extravío?
Enlace a la REVISTA ESLAVIA
Queda abierto el plazo para la recepción de artículos.
La dirección con la que contactar con el Consejo de Redacción es, provisionalmente, ésta: movimientoraigambre@gmail.com
martes, 21 de octubre de 2014
¿LA GENERACIÓN MÁS PREPARADA DE LA HISTORIA?
Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor
Imagen de www.que.es
Se dice mucho en nuestro tiempo que España tiene la generación más preparada de su Historia. No obstante, si nos ponemos a pensar detenidamente, ¿cómo es que no sale una intelectualidad como la que sí tuvo en siglos como el XVII, el XVIII, el XIX y el XX?
Mi tío Ramón, que fue al colegio en los años 40 y a posteriori no llegó a acabar la carrera de magisterio, tiene unos conocimientos de geografía, literatura, matemáticas y latín, superiores a los míos.
España, hasta finales de los 60, tenía uno de los mejores sistemas de enseñanza. Cojeaba, eso sí, en eso de aprender idiomas. Si se hubiera arreglado eso, en enseñanza hubiéramos ido cerca de Finlandia o Islandia. Y no exagero. Era un sistema que premiaba el mérito, el sacrificio, el esfuerzo y el talento, es el sistema que creó la clase media de la que adolecíamos. Con todo, ya en los años 70, todavía en el franquismo, comenzó la decadencia y hasta hoy...
Generación más preparada de la Historia… Je…
No nos damos cuenta de que, gracias al capitalismo, ha triunfado la táctica comunista de la igualdad en la miseria. Dicen que se ha expandido el conocimiento y la técnica pero sin embargo, la realidad es que todos somos más mediocres. La expansión de fenómenos como los canis nos demuestra la bajeza social a la que hemos llegado. Y no es un problema de clase o de dinero, es simplemente la pérdida de lógica y educación.
Giovanni Sartori ha hablado del fenómeno del Homo Videns como contraposición al Homo Sapiens, al hombre que es capaz de entender conceptos abstractos, al hombre que es capaz de leer y escribir. El hombre actual es capaz de ver y teclear, pero a la hora de procesar y comprender, los resultados son un dolor.(*)
Somos líderes en consumo de cocaína. En pornografía infantil estamos de los primeros. ¿Qué decir de las familias desestructuradas y los problemas inmediatos que ello acarrea? Hemos dilapidado nuestra industria, nuestra agricultura, ganadería y pesca, para convertirnos en un país de turismo y especulación ladrillera. Sí, somos la generación con más universitarios, y asimismo, la generación que ha visto cómo se degradaba más y más la universidad. Lo comido por lo servido. Y encima los universitarios están emigrando a marchas forzadas, mientras tenemos millones de extranjeros que, según la política de Aznar, vinieron para echar cemento y cerveza. Ahora, a comérnoslo todo con papas, pensando encima que hay que ver lo listos que somos y los derechos que tenemos.
(*)Véase: ANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: GIOVANNI ...
Historiador y escritor
Imagen de www.que.es
Se dice mucho en nuestro tiempo que España tiene la generación más preparada de su Historia. No obstante, si nos ponemos a pensar detenidamente, ¿cómo es que no sale una intelectualidad como la que sí tuvo en siglos como el XVII, el XVIII, el XIX y el XX?
Mi tío Ramón, que fue al colegio en los años 40 y a posteriori no llegó a acabar la carrera de magisterio, tiene unos conocimientos de geografía, literatura, matemáticas y latín, superiores a los míos.
España, hasta finales de los 60, tenía uno de los mejores sistemas de enseñanza. Cojeaba, eso sí, en eso de aprender idiomas. Si se hubiera arreglado eso, en enseñanza hubiéramos ido cerca de Finlandia o Islandia. Y no exagero. Era un sistema que premiaba el mérito, el sacrificio, el esfuerzo y el talento, es el sistema que creó la clase media de la que adolecíamos. Con todo, ya en los años 70, todavía en el franquismo, comenzó la decadencia y hasta hoy...
Generación más preparada de la Historia… Je…
No nos damos cuenta de que, gracias al capitalismo, ha triunfado la táctica comunista de la igualdad en la miseria. Dicen que se ha expandido el conocimiento y la técnica pero sin embargo, la realidad es que todos somos más mediocres. La expansión de fenómenos como los canis nos demuestra la bajeza social a la que hemos llegado. Y no es un problema de clase o de dinero, es simplemente la pérdida de lógica y educación.
Giovanni Sartori ha hablado del fenómeno del Homo Videns como contraposición al Homo Sapiens, al hombre que es capaz de entender conceptos abstractos, al hombre que es capaz de leer y escribir. El hombre actual es capaz de ver y teclear, pero a la hora de procesar y comprender, los resultados son un dolor.(*)
Somos líderes en consumo de cocaína. En pornografía infantil estamos de los primeros. ¿Qué decir de las familias desestructuradas y los problemas inmediatos que ello acarrea? Hemos dilapidado nuestra industria, nuestra agricultura, ganadería y pesca, para convertirnos en un país de turismo y especulación ladrillera. Sí, somos la generación con más universitarios, y asimismo, la generación que ha visto cómo se degradaba más y más la universidad. Lo comido por lo servido. Y encima los universitarios están emigrando a marchas forzadas, mientras tenemos millones de extranjeros que, según la política de Aznar, vinieron para echar cemento y cerveza. Ahora, a comérnoslo todo con papas, pensando encima que hay que ver lo listos que somos y los derechos que tenemos.
(*)Véase: ANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: GIOVANNI ...
lunes, 20 de octubre de 2014
RELACIÓN DE UN EXORCISMO REALIZADO POR EL CLERO ANGLICANO EN EL AÑO 1773
"La Leyenda Negra, la crearon los enemigos de España para desacreditar los logros culturales, sociales, militares y comerciales de la España Imperial"
Luis Gómez
En el s.
XVI, España era mucha España. El resto de estados europeos la temían y la
envidiaban a partes iguales. El protestantismo y la traición, se unieron para
socavar ese poderío por todos los medios a su alcance. El infausto Antonio
Pérez, secretario que fue del muy gran rey Felipe II, puso la traición sobre la
mesa, y merced a sus contactos y al dinero de los enemigos de España, se empezó
a extender libelos e infundios sobre esa España Imperial, que las generosas
bolsas de oro de los anglicanos, capitaneados por su corona,(es decir por la “reina de los piratas”) junto con los
protestantes holandeses, franceses, alemanes e incluso el papado, y alguna que
otra ciudad italiana, abrían gustosos y despilfarraban para sufragar con
celeridad y prodigalidad los infundios y mentiras con los que socavar la
credibilidad y poderío de lo español en
el mundo. Nacía así la “Leyenda negra
española” que tan magistralmente explotarían nuestros enemigos a lo largo
de los siglos. (Para saber del traidor Antonio Pérez pincha aquí).
"Quema de las Brujas de Salem. El protestantismo asesinó a más de doscientas personas en una supuesta caza de brujas"
Pasados
los años, ya con España inmersa en plena decadencia política y militar, esa
leyenda seguiría corriendo como la pólvora por todos las partes del mundo. A
perro flaco todo serán pulgas. El daño se extendía como un cáncer por doquier,
y las mentiras sobre españoles maltratadores de indios y explotadores de
negros, corrían a golpe de doblón por todas las naciones de la época Y no sólo
merced a la propaganda de los enemigos del catolicismo y de España, sino a la
credulidad de los mediocres gobernantes españoles de esos años, que en su
inmensa mayoría tenían muy poca valía y eran peor que el peor de los cánceres
que nuestro país podía padecer, ya que ellos fueron los primeros que se
creyeron esas mentiras y las hicieron suyas, y por hacerlas suyas, las hicieron
nuestras. ¡Señor que cruz!
No en
todas partes de nuestra maltrecha España se pensaba igual, y en algunos medios
de comunicación de esa época se veían las actuaciones de la “iglesia anglicana” como un esperpento
que provocaba la hilaridad en nuestro suelo.
Esas
matanzas de brujas que tanto se ha achacado a la Inquisición española (una
niñería si se compara con las que los herejes hacían en sus territorios, donde
se mataba a toda fémina viviente sólo por sacar una escoba y barrer la puerta
de la casa) no son sino delirios y exageraciones, llevados al papel de forma
magistral, como si de una telenovela se tratase, de forma que el público, ávido
de sensacionalismo y carnaza, se tragaba con avidez. Mientras tanto, ellos, los
verdaderos carniceros y fabricantes de esclavos (de cuerpo y alma), se hacían
pasar por los buenos y puritanos en
esta película tragicómica que es la Historia.
Traemos
en esta ocasión un exorcismo realizado por los anglicanos a una pobre mujer
anciana y flaca. Lean vuestras mercedes y disfruten de cómo se las gastaban, en
el año 1773, esos que tanto nos han vilipendiado por ser los creadores de la
Santa Inquisición. En ese año del s.XVIII algunos españoles se podían reír a
mandíbula batiente al leer este suceso tan propio y frecuente por parte de los
ingleses y otros como ellos.
Dice así
la noticia que publicara el “Mercurio Histórico y Político”
"Protestantes a la caza de brujas"
"Nadie
ignora que el Clero Anglicano está desunido en orden a la Lithurgia. Los artículos relativos á hechiceros han
parecido á algunos Eclesiásticos juiciosos mui propios y oportunos para
extraviar al Pueblo, y perpetuar en él las mas absurdas preocupaciones, pero
otros (y estos componen el mayor número) no piensan del mismo modo. Un suceso;
estraño en el siglo en que vivimos, y acaecido en una Aldea del Condado de Wiír
(Wiltshire), ha apoyado la opinión de los primeros. Ve aquí el hecho. Sintióse
días pasados una mujer acometida de una calentura pútrida; Nada hai mas comun
que esta enfermedad; pero algunas amigas de la enferma, mujeres de pocos
alcances y llenas de superstición, pudiendo creer que la enfermedad fuese sospecharon
que la, enferma estaba hechizada: dixeronlo confidencialmente a sus amigas, y de
boca en boca cundió la misma voz por toda la Aldea. Los buenos aldeanos, con
curiosidad de vér una hechizada corrieron en tropel á casa de la enferma, que á
la sazon estaba delirando: y gritaba que me aboga, con lo qual, sin pararse siquiera á
dudar si hablaba de la calentura ó de la hechicera, fallaron que
indubitabiemente estaba hechizada. Quiso la desgracia que hubiese en la vecindad
una pobre vieja decrepita, que empezaba, ya a chochear, que frequentemente hablaba
sola, y se dlvertia mucho con los niños, a quienes su edad la acercaba, siendo
la vida un círculo cuyos dos extremos llegan á tocarse. Sobre esta pobre
anciana cayeran las sospechas, y á poco que se examinaron su vida y costumbres,
llegó á conviccion lo que á los principios habia sido congetura. Unos digeron
que la habian visto coger yervas, otros, que entre las gallinas que tenia habia
una negra; algunos observaron que unas veces solo se ponia una liga, y otras ninguna;
y muchos hicieron mencion de que una baca que el año anterior se habia muerto en
la Aldea, se habia parado muchas veces, antes de su enfermedad, delante de la
casa de la vieja; pruebas todas que les parecian incontestables, y según las
quales la vieja estaba convicta de sortilegio, sin necesidad de proceso, Sin
embargo las personas mas graves de la Aldea tuvieron por conveniente consultar
al Cura. Era este hombre de buena, índole, pero ignorante, y que. habia firmado
los articulos de la Lithurgia, y asi no les dixo que efectivamente la acusada
era hechicera, pero sí que él creía firmemente, y debian todos creer, que habia
hechiceras en el mundo. No necesitaron mas los aldeanos para concebir y poner
en práctica una expedicion digna de ellos. Fueronse á casa de la vieja, y habiendola
atado la condugeron á un estanque cercano, en el qual la sumergieron por tres
veces, creyendo que esta especie de bautismo la haria renunciar á todo comercio
con el diablo. La pobre muger era sumamente seca y flaca, y por consiguiente no
se fue al fondo, y este acontecimiento, que era mui natural; se tuvo por nueva
prueba de hechiceria: con todo la tropa de Aldeanos creyó deber ceñirse á esta corrección;
y habiendo desatado á la vieja, corrieron todos á casa dé la enferma, á quien
hicieron dár un baño de ciertas yervas que la credulidad mira como preservativo
contra los maleficios. Tuvo la enferma dos dias buenos despues de esta
operacion, y yá se la creyó curada y corregida la hechicera; pero al tercer dia
volvió el acceso, y la pobre vieja, á quien yá llevaban nuevamente al estanque
con una piedra atada al cuello, hubiera pagado con su vida la enfermedad de su
vecina si la Justicia, instruida del primer exorcismo, no hubiese llegado á
tiempo de impedir el segundo".
Intentan desacreditar la valía de D. Pío Moa.
"D. Pío Moa"
Luis Gómez
Traemos en esta ocasión a la bitácora, un
artículo publicado por nuestro colaborador y amigo el profesor D. Pío Moa, el
cual, por no ser complaciente con los postulados del Sistema, es
sistemáticamente atacado, desprestigiado o silenciado por este, pero nunca
refutado con argumentos válidos o con documentación histórica.
Hoy en día está claro que el que no diga o siga a
pies juntillas los paradigmas de los amanuenses del oficialismo, tendrá por
delante un duro camino de soledad y resignación. Desde RAIGAMBGRE, todo nuestro
apoyo a los profesionales independientes, que libremente y con rigor, expresen
sus ideas y conocimientos. Dejamos la mentira
y el doblez, para el mezquino y su fiel pagador.
"Jeremy Treglown"
Dice así el artículo de D. Pío Moa:
Creado el 1
Blog
I. El enfoque marxista sigue en pie:http://www.gaceta.es/pio-moa/enfoque-marxista-sigue-pie-17102014-2159
Parece que, aparte de Franco un balance histórico que, según
Treglown “exasperó a sus opositores” — y
al propio Treglown, lo que no es de extrañar, dada la cantidad de
embustes sobre Franco en circulación desde hace décadas–, nuestro profesor ha leído De un tiempo y de un país, mis memorias de la
época de la OMLE (Organización de Marxistas-Leninistas Españoles), más tarde
PCE (r)-GRAPO. Desgraciadamente le ha pasado como con el libro anterior, sea
por mala
comprensión lectora en español o por otras causas. Así, trata de
ilustrarnos: “Algo parecido sucede con
una misión a Bilbao donde se suponía que Moa
iba a formar enlaces con ETA, pero donde descubrió que los miembros de
esta organización eran insólitamente difíciles de encontrar. En situaciones
como esta no sería extraño que hubiera sospechas de que se trataba de un espía
de la policía, pensamiento que, una vez que penetra en la mente, es difícil de
desterrar”. Al leerlo no pude menos de exclamar: “¡pero qué bellaco!”. Una bellaquería repetida recientemente
por un caradura como César Vidal y una
locuela como Pilar Urbano
(http://www.gaceta.es/pio-moa/cesar-vidal-pilar-urbano-golfos-30042014-2035).
Y obedece, con toda evidencia, a lo de
siempre: la incapacidad de refutar mis libros conduce a los ataques personales
más infames. Así están las cosas.
Aparte de eso es
obvio, una vez más, que Treglown entiende
muy mal lo que lee. Yo fui a Bilbao, como después a Vigo, no para
enlazar con la ETA sino para reorganizar los núcleos de la OMLE allí, donde
había quedado casi desmantelada. Y a eso, y no a tratar con la ETA, dediqué mi
esfuerzo, como puede comprobar quien lea la historia con honestidad y un mínimo
de comprensión lectora (tampoco hace falta demasiada, porque creo que escribo
con mucha claridad ). ¡Y este es un
intelectual de prestigio en Inglaterra, cuyo libro entiende como “muy
perspicaz” el dudosamente perspicaz Muñoz Molina!
Siguiendo con su
bellaquería, escribe Treglown: “Moa explica
que su conversión al franquismo llegó entre los acontecimientos
descritos y su tarea de escribirlos. Uno se pregunta por qué necesitó tanto
tiempo para darse cuenta de que las acciones de la OMLE y su sucesora, los
GRAPO (…) se parecían al tipo de conducta que veían mal en el otro bando”. Ante todo, yo nunca me he convertido al
franquismo ni pienso que un régimen como aquel, aunque haya sido necesario
históricamente, deba volver. La frase de
Treglown es una majadería entre muchas. A lo que me he “convertido” es a la investigación de la realidad histórica,
con datos y argumentos que ni don Jeremy ni ningún otro en España han podido
desmentir (ya vemos los “argumentos” que utilizan). En segundo lugar, las
acciones del GRAPO no tenían que ver con
la conducta del franquismo: el 90% o más del terrorismo en aquella época y en
la democracia, como en la república,
tuvo carácter izquierdista o
separatista. En tercer lugar, en España ha cambiado “de camisa” casi todo el
mundo de la política y la intelectualidad, basta consultar las hemerotecas para
comprobarlo. Pero casi nadie ha explicado el por qué de sus cambios. Yo sí lo
he hecho, en De un tiempo y de un país y en otros escritos. Por lo demás, gran
número de antiguos comunistas (Koestler es caso típico) precisaron un largo
período de reflexión para romper con una doctrina tan absorbente. Una doctrina que ha disfrutado siempre, además, de gran
número de “compañeros de viaje”, bastante más repugnantes, si es cierta la
frase de Marx :“Hay alguien más despreciable que el verdugo: el ayudante del
verdugo”. Y en España e Inglaterra ha habido y hay muchos de esos ayudantes.
Con respecto a De
un tiempo y de un país ha ocurrido un hecho revelador. La izquierda en general,
en España, veneraba a la ETA y celebraba sus asesinatos (como veneraba a Castro
o a la URSS, según puso de manifiesto el episodio Solzhenitsin). Pero el GRAPO
empezó demasiado tarde, cuando aquella oposición (comunista la única real)
vislumbraba la legalidad. Entonces los atentados del GRAPO la asustaron tanto,
por temor a que los franquistas les echaran la culpa de ellos, que inventaron
la patraña de que se trataba de una organización de “extrema derecha” o
infiltrada por la policía. Cuando quienes sí estaban infiltrados eran el PCE,
el PSOE y tutti quanti. Pues bien, el libro, que clarifica plenamente esa
cuestión y unas cuantas cuestiones más, fue acogido con el silencio. ¡Si
sabrían ellos de qué se trataba!
A Treglown, De un
tiempo…le parece “soso” y “cómico”. Está en su derecho, y más siendo tan
perspicaz como demuestra a cada paso, porque los gustos son muy personales. En
cambio al mismo Preston le pareció muy interesante en su momento (ahora quizá
diría otra cosa). El libro no está descatalogado, pero en general hay que
encargarlo en librerías o a la Editorial Encuentro
Hay algo en lo que
acierta Treglown: “La OMLE estaba frustrada
por encontrar tan poco favor popular”.
Así era. Solo que esa frustración acompañaba a toda la oposición
antifranquista. La única que podía presumir de cierta influencia popular, muy
limitada pero muy superior a los demás, era el PCE. Mas para ello llevaba actuando
desde el mismo final de la guerra civil, primero mediante el terrorismo del
maquis y después infiltrándose en los sindicatos franquistas y en la
universidad. En esta obtendría los mejores resultados, cuya influencia perdura,
también en patochadas como las de Treglown.
Y dejaremos aquí la
parte digamos personal, para entrar en
la próxima entrega en las pintorescas ideas de don Jeremy sobre el franquismo.
jueves, 16 de octubre de 2014
EL ARCANO NIETZSCHE
NIETZSCHE Y LA MASONERÍA
Continuación de "El Arcano Nietzsche: Año 170 después de Nietzsche"
Manuel Fernández Espinosa
El ateísmo
de Nietzsche no fue un ateísmo cómodo. No obstante Nietzsche pasa por ser el
filósofo ateo por excelencia. En "La Gaya Ciencia" preconiza la
"muerte de Dios", pero la anuncia un loco, un demediado ante la
indiferencia de unos paseantes. En "Así habló Zaratrustra", tal vez
el libro capital de su prolífica obra, se nos presenta como "Zaratustra el
ateo". En esos escritos publicados bajo el título rimbombante de "El
Anticristo", el cristianismo -entendido como producto elaborado por San
Pablo más que por Jesús- será el objeto de sus hostiles execraciones y mofas.
Para el
Solitario de Sils Maria el cristianismo no era otra cosa que "platonismo
para plebeyos", así sentenció el filósofo alemán. Pero, aunque el
cristianismo sea la religión más denostada por el filósofo de Dionisos, el
antisemitismo, el socialismo o la masonería -movimientos y pseudorreligiones
que se agitaban en vida del filósofo- no escaparon a su juicio más severo e
implacable.
No
obstante, para los intereses anti-cristianos que tanto tienen que ver en el
diseño de la enseñanza occidental, la obra de Nietzsche, convenientemente sesgada cuando
no malentendida, sigue siendo un buen pretexto para inocular la increencia en
las mentes más jóvenes. Por sesgada y malentendida que su obra esté, hay que
admitir que también Nietzsche es una fragua que nos forja para superar el
Nihilismo. Su obra ha sido sesgada, por intereses igualitaristas. Su obra ha
sido malentendida por faltar una lectura audaz que no se conforme con la superficie,
con lo meramente manifestado por el filósofo. Es más fácil para el profesor de
Filosofía repetir lo que los manuales de texto dicen de Nietzsche que hacer la
experiencia de leerlo a fondo, de paladearlo.
Si algún
masón ha leído a Nietzsche y lo ha entendido, no dudamos que prudente y
discretamente ha pasado de largo sobre las pullas que el Maestro del Eterno
Retorno dedicó a la sociedad fraterna y filantrópica. Nosotros no queremos
pasar de largo ese episodio, puesto que, además de tratarse de una de las
dimensiones de su obra que ha pasado desapercibida, es una pieza clave para su
interpretación.
Será en una
de sus obras más importantes y más difíciles de comprender en la que podemos
encontrar todo un capítulo dedicado a fustigar a la francmasonería. Se trata
del capítulo titulado "Las tarántulas", en la II parte de "Así habló
Zaratustra".
El
propósito de este capítulo es desenmascarar a los masones. Nietzsche ha
entendido que su genuina doctrina anticristiana puede ser manipulada y
pervertida por esas "tarántulas" que nos presenta en dicho capítulo,
por eso, con previsión se apresta a corregir el rumbo. Dice el filósofo alemán:
"Amigos míos, no quiero que se me mezcle y confunda con otros"...
"Con estos predicadores de la igualdad no quiero ser yo mezclado ni
confundido".
¿Quiénes
son las "tarántulas"?
Si se tiene
en cuenta que el triángulo es uno de los símbolos de la masonería, entenderemos
atinadamente las oscuras palabras con que Nietzsche nos describe a la
"tarántula": "Negro se asienta sobre tu espalda tu triángulo y
emblema...". Si los sacerdotes cristianos son calificados como
"arañas cruceras", Nietzsche reserva para los masones el apelativo de
"arañas venenosas".
Pero
Nietzsche conoce, así nos lo dice él mismo, lo que se asienta en el alma de la
"tarántula": "venganza", porque las "tarántulas"
son, para el filósofo, no otra cosa que "predicadores de la
igualdad". Y si la "tarántula" es el masón, las "cavernas
de la tarántula" que menciona en dicho capítulo no pueden ser
interpretadas como otra cosa que las logias, los recónditos lugares de reunión
de los masones: "cavernas de mentiras", "escondrijos" de
esta especie de hombres poseídos por "la presunción" y "la
envidia", en palabras de Nietzsche. Pues, lo que late bajo la palabra
"igualdad" es "la demencia tiránica de la impotencia". Bajo
el lema "Justicia" (entendida ésta como "igualdad") las
tarántulas tienen un plan: "...que el mundo se llene de las tempestades de
nuestra venganza -así hablan ellas entre sí".
La táctica
de las tarántulas consiste en picar, punción que causa con su veneno
"vértigos a las almas". "Quieren así hacer daño a quienes ahora
tienen el poder, pues entre estos es donde mejor acogida sigue encontrando la
predicación acerca de la muerte". Las "...más secretas ansias
tiránicas se disfrazan, pues, con palabras de virtud", y aunque se llamen
a sí mismos "los buenos y los justos", solo les falta llegar al poder
para ser la peor especie de "fariseos".
Por si
ofreciera alguna duda, al término del capítulo, aludirá Nietzsche a los
constructores -la masonería operativa en la que los francmasones modernos tanto
como los masonólogos hallan el antecedente histórico de la sociedad secreta y
conspirativa: "Aquí, donde está la caverna de la tarántula, levántanse
hacia arriba las ruinas de un viejo templo -¡contempladlo con ojos
iluminados!". La predicación de la igualdad que reprocha Nietzsche a las
tarántulas contradice, según Zaratustra, la enseñanza que se desprende de la
obra constructora fabricada por los antiguos masones operativos: "¡En
verdad, quien en otro tiempo elevó aquí en piedra sus pensamientos como una
torre, ése sabía del misterio de toda vida tanto como el más sabio!". El
misterio al que alude no es otro que la desigualdad entre los hombres. Los
hombres no somos iguales.
La
igualdad, uno de los términos del trilema revolucionario de inspiración
masónica (Libertad, Igualdad, Fraternidad) es una injusticia para Nietzsche.
"Los hombres no son iguales", le dice la justicia al filósofo, según
confiesa éste. Los hombres no somos iguales, y hacer iguales a los
voluntariosos y pujantes con los que no lo son es una auténtica injusticia:
"Igual que aquí bóvedas y arcos divinamente se derrumban, en lucha a brazo
partido; igual que con luz y sombra ellos, los llenos de divinas aspiraciones
se oponen recíprocamente".
Hay que
entender, pues, que la masonería y sus ideales -su "credo"- por
anticristianos que sean, no son para Nietzsche otra cosa que excrecencias de la
"moral de esclavos", la que ha sido producida por el resentimiento y
el error metafísico del que son culpables originales Sócrates y Platón, incluso
Eurípides con su celo por racionalizar la tragedia griega.
SECTARISMO DE NIETZSCHE
No
obstante, algunos autores han apuntado el sectarismo de Nietzsche. Parece cierto
que en su juventud, al calor de la filosofía de Schopenhauer, Nietzsche aspiró
a estructurar una sociedad similar a la masonería, pero dotada de un contenido
muy distinto.
Así lo
revela en carta a su amigo Gersdorff, el 6 de abril de 1867: "No hace falta
decirte cómo me alegro contigo cuando descubres a alguien que comulga con
nuestras ideas, sobre todo si es además tan inteligente y digno de aprecio como
Krüger. Nuestra masonería aumenta y se extiende, aunque sin insignias,
misterios ni fórmulas de credo".
En otros
testimonios epistolares Nietzsche expresa su voluntad de formar una secta, para
ello evoca la escuela pitagórica: "Pitágoras fundó una orden para
escogidos, una especie de orden de templarios". Esta secta filosófica
tendría unos fines muy definidos: "Quiero fundar una nueva casta: una liga
o comunidad de seres superiores a la que los espíritus y las conciencias
acosadas puedan solicitar consejo; seres que no sólo sepan vivir, como yo
mismo, más allá de los credos políticos y religiosos, sino que hayan superado
también la moral".
Este anhelo
por constituir una comunidad iniciática no puede entenderse sin que nos hagamos
cargo de la tremenda soledad en que se vio inmerso el Solitario de Sils-Maria.
Siempre buscó este hombre atribulado la compañía que le fue negada.
Sus
rupturas con Wagner, con Paul Ree, con Lou Andreas Salomé le granjearon las
peores penalidades espirituales, dejando en su alma sensible indelebles
secuelas. Y en el caso de los amigos con los que no rompió sería la distancia
la que impidiera la comunión tan ansiada, así le ocurrió con el matrimonio
Overbeck y, en cierta medida, también con el músico Köselitz. La soledad le
hizo sufrir indeciblemente, y no parece que pudiera mitigarla hallando refugio
en la compañía esporádica y superficial que le pudieran brindar los inquilinos
de las pensiones en las que vivía o las excepcionales visitas a las que honraba
recibiendo por temporadas. Esa soledad que le acompañó durante toda su vida
encontró un alivio, por imaginario que fuera, en la idea de crear esa comunidad
selecta.
Pero una
cosa es querer fundar una hermandad de hombres superiores y otra muy distinta
adherirse a una sociedad discreta que promueve la "igualdad".
¿Nietzsche
... masón?
Su
concepción de la vida se lo impedía.
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