Mamarrachos de España
Por Antonio Moreno Ruiz
Ni que decir tiene que políticos y banqueros tienen muchísima culpa de la crisis. Muchísima culpa y ninguna excusa. ¿Pero la tienen toda? Siendo honestos, la respuesta es que no. Un pueblo que durante tantos años ha consentido un sistema montado por lo peor del franquismo y lo peor del antifranquismo para la corrupción absoluta no se las puede dar de ingenuo, sino de cómplice. Con todo, ya estamos al nivel de Europa del Este o del norte de África; con la diferencia de que moralmente estamos mucho peor. Y bueno, un empobrecimiento progresivo es lo que no es espera. Pero para qué preocuparnos de eso, teniendo la liga de fútbol más cara del mundo…
Psicológicamente, a los jóvenes nos ha afectado mucho la generación de nuestros padres y me explico: Aquellos españoles que nacieron en los 50 y que fueron jóvenes en los 70 creían, de puertas para adentro (Pues de puertas para afuera la oposición al régimen, salvo el terrorismo comunista, era nula), que la democracia era el paraíso en la tierra. La democracia no era sólo un sistema político más o menos útil, no, era una absoluta religión. Encima, el clero empujaba con todas sus fuerzas a través de la democracia cristiana y la teología de la liberación, mostrando un nulo interés –salvo honrosas excepciones- ante la descristianización de España. Y así seguimos hoy. No había más que “derechos”, adobados con un concepto de “libertad” más que confuso. A día de hoy, el español se cree que sabe de todo, que puede opinar y sentar cátedra de todo, que tiene derecho a todo…. Y no se da cuenta de sus continuas mamarrachadas. Una que se ha convertido en clásica es echar las culpas de absolutamente todo a Franco y a la Iglesia… Porque, aparte, todo español moderno lleva en sí un teólogo y un politólogo. ¡Hay periodistas que se denominan “analistas políticos”!
Una vez escuché al filósofo Gustavo Bueno: “Yo opino, yo opino… ¿Pero usted cómo va a opinar, si no sabe lo que dice?”
A ver: Si yo opino de pesca sin tener ni una noción básica y seria de la pesca, yo no estoy ejerciendo un “derecho” de expresión, yo estoy siendo un mamarracho. Si yo creo que tengo derecho a una paga sin haber trabajado lo suficiente, yo no estoy reclamado mis derechos, yo estoy siendo un mamarracho estafador. El derecho ha de ir unido al deber y al merecimiento. No es ningún regalito gracioso. No hay nada fácil ni gratis. Por eso, cuando hablan de “escuela pública” o “sanidad pública”, parece que es que es una preciosa concesión que el paternal Estado nos da…. Y no, eso sale de los impuestos. Y los impuestos salen de la gente trabajadora; no de los que engañan, ya sean gente que se da de baja y trabaja en negro o ya sean los multimillonarios con cuentas en paraísos fiscales. Por tanto, sería más correcto hablar de “educación estatal” o “sanidad estatal”, para ser más realistas.
Asimismo, y lo vemos en esos insufribles tertulianos que se han multiplicado por la televisión española, es prácticamente imposible conversar o debatir con un compatriota. ¿Por qué? Pues porque como todos creemos saber de todo, ¿cómo vamos a escuchar al contertulio de turno? Nos creemos con el derecho de gritar, de interrumpir, de insultar… Todo nos lo tomamos como algo personal, porque claro, cada uno de nosotros es el ombligo del mundo….
Y a todo esto le añadimos una bajada de calidad alarmante en la enseñanza, que está a la cola del mundo. Nuestros colegiales tendrán charlas con lesbianas y sabrán posturas del kamasutra desde los doce años y creerán que la palabra “moro” es un adjetivo racista, pero no tendrán ni idea de situar un río en el mapa o de dividir con decimales, así como el Siglo de Oro les sonará a chino.
En fin, generación de la transición, políticos, banqueros, liberales economicistas, psicólogos y pedagogos progres: Enhorabuena. Habéis creado un país de mamarrachos que no sabe ni de dónde viene ni de dónde va, pero qué enterados están de todo y qué ego más subido gastan….
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