Ezkioga |
Y LOS ANUNCIOS PROFÉTICOS DE LA MADRE DOLOROSA EN EZKIOGA
Manuel Fernández Espinosa
APARICIONES POLÉMICAS
29-30 de junio de 1931. La II República Española apenas se había estrenado, cuando en la campa de Anduaga de Ezkioga, un remoto pueblo de la Guipúzcoa profunda, los hermanos Antonia y Andrés Bereciartua que todas las mañanas iban a recoger la leche a un caserío próximo a su vivienda, se encuentran con la Santísima Virgen María. Nuestra Señora se les aparece con una espada, advirtiendo del peligro que corre España, anunciando la conflagración civil de 1936-1939 cinco años antes. La noticia atrae cada vez a más gente, procedente de los alrededores, más tarde de todas las partes de España y hasta de Europa: vienen desde Francia, desde Irlanda. El pueblo de Ezkioga se convierte en centro de peregrinación. Los primeros videntes no serían los únicos que recibirían los admonitorios mensajes de la Virgen María, que se aparecía de noche: muy pronto muchos lugareños que se allegaban al lugar, experimentaron visiones, cundió la noticia y a finales de 1931 más de un millón de personas habían ido a Ezkioga. Muchas de esas personas, peregrinos o simplemente curiosos, que se congregaban en el punto donde se aparecía la Virgen también empezaron a experimentar visiones y éxtasis.
La II República Española acusó el golpe. En uno de los mensajes de la Virgen, ésta le dijo a una vidente de 9 años (Benita Aguirre, de Legazpia): “Esta República impía, que reposa en España, cuya aparición ha sido señal de los castigos venideros, pronto será totalmente arruinada; más aún vendrán peores tiempos. Los comunistas se apoderarán de España y sacarán fuera de ella a los buenos; y, mientras los buenos estéis fuera, castigaré cruelmente a toda España, sin temor a nada. Los buenos tendréis que huir a los desiertos; mas os declaro que no sufriréis hambre, pues Yo os alimentaré: Allí, en el desierto, conoceréis al que después tiene que reinar. Después que paséis tres años y medio en el desierto podréis venir otra vez a España, pues habrán pasado, para entonces, los castigos. Y es en este tiempo que vendrá el reinado del Sagrado Corazón de Jesús, pero este reinado será interior”. Manuel Azaña encargó a Gregorio Marañón hacer una investigación de incógnito. La misma niña Benita Aguirre describió a la Virgen como una Señora que aparecía "con dos espadas, una atravesada en el corazón y otra en la mano izquierda con la punta ensangrentada. En la mano derecha llevaba un pañuelo teñido en sangre, iba vestida de negro y con una corona” y su título era "Mater Dolorosa".
Pero no sólo las autoridades republicanas querían sofocar Ezkioga, las apariciones incomodaron a las autoridades eclesiásticas y un jesuita se convirtió en uno de los mayores detractores de aquellas apariciones, nos referimos al P. José Antonio Laburu que, en 1932, dedicó una serie de conferencias para desacreditar las apariciones de Ezkioga y describir los fenómenos extáticos que allí se producían como un "contagio mental". Para el que haya leído a Pío Baroja, el colmo llegó cuando el escritor vasco -que no era famoso, precisamente, por su piedad católica- ridiculizó al P. Laburu, criticando acerbamente el pseudopositivismo de Laburu que negaba los fenómenos sobrenaturales de Ezkioga. Sin embargo, lo mismo que tuvo su detractor, Ezkioga encontró en el franciscano Fray Amado de Cristo Burguera y Serrano a su paladín.
¿Quién era el R. P. Fray Amado de Cristo Burguera?
Fray Amado de Cristo Burguera y Serrano |
EL ENVIADO DEL HIERÓN DE PARAY
Fray Amado de Cristo Burguera y Serrano (y no "Bruguera", como hemos leído en alguna parte) había nacido en Sueca (Valencia) el año 1872, en el seno de una familia carlista, había sido fraile en el Convento de Segorbe y llegó a ser censor eclesiástico, falleciendo en 1960 en su Sueca natal, de la que llegó a ser Cronista Oficial. Eruditos valencianos le describen como un "franciscano exclaustrado, rico y proveído de una fantasía clamorosa" que "consumió su vida en ocupaciones admirablemente extrañas"; más abajo veremos a lo que se refieren cuando hablan de "ocupaciones admirablemente extrañas". El P. Burguera llegó en noviembre de 1931 a Ezkioga y en octubre fue detenido y encarcelado durante unos días junto al juez de Ezquioga. El franciscano valenciano escribiría un libro: "Los hechos de Ezkioga ante la Razón y la Fe", editado por Casa Martín, el año 1934, tras largas diligencias que no le ahorraron a su término la censura. En 1932-1933 la Iglesia católica se había pronunciado condenando las apariciones de Ezkioga. El P. Burguera no era menos problemático que las apariciones que defendía a capa y espada.
Burguera había entrado en contacto con el Hierón de Paray-le-Monial en Francia. Paray-le-Monial es un centro espiritual sobradamente conocido en el mundo católico por ser la localidad en la que, en la segunda mitad del siglo XVII, el Sagrado Corazón de Jesús se había aparecido a Santa Margarita María de Alacoque. Fue allí en donde el jesuita Victor Drevon y el vasco-ruso Alexis Barón de Sarachaga planearon erigir un centro universal a la mayor gloria del Sagrado Corazón de Jesús, siendo edificado a expensas del aristócrata vasco-ruso entre 1890 y 1893. La intención expresa de los fundadores del Hierón era reunir en este edificio todo lo relacionado con el Sagrado Corazón de Jesús. En aquel edificio se albergaron a su vez la llamada Biblioteca Sacramental que, en 1908, contaba con 5.000 volúmenes y el museo que exponía obras de arte, pinturas, escultura, etcétera. y también fue centro de estudios que lanzó varias revistas católicas como "Le Regne Social de Jésu-Christ Hostie", la "Doctrine de l'Institut des Fastes" y, para uso del círculo interior, se publicaron el "Novissimum Organum", "Le Politicon", "Le Pan-Epopeion" y "L'Égide". Algunos de los trabajos del centro levantaron las sospechas de las autoridades eclesiásticas y el círculo esotérico del Hierón terminó siendo expulsado de Paray. Lo que se proponían aquellos eruditos con tendencias místicas era preparar el advenimiento del Reinado Social del Sagrado Corazón de Jesucristo-Hostia, en este sentido su divisa era harto elocuente: OPORTET ILLUM REGNARE (Es necesario que Él reine). Además de sus actividades externas y públicas, el Hierón conformaba toda una orden secreta católica que tuvo su base en Francia, pero se extendió por Bélgica, Italia y, en España, fue el P. Burguera Serrano el encargado de crear la sección española, algo a lo que se aplicó sin mucho éxito, dado que en 1908 el mismo P. Burguera confiesa: "En España inicióse este hermoso pensamiento que, por falta de cooperadores, no ha dado positivo resultado". A estas "ocupaciones admirablemente extrañas" se dedicaba. Los contactos que mantuvo con los hombres del Hierón proporcionaron al P. Burguera la base para su monumental "Enciclopedia de la Eucaristía".
El P. Burguera entendió que Ezkioga era un acontecimiento histórico que anunciaba, por los mensajes de sus videntes, lo que el Hierón había estudiado, marcando la línea a sus iniciados: la de preparar el Reinado Social de Jesucristo-Hostia, pues era necesario que Cristo reinara.
Sin embargo, como en todos los casos de mariofanías, Ezkioga tampoco estuvo exento de la presencia diabólica que trató de confundir, sirviéndose de vanidosos fingidores que pregonaban ser estigmatizados y que no tardaron en ser desenmascarados. La II República descansó el día en que la Iglesia católica condenó oficialmente las apariciones de Ezkioga, en 1934. La confusión fue mucha: jesuitas negando los milagros, ateos públicos (como Baroja) defendiéndolos, temerosos ministros republicanos comisionando a investigadores de incógnito, y ese carlista franciscano e iniciado del Hierón tratando por todos los medios de defender la autenticidad de lo que ocurrió en Ezkioga.
Pero el hecho que nadie puede negar es que la profecía de Ezkioga se cumplió muy a corto plazo y todavía hoy hay devotos que discretamente se congregan en la campa de Anduaga, esperando los mensajes del cielo, esos que anuncian -tras los terribles castigos que se ciernen sobre un mundo apóstata- la perseverancia de los justos y el triunfo del Reino de María que anticipará el Reinado Social del Sagrado Corazón de Jesucristo-Hostia, sobre una España en la que será restaurado en todo su esplendor el catolicismo, sobre el mundo entero.
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