RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

viernes, 9 de agosto de 2013

(II) “GIBRALTAR ESPAÑOL”. VISTO POR LA PRENSA ESPAÑOLA A LO LARGO DE LA HISTORIA

 
Los ingleses a finales del siglo XVIII y principios del XIX, comenzaron con una serie de políticas agresivas encaminadas a favorecer sus expansiones coloniales y a proteger sus rutas mercantiles por la vía de la fuerza y de la política de hechos consumados. De ahí la  usurpación de Gibraltar y de otras plazas en el Mediterráneo. Más no se queda ahí la cuestión, pues como es obvio, el control marítimo del Mediterráneo pasa por dos puntos estratégicos, a saber, uno en la zona del Canal de Suez que regula el control de las mercancías que llegan o van hacia Oriente, y otro la puerta que controla el Estrecho de Gibraltar, con el Peñón por un lado y Ceuta y las pequeñas islas aledañas por otro, que regulan el tránsito mercantil del Mediterráneo hacia América. En éste último caso Gibraltar, Ceuta, Melilla, los peñones Vélez de la Gomera, Perejil, etc., han sido de España desde tiempos inmemoriales (véase el artículo de Antonio Moreno Ruíz sobre la política Transfretana (http://movimientoraigambre.blogspot.com.es/2013/07/del-africa-espanola-iv-politica.html) en este mismo blog. Pero ello no ha sido óbice para que en todo tiempo y lugar,  los británicos tratasen de ocuparlos por la fuerza o por medio de rastreras maniobras seudo-diplomáticas. En el “Diario de Madrid” de mayo 1808, podemos leer lo siguiente:
“Tánger 26 dé abril.
Habiéndose apoderado los ingleses de una pequeña roca, llamada la isla del Perejil, inmediata á la montaña de los Monos, han reclamado los cónsules de esas naciones aliadas contra la Inglaterra y contra esta violación de un territorio considerado hasta ahora como neutral. Aunque este gobierno protexta haberse hecho sin su consentimiento con todo eso  parece que la isla fue cedida á los ingleses por el emperador de Marruecos. Han mandado ya tropas a ella y trabajan a toda prisa en fortificarla. Es esta isla sin ningún valor en sí misma, pero como posición militar puede ser muy útil a los intereses de los ingleses en sus operaciones en el Estrecho.
Se espera aquí dentro de pocos días á nuestro baxá, que viene de Larache con un exército de 200 a 300 hombres. Los moros dicen que su objeto es atacar á Ceuta, que los ingleses han prometido a Mulei Solimán, pero este es todavía es un misterio, pues  parece que subsiste aún la mejor harmonía entre los cónsules español y francés, y el gobierno de este país. El baxá ha regalado últimamente al señor Oruano un hermoso caballo árabe con otros objetos de menor válor. Estamos con todo eso en la mas penosa incertidumbre, porque parece que el partido inglés ha adquirido una superioridad decidida en e1 gobierno”.
 
Como se puede comprobar la voracidad colonial de los británicos, les ha llevado siempre y en todo tiempo a la realización de este tipo de acometidas hacia la territorialidad extranjera, burlándose de las alianzas, de los tratados y aprovechando la mentira el engaño y la traición para sus fines. Ni el Sultán de Marruecos ni los ingleses tenían autoridad para apropiarse de Perejil, y aún así y todo, lo intentaron. No sería ésta la última vez, pues a lo largo del s. XIX, los ingleses pretenderían ocupara la isla en varias ocasiones, desplazando para ello tropas desde Gibraltar con la pretensión de ocupar este pequeño islote. Hasta los americanos solicitaron establecer un punto de abastecimiento de carbón en Perejil, y serían los ingleses los que protestarían y lo impedirían, pues ello les hubiera restado capacidad de hegemonía en el tráfico mercantil del Mediterráneo.

 
La política de Gibraltar para con España siempre ha sido la de aprovechar la división interna de los españoles durante los conflictos internos que padecimos en el s. XIX, y cuando esto no era así, se ocupaban de alimentarla ellos mismos de forma perversa para sus intereses. Durante las sublevaciones acaecidas en nuestro país en los años 1820 a 1822, los ingleses daban “palo al banco y palo al negro” que diría el nefasto rey Borbón Fernando VII. De una parte, con los constitucionalistas, apareciendo ante ellos como aliados, pero de otra, dando apoyo a los que eran perseguidos por ser absolutistas y encontraban refugio en Gibraltar. Con ello se conseguía que la debilidad de España fuera extrema y que en caso de haber un bando vencedor, Inglaterra siempre pudiera alegar que había ayudado en lo posible a ese bando vencedor. En el diario “El Universal” de 1822  se dice:
 
Algeciras 5 de octubre.
Noticias de Gibraltar.—Según los avisos recibidos de nuestros corresponsales, parece que del 1.° al 2.°, del corriente se hizo a la vela,  La Ville de Rouen en el iban a Marsella, Grimarest, Laguna y varios oficiales carabineros y guardias que sin duda van a reforzar el estado mayor del ejército ultra de la fe. Un tal Juan Martínez Torres el Jerezano (alias botones de oro) implicado en la causa del referido Grimarset y en la d e Z al d i v a r, es el que corrió con las diligencias del embarque de dichos pajarracos, y el que hace de ayudante del Padre Palomo. Sobre el muelle de Gibraltar está siempre el que hizo de fiador del general Laguna (bajo nombre de Rodríguez; el cual es el corredor Agustín Ramayon,  quien chalanea a todos los que son detenidos en el muelle, preguntándoles si son perseguidos por la constitución, y ofreciendo auxilios y protección a los que van a refugiarse por enemigos del sistema.
Siempre en Gibraltar ha habido una policía cruel, y castigos horrorosísimos a los que entren con nombres supuestos y a los que los abonen, y en el día,  parece que el gobierno inglés ha olvidado la conducta tan diferente que observó el gobernador de dicha plaza el año 14”.
 
De parecida características a la anterior es esta otra noticia publicada en el diario “El Restaurador” con fecha agosto de 1823 donde se aprecia cierta ironía por parte del periodista. Dice así la noticia:
 
INGLATERRA. Londres 30 de junio. Un diario de esta mañana asegura que Madama Riego mujer del general de este nombre, y su hermano el señor Miguel Riego no habían sido recibidos con mucha hospitalidad en Gibraltar, y que solo se les había concedido por el Alcalde de esta ciudad pudiesen permanecer por solos ocho días. Se cita por testo gordo una carta del Señor Miguel Riego. Su fecha el 29 de junio. En esta noticia hay sin duda mucho que descontar. Primeramente no hay Alcalde en Gibraltar y además solo se acostumbra dar permisos temporales de permanencia que luego se renuevan, y últimamente tenemos a la vista una carta de San Lucar del 13 que contiene lo siguiente: “Madama Riego, y el señor Miguel Riego hacen un papel brillante en Gibraltar, de donde salí poco ha, gracias al dinero que dieron á su marido los diputados de los estados insurgentes de la América meridional para formar la revolución del ejército de Andalucía en 1820, cuya suma está computada en setenta mil duros." Al citar la tal carta no podemos menos de advertir que tiene los visos de calumnia pues sabido es que los  liberales nunca toman dinero; pero también es constante por otra parte que esta señora con su cuñado vivían con gran lujo y esplendor en Gibraltar quince días después de la fecha de la carta.”

jueves, 8 de agosto de 2013

“GIBRALTAR ESPAÑOL”. VISTO POR LA PRENSA ESPAÑOLA A LO LARGO DE LA HISTORIA

 
"Vista del Peñón de Gibraltar"
 
El Peñón de Gibraltar lleva suscitando polémica y enfrentamiento entre España e Inglaterra desde hace más de trescientos años. Los británicos, -piratas con pretensiones de “lord”- se apoderaron de un trozo de tierra española, y todavía, a día de hoy, en pleno s. XXI y con las actuales leyes, se niegan a reconocer ese hecho; y mucho menos a cuestionar siquiera el devolver su soberanía a su legítimo dueño: el español.
La prensa española ha recogido desde siempre noticias de este suceso, y traemos en esta ocasión, algunos retazos de esas noticias que nuestros antepasados leían sobre este suceso y como se ha vivido en diferentes épocas éste problema, el cual ha pasado por diversas fases.
Podemos empezar por lo que ese leía en el Correo de Madrid de 1787, y de como el marqués de las Torres levanta el bloqueo al que estaba sometiendo a Gibraltar.
 
Mandó después de levantado el sitio de Gibraltar por el Marques de las Torres, el bloqueo de esta Plaza que incomodó mucho mas á los Ingleses, que el anterior ataque
Los bloqueos de Gibraltar han sido una constante a lo largo de la Historia. Es lo que más daño ha hecho a los británicos y a los hombres allí destinados. El impedir que los traficantes y contrabandistas pudiesen pasar sus mercancías por esos puertos y pasos, privaba a los de Gibraltar de unos recursos económicos bastante grandes. Ese miedo al aislamiento llega hasta nuestros días, donde los Llanitos incluso llegaron a construir desalinizadoras para potabilizar el agua del mar y a la construcción de generadores eléctricos para el autoabastecimiento de electricidad, en el convencimiento de que los españoles, en alguno de los muchos bloqueos, les privaríamos de las tan necesarias luz y agua.
Y es que desde siempre, desde que los ingleses tomaran posesión ilegal del Peñón y usurparon las tierras de alrededor, aquel puerto se convirtió para España en un nido de piratas y traficantes. Desde la seguridad que propiciaban las aguas de Gibraltar, los traficantes y los piratas introducían mercancías de contrabando en España, pagando el precio correspondiente a las autoridades gibraltareñas, y dañando considerablemente la economía de las provincias españolas colindantes. En el periódico el “Eco del Comercio” podemos leer una de las muchas acciones españolas realizada contra el contrabando de la zona acaecida en enero de 1835:

A tal punto llegó el furor y el encono de aquellos malvados que con sus mismas navajas desbarrigaron 20 caballerías, porque no cayeran en poder de los aprehensores. Ni un solo desembarco se ha verificado en aquellas costas, a pesar de que se contaba con un gran triunfo con la creación del resguardo marítimo de la empresa, porque creyendo desguarnecidas las costas, se preparaban en Gibraltar y otros puntos expediciones de consideración en la confianza de no ser atacadas”.
Como se puede ver, los contrabandistas y los piratas, siempre consideraron Gibraltar como un “puerto seguro”, desde donde poder pertrechar barcos, mercancías y saltarse así las prohibiciones que España y los tratados internacionales tenían para con la jurisdicción y administración del Peñón y su castillo.

 
"Don M. Sánchez Silva"
 
Durante la guerra civil que se vivió en España en el s. XIX, Gibraltar estaba presente. Es más, hasta en el imaginario colectivo (no sólo español, sino también europeo) flotaba la idea de que los ingleses, al desembarcar tropas en territorio español, podían hacerlo con otras intenciones. Así se puede ver reflejado en la noticia que se daba en junio de 1836 en el periódico liberal “El Español”, el cual intenta alejar a sus lectores de esos “fantasmas” de invasión, al mismo tiempo que pretende desalentar a los lectores carlistas en sus pretensiones. La recuperación económica de las tropas del pretendiente, gracias a la llegada de dinero de parte de Rusia para su causa, podía conseguir que el conflicto fratricida se alargara y diese un vuelco en esos momentos. Dice así la noticia:
La Inglaterra continúa cooperando del modo mas activo en las costas de España, impulsada por el único deseo de poner fin á la guerra civil. La marina real inglesa ha desembarcado parte de sus soldados en San Sebastián y va también á ocupar á Santoña. Muy lejos estamos de suponer en la Inglaterra los planes de invasión que nuestros torys franceses le atribuyen, recordando maliciosamente la ocupación sucesiva de Corfou, de Malta y de Gibraltar”.
Lo cierto es que Inglaterra, ante la situación bélica que se vivía en España, no hacía otra cosa que establecer posiciones y consolidar puertos mercantiles que le supondrían un valioso punto de anclaje para sus comercios. Poco le importaba si ganaba un bando u otro, mas allá de lo político. Inglaterra, al contario que España, nunca supeditó las cuestiones nacionales a la política. Para el inglés, la política sirve para administrar los bienes de la nación o del imperio, no para disminuirlo o para dividirlo con las rivalidades propias de las banderías políticas. En España, por el contrario, las continuas luchas fratricidas que hemos padecido en el XIX y en el XX, han evidenciado que somos incapaces de mantenernos unidos en lo político, y mucho menos en lo nacional, y que preferimos vernos tuertos, con tal de ver a la provincia vecina ciega. Sólo ante los ataques o invasiones extranjeras, España ha permanecido unida bajo una misma causa o bandera. Y eso no siempre.
Los problemas económicos de España, siempre agudos, han sido causa de mucho de los males que se han padecido provenientes de Gibraltar.
En este extenso artículo, se discute sobre los aranceles impuestos a la venta de algodón inglés en España. El diputado Sánchez Silva, solicita que se elimine dicho arancel, para evitar así que los españoles tengamos que consumir telas catalanas, que son “una ruina” por malas y caras. Ese bloqueo a los productos ingleses, obliga a muchos ciudadanos a dedicarse al contrabando de tabaco desde Gibraltar, con pérdidas económicas por otra parte y al bloqueo de nuestros productos hortofrutícolas por parte británica. Con ellos tenemos que en Cataluña, los catalanes se enriquecen, mientras que en otras provincias se empobrecen. Dice así el “Eco del Comercio” del año 1841:

Conocen muy bien que siendo su introducción inevitable, es una urgente necesidad regularizar las condiciones para su admisión, cuya obra daña por resultado un aumento cuantioso de las rentas públicas, y multiplicaría la exportación de los preciosos frutos de nuestro suelo, inagotable fuente de riqueza cuyo consumo se hace principalmente en los mercados de Inglaterra  á donde desde luego se moderarían en un 15 por 100 los derechos de consumo e importación que hoy sufren, evitaríamos los humillantes acontecimientos que cada día con mas frecuencia están teniendo lugar en nuestros puertos con la bandera inglesa, acontecimientos que muy fácilmente pueden comprometer nuestro decoro nacional , hasta colocarnos en una posición harto difícil y desagradable, terminarían esos onerosos y suscitados contratos de resguardos marítimos,  a que el gobierno ha tenido que acudir en el conflicto que le causaba la espantosa mengua de los ingresos en nuestros estancos y aduanas, tendría término la desmoralización que inquiere en muchos españoles el familiarizarse con el contrabando, pues acostumbrándose á la falta de respeto, a la prohibición, á la holganza y al fácil lucro, descienden fácilmente a cometer mayores delitos causando la desolación de sus familias, la perdida de brazos útiles para la labranza, y la inundación de nuestras cárceles y presidios; conseguiríamos que el gobierno inglés llevase á efecto su promesa de no admitir depósitos de tabacos en Gibraltar , por cuyo medio tendría un seguro consumo el de nuestras posesiones de Asia, y seria innecesaria la mayor parte del prodigioso número de empleados que tenemos en el resguardo”.
Continúa la exposición del diputado alegando que:

El privar á la España de tan conocidas ventajas queriendo continuar con el sistema prohibitivo, no tiene otro móvil que el gravísimo error del gobierno, que atendiendo los sofismas mercantiles de muchos comerciantes y fabricantes de Cataluña los deja que
continúen monopolizando el consumo de ropas que hace la nación, obligando así á ésta á que sea tributaria de aquella provincia con una enorme suma de millones que cuesta á los españoles vestirse con telas peores y más caras y con otra gran porción que deja de recaudarse en las aduanas”.
Lógicamente, la propuesta del señor Sánchez Silva no fue aceptada.
El señor SÁNCHEZ SILVA después de contestar á varios argumentos del señor Gil Sanz, continúa diciendo:   (…)  Viniendo de la parte principal, la industria catalana cuesta á España mas de trescientos millones, y lo voy á probar. Cataluña según los datos estadísticos de los mismos fabricantes dá para el consumo de España ochenta millones de varas de manufacturas y nos hacen pagar á real y medio mas caras que las del extranjero; y á esto agréguese lo que dejan de percibir nuestras aduanas por la entrada clandestina que se verifica, que de otra modo entrarían de un modo legal. Además en Cataluña, según las relaciones, entran once millones de libras de algodón, y estas no pueden dar los ochenta millones de varas; hay pues, una diferencia de mas de diez y seis ó diez y ocho millones de varas cuya procedencia no puede menos de ser ilegal. Además para teñir estos once millones de algodón se hace una importación al año de materia colorante de veinte y cinco millones de libras, dé donde se infiere que están sirviendo para mejorar, como sí fuesen españolas, manufacturas que son de otras partes”.

Como se puede apreciar, los políticos españoles se afanan en defender sus intereses provincianos,  en detrimento de los de la nación. Este tipo de supuestos, impensable en otras latitudes, es el que ha hecho que padezcamos los males que ahora nos acosan.
Sobre esta cuestión, es interesante conocer lo que aporta el investigador Enrique Montañés Primicia, el cual, en su trabajo titulado “Vinos y algodón. Las exportaciones ante la reforma arancelaria, 1839-1843”, publicada en la revista Historia Agraria nº 43, en diciembre de 2007, apunta lo que sigue:
Sánchez Silva, alcalde de Jerez en 1840, era un fiel portavoz de las propuestas de los grupos exportadores del eje Cádiz-Jerez. La admisión de los géneros de algodón tenía que efectuarse en el marco de un tratado comercial con Gran Bretaña, principal destino de las exportaciones agrarias españolas. La prohibición de importar manufacturas de algodón debía ser sustituida por una protección arancelaria, a cambio de sustanciales reducciones en los aranceles británicos a los vinos, aceites y otros productos españoles. Asimismo, había que exigir el compromiso británico de impedir el contrabando de tabaco desde Gibraltar. La liberalización que defendía Sánchez Silva, más que consecuencia de una determinada doctrina económica, era un medio para obtener una mayor penetración en los mercados exteriores”
Luis Gómez

miércoles, 7 de agosto de 2013

¿DE VERDAD QUEREMOS RECUPERAR GIBRALTAR?






Por Antonio Moreno Ruiz 


Gibraltar fue invadido a principios del siglo XVIII, siendo su nativa población exterminada (yendo los pocos supervivientes gibraltareños a fundar el pueblo de San Roque). Fue invadido, en contra de lo que le gustaría a no poco romanticismo austracista que se da en las más variadas corrientes ideológicas (*)... Bueno eso, que fue invadido gracias a un irresponsable y usurpador archiduque que no respetó el testamento de Carlos II, y que entró en la Península con holandeses (Que se dedicaron a violar monjas en El Puerto de Santa María) e ingleses, nuestros peores enemigos hasta entonces. La plaza se rindió a nombre del Archiduque, nunca a nombre del imperio británico. Pero ya saben cómo se las gastan los ingleses, marcando tendencia con estilo pirata.

Con Carlos III, estuvo a punto de recuperarse lo que Vázquez de Mella llamó con harta razón el mayor punto estratégico del planeta. A partir de Carlos IV, la política exterior española se fue convirtiendo en un auténtico desastre, y así ha sido hasta hoy salvando quizá el paréntesis de Franco, el cual tampoco tuvo nunca mucho margen de maniobra.

Sea como fuere, está claro que al imperio británico le duele el cierre de la verja. No pueden hacer mucho ante la ONU y la "opinión internacional". Es demasiado escandaloso. Pero claro, ellos son los papaítos de los yanquis y eso siempre viste y pesa. Está claro que Yanquilandia, Su Majestad que me harto de reír, Franchutia y Tulipania pueden tener colonias. En cambio, a España y a Portugal le vedaron el tener provincias ultramarinas. Igualdad, democracia... Sí, ya nos sabemos el cuento...

¿Pero de veras queremos recuperar Gibraltar? Ésa es la cuestión. Porque si la respuesta es sí, es señal de que somos gente de bien y de que debemos tomarnos el tema en serio. Parece que el ministro Margallo ahora quiere apretar las tuercas... Después de políticas desastrosas que se iniciaron con Felipe, que continuaron con Aznar y todos sus anglófilos cortesanos y que, para variar, remató la faena Zapatero. Pues con todo lo que quiera Margallo, en absoluto es suficiente. Hay que empezar por cerrar la verja a cal y canto. Gibraltar es una usurpación hecha para el contrabando (A lo que se añade el narcotráfico), para fastidiar política y económicamente a España, y con eso no hay negocio que valga. Desde hace mucho no se toman en serio el obsoleto e injusto tratado de Utrecht. Continúan la invasión de la patria a través de la bahía de Algeciras, llegando con sus turbios y sucios negocios hasta la Costa del Sol. Es el mismo estilo pirata empleado en Malvinas, Belice, Guayana y todas las islitas caribeñas que tienen como paraísos fiscales. Así es eso que encima llaman libre mercado... Por ello, todos los sinvergüenzas que tengan negocios allí y que fueron legitimados del PP a Moratinos deben perder la nacionalidad española ipso facto. Asimismo, a ver cuándo comprendemos que en el marco de la Unión Europea jamás volveremos a recuperar nuestra tierra. Teniendo por arriba a Francia y por abajo a Marruecos, con la espina británica ahí clavada, jamás podremos tener una política exterior como Dios manda.

España debe abandonar ya ese engendro burocrático europeísta que no cuesta más que disgustos. España debe formar una alianza diplomática, militar y económica con Portugal y con Hispanoamérica para así establecer una efectiva comunidad iberoamericana que desbanque a la Commonwealth. España, por cuestiones de espíritu y hasta de "raza", debe dar preferencia y debe aproximarse a pueblos como Italia, Grecia o Irlanda, y formar su propia alianza en Europa, sin dejar de mirarse en el espejo del valiente y digno pueblo húngaro. España debe luchar decididamente contra el imperialismo marroquí que amenaza su territorialidad norteafricana e invade y masacra el Sáhara, y encima es beneficiado por la Unión Europea y los Estados Unidos; a la par que debe tener una política de defensa seria, y no seguir teniendo al ejército hecho un desastre, cosa que viene especialmente por la obra y gracia de Aznar y Trillo. España, asimismo, debe aproximarse a Rusia y ayudar a que el Viejo Continente se encuentre con su hermano del Oriente frente a las embestidas anglosionistas que favorecen al expansionismo otomano así como al wahabismo saudita.

Vamos a hablar claro y a actuar. Vamos a proponer y a trabajar. No seamos la última generación de españoles sino los artífices de un renacimiento. Gibraltar siempre español. Y a luchar de verdad contra los enemigos, aunque tengamos en cuenta que no hay peor enemigo que la traición interna y las divisiones estúpidas, y de eso por desgracia está lleno nuestro país.




En la foto superior: El valiente abogado y activista sevillano Ángel Luis Bordas, entregando la bandera pirata al jefe de los colonos invasores y lacayo del imperio británico.

Se puede ver el vídeo pulsando el enlace: Picardo bandera pirata

LA CASITA DE TU ABUELO


-Como siempre, emotiva y dando en el clavo la letra de Ecos del Rocío. Esta vez le toca el turno a la usura y sus engañosas y fraudulentas publicidades. Para escuchar lentamente la letra.

LA GRAN CULTURA ESPAÑOLA

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"Fuimos a un tiempo rodela y maestra de Occidente. Evitemos hoy el bache depresivo: ese mirar fuera de España como si hubiésemos sido una comunidad histórica sólo capaz del heroico manejo de la espada. Sin esas batallas, porque fueron muchas, el Occidente no sería como es. Otros pueblos hubieran debido librarlas o Europa hubiera sido piltrafa del Islam y no existiría esta nueva maravilla que es América. Pero hemos hecho mucho más que mantener a raya el islamismo en el solar hispano primero y contra los turcos despúes. Hemos hecho mucho más que descubrir, evangelizar y civilizar América. Hicimos la gran cultura española y universal de la Modernidad. No reneguemos de nuestro ayer. Hemos hecho maravillas por obra de nuestro genio bimilenario …"


Claudio Sánchez Albornoz. 
 

lunes, 5 de agosto de 2013

ELEGÍA A LA PATRIA

 
"ELEGÍA A LA PATRIA"

-José de Espronceda-

¡Cuán solitaria la nación que un día
Poblara inmensa gente!
¡La nación cuyo imperio se extendía
Del ocaso al oriente!
Lágrimas viertes, infeliz ahora,
Soberana del mundo,
¡Y nadie de tu faz encantadora
Borra el dolor profundo! 
Oscuridad y luto tenebroso
En ti vertió la muerte,
Y en su furor el déspota sañoso
Se complació en tu suerte.

No perdonó lo hermoso, patria mía;
Cayó el joven guerrero,
Cayó el anciano, y la segur impía
Manejó placentero.

So la rabia cayó la virgen pura
Del déspota sombrío,
Como eclipsa la rosa su hermosura
En el sol del estío.

¡Oh vosotros, del mundo, habitadores!,
Contemplad mi tormento:
¿Igualarse podrán ¡ah!, qué dolores
Al dolor que yo siento?

Yo, desterrado de la patria mía,
De una patria que adoro,
Perdida miro su primer valía,
Y sus desgracias lloro.

Hijos espurios y el fatal tirano
Sus hijos han perdido,
Y en campo de dolor su fértil llano
Tienen ¡ay!, convertido.

Tendió sus brazos la agitada España,
Sus hijos implorando;
Sus hijos fueron, mas traidora saña
Desbarató su bando.

¿Qué se hicieron tus muros torreados?
¡Oh mi patria querida!
¿Dónde fueron tus héroes esforzados,
Tu espada no vencida?

¡Ay!, de tus hijos en la humilde frente
Está el rubor grabado:
A sus ojos caídos tristemente
El llanto está agolpado.

Un tiempo España fue: cien héroes fueron
En tiempos de ventura,
Y las naciones tímidas la vieron
Vistosa en hermosura.

Cual cedro que en el Líbano se ostenta,
Su frente se elevaba;
Como el trueno a la virgen amedrenta,
Su voz las aterraba.

Mas ora, como piedra en el desierto,
Yaces desamparada,
Y el justo desgraciado vaga incierto
Allá en tierra apartada.

Cubren su antigua pompa y poderío
Pobre yerba y arena,
Y el enemigo que tembló a su brío
Burla y goza en su pena.

Vírgenes, destrenzad la cabellera
Y dadla al vago viento:
Acompañad con arpa lastimera
Mi lúgubre lamento.

Desterrados, ¡oh Dios!, de nuestros lares,
Lloremos duelo tanto:
¿Quién calmará, ¡oh España!, tus pesares?,
¿Quién secará tu llanto?

domingo, 4 de agosto de 2013

FRANCISCO: LAS BASES DE SU TEOLOGÍA

Opus Dei -
Nuestra Señora de Aparecida (Patrona de Brasil) y el Papa Francisco
 
 
Alberto Buela (*)
 
El primer viaje internacional que realizó el Papa Francisco fue al Brasil donde en una misa sobre la playa de Copacabana en Río de Janeiro juntó la friolera de tres millones de feligreses. No hay hoy en el mundo ningún dirigente político que junte tamaña cantidad.
 
Es sabido que los Papas y en general los grandes dirigentes del mundo hablan por hablar, en un discurso donde el “buenismo” campea en todas las oraciones, pero aquello que no dicen es, paradójicamente, lo que terminan haciendo. Esto es normal y así hay que tomarlo. Es que el simulacro es la moneda de cambio de los discursos públicos; de los discursos a las masas.
 
Francisco rompió esa regla de oro con dos frases emblemáticas: una cuando llegó: No traigo oro ni plata, traigo a Jesucristo y otra cuando partió: Río es el centro de la Iglesia.
 
El espaldarazo que le dieron los pueblos brasileño y argentino, y en general el pueblo hispanoamericano fue total. Este respaldo masivo tanto con la asistencia en persona (los tres millones) como mediática consolida su figura y su poder dentro y fuera de la Iglesia. Hoy Francisco no es Papa sólo para los católicos sino para todos.
 
Su mensaje resumido en no traigo oro ni plata sino a Jesucristo fija una posición clara y terminante frente a la sociedad de consumo, el capitalismo salvaje, el imperialismo internacional del dinero, como decía Pío XII. Y sobre todo frente a los ideólogos progresistas de una modernidad sin destino con sus propuestas de: relativismo moral y cultural, aborto, eutanasia, matrimonio homosexual, sacerdocio femenino, anulación del celibato, consumo de drogas, exaltación del mundo gay, etc.
 
Francisco habló y dio las directivas: quiero pastores con olor a ovejas que salgan a la calle y a los jóvenes que hagan lío. En una palabra, hay que salir a evangelizar.
 
La diferencia en este aspecto entre las tres grandes religiones monoteístas del mundo, judaísmo, islamismo y cristianismo, es que los judíos no salen a convencer a los no judíos de las bondades del judaísmo. Ellos siempre se han comportado como un grupo cerrado y autocentrado en donde les es suficiente los que son. En su milenaria historia nunca buscó hacer proselitismo.
 
Mientras que el Islam y el cristianismo sí han buscado siempre extender su mensaje a otros pueblos. La diferencia entre ambos es que islamismo busca hacer prosélitos y difundir su mensaje “a palos”, por la fuerza y el cristianismo lo intenta realizar por la persuasión.
 
El otro rasgo significativo de su prédica brasileña fue el cambio de centralidad de la Iglesia: Río es la capital de la Iglesia. Esto no quiere decir que Roma deje de ser la sede de la Iglesia sino que los grandes conglomerados de católicos de las sociedades periféricas y sus demandas van a ser, de acá en más, los que produzcan sentido en el accionar de la Iglesia.
 
Y acá entra la figura del pueblo como categoría principal en la teología de Francisco. El pueblo para él es el “productor de sentido” y no las élites ilustradas que en el caso de la Iglesia sería el cuerpo colegiado de obispos y la curia romana.
 
Esta disyuntiva está claramente resuelta por Francisco a favor del pueblo cristiano y sus demandas, solicitudes y necesidades. Y en este sentido es él fácilmente ubicable en lo que se llamó teología popular o religiosidad popular.
 
Es poco conocida esta corriente ideológica que tuvo su fuente de inspiración en un eminente teólogo porteño que fue el padre Lucio Gera. Gera es la clave de bóveda para entender los planteos y los presupuestos teológicos de Francisco.
 
 
 
 

El teólogo argentino Lucio Gera (Italia, 1924 - Argentina, 2012)
 
 
 
Lucio Gera, un hombre elegante y fino, perito del Concilio Vaticano II, amigo de un primo hermano nuestro, Héctor del Río, en los tiempos en que inició su carrera de sacerdote como cura teniente en la parroquia de San Bartolomé. Él con su rescate de la religiosidad popular fue quien mayor oposición teológica ofreció, por afinidad de miras (la preeminencia del pueblo)1, a la teología de la liberación en Nuestra América.
 

 

Nosotros tuvimos ocasión de conversar con él unos meses antes de su muerte y nos dijo: “Alberto, el grave problema de la Iglesia hoy es el clericalismo, que es esperar todo de los curas. Es hora que los laicos tomen parte activa en la tarea de evangelización de la Iglesia”.

 
Y esto es lo que ha solicitado Francisco en Brasil como nudo y corazón de su mensaje.
 
La teología popular, que no es populismo, otorga la productividad de sentido al pueblo como sujeto de la historia, en contraposición a la teología marxista de la liberación que reserva ese privilegio a una clase social: el proletariado.
 
Confía en la expresión de la fe sencilla del pueblo, sobre todo del pueblo pobre, que no sufre ninguna mediación culta o Ilustrada que la desvirtúe.
 
Es por esto, por ese privilegio que Francisco otorga teológicamente al pueblo, que muchos en Argentina hablan del Papa peronista.
 
Nosotros creemos que no se debe hablar así, porque es un error encerrar al Papa dentro de un pensamiento político determinado. No se puede ideologizar el evangelio.
 
Cabría preguntarse cuales son las potenciales resistencias mundanas al mensaje de Francisco. En primer lugar la de todos aquellos que quieren hacer de la Iglesia católica una “nada de Iglesia”. Así, una Iglesia que acepte el aborto, el matrimonio gay, el sacerdocio femenino, que termine con el celibato obligatorio (Leonardo Boff). Que acepte la eutanasia, el divorcio irrestricto y el consumo de drogas. Todo ello haría de la Iglesia una “nada de Iglesia”, una no-Iglesia.
 
En el fondo, el gran enemigo de Francisco es “el catolicismo a la carta”. Catolicismo que, en general, es propuesto por los enemigos históricos de la Iglesia y propalado mañana, tarde y noche por los grandes medios masivos.
 
Francisco no tiene oro ni plata; no tiene ejércitos; no tiene poder terrenal y no existe ningún presidente ni Estado del mundo que se declare expresamente católico. La única posibilidad es, más allá de la asistencia del Espíritu Santo, recurrir a los pueblos periféricos de matriz cristiana (Europa es una naranja exprimida) para con su ayuda lograr cambiar el desorientado curso del mundo actual.
 
El conflicto que se le plantea a Francisco no es ya el de los años sesenta y setenta Iglesia-mundo sino el de Iglesia-poderes mundanos. Es que estos últimos están en manos anticristianas. Al menos en Iberoamérica, en los cuatro principales países, la clase dirigente brasileña es filo-evangélica, la de Argentina es filo-sionista, la de Colombia es pro-estadounidense y la de México pro-masónica. Es que hoy, como ha dicho el brillante Vittorio Messori: el anticatolicismo ha reemplazado al antisemitismo.
 
No es poca la lucha que le espera.
 
(*) arkegueta, enterno comenzante, mejor que filósofo buela.alberto@gmail.com
www.disenso.info 

sábado, 3 de agosto de 2013

LOS FUNDAMENTOS DEL IMPERIALISMO BRITÁNICO (2ª PARTE)



Dedicado a la gloriosa memoria de todos los españoles muertos ante la Roca de Gibraltar en lucha contra el imperialismo inglés y por la integridad territorial de la Sagrada España.


Es segunda parte del artículo LOS FUNDAMENTOS
DEL IMPERIALISMO BRITÁNICO (1º PARTE)

Por Manuel Fernández Espinosa
Estamos acostumbrados a entender el imperialismo inglés como un fenómeno moderno (en efecto, el imperio británico llega a su paroxismo en el siglo XIX), pero sus precedentes son bastante remotos. Uno de los primeros prohombres ingleses que convierte la eliminación de Castilla en imperativo geopolítico (para Inglaterra enseñorearse de los mares sin rival) es Juan de Gante (1340-1399), hijo de Eduardo III de Inglaterra y Duque de Lancaster. Tras la Tregua de Brujas (año 1375), uno de los hitos de la Guerra de los Cien Años que enfrentó a Inglaterra y Francia, Castilla había salido reforzada, el gran historiador D. Luis Suárez Fernández comenta sobre el particular: “la tregua de Brujas incluyó el reconocimiento de que Inglaterra ya no era dueña del mar, sino que éste, para los próximos doscientos años, sería dominado por los españoles”. Así las cosas, Juan de Gante (que por poco si llega a ser rey de Castilla por su matrimonio con Constanza de Castilla, hija de Pedro I) convence a los Comunes de la necesidad inexcusable de poner fuera de juego a Castilla, para recobrar el dominio de los mares. Era menester, a juicio del Duque de Lancaster, llevar la guerra a Castilla, avivar los conflictos peninsulares.
 
Juan de Gante, Duque de Lancaster
 
Empero no se trataba de una cuestión tan simple que se limitara a factores estrictamente económicos y políticos (lo cual sería una interpretación reduccionista), en la cuestión estaba involucrada desde temprano la herejía. El Duque de Lancaster protegía al hereje John Wycliff (circa 1320-1384) que, en correspondencia al amparo de su señor, combinaba sus proposiciones heréticas en conformidad a las conveniencias de Juan de Gante. Wycliff es considerado, en justicia, como precursor de Martin Lutero (aunque no esté del todo claro si Lutero lo llegó a conocer en profundidad, los postulados heréticos de Wycliff se anticiparon a los del alemán). Para apoyar las propuestas del Duque de Lancaster y allegar dinero con el que afrontar la intervención en la Península Ibérica, Wiclyff sugería que se expropiara las rentas eclesiásticas para acometer las empresas que Juan de Gante proponía como necesarias para recobrar el dominio del mar, incrementar el comercio exterior insular y que esto redundara en la prosperidad inglesa. Como vemos, Castilla era un obstáculo para los intereses ingleses y el obstáculo había que removerlo. Sin embargo, aunque los ingleses lo intentaron no lograron alcanzar sus propósitos. Lo cual no quiere decir que, en los sucesivos siglos, depusieran la línea principal de su política: la talasocracia eliminando a Castilla (o, en su momento, España). Causa admiración la tenacidad y la constancia de la política inglesa que, en las más adversas circunstancias puede silenciarse, pero que persiste latentemente, como una corriente subterránea, y que, cuando considera llegado el momento oportuno, se hace manifiesta. Esta estrategia inglesa que, de antemano cuenta en su perfidia con la traición a todos los pactos, es la que Baltasar Gracián atribuía al carácter inglés, cuando escribió “La Inconstancia aportó a Inglaterra”. Inconstancia, se entiende, a la hora de cumplir los pactos.
John Wycliff


 
La unificación de las coronas de Castilla y Aragón, sentadas las bases del dominio marítimo castellano en el Atlántico y del aragonés en el Mediterráneo, la culminación de nuestra reconquista con la toma de Granada, el descubrimiento de América y la expulsión del factor desestabilizador de la comunidad judía, todo ello en el año 1492, bajo la égida gloriosa de nuestros Reyes Católicos, dejaría a Inglaterra mucho más atrasada de lo que quedó en la Tregua de Brujas. Era prácticamente imposible alcanzar a España en su carrera. Con Felipe II como Rey de Portugal el poderío de España llegaba a su máximo esplendor: la hegemonía española era total (aunque tenía muchos frentes abiertos, instigados todos ellos por el odio y el rencor judaico que no ha perdonado todavía hoy, siglo XXI, la expulsión decretada por los Reyes Católicos). Toda Europa miraba con envidia y odio a España en su supremacía y una de las naciones que más nos maldecía era Inglaterra.

EL HUMANISMO RENACENTISTA QUE LLEGÓ A INGLATERRA


El Renacimiento había supuesto una revolución cultural (en sus dimensiones literaria, artística, científica, etcétera…) difícil de comprender en su cabal alcance. Para que se produjera esa eclosión había sido clave el divorcio de Fe y Razón y en esta ruptura una figura había sido decisiva: el franciscano inglés Guillermo de Ockham (circa 1280-1349). El foco del Renacimiento, indudablemente, hay que localizarlo en la península itálica, pero si la expresión de las artes plásticas se desarrolla en toda su exuberancia en territorio italiano particularmente,  el “humanismo renacentista” pronto cundió por toda Europa. Sin embargo, el “humanismo renacentista” no era un producto cultural uniforme e inocuo: traía consigo un desprecio por todo lo medieval (que incluía, como no podía ser menos, el rechazo a la filosofía de Aristóteles) y asimismo traía consigo una fuerte carga de filosofía hermética, donde no faltaban la alquimia y la magia. Hasta en los países donde la ortodoxia católica era más férrea –como España, con su Inquisición- la recepción del humanismo trajo incorporados elementos esotéricos (es el caso de nuestro Arias Montano).


Pierre de la Ramée

El retórico, lógico y humanista francés Petrus Ramus (Pierre de la Ramée, 1515-1572) fue el exponente más furibundo del anti-aristotelismo. Ramus murió, habiendo abrazado el protestantismo, víctima de los tumultos de la masacre de San Bartolomé. La obra de Ramus logró un éxito inusitado en Inglaterra, cuya intelectualidad, con los antecedentes del anticlerical Chaucer, del nominalista Ockham y el hereje Wycliff, estaba predispuesta a recibir con agrado toda crítica que enfatizara el descrédito de la tradición escolástica, fundada en la interpretación que Santo Tomás de Aquino había hecho de Aristóteles. Y con los antecedentes más arriba mencionados, en el ambiente de convulsión religiosa que se vivió durante el siglo XVI en Inglaterra (a cuenta del cisma de Enrique VIII), era de esperar que la mayoría de intelectuales ingleses fuesen fatalmente atraídos por la filosofía hermética, por la magia y la heterodoxia. Y estos, precisamente, son los fundamentos meta-políticos del imperialismo inglés:

1. La herejía: John Wicliff y los wicliffitas se anticipan incluso a los protestantes –stricto sensu- del continente europeo: Lutero, Calvino, etcétera. Y la corriente herética, propuesta por Wicliff, presenta los rasgos que se definirán en los llamados “reformadores”: odio al Papado (que identificaba con el Anticristo, en la típica tradición protestante), demagógica predicación de la pobreza (proponiendo el expolio sistemático del clero: Wicliff tenía pingües beneficios que mantuvo a salvo, sin aplicarse a sí mismo la enajenación de bienes que invocaba para el resto del clero inglés), la Biblia (que tradujo al inglés como le dio la gana: Wicliff no era un traductor solvente), negación de la transustanciación y, en eclesiología, esa especie de “comunidad eclesial invisible” formada por los predestinados a ser salvos. Los wicliffitas continuaron, tras su condenación papal y persecución civil a cuenta de las alteraciones revolucionarias en que se vieron involucrados, enquistados en la universidad de Oxford. En Inglaterra el protestantismo (de John Knox, 1514-1572) encontró un terreno fértil para dar sus frutos; en la isla las proposiciones calvinistas no eran novedades.

2. El anti-aristotelismo (que tanta tradición tenía en Inglaterra) y que se afianzará luego en el empirismo (John Locke; padre del liberalismo político) con todo su rechazo de la metafísica (en el caso de David Hume; con su emotivismo moral) y, posteriormente, entre el XVIII y el XIX, esta tradición tan inglesa desembocará en el utilitarismo inglés (Bentham, Stuart Mill, etcétera). Este anti-aristotelismo hay que considerarlo en tanto que pone las bases de una ciencia que prescinde de la metafísica, que se hace contra la metafísica y que busca, en último término, la aplicación técnica.

3. La filosofía hermética (entendiendo como tal algo poco sistematizado, pero que fluía como una corriente en todas las actividades intelectuales y científicas. Hay, por un lado, una pretensión de instaurar los cimientos de la ciencia moderna, pero –esto bien lo ocultan- estas ideas no dejan de ser deudoras de una concepción mágica del universo. Es manifiesta la voluntad de intervenir en la naturaleza, para ponerla al servicio del científico (un brujo); y tengamos en cuenta que la voluntad es el poderoso secreto de toda magia.

GALERÍA DE PROTO-IMPERIALISTAS INGLESES

Sí. Parece increíble, disparatado. Pero el imperialismo inglés se fundó, desde sus inicios, en: 1. La herejía; 2. El anti-aristotelismo y 3. En la magia. Y vamos a poder verlo presentando muy someramente a las personalidades que consideramos precursores conscientes de ese imperialismo inglés. Podríamos incluir a muchos más, pero por mor de la brevedad, queremos presentar a: John Foxe (1516-1587), John Dee (1527-1608), Walter Raleigh (1552-1618) y Francis Bacon (1561-1626).


John Foxe

John Foxe (1516-1587) era un furibundo y declarado anti-español. Su anti-españolismo lo compartía con la gran mayoría de sus compatriotas, pero ninguno de ellos contribuyó como él a crear una monumental obra que rebosaba odio anti-católico y anti-español y titulada “Actes and Monuments of these Latter and Perillous Days, touching Matters of the Church” (publicado en 1563, más conocido como “El libro de los mártires” de John Foxe). Esta obra de Foxe tuvo muchas ediciones y, además de su envergadura (la segunda edición se dio a la estampa en dos volúmenes con 2300 páginas), estaba profusamente ilustrada, lo cual fue un éxito en tanto que lograba excitar el odio a la Iglesia católica (los papistas) y fomentar la hispanofobia. Ahí es nada, John Foxe llegó a identificar a España con el Anticristo y la influencia de su aversión visceral penetró en el corazón de muchos ingleses que hicieron del odio a España algo consustancial a su patriotismo inglés (se pueden encontrar vestigios de Foxe en el poeta John Milton, como en tantos otros nombres de la cultura inglesa).


John Dee en plena invocación necromántica


John Dee (1527-1608) es uno de los precursores del imperialismo inglés, hasta tal punto que se le atribuye a Dee el haber acuñado la expresión “imperio británico”. Fue filósofo hermético, astrólogo (le hizo una carta astrológica a nuestro Felipe II), estudió en Cambridge y Amsterdam, profesó en el Trinity College y enseñó astrología judiciaria en Lovaina. Ser uno de los matemáticos más prestigiosos de su época no le impedía dedicarse con fervor a todas las artes nigrománticas, desde la astrología hasta la alquimia, pasando por la necromancia precursora del espiritismo. Su sociedad con el supuesto alquimista Eduardo Kelly fue calamitosa para John Dee. Fue consejero de Isabel I.


Walter Raleigh

Walter Raleigh (1561-1626), fue conocido en la España de la época como “Guantarral” y sus muchas operaciones de piratería contra España redujeron su figura al papel de pirata. Pero Raleigh no fue un pirata cualquiera, como los de las películas. Raleigh era un hombre de gran cultura, que cultivaba a su vez varias ciencias desde la medicina hasta la ingeniería y toda su actividad intelectual y “científica” estaba ordenada según un sentido pragmático, por eso experimentó para conseguir remedios contra el escorbuto (lacra de la marinería), intentó fórmulas para conservar los abastecimientos, también se las ingenió para perfeccionar aparatos varios para una mayor eficacia en la navegación… Todo lo que Raleigh investigaba no era por amor al conocimiento, sino que era para ponerlo en práctica; y él mismo lo ponía en práctica, pues Raleigh concibió la colonización inglesa de América del Norte y en 1584 fundó la colonia de Virginia. Alrededor de Raleigh, cuando éste estaba en Inglaterra, se fue formando un grupo anti-español de literatos, científicos y librepensadores. El grupo se llamó la Escuela de la Noche y, entre los más eminentes miembros, estuvo en él el dramaturgo y poeta Christopher Marlowe (1564-1593), al que volveremos más abajo. Raleigh terminó mal sus días, fue encarcelado en tiempos de Jacobo I bajo la acusación de conspirar contra el rey inglés. Puesto en libertad, comandó una segunda expedición a iniciativa propia contra la Nueva Andalucía (con la pretensión de conquistarla y convertirla en Guayana Británica). Los buenos oficios de nuestro embajador en Londres, D. Diego Sarmiento de Acuña, Conde de Gondomar, lograron que fuese prendido por hostigar los intereses españoles y, si Gondomar no consiguió que lo ahorcáramos en España, el rey inglés –entonces en buenas relaciones con España- mandó ejecutarlo en Londres.


Francis Bacon

No podemos finalizar esta galería de precursores del imperialismo inglés sin mencionar a Francis Bacon (1561-1626). Tal vez el más conocido de los que hemos presentado, afamado por su labor filosófica. En él se resumen herejía, anti-aristotelismo y magia, todo ello concentrado en su filosofía, la misma que trató de aportar un “Novum organum” (año 1620) como alternativa al “Organum” aristotélico; también escribió Bacon una obra considerada como utópica: la “Nueva Atlántida”, donde se especula sobre una sociedad totalmente transformada por la ciencia aplicada, la técnica. El concepto de ciencia que barajaba Francis Bacon no estaba desprovisto de componentes mágicos. Francis Bacon desempeñó importantes cargos políticos.



Christopher Marlowe

Hemos aludido más arriba al dramaturgo Christopher Marlowe (que en su tiempo fue considerado como un ateísta y libertino homosexual) y dijimos que volveríamos a él. Queremos cumplir con ello, pero abreviando mucho. Marlowe ofrece en su producción dramática, mejor que cualquier otro, el prototipo humano del imperialista inglés (que no es el gentleman, sino una figura fáustica). Marlowe escribió “La trágica historia de la vida y muerte del doctor Fausto” (siglos después Goethe haría su propia versión). En la psique del doctor Fausto puede resumirse el espíritu que animó a Inglaterra a dominar el mundo: el pacto con Satanás, habiendo perdido el temor de Dios y prometiéndose con las malas artes de la magia todo el poder de la tierra, ese poder que envidiaba al verlo en las manos de España, la potencia católica por excelencia.

Con estos versos de su “Fausto” se expresa todo lo que Inglaterra ha ambicionado y ha querido y, hasta cierto punto, ha tenido, pero -no lo olvidemos- pactando con las fuerzas más siniestras: la herejía y la magia.

“Aunque tuviera tantas almas como estrellas,
Todas las daría a cambio de Mefistófeles.
Con él seré yo el gran emperador del mundo;
Tenderé un puente sobre el viento
Para cruzar el océano con mi ejército;
Uniré las cumbres que ciñen la costa africana
Y será un solo continente con España,
Tributarias ambas de mi corona.
No vivirá el Emperador sino por mi deseo,
Como los demás potentados de Alemania”.

No se ha podido declarar una voluntad de poder con más sinceridad que la que pone Marlowe en boca de Fausto.

Pero que no lo olviden nunca: el diablo termina cobrándose su parte, llevándose el alma de quien pacta con él.
 
BIBLIOGRAFÍA:
 
"Raíces históricas del luteranismo", Ricardo García-Villoslada, S. I. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1976.
 
"Historia de la Filosofía", Emile Bréhier, Editorial Tecnos.
 
"El Criticón", Baltasar Gracián.
 
"La trágica historia de la vida y muerte del doctor Fausto", Christopher Marlowe, Editorial Cátedra Letras Universales.
 
"La filosofía en la Edad Media", Étienne Gilson, Editorial Gredosç.
 
"La revolución cultural del Renacimiento", Eugenio Garin, Crítica Grupo Editorial Grijalbo.
 
"Historia Universal", "De la crisis del siglo XIV a la Reforma", bajo el cuidado de Luis Suárez Fernández, Eunsa.
 

 
 
Escrito el 3 de agosto de 2013, 309 años después de la conquista de Gibraltar por las fuerzas piratas y ocupantes de la Pérfida Albión.