RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 11 de diciembre de 2014

PRÓXIMA APARICIÓN DE "LES ARRELS DE CATALUNYA", DE JOSÉ ALSINA CALVÉS

 
 

"LES ARRELS DE CATALUNYA"
(LAS RAÍCES DE CATALUÑA.
INTRODUCCIÓN AL CATALANISMO HISPÁNICO)

Por José Alsina Calvés
 
Traducción del catalán al castellano: 
Manuel Fernández Espinosa 
 
Muchos dirán que esto del catalanismo hispánico es puro marketing, que es una marca blanca del españolismo rancio, pero se equivocan. Es un nuevo discurso que arranca con fuerza, porque hunde sus raíces en lo más profundo de nuestra identidad.
 
En 1939, cuando ya la Guerra Civil tocaba a su fin, cuando las tropas del general Franco entraron en Barcelona, el joven poeta falangista Dionisio Ridruejo, jefe de los Servicios de Propaganda, tenía preparadas unas hojas volanderas escritas en catalán, dirigidas a la población civil. Las hojas nunca fueron repartidas, debido a que el Gobierno Militar lo prohibió. Fue una gran oportunidad perdida.
 
La iniciativa de Ridruejo no era fruto de una "feliz ocurrencia" del momento, sino que respondía a un proyecto elaborado. Entre el grupo de intelectuales que se había reunido alrededor de la sede de Burgos (Pedro Laín, Antonio Tovar, Gonzalo Torrente Ballester, Luis Rosales y otros) figuraba un importante núcleo de catalanes, antiguos militantes de la Lliga de Catalunya (Ignacio Agustín, Xavier de Salas, José Vergés), editores de la revista DESTINO, defensores de un catalanismo hispánico, los cuales habían influido en la visión de Ridruejo sobre Cataluña.
 
La línea oficial del Régimen fue por otro lado. Predominó el centralismo uniformador. La lengua y la cultura catalanas fueron toleradas, pero dejadas en manos de los otros: de los nacionalistas y de la izquierda, que las hicieron patrimonio suyo por dejadez de los vencedores. Estos elaboraron una historia "ex novo" del catalanismo, olvidando o falseando sus orígenes y figuras como d'Ors o Cambó.
 
Nosotros queremos poner las cosas en su sitio. Como catalanistas defendemos la lengua y la cultura catalanas, patrimonio de todos. Defendemos la unidad de la lengua catalana y estamos en contra de la absurda invención de nuevos "idiomas", como el LAPAO*. Defendemos la cultura catalana integral, y denunciamos la marginación que el nacionalismo ha practicado sobre determinadas figuras incómodas para su monopolio, como Pla, d'Ors o Ignasi Agustí. Exigimos que el Estado español haga suyas todas las lenguas españolas (catalán, vasco, gallego) porque son lenguas que se hablan en España, y son riqueza y patrimonio de todos los españoles, sin perjuicio de la lengua castellana, común a todos.
 
No queremos renunciar a la lengua de Maragall, Verdaguer y d'Ors, amenazada, no por el castellano, sino por la globalización y por los términos anglófonos y pseudoanglófonos que, paradójicamente, los nacionalistas no cesan de introducir. Tampoco queremos renunciar a la lengua castellana, hablada por más de 300 millones de personas, la lengua de Ortega y Gasset, Azorín, Cervantes y Pío Baroja, a favor del inglés, o, peor aún, del odioso "globish", burdo engendro de la globalización.
 
Esto es lo que queremos, y queremos hacerlo de dos maneras: en el terreno metapolítico de las ideas, y con la acción y la visibilidad en la calle. No estamos aquí para hacer política a la antigua usanza, ni para ir a las elecciones ni para ocupar poltronas. Estamos aquí para levantar una bandera: la del catalanismo hispánico, y defenderla con el pensamiento y la acción.
 
Os invito a todos.
 
José Alsina Calvés, vicepresidente de SOMATEMPS.

Fuente original en catalán: SOMATEMPS. "Catalanitat és Hispanitat"
 
*LAPAO: siglas que responden a Lengua Aragonesa Propia del Área Oriental, acuñado por el gobierno aragonés.
 
 
CUANDO APAREZCA EL LIBRO EN CATALÁN VOLVEREMOS A AVISAR A LOS LECTORES. TAMBIÉN ANUNCIAMOS QUE ES MUY PROBABLE QUE ESTE LIBRO SEA EDITADO EN CASTELLANO.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

EL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN Y SU CONFIRMACIÓN CIENTÍFICA

 
 

 
Por Guillermo-C Pérez Galicia
 
 
Como la mayor parte de los dogmas católicos, el dogma de la Inmaculada Concepción se evidencia científicamente con unas 90 pruebas aproximadamente, a diferencia de lo que sucede con los mitos que sustentan las demás religiones, que son falsas.

Pero antes de adentrarnos en su demostración científica, es preciso que pensemos, ¿qué es exactamente el dogma de la Inmaculada Concepción?

Por desgracia, muchos confunden el dogma de la Inmaculada Concepción con otro dogma NO menos importante: el sacratísimo dogma de la Virginidad Perpetua de la Santísima Virgen María, Reina del Universo.
 
El Dogma de la Inmaculada Concepción es un dogma de fe de la Religión Verdadera que sostiene que María, madre de Jesucristo, a diferencia de absolutamente todos los demás seres humanos, no fue jamás alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de la creación de su alma, estuvo libre de todo pecado o mancha de pecado.
 
EL PECADO ORIGINAL
 
El pecado original fue un pecado de enorme soberbia y grave desobediencia cometido por nuestros primeros padres, la primera pareja humana, que se dejaron engañar por Satanás, a consecuencia del cual perdimos la filiación divina, la unión a la Divinidad y así dejamos de formar parte del Cuerpo de Dios y nos convertimos en hijos de la ira, esclavos de Belcebú. De ese modo, sólo se puede volver a ser hijos de Dios mediante la adopción, a través de la Santísima Virgen María, como hijos de Dios mediante el bautismo y la fe ligada a este iniciático rito.

Es imprescindible el Bautismo para que se nos confiera la primera gracia santificante, y así poder volver a ser hijos de Dios y de este modo ser dignos de recibir la herencia de Nuestro Padre Creador, recuperando nuestros derechos de hijos: Tal herencia es el poder acceder al Reino de Dios tras la muerte, escapando del Infierno.
 
Sin la venida de Dios al mundo encarnándose a través de la Santísima Virgen María, NO habría sido posible la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, la instauración de su Santa Iglesia, que Cristo compró con su sangre, ni por consiguiente tampoco podríamos ser partícipes de la Redención, permaneciendo cerradas para nosotros las puertas del Reino de los Cielos.
 
Como Cristo dice: "quien no renaciere en el agua y en el Espíritu Santo NO podrá entrar en el Reino de los Cielos". Por ello, el Bautismo es absolutamente necesario para salvarse, y sólo con el Bautismo podremos abrirnos el camino para participar del resto de los sacramentos que el mismo Cristo estableció.
 
Habiendo Dios conferido al género humano en el primer hombre la gracia santificante y los otros dones sobrenaturales en condición de que no desobedeciese, habiendo desobedecido, en calidad de cabeza y padre del humano linaje, volvió rebelde a Dios la naturaleza humana. Por ello, la naturaleza humana se trasfunde a todos los descendientes del primer hombre en estado de rebelión a Dios, privada de la Gracia Divina y de los otros dones: Tales son las nefastas consecuencias del pecado original en cada uno de nosotros.
 
Los daños del pecado original (que todos heredamos) son: la privación de la gracia (sin la cual NO es posible salvarse), la pérdida de la bienaventuranza, la ignorancia, la inclinación al mal, todas las tristezas de la vida, envejecer, y, en fin, la muerte.

Todos los seres humanos contraen el pecado original, y con él todos los dolores y desgracias asociados, a excepción de la Santísima Virgen, que fue preservada por Dios por singular privilegio, en previsión de los méritos de Jesucristo Nuestro Salvador.
 
Después del pecado original, los seres humanos NO podían ya salvarse, a no ser que Dios usase misericordia con ellos. Eran esclavos del Diablo, condenados de antemano, sin posibilidad de salvar su alma, inclinados al mal y a la desobediencia a Dios.

SIN EMBARGO, decidió Dios usar misericordia con el linaje humano: Prometió enseguida a nuestros primeros padres el Redentor Divino o Cristo, y enviarlo después a su tiempo para librar a los hombres de la esclavitud del Demonio, del mito y del pecado.
 
¿Quién es el Cristo prometido? Jesús de Nazaret, el eterno Lógos del Padre Eterno.
 
¿Qué es exactamente la Inmaculada Concepción de María?
 
La Santísima Virgen María es Inmaculada Concepción porque fue concebida sin el más mínimo resto de ese pecado original, de ahí que fuere ella quien aplastará la cabeza a Satanás.
 
El dogma de la Virginidad Perpetua de María es un dogma diferente del de la Inmaculada Concepción, pues, a diferencia de éste, lleva definido desde los primeros siglos, aunque ambos dogmas se hallan ciertamente en el depósito de la fe, en la Tradición Apostólica revelada por Dios a su Iglesia a través de los Apóstoles.
 
Como este texto no es un texto con el que pretendamos tratar el dogma de la Virginidad Perpetua de la Virgen María, baste señalar que dicho dogma se refiere a la Maternidad Virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del parto. María tiene las dos características propias de la mujer perfecta:
 
-En cuanto al cuerpo, la mayor perfección de la mujer es ser madre, pero la mayor perfección posible es la del privilegio singularísimo de ser la Madre de Dios, dogma definido en el Concilio de Éfeso.
 
-En cuanto al alma, la mayor perfección posible en la mujer es la inocencia femenina de ser virgen.
 
Pues bien, la única que es Virgen y Madre a la vez es la Santísima Virgen María de Nazaret, Reina del Universo y madre adoptiva de todos los cristianos.
 
María es Virgen antes, durante y después del parto. Además de ser dogma de fe, además de hallarse en la escritura, y además de hallarse en la Tradición Apostólica de los siglos I y II, hay que decir que la Maternidad Virginal de María es un dogma que está demostrado científicamente. No obstante, esa evidencia la dejaremos para otra ocasión, ya que aquí tratamos otro dogma mariano: la Inmaculada Concepción.

Dejando, pues, al margen, dogmas como el del pecado original o el de la Virginidad Perpetua de la Madre de Cristo, vamos a centrarnos en el dogma de la Inmaculada Concepción.
 
Como decíamos arriba, la Virgen fue concebida sin mancha de pecado original desde el primer instante de su ser natural, lo cual quiere decir que se halló libre del pecado original, siendo además Corredentora con Cristo, y no padece las consecuencias que tenemos que padecer nosotros, por las cuales nos vemos obligados a recurrir a los sacramentos para podernos salvar y para dejar de ser esclavos del Diablo y vencerle mediante la gracia SOBRENATURAL  aunque sea MUY superior a nosotros en el orden natural; necesitamos además el Bautismo para poder borrar el pecado original.
 
María está dignificada sobrenaturalmente de tal forma desde antes de su concepción que jamás tuvo ni el menor resto de pecado original, ni la más mínima mancha de él, y por lo tanto tampoco pecó nunca.
 
ESO ES LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA. Que María jamás pecó ni fue engendrada con el menor resto de pecado original.
 
Dios perservó a María libre de todo pecado actual (pecado que hubiera sido cometido por Ella misma) y, aun más, libre de toda mancha o efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres y mujeres por ser descendientes.
 
¿CUÁNDO SE DEFINIÓ ESTE DOGMA?
 
¿Cuándo fue definido este dogma? El Papa Pío IX, el 8 de Diciembre de 1854, rodeado de 92 Obispos, 54 Arzobispos, 43 Cardenales y de una multitud ingentísima de pueblo, proclamó Dogma de Fe la Inmaculada Concepción de María, en la bula Ineffabilis Deus, con la siguiente definición dogmática:
 
"Nos ... con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho".
 
Desde entonces ya quedó claro que todo aquel que negase este dogma es un hereje y por tanto irá a la infelicidad eterna del infierno y estará privado de la unión a Dios y su felicidad perpetua.
 
El Papa Pío IX, haciendo uso de su autoridad recibida del mismo Dios, definió el dogma de la Inmaculada Concepción. Sin embargo, para que un Papa defina un dogma, ese dogma debe estar ya en el depósito de la fe revelada por Cristo a los Apóstoles, es decir, tiene que formar parte de la Revelación Divina, o sea: debe hallarse en la Tradición Apostólica.
 
¿REALMENTE ESTE DOGMA SE HALLA EN LA DOCTRINA PREDICADA POR LOS APÓSTOLES?
 
¿De qué forma podemos observar la presencia de ese dogma revelado ya en los primeros tiempos del Cristianismo?
 
Veamos algunos ejemplos...

**El saludo del ángel Gabriel –"chaire kecharitomene": "Ave, llena de gracia" (S. Lucas 1:28) indica una única abundancia de gracia, un sobrenatural, agradable a Dios estado del alma, que encuentra su explicación sólo en la Inmaculada Concepción de María.
 
**Refutando al hereje judeocristiano Pelagio, San Agustín de Hipona, padre y Doctor de la Iglesia, declara que todos los justos han conocido verdaderamente el pecado «excepto la Santa Virgen María, de quien, por el honor del Señor, yo no pondría en cuestión nada en lo que concierne al pecado» (De natura et gratia 36).
 
** San Efrén de Siria, padre y Doctor de la Iglesia, más conocido como "Arpa del Espíritu", dice claramente: «La Santísima Señora, Madre de Dios, la única pura en alma y cuerpo, la única que excede toda perfección de pureza, única morada de todas las gracias del más Santo Espíritu, y, por tanto, excediendo toda comparación incluso con las virtudes angélicas en pureza y santidad de alma y cuerpo... mi Señora santísima, purísima, sin corrupción, inviolada, prenda inmaculada de Aquel que se revistió con luz y prenda... flor inmarcesible, púrpura tejida por Dios, la solamente inmaculada» («Precationes ad Deiparam», in Opp. Graec. Lat., III, 524-37).
 
**San Teófanes , padre de la Iglesia, alaba así a María: «Oh, incontaminada de toda mancha». Y en otra parte: «El purísimo Hijo de Dios, como te hallase a Ti sola purísima de toda mancha, o totalmente inmune de pecado, engendrado de tus entrañas, limpia de pecados a los creyentes».
 
**El gran padre de la Iglesia San Cirilo de Alejandría, sucesor de San Marcos el evangelista, se mostró siempre muy claro hablando de la Inmaculada Concepción: San Cirilo escribe: «¿Cuándo se ha oído jamás que un arquitecto se edifique una casa y la deje ocupar por su enemigo?». No se puede expresar más claramente la idea de la Concepción Inmaculada.

**San Ireneo, padre y Doctor de la Iglesia y discípulo del apóstol San Juan, manifestaba: «Así como aquella Eva, teniendo a Adán por varón, pero permaneciendo aún virgen, desobediente, fue la causa de la muerte, así también María, teniendo ya un varón predestinado, y, sin embargo, virgen obediente, fue causa de salvación para sí y para todo el género humano... De este modo, el nudo de la desobediencia de Eva quedó suelto por la obediencia de María. Lo que ató por su incredulidad la virgen Eva, lo desató la fe de María Virgen». Es decir, que como un nudo no se desata sino pasando los cabos por el mismo lugar, pero a la inversa, así la redención se obró de modo idéntico, pero a la inversa de la caída.
 
**El Apóstol San Andrés, cuando iba a ser ejecutado, dirigió las siguientes palabras al procónsul: «Y puesto que de tierra fue formado el primer hombre, quien por la prevaricación del árbol viejo trajo al mundo la muerte, fue necesario que, de una virgen Inmaculada, naciera hombre perfecto el Hijo de Dios, para que restituyera la vida eterna que por Adán perdieron los hombres».
 
Hemos visto qué es el dogma de la Inmaculada Concepción. Nos hemos detenido en observar la definición dogmática que el Papa Pío IX formuló para dejar claro a todos que la Inmaculada Concepción es un dogma revelado por Dios que se hallaba ya en el depósito de la fe revelado directamente por Jesucristo a los Apóstoles.

Hemos visto también algunos ejemplos que demuestran que, en efecto, el dogma de la Inmaculada Concepción se halla en el depósito de la fe recibido del propio Jesucristo.
 
¿CÓMO PODEMOS EVIDENCIARLO CIENTÍFICAMENTE?
 
Veamos ahora, por último, la demostración científica del dogma de la Inmaculada Concepción.

-Una noche del año de gracia de 1427, un notable canónigo fue acuchillado en la ciudad de Manresa (Cataluña). Tras haber certificado los médicos su defunción y haber realizado las convenientes operaciones para demostrar su muerte clínica, su cadáver fue depositado en un ataúd.
 
Una masa de gente velaba sus restos mortales en la capilla ardiente instalada en la iglesia colegiata de Manresa. De repente, un estruendo hizo a todos quedar yertos de espanto cuando, súbitamente, se abrió el ataúd y el canónigo, que estaba muerto, se levantó.
 
El canónigo proclamó a todos que su alma se había salvado, pero que Dios Nuestro Señor le permitió volver de la muerte unos instantes para anunciar a todos una verdad de fe importante: la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
 
Acto seguido, el sacerdote volvió a su ataúd y murió de nuevo, quedando todos espantados y dando gloria a Dios por el prodigio. Quedaba así confirmada por la intervención directa de Dios una doctrina que cuatro siglos después sería definida como dogma por la Iglesia.
 
Pero este NO es el único caso ni mucho menos el más reciente. Entre casos más recientes podemos mencionar los milagros de la Virgen en sus apariciones en Lourdes (Francia).
 
Hoy sobreabundan los aparicionistas, pandas de santurrones y viejas beatas que pululan por todas las partes del mundo obsesionados con supuestas apariciones de la Virgen constantes, como si la Reina de los Cielos no tuviera otra ocupación que estar constantemente divirtiéndose en aparecerse a todo el mundo.
 
Dios, en efecto, se sirve de determinadas apariciones a los hombres, pero sólo lo hace en casos muy puntuales, en orden a demostrar o confirmar cosas muy concretas para el bien de todos sus hijos. Y, cuando Dios permite o realiza una aparición, siempre la confirma mediante un milagro ante el cual la ciencia queda apabullada. Algunas apariciones falsas famosas son las de Medjugorje (antigua Yugoslavia), o San Nicolás (Argentina).
 
Entre las apariciones verdaderas que han servido para confirmar, por ejemplo, un dogma de fe científicamente y por la intervención directa de Dios, está la de la Virgen de Lourdes a la niña Santa Bernardette Soubirou.
 
Sucedió en 1858. Una niña de familia muy humilde llamada Bernardita comenzó a ver a una majestuosa señora de asombrosa belleza en una gruta del antes pequeño pueblo de Lourdes.
 
La niña, de enorme inocencia conocida por todos, nunca dijo que se tratase de la Santísima Virgen, pero pronto esta simple niña comenzó a movilizar a las masas a aquella cueva a rezar el Santo Rosario. La débil niña caía de rodillas en éxtasis y ni los más fuertes del pueblo, varones fornidos,  eran capaces de moverla un milímetro de su posición.
 
Aquella señora que se le aparecía comenzó a revelarle una serie de 'secretos' que no podía -por el momento-, decir a nadie, y pidió a la niña la construcción de una capilla en ese lugar. La niña fue detenida varias veces por la policía y el estado francés, notablemente liberal y democrático, inició una persecución contra todo aquel que se atreviese a visitar la gruta.
 
¡Vaya temores de un estado para tratarse de una simple niña de 14 años a la que ni siquiera su párroco la apoyaba por el momento!
 
El cura del pueblo se mantenía muy escéptico, pero finalmente se emocionó y se dio cuenta de lo que allí sucedía cuando, tras haberle ordenado a la niña que le preguntase a aquella señora cuál era su nombre, le respondió: "YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN".
 
El sacerdote se quedó atónito, completamente anonadado, pues aunque el pueblo fiel tenía la creencia en el dogma, la formulación del dogma como "Inmaculada Concepción" era algo sólo conocido por los teólogos; lo mismo sucedió con otras enseñanzas que la Santísima Virgen le había ido dando a Santa Bernardette, enseñanzas que dejaban a todos boquiabiertos al verlas en aquella niña que apenas sabía escribir.
 
La niña comenzó a besar el asqueroso fango de la gruta por orden de la Virgen y como penitencia por la conversión de los pecadores, mojándose con el repugnante charco que se había formado tras las lluvias, consiguiendo con esto que muchos la tomasen por loca y se burlasen de ella y de su familia; mas, siendo inescrutables los caminos del Señor, quiso la Voluntad del Creador que en aquel instante brotasen aguas cristalinas de aquel lugar donde la niña se había manchado la cara y bebido de charcos sucios. Asombrosamente, ante cientos de personas surgió un manantial de un lugar donde no había acuífero alguno.
 
Hasta ahora vemos que son más que suficientes las demostraciones de que el dogma de la Inmaculada Concepción es un dogma revelado por Dios. Pero esto no es nada.
 
Acudieron innumerables científicos liberales y librepensadores, anticlericales y cientifistas de todo tipo a aquel lugar a burlarse del pueblo fiel y a reírse de la niña, de la Iglesia y de la piedad cristiana. Pero el efecto fue el contrario, pues los científicos salían de allí maravillados con los asombrosos prodigios que allí estaban teniendo lugar, en especial aquellos que tuvieron el privilegio de conocer a la niña, que era muy sencilla, y con frecuencia tuvieron que modificar por completo sus posturas racioempiristas y anticatólicas.
 
 
Foto de Manolo Fernández.
Imagen del cuerpo incorrupto de Bernardette Soubirous, la niña de Lourdes
 
La niña se internó en un convento de monjas y allí permaneció unos pocos años hasta su muerte. He aquí otro milagro: Su cuerpo se conserva totalmente intacto, con la temperatura de un humano vivo y todos los órganos íntegros, sin la más mínima deshidratación ni la menor materia orgánica descompuesta, completamente INCORRUPTO, no simplemente 'acartonado' ni con tratamientos de ningún tipo que lo hagan consevarse así. Su cuerpo se conserva, ante los ojos de los que hemos peregrinado hasta aquel lugar, como si se tratase de una niña dormida, una niña que, milagrosamente, se conserva, en toda su pureza, 'dormida' ya desde hace más de un siglo, con una tez fresca y viva y un gesto de paz en su rostro. De esto existen innumerables fotografías y cualquiera que lo ponga en tela de juicio puede visitar aquel lugar y comprobarlo él mismo. Otra demostración directa por parte de Dios.
 
Pero hay más... ¿Qué sucedió con aquel manantial que la Santa Virgen hizo surgir allí a través de la santa niña?
 
Algunos de los mejores químicos y otros científicos del mundo han analizado y estudiado las aguas de ese manantial en numerosas ocasiones y con interminables análisis.
 
¿El resultado? Todos coinciden en que se trata de un agua muy pura y virgen, un agua natural que carece de propiedades termales de ningún tipo y que cuenta con la peculiaridad de que en ella no pueden sobrevivir bacterias o microorganismos nocivos de ninguna clase. Esto es un claro símbolo más que demuestra la Inmaculada Concepción, en cuyo ser no pudo haber ni hubo la más leve mancha de pecado original desde el primer instante de su ser natural.
 
Ya desde tiempo de las apariciones y hasta el día de hoy, se han registrado un total de al menos 86 milagros producidos por las aguas de aquella milagrosa fuente. Lo que viene a ser otra confirmación científica más del dogma.
 
Podemos citar algunos ejemplos de tales milagros, como es el caso del niño Justino, que resucitó de la muerte tras haber fallecido con una terrible enfermedad y resucitó al ser bañado en aguas de aquella fuente. Después su vida se desarrolló sin secuelas.
 
Tres famosos médicos que eran anticlericales, cientifistas y enemigos de la Iglesia Católica que visitaban Lourdes para 'poner en ridículo el oscurantismo cristiano' se convirtieron al comprobar empíricamente que se trataba de un hecho real, pues el corazón del niño había dejado de latir y su respiración se había cortado hacía muchas horas.
 
Entre los casos más recientes podemos citar el de Francis Berns, sucedido hace unos cuarenta años. Al veterano soldado que había combatido al Catolicismo y a los países occidentales del continente europeo, durante la Segunda Guerra Mundial, había perdido en Normandía sus dos piernas totalmente gangrenadas, que le tuvieron que ser completamente amputadas; tras varios forcejeos, muchos años después accedió a visitar la gruta de Lourdes con su mujer.
 
Mientras la mujer iba a recoger agua, su marido Francis quedó inconsciente tras sentir un fuerte impacto en su espalda; cuando despertó, estaba caminando con sus dos piernas íntegras al desnudo, completamente recuperadas. Obviamente, su conversión fue total desde aquel instante.
 
Para terminar, mencionemos brevemente el caso de un niño de 8 años de familia protestante anglicana, hecho sucedido hace unos pocos años, que había sido completamente invadido por un cáncer y que había perdido la posibilidad de articular palabra, con la cabeza totalmente deteriorada; le fue extraído su pulmón izquierdo, que se conservó en el hospital donde había estado internado. Fue llevado a Lourdes a instancias de su tío, que era católico. El muchacho falleció. A pesar de todo, decidieron bañarlo en agua de la fuente de la gruta de Lourdes. El chico permaneció muerto.
 
Establecieron su velatorio en la basílica de Lourdes. El día que lo iban a enterrar, ¡oh maravilla!, el muchacho apareció vivo, completamente sano y hablando con toda naturalidad pidiendo algo de comer, pues tenía hambre. Los médicos, perplejos, tuvieron que certificar su curación, y, tras unas radiografías, ¡comprobaron que tenía de nuevo el pulmón izquierdo! ¡sus dos pulmones, pese a estar infectados totalmente y haberle sido extraido uno de ellos, estaban enteros y sanos!  Sin embargo, su anterior pulmón izquierdo se conservaba en el mismo recipiente que sus médicos lo habían dejado.
 
El muchacho creció y todavía vive alegremente con su familia, habiéndose convertido él y toda su familia al Catolicismo.
 
Son muchas, ciertamente, las pruebas que ponen de manifiesto la autenticidad del dogma de la Inmaculada Concepción y su origen de Divina Revelación. Sólo de los milagros de Lourdes existen, como hemos dicho, al menos 86 pruebas científicas.
 
CONCLUSIÓN
 
Lo que sucede con el dogma de la Inmaculada Concepción no es un caso aislado, pues prácticamente de todos los dogmas católicos existen varias evidencias contundentes.
 
No sucede lo mismo con las religiones falsas, pues aparte de ser difícilmente congeniables con la recta razón y la lógica más simple, ninguna de ellas tiene ni un solo milagro que pruebe absolutamente nada. Son meras invenciones humanas, con frecuencia mezcladas con engaños de Satanás y con una filosofía de vida meramente inventada.
 
Así pues, el dogma de la Inmaculada Concepción es un dogma absolutamente confirmado. No hay que asombrarse, es simplemente una prueba más de la Divinidad de la Religión Católica.
 
Honremos a la Santísima Virgen conmemorando el día de su Inmaculada Concepción, 8 de diciembre.
                                                                                  
 
"Por María y con Ella triunfará la Iglesia Católica, Apostólica y Romana,
bajo la cruz de Cristo"

lunes, 8 de diciembre de 2014

"EL GRAN CAPITÁN, UN LINAJE ALMOGÁVAR EN CÓRDOBA"



 
CONFERENCIA DE D. GUILLERMO ROCAFORT
 
Contiene enlazado el vídeo de la misma.
 
 
 
 
Con motivo del ciclo de conferencias "Conozcamos nuestra historia" que está realizando la Asociación Juvenil Gran Capitán de Córdoba, el pasado 29 de noviembre tuvo lugar en el Real Círculo de la Amistad la conferencia de D. Guillermo Rocafort "EL GRAN CAPITÁN, UN LINAJE ALMOGÁVAR DE CÓRDOBA". 
 
Guillermo Rocafort (Madrid, 1970), Caballero Legionario del Tercio Gran Capitán, es Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, profesor universitario y novelista (recientemente apareció en el mercado "La dama de mis sueños"). Rocafort es una de las máximas autoridades en la cuestión de los "almogávares", como tiene harto demostrado con una bibliografía de su autoría tan extensa con títulos como "Yo, Berenguer de Rocafort Caudillo" o  "Enigmas y misterios de los almogávares", por citar dos obras sobre el tema histórico.
 
 
Estas conferencias que organiza la Asociación Juvenil Gran Capitán de Córdoba son grandes hitos en la confección de la conmemoración del V Centenario de la muerte de Gonzalo Fernández de Córdoba, para la cual la asociación juvenil está poniendo todo su esmero y buen hacer.
 
 
Desde el compromiso con la historia y con la comunidad de los pasados, los presentes y los futuros, Guillermo Rocafort ofreció una excelente conferencia, cuya grabación tenemos el gusto de compartir para todos (PARA VER LA CONFERENCIA cliquear en "EL GRAN CAPITÁN, UN LINAJE ALMOGÁVAR EN CÓRDOBA"). En la misma, el escritor se refirió a algunos de los descubrimientos históricos que miembros de RAIGAMBRE venimos ofreciendo desde hace años, como son el origen navarro-aragonés de una gran porción de reconquistadores de las Andalucías, venidos en las huestes de Fernando III el Santo. Este asunto es de capital importancia frente a la manipulación histórica que el nacionalismo neo-andusí perpetra, pretendiendo hurtar a la conciencia del pueblo andaluz su verdadero origen, mientras impunemente le falsifica los ancestros. Este tema de las repoblaciones durante la Reconquista fue abordado en su día por Manuel Fernández Espinosa en la conferencia que el mismo Fernández Espinosa pronunció bajo el título "La Reconquista Permanente", el 14 de julio de 2014, en la ciudad de Jaén y la cuestión está siendo ampliada por otros miembros de RAIGAMBRE como Antonio Moreno Ruiz o Luis Gómez López en sus estudios históricos sobre mozarabía, genealogía y Edad Media en Andalucía. Es un motivo de satisfacción para nosotros comprobar que la verdad va abriéndose camino a golpe de talento y compromiso social como el que muestra D. Guillermo Rocafort y la asociación juvenil cordobesa bajo cuyo pabellón pronunció esta conferencia. 
 
 

sábado, 6 de diciembre de 2014

"APOCALYPTO" O VENCER EL MIEDO






EL TERROR: CLAVE PARA LA HERMENÉUTICA DE UNA PELÍCULA DE MEL GIBSON


Manuel Fernández Espinosa





APOCALYPTO de Mel Gibson es una de esas películas que convierten el cine en una de las bellas artes. El genial director, actor y productor católico es una autoridad, le pese a quien le pese y, de entre todas sus películas, la tríada que conforman "Braveheart" (1995), "La Pasión de Cristo" (2004) y "Apocalypto" (2006) lo ha convertido en un autor cuyas obras pueden ser consideradas como clásicas. La susceptibilidad y el encono de sus enemigos (la flor y nata de Hollywood) empujan a estos a hostigar a Gibson, sacando a relucir los trapos sucios de su vida personal, calumniándole y persiguiéndole con ese odio que caracteriza a los cobardes, pero que no puede ensombrecer el magisterio cinematográfico que merecidamente ostenta.
 
Parece ser que Gibson acarició el proyecto, tras Apocalypto, de rodar una película sobre Vasco Núñez de Balboa (sobre ello se hacían eco los medios: aquí, p. ej.), sin embargo, pasados los años este proyecto que generó tan halagüeñas expectativas en 2007, por motivos que se me escapan, no se ha visto cumplido; es algo que lamentamos todos los seguidores de Mel Gibson, que -le pese a quien le pese- en el mundo somos millones. El final de "Apocalypto" predispone a esperar una segunda parte que, bien basándose en las peripecias de Núñez de Balboa o en las de cualquier otro descubridor y conquistador español, ofreciera cinematográficamente una visión gibsoniana de lo que fue el descubrimiento, la conquista, el poblamiento y evangelización de América por España. Pero, dejando a un lado nuestras especulaciones desiderativas, vayamos a "Apocalypto".
 
La película se inicia con una frase del filósofo norteamericano Will Durant (1885-1981) que concentra lapidariamente lo que parece la tesis fundamental del filme: "Una civilización no es conquistada desde fuera si no ha sido destruida antes desde dentro". Will Durant es un desconocido entre nosotros, pero se trata de uno de los filósofos más laboriosos del siglo XX, prueba de ello son sus once volúmenes bajo el título "Historia de la Civilización", para cuya realización solo contó con la ayuda de su esposa. Pero hacer depender de este lema la interpretación de la película sería harto pobre. En cierto modo, los sacrificios humanos que se filmaron con tanta crudeza y verismo, dan buena cuenta de la corrupción moral que existía en algunos pueblos amerindios. Se le criticó a Gibson cierto anacronismo, olvidándose muy a la ligera que una obra de arte siempre tiene cierta licencia poética.
 
Lo que está más que claro -soslayando las acusaciones de anacronismos- es que ciertos pueblos nativos con los que se las vieron los descubridores españoles realizaban grandes hecatombes con víctimas humanas y hasta cebaban a sus congéneres para comérselos en banquetes canibalescos: los sacrificios humanos y la antropofagia ritual estaban instaladas hasta que los españoles llegamos para acabar con esa lacra. Las víctimas de estas abominaciones veían a los españoles como libertadores y los mismos españoles así se sentían, como "enviados" -tal  y como dice Bernal Díaz del Castillo- "para deshacer agravios y castigar a los malos y mandar que no sacrifiquen más ánimas".
 
El estado en que aquellos pueblos se hallaban parece que es al que nos quieren hacer retrotraer los progresistas de nuestros días. El mismo Díaz del Castillo afirma que los españoles se encontraban con la prostitución pedofílica y homosexual establecida; era por eso por lo que Hernán Cortés y otros conquistadores disponían que los indios "habían de ser limpios de sodomías, porque tenían muchachos vestidos en hábito de mujeres que andaban a ganar en aquel maldito oficio". Existía todo un comercio de carne humana, pues "cada día sacrificaban delante de nosotros tres o cuatro indios, y los corazones ofrescían a sus ídolos, y la sangre pegaban por las paredes, y cortábanles las piernas y los brazos y muslos, y lo comían como vaca que se traen de las carnecerías en nuestra tierra, y aun tengo creído que lo vendían por menudo en los tianguez, que son mercados". Los que, propios o extraños, tanto lamentan la conquista de América debieran más bien atender a estas execrables prácticas y agradecer que los españoles pusiéramos fin a estas barbaridades.
 
Sin embargo, aunque la corrupción moral en que se hallaban las "civilizaciones" precolombinas era notable y ello explica la facilidad con la que los españoles vencimos a esa civilización que, desde dentro estaba destruida, el horror que se pone de manifiesto en el filme de Gibson nos conduce a una tesis que nos parece clave para comprender "Apocalypto". No solo asistimos a la degradación de un pueblo que ha caído en los más abyectos sacrificios humanos, sino que la película puede convertirse en  una profunda reflexión sobre el terror.
 
El miedo aparece con los rostros temerosos de aquel pueblo que vaga por la selva, huyendo de sus persecutores, y que se encuentra con los protagonistas. El miedo lo siente Garra de Jaguar, el joven protagonista de la acción. Cielo de Sílex, el padre de Garra de Jaguar, nota que aquel encuentro ha impresionado a su hijo y le previene contra el miedo, apartándolo de los demás y antes de entrar en la aldea adonde regresan con la presa cazada: el miedo repta en el alma, es una enfermedad contagiosa -le dice el padre a su hijo. Cuando los despiadados cazadores de seres humanos caen sobre la pacífica aldea, reduciendo a la tribu de Garra de Jaguar, el héroe tiene que ver impotente el modo como el enemigo degüella a su padre pero, antes de ser degollado, Cielo de Sílex le dice a Garra de Jaguar: "Hijo, no tengas miedo". Es el miedo a Kukulkán lo que conduce a los sacrificios humanos para templar la cólera del dios terrible: el discurso del siniestro sacerdote que arranca los corazones da buena cuenta de ello. El eclipse es interpretado como señal de que Kukulkán ha sido satisfecho en su sed de sangre. Cuando Garra de Jaguar es perseguido, el jefe de los cazadores cree que es el miedo lo que le hace correr al protagonista, pero -aunque corre para salvar su vida, Garra de Jaguar tiene otro motivo para correr: salvar a su esposa, a su hijo pequeño y al hijo que está por nacer. El terror parece apoderarse de los perseguidores de Garra de Jaguar cuando comprueban que se ha consumado el vaticinio que cierta niña abandonada les hizo a uno de los cazadores... Es, por fin, el asombro (no sin cierto miedo) lo que salva la vida a Garra de Jaguar: la perplejidad que experimentan sus captores en la playa cuando, providencialmente, ven sobre las aguas los galeones españoles y a los conquistadores avanzar sobre las barcazas, con los estandartes y la cruz.
 
Por estas claves (y por muchas otras que podríamos añadir) entiendo que "Apocalypto" es una película que no sólo refleja la depravación en que se hallaban muchos nativos americanos con antelación a la llegada del cristianismo de la mano de España. Otro de los aspectos interesantes de la película es la religiosidad que guardan los personajes: entre las víctimas que pertenecen a un cultura menos desarrollada técnicamente hay un politeísmo que, como una especie de religión natural anterior a la revelada, parece balbucear una cierta noticia de lo divino, aunque incompleta y derramada en un politeísmo "blanco", mientras que entre los indígenas de la ciudad, donde hay industria, comercio, edificaciones de piedra, majestuosos edificios como pirámides... el politeísmo reviste las más negras notas con dioses terribles que son proyección del egoísmo, la lujuria, la voracidad y la miseria humanas.
 
"Apocalypto" es una gran película de Mel Gibson. Puede resultar menos "familiar" que "La Pasión de Cristo" o "Braveheart", pues resulta exótica; pero en ella se muestra, además de una magnífica producción, una elaborada tesis sobre la religiosidad en conexión con el miedo. Y la tesis fundamental podría sintetizarse en que los malvados viven en el terror como en su elemento propio, produciéndolo a los demás, mientras que los buenos tienen que vencer el miedo y hacer frente al terror que produce el mal.


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Las citas han sido extraídas de "Historia verdadera de la conquista de Nueva España", de Bernal Díaz del Castillo. Libro que recomiendo.

 

jueves, 4 de diciembre de 2014

SOBRE LA COLONIZACIÓN ANGLOSAJONA

Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor



Esclavista anglosajón de las Trece Colonias
Imagen de www.pr1898.com



Ciertamente, la Leyenda Negra es un problema para historiar el mundo hispánico. Con todo, esta nefasta leyenda no consiste sólo en cuestiones como la Inquisición o el trato a los indios, sino en poner paralelismos con otras colonizaciones, siendo que al final, nos hacen creer que la nuestra fue la peor (1). Y esto empleando o el término “colonización” más por “poblamiento” que por “política colonialista”, que realmente España nunca ejerció para con sus virreinatos. Con todo, recuerdo especialmente a mi admirado escritor venezolano Arturo Uslar Pietri (2), quien en tantas ocasiones divagó sobre la identidad de la América Hispana y sobre la diferencia del modelo hispano con respecto al anglosajón. Y es que según D. Arturo, el inglés había ido a América para hacer un cristianismo más puro y para trabajar, para hacer lo que no había podido hacer en su tierra, mientras que el español venía a dominar, a ser señor. Y D. Arturo no lo decía con mala intención, pues conociendo su vida y obra, exaltó no pocas cosas del legado hispano de América. Pero creemos que aquí, como tantos otros, erraba de lleno, y tal vez por falta de datos, por unos datos que han sabido ocultar muy bien unos anglosajones que no en vano, llevan varios siglos de dominio mundial entre una cosa y otra.

Desde hace tiempo, tengo muy en cuenta a la musicología como parte integrante de la Historia. El gran historiador Claudio Sánchez Albornoz abogaba por la complementación entre la arqueología y la filología, cosa con la que concuerdo totalmente, y enlazo con una colaboración entre la antropología y musicología que creo que se acabará imponiendo, porque al fin y al cabo, todas forman partes de esa magnífica y compleja red que es la Historia; ¿y cómo separar el todo de la parte y viceversa? Y bueno, la musicología muchas veces ayuda a despejar dudas que ciertas “historias oficiales” esconden enrocadas en sus intereses. Y desde luego, siempre me ha llamado la atención que buena parte del folclore estadounidense, en especial el sureño, tenga un grado de pureza irlandés como ya no existe en Irlanda. La historia oficial nos dice que Estados Unidos no fue colonizada por irlandeses, y nos manda al mito de la llegada de los peregrinos en el Mayflower, el barco que los alejó de una Inglaterra intolerante para arribar a una tierra donde buenos y felices inventaron la cultura del trabajo que, en armonía con la acción de gracias que celebraron con los indios, luego los haría superiores, con un destino manifiesto que habría de imponer la dizque democracia en todo el mundo. Claro que en este relato legendario no se halla que esa intolerancia brutal es típicamente protestante, e igual o peor fue aplicada en el continente por luteranos y calvinistas. Primero predican el “libre examen” y luego el “exterminar como a perros” (frase literal de Lutero) a los rebeldes. Y en Norteamérica, esta intolerancia también fue aplicada para otros grupos, tanto católicos como de nuevos protestantes. Empero, en Inglaterra, la persecución religiosa liderada por los anglicanos en el siglo XVI continuaría en el siglo XVII, siendo que el anglicanismo original ya estaba dividido y se sintetizaba en un refrito extraño de liturgia católica y dogmas calvinistas, entre los cuales entraba la adoración del dinero como supuesta señal divina. Como a posteriori señalarían destacados católicos ingleses como Gilbert Chesterton e Hillaire Belloc, pronto se formó toda una clase de nuevos ricos gracias a los brutales expolios de los monasterios; algo así como una desamortización harto anticipada. Y también muy pronto los ingleses se despejarían como furibundos esclavistas y, en connivencia con no pocos tiranuelos negros, irían llenando de esclavos el Caribe y luego también sus colonias del norte. Pero claro, cuando pensamos en la esclavitud, automáticamente se nos viene la imagen de la raza negra. Y sí que hubo esclavos africanos, y sí que es condenable; mas también es condenable la gran esclavitud silenciada: La de los irlandeses, una esclavitud por motivos religiosos principalmente; algo muy parecido a la esclavitud organizada por los árabes y los turcos, extendida por todo el Mediterráneo, dejando en pañales a la trata negrera. Y esta esclavitud de blancos (3) es un terrible fenómeno que se hace todavía más sangrante al ser silenciado por los gerifaltes de la corrección política. Y he aquí que conectamos con lo que decíamos referente a la musicología: ¿Cómo puede haber ese grado de pureza irlandés en el folclore norteamericano, y más concretamente en el sur, cuando en teoría la colonización fue de puritanos ingleses? Y nos topamos con este gran artículo:



Cuando la mayoría de los esclavos en América del Norte y ...

Cuando la mayoría de los esclavos en América del Norte y el Caribe eran blancos y católicos



Añadamos a ello las persecuciones políticas habidas en Escocia en el siglo XVIII por mor de la defensa de la dinastía de los Estuardo, en verdad los reyes legítimos de Escocia e Inglaterra; dinastía que había vuelto al catolicismo de sus antepasados. Los protestantes ingleses, ayudados por una invasión comandada por holandeses y alemanes, se impusieron contra la ley, la tradición y la voluntad, provocando, amén de matanzas, exilios; exilio de cultura gaélica que se sumaba a la persecución religiosa de Irlanda, ya bastante esparcida por las colonias británicas, y más esparcida que los esclavos negros, pues al fin y al cabo el negro debía ser mantenido y comprarlo costaba dinero, mientras que el irlandés podía ser capturado muy cerca y su vida no se consideraba digna de mantenimiento. El negro costaba dinero, el irlandés era gratis, y de todas formas, si duraba poco, siempre estaba mucho más a mano que un africano. Y ahora con presos escoceses… Y de América a Oceanía, pues no en vano Australia fue una colonia de presos. Fueron los ingleses los que hicieron esto a conciencia, y sin embargo, pretenden endilgárnoslo a los españoles. Y todo ello coincide con algo fundamental: En el siglo XVIII, la corona británica, que durante los dos siglos anteriores tanto había alentado una vil piratería que la había enriquecido, ahora sin embargo cambia el discurso, y ya no se habla de la piratería sino para mayormente perseguirla. La causa está en que muchos escoceses, perseguidos en su propia tierra, salieron al mar voluntariamente, y en vez de guerrear contra España u otras potencias rivales de Londres, guerreaban al país que los estaba oprimiendo en su mismo solar, boicoteando, robando, asaltando, todo barco llegado de Inglaterra; uniendo a ello las diferencias religiosas también en el seno protestante, pues cada vez estaban más alejados del anglicanismo oficial. La organización de la piratería en el Caribe (4) buscaba poder retornar a los Estuardo (a quienes los irlandeses asimismo habían apoyado a hierro) al Viejo Mundo, cosa que nunca se pudo realizar; mas que mantuvo un malestar, una división política y una hondura sociocultural que la historiografía oficial anglosajona ha pretendido silenciar.




Jacobita escocés
Imagen de www.historic-uk.com




Así las cosas, hoy sabemos que aquellos colonos puritanos contaron con un excedente de mano obra tanto africana como gaélica, y podríamos contestarle al buen D. Arturo, con toda la consideración que nos merece tan alto intelectual hispánico, que si los españoles fueron a América a ser señores, los ingleses fueron a ser todavía más señores; pues España fue la que menos participó en la trata negrera, y por supuesto, nada tuvo que ver con la esclavitud irlandesa y el exilio escocés; todos ellos, con una sintomática piratería organizada por su corona, elementos definitoriamente característicos de la colonización anglosajona.

Con todo, ya tenemos unas coordenadas para estudiar este tema a fondo. Al igual que la música nos dice que en España, los tópicos “gitanistas” y “celtistas” no tienen ninguna base histórica (5), la música nos está diciendo que en Estados Unidos hay “algo más” que no nos han contado o no nos han querido contar, y desde hace tiempo estoy pensando en este tema, en la esclavitud de los irlandeses para explicar la colonización angloamericana, y en cómo se forman a posteriori determinadas "músicas negras" que interactúan con otros moldes, al igual que podemos encontrar "sones negros" en el flamenco o las músicas criollas.

Con esto, no se está diciendo que la historia hispánica sea perfecta y que en la anglosajona esté todo mal. De hecho, no negamos la iniciativa, el amor a la libertad y la capacidad de trabajo del pueblo angloamericano, un pueblo al que sus oligarquías cada vez combaten y desfiguran más, sólo que al contrario que en la Europa occidental, no pueden del todo porque todavía tienen una parte muy importante de la población ligada a la tierra. Y no nos olvidamos que en Estados Unidos se conoce y se valora más la historia española que en la propia España. Lo cortés no quita lo valiente. Mas, si de verdad queremos desterrar los absurdos tópicos que embarran la universalidad de la Historia, atendamos a lo que nos dice el historiador ecuatoriano Francisco Núñez (6), pues en las colonias anglosajonas sí que se dio el mestizaje tanto con indios como con negros, y España también realizó colonización de familias, en especial con canarios, aún arraigados en lugares tan dispares como Luisiana, Puerto Rico, Venezuela o Uruguay. (7) 

Nuestro imaginario colectivo ha sido deformado por la misma mentira que ha maquillado el de otros, no sin la complicidad de los traidores que nos devoran por dentro, los mismos que nos hacen perecer antes que los foráneos, como anticipó hace dos siglos el ínclito, tradicional e incomprendido patriota Gaspar de Jovellanos (8). Labor nuestra es, con amor propio y espíritu constructivo, rescatar nuestra auténtica memoria histórica.








NOTAS: 


(1) Sobre los supuestos paralelismos, recuérdese:





(2) Sobre Arturo Uslar Pietri:



Imagen de www.maracaibo24.com


MIS REFERENCIAS LITERARIAS: ARTURO USLAR PIETRI 



MIS REFERENCIAS LITERARIAS: ARTURO USLAR PIETRI (2)



MIS REFERENCIAS LITERARIAS: ARTURO USLAR PIETRI (3...





(3) Sobre el esclavismo por parte del mundo islámico, véase:

Hubo más europeos esclavizados por los musulmanes que ...





(4) Sobre este particular, véase:



El origen de la bandera pirata, la Jolly Roger, está ... - ABC.es






(5) Sobre los verdaderos orígenes del flamenco:

CONFERENCIA "LA HERENCIA HISPANOAMERICANA EN EL FL...




Sobre el “celtismo”:




(6) Sobre Francisco Núñez:

coterraneus - el blog de Francisco Núñez del Arco





(7) Sobre las familias canarias en América del Norte:







(8) Impresiones sobre Jovellanos:


ANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: ESCRITOS ...


lunes, 1 de diciembre de 2014

UNA TEORÍA DE LA MODERNIDAD

Lección de Anatomía del Dr. Willem van der Meer, de Michael Jansz van Mierevelt
 
 
UNA TEORÍA DE LA MODERNIDAD
 
 


Por D. José Alsina Calvés


 
 
Este artículo nace de un estudio y reflexión en torno a la Cuarta Teoría Política (en adelante CTP) desarrollada por el filósofo y sociólogo ruso Alexander Dugin. La CTP se plantea como una alternativa global a la modernidad, siendo el liberalismo su representante más significativo, así como la actual implosión posmoderna, representada por el neoliberalismo. Pretendemos profundizar en el concepto de modernidad, sus características, sus raíces culturales e ideológicas y sus tensiones internas. La cuestión de la posmodernidad la dejaremos para otros trabajos.
 


Comenzaremos por un intento de definición de la modernidad, después buscaremos sus raíces lejanas en la historia de las ideas y de las instituciones, y finalmente estudiaremos su génesis y constitución.


 
HACIA UNA DEFINICIÓN DE MODERNIDAD

 
Para nosotros la modernidad es un periodo de la historia de la humanidad occidental, que se inicia en el siglo XVII y termina con la implosión y caída de la Unión Soviética. A partir de este momento empieza la posmodernidad y la globalización.


La modernidad viene definida por tres factores fundamentales:

1. La Revolución Científica y el nacimiento de la tecnología moderna.

2. El liberalismo político y su reverso económico, el capitalismo.

3. La génesis del Estado Nación.

Revolución Científica y tecnología


La Revolución Científica es un hecho cultural sin precedentes, que acontece a lo largo del siglo XVII, y cuyos principales protagonistas son Descartes, Galileo y Newton. Significa el nacimiento de una nueva ciencia, distinta de la renacentista y de la aristotélica, representada básicamente por la física y cuyo paradigma fundamental es el mecanicismo. El universo entero es interpretado como una gran máquina, que funciona según las leyes mecánicas. Son abandonados los antiguos paradigmas, el renacentista basado en la magia, y el aristotélico, basado en el organicismo.

Tal como ha mostrado Kuhn (1) el desarrollo de la ciencia no es un proceso lineal, sino que funciona a través de una serie de rupturas o revoluciones científicas, a través de las cuales un paradigma es sustituido por otro. El nuevo paradigma no se caracteriza únicamente por ofrecer “más” conocimiento, sino además un conocimiento diferente. Aunque ha habido muchas revoluciones científicas, la del siglo XVII es una de las que ha tenido mayor impacto cultural , pues va a nacer asociada a una revolución tecnológica de considerables proporciones.

La filosofía mecanicista, que nace con Descartes, al considerar todo el universo como una inmensa máquina, legitima la voluntad humana de poner a la naturaleza al servicio del ser humano y de sus necesidades. La física no solamente da una explicación coherente y unificada de todo cuanto nos rodea, sino que proporciona las técnicas y los saberes que van a hacer posible la Revolución Industrial.


Liberalismo y capitalismo
 
El liberalismo, antes de plasmarse en acontecimientos históricos concretos (como la fundación de los Estados Unidos o la Revolución Francesa) y dar lugar a regímenes políticos es desarrollado teóricamente por una serie de pensadores, todos ellos anglosajones, como Locke, Hume, Bacon, y Smith. El liberalismo toma al individuo como sujeto político, lo supone sujeto a unos derechos inalienables por el mero hecho de existir y lo supone también sometido a estímulos económicos, dispuesto siempre a actuar para maximizar sus beneficios.
 
El liberalismo, con su doctrina del laisser-faire, prepara el camino al capitalismo al liberar a las fuerzas económicas de las restricciones del Antiguo Régimen y al desarrollar el derecho a la propiedad privada como uno de los derechos fundamentales no sujeto a ninguna restricción.
 
Aunque pueda existir economía capitalista sin régimen liberal, el liberalismo es el régimen político en que mejor se desarrolla el capitalismo. En la medida en que el capitalismo ha ido evolucionando, también lo ha hecho el liberalismo, hasta la implosión neoliberal que corresponde al capitalismo en su fase globalizada.
 
La conjunción de liberalismo político y tecnología hicieron posible la Revolución Industrial (2).
 
El Estado Nación

Es la concreción característica del liberalismo y el capitalismo en sus orígenes. Es un conjunto de individuos que se “constituye” en nación en virtud de un “pacto social”. El Estado Nación se caracteriza por su centralismo y por la construcción de un mercado único, así como por su voluntad política de eliminar cualquier fuero, privilegio o diferencia cultural de las distintas regiones que los constituyen.
 
Hay que señalar que no todo nacionalismo remite al Estado Nación. Así cuando Charles Maurras define la Nación como “tierra de los muertos”, está defendiendo una idea de Nación diferente, en cuanto remite a unos ancestros, a una historia y a un colectivismo que poco tienen que ver con el liberalismo.
 
La globalización posmoderna del capitalismo ha provocado la crisis del Estado Nación.
 
 
LAS RAICES DE LA MODERNIDAD


El método que seguiremos para rastrear las raíces lejanas de la modernidad no es marxista. Según esta filosofía de la historia son las condiciones de producción (infraestructuras) son las que determinan los regímenes políticos (estructuras) y estas a su vez determinan las ideas, el arte, la religión y la cultura en general (superestructuras).
 
Aunque en ocasiones esto pueda haber sido así, en los orígenes de la modernidad observamos todo lo contrario: los cambios culturales e ideológicos provocaron cambios políticos, y todo en su conjunto determinó cambios en las condiciones de producción. Como ha demostrado Max Weber  antes de que existiera el capitalismo ya existía una mentalidad y un “ethos” capitalista (3).

Cuando buscamos las raíces lejanas o antecedentes de la modernidad, nos encontramos básicamente con cambios de tipo religioso. Esto demuestra la importancia y trascendencia de las concepciones religiosas del mundo. Estas raíces lejanas de la modernidad son en primer lugar la aparición del cristianismo, y en segundo lugar la reforma protestante.
 
El cristianismo


La aparición del cristianismo no es solamente la aparición de una religión nueva, sino de una manera distinta de enfocar la religiosidad, y por tanto la aparición de una nueva teología, de una nueva antropología y de una nueva idea del tiempo y de la historia. Como ha demostrado Alain de Benoist, la gran diferencia entre el cristianismo y las religiones paganas no es tanto el paso del politeísmo al monoteísmo (en el catolicismo y el cristianismo ortodoxo, el politeísmo sigue presente en el culto mariano y en los santos) sino en la aparición de un Dios creador, absolutamente distinto de la criatura y totalmente “otro”.
 
Además el cristianismo introduce una nueva antropología, la antropología igualitaria. Todos los hombres son hermanos, todos son hijos de Dios y todos comparten una identidad fundamental en derechos y en dignidad. Cierto es que en el cristianismo esta igualdad se limita al plano religioso, pero la posterior secularización dará paso a la antropología igualitaria de la modernidad.
 
Finalmente el cristianismo introduce otro parámetro importante: la concepción lineal de la historia frente a la cíclica. La historia, en principio historia sagrada, se inicia en la Creación, después la caída del hombre y el Pecado Original; viene después la Redención y culmina con la segunda vuelta de Cristo, el Juicio Final y, por tanto, el fin de la Historia.
 
La posterior secularización de esta Historia Sagrada dará lugar a todas las teorías progresistas de la historia, el positivismo, el hegelianismo, el marxismo y El Fin de la Historia de Fukuyama. Cierto es también que en catolicismo y el cristianismo ortodoxo quedan muchos elementos de tipo tradicionalista (algunos de ellos recuperados del paganismo), pero un católico tradicionalista como Ramiro de Maeztu afirma en su libro Defensa de la Hispanidad que el lema de la Revolución Francesa “Libertad, Igualdad, Fraternidad” tiene orígenes cristianos, aunque deformados: Libertad para elegir entre el Bien y el Mal, Igualdad y Fraternidad que derivan del hecho de que todos los hombres son hijos de Dios y todos tienen la misma oportunidad de salvarse o condenarse.


La Reforma protestante

La Reforma protestante, iniciada por Martin Lutero en Alemania, es un hecho fundamental en la historia de la civilización occidental, y un dato imprescindible para entender la modernidad. Hay que entender, en primer lugar, que la Reforma no es un acontecimiento puntual, sino el inicio de un proceso, que va a dar lugar no a una Iglesia Reformada, sino a un número diverso de confesiones, cuyo impacto político, sociológico y cultural va a ser diferente. No es lo mismo el luteranismo alemán que la Iglesia Anglicana o que el calvinismo.
 
Aquí no podemos hacer un análisis en profundidad de lo que significó realmente la Reforma en los diversos planos: el político, el sociológico, el económico, el cultural e incluso en el científico, pero intentaremos señalar aquellos aspectos más relevantes para una comprensión de la modernidad.
 
En los inicios de la Reforma, es decir en la obra de Lutero, señalaremos dos puntos importantes:
 
• El libre examen de las Escrituras por los fieles
 
• El rechazo a la autoridad de la Iglesia
 
Ambos puntos convergen en una misma dirección: la dirección del individualismo. Cierto es que este individualismo en Lutero se limita al plano religioso, y que otros aspectos de su pensamiento están embebidos en tradicionalismo, pero una de las primeras piedras de la modernidad está ya puesta, y la posterior secularización se encargará de generalizar este individualismo a otros aspectos de la cultura y de la sociedad.
 
En el luteranismo el individuo está solo frente a una divinidad inescrutable y totalmente “otra”. Carece del apoyo de una Iglesia instituida, y sus propias obras no valen para nada. Solamente la Fe puede salvarle, pero esta Fe debe ser construida a partir de su propia lectura de las Escrituras (libre examen). La única “seguridad” del luterano es el propio convencimiento de que se encuentra en la verdad. Esta “seguridad” subjetiva, posteriormente secularizada, se convertirá en un elemento importante de la metafísica de la subjetividad que caracteriza al pensamiento moderno. Por otra parte, el rechazo a la Iglesia y a sus jerarquías se encuentra en la base de todas las ideologías anti-autoritarias que, en diferentes versiones, pulularan por el cosmos moderno.
 
La dinámica del “libre examen” hace que inmediatamente aparezcan iglesias diferentes a la luterana. En este sentido es importante la obra del reformador suizo Calvino, que profundiza y radicaliza muchos aspectos del luteranismo. En este sentido lo más importante es la teoría de la predestinación.
 
La teoría de la predestinación es una radicalización del rechazo luterano de la “salvación por las obras”. El ser humano al nacer ya está predestinado a salvarse o a condenarse en virtud de una decisión inescrutable de la divinidad. Las buenas obras y el éxito profesional y económico no son mérito alguno, sino señal de que se pertenece a los “elegidos”. La teoría de la predestinación tuvo una enorme influencia en el desarrollo del racismo, del capitalismo y de algunos aspectos de la revolución científico-tecnológica. Fue aceptada por otras sectas protestantes (como los pietistas), que han recibido el nombre genérico de “puritanas”.
 
Otra idea que hicieron suya la mayoría de las confesiones puritanas fue el mito del milenio. Antes del Juicio Final y del fin del mundo habría un periodo de mil años en la Tierra de paz y de prosperidad, donde el desarrollo técnico y económico daría lugar a un auténtico “paraíso en la Tierra”. El Fin de la Historia estaba ya servido.
 
La influencia del protestantismo (especialmente de las confesiones puritanas) en la aparición del capitalismo y en la revolución tecno-científica del siglo XVII ha sido estudiada por dos autores: Max Weber (4)  y Robert K. Merton (5).
 
Capitalismo y protestantismo
 
La ya citada obra de Max Weber es una auténtico clásico en este sentido, aunque otros autores se han referido a las influencias religiosas en el desarrollo del capitalismo  (6). Para Weber las relaciones entre capitalismo y protestantismo no hay que buscarlas en elementos de tipo teológico, sino en el “ethos” específico que deriva de ellas, y se refiere concretamente a la noción luterana del “Beruf” (Vocación) y a la doctrina puritana de la predestinación.
 
La doctrina del Beruf se relaciona con el rechazo del luteranismo de todo ascetismo extramundano, particularmente de la vida monástica. El cristiano no tiene derecho a apartarse del mundo, sino que debe vivir y trabajar en él, y hacer todo lo posible para mejorar las condiciones de vida de sí mismo y del prójimo. Ello solo se consigue a través del trabajo y de la práctica de una profesión. De esta manera la práctica de una profesión a la que es llamado (Vocación) adquiere una dimensión religiosa.
 
La doctrina de la predestinación se configura como un elemento fundamental en la génesis del “ethos” capitalista que, para Weber, es anterior a la aparición del capitalismo. Aunque podría parecer que esta doctrina lleva al quietismo y al fatalismo, ello no es así. El puritano está obsesionado en saber si está entre los elegidos, y, como el éxito profesional y económico se interpreta como una señal de la gracia divina, todos se esfuerzan en obtenerlo.
 
Además la ética puritana es una ética de austeridad. La combinación de aplicación en el trabajo y austeridad produce ahorro y acumulación de capital. Aunque tal como ha sostenido Daniel Bell (7) el posterior desarrollo del capitalismo dio lugar a una ética hedonista, provocada por la necesidad de estimular el consumo masivo, es evidente que la ética puritana del trabajo y del ahorro fue fundamental para la gestación del “ethos” capitalista.
 
Puritanismo y revolución tecno-científica
 
Robert K. Merton, en su obra ya citada, desarrolla la tesis de que los valores puritanos tuvieron una influencia fundamental en la creación de un ambiente favorable al desarrollo de la ciencia en la Inglaterra del siglo XVII. Sin embargo hay que hacer una matización importante: estos valores puritanos no solamente influyeron en el prestigio social de la ciencia, sino que determinaron un tipo de ciencia determinada.
 
Contrariamente a lo que se cree habitualmente, en la Edad Media también se hizo ciencia. Pero esta ciencia medieval, independientemente de los contenidos y de los conocimientos concretos, parte de una actitud totalmente distinta del hombre ante la naturaleza. La ciencia medieval, heredera de la aristotélica, es una ciencia contemplativa, totalmente desligada de los intereses prácticos, del control y del dominio. El Renacimiento (siglos XV y XVI) inaugura una nueva actitud: las corrientes neoplatónicas traen consigo una serie de “ciencias” nuevas: la astrología, la alquimia, la teúrgia, la adivinación. Con ellas el ideal ya no es el conocimiento “per se”, sino el control y el dominio (8).
 
El siglo XVII, con Descartes primero y Newton después, instaura un paradigma mecanicista, que rechaza absolutamente las ideas renacentistas, pero que mantiene el ideal de control y de dominio de la naturaleza por parte del hombre. Este tipo de ciencia, teorizado por Bacon en La Nueva Atlántida, que busca por encima de todo conocimientos útiles, que mejoren la vida humana, que permitan una mayor control sobre los acontecimientos naturales, es el tipo de ciencia que impulsan los valores puritanos en Inglaterra primero, y en el resto de Europa después. Esta ciencia llega a su máxima expresión con la física de Newton.
 
LOS DIVERSOS ASPECTOS DE LA MODERNIDAD

Para intentar entender la modernidad vamos a estudiar cuatro aspectos de la misma: el filosófico, el político, el científico y el económico. Los nexos de unión entre estos cuatro aspectos son la metafísica de la subjetividad y el individuo como sujeto político.
 
El aspecto filosófico: René Descartes
 
Con René Descartes se inicia la filosofía moderna. No podemos extendernos sobre la importancia y los matices diversos de la filosofía cartesiana, pero sí queremos enfatizar su influencia fundamental en la aparición de la metafísica de la subjetividad.
 
En su búsqueda de la verdad, o, mejor dicho, de la evitación del error, Descartes aplica su método de la duda metódica a todos los conocimientos, y al final topa con algo que parece evidente, que es indiscutible, la existencia de un “yo” pensante. Por más que este “yo” o sujeto pensante se equivoque hay un hecho indiscutible: para pensar, aunque sea para pensar el error, el sujeto pensante debe existir. Es lo que se resume en la conocida frase “pienso, luego existo”.
 
A partir de esta verdad descubierta, clara, distinta e indiscutible, Descartes va a elaborar todo su sistema. Hasta Descartes los sistemas filosóficos se fundamentaban en una ontología dogmática, es decir, postulaban explícitamente la existencia de las entidades postuladas en sus teorías. Así ocurría tanto en el aristotelismo como en el naturalismo renacentista. Descartes, en su Tratado del Mundo desarrolla un modelo explicativo que no pretende ser más que un modelo, una fábula o una hipótesis. La ontología cartesiana no es dogmática, sino hipotética.
 
El mundo aparece des-realizado, carente de peso. No hay nada parecido a un “cosmos”, ni existe un orden real que lo estructure, ni es posible decidir, en última instancia, eso que denominamos realidad.
 
El gran supuesto del Tratado del mundo y de toda la filosofía cartesiana es la presencia, oculta pero imprescindible, de un sujeto ordenador, de un sujeto que estructura y da una determinada forma a la realidad. La realidad pues, la auténtica realidad, no está en el mundo, ni siquiera en el mundo de las ideas de Platón, la realidad se encuentra en el sujeto. El sujeto emite hipótesis sobre el mundo. No es necesario que las hipótesis sean verdaderas (como van a ser verdaderas si el mundo exterior no tiene realidad), sino que sean útiles para controlar y dominar este mundo exterior.
 
En la filosofía de Descartes, aparte de otros muchos matices, encontramos dos elementos fundamentales para la génesis ideológica de la modernidad: en primer lugar el subjetivismo que hace pivotar toda ontología en torno al “yo” y por lo tanto a una des-realización del mundo; no hay una realidad objetiva, sino que es el sujeto el que construye esta realidad. En segundo lugar, y en relación con lo anterior, el momento técnico de la nueva ciencia: ya no es tan importante “conocer” como “controlar”, “dominar” o “manipular”. La filosofía de Descartes provoca, a pesar del propio autor, la escisión entre la filosofía y las ciencias particulares, que devienen tecno-ciencia, es decir, conocimientos instrumentales que no buscan el saber, sino el dominio de la “realidad” al servicio del sujeto y sus aspiraciones.
 
La escisión definitiva se producirá en Kant, con la distinción del conocimiento fenoménico (relativo a los fenómenos) de las ciencias particulares, y el conocimiento sobre el “nuoméno” (la “cosa en sí”) inalcanzable para la ciencia.
 
El aspecto político: John Locke
 
Con la excepción de Descartes, todos los grandes ideólogos de la modernidad pertenecen a la cultura anglosajona: Locke, Hume, Bacon, Mill, Newton, Smith, Spencer… Desde el punto de vista político destaca la figura de John Locke, autentico ideólogo del liberalismo clásico, y también del empirismo epistemológico.
 
La obra más importante de Locke, para el tema que nos ocupa (9), es su Ensayo sobre el Gobierno Civil. En esta obra Locke no pretende impugnar la institución de la monarquía, sino la sanción divina de la misma. Todos los gérmenes ideológicos del liberalismo clásico se desarrollan en la citada obra.
 
Locke parte de un iusnaturalismo de inspiración cristiana, defendiendo la existencia de una ley natural. Según ésta ley natural el ser humano posee unos derechos inalienables, uno de los cuales, quizás el más importante, es el derecho a la propiedad. En el inicio encontramos a los seres humanos en el llamado estado natural, el cual no es un estado de salvajismo, sino que cada ser humano sigue la ley natural, posee propiedades y , en caso de conflicto, es juez y parte.
 
Es precisamente la necesidad de conservar sus propiedades y evitar los abusos por parte de otros lo que hizo que los seres humanos se asociaran y crearan la sociedad civil y el Estado. El individuo cede voluntariamente parte de sus libertades a un gobierno civil a cambio de que este proteja su derecho a la propiedad contra los abusos de otros.
 
El individuo de Locke no es aun el átomo totalmente aislado de Rousseau. Locke admite que el ser humano viene al mundo en el seno de una comunidad familiar que no ha sido creada por consenso, pero el paso del estado natural a la unión que forma la sociedad civil este consenso es indispensable.
 
En esta primitiva sociedad civil, el gobierno suele ser encomendado a una sola persona, que acostumbra a ser un jefe militar, siendo este el origen de la monarquía, institución que Locke no condena, siempre y cuando quede claro que la autoridad del monarca procede del consentimiento de los súbditos.
 
Locke habla de una Edad de Oro de la humanidad, en los orígenes de la sociedad civil, en que los dirigentes estaban solamente movidos por el afán de servicio a la sociedad civil. Pero poco a poco el afán de poder y de riqueza hace que estos dirigentes utilicen el poder que se les ha conferido en beneficio propio y en perjuicio de los gobernados. Estos gobernados deben entonces crear instituciones, como los parlamentos, para controlar a los gobernantes y recordarles que su poder procede del consentimiento de los gobernados.
 
Aunque el pensamiento de Locke es muy moderado, encontramos en él las raíces de lo que más tarde Rousseau y otros pensadores desarrollarán hasta sus últimas consecuencias. Los derechos y libertades de los seres humanos aparecen no como el resultado de un orden político que las hace posibles, sino como entidades preexistentes a este orden político. La asociación voluntaria de  individuos es el origen de este orden político.
 
Como en todas las ideologías surgidas de la secularización del cristianismo (aunque en el caso de Locke esta secularización solamente es parcial) hay en Locke una “edad de oro”, una caída y una redención. La edad de oro no es el estado natural, sino el momento en el cual los gobernantes cumplen con el servicio a los gobernados. La “caída” es cuando estos gobernantes comienzan a aprovecharse de su poder en beneficio propio, e inventan el origen divino de su poder. La redención es el nacimiento del liberalismo político, con su institución del parlamento, para controlar a los gobernantes.
 
Otro aspecto muy significativo del pensamiento de Locke es su afirmación de que la propiedad es el derecho más importante del ser humano. La conservación de la propiedad y su defensa es lo que impulsa a los seres humanos a asociarse en un cuerpo político. La ciudadanía no viene dada por la pertenencia al cuerpo político, sino que en última instancia la ciudadanía viene dada por la propiedad. De hecho, el gobierno civil que propone Locke es una asociación de propietarios que se unen para defender sus propiedades.
 
El corolario más inmediato es que el hombre (o mujer) que no tiene propiedades no es un ciudadano, está al margen del consenso civil, pues este se crea básicamente para proteger las propiedades. Esta idea de Locke está en la base del sufragio censitario, que otorgaba el derecho al voto únicamente a partir de un cierto nivel de renta, al considerar que aquellos que no tenían propiedades carecían de intereses que defender.
 
Con Locke nace pues el liberalismo político. Si con Descartes el individuo o sujeto se había convertido en “creador” de la realidad, con Locke el individuo deviene creador de la sociedad política, a la que cede voluntariamente parte de su libertad a cambio de que le garantice la intangibilidad de su propiedad, considerada como derecho más fundamental.
 
El aspecto científico: Isaac Newton
 
La figura de Isaac Newton y su obra en el terreno de la física (a la que todavía se llama filosofía natural) resulta clave en la constitución de la modernidad. Esta obra y su influencia hay que considerarla desde diversos puntos de vista.
 
En primer lugar con Newton se constituye, de forma canónica, el “método científico” o método hipotético deductivo, donde se fusionan corrientes empiristas y racionalistas de la epistemología. Elaboración de hipótesis, confirmación experimental y fundamentación matemática son los tres ejes vertebrales de este método. Este método científico proporcionará las claves para que el ser humano domine y controle el mundo.
 
Con Newton la física (y más concretamente la mecánica) se convierte en “reina de las ciencias”, el modelo a seguir por todas las demás áreas de conocimiento. Su influencia es notable especialmente en las ciencias sociales que imitan, o buscan imitar los procedimientos matemáticos y experimentales de la física.
 
En segundo lugar con Newton vemos como la explicación mecanicista del mundo, ya presente en Descartes, llega a su plenitud. Todos los fenómenos naturales pueden explicarse en función del movimiento de las partículas según unas determinadas leyes físicas. Aquí está el origen de la tendencia reduccionista de la ciencia moderna (cuestionada únicamente por algunos biólogos)  según la cual la explicación de cualquier nivel de la realidad solo puede realizarse si la reducimos a un nivel inferior: la sociología se reduce a psicología, la psicología a biología, la biología a química, y la química, a su vez, a física de partículas.
 
El símil de la realidad física explicada únicamente en función del movimiento de las partículas se aplica a la sociedad humana, concebida únicamente como un agregado de individuos. Las teorías sociales y económicas de los ilustrados del siglo XVIII parten del modelo de la física newtoniana y se fundamentan en las interacciones de los individuos. El individuo se convierte en el único sujeto agente de la sociedad.
 
Aparte de todo esto tenemos otra cuestión fundamental: la física newtoniana proporcionará las bases para el desarrollo tecnológico que hará posible la revolución industrial (10), sin la cual es inconcebible la modernidad. Esta revolución industrial, que se inicia en Inglaterra, va a ser uno de los elementos fundamentales en la génesis de la sociedad moderna: emigración de gran parte de la población del campo a la ciudad donde va a constituir el proletariado urbano; progresiva desaparición del artesano que no puede competir con la producción en cadena; producción masiva de bienes de consumo a precios mucho más baratos; grandes acumulaciones de capital, con tendencia al oligopolio o al monopolio  y desarrollo progresivo de la sociedad de consumo, en la cual el marketing y la publicidad se convierten en productores y gestores de los “valores” sociales.
 
Un último aspecto, quizás menos conocido, es la teoría newtoniana de un tiempo absoluto, cuya influencia va a ser notablesen las teorías modernas del tiempo y del sentido de la historia. El tiempo absoluto transcurre con independencia de los sucesos que ocurran en él, y, aunque en principio es compatible tanto con una visión cíclica como lineal del tiempo, la fusión de la idea de tiempo absoluto newtoniana, con la idea de la historia lineal y con sentido propio, procedente de la secularización de la historia sagrada cristina, ha dado lugar a la concepción progresista del tiempo propia de la modernidad.
 
El aspecto económico: Adam Smith
 
El año 1776 Adam Smith publicó su obra fundamental: La riqueza de las naciones. Es probablemente el primer tratado de economía política, e indudablemente el primer manifiesto escrito del capitalismo liberal. Con esta obra se cierra el ciclo teórico de la modernidad: Después del individualismo filosófico (Descartes) y del individualismo político (Locke) y contemporáneamente a la teorización del mecanicismo científico (Newton) se teoriza el individualismo económico.
 
La tesis fundamental de Smith es que la prosperidad y riqueza de las naciones, es decir, el bien del conjunto, es un producto del egoísmo individual y el afán de beneficios de los individuos particulares. La “mano invisible” del mercado pone orden, según Smith, en el caos de los intereses particulares enfrentados y asegura el bien común.
 
Es especialmente interesante el Capítulo I del Libro Primero, cuando Smith se refiere a la división del trabajo, y teoriza y predice de modo admirable lo que más tarde será el fordismo o producción en cadena.
 
La obra de Smith va a ser la auténtica Biblia del liberalismo económico clásico o manchesteriano, que preconiza el libre juego de las fuerzas económicas (laisser-faire) con el convencimiento de que el mercado, especie de substituto de la providencia divina va a actuar como una “mano invisible” que proporcionará riqueza y prosperidad para todos y evitará los desequilibrios.
 
DESARROLLO POSTERIOR DEL LIBERALISMO
 
A lo largo del siglo XVIII un conjunto de pensadores, los llamados Ilustrados, contribuirán al desarrollo teórico del liberalismo: Hume, Mill, Montesquieu, Voltaire, Rousseau y otros irán radicalizando las propuestas.
 
La Revolución Francesa y la Americana crearán el marco político de la modernidad, y la Revolución Industrial, que se inicia en Inglaterra, será la culminación del proyecto moderno. El liberalismo clásico, con su realización política, social y económica es, sin duda, la ideología de la modernidad naciente.
 
El individuo es su sujeto político. Filosóficamente, es el individuo como sujeto el que construye la realidad; sociopolíticamente es la libre asociación de individuos lo que constituye la sociedad, el gobierno civil y el estado; económicamente, es la combinación de los egoísmos individuales lo que, paradójicamente, construye la prosperidad de todos.
 
El liberalismo clásico pronto entrará en crisis, pero esta crisis del liberalismo no significa la crisis del proyecto moderno. Otras ideologías, como los fascismos o el comunismo, intentarán arrebatar al liberalismo la consecución del proyecto de la modernidad. Derrotados estos proyectos, el liberalismo, transmutado en neoliberalismo, marcará el tránsito de la modernidad a la posmodernidad. Pero de estos temas ya nos ocuparemos en trabajos posteriores.
 
 
NOTAS
 
 
(1) Kuhn, T.S. (1978) La estructura de las revoluciones científicas. Mexico, Madrid, Buenos Aires. Ed. Fondo de Cultura Económica.
 
(2) Solamente la llamada revolución darwinista, a finales del siglo XIX, ha tenido un impacto social y cultural comparable a la del siglo XVII.
 
(3) Weber, M. (1984) L’etica protestant i l’esperit del capitalisme. Barcelona, Ed. 62/Diputació de Barcelona.
 
(4) Obra citada.
 
(5) Merton, R.K. (1984) Ciencia, tecnología y sociedad en la Inglaterra del siglo XVII. Madrid, Alianza Editorial.
 
(6) Sombart, W. (1979) El Burgués. Madrid, Alianza Editorial. Ver también Alsina Calvés, J. (2013) Ramiro de Maeztu: del regeneracionismo a la contrarrevolución. Barcelona, Ediciones Nueva República.
 
(7) Daniel Bell (1977) Las contradicciones culturales del capitalismo. Madrid, Alianza Editorial.
 
(8) Salvio Turró (1985) Descartes. Del Hermetismo a la nueva ciencia. Barcelona, Ed. Anthropos.
 
(9) Desde el punto de vista epistemológico habría que citar su Ensayo sobre el entendimiento humano, pero este es otro tema.
 
(10) Elena, A. y Ordoñez, J. (1998) “De la Revolución Científica a la Revolución Industrial: la dimensión tecnológica del newtonianismo”. En Elena, A., Ordoñez, J. y Colubi, M. Después de Newton: ciencia y sociedad durante la primera revolución industrial. Barcelona, Ed. Anthropos.