RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

lunes, 20 de octubre de 2014

Intentan desacreditar la valía de D. Pío Moa.

 "D. Pío Moa"

Luis Gómez

Traemos en esta ocasión a la bitácora, un artículo publicado por nuestro colaborador y amigo el profesor D. Pío Moa, el cual, por no ser complaciente con los postulados del Sistema, es sistemáticamente atacado, desprestigiado o silenciado por este, pero nunca refutado con argumentos válidos o con documentación histórica.


Hoy en día está claro que el que no diga o siga a pies juntillas los paradigmas de los amanuenses del oficialismo, tendrá por delante un duro camino de soledad y resignación. Desde RAIGAMBGRE, todo nuestro apoyo a los profesionales independientes, que libremente y con rigor, expresen sus  ideas y conocimientos. Dejamos la mentira y el doblez, para el mezquino y su fiel pagador.



"Jeremy Treglown"

Dice así el artículo de D. Pío Moa: 
Creado el 1


Parece que, aparte de Franco un balance histórico que, según Treglown “exasperó a sus opositores” — y  al propio Treglown, lo que no es de extrañar, dada la cantidad de embustes sobre Franco en circulación desde hace décadas–,  nuestro profesor ha leído  De un tiempo y de un país, mis memorias de la época de la OMLE (Organización de Marxistas-Leninistas Españoles), más tarde PCE (r)-GRAPO. Desgraciadamente le ha pasado como con el libro anterior, sea por  mala  comprensión lectora en español o por otras causas. Así, trata de ilustrarnos:  “Algo parecido sucede con una misión a Bilbao donde se suponía que Moa  iba a formar enlaces con ETA, pero donde descubrió que los miembros de esta organización eran insólitamente difíciles de encontrar. En situaciones como esta no sería extraño que hubiera sospechas de que se trataba de un espía de la policía, pensamiento que, una vez que penetra en la mente, es difícil de desterrar”. Al leerlo no pude menos de exclamar: “¡pero qué bellaco!”.  Una bellaquería repetida recientemente por  un caradura como César Vidal y una locuela como Pilar Urbano (http://www.gaceta.es/pio-moa/cesar-vidal-pilar-urbano-golfos-30042014-2035). Y  obedece, con toda evidencia, a lo de siempre: la incapacidad de refutar mis libros conduce a los ataques personales más infames. Así están las cosas.

   Aparte de eso es obvio, una vez más, que Treglown entiende  muy mal lo que lee. Yo fui a Bilbao, como después a Vigo, no para enlazar con la ETA sino para reorganizar los núcleos de la OMLE allí, donde había quedado casi desmantelada. Y a eso, y no a tratar con la ETA, dediqué mi esfuerzo, como puede comprobar quien lea la historia con honestidad y un mínimo de comprensión lectora (tampoco hace falta demasiada, porque creo que escribo con mucha claridad ).  ¡Y este es un intelectual de prestigio en Inglaterra, cuyo libro entiende como “muy perspicaz” el dudosamente perspicaz Muñoz Molina!

   Siguiendo con su bellaquería, escribe Treglown: “Moa explica  que su conversión al franquismo llegó entre los acontecimientos descritos y su tarea de escribirlos. Uno se pregunta por qué necesitó tanto tiempo para darse cuenta de que las acciones de la OMLE y su sucesora, los GRAPO (…) se parecían al tipo de conducta que veían mal en el otro bando”.  Ante todo, yo nunca me he convertido al franquismo ni pienso que un régimen como aquel, aunque haya sido necesario históricamente,  deba volver. La frase de Treglown es una majadería entre muchas. A lo que me he “convertido” es  a la investigación de la realidad histórica, con datos y argumentos que ni don Jeremy ni ningún otro en España han podido desmentir (ya vemos los “argumentos” que utilizan). En segundo lugar, las acciones del GRAPO  no tenían que ver con la conducta del franquismo: el 90% o más del terrorismo en aquella época y en la democracia, como en la república,  tuvo carácter  izquierdista o separatista. En tercer lugar, en España ha cambiado “de camisa” casi todo el mundo de la política y la intelectualidad, basta consultar las hemerotecas para comprobarlo. Pero casi nadie ha explicado el por qué de sus cambios. Yo sí lo he hecho, en De un tiempo y de un país y en otros escritos. Por lo demás, gran número de antiguos comunistas (Koestler es caso típico) precisaron un largo período de reflexión para romper con una doctrina tan absorbente. Una doctrina  que ha disfrutado siempre, además, de gran número de “compañeros de viaje”, bastante más repugnantes, si es cierta la frase de Marx :“Hay alguien más despreciable que el verdugo: el ayudante del verdugo”. Y en España e Inglaterra ha habido y hay muchos de esos ayudantes.

   Con respecto a De un tiempo y de un país ha ocurrido un hecho revelador. La izquierda en general, en España, veneraba a la ETA y celebraba sus asesinatos (como veneraba a Castro o a la URSS, según puso de manifiesto el episodio Solzhenitsin). Pero el GRAPO empezó demasiado tarde, cuando aquella oposición (comunista la única real) vislumbraba la legalidad. Entonces los atentados del GRAPO la asustaron tanto, por temor a que los franquistas les echaran la culpa de ellos, que inventaron la patraña de que se trataba de una organización de “extrema derecha” o infiltrada por la policía. Cuando quienes sí estaban infiltrados eran el PCE, el PSOE y tutti quanti. Pues bien, el libro, que clarifica plenamente esa cuestión y unas cuantas cuestiones más, fue acogido con el silencio. ¡Si sabrían ellos de qué se trataba!

   A Treglown, De un tiempo…le parece “soso” y “cómico”. Está en su derecho, y más siendo tan perspicaz como demuestra a cada paso, porque los gustos son muy personales. En cambio al mismo Preston le pareció muy interesante en su momento (ahora quizá diría otra cosa). El libro no está descatalogado, pero en general hay que encargarlo en librerías o a la Editorial Encuentro

   Hay algo en lo que acierta Treglown: “La OMLE estaba frustrada  por encontrar tan poco favor popular”.  Así era. Solo que esa frustración acompañaba a toda la oposición antifranquista. La única que podía presumir de cierta influencia popular, muy limitada pero muy superior a los demás, era el PCE. Mas para ello llevaba actuando desde el mismo final de la guerra civil, primero mediante el terrorismo del maquis y después infiltrándose en los sindicatos franquistas y en la universidad. En esta obtendría los mejores resultados, cuya influencia perdura, también en patochadas como las de Treglown.

   Y dejaremos aquí la parte digamos personal,  para entrar en la próxima entrega en las pintorescas ideas de don Jeremy sobre el franquismo.

jueves, 16 de octubre de 2014

EL ARCANO NIETZSCHE






NIETZSCHE Y LA MASONERÍA



Manuel Fernández Espinosa


            El ateísmo de Nietzsche no fue un ateísmo cómodo. No obstante Nietzsche pasa por ser el filósofo ateo por excelencia. En "La Gaya Ciencia" preconiza la "muerte de Dios", pero la anuncia un loco, un demediado ante la indiferencia de unos paseantes. En "Así habló Zaratrustra", tal vez el libro capital de su prolífica obra, se nos presenta como "Zaratustra el ateo". En esos escritos publicados bajo el título rimbombante de "El Anticristo", el cristianismo -entendido como producto elaborado por San Pablo más que por Jesús- será el objeto de sus hostiles execraciones y mofas.

            Para el Solitario de Sils Maria el cristianismo no era otra cosa que "platonismo para plebeyos", así sentenció el filósofo alemán. Pero, aunque el cristianismo sea la religión más denostada por el filósofo de Dionisos, el antisemitismo, el socialismo o la masonería -movimientos y pseudorreligiones que se agitaban en vida del filósofo- no escaparon a su juicio más severo e implacable.

            No obstante, para los intereses anti-cristianos que tanto tienen que ver en el diseño de la enseñanza occidental, la obra de Nietzsche, convenientemente sesgada cuando no malentendida, sigue siendo un buen pretexto para inocular la increencia en las mentes más jóvenes. Por sesgada y malentendida que su obra esté, hay que admitir que también Nietzsche es una fragua que nos forja para superar el Nihilismo. Su obra ha sido sesgada, por intereses igualitaristas. Su obra ha sido malentendida por faltar una lectura audaz que no se conforme con la superficie, con lo meramente manifestado por el filósofo. Es más fácil para el profesor de Filosofía repetir lo que los manuales de texto dicen de Nietzsche que hacer la experiencia de leerlo a fondo, de paladearlo.

            Si algún masón ha leído a Nietzsche y lo ha entendido, no dudamos que prudente y discretamente ha pasado de largo sobre las pullas que el Maestro del Eterno Retorno dedicó a la sociedad fraterna y filantrópica. Nosotros no queremos pasar de largo ese episodio, puesto que, además de tratarse de una de las dimensiones de su obra que ha pasado desapercibida, es una pieza clave para su interpretación.

            Será en una de sus obras más importantes y más difíciles de comprender en la que podemos encontrar todo un capítulo dedicado a fustigar a la francmasonería. Se trata del capítulo titulado "Las tarántulas", en la II parte de "Así habló Zaratustra".

            El propósito de este capítulo es desenmascarar a los masones. Nietzsche ha entendido que su genuina doctrina anticristiana puede ser manipulada y pervertida por esas "tarántulas" que nos presenta en dicho capítulo, por eso, con previsión se apresta a corregir el rumbo. Dice el filósofo alemán: "Amigos míos, no quiero que se me mezcle y confunda con otros"... "Con estos predicadores de la igualdad no quiero ser yo mezclado ni confundido".

            ¿Quiénes son las "tarántulas"?

            Si se tiene en cuenta que el triángulo es uno de los símbolos de la masonería, entenderemos atinadamente las oscuras palabras con que Nietzsche nos describe a la "tarántula": "Negro se asienta sobre tu espalda tu triángulo y emblema...". Si los sacerdotes cristianos son calificados como "arañas cruceras", Nietzsche reserva para los masones el apelativo de "arañas venenosas".

            Pero Nietzsche conoce, así nos lo dice él mismo, lo que se asienta en el alma de la "tarántula": "venganza", porque las "tarántulas" son, para el filósofo, no otra cosa que "predicadores de la igualdad". Y si la "tarántula" es el masón, las "cavernas de la tarántula" que menciona en dicho capítulo no pueden ser interpretadas como otra cosa que las logias, los recónditos lugares de reunión de los masones: "cavernas de mentiras", "escondrijos" de esta especie de hombres poseídos por "la presunción" y "la envidia", en palabras de Nietzsche. Pues, lo que late bajo la palabra "igualdad" es "la demencia tiránica de la impotencia". Bajo el lema "Justicia" (entendida ésta como "igualdad") las tarántulas tienen un plan: "...que el mundo se llene de las tempestades de nuestra venganza -así hablan ellas entre sí".

            La táctica de las tarántulas consiste en picar, punción que causa con su veneno "vértigos a las almas". "Quieren así hacer daño a quienes ahora tienen el poder, pues entre estos es donde mejor acogida sigue encontrando la predicación acerca de la muerte". Las "...más secretas ansias tiránicas se disfrazan, pues, con palabras de virtud", y aunque se llamen a sí mismos "los buenos y los justos", solo les falta llegar al poder para ser la peor especie de "fariseos".

            Por si ofreciera alguna duda, al término del capítulo, aludirá Nietzsche a los constructores -la masonería operativa en la que los francmasones modernos tanto como los masonólogos hallan el antecedente histórico de la sociedad secreta y conspirativa: "Aquí, donde está la caverna de la tarántula, levántanse hacia arriba las ruinas de un viejo templo -¡contempladlo con ojos iluminados!". La predicación de la igualdad que reprocha Nietzsche a las tarántulas contradice, según Zaratustra, la enseñanza que se desprende de la obra constructora fabricada por los antiguos masones operativos: "¡En verdad, quien en otro tiempo elevó aquí en piedra sus pensamientos como una torre, ése sabía del misterio de toda vida tanto como el más sabio!". El misterio al que alude no es otro que la desigualdad entre los hombres. Los hombres no somos iguales.

            La igualdad, uno de los términos del trilema revolucionario de inspiración masónica (Libertad, Igualdad, Fraternidad) es una injusticia para Nietzsche. "Los hombres no son iguales", le dice la justicia al filósofo, según confiesa éste. Los hombres no somos iguales, y hacer iguales a los voluntariosos y pujantes con los que no lo son es una auténtica injusticia: "Igual que aquí bóvedas y arcos divinamente se derrumban, en lucha a brazo partido; igual que con luz y sombra ellos, los llenos de divinas aspiraciones se oponen recíprocamente".

            Hay que entender, pues, que la masonería y sus ideales -su "credo"- por anticristianos que sean, no son para Nietzsche otra cosa que excrecencias de la "moral de esclavos", la que ha sido producida por el resentimiento y el error metafísico del que son culpables originales Sócrates y Platón, incluso Eurípides con su celo por racionalizar la tragedia griega.

SECTARISMO DE NIETZSCHE

            No obstante, algunos autores han apuntado el sectarismo de Nietzsche. Parece cierto que en su juventud, al calor de la filosofía de Schopenhauer, Nietzsche aspiró a estructurar una sociedad similar a la masonería, pero dotada de un contenido muy distinto.

            Así lo revela en carta a su amigo Gersdorff, el 6 de abril de 1867: "No hace falta decirte cómo me alegro contigo cuando descubres a alguien que comulga con nuestras ideas, sobre todo si es además tan inteligente y digno de aprecio como Krüger. Nuestra masonería aumenta y se extiende, aunque sin insignias, misterios ni fórmulas de credo".

            En otros testimonios epistolares Nietzsche expresa su voluntad de formar una secta, para ello evoca la escuela pitagórica: "Pitágoras fundó una orden para escogidos, una especie de orden de templarios". Esta secta filosófica tendría unos fines muy definidos: "Quiero fundar una nueva casta: una liga o comunidad de seres superiores a la que los espíritus y las conciencias acosadas puedan solicitar consejo; seres que no sólo sepan vivir, como yo mismo, más allá de los credos políticos y religiosos, sino que hayan superado también la moral".

            Este anhelo por constituir una comunidad iniciática no puede entenderse sin que nos hagamos cargo de la tremenda soledad en que se vio inmerso el Solitario de Sils-Maria. Siempre buscó este hombre atribulado la compañía que le fue negada.

            Sus rupturas con Wagner, con Paul Ree, con Lou Andreas Salomé le granjearon las peores penalidades espirituales, dejando en su alma sensible indelebles secuelas. Y en el caso de los amigos con los que no rompió sería la distancia la que impidiera la comunión tan ansiada, así le ocurrió con el matrimonio Overbeck y, en cierta medida, también con el músico Köselitz. La soledad le hizo sufrir indeciblemente, y no parece que pudiera mitigarla hallando refugio en la compañía esporádica y superficial que le pudieran brindar los inquilinos de las pensiones en las que vivía o las excepcionales visitas a las que honraba recibiendo por temporadas. Esa soledad que le acompañó durante toda su vida encontró un alivio, por imaginario que fuera, en la idea de crear esa comunidad selecta.

            Pero una cosa es querer fundar una hermandad de hombres superiores y otra muy distinta adherirse a una sociedad discreta que promueve la "igualdad".

            ¿Nietzsche ... masón?

            Su concepción de la vida se lo impedía.

miércoles, 15 de octubre de 2014

EL ARCANO NIETZSCHE

 
 
 
AÑO 170 DESPUÉS DE NIETZSCHE
 
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
Hoy, 15 de octubre, se cumplen 170 años del nacimiento de Nietzsche en Röcken. Con el paso del tiempo su figura controvertida ha ido agigantándose. Sus frases más lapidarias y dinamiteras están en boca de muchos, aunque no todos saben su procedencia y menos son los que están en condiciones de entenderlas en su justeza.
 
Los furibundos ateos encuentran en un Nietzsche fragmentario y fragmentado la munición suficiente para cargar contra Dios y contra las creencias, especialmente contra el cristianismo. Pero, ¿leyeron a Nietzsche? En "Humano, demasiado humano", Nietzsche nos dice a todos: "Hay que haber amado la religión y el arte como se ama a una madre y a una nodriza, pues de lo contrario no se alcanza ninguna sabiduría". Es posible que los ateos que citan a Nietzsche con la frivolidad de quien no lo haya leído a fondo estén interesados en demoler la religión (y, repetimos, especialmente el cristianismo), pero -si hacemos caso a Nietzsche- en eso de la sabiduría no parecen mostrarse muy interesados cuando denigran y envilecen la religión (y, volvemos a repetir, especialmente la cristiana).
 
En el campo de los creyentes (y, sobre todo, en los cándidos e iletrados cristianos) Nietzsche levanta ampollas. Sin haberlo leído, han oído hablar de Nietzsche y su corazoncito (tan reblandecido por el cristianismo laxo y sentimental que cunde después del Concilio Vaticano II) reacciona contra Nietzsche. Nietzsche no era más que un loco -hemos oído decir; y se creerán que con semejante argumento ad hominem han neutralizado la filosofía nietzscheana. O todavía peor resulta aquella leyenda urbana que algunos cuentan por ahí y que, sea o no cierta, da idea de la capacidad intelectual de algunos piadosos creyentes. Me refiero a esa anécdota que cuenta que en cierta universidad (puede variar la localización), un estudiante anónimo escribió en una pared: "Dios ha muerto"/Firmado: Nietzsche)" y poco después, otro escritor rupestre respondió escribiendo debajo: "Nietzsche ha muerto"/Firmado: Dios". Es muy probable que el vándalo que escribió el "Dios ha muerto", invocando la autoridad filosófica de Nietzsche, no hubiera leído a Nietzsche y lo escribiera con el propósito de provocar y escandalizar (como al mismo Nietzsche le gustaba hacer); pero del cristiano que le contestó al ateo sí podemos asegurar que, aunque hubiera leído a Nietzsche, no entendió nada.
 
Pero, reuniendo todas las frases, anécdotas y leyendas urbanas que sobre Nietzsche corren por ahí, podríamos aseverar que el filósofo alemán podría darse por satisfecho. Si en vida apenas vendía sus libros (algo que también le había pasado a su admirado Arthur Schopenhauer), Nietzsche empezó a popularizarse una vez que se sumió en la demencia. Mucho tuvo que ver su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche en la propagación de su obra, acompañada de toda una promoción de la figura del hadario filósofo, convertido en personaje legendario. En Alemania, el autor adquirió la categoría de icono como crítico de la cultura, se le leía (mucho más que ahora) y se le tomó como fuente de inspiración para piezas sinfónicas (Richard Strauss, Gustav Mahler), cuadros (Edvard Munch), esculturas (Max Klinger)... Fue el filósofo de cabecera de Thomas Mann, de Hermann Hesse o de Ernst Jünger, éste le apodaba cariñosamente "Der Alte Pulverkopf" (el viejo Cabeza de Pólvora). Podríamos decir que Nietzsche tuvo que volverse loco para convertirse en el mentor de la juventud alemana y, más tarde, en una figura de referencia para la juventud rebelde de toda Europa y de todo el mundo. En España su recepción fue temprana y su legado, aunque eclipsada su hegemonía por Karl Marx durante cierto tiempo, se perpetúa.  Sobre este asunto escribió un enjundioso libro D. Gonzalo Sobejano: "Nietzsche en España (1890-1970)". Ni nuestros socialistas escaparon a los efluvios nietzscheístas. El gran intelectual socialista que por desgracia anda tan olvidado en sus propias filas, D. Fernando de los Ríos, en una de sus estancias en Alemania, logró visitar a la hermana de Nietzsche y pudo hablar con ella.
 
Pero una cosa es la fama de un autor y otra cosa es haberlo comprendido. Podríamos decir más todavía: cuanta más fama envuelve a un autor, más difícil es penetrar en su obra. Y podemos decir que a Nietzsche no se le ha leído todavía, al menos no se le ha leído como merece ser leído. Y, en estos 170 años de Nietzsche, pocos lo han leído, con la audacia y la perspicacia con que lo hizo Martin Heidegger que, sin ninguna duda, es uno de los mejores intérpretes de su compatriota.
 
170 años después del nacimiento de Nietzsche podríamos decir que Nietzsche sigue siendo un gran desconocido. No nos dejemos encandilar por todo lo que se dice sobre él, tampoco nos dejemos escandalizar por sus provocaciones. La ingenuidad es la peor de las condiciones con las que se puede afrontar a Nietzsche. Y tan perniciosa es la ingenuidad del ateo que lo celebra por hacerse la idea de estar ante un semejante tan burdo como él, como no menos ridícula resulta la ingenuidad mojigata del cristiano que lo aborrece. Ninguno de ambos lo han descifrado.
 
Otro día podríamos hablar sobre la herencia de Nietzsche. Pero no quería dejar pasar esta fecha de hoy, 15 de octubre de 2014, cuando se cumple este 170 aniversario.

domingo, 12 de octubre de 2014

Unamuno y Ganivet


"Unamuno. Retrato de su época en la Residencia de Estudiantes"
Luis Gómez

Traemos en esta ocasión un artículo que hizo para la revista Mundo Gráfico, el periodista José Montero Alonso, publicado en agosto de 1934. En él, el autor narra de manera vívida y clara la anécdota sobre Ganivet y Unamuno cuando ambos, en Madrid, coincidieron para opositar a la cátedra de griego, Unamuno para la de  Salamanca, y Ganivet para la de Granada.

Se titula así el artículo de José Montero: 

Cuando don Miguel hizo oposiciones a la cátedra en que ahora cesa La amistad con Ganivet, la horchatería de la Carrera de San Jerónimo y las ranas que Unamuno pintaba sobre la mesa del café.

            Por imperativo de la Ley es ahora jubilado don Miguel de Unamuno. La cumbre magnífica de sus setenta años mana, con arreglo a esa Ley. El término de su vida de profesor universitario durante más de cuarenta años don Miguel ha explicado griego en su cátedra de la Universidad de Salamanca. Cuarenta años en los que su palabra tajante, ágil y viva ha ido mostrando ante muchachos, que todos los años se renovaban, la piel y el alma del lenguaje. Una labor fervorosa, entrañable, porque en él, inextinguiblemente, todo es fervor y entraña.

            Don Miguel gano en 1891 esa cátedra de la que ahora sale, al cabo de cerca de medio siglo Una España y un Madrid profundamente distintos a los de ahora. Aquella fecha es histórica en la vida del escritor, no sólo porque ella se incorpora a la cátedra, sino porque es también cuando hace amistad con aquella otra figura, gloriosa que se llamó Ángel Ganivet Las dos vidas- -distintas antes y después— se cruzan en aquel instante, al calor de las oposiciones que los dos muchachos están haciendo a cátedras universitarias. Pasada aquella hora de convivencia, cada uno sigue su ruta, y sólo al cabo de unos años el lazo epistolar les acerca de nuevo.

 "Ángel Ganivet"

UN CARNAVAL Y UNAS OPOSICIONES

            El Carnaval de 1891 Ángel Ganivet acude a un baile de máscaras en el Teatro de la Zarzuela. Traba conversación con una máscara de capuchón negro con notas rojas. La mujer le interesa. Logra el muchacho que la máscara se descubra: una fina belleza, que hace más viva la naciente pasión de Ganivet. Ella es Amalia Roldán, que .será desde entonces amor y tortura del escritor; que será, siete años después, la razón de su muerte, allá, en las aguas heladas del Duina.

            Convivían en Ángel Ganivet, aquellos meses primeros de 1891, el amor por la mujer conocida en un baile de máscaras y la desgana hacia su trabajo, hacia su profesión. El era entonces archivero, con destino en !a biblioteca agrícola del Ministerio de fomento. Esto no le gustaba, pero no sabía tampoco qué era lo que le gustaba en verdad. Fue luego, durante algún tiempo, pasante en el billete de un ex ministro. Pero tampoco, tampoco...
            Pensó entonces ser catedrático. Es taba vacante precisamente la cátedra de griego en la Universidad de Granada. Ganivet se preparó apresuradamente en veinte días. Aquellas horas alegres de primavera madrileña— Ganivet tenía entonces veinticinco años—habían de quedar a un lado, vencidas por los libros. Otras oposiciones se estaban celebrando al mismo tiempo: las de la cátedra de griego de la Universidad de Salamanca. Aspiraba a la plaza d o n Miguel de Unamuno, un año mayor que Ganivet.

            El tribunal encargado de juzgar  las dos oposiciones estaba presidido por don Marcelino Menéndez y Pelayo.

"Unamuno con apenas veinte años de edad"

EL TRIUNFO DE UNAMUNO Y LA DERROTA DE GANIVET

            Así se conocieron Unamuno y Ganivet. Los ejercicios de las dos oposiciones se celebraban separadamente. Ganivet presenciaba los ejercicios de la oposición de Unamuno y, a la inversa, Unamuno asistía a los de Ganivet. Mayo y Junio en Madrid: días claros, verbenas, toros. Los dos muchachos se estimaban cordialmente. Se reunían a diario, después de almorzar, en el café. A media tarde, cuando ya hablan acabado los ejercicios, marchaban a tomar helados a una horchatería que había en la Carrera de San Jerónimo. Luego, al Retiro. Don Miguel hablaba y hablaba. Era comunicativo y vivaz. Ganivet era más callado, menos polemista. Sólo al cabo del tiempo se entregaba a la efusión.

            Acabaron las oposiciones. Unamuno ganó su cátedra de Salamanca, pero Ganivet no obtuvo la de su Granada. Le había vencido—limpiamente —don José Alemany, Y Ganivet, frustrado aquel camino, comenzó a pensar en otra cosa, en las oposiciones al Cuerpo Consular. Comenzaron para los dos caminos distintos. Marchó Unamuno a su cátedra de Salamanca, y Ganivet, ganadas las nuevas oposiciones, marchó a Amberes. Aquella amistad de los veinticinco años fue quedando lejos. Hasta que unos años más tarde, cuando publicó el escritor granadino su Idearium español, don Miguel recordó al amigo y compañero de los días de oposición. Le recordó unido a aquellas horas felices e ilusionadas de 1891 en Madrid. Recordó su rostro y sus palabras y sus silencios.

            Entre esos recuerdos, trazados ya con perfiles borrosos en la memoria de don Miguel, estaba el de lo que Ganivet le había contado un día sobre curiosidades y pintoresquismos de los gitanos de Granada. Al conjuro de la amistad avivada, Unamuno escribió a su compañero de oposiciones una carta, con la que se inició un interesante epistolario entre los dos escritores. En una de esas cartas, Ganivet citaba, entre sus recuerdos de don Miguel, el de las ranas que el futuro profesor dibujaba con lápiz sobre el mármol de la mesa del café. «Una vez me pintó usted una rana con tan consumada maestría que no la he podido olvidar: aun la veo que me mira fijamente, como si quisiera comerme con los ojos saltones...» 




"Unamuno cuando era rector de la Universidad de Salamanca"

DOS LIBROS.

            Esa amistad, nacida al calor de unas oposiciones a cátedras iguales, en 1891, y renovada en 1897, no tiene sólo un valor anecdótico, de fecha biográfica. Hay en ella, en la coincidencia de los dos nombres gloriosos, algo más hondo.
            Ganivet publica en 1897 su Idearium español: la preocupación de España, la busca apasionada de la verdad y del camino de España. Pero dos años antes don Miguel de Unamuno ha publicado sus ensayos de En torno al casticismo: también la preocupación de España. «Es decir—ha escrito Unamuno- , que .si entre Ganivet y yo ha habido influencia mutua, fue mucho mayor la mía sobre él que la de él sobre mí.» Hay un indudable nexo entre los dos libros, cercanos a la fecha dramática del 98. (En ese noventa y ocho de soldaditos a Cuba, de fiebre amarilla, de derrota y de inconsciencia, Ganivet se suicida arrojándose al Duina.) De aquella amistad nacida en los días en que don Miguel ganó la cátedra que deja ahora; de todo lo que sugiere el nombre y el tiempo de Ganivet, habrá hoy un recuerdo emocionado en la frente del escritor insigne.

            Por sus últimos días de profesor universitario cruzará la sombra melancólica de aquellas horas en que los dos opositores charlaban juntos en el café o en aquella horchatería de la Carrera de San Jerónimo.

JOSÉ MONTERO.

sábado, 11 de octubre de 2014

MASCOTAS Y ANTITAURINOS

Por Antonio Moreno Ruiz

Historiador y escritor


Imagen de www.tumblr.com


Cuando el escritor inglés Gilbert Chesterton exponía en sus historias a plausibles vegetarianos violentos, era tachado de exagerado. Entre el siglo XIX y el siglo XX eso no era contemplado ni de lejos. Como mucho, el “vegetarianismo” era visto como una extravagancia inofensiva. Así también pasó con el anarquismo, y tal vez hoy con el islamismo. Y, como se dice en mi tierra, no pasa nada hasta que pasa.

El caso es que en nuestro tiempo, donde el infanticidio se considera un derecho, donde la gente está pendiente de un pulpo para ver qué selección gana el partido de fútbol y donde nos creíamos que el 21 de diciembre de 2012 se iba a acabar el mundo porque hubo quien dijo que eso es lo que predijeron hace muchísimo tiempo los mayas… En fin, en este mundo que encima creemos desarrollado y civilizado, ha entrado desde hace no mucho tiempo una supuesta fiebre animalista que acaba mezclando churras con merinas. Es tragicómico, porque de seguir así, dentro de poco los taurinos serán considerados unos terroristas. Y los que gustamos de comer carne, -así como los carniceros- seremos considerados unos sádicos. Tampoco se librarían los aficionados a la pesca. Y como todo se prohíbe, acabaremos en la cárcel. O en el campo de concentración, quién sabe. En nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad que fueron cimentadas por la guillotina, faltaría más.

Pero, y en toda esta onda expansiva, ¿qué diremos de las mascotas?

Yo, que soy de zona rural, he visto como siempre se ha tenido perros y gatos. Pero normalmente, el hábitat del perro y del gato, como el de la mayoría de los animales domésticos (A excepción de ciertos pájaros más o menos cantores), era el del corral. Tenían su función hacia la casa pero quiera que no, su sitio estaba más en consonancia con su hábitat natural. Ahora no hay corrales, entonces, por esta lógica que se dice animalista…. ¿Colegiremos que los que tienen mascotas pueden ser considerados carceleros que encierran a los animales en contra de su voluntad? ¿Qué son personas que encarcelan a los animales para regodearse en su capricho de cariño burgués? Si todo son “derechos”, claro, ¿por qué privar al animal? Digo, si hablamos tanto de “sufrimiento”, entonces…. ¿Por qué no autorizar la zoofilia, siempre y cuando sea consentida por el animal? ¿Por qué no le puede quedar una pensioncita al cónyuge de una burra? Dirán que es que los animales no saben contestar…. Entonces, ¿cómo sabemos si sufren? ¿Alguien les ha preguntado?

Y es que el problema no son los pobres y admirables animales. Ni tampoco la sufrida naturaleza, cada día más maltratada por tirios y troyanos sin que nadie haga nada real por preservarla. El problema es la estupidez, y más concretamente, la estupidez que viene abanderada por la progresía, la misma que nada dijo ni nada hizo con las barbaridades antiecológicas que propiciaron las dictaduras comunistas. Todavía está reciente Chernobyl como para que ahora venga el mutado rojerío con estas incoherencias y tonterías que ningún verdadero amante de la naturaleza –entre los que me incluyo- puede tomarse en serio.

En el mundo moderno nos educan para que expulsemos la trascendencia, la sacralidad, de toda nuestra vida. Y sin trascendencia no hay nada. La misma naturaleza pierde su bello, hermoso y grato sentido. Por eso se caen en tantas anormalidades.

Y habrá quien encima se crea un pagano redivivo…. ¿Desde cuándo los diferentes paganismos abogaron por el “ecologismo”? Los romanos, para fundar una ciudad, sacrificaban un par de águilas. De ellas extraían sus vísceras y según lo que saliera, seguían o no, iban en una dirección u otra. Y a todo hay que buscarle una especie de origen remoto y mítico, cuando en realidad es que procede de un presente mediocre.

Y es que al final, los vegetarianos también caerán. ¿O acaso no sufre la planta que es arrancada del suelo? ¿No es un ser vivo? ¿O es que un toro es más ser vivo que una lechuga?

¿Y por qué deberíamos hablar de “malas hierbas”? ¿No sería racismo?

Todo es posible para nuestro mundo de mascotitas. No obstante, lo claro es que los supuestos animalistas y los financieros tienen clara una cosa: El que está de más en este mundo es el ser humano. Así que apretémonos los machos.

jueves, 9 de octubre de 2014

LOS LAUBURUS EN EL REINO DE JAÉN


LAS ESVÁSTICAS CURVAS EN JAÉN: UNA APROXIMACIÓN
 
 
Por Manuel Fernández Espinosa
 
 
Vaya por delante la expresión de mi gratitud a los amigos comprovincianos que me han ayudado a documentar gráficamente este artículo: D. Rafael Galiano Puy, José Manuel Marchal, José Quesada Martínez y Luis Gómez López, todos ellos amantes de nuestra Historia, de nuestro Patrimonio y de nuestra Tradición.
 
 
Uno de los símbolos más universales es la llamada “esvástica”. Los tratadistas la consideran una de las muchas formas de cruz, entre las que podrían enumerarse la latina, la griega, la decussata, la patriarcal, etcétera. Pero el hecho es que la “esvástica” no sólo se ha empleado en el contexto simbólico del cristianismo (a partir del siglo III) sino que pueblos y culturas de Extremo Oriente y hasta de la América precolombina, anteriores al cristianismo, han empleado esta forma que, según René Guénon, es “una de las formas más relevantes de lo que hemos llamado cruz horizontal, es decir, la cruz trazada en el plano que representa un cierto estado de existencia” (1). La esvástica también recibe el nombre de “cruz gamada” o “gammadion” debido a que, siendo cruz de cuatro brazos (tetrakelion), puede formarse uniendo cuatro letras gamma.
La mayor parte de los estudiosos coinciden en que la esvástica es un símbolo solar. Ludwig Müller pensaba que era el símbolo del dios supremo en la Edad del Hierro. Mackenzie la relaciona con el periodo de la agricultura y con los cuatro puntos cardinales. Schneider sostenía que esta figura representa la sucesión de las etapas de la vida y el más arriba mencionado René Guénon se desmarcaba de todas estas interpretaciones, aportadas por historiadores y estudiosos de las religiones, tildándolas de “fantasiosas”, pues entiende que no hay que hacer de la esvástica un signo exclusivamente solar. Para Guénon la esvástica hay que relacionarla con el movimiento, pero “no se trata de un movimiento cualquiera, sino de un movimiento de rotación que se realiza alrededor de un centro o de un eje inmutable; el elemento esencial al cual se refiere directamente el símbolo en cuestión, repetimos, es el punto fijo” (2). Por eso Guénon ve en la esvástica el “signo del Polo”.
En el cristianismo aparece tempranamente. En el primitivo arte funerario cristiano las cruces no proliferan. Comentando la iconografía y la simbología de las catacumbas un especialista como Monseñor Eduardo Junyent nos revela que “No abunda en el primitivo arte sepulcral la expresión del símbolo de la cruz como señal de Cristo, aunque se ofrecen algunos casos raros en los que se identifica este símbolo en la figura del tridente, en la llamada cruz esvástica…” (3).
Con anterioridad a la cristianización de la Península Ibérica, la esvástica sí parece ser símbolo extendido entre los celtíberos; notable es el caso de las representaciones de la esvástica en la cerámica numantina: “En la cerámica de Numancia aparece el disco radiado, al igual que esvásticas o cruces” –refiere J. M. Blázquez (4).
En Vasconia también encontramos la esvástica en las estelas funerarias de época romana, aunque tampoco faltan otras representaciones que se asimilan a la esvástica de cuatro brazos, como son la rueda de radios curvos. La esvástica vasca que todavía pervive es un tetrakelion de brazos curvos y recibe el nombre eusquérico de “lauburu” (cuatro cabezas). El símbolo del “lauburu” pervive todavía entre los vascos que han sabido conservar sus tradiciones mejor que otros pueblos ibéricos actuales. El “lauburu” no estaba confinado a las provincias vascongadas y Navarra, sino que desde tiempos inmemoriales se difundió por toda la península ibérica, pudiéndose hallar “lauburus” en los hórreos asturianos y gallegos, también por Aragón en donde es llamado “quatrofuellas” y, cuando tienen más de cuatro brazos, se les llama “religadas”.
Aunque su simbolismo es tan remoto y se vincula con el simbolismo del centro inmóvil alrededor del cual gira todo, la esvástica curvilínea ibérica adquiriría el valor simbólico de Cristo como centro del universo. Es por eso por lo que la podemos encontrar plasmada en templos cristianos de factura románica y gótica; no sólo ocurrió en Hispania, la “Cruz del Verbo”, formada por cuatro “gammas” (cada una de las cuales representa a uno de los cuatro evangelistas) es la versión geométrica del tetramorfos, donde Cristo ocupa el centro y los cuatro evangelistas cada uno de los cuatro brazos. Sin embargo, con el tiempo, el símbolo del “lauburu” va desapareciendo del contexto arquitectónico religioso y “en muchos casos es un simple motivo de decoración”, según nos dice el Padre José Miguel de Barandiarán (5), aunque el mismo antropólogo vasco no dejará de recordar su carácter sagrado. La misma suerte correría la esvástica en otras latitudes, como ocurre en Lituania y Curlandia, en donde los campesinos dibujaban este símbolo en sus casas a manera de talismán protector.
LAUBURUS EN EL REINO DE JAÉN
Después de esta introducción general, nos concentramos en la profusión de “lauburus” en la actual provincia de Jaén. En la mitad norte de la península, la presencia de esvásticas curvas es muy antigua (Numancia) y se halla en tierras asturianas, gallegas, castellanas y aragonesas. En Vascongadas no solo se conservan monumentos arqueológicos, sino que goza de total vigencia en la actualidad siendo uno de los símbolos identificativos de la cultura eusquérica. En cambio, un hecho menos conocido es la presencia de “lauburus” en Andalucía y, para ser más precisos, en la provincia de Jaén.
En una superficial investigación hemos podido hallar varios ejemplares de “lauburus” dispersos por la provincia jiennense y de diversa antigüedad y función. Vamos a comentarlos aunque sea someramente:
LAUBURU EN HUELMA
 

Ubicada en el este de la provincia, a unos 50 kilómetros de la capital, Huelma es un municipio de considerable antigüedad, reconquistado por Don Íñigo López de Mendoza, el célebre Marqués de Santillana, famoso en la literatura por sus “serranillas” y por su vinculación con la escuela alegórica de Dante. La concepción de la primera fase de la construcción de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción de Huelma parece que se debe a Diego de Siloé, interviniendo en su edificación Francisco del Castillo el Viejo y Domingo de Tolosa; más tarde, en 1559 se haría cargo de las obras Andrés de Vandelvira y, tras la muerte del maestro Vandelvira, retomaría las obras de la misma Francisco del Castillo el Mozo, hijo de Castillo el Viejo. El “lauburu” que encontramos en Huelma puede verse en la clave del dintel de una casa antigua todavía en pie, en lo que se llama hoy la Avenida de Andalucía, pero el emplazamiento corresponde, según Ángel del Moral, a lo que se llamaba en el callejero la Calle Maestre Domingo. Todo hace suponer que el Maestro Domingo que daba nombre a la calle en que se alza esta casa era el Maestro Domingo de Tolosa, pudiendo tratarse de la misma casa del maestro cantero. No sería de extrañar que este cantero que, como hemos dicho más arriba, trabajó con Francisco del Castillo en la erección de la parroquia huelmeña, decorara el dintel de su puerta con un “lauburu”, dado que el Maestro Domingo de Tolosa era guipuzcoano.
LAUBURU EN VALDEPEÑAS DE JAÉN
Foto de Manolo Fernández.
 
Otro “lauburu” podemos contemplar en la bóveda de la tercera nave de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol de Valdepeñas de Jaén. Valdepeñas de Jaén fue fundada en 1539 siendo poblada en un primer momento por un contingente de colonos procedentes del servicio palaciego de Carlos I de España y V de Alemania, también vendrían a poblarla vecinos de otras localidades del Reino de Jaén: de Jaén capital, de Torredelcampo, de Jamilena, etcétera y no serían pocos los vascos que se asentaran en ella a juzgar por los apellidos de aquella época de fundación. Las bóvedas, nos informa José Manuel Marchal, se terminaron a mediados del siglo XVII y la bóveda en la que podemos contemplar el “lauburu” tuvo que acabarse de hacer el año 1650, siendo prior Cristóbal Ruiz de Villaviciosa.
LAUBURUS EN EL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA DE BARRANCO CAZALLA
Foto de Manolo Fernández.
Sabemos por las investigaciones de D. Rafael Galiano Puy que este lugar de Cazalla era un castillo que fue reconquistado por Fernando III el Santo el año 1244, con Pegalajar y Mata Begig. El castillo de Cazalla (también Caztalla) pasaría a manos del Obispo de Jaén, por concesión de Alfonso X el Sabio. En el siglo XVI aquel paraje se había convertido en una cortijada, siendo propiedad de Don Rodrigo Ponce de León, vecino de Jaén. En un barranco llamado Almonester, próximo a Cazalla, se erigiría un monasterio que, ocupándolo los agustinos, sería conocido como Monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza; era el primero de los monasterios agustinos en el Reino de Jaén. Documentalmente, la primera referencia de este monasterio se hace en el año 1541 y a partir del año 1578 el monasterio fue abandonado por los agustinos y ocupado por los padres basilios. La familia del cantero Francisco del Castillo estaría muy ligada a este cenobio y, con mucha probabilidad, el elemento arquitectónico en que aparecen esculpidos dos “lauburus” fuese obra de los canteros de Francisco del Castillo el Viejo. Los “lauburus” aparecen en la portada del convento.
LAUBURU EN EL PALACIO DEL CONDESTABLE IRANZO
(CIUDAD DE JAÉN)
Foto de Manolo Fernández.
El Condestable Miguel Lucas de Iranzo fue uno de los personajes más singulares de la Baja Edad Media de Jaén. En 1462 adquirió un lugar donde erigiría su residencia, llamada desde entonces Casa Palacio del Condestable Iranzo. La suntuosa residencia palaciega de tan importante personaje ocupada una amplia superficie. Pero desde el año 1462 a la actualidad este edificio ha sufrido muchísimos avatares, dividiéndose, empleándose para funciones muy distintas (Casino, Cine, etcétera…) y, pese a tantas vicisitudes, ha mantenido muchos elementos de diversas épocas. Uno de los elementos que parece de los más antiguos es el hermoso “lauburu” que puede contemplarse en uno de los arcos de las galerías que dan al patio y que parecen que son elementos antiguos del edificio tan modificado a lo largo de tantos siglos.
LAUBURUS EN LA BÓVEDA DE LA BASÍLICA DE SAN ILDEFONSO (CIUDAD DE JAÉN)
 
Declarada Basílica-Santuario el 9 de junio de 2010 por S. S. Benedicto XVI, la iglesia de San Ildefonso de Jaén es una de las de más solera de la ciudad. Su fundación se fecha en 1248. En 1430 este templo y su collación fue escenario del milagroso Descenso de la Virgen de la Capilla, patrona de Jaén, y en su sagrado suelo reposan los restos del gran arquitecto Andrés de Vandelvira. En los arcos góticos de la bóveda de San Ildefonso podemos encontrar varios “lauburus” esquemáticos.
CONCLUSIÓN
Los “lauburus” localizados en diversos puntos de la geografía del Santo Reino de Jaén que hemos comentado no son de tanta antigüedad como los que pueden hallarse en otras partes de la Península Ibérica. Pero son, sin lugar a dudas, vestigios de un pasado que incorporó el sagrado símbolo al acervo jiennense, símbolo que puede hallarse en culturas tan remotas en el tiempo y en el espacio como son la India, los pueblos americanos precolombinos, los germanos, los celtas y los vascones.
2. Los “lauburus” jaeneros pertenecen, por su fecha, a una vertiente simbólica indudablemente cristiana, con ellos se trata de representar figurativamente el Centro del Universo: Cristo Rey, en el punto central del que arrancan los cuatro brazos curvilíneos que habría que interpretarlos como símbolo de los cuatro evangelistas.
3. Su funcionalidad pertenece al lenguaje simbólico de edificios sagrados: el Monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza en Cazalla, la iglesia de Santiago Apóstol de Valdepeñas de Jaén y la Basílica-Santuario de San Ildefonso, pero también se muestra como elemento decorativo de la arquitectura civil: Casa Palacio del Condestable Iranzo o Casa de Huelma.
4. El superficial rastreo de los edificios en donde hallamos estos “lauburus” nos lleva a pensar que si hay unas personas históricas relacionadas con estos edificios son Francisco del Castillo el Viejo, Francisco del Castillo el Mozo y Domingo de Tolosa, el vasco que trabajó con los Castillo. Pensamos que, debido a su oriundez vascongada, Domingo de Tolosa es la clave a investigar para poder precisar el origen de estos “lauburus” en Jaén. Y nos inclinamos a pensar que fue este cantero guipuzcoano el que, lejos de su tierra vascona, labró los “lauburus” que hoy podemos contemplar y de los que, como jaeneros, podemos sentirnos muy orgullosos. Hemos ofrecido una aproximación, pero creemos que es muy probable que, a partir de este artículo, sean muchos más los lauburus que sean redescubiertos en otros puntos de la provincia de Jaén. Nos daríamos por satisfechos si así fuese.
BIBLIOGRAFÍA:
1. “El simbolismo de la cruz”, René Guénon, Ediciones Obelisco, Barcelona, 1987.
2. “El rey del mundo”, René Guénon, Luis Cárcamo, Editor, Madrid, 1987.
3. “Los cementerios cristianos de Roma”, Eduardo Junyent, en “La Tumba de San Pedro y las Catacumbas Romanas”, de Engelberto Kirschabum S. J., Eduardo Junyent, Pbro y José Vives, Pbro. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1954.
4. “Primitivas religiones ibéricas. Religiones Prerromanas” (tomo II), J. M. Blázquez, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1983.
5. “Mitología vasca”, José Miguel de Barandiarán, Editorial Txertoa, San Sebastián, 2001.
 
6. "Del monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza, en el Barranco de Cazalla, al Convento de Santa Isabel de Huelma, ambos de la Orden de San Agustín", Rafael Galiano Puy, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, Nº. 176, Jaén, año 2000, págs. 337-392.
 
7. "Diccionario de Símbolos", Juan Eduardo Cirlot, Labor, Barcelona, 1969.

miércoles, 8 de octubre de 2014

DE ANIMALES Y ANIMALISTAS



Extraído de :

AGITESEANTESDEOPINAR.BLOGSPOT.COM|DE TXIO



Una vez leí que todas las hormigas del planeta tienen el mismo peso que la humanidad entera, y que si desaparecieran, el daño ecológico que causaría su ausencia sería cercano a la extinción. Si analizamos fríamente la causalidad de nuestros hábitos como especie humana y cómo estos han afectado al planeta, veremos que esta premisa puede encerrar mucho de verdad. Por eso considero que el respeto a la naturaleza y a los ecosistemas (como expresión de la perfecta creación divina) debe primar por sobre el mero afán de lucro de la explotación desmesurada, no sustentable y altamente nociva de nuestras sociedades industrializadas . 

Al leer sobre las hormigas y nuestra dependencia hacia su papel en nuestro ecosistema se me vienen a la mente los pesticidas que dañan irreparablemente la poblaciones de abejas y otros bichos sobre los que se sustenta el equilibrio natural del que dependemos todos, vivamos en el campo o en la ciudad, amén del riesgo que implica la contaminación de los alimentos impregnados por estos agentes tóxicos. Así que tengan por seguro que seré la primera en oponerme a que desaparezcan hormigas, arañas o cucarachas si eso implica dañar el medio ambiente de forma irreparable. Estas y otras inquietudes maduradas a convicciones es lo que yo entiendo que es ser consecuente con la naturaleza y es lo que considero que significa ser ecologista.

 Dicho esto, si encuentro una hormiga o una mosca en mi comida, la mataré. Si cuatro troncos me sirven para construir una casa, dispondré de ellos de forma sustentable. Si los animales sirven de alimento para mi y mi familia, los criaré para tal fin. Si me dan a elegir entre un sistema económico que me permita autosustentarme y otro que me permita tener dinero en la cartera para comprar carne sacrificada en masa en un supermercado, pues elegiré lo primero siempre, aunque implique mayor esfuerzo y sudor. Lo que jamás pasará es que llegue a considerar que un gato o un perro son iguales a un bebé o pueden reemplazar a una familia. O que se dude del valor del ser humano o se lo ponga al mismo nivel de una mascota. Si un animalito cae a un río, probablemente sea la primera en lanzarme para intentar salvarlo, pero si tengo que decidir entre el animal y un ser humano, no dudaré sobre a quien salvar primero. 

Hoy en España un perro de nombre "Excalibur",cuya dueña es el primer caso confirmado de ébola contagiado en la península, enfrenta una muerte inminente. Las autoridades han ordenado como medida preventiva su sacrificio para evitar la expansión del virus, pues estuvo en contacto estrecho y directo con la infectada. La medida tal vez sea desesperada ante la falla garrafal de los protocolos sanitarios que hicieron que un personal de salud se contagie. Habrá quien diga que el pobre perro merece un análisis, una cuarentena, una oportunidad, etc. pero lo real es que lo que está en juego es arriesgarse con un virus que ciertamente se transmite a los animales (Monos y cerdos confirmados) y que estos a su vez contagian a otros ¿O es que el virus apareció en el paciente cero por creación espontánea? Está claro que no fueron suficientes las precauciones en los seres humanos ¿Y vamos a arriesgar por una mascota? ¿Dónde está la objetividad científica? ¿El raciocinio? Y luego los creyentes somos catalogados de fanáticos irracionales...

Ante la negligencia que ha permitido la expansión del "virus más letal de la historia" lo más lógico para una mente racional es no correr más riesgos, mucho menos por un animal. Pragmatismo que desespera a más de un "animalista" (así, entre comillas) que a estas horas sigue en pie formando cadena humana frente al apartamento donde Excalibur espera su suerte. Una página de Facebook logró en 5 horas 49,000 seguidores defendiendo al pobre animalito. Se han iniciado colectas de firmas en las redes, los mensajes de apoyo son incalculables, las publicaciones de personas al borde de la desesperación y angustia por el derecho a la vida de este "ser vivo" rayan lo absurdo, sobre todo viniendo en muchos casos de gente que apoya el asesinato de otros seres vivos (bebés humanos para mayor referencia) en los vientres.

Llevarles la contraria o intentar llamarlos a la calma y a pensar objetivamente es sinónimo de recibir insultos, amenazas y burlas en un nivel de intolerancia digno de las histerias colectivas totalitarias. El motivo del presente artículo es que he sido testigo del odio y furia de gente que se dice "animalista" y que pide dignidad y derecho a la vida para los animales mientras no dudan en insultar, atacar, amenazar y desear la muerte en el matadero a los que decían en cuatro palabras lo que yo aquí expongo. Pocas veces he encontrado más incoherencia entre los que dicen defender una noble causa. 

Lo triste de esta clase de comentarios es que no dejan de tener razón en que los animales disfrutan de tantos derechos (o tan pocos, como quiera verse), como los que tiene un ser humano, sobre todo si está en el vientre materno.
Tolerancia "animalista". Porque todos los seres vivos tienen derecho a la vida, menos los que no piensen como ellos.

A modo de conclusión: Disculpen si al ver a un perrito solo llego a ver eso, un perrito. Lindo, fiel y gracioso, pero siempre un animal, no un hijo-mascota por el que desesperarme mientras tantos bebés humanos en el planeta no tienen ni la mitad de los servicios y comodidades que los animales-adorno de las modernas sociedades occidentales. 

Sufro por Excalibur. Su suerte, y la de su dueña, son fruto de la ineptitud de los que mandan. Es triste y dos vidas corren peligro, mas no son dos vidas las que merecen los mismos cuidados ni los mismos derechos. Mientras los niños en los comedores se pelean por una plaza que les asegure al menos una comida al día, Excalibur fue dejada con 15 kilos de comida para perros y una tina llena de agua limpia. Mientras se exige para Excalibur la cuarentena y todos los exámenes que descarten su diagnóstico, hay muchas madres que no comerán esta noche para pagar el copago de la sanidad en la consulta de sus hijos mañana. 

Disculpen pero una cosa es querer a los animales, y otra querer que nos traten como ellos. No cuenten conmigo para ello.


Txio