Por Rafa Bocero
Hace ya unas semanas que vivimos la pasión del Señor, pero hay que decir que siempre estás sufriendo.
Y es que te vuelven a prender, ya no es en el monte de los olivos, ni llevan espadas como armas ni antorchas para iluminar su camino, pero siguen siendo los mismos fariseos, esos que en su día defendían lo mejor para el pueblo pero te condenaron porque acababas con su juego. Y te siguen besando, no un solo Judas, pues él se aparece en el cuerpo de muchos.
Igual que el señor era perseguido en su momento, ahora lo somos todos los cristianos. Y es que somos los malos de la película, da igual de lo que trate siempre seremos los malos.
En el día de la mujer multitud de personas de manifestaban defendiendo los derechos de la mujer, esas mismas personas callan cuando ven a una musulmana con el burka y si tú gritas contra eso, tú eres el xenófobo, el machista.
¿Quienes somos nosotros para prohibir que una mujer lleve un burka?, nos dicen, ¿quienes somos nosotros para rechazar que recen en sus templos? No somos nadie -nos dicen. Pero cuidado, porque esos mismos que te denuncian, que te acusan son los primeros que prohibirían la Semana Santa, los primeros que tirarían y quemarían las iglesias. Y es que nos venden un país laico, pero sabemos que es mentira, porque su deseo es que el Islam esté por encima de todo, y más de los cristianos.
Porque su trabajo es perseguir al cristiano como hicieron esos fariseos que inventaron calumnias. Nosotros somos los verdaderos mártires, esos mismos que se olvidan que España es un estado aconfesional donde la mayoría es católica. Esos mismos que entienden por igualdad de religiones prohibir los crucifijos en los colegios públicos, pero impiden que se moleste al musulmán con clases o palabras prohibidas por su religión. ¡Despertad! No hagáis como San Pedro que negó 3 veces y miró hacia otro lado. Despertad y ver como un católico es perseguido en las universidades y escuelas en defensa del islam, en defensa de esa religión que lo único que desea es acabar con el infiel.
Despertemos pues las conquistas pasadas volverán a producirse, y como bien pasó en la gloriosa batalla de las Navas de Tolosa.
¡Santiago y Cierra España!
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