RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 16 de mayo de 2013

TODAVÍA ESPAÑOLES: VALOR, SUERTE Y AL TORO

Juan José Padilla
 
EL TORERO JUAN JOSÉ PADILLA
 
Iniciamos con esta entrada una sección de este blog, que titulamos TODAVÍA ESPAÑOLES. Queremos con esta sección dar a conocer a españoles contemporáneos cuya personalidad constituye un motivo de esperanza para todos cuantos sufrimos al contemplar la decadencia de nuestra sociedad actual, reblandecida y sumida en el relativismo.
 
 
No todo está perdido en España cuando quedan hombres como él: como Juan José Padilla (nacido en Jerez de la Frontera el 23 de mayo de 1973). Un torero que vive peligrosamente y que el 7 de octubre de 2011, en la plaza de toros de La Misericordia de Zaragoza, sufrió una tremenda cornada en la cara afectándole gravemente el ojo izquierdo. Desde entonces lleva un parche que lo ha singularizado de entre todos sus compadres toreros. De figura hidalga, diríase que ascética, con patillas de hacha a la antigua usanza bética, Juan José es un hombre tranquilo; de una serenidad muy española. Frente a sus adversidades tiene la gallardía de crecerse y, con el auxilio de Dios, la fuerza de autosuperarse.
 
Juan José Padilla ha afrontado la adversidad con ese espíritu recio de los españoles de siempre, demostrando que está hecho de un metal diferente a la vil alpaca o a la modelable plastilina de la que parecen hechos nuestros compatriotas contemporáneos. Hombre de profundas convicciones religiosas, siempre ha confesado públicamente su fe católica en algunas de las entrevistas que ha concedido a varios medios de comunicación.
 
Encontrar españoles así en nuestros aciagos días, cuando todo parece postrado en el relativismo, el conformismo y la abyección, constituye un motivo de esperanza. De esperanza en que, pese al sistemático reblandecimiento de la sociedad española, quedan españoles con fe y coraje, enterizos y valientes: tanto para encararse con los Miura como para confesar públicamente su fe en Cristo. Es un hecho: existen todavía reductos donde pervive mucha sustancia española, la misma de aquellos que forjaron un Imperio, llevaron a Cristo a los más remotos confines de la tierra y dieron a todas las razas que hallaron en su camino nuestra lengua, este tesoro intangible y valiosísimo con el que rezamos, amamos y confesamos nuestra españolía y nuestra catolicidad.
 
El mundo de la tauromaquia es una de esas reservas de la raza. Por eso podemos comprender el ciego odio que la Anti-España profesa por el mundo de los toros, bajo el pretexto de una hipócrita y ficticia preocupación por la suerte de los animales.
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
 

miércoles, 15 de mayo de 2013

SOBRE SAN JUAN DE ÁVILA, NUEVO DOCTOR DE LA IGLESIA UNIVERSAL. EN EL AÑO DE SU JUBILEO.

 
"San Juan de Ávila, nombrado Doctor de la Iglesia Universal por SS Benedicto XVI en 2012"
 

El año 2012, durante la apertura del Sínodo de Obispos de todo el mundo sobre la Nueva Evangelización, S.S. Benedicto XVI proclamó “Doctores de la Iglesia Universal” al manchego San Juan de Ávila y a la mística renana Santa Hildegarda de Bingen. Un gran honor para todos los católicos españoles y alemanes.
¿Quiénes pueden llegar a ser doctores de la Iglesia?
No todo santo es válido para ser nombrado como Doctor. Los requisitos que se necesitan son claros y concisos. Los tres requisitos para que alguien pueda ser considerado Doctor de la Iglesia, según Benedicto XIV, son: “insigne santidad de vida, doctrina celestial eminente y reconocimiento o declaración expresa del Sumo Pontífice” Es decir, las enseñanzas del santo deben ser intemporales. Sus enseñanzas lo mismo pueden valer para los hombres de su época, que para los de la actualidad. Y es que como dice Melquíades Andrés Martín: “El hombre se parece más a su tiempo que a su progenitores. Los padres dan la vida, los contemporáneos el modo de vivirla a través de la familia, la sociedad, la geografía, el ambiente, las ideas, los sentimientos”.  
La vida de San Juan de Ávila es rica en matices, en anécdotas, en enseñanzas, en espiritualidad, en definitiva, en santidad. Una buena hagiografía del santo se puede estudiar (pues lo que debe hacer todo buen católico no es leer “vidas de santos” sino estudiar sus ejemplares existencias y ponerlas en práctica) es la de “Obras Completas de San Juan de Ávila  (cuatro volúmenes), editada por la Biblioteca de Autores Cristianos.
En todas las hagiografías que se han realizado sobre la vida del santo manchego, se ha destacado la Gracia especial que éste tuvo, ya que se le llegó a considerar “maestro de santos” pues a lo largo de su vida, San Juan de Ávila, un humilde sacerdote diocesano, llegó a alternar con hombres y mujeres de la talla de San Juan de Dios, San Pedro de Alcántara, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, y tantos y tantos santos.

 
"Fray Luis de Granada, quien durante las misas que daba el santo manchego, tomaba notas"

Algunos, como San Ignacio y sus discípulos, no paraban de solicitar al bueno de Juan que ingresase en su Compañía y que se fuese con ellos a evangelizar; otros como Fray Luis de Granada, se sentaba en las misas, y tomaba notas y apuntes de los sermones que San Juan exhortaba en sus homilías. Todos querían algo de él. Todos querían que él estuviese cerca de sí mismos, a su lado en los momentos de soledad y tribulación, a su vera en el camino del apostolado, como guía del camino hacia la santidad, como compañero espiritual, como sacerdote confesor, como santo guía al que seguir. Y esa admiración hacia el pobre Juan, viniendo de esos hombres y  mujeres santos, indica que El Espíritu Santo estaba posado sobre la frente de San Juan de Ávila y relucía como faro en las tinieblas, como si se tratase de un guía de almas errantes en un mar tenebroso.
Pero no nos confundamos. En el s. XVI, la cristiandad no era “una balsa de aceite”. Las tribulaciones por las que pasó la Iglesia Universal fueron tremendas. El Demonio no descansa, no se rinde, y no para.
Lutero había clavado un puñal en el corazón de la Iglesia Romana. La “protesta” corría rápida como la pólvora por Europa. No siempre era la religión el interés y motivo del cambio. Muchos estados y príncipes aceptaron las tesis luteranas para poder desligarse de Roma y administrar ellos los diezmos y el dinero. Ayer como hoy, no todo es tan claro y cristalino en estos asuntos, sino que los intereses mundanos, siempre turbios, enfangan la visión de los hechos y desenfocan la realidad para el observador que no sea perspicaz.
En España para luchar contra esas corrientes europeas, no se envía a ningún caudillo. Como diría D. M. Menéndez y Pelayo “Ningún sabio influyó tan portentosamente en el mundo. Si media Europa no es protestante, débelo en gran medida a la Compañía de Jesús 
Pero en España también había problemas. Los judíos y falsos conversos en Andalucía, el erasmismo, que se colaba por las primeras universidades españolas, como la de Alcalá, o el problema de los alumbrados[i] asolaban los yermos campos españoles.
Hoy en día y viviendo la época que nos toca vivir, más de uno nos hablaría de “tolerancia”, de “convivencia pacífica”, de “dejar a las demás religiones que convivan juntas en armonía” y otras expresiones parecidas, que lo único que persiguen es confundir al interlocutor y alejarle de la realidad. Será otra vez el sabio español Menéndez Pelayo quien mejor lo defina: “La llamada tolerancia es virtud fácil; digámoslo más claro: es enfermedad de épocas de escepticismo o de fe nula. El que nada cree, ni espera en nada, ni se afana y acongoja por la salvación o perdición de las almas, fácilmente puede ser tolerante. Pero tal mansedumbre de carácter no depende sino de una debilidad o eunuquismo de entendimiento”.
San Juan de Ávila tuvo que sufrir en sus carnes el rigor de la Inquisición. La envidia, que es un pecado que corrompe el aire que respiramos, que emponzoña el alma y que, en suma, es probablemente el origen más frecuente del rumor y la mentira, se movió en contra del santo, ya que éste empezaba a despertar cierta admiración entre las gentes, y fue este “vicio nacional”, el que más se movió en su contra, llegando a ser acusado por cinco testigos, de desviaciones en su doctrina, las cuales declararon que “les parecían erasmistas”. Frente a esas cinco acusaciones que envió Satanás para la destrucción de la obra de San Juan de Ávila, se presentaron cincuenta y cinco testigos a favor suyo. La inquisición, doblegó y liberó de sus celdas al santo.
Pero todo era falso, pues como dice el P. Antonio Royo Marín en su libro, citando a Pourrat: "En sus predicaciones como en sus libros, Juan de Ávila pone en guardia a los fieles contra la falsa mística tanto como contra la herejía protestante. Instruir a los ignorantes, convertir a los pecadores, exhortar a la práctica de la perfección y preservar a las almas del error, santificar al clero; tales eran los objetivos de su celo".

 
"Fachada de la Universidad de Baeza (Jaén)"
 
Así es, “el santo andaluz”, se dedicó en cuerpo y alma a lo que él consideró que era fundamental: formar bien al clero, para que éste pudiese explicar de forma clara y concisa a los fieles, cuáles eran los errores de la herejías, y poder alejarlas así del común de las feligresías.
Estaba en boca de todos la degradada situación del clero diocesano, su escaso nivel espiritual y cultural y el abandono en que yacía por parte de los obispos, demasiado ocupados en los temas beneficiales y es que, como bien dice el santo “Lo que ha echado a perder toda la clerecía ha sido entrar en ella gente profana, sin conocimiento de la alteza del estado que toma y con ánimos encendidos de fuego y de terrenales codicias, y después de entrados, ser criados con mala libertad, sin disciplina de letras y virtud”. De ahí que su gran preocupación fuese la creación de colegios o escuelas para la formación del clero.
La escuela sacerdotal tenía como finalidad la de desarraigar la ignorancia religiosa y el analfabetismo. “En los colegios menores de Úbeda, Baeza, Cazorla, Huelma, Andújar y Priego se explicaba gramática, que entonces equivalía a humanidades, catecismo y, a veces, moral; en los de doctrinos se iniciaba también a los oficios gremiales; en los de Jerez de la Frontera y de Baeza se leían Artes, o filosofía y Teología”.
San Juan creó muchos colegios, pero Baeza tuvo la suerte de ser la primera Universidad, lo que facilitaba que los estudiantes que ahí se formasen, pudieran acceder al sacerdocio con una formación superior a la media de la época. Sus explicaciones eran sencillas. Sus recomendaciones también: orar, meditar y enseñar. Y para enseñar, dirá el maestro San Juan que: “Si un maestro de escuela… dijese (a los niños): … Os mando que en mi ausencia no juguéis ni riñáis. Y si no me lo pagaréis cuando venga. Este tal no cumpliría con su oficio de buen maestro…, porque se contentó con mandar. Esté él presente, trabaje, sude con ellos; y entonces aun sin mucho esfuerzo, verá completo lo que manda
Así es. Esfuerzo e implicación en los hechos que se acometen. En la vida nada es gratis, nada se te regala.
El santo ascendería hacia el Señor un 10 de mayo de 1569. Pero con su doctrina el santo creó una autentica escuela sacerdotal española, que más tarde y como apunta Royo Marín “influirá en la escuela sacerdotal francesa del s. XVII”.
En la actualidad, donde el laicismo impera a sus anchas, donde el descreído, el apático y el hereje se confunden en una misma persona, es donde más y mejor se puede revitalizar las enseñanzas de san Juan de Ávila, aplicándose una reforma profunda de los sacerdotes diocesanos, donde éstos, llevados por ese “celo por el apostolado” del que nos hablaba el santo, salgan de las iglesias y de las sacristías para volver a evangelizar al rebaño descarriado. Para ello, instrucción, formación, y oración.
 
Luis Gómez
BIBLIOGRAFÍA:
 
·         JUAN XXIII, “De servorum Dei beatificatione et canonizatione”, lib. IV, 2, c. 11, n° 8-16; en AAS 51 (1969
·         ANDRÉS MARTÍN, M. “San Juan de Ávila. Maestro de espiritualidad” B. A. C. Madrid, 1997
·         MENÉNDEZ Y PELAYO, M. “Historia de los Heterodoxos” Vol. II. B.A.C. Madrid, 1956
·         ROYO MARÍN, A. “Los grandes maestros de la vida espiritual”. B.A.C. Madrid, 2003


[i] Los “Alumbrados” o  Iluminados” eran los miembros de una corriente herética propia de España, cuyos orígenes hay que buscarlos en el año 1525, muy parecida al “iluminismo” europeo de esos años. Se dio en ciertas localidades del centro de Castilla y de ahí luego se extendió a otras zonas como Extremadura o Andalucía. Los alumbrados creían en el contacto directo con Dios a través del Espíritu Santo mediante visiones y experiencias místicas, lo cual llevó a la Inquisición Española a promulgar al menos tres edictos en su contra. Leían e interpretaban personalmente la Biblia y preferían la oración mental a la vocal llegando incluso a la pretensión de comulgar sin confesar, pues consideraban que los que estaban confirmados en el bien no podían pecar.

UN PROGRAMA DE MÍNIMOS

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-Extraído de
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=128928927303948&set=o.274521545908490&type=1&theater

 Fotos de CARLISTAS


Juan Vázquez de Mella propugnaba como un programa político de mínimos:

1.Unión moral y separación económica de la Iglesia y del Estado.

2.Sustitución del régimen parlamentario por el representativo.


3.Autarquía de municipios y regiones, y defensa resuelta del orden social fundado en la armonía de clases que forman el trabajo integral.


4.Política internacional orientada hacia los tres ideales en que desemboca la historia de España: dominación del Estrecho, federación con Portugal, y unión con los Estados Hispanoamericanos.





*Asimismo, no pierdan de vista los enlaces:
 
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS: GEOPOLÍTICA Y ORIENTACIONES TRADICIONALISTAS

 

¿Es posible una geopolítica para España? (II)

martes, 14 de mayo de 2013

LA SANTA RUSIA Y LA MÍSTICA ESPAÑA: DOS MISIONES MESIÁNICAS

Fedor Dostoievski


APROCHE A LA CUESTIÓN RUSO-HISPÁNICA


En 1931, en Barcelona, el compositor español Pablo Sorozábal Mariezcurrena (1897-1988) estrenaba una de las obras más destacables de toda su producción: "Katiuska, la mujer rusa". Mucho tiempo antes, Mijaíl Ivánovich Glinka (1804-1857) había venido, como tantos románticos del siglo XIX, a España y había sido cautivado por nuestra música folclórica, fruto de su trabajo de recopilación y arreglos, Glinka -en justicia considerado como padre del nacionalismo musical ruso- contribuyó al patrimonio artístico con una colección de piezas musicales de inspiración española: "La jota aragonesa", "Recuerdos de Castilla", "Recuerdo de una noche de verano en Madrid".

Pese a la enorme distancia espacial que separa a Rusia y a España, la historia confirma una recíproca simpatía multisecular entre el pueblo ruso y el pueblo español, una mutua admiración de determinadas elites cultas rusas por España y, a su vez, una no menor admiración de las elites españolas por Rusia. ¿Qué es lo que hermana a pueblos tan distintos, diríamos que situados casi en las antípodas (y permítasenos la licencia geográfica que nos tomamos)?
 
El filósofo rumano E. M. Cioran, observador nacionalmente imparcial por rumano, así como gran conocedor de la historia y del alma de Rusia y de España, llegó a escribir en 1949 (desde su peculiar ateísmo nihilista, sobradamente conocido) que: "[Dios] teme a España como teme a Rusia: en ambos sitios multiplica los ateos [...] Dostoievski, El Greco: ¿hay enemigos más febriles? ¿Cómo no preferiría Él Baudelaire a Juan de la Cruz? Teme a los que le ven y a aquellos a través de los cuales Él ve".
 
Sin necesidad de compartir tan provocadora reflexión de Cioran, lo cierto es que lo que nos aprojima a rusos y a españoles es, en efecto, el modo como enfocamos la religión. Y es que, pese a la diferencia de confesión (ortodoxos rusos y católicos españoles) la desmesura del corazón de tantos de nuestros santos es gemela; la autenticidad de los grandes hombres que no dijéramos santos por no estar canonizados, también; y, hasta en los desvíos heterodoxos, rusos y españoles hemos llegado a fórmulas muy similares.
 
Pensemos en un San Juan de Dios, recién convertido por los sermones de San Juan de Ávila en Granada: aquel viejo soldado que vivía de vender libros, se conmueve ante la prédica del Doctor de la Iglesia, sale a la calle, descompuesto y febril, y pasa una temporada cometiendo extravagancias tan grandes que es tomado por un loco en toda Granada. Solo volverá a estar en sus cabales cuando el mismo San Juan de Ávila, avisado de los excesos de arrepentimiento del hispano-portugués, vaya a visitarlo al manicomio -donde lo hubieron de encerrar- y allí San Juan de Ávila le recomienda más moderación a San Juan de Dios en las expresiones de conversión. ¿Cómo no pensar en los "jurodivye" rusos, expresión autóctona de la religiosidad extremista rusa de los "locos de Dios"?
 
Pensemos en un Dostoievski, si no es santo, se trata de un hombre de profunda espiritualidad, que tras haber pasado por la experiencia de la militancia revolucionaria (contraria al orden zarista tradicional de la Santa Rusia y que, por contaminación de las ideas liberales occidentalistas, tanto daño hizo a Rusia como a España), que está a punto de morir frente a un pelotón de fusilamiento, que sufre presidio y que experimenta una conversión que lo lleva a tornarse en un firme cristiano y, con su genialidad, en el más clarividente de los novelistas rusos del XIX; cristiano hasta los tuétanos y acérrimo convencido de la misión mesiánica de Rusia. Y pensemos, a la vez que tenemos a Dostoievski en mente, en nuestro Ramiro de Maeztu que, si bien no es celebridad universal como el novelista ruso susodicho, pudiera por el decurso de sus peripecias biográficas, ser la "vida paralela" de Dostoievski: primero, denostador de la tradición católica española, abogando por la "modernización" y la "europeización" de la España finisecular del XIX y, luego, tras su conversión al catolicismo, el más firme defensor del retorno a las puras fuentes de la Tradición, ahondando en "Defensa de la Hispanidad" en las razones de nuestra grandeza y nuestra decadencia, de nuestra misión mesiánica truncada, que -nos apela- hemos de retomar, tal y como los grandes rusos creen que la tiene la Santa Rusia. Y pensemos en el broche de oro que puso a su vida Ramiro de Maeztu, muriendo mártir por profesar los más altos ideales, ofrendando la vida frente al pelotón de fusilamiento de sus verdugos.
 
 

Rasputín
 
Y pensemos en ese enigmático y extravagante personaje: Rasputín. Pues hemos dicho que, hasta en la heterodoxia encontramos paralelismos entre Rusia y España. Rasputín, híbrido entre santón y demonio, con una espiritualidad pervertida que compaginaba piedad con un harén de mujeres sometidas a sus encantos. Rasputín, practicando con las mujeres de su conciliábulo íntimo la fornicación, llegando a los excesos orgiásticos sexuales (practicados por la secta rusa de los Khlystis)... Rasputín, convirtiendo heréticamente -como los gnósticos- la promiscuidad sexual en una vía pseudo-mística. De un modo similar, en la España del siglo XVI, los alumbrados habían formado conciliábulos donde personajes como Gaspar Lucas (de Jaén) fornicaban con las beatas en el gineceo herético; pues, además de predicarles y espiritualmente dirigirlas con errónea doctrina, Gaspar Lucas "a la sombra y título de sacramentos tenía con ellas tratos torpes y deshonestos..." -relatan los documentos inquisitoriales. Y esto pasaba en la Jaén de 1574, aunque la Santa Inquisición fue eficaz freno de estos desmanes y aberraciones que, bajo cobertura pseudo-mística, se cometían entre los prosélitos de la secta de los alumbrados.
 
Pero aquí no terminan los paralelismos, las semejanzas, las coincidencias entre Rusia y España, entre rusos y españoles. Hemos ofrecido con estos párrafos un aproche a este asunto, pero por la importancia que tiene para la autocomprensión de rusos y españoles, estamos convencidos de que queda mucho por escribir sobre este tema y, si Dios lo quiere, con el tiempo iremos dando más elementos; elementos con los que podemos realizar una aproximación a un asunto como este -convencidos de ser más interesante de lo que se ha podido considerar hasta la fecha.
 
El occidentalismo (entendido éste como la absorción del espíritu moderno, protestante y liberal de la ilustración inglesa y francesa) ha sido y es una amenaza continua, una satánica tentación, para las dos naciones -Rusia y España- que pueden considerarse a sí mismas como naciones depositarias de una misión mesiánica (puede que truncada por la irrupción de elementos extraños a sus respectivas almas; pero, eso sí, una misión siempre recuperable en tanto que existan, en Rusia y en España, mujeres y hombres absolutamente convencidos de que la tradición no es algo viejo y, por viejo, inservible; sino que la tradición propia siempre está ahí, dispuesta a ser recuperada y puesta de nuevo en marcha).
 
Rusia y España tienen mucho que decir en el futuro a medio y largo plazo. Lo que tengan que decir sólo lo podrán decir (y hacer) cuando se deshagan por completo de todos esos lastres, postizos y mentiras que niegan el alma de Rusia y el alma de España. Esos lastres, esos postizos y esas mentiras son las impuestas por el "occidentalismo" dominante en las cuadrillas políticas (de derecha y de izquierda) en España, a partir de nuestro ingreso en la Comunidad Económica Europea; y son los mismos lastres, postizos y mentiras que quieren imponerse por el mundialismo en Rusia, tras la implosión del sistema comunista soviético. 
 
Rusia y España tienen que volver a ser Rusia y España. Y en ese camino de auto-apropiación religiosa y patriótica, nuestra lejanía espacial no será un obstáculo para estrechar cada vez más la mutua simpatía y la hermandad que un pueblo ha sentido siempre por el otro pueblo.

Davai... davai... 
 
Manuel Fernández Espinosa
 


LA MIRADA CRISTIANA DE LA HISTORIA


 * Imagen extraída de oldbob44.blogspot.com

"Pues la mirada cristiana de la historia es una mirada de la historia sub specie aeternitatis, una interpretación del tiempo en términos de la Eternidad y de los eventos humanos a la luz de la Revelación divina. Y así la historia cristiana es inevitablemente apocalíptica, y el Apocalipsis es el sustituto cristiano de las filosofías seculares de la historia."

Christopher Dawson.




*Extraído de Sub Specie Æternitatis

domingo, 12 de mayo de 2013

BREVE EVOCACIÓN DE ROSALÍA DE CASTRO

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Rosalia.jpg

Hace años que en la feria del libro de Punta Umbría (Huelva) adquirí una edición bilingüe en castellano y gallego de Cantares gallegos. Fue uno de esos muchos veranos empapados de literatura. Por aquellos entonces un servidor comenzaba a escribir poesía, y mirando algunas de esa época, casi que siente uno vergüenza. Luego, en la librería "El Giraldillo", casi en frente del Rectorado de la universidad hispalense, adquirí a módico precio En las orillas del Sar.

Rosalía, dentro del Rexurdimento, es una poetisa de la intuición, el lirismo y el dolor. Casi compartiendo cartel con otros poetas galaicos como J. Manuel Pintos o Evaristo Martelo Paumán, sus letras reflejan en muy buena medida su dolorida vida, su expresión intimista, sus dificultades, sus preocupaciones y anhelos, su sentimentalidad a flor de piel. Es una poetisa costumbrista que nos sitúa sobre la naturaleza y el sentimiento. A mi juicio, emite un juicio harto injusto en sus descripciones de Castilla y los castellanos en Cantares gallegos; así como creo que exagera un poco al responder a “La gaita gallega. Eco nacional” del dilecto Ventura Ruiz Aguilera. Con todo y con eso, es Rosalía una muestra más de que el tronco lírico peninsular se halla en lo galaico-lusitano, y es importante que Alfonso X el Sabio situara este tronco romance como el más apto para la lírica en su corte. No es algo que venga de ahora, como ya avistó Menéndez Pelayo, situando este tan particular y agradable "estilo" en los confines del Amadís de Gaula.

Con Gustavo Adolfo Bécquer, Rosalía de Castro ha sido situada en la onda de los post-románticos. No sé si esto es del todo acertado. Sí sé que ambos hacían una fulgurante poesía, y que figuran en mis poemarios de cabecera.


Antonio Moreno Ruiz 

LA JUVENTUD

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«No creas a aquellos que dicen que la juventud solo está hecha para la diversión: La juventud no está hecha para el placer, sino para el heroísmo. Esto es cierto, se necesita del heroísmo de un joven para resistirse a las tentaciones que nos rodean, para creer en una doctrina continuamente despreciada, para atreverse a hacer frente, sin apartarse un ápice del argumento, a la blasfemia, al escarnio que llena libros, calles y periódicos. Para resistirse a su familia y amigos, para estar solo contra todos, para mantenerse fiel contra todos ellos. Sin embargo “tened valor, porque yo he vencido al mundo”. No pienses que por esto vas a ser menos, por el contrario, serás maravillosamente elevado. Es por la virtud como se es un hombre. La integridad te hará estar vigoroso, rápido, alerta, penetrante, claro, como un golpe de trompeta en el esplendido sol de la mañana. La vida te parecerá plena de sabor y de seriedades, y el mundo de sentido y de bellezas.»

Paul Claudel.

LIBERTADES QUE NOS MUEVEN


 


"Estamos movidos por la convicción de que, en general, no existe libertad sino libertades particulares, separadas, cada una de las cuales proviene de nuestra responsabilidad y de nuestro sentido de la disciplina".

Aleksandr Isáyevich Solzhenitsin (1918-2008)