*Entrevista coordinada por Luis Gómez
¿Quién es Antonio Moreno? Antonio es un sevillano algo diferente, un individuo lleno de contrastes y de sorpresas agradables. Alguien que cuando se conoce, es difícil de olvidar. Nacido en Bollullos de la Mitación (Sevilla) en 1981, se licenció en Historia hace ya muchos veranos. Eligió la especialidad americanista, quizás por esa pasión que sentimos los españoles por nuestros hermanos de ultramar, que es mucho más profunda en el alma, cuanto más al Sur de la Piel de Toro se nace. Por avatares del Destino, en la actualidad ejerce como profesor y traductor de lengua portuguesa en Lima, “Ciudad de los Reyes”.
Por altura y por su pelo rubio, más bien podría pasar por norteño que por un sevillano de pro, pero su acento le delata. Pero esa es otra de las grandes sorpresas que guarda la persona de Antonio Moreno una vez que se le va conociendo. Trabajador incansable, y profuso investigador, lo entrevistamos en RAIGAMBRE por que ha dado a la estampa una nueva obra poética (y es la cuarta) titulada CLAMORES DE UN ESPAÑOL
RAIGAMBRE: ¿Por qué la poesía como modo de expresarte?
A.M.R.: En verdad no sabría dar una explicación concreta. Hay quien me hace alguna alusión genética, pues es curioso cómo en mi rama materna y paterna ha habido cierto cultivo de la poesía. Pero yo no lo achaco a la genética. Desde muy niño sentía ganas de escribir, y de hecho, todavía conservo algunos diálogos que me inventaba en las vacaciones. Sentía mucha curiosidad por la literatura y la historia, y eran las dos únicas buenas notas aseguradas. Ya en el instituto, escribí algún poema, y poco a poco me fui atreviendo. Naturalmente, ahora provocan vergüenza ajena… Pero los fui puliendo, hasta que en el 2010 me decidí a publicar mi primer poemario. Y me arrepentí de no haberme atrevido antes, pues es algo que siempre ha estado en mi cabeza y en mi corazón, y hay que vencer la timidez y dar el primer paso. Primero me atreví con la poesía, con lo que me siento muy a gusto, aunque últimamente quizá le estoy dando más a la prosa, cultivando el artículo y la novela. Falta el ensayo, eso sí…
Quien conoce bien a Antonio, sabe que el hecho de estar a tantos miles de quilómetros lejos de sus seres queridos es algo que lleva con resignación. Las “saudades” son frecuentes, y un buen remedio para calmar esas nostalgias son las poesías…
RAIGAMBRE: Este no es tu último trabajo literario, pero si es tu primera incursión en el mundo digital de AMAZON. ¿Está mal el mundo editorial? ¿Hay otras razones?
A.M.R.: Pues la verdad es que considero que el mundo editorial está bastante mal. Me hace mucha gracia cuando tanto se emplea la palabra “cultura”, porque en la práctica, todo es dinero. La gran mayoría de las editoriales te exigen que pagues por adelantando, comprándote tú como cien libros o más, y luego que los vendas por tu cuenta y así recuperas ese dinero. Si en España eso era difícil, lo conseguía, pero estando en el extranjero es sencillamente imposible. No hay ninguna posibilidad para la mayoría de los jóvenes autores.
En España conocí, eso sí, El Taller del Poeta, editorial con la que publiqué “¿El amor es un embuste de poetas?” y “Cosas de mi Andalucía”, que no te exige eso. Es una honrosa excepción.
Con todo, estando en el Perú, vi a Amazon como la opción más acorde en todos los sentidos.
RAIGAMBRE: La temática de “Clamores” es muy particular. ¿Por qué ese tema y no otro?
A.M.R.: Pienso que, como los buenos flamencos, hay que tocar todos los palos. En “¿El amor es un embuste de poetas?” abordé el tema del amor. Fue algo muy lírico, aunque también con sus puntillos de picaresca y cinismo. “En voz alta” ya fue una lírica más integral, un poemario muy variado, donde me situé sobre las más diversas imágenes, sentimientos e inspiraciones. Luego vino “Pasión Llanera”, una novela ambientada en los Llanos de Venezuela, donde varias historias de amor se entrecruzan en un ambiente social y político cargado, coincidiendo con el bicentenario de las independencias americanas, acaso mi mayor obsesión académica. Y es que pienso que España no se puede entender sin el Nuevo Mundo, y menos todavía Andalucía y Canarias. Luego vino “Cosas de mi Andalucía”, un poemario de una lírica regionalista pero buscando una Andalucía alejada de ciertos tópicos cansinos, una Andalucía más normal, alejada de politiqueos y vanos exotismos, cantada sobre todo desde mi ámbito rural, porque al igual que García Márquez dice que tiene que escribir siempre pensando como caribeño, yo no puedo hacer otra cosa que escribir como andaluz integral que soy, desde ese Bollullos de la Mitación que me vio nacer y crecer entre olivos, naranjos, pinos, viñas y trigales, entre las tejas de las casas, la iglesia y las ermitas, en un barroquismo perenne oliente a azahar y exultante de música. Y como no hay patria chica sin patria grande y viceversa, pues yo soy español por andaluz y andaluz por español, sin engañosos galimatías, así que después de lo regional le tocaba el turno a España en todo su sentido.
Sólo hay que saber tocar el tema. Antonio, de particular reservado y expectante, se suelta y charla cómodamente si el interlocutor saca a la palestra un tema con el que él se sienta a gusto…, y hablar de las intimidades de su obra, es algo que no le desagrada, pues ve, con el paso del tiempo, como ha crecido en tamaño, pero también en profundidad…
RAIGAMBRE: ¿No temes que se censure o se te encasille por hablar de un tema tan “políticamente incorrecto?
A.M.R.: Ya no. No te niego que hace años tal vez se me pasó por la cabeza, pero habiendo tenido que emigrar por falta de trabajo y expectativas, y recibiendo tantos palos de un lado y de otro, si encima uno se calla, se muere en vida. Hay que escribir lo que uno siente, lo contrario es engañar no ya a los lectores, que por supuesto, sino engañarse a uno mismo, lo que constituye la indignidad más grande. Y expresarse a corazón abierto es el mayor tesoro de la auténtica libertad.
Diremos a los lectores que CLAMORES DE UN ESPAÑOL son una serie de poemas con una temática muy particular. Unos poemas desde donde el autor habla y canta con el corazón, sin miedo, y canta a España, sus gestas y sus logros. Sus miserias y sus glorias. No con odio ni envidia, pero si con pasión.
RAIGAMBRE: Háblame de tus otros trabajos anteriores. Qué cambiarías o que no cambiarías, ahora que ya ha pasado el tiempo desde su publicación.
A.M.R.: Hombre cambiar, cambiar, no cambiaría gran cosa. Lo hecho, hecho está, y a lo hecho, pecho. Con cuatro poemarios y una novela en mi haber, la verdad es que no me puedo quejar. Aunque si te soy sincero, a veces me da vergüenza, porque no estoy conforme con nada. “Pasión Llanera” fue un trabajo muy experimental en el sentido de que, como Valle-Inclán hizo en “Tirano Banderas”, jugué a conjugar el lenguaje español (principalmente andaluz) y el americano, basándome mucho en el ámbito del Caribe. Fue jugar con la imaginación a todo pasto, aun estudiando el paisaje y el lenguaje. A día de hoy quizá escribo más directamente desde una mentalidad andaluza lineal, y es que me he propuesto que mi terruño sea el centro de mi universo literario. Si García Márquez lo hizo con Macondo, ¿por qué el corazón del Aljarafe no? Yo creo que hay que darle valor a la tierra, ahora más que nunca, y aunque la realidad siempre supera a la ficción, mi pueblo siempre será una fuente máxima de inspiraciones.
La tierra, el pueblo, la familia y los amigos, los recuerdos y las añoranzas. Son el equipaje de los emigrantes, y Antonio Moreno, en estos momentos, es uno más de los que hay en el mundo…
RAIGAMBRE: Actualmente resides en Perú. ¿Qué diferencias hay entre la comunidad literaria española y la peruana?
A.M.R.: Por desgracia creo que ya no quedan comunidades literarias como tales. Pero para entendernos, digamos que en España ya se ha perdido la “autoridad intelectual” y muchos que van de literatos son iguales que el resto, mientras que en el Perú, lo que se entiende por literato, normalmente está en una atalaya farandulera, pero su expresividad no coincide con lo que piensa mucha gente. Por ejemplo, me causó mucha impresión que Vargas Llosa es un personaje muy impopular. Otros personajes parecidos están al nivel progre europeo, cosa que en determinados países hispanoamericanos no cuaja, y no es una cuestión de derecha/izquierda. Es más complejo. Y claro, otra cosa que ocurre aquí es que los precios de los libros suelen ser desorbitadamente caros, más que en Europa, por lo que la gente acaba acudiendo a otras fuentes.
En España, sin embargo, no hay una ruptura entre los pseudo-intelectuales y el resto porque por desgracia, ya todo el mundo es igual de progre, y el pensamiento único se impone como imperio del aburrimiento y la fealdad, sin creatividad ninguna, sin raíces, sin alma. Y tampoco tiene que ver con derecha o izquierda.
RAIGAMBRE: ¿Es más fácil editar allí o en España?
A.M.R.: En verdad en ninguna parte, aunque en España, gracias a El Taller del Poeta y alguna que otra iniciativa que se me puede escapar, digamos que hay cierto respiro. Aquí la única fórmula que veo para publicar es estar muy holgado de dinero.
RAIGAMBRE: ¿Qué tal es la acogida de tus obras en esas latitudes?
A.M.R.: En principio yo veía que ninguna, pero una vez hice un acto en la Bodega Ibérica, el comercio de un amigo alicantino donde podemos encontrar toda variedad de productos de nuestra tierra, y la verdad es que la acogida fue impresionante, me quedé sin libros. Gracias a los amigos del Centro Español de Lima, asimismo, tuve la oportunidad de impartir la conferencia “La influencia hispanoamericana en el flamenco”, y estamos pendientes de proyectos similares. Porque lo cierto es que la gente aquí tiene interés en aprender y sabe escuchar. No puedo decir lo mismo de España, donde todo el mundo se cree ser un sabio a base de gritos. Por desgracia el modelo de Belén Esteban ha calado demasiado.
Preguntar esto a una persona tan dinámica y activa como lo es Antonio Moreno, es pura retórica, pero el entrevistador debe hacer su trabajo, así que me decido y le pregunto…
RAIGAMBRE: ¿Algún proyecto nuevo?
A.M.R.: Sí, en breve, D.m., publicaré una novela sobre la mafia napolitana en Sevilla. Fuera aparte, tengo terminados varios proyectos novelísticos y poéticos, que irán viendo la luz, también D.m., en los años venideros. Y me enorgullezco en ser parte activa de la revista “Raigambre” y colaborar con otros proyectos, como la revista “La Razón Histórica” y el diario digital “El Contemporáneo”.
Gracias por citarnos, pues lo cortés no quita lo valiente. RAIGAMBRE tiene la vocación de servir de vehículo de expresión de escritores, ensayistas, historiadores que huyan de los tópicos. En este blog, sus trabajos o artículos son publicados sin censuras, sin ataduras y sin restricciones. Los autores noveles, o los ya consagrados, comparten el mismo espacio donde se forman y se nutren unos de otros.
RAIGAMBRE: Además de poesía has escrito novela “Pasión llanera”. ¿Con qué género te sientes más cómodo trabajando?
A.M.R.: Pues mira, en principio te diría que con la poesía. Desde el 2009 al 2013 escribí muchísima poesía. Pero el 2013 acaso ha supuesto un punto de inflexión y gracias a los artículos me he puesto mucho más con la prosa, lo cual me ha influenciado para atreverme a escribir novela. Así que creo que está habiendo ahora una evolución en mi producción.
RAIGAMBRE:¿Quiénes son los personajes que más influyen en la obra poética de Antonio Moreno?
A.M.R.: Sin duda mi pueblo. Treinta años de vida en aquel rincón de la Sevilla rural dan para mucho. Y creo que es de justicia que eso se refleje en mi obra. Y no es sólo ya por mi crianza, sino porque mi árbol genealógico está absolutamente enraizado en el sur. Es un dulce deber exteriorizar eso.
RAIGAMBRE: ¿Y en la literaria?
A.M.R.: ¡Uf, buena pregunta! Como mi producción, creo que va evolucionando. Por ejemplo, con veintipocos, podría decir que mi poeta favorito era Rubén Darío. En cambio, ahora mismo mis buques-insignias son Miguel Hernández y Fernando Pessoa. Aunque últimamente estoy leyendo mucho a Federico García Lorca.
Eso sí: Si tuviera que elegir un escritor por encima de todos, yo diría que como Quevedo, ninguno. Y eso que nuestro Siglo de Oro dio para mucho.
Luego por ejemplo me gustan mucho los literatos gallegos del XIX y el XX. Creo que en la cultura gallega el surrealismo es diferente del andaluz, que se supone más expresivo en sus formas. El gallego tiene un punto así como de humor negro y laconismo tajante que me causa mucha sorpresa. Leí mucho a Rosalía de Castro en su día, pero si he de nombrar a un escritor que me llama poderosamente la atención, ése sería Valle-Inclán, un genio creativo de la lengua española como pocos. Después de Quevedo, en ese sentido original y creador, creo que Valle-Inclán y muy pocos más. Pero bueno, no todo es surrealismo, porque el tronco galaicoportugués me encanta por su elevado sentido lírico, cuna peninsular en ello, como recordaba Menéndez Pelayo, quien con otro Menéndez, Pidal, han sido dos sabios cuyos estudios me han ayudado mucho a comprender el alma de nuestra patria. Y es que siempre he sido un lusófilo confeso, y aparte, en la emigración descubro que me entiendo bastante bien con los gallegos. Al final, todo calza.
Hablando de surrealismo y cercanías, el realismo mágico me atrae bastante, sobre todo desde que leí “Las lanzas coloradas” del venezolano Arturo Uslar Pietri, un libro que ya en la universidad me impactó. Como libro, tal vez ha sido el que más me ha influenciado. Como artista de la novela, y siguiendo en este género, García Márquez me parece muy bueno. Yo pensaba que el realismo mágico exageraba, empero, desde que estoy en Hispanoamérica, veo que hasta se queda corto, aunque tenga sus manipulaciones. A los andaluces se nos presupone el surrealismo, pero lo de aquí es más intenso, complejo… Por más que uno crea estar más o menos versado en la literatura hispanoamericana, hasta que no lo vive, no se lo cree.
Por otra parte, gracias a la bibliofilia de Joseph Pearce, he conocido a literatos ingleses muy recomendables. No obstante, he aquí mi conexión rusa, porque si bien yo me había adentrado leyendo a Dostoyevski principalmente, fue gracias a la biografía que Pearce hizo de Solzhenitsyn como fui conociendo a este gran polígrafo que, sin duda, es el intelectual que más me ha influido. Le tengo mucho cariño a Dostoyevski y a otros literatos rusos, pero como Solzhenitsyn, ninguno. Y es que en verdad Rusia me interesa muchísimo en toda su dimensión histórica y cultural, y sin Solzhenitsyn creo que no podría decir eso.
Lo dicho. No hay nada más que saber tocar el tema, y Antonio se suelta y habla largo y tendido. La literatura le encanta, le encanta aprender, y en ese terreno se siente seguro y responde sin ataduras y sin miedos
PARA FINALIZAR:
Muchas gracias por darme la oportunidad de esta entrevista. Es un orgullo poder expresarme como literato en esta gran revista de la que formamos parte con todo nuestro fervor.
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Muchos saludos.