RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

martes, 25 de junio de 2013

IMPERIALISMO Y LIBERALISMO

UNA GLOSA DE EUGENIO D'ORS


Eugenio d'Ors
Fotografía extraída de la página enlazada:
Eugenio d'Ors de la Universidad de Navarra.


Nota introductoria y traducción del catalán al español: 
 
Manuel Fernández Espinosa.


Alemania tuvo uno de sus más grandiosos educadores en Johann Wolfgang von Goethe. Si en España se educara debidamente tendríamos, como fruto maduro de una recta formación, conocimiento, reconocimiento y gratitud por siempre a uno de los catalanes más grandes del siglo XX: Eugenio d'Ors. Al que, en justicia, hemos de reconocer como uno de los filósofos más importantes e internacionales que ha dado la España del siglo XX y que, a lo largo de su vida, primero al servicio de Cataluña y, después, al servicio de España ejerció como uno de nuestros más grandes Educadores nacionales, promoviendo la Cultura en todos los rincones de España. El hecho de que no sea tan conocido como debiera serlo demuestra a las claras que en España la enseñanza es un total desaguisado y, habida cuenta de ello, sólo se asombrará de lo que ocurre quien ignore que el sistema de enseñanza ha sido devastado por las sucesivas "reformas". Hasta tal punto que es necesario, cada día más, una Escuela Paralela, la que -por ejemplo- pretende ofrecer nuestra Revista Cultural Hispánica RAIGAMBRE.

* * *
IMPERIALISMO Y LIBERALISMO

... Y así, a cada nuevo problema, se encuentran cara a cara dos ideales -¡dos mundos!

El Liberalismo dice: "Todo individuo es dueño de su destino, todo pueblo es dueño de su destino; del bien o del mal de un individuo, ningún otro tiene alguna responsabilidad; del bien o del mal de un pueblo, ninguno de los demás tiene responsabilidad alguna. No intervengas, por lo tanto, hombre; no intervengas, por lo tanto, pueblo. Obsérvese cuidadosamente siempre la actitud de la abstención. "Cuida de ti. Lo primero es la libertad. Los daños de la libertad con la libertad se curan".

El Imperialismo dice: "Quiérase o no se quiera, una solidaridad liga a cada hombre con todos los demás, y con los muertos en la historia, y con las generaciones venideras; y de la misma manera, los pueblos están unidos en solidaridad. Por eso, del destino de cada individuo, de cada pueblo, son responsables los demás y tanto más responsables cuanto más fuertes y más conscientes son. ¡Intervengan, por lo tanto, hombres, pueblos! La abstención es un crimen. Cuida de aquello que no eres tú. Lo primero es el Aumento y la Elevación de la Vida. Los daños de la libertad se curan con la imposición de la Justicia Social y de la Cultura".

Es así, como decíamos ayer, que el Liberalismo representa el individualismo atomista, el "Estado-mal-menor", el "Estado-Gendarme", el ideal localista, la canonización de los horrores de la libre competencia, la "Nulla est redemptio" para el proletariado. El Imperialismo representa, al contrario, la socialización, el Estatismo, el Estado Educacional, la Ciudad, el ideal de expansión de los pueblos, la Justicia Social, la lucha por la Ética y por la Cultura.

El Liberalismo ha sido, durante la primera mitad del siglo XIX, el ideal predominante en la conciencia colectiva de los pueblos de Occidente. El Imperialismo, pugnando todavía con los residuos de aquel, es característico de la mentalidad de hogaño. El Novecientos llegado unifica, podríamos decir que dentro de una única oleada vital, las múltiples palpitaciones de los tiempos, que crean, en diversas direcciones, el mundo contemporáneo.

Entre Imperialismo y Liberalismo hay que decidirse hoy idealmente. En la práctica, todavía caben dos actitudes intermedias: el Doctrinarismo; que intenta un acomodamiento, más o menos retórico... Y el Oportunismo; que los alterna, según las circunstancias... Empero, reiterémoslo, ninguno de ambos son actitudes ideales. Son menos y ni siquiera son "humanas" (en el sentido ético que Sören Kierkegaard, por ejemplo, da al vocablo "humano"), pues son las actitudes del escéptico y del diletante. Humanamente, idealmente, es preciso que todo hombre, que todo pueblo se aliste o en las filas de los defensores del mundo decrépito, o entre los propulsores del mundo nuevo que avanza: o dentro del espíritu liberal o dentro del espíritu imperial. Que, en medio de las polémicas desatadas, y por encima de las polémicas, cada catalán tome su partido. Que tome el suyo toda Cataluña.

Eugenio d'Ors. "Glosari", 10-VII-1909.

sábado, 22 de junio de 2013

ANOTACIONES PARA SALVADOR SOSTRES

Reputado e iletrado endófobo:   
El otro día, por accidente, vi un poco de una de esas soporíferas tertulias en las que su merced participa, buscando una cosa de Jorge Verstrynge, ese pesado niño traumatizado en un cuerpo de viejo enclenque que no sabe ya cómo va a llamar la atención. Y resulta que estaba usted en Intereconomía, porque hace poco, el “centro reformista”, es decir, la cobarde, miserable y prostituta derecha liberal de toda la vida, lo ha convertido en uno de sus intelectuales de cabecera. Se ve que no da para más. Y encima, según tengo entendido, vd. va de pijo presumido y sobrado por la vida… Desde luego, sí que hay que tener el ego subido y el optimismo a prueba de bombas. De todas formas, vamos al turrón:
Le escuché decir que en América, los que tenían suerte nacían al norte y los que tenían mala suerte nacían en el sur, y que todo era producto de que los españoles fuimos unos muy malos colonizadores que deberíamos sentir vergüenza por lo que hicimos, mientras que en el norte, los puritanos responsables hicieron un gran país libre. Dicha barrabasada no es sino una ramplona evolución del pangermanismo racistoide del siglo XIX y que siguen ladrando los intelectuales de la mentada derechita, tales como César Vidal, Federico Jiménez Losantos, y demás ralea de cuyo nombre no quiero acordarme, por lo que me permito el lujo de citarle mi artículo:

DE LO QUE NO SE ENTERAN PÉREZ-REVERTE Y DEMÁS LIBERALES, JACOBINOS Y ETCÉTERA

Creo que Miguel Durán le contestó básicamente bien, exponiéndole que, para entender a día de hoy las diferencias entre las Américas, entre otras cosas, habría que analizar las diferencias en los respectivos procesos de independencia. Y es que en Estados Unidos no ha habido rupturismo con el pasado. Por eso mismo, por su tan chirriante ignorancia (como la de tantos otros periodistas sectarios) es obvio que vuacé no tiene ni la más remota idea de la situación social, política y económica de los Estados Unidos, que es un desastre desde hace tiempo y recuerda peligrosamente al crack de 1929. De todas formas, esta nación no fue colonizada sólo por puritanos anglosajones, pues más de la mitad del actual territorio de las barras y las estrellas fue colonizada por españoles, cosa que los norteamericanos recuerdan más y mejor que en España. En Alabama, Florida, Nuevo México, California, Luisiana -ésta última mayormente colonizada por franceses- o en el desfile de la independencia verá usted clara las referencias. La colonización española no llegó al Río Grande, sino a Alaska. Pero usted qué va a saber… De todas maneras, todavía le pesa su nacionalismo burgués y que, al igual que los señoritos de la Generación del 98 y el Regeneracionismo, no hace nada por intentar analizar la realidad con espíritu constructivo y sí cae en el complejo de inferioridad barato que el liberalismo nos inoculó no sin ayuda de buena parte de la ilustración. Pero al menos aquéllos tenían un nivel.

Por otra parte, yo no sé si usted tiene antepasados conquistadores o colonizadores, pero quienes más tienen son los hispanoamericanos, que, como los angloamericanos, son sus descendientes directos, al igual que de las posteriores oleadas migratorias; en cambio, peninsulares e isleños mayormente descendemos de gente que se quedó en su tierra. La gran mayoría de mis antepasados fueron campesinos que jamás salieron de Andalucía, y a mucha honra. Así que su discursito, tan parecido al progre, no se sostiene por ningún lado.

No le escribo porque me parezca importante su persona, ya que si la cara es el espejo del alma, la suya se parece peligrosamente a un trasero, y podría usted pasar por el que le quitó la cartera al hombre lobo o por el que le hacía los mandados a Drácula. Lo que sí me parece peligroso es la repercusión mediática de todos estos circos donde menos debatir y aprender se hace de todo. No hay que callar más ante sus burradas. No sólo apoyan un sistema cleptómano y oligárquico que nos deja a los españoles sin patria, sino que vociferando tanta Leyenda Negra, son los máximos artífices ideológicos de ese chavismo que tanto dicen criticar, demostrando que están unidos en muchas cosas, por ejemplo en la hispanofobia rampante. Del liberalismo a la extrema izquierda el discurso es aburridamente parejo, “consenso” que le llaman. Y así, nos convierte a los españoles en América en un blanco perfecto. Por lo visto, quieren que nos pase como a los pieds-noirs en Argelia o como a los boers en Sudáfrica. Y no me extraña, dado su espíritu vil y canallesco, inclinado a defender los peores crímenes y a disfrazarlos con la más abyecta palabrería. Pero créame: El pseudo-imperio anglosionista tiene sus días contados, y el descrédito de sus lacayos aumenta. Lo mismo que vd. utiliza, un día se le volverá en contra. Hay más días que ollas y torres más altas han caído.

Atentamente, un español lejos de su tierra y verdaderamente indignado que combatirá todo lo que vd. malamente representa hasta que  Dios disponga.
 


Antonio Moreno Ruiz

LA GRANDEZA DEL ALMA CRISTIANA

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《Nada es bueno sólo por lo que aparece al exterior. Lo que necesita el cristianismo, cuando es odiado por el mundo, no son palabras persuasivas, sino grandeza de alma》

San Ignacio de Antioquía

jueves, 20 de junio de 2013

PLEGARIA HISPANA

 

«El español vivió su Edad Media poniéndose frente a Dios en la actitud del caballero ante su señor, actitud que conservaría de cara a la hazaña de la conquista de América. Sánchez Albornoz pone en boca del hombre hispano la plegaría del vasallo feudal:"Soy tu espada, Señor, estoy combatiendo a tus enemigos y llevando tu nombre a nuevas tierras. Llevo tu cruz en mis banderas, a Ti consagro mis conquistas. Tu madre es la mía, y ella es también mi Dama, Nuestra Señora. Soy tu siervo, Señor, Te rindo pleitesía; ayúdame a extender Tu santo nombre y a honrar a Nuestra Señora, a los ángeles y a los santos varones que te sirvieron ayer..."»

Alfredo Sáenz, S. J.

miércoles, 19 de junio de 2013

UGO SPIRITO Y LOS VIEJOS Y NUEVOS IDEALES EN CONFLICTO

La sociedad científico-técnica

UNA EXPLORACIÓN DEL TESTAMENTO FILOSÓFICO DE UGO SPIRITO


Por Manuel Fernández Espinosa,
profesor de Historia de la Filosofía y Ciencia de la Cultura


En el siglo XX la Contra-Revolución encontró en el marxismo, por la violencia con la que se presentó el fenómeno, su principal contrincante, como lo habían sido los revolucionarios franceses a finales del XVIII o las diversas mutaciones del liberalismo en el XIX. El marxismo se convirtió en un antagonista tan colosal que hizo palidecer a cualquier otra fuerza hostil, acaparando para sí toda la pugnacidad de las fuerzas reaccionarias de la Contra-Revolución. Es así como hay contra-revolucionarios, todavía a día de hoy, que parecen no tener otro enemigo que el marxismo. Esto ha sido así, sobre todo a partir del triunfo de la revolución bolchevique que internacionalizó, a instancias de Lenin, la revolución marxista tras la III Internacional. La Contra-Revolución, también las fuerzas de la derecha liberal, los conservadores, todos se coaligaron para emplearse a fondo contra el comunismo, cuya amenaza -bajo signo soviético- pareció convertirse en la única y exclusiva amenaza; así ocurrió en España desde 1936 y pudiéramos decir que hasta 1975. La urgencia con la que había que defenderse del comunismo rampante, hostil a la tradición cultural europea, explicaría que, demasiado centrados en el estudio y en el combate contra el marxismo, otras filosofías del siglo XIX (no menos perniciosas) pasaran desapercibidas y que, incluso para los más ingenuos, se las pudiera contemplar hasta como puntuales aliados frente a la virulencia marxista. Tal fue el caso del positivismo.

UGO SPIRITO, DEL FASCISMO AL COMUNISMO

El caso del filósofo Ugo Spirito es bastante ilustrativo. Ugo Spirito nació en Arezzo (Sicilia) el 6 de septiembre de 1896 y falleció el 28 de abril de 1979. Bajo el magisterio directo de Giovanni Gentile, el positivismo inicial de Spirito pareció recular. La trayectoria política de Ugo Spirito, paralela a su desarrollo filosófico, recorre un largo camino que lo llevará desde el fascismo italiano hasta el comunismo. Su crítica al liberalismo arranca con "Critica dell'economia liberale" del año 1930 que supone la parte destructiva que se complementará con la propuesta corporativista que plantea el autor en "Fondamenti dell'economia corporativa" y "Capitalismo e corporativismo". Todo ello lo realizaba en el seno del fascismo, pero su corporativismo es pronto contestado por doctrinarios del fascismo como Giuseppe Bottai. En el fascismo había creído Spirito hallar el movimiento político en que podría estar realizándose en la historia la filosofía actualista de su maestro Gentile, pero la polémica con posturas más conservadoras dentro del fascismo italiano acarreará la ruptura de Spirito con el fascismo en el año 1937. Pese a su distanciamiento con el fascismo, Spirito tendría dificultades tras la derrota de las potencias del Eje en 1945. A inicios de la década de los 50, Spirito es seducido por el marxismo, adhiriéndose al Partido Comunista italiano. Sus posturas, siempre tan personales, producirán al cabo una nueva ruptura con el marxismo.

CASI UN TESTAMENTO FILOSÓFICO: IDEALES QUE MUEREN E IDEALES QUE NACEN

Spirito escribirá "Ideales que mueren e ideales que nacen", todo ello en el contexto de la revolución cultural de mayo del 68. Este breve ensayo será traducido al español y publicado en 1972 por la Editorial Unión, seguido de lo que podríamos considerar la respuesta a Spirito de Augusto del Noce, bajo el título "¿Ocaso o eclipse de los valores tradicionales?" que, personalmente, consideramos más atinada que las conclusiones del mismo Ugo Spirito.

Con "Ideales que mueren e ideales que nacen", Spirito se proponía definir el núcleo de la crisis global en que venía envuelta la revolución cultural tan reciente, así como tender la mirada al futuro para vislumbrar los ideales que alboreaban. Para Spirito, la ruptura intergeneracional producida con la revolución del mayo sesentayochista era la constatación y el resultado de una crisis que "se debe al paso de una vida dominada por criterios y valores no científicos a otra vida informada por principios de carácter científico y técnico".

El saber religioso, filosófico e ideológico-político ofrecen, para Spirito, valores particulares, frente a los valores universales que ofrece la ciencia y la técnica. En los saberes tradicionales descubre el autor una "metafísica de la presunta posesión de la verdad" que, por muchas razones, aboca a la "pluralidad" de religiones, escuelas filosóficas y etiquetas ideológico-políticas. Esta pluralidad supone para Spirito un elemento de discordias que podrían disolverse de la mano de la ciencia-técnica que, a la vez que da valores universales, se sustenta sobre una "metafísica de la búsqueda de la verdad" con todo el poder de unificación, frente a la división de las opiniones religiosas, filosóficas e ideológicas que, por su multiplicidad, dividen y enfrentan.

Ugo Spirito cree que "la revolución científica está sustituyendo a la revolución ideológica-política" y esta revolución científica (con sus aplicaciones prácticas) implica una "revolución política, o mejor dicho antipolítica". Spirito piensa que las religiones, las filosofías y las ideologías están destinadas a fenecer, mientras que se hace inexorable la marcha triunfante de la revolución científica. La conclusión es que: "Más que contraponer valores nuevos a valores viejos, la transformación científica de la moral implica incluso una nueva concepción del hombre y de la realidad social". El ámbito donde se ha realizado esta dialéctica entre valores viejos y valores nuevos han sido la familia y la escuela.

EL POSITIVISMO, LA BASE FILOSÓFICA DE SPIRITO

Este ensayo de Spirito, casi un testamento filosófico, da buena cuenta del fondo positivista siempre subyacente bajo su idealismo gentileniano, bajo su corporativismo fascista y bajo su marxismo tan personal. En este sentido, Spirito se muestra como un positivista convencido en el poder avasallador de la ciencia y la técnica que, así las cosas, está destinada a anular todas las discordias del pasado, fruto de la diversidad de opiniones religiosas, filosóficas e ideológicas que se han enfrentado las unas con las otras, en aras de su "presunta verdad particular". Todas las diferencias tendrían que ceder ante el panorama nuevo que abre la investigación científica y sus éxitos tecnológicos que, entre otras muchas cosas, traerían consigo la desaparición del trabajo manual permitiendo que la humanidad pueda elevarse culturalmente, aplicándose al trabajo intelectual y al goce estético. Décadas antes que Jeremy Rifkin publicara su famoso superventas mundial "El fin del trabajo. El declive de la fuerza de trabajo global y el nacimiento de la era posmercado", Spirito vaticinaba una humanidad ociosa.

Los planteamientos de Spirito muestran que su positivismo original se mantuvo incólume bajo los reajustes que el autor hiciera en cada una de sus adhesiones y rupturas ideológico-políticas. El fascismo y comunismo de Spirito (que pueden llamar la atención e incluso escandalizar a las mentalidades más estrechas) no fueron otra cosa que intentos de plasmar, a través de movimientos políticos en apariencia tan contradictorios, las ideas más preciadas por el autor: el corporativismo y la tecnocracia (en su sentido etimológico).

IDEAS RESCATABLES

Las pocas ideas rescatables que podemos encontrar en "Ideales que mueren e ideales que nacen" son aquellas que denuncian la obsolescencia del individualismo moderno, la revisión del concepto de igualdad y su crítica despiadada a los míticos fundamentos de la democracia representativa.

CONTRA EL INDIVIDUALISMO: "El individuo se halla intrínsecamente vinculado a toda la realidad, de suerte que sólo puede comprendérsele en el sistema de sus relaciones con el resto del mundo. [...] El individualismo moderno no puede resistir a la crítica científica, y todo el sistema de valores que en él se basaba está destinado antes o después a entrar en crisis y a disolverse".

LA IGUALDAD A REVISIÓN: "¿En qué consiste la nueva igualdad? Es evidente que no consiste en una igualdad de capacidad y de funciones, sino en una igualdad de poder en relación con las propias capacidades y funciones. El principio del que hay que partir es el de la desigualdad de todos y del poder de cada uno en función de su propia personalidad."

INCOMPETENCIA DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA: "...el parlamento prescinde de todo principio de competencia y está formado por miembros que, en la mejor de las hipótesis, son expresión improvisada de una opción ideológica. Ahora bien, semejante institución, compuesta de incompetentes, tiene por desgracia aún el poder incondicional de hacer las leyes que nos gobiernan".

LA SITUACIÓN PRESENTE

Cuando ha pasado casi medio siglo desde "Ideales que mueren e ideales que nacen" de Ugo Spirito estamos en condiciones de dictaminar que la mayor parte de sus pronósticos se han alcanzado, sobre todo los más negativos.

En efecto, la religión se ha visto eclipsada y los más dispares (y disparatados) grupos de poder han hecho causa común contra ella, conspirando para desacreditarla públicamente. Y esto se hace no alegando la "presunta verdad particular" de la religión, como decía Spirito, sino con el objetivo de anular al principal baluarte que se alza contra la "cultura de la muerte". Vemos de qué manera se trata de inundar con desinformación la voz de la Iglesia, para que las continuas y tenaces denuncias que realizan las autoridades religiosas que nos ponen en guardia contra los abusos de la hybris técnica y tanatológica no lleguen a la opinión pública o lleguen en tal grado de distorsión que las masas no se percaten y permanezcan pasivas, como buenas cobayas de laboratorio. Mientras tanto, se instala la cultura de la muerte, prácticamente sin contestación social: los métodos anticonceptivos, eugenésicos, eutanáticos, el aborto, la experimentación con la vida humana... Encuentran incluso cobertura legal.

En definitiva, podemos decir que el oráculo de Ugo Spirito se ha mostrado certero en todo lo negativo, mientras que sus ideas más provechosas se han visto refutadas por la marcha histórica: el individualismo moderno no se ha visto anulado, a pesar de ser puesto en cuestión por lo que la ciencia nos ha podido decir sobre la ineludible naturaleza social (previa a todo contrato social) del hombre. La democracia se ha impuesto y se impone con el prestigio de una superstición compartida por el vulgo y tenida como incuestionable, pese a sus escandalosas deficiencias de base y sus contradicciones intolerables. La noción de igualdad sigue estando en la misma situación de indefinibilidad que la hace más difusa que cualquier dogma religioso nunca antes proclamado.

martes, 18 de junio de 2013

POR EL RESURGIR DE ESPAÑA

  
"Esta España de ahora, que vive como sí estuviera de más en el mundo, no es sino la sombra de aquella otra que fue el brazo de Dios en la tierra. ¿Cómo resurgirá la verdadera? Por nuestras ansias, y aún por el mismo espíritu de aventura que nos extranjerizó hace dos siglos. Porque todas las otras pruebas ya están hechas, y andados todos los caminos. No nos queda más que uno sólo por probar: el nuestro. Tomemos las esencias de los siglos XVI y XVII: su mística, su religión, su moral, su derecho, su política, su arte, su función civilizadora. Nos mostrarán una obra a medio hacer, una misión inacabada. En cambio volver los ojos a los senderos que en estos dos siglos hemos recorrido nos encontraremos siempre con que no llevan a ninguna parte. Nietzsche dijo de España que había querido ser demasiado. La verdad es que España no quiso sino lo que todas las grandes ideas, como el liberalismo o el socialismo, han deseado y prometido: la redención del género humano. España no quiso, sino que hizo mucho. Compárense, principios por principios, los que cumplen sus promesas con los que las dejan incumplidas. Y el liberalismo no cumple las suyas" 

Ramiro de Maeztu, Defensa de la Hispanidad.

lunes, 17 de junio de 2013

FIGURA DE LA UNIVERSIDAD HISPÁNICA DE LOS SIGLOS DE ORO ( VI )



 FIGURA DE LA UNIVERSIDAD HISPÁNICA DE LOS SIGLOS DE ORO ( VI )



Por el Profesor Manuel Fernández Espinosa,
Profesor de Historia de la Filosofía y especialista en Ciencia de la Cultura.


RAZONES PARA CURSAR LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS

Casa del Caballero del Verde Gabán, en Villanueva de los Infantes



Todos esos trabajos y estrecheces de la vida universitaria eran afrontados por los estudiantes pobres, sorteando los peligros del vicio tan a la mano, triunfando o fracasando en su carrera universitaria. Pero esas fatigas a las que estaban sujetos los estudiantes menos favorecidos por su hacienda y linaje no podrían entenderse de no haber al cabo un premio. En efecto, la recompensa al saber era cierta, aunque dejara de ser cabalmente justa. En tiempos de Cervantes todavía se sigue la tradición de premiar el saber. El tan discreto Caballero del Verde Gabán, D. Diego de Miranda, al contar a D. Quijote las cuitas que le da su hijo que, después de haber sido enviado a la Universidad de Salamanca, ha dado en aficionarse a la poesía, sin que le sea posible al padre convencer al hijo para que estudie Leyes o Teología, dice: "Quisiera yo que fuera corona de su linaje, pues vivimos en siglo donde nuestros reyes premian altamente las virtuosas y buenas letras; porque letras sin virtud son perlas en el muladar" [19].

EL MODELO DE TODA FORMACIÓN SUPERIOR: 
EL HOMBRE LIBERAL

Pero si el premio es un incentivo, el objetivo principal de la formación universitaria es algo más que la recompensa económica u honorífica, dependiente siempre de las instancias capaces de otorgarla. El objetivo sigue siendo el mismo en todo tiempo y lugar. Lo hemos dicho más arriba: "Los hombres reducidos a las "artes mecánicas" vendrían a ser como hombres disminuidos [...] Los estudios universitarios se encargaban, pues, de hacer "hombres" en plenitud; "hombres liberales", aptos para desempeñar tareas eclesiásticas, así como funciones administrativas subalternas".

Y aquí conviene que nos detengamos a considerar la polisemia del vocablo "liberal" que, ciertamente, ha experimentado modernamente una considerable restricción. El moderno término "liberal" surgió en las Cortes de Cádiz como etiqueta que los diputados revolucionarios se aplicaron, para escurrirse del calificativo de "revolucionario" o "jacobino" con el que eran designados por sus oponentes ideológicos. Fue en Cádiz donde se acuñaron los términos "liberal" y "liberalismo" y, desde España, el término pasó al acervo de la politología occidental. Así lo reconocía D. Antonio Alcalá Galiano: "La voz liberal aplicada a un partido o a individuos, es de fecha moderna y española en su origen, pues empezó a ser usada en Cádiz en 1811, y después ha pasado a Francia, a Inglaterra y a otros pueblos". Fue un acierto lingüístico que se apuntaron los revolucionarios, a costa de realizar un reduccionismo que depauperó el término. No olvidemos que "liberal" (del latín, "Liberalis") es, además de esa etiqueta política: "generoso", "pronto a ejecutar algo", "relativo a un arte o profesión, que requiere el ejercicio del intelecto", "virtud por la que, el hombre culto, se inclina a comprender". No es, por lo tanto, exclusivamente: "partidario de la libertad individual y social en lo político y de la iniciativa privada en lo económico" o "miembro de un partido político que se califique de tal". Y es que "liberal" decíase antiguamente de cada una de las disciplinas que componían el Trivio y el Cuadrivio, un vocablo cuya genealogía, por lo tanto, nos remonta a la mejor tradición universitaria de la Cristiandad.


El objetivo de la universidad, de cualquier formación superior, es hacer "hombres liberales" en su sentido más excelso, no en el reduccionista político, ni mucho menos, que muestra todas las trazas de manipulación propagandística y pervierte su sentido originario. En su sentido más nobilísimo es como nosotros lo empleamos, con el propósito de reivindicarlo y arrebatárselo a aquellos que lo secuestaron y a su prole ideológica actual que lo retiene y ha viciado.


LA DECADENCIA DE LA UNIVERSIDAD EN EL SIGLO XVII

Vincencio Juan de Lastanosa (1607-1681)


Uno de los primeros en denunciar la decadencia de nuestras universidades (españolas y europeas) fue Diego de Saavedra Fajardo (1584 - 1648). En su obra “República literaria” lo dirá con meridiana claridad: “En algunas de estas Universidades no correspondía el fruto al tiempo y al trabajo. Mayor era la presunción que la ciencia; más lo que se dudaba que lo que se aprendía. El tiempo, no el saber, daba los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor, y a veces solamente el dinero, concediendo en pergaminos magníficos, con plomos pendientes de hilos, potestad a la ignorancia para poder explicar los libros y enseñar las ciencias, a hallarse en uno de estos grados[20]. El autor no omite el nombre de esas universidades: Viena, Ingolstadt, Salamanca, Alcalá, Coimbra… Su patriotismo exige esa mirada severa, sin permitirse que los afectos personales obnubilen su juicio sobre las universidades nacionales, el mismo Saavedra Fajardo estudió en la Universidad de Salamanca. 

¿Qué es lo que ha pasado? Muchas serán las razones de esta decadencia y al ser, prácticamente, universal no podrá justificarse que la universidad española esté en decadencia por el eclipse de nuestra hegemonía, aunque son fenómenos que corren parejos y simultáneos. Las universidades afectadas por el vicio que censura Saavedra Fajardo no son exclusivamente españolas. A todas luces parece que lo que ha degradado la universidad son razones endógenas: el escepticismo que se propagan en las cátedras no será ajeno a esta decadencia.

En Baltasar Gracián también se percibe que las universidades han experimentado un declive. Una de las premisas de la filosofía de Baltasar Gracián (1601 - 1658) es que el hombre no está hecho, sino que tiene que hacerse y, para hacerse plenamente hombre, el hombre tiene que cultivarse para elevarse de la  "barbarie" original (de la "bestialidad") hasta ascender a "persona":

"Nace bárbaro el hombre, redímese de bestia cultivándose. Hace personas la cultura, y más cuanto mayor. En fe de ella pudo Grecia llamar bárbaro a todo el restante universo." [21]

En "El Criticón" Gracián trazará la figura de Artemia que se presenta como una fantástica reina: “Muy diferente de la otra Circe, pues no convertía los hombres en bestias, sino al contrario, las fieras en hombres”… “De los brutos hacía hombres de razón” [22]. En "Artemia" cifra Gracián todas las Artes Liberales, a modo alegórico.
 
Gracián confía en la cultura como matriz de hombres cabalmente personas. Sin embargo, Gracián será de los primeros en mostrar una actitud menos optimista en cuanto a la valoración de la universidad española de su época y la razón es que Gracián piensa que se ha pervertido la finalidad de los estudios universitarios. Al filósofo aragonés la universidad salmantina se le aparece como una factoría de picapleitos que se convierten en sanguijuelas del dinero de sus clientes, por eso puede decir: “De Salamanca se dijeron leyes, donde no tanto se trata de hacer personas cuanto letrados, plaza de armas contra las haciendas” [23]

En Gracián parece levantarse acta de la degradación académica en que ha caído la Universidad hispánica, se ha volatilizado la genuina naturaleza de la Universidad cuando en vez de "hacer personas" aquella se ocupa, según denuncia Gracián, de "hacer letrados". La universidad ha venido a convertirse en una fábrica de títulos (“donde no tanto se trata hacer personas cuanto letrados”). Sin embargo, la formación cultural superior parece haber emigrado de la universidad a círculos más reservados. Cuando la universidad ha dejado de ser campo de Artemia, la formación cultural superior puede todavía realizarse en la intimidad de círculos privados: es el caso del círculo lastanosino (el formado alrededor del erudito y sabio Vincencio Juan de Lastanosa, gran amigo de Gracián que supo reunir a su alrededor a muchos hombres de talento; digamos que el “alter ego” de Lastanosa es, en la obra de Gracián, Salastano).

 

Ha cambiado la percepción que se tiene de la universidad. En tiempo de Cervantes, el premio iba unido a las "virtuosas y buenas letras"; en tiempo de Saavedra Fajardo y Baltasar Gracián, los estudios pueden garantizar una recompensa económica, incluso pingües beneficios, pero sin el concurso de las aptitudes, sin el esfuerzo ni el mérito de los que obtienen la titulación y, además, en detrimento de la virtud, habiéndose frustrado el objetivo principal de un centro de cultura superior: el hacer personas, "hombres liberales".






[19] "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", Segunda parte, Capítulo XVI, Miguel de Cervantes. 
 
[20] República literaria”, Diego de Saavedra Fajardo, prólogo y notas de Vicente García de Diego, Ediciones de “La Lectura”, Madrid, 1923.
 
[21] "Oráculo manual y arte de prudencia", Baltasar Gracián, edición de Emilio Blanco, Cátedra Letras Hispánicas, Madrid, 2005. Hemos actualizado la grafía original del autor, para facilitar su lectura.

[22] El Criticón”, Baltasar Gracián, Edición de Santos Alonso, Cátedra Letras Hispánicas, Madrid, 1984.

[23] "El Criticón", Baltasar Gracián, Edición de Santos Alonso, Cátedra Letras Hispánicas, Madrid, 1984.

domingo, 16 de junio de 2013

LEONID ZUROV Y SU OBRA “EL CADETE”


"El autor ruso Lonid F. Zurov"

Poco, muy poco, por no decir casi nada, es lo que se puede consultar en castellano de la biografía de Leonid F. Zurov (o Zuroff). Su obra más representativa “El Cadete” es la única que aparece en los buscadores de internet si se coloca dicho nombre en español.
Gracias a la colección Austral se puede disfrutar de dicha obra en español, pues fue allá por el año 1968, cuando la prestigiosa editorial dio a la estampa la publicación de la pequeña novela de Leonid Zurov, incrementando el trabajo con otros pequeños relatos, de la misma temática del mismo autor, como son: “La ciudad”, “El estudiante Vovka” y “El salivazo” todos ellos traducidos del ruso por Eduino Mora.
Leonid Zurov viene al mundo allá por los primeros años del pasado siglo, en 1902, finando sus días en septiembre de 1971;  desde muy pequeño la tragedia se cierne sobre él, perdiendo a sus progenitores a la temprana edad de tres años. Será su abuela la que críe al pequeño Zurov, y ese hecho se ve reflejado en su novela “El Cadete”, novela que tiene rasgos de autobiográficos vividos por el autor.
El tratamiento que el joven Zurov da a las ancianas en su novela, es tierno y lleno de maternidad. El protagonista de la novela “Mitia”, es un joven cadete de una academia militar rusa. Estamos en los convulsos años del estallido de la Revolución Soviética, y por cada una de las ciudades, parte del “Ejército del Pueblo” camina arrasando todo lo que encuentra a su paso. Los símbolos del imperio ruso son devastados, se prohíben las águilas imperiales, las academias, la religión, las iglesias se queman y se cierran, y todo aquel que ostente o parezca tener pinta de poseer algo de valor es llevado por la fuerza ante Tribunales del Pueblo para ser ajusticiados. El joven Mitia observa todo este panorama desde las ventanas de su academia, hasta que se les advierte que deben abandonarla antes de que lleguen las tropas rojas. Mitia decide ir a su casa, y para ello se embarca en un tren con destino a su ciudad natal. Cansado, se queda dormido acurrucado en un lugar seguro, pero durante el trayecto, el vagón va siendo ocupado por hombres del ejército rojo. Sus conversaciones sobre como tratan a los sacerdotes, o a los “blancos” (partidarios del Zar y la tradición y contrarios a la Revolución) hace que el personaje se estremezca y tenga miedo. El muchacho despierta, y trata de escapar de esa turba, pero es apresado por los soldados, quienes le propinan una soberana paliza y le roban sus pertenencias. En un determinado momento, mientras se discute si se le ahorca allí mismo o si se le da otro ajusticiamiento, un soldado, con ropa de marinero, toma la iniciativa, y decide tirarlo del tren en marcha para que el crudo invierno ruso haga el resto.
Gracias a ese gesto, el joven Mitia puede sobrevivir a su primer enfrentamiento contra los soldados de la Revolución, y caminando entre la nieve, dolorido y maltrecho, siguiendo la vía del ferrocarril, llega al pueblo donde reside su antigua niñera.
Mitia, como personaje de la aristocracia rusa, había gozado de cierta estabilidad o estatus, y sus padres poseían tierras, mansiones y sirvientes, o mujiks (campesinos pobres) a su servicio.
El tratamiento que da en la novela Zurov al personaje de la niñera es enternecedor siendo presentada como una anciana dulce, con la cara marcada por las arrugas pero con un corazón generoso y lleno de agradecimiento hacia Mitia y su familia. Por su parte, la figura paterna o materna no aparece más que de soslayo a lo largo de toda la obra. Son mencionados, más el autor no les dedica espacio ni para la descripción ni para el recuerdo, tan solo son colocados al calor del hilo argumental, sin que su presencia sea, apenas, detectada por el lector.  

"Portada de la novela El Cadete, que publicó en su día la colección Austral, de Espasa Calpe"


Leonid Zurov estudió en la ciudad de Pskov y fue allí donde le sorprendió la Revolución Bolchevique. Con apenas 16 años, se ofreció como voluntario para luchar en el ejército comandado por el general Nikolai Yudenich, uno de los máximos exponentes de la resistencia anti bolchevique y un destacado general del Ejército Blanco.
Durante la novela, Mitia, camina de un lado a otro, primero en busca de un lugar, un sitio, donde su existencia tenga sentido, y ese no es otro que junto a los combatientes por la Rusia Zarista. Aquí y allá van apareciendo personajes, que son juntados para combatir en determinados frentes o representar distintas estampas. Siempre con valor, pero siempre con suerte desigual.
En la vida real, el Ejército Blanco actuó de la misma manera. Sin una organización efectiva y sin un programa político definido, los “Blancos” luchaban agrupados en células dispersas, pero sin la posibilidad de derrotar a un enemigo organizado política y militarmente como era el ejército bolchevique. Sus acciones recuerdan a las acometidas por los “carlistas” españoles durante la I guerra carlista. Muchos de los combatientes, al ser derrotados, pasarán al exilio.
El joven protagonista de la novela, Mitia, junto con su primo Stepa, también buscan su lugar, y son transportados por el autor a la localidad de Riga, en donde padecerán el miedo y la incertidumbre de las prisiones. Sometidos a interrogatorios, a celdas oscuras e inmundas, apretujados entre más desdichados, Leonid va describiendo la actitud humana ante la muerte. Simpre vista desee los ojos de los adolescentes, quienes como en todo lugar y en toda época, viven la vida de forma diferente a los de edad adulta.
En un determinado momento, se encuentran en la misma celda un padre junto con su joven hijo, de unos 14 años de edad. Ambos son detenidos, pues el hijo se había alistado, como Mitia y Stepa en el ejército Blanco. El padre no para de reprochar en voz alta la actitud de su hijo, y de paso la de los dos jóvenes cadetes, diciendo que por su impetuosidad y su mala cabeza ahora se ven a punto de ser fusilados, y es que, en la visión del adulto, los niños –adolescentes- no deberían de meterse en esos temas. Harto de esas disertaciones, el personaje de Mitia censura al padre con una frase cortante. “-Bueno, hombre, basta de latas. No se queje; ya ha vivido usted cuanto le correspondía, y demasiado, ¡qué diantre!” la contundencia de la demoledora revelación, deja al adulto, comerciante de profesión, desarmado y sin saber reaccionar.
A lo largo de las páginas, el novelista va tejiendo el desenlace de su novela. Toda ella salpicada de vívidas impresiones del paisaje, del entorno y de los protagonistas.
Salvados de la prisión, los personajes de Mitia y Stepa sobreviven en la ciudad de Riga. Allí malviven, harapientos, sucios y muertos de hambre, rodeados de bolcheviques y militares del ejército Rojo, hasta que un buen día, se reciben noticias de que las tropas del ejército Blanco están próximas a liberar la ciudad. La descripción de la estampida de los bolcheviques, con su abandono de fusiles, capotes y pertrechos, la llegada de los Blancos, y el miedo de ser confundidos con enemigos hacen que las páginas se sucedan una tras otra sin que el lector apenas se de cuenta. La liberadora Misa y posterior Comunión, descrita con lujo de detalles, esperan al lector que se aproxime al final de la novela, al cual le aguarda un final, sencillo, pero lleno de mensaje.
Es de destacar la riqueza del lenguaje utilizado en la traducción, en tanto que la utilización de expresiones arcaicas así como de palabras típicas de la época, hacen que resalte mucho la laor del traductor al tratar de transmitir el sentir original y el significado que el novelista quiso imprimir en los diferentes pasajes de la obra.
El Cadete” es un relato corto, pero que llena las expectativas del lector, sin llegar a convertir el trabajo en algo más denso o rodearlo de complicaciones sicológicas o existenciales entre los personajes y las situaciones.  
Pero la biografía del autor, Leonid Zurov, da para mucho más que la sola novela de “El Cadete”. Durante los primeros años, Leonid camina de aquí para allá, de Checoslovaquia a Riga – igual que su personaje Mitia, mientras estudia y se gradúa, ejerce trabajos de lo más diverso y variopinto, como pintor de brocha gorda, albañil etc.
Es en Praga, cuando Leonid se matricula en la Universidad de Arqueología, y es también en esa localidad en la que mantiene sus primeros contactos con la prensa escrita, colaborando con la revista “Chimes” y el periódico “Hoy”. En 1926 viajará a París, como delegado de los estudiantes rusos de su facultad, y allí defenderá a los monárquicos. En 1928, publicará su novela “El Cadete”, que le valdrá el honor de ser elogiada por el por entonces prestigioso autor Eichenwald y posteriormente por Ivan Bunin, del que llegó a ser su secretario personal durante muchos años
Establecido en París desde 1929, desde allí realizará numerosas aportaciones en diferentes medios escritos. Realizará trabajos etnográficos y en 1935 se trasladará para restaurar la iglesia  “Puerta de San Nicolás” y su campanario en el monasterio de las cuevas de Pskov.
En 1939 fue iniciado en la Logia Masónica "North Star” y al final de la IIGM, en 1945 es nombrado secretario permanente de la Sección Histórica de la Sociedad Científica de la Unión de Patriotas Soviéticos en París. Durante los años 1945 a1946 Leonid Zurov trabajó en el "Patriota Soviético", y será por esas fechas cuando Bunin, le escribiera para instarle a que volviese a Rusia.
Hombre resolutivo y decidido, Zurov anduvo toda su vida unido a Rusia por medio de las asociaciones de escritores y de poetas que en Francia había. Él mismo fundó diversas asociaciones al o largo de su vida. Desde 1947, la enfermedad mental le atenaza y le persigue, y su ida y salida de los hospitales se hace continua. Su salud empeora, pero no su vitalidad.
En 1967, funda la “Unión Rusa de Escritores y periodistas en París” de la que fue miembro hasta su muerte.
En 1971 viejo y enfermo permanece internado en un asilo mental. Allí morirá a consecuencia de una insuficiencia cardíaca, siendo sus restos enterrados en el cementerio de Sainte-Genevieve-des-Bois, de Francia.
Luis Gómez


sábado, 15 de junio de 2013

¿QUÉ ES UNA MADRE?

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¿QUÉ ES UNA MADRE?

Mi madre me dio la vida:
mi madre arrulló mis sueños
cuando en mi infancia querida
soñaba el alma dormida
con horizontes risueños.

Alzóme su amor altares,
sembró mi vida de flores
y un templo fueron mis lares
al rumor de sus cantares
y al calor de sus amores.

¡Cómo poderlo olvidar
si ella me enseñó a marchar
por la senda del deber,
y ella me enseñó a rezar,
y ella me enseñó a creer!

¡Qué dulzura tan ardiente,
me daba su labio amante,
cuando besaba mi frente
con ese amor delirante
que sólo una madre siente!

Ella me supo infundir
esta santa fe cristiana
que me ha ayudado a vivir,
y ha de ser quizá mañana
la que me enseñe a morir.

Sus labios me la enseñaron
y en mi mente la infundieron,
sus virtudes la cantaron,
sus ejemplos me la dieron,
sus besos me la grabaron.

¡Aunque sólo le debiera
esta fe que me infundió,
diérale mi vida entera,
y aun pagarle no pudiera
el tesoro que me dio!

¡Cuántas lágrimas me evita,
cuántos dolores me calma,
cuántos pesares me quita
la fe querida y bendita
que infundieran en mi alma!

Del mundo en el ancho mar
bogando tras el saber,
es muy fácil naufragar
y es muy difícil vencer
queriendo sin fe luchar;

Acaso tú no comprendas
lo que diciéndote estoy
de estas mis luchas tremendas...
Mas, si no lo entiendes hoy,
mañana quizá lo entiendas.

Siempre, siempre que he invocado
de esa fe la santa ayuda,
con más valor he luchado
y mi espíritu ha triunfado
en sus luchas con la duda.

¿Y a quién debo tal victoria
sino a mi madre querida,
que en el alma y la memoria
dejóme esta fe esculpida
como un título de gloria?

¿Y a quién, si a tu madre no,
vas a deber tú mañana,
cual debo a mi madre yo
esta santa fe cristiana
que en el alma me infundió?

¡Bendito el ser que en mi mente
consiguió grabarla un día
con besos de amor ardiente
cuyo calor todavía
me está abrasando la frente!

¡Cuántas noches de desvelo,
cuánta lágrima vertida,
cuánto incierto desconsuelo
costé a la madre querida
que en mí cifraba su anhelo!

¡Cuántas tristes aflicciones,
cuántas hondas emociones,
su corazón sufriría!
¡Cuántas dulces oraciones
junto a mi cama alzaría!

¡Cuándo podré concebir
dolor tan hondo y tan fuerte
como ella debió sentir,
viéndome a mí combatir
entre la vida y la muerte!

Di: ¿tu mente ha concebido
lo que ella sufrió por mí?
¡Pues ya tienes comprendido
lo mucho que habrá sufrido
tu amante madre por ti!

¡Ámala, pues! Y si eres
un hijo bueno que quieres
su amor, en parte, pagar,
cumple todos los deberes
que ahora te voy a enseñar.



José María Gabriel y Galán