Conferencia de Sevilla a cargo de Luis Carlón Sjovall (en la fotografía), cortesía de la ACT Fernando III el Santo de Palencia |
Luis Carlón Sjovall, nacido en Palencia el año 1972, es fundador de la Asociación Cultural Tradicionalista Fernando III el Santo de Palencia y, desde febrero de 2011, Presidente de esta institución, legítima abanderada del legado del Rey Santo y Reconquistador. La ACT Fernando III el Santo desarrolla una formidable actividad cultural, estudiando y divulgando la portentosa e inmortal figura de nuestro Rey Santo. Con motivo de la celebración de la Reconquista y Liberación de Sevilla por las huestes de Fernando III el Santo, el sábado 23 de noviembre del corriente, a invitación del sindicato de estudiantes universitarios RESPUESTA ESTUDIANTIL, Luis Carlón Sjovall pronunció una enjundiosa conferencia sobre la trayectoria vital de Fernando III el Santo. Con sus propias palabras: "Considero que un pueblo que, ya sea por dejadez o imposición pierde los valores de su Tradición, está condenado a desaparecer. Tradición, que bajo el signo de la justicia, han de marcarla la fe, la cultura y la familia, valores que hoy están al borde del colapso. Por ello, reivindico la figura de San Fernando, quién con más Nobleza y Lealtad que nadie aglutinó durante su glorioso reinado esos valores, y así, ha de ser de nuevo quien con su ejemplo de vida nos guíe e impulse hacia una nueva Reconquista." Publicaremos la conferencia íntegramente, aunque por su extensión tendremos que publicarla por partes. Creemos que esta conferencia suscitará el interés de nuestros lectores que no encontrarán una biografía de Fernando III el Santo tan completa y exhaustiva como la que nos ofrece Luis Carlón Sjovall. Agradecemos al Presidente de la ACT Fernando III el Santo de Palencia su disposición y le damos la bienvenida a RAIGAMBRE.
FERNANDO III EL SANTO:
REY SANTO Y SANTO RECONQUISTADOR
PRECEDENTES AL REINADO DE SAN FERNANDO
Por Luis Carlón Sjovall
La España en la que nació San Fernando estaba aún dividida en diferentes reinos. En lo que
a los reinos cristianos se refiere, Castilla hacía tiempo que era militarmente
el más fuerte, pero la derrota sufrida en la Batalla de Alarcos había dejado
muy tocado a su ejército. Esto fue aprovechado por los Reinos de León y Navarra
para hostigar a Castilla con el pretexto de recuperar territorios y derechos
perdidos tiempo atrás.
Tenemos que entender que cada Reino tenía sus propias circunstancias
y personalidad, y esto es importante conocerlo para saber porque las cosas
luego sucedieron como sucedieron. Castilla
había surgido como Reino casi dos siglos atrás, y sus diferencias con León
eran grandes; mientras Castilla era un Reino básicamente militar en el que
primaba la libertad de sus gentes, ganada generalmente en las conquistas
fronterizas, León mantenía una
estructura mucho más feudal y cerrada. Por su parte Aragón, hacía tiempo que miraba más hacia sus posesiones en Francia
que a la guerra ante el infiel (eso cambiaría poco después con la llegada al
trono de Jaime I) y Navarra, cercada
hacia el sur como estaba por Castilla y Aragón, hacía tiempo que no miraba
hacía el meridión, conformándose con mantener sus territorios y de vez en cuando
intentar aumentarlos.
En el bando musulmán, las taifas había desaparecido por enésima vez con la llegada de los
almohades, que dominaban prácticamente todo el territorio sur peninsular. Todo
esto cambió con la unión de los Reinos Cristianos (a excepción de León) en la
Batalla de Las Navas de Tolosa, y la desintegración posterior del Imperio
Almohade.
Así las cosas, la España en la que nació San Fernando,
no era un remanso de paz, sino un continuo campo de batalla entre cristianos, y
con la amenaza almohade muy presente.
Por ello, no podemos entender
la personalidad de San Fernando, sin tener en cuenta la realidad de su tiempo,
y especialmente el carácter de su madre: la
Reina Berenguela de Castilla.
Hija mayor de Alfonso VIII de
Castilla, y de Doña Leonor Plantagenet (hermana
de Ricardo Corazón de León y el famoso Juan sin tierra). Berenguela, desde muy joven asumió la responsabilidad
que representaba ser infanta heredera de Castilla con una religiosidad, lealtad y sabiduría extraordinarias. Ya, con apenas
ocho años, fue desposada con Conrado,
hijo del Emperador Federico Barbarroja, en Carrión de los Condes. Matrimonio
que fue anulado al año siguiente, al nacer Fernando, primer hijo varón de
Alfonso VIII, y ver los alemanes frustrado su interés por alcanzar el trono de
Castilla.
Berenguela volvió a desposarse en Valladolid, en el año 1197 con Alfonso IX de León;
El Rey leonés, había estado casado anteriormente con Doña Teresa de Portugal, y
de ese matrimonio que también se anuló por motivos de sangre, habían nacido
Sancha (1191-1243), Fernando (1193-1214)
y Dulce (1194-1248), hermanos de Fernando III por parte de padre.
El matrimonio de Alfonso y
Berenguela se concertó con el fin de cerrar los eternos conflictos fronterizos
entre los reinos de Castilla y de León, y así fue durante los siete años que
duró el regio matrimonio del que
nacieron cinco hijos, Leonor 1199-1202, Constanza (1200-1242), Fernando
1201-1252 , Alfonso 1202-1272 y Berenguela (1204-1235). Por motivos de
consaguinidad, el enlace fue disuelto en 1204 por el Papa Inocencio III,
Berenguela volvió a Castilla con sus hijos, y los conflictos volvieron
inmediatamente a la frontera.
Esta situación se mantuvo
hasta que San Fernando fue coronado Rey de Castilla en el año 1217.
EL INFANTE DON FERNANDO
Todo parece indicar que el nacimiento de San Fernando se produjo al inicio del verano de 1201, en un
descampado cercano al monasterio que posteriormente se llamaría de Valparaíso,
en la actual provincia de Zamora.
Pocas noticias han llegado de la vida de San Fernando
en su infancia, más sabemos que
mientras sus padres estuvieron juntos, debió de pasar su primera infancia en
Galicia, hasta que la ruptura matrimonial de sus padres hiciéron que Berenguela
volviera a Castilla junto con sus cuatro hijos. De esta época burgalesa, de la
que poco se sabe, nos ha llegado una leyenda por medio de una de las cantigas de Alfonso X el Sabio.
Todo gran héroe tiene una encrucijada en su vida, y a San Fernando esta le
llegó con apenas cinco años de vida.
Parece ser, que estando en la
corte, el joven Fernando se vio atacado por una penosa enfermedad y su madre
pidió permiso al rey Alfonso para llevarlo hasta Santa María de Oña (lugar reconocido en la época por los
milagros que allí sucedían). Allí,
Doña Berenguela con el niño moribundo se encerró en oración ante la Virgen
de Oña, con la única compañía de un cirio encendido. Tras horas de rezo y
esperanza, y con el cirio ya casi apagado, la madre oyó que el niño lloraba, y
al cogerlo entre sus brazos vio maravillada que al joven príncipe le habían
desaparecido todas las fiebres y llagas, y la miraba con alegría.
El joven San
Fernando debió de vivir en Burgos
hasta los diez años de edad, momento en el que se trasladó a Palencia, capital
universitaria de Castilla en aquellos momentos, y donde comenzó sus estudios
junto a su joven tío, el futuro Rey de Castilla Enrique I, hasta que en el año 1214, y tras la muerte de Fernando el portugués
(heredero de León) fue llamado por su padre a la corte leonesa para iniciar su
preparación como futuro monarca leonés. El joven Fernando, criado en Castilla,
se convertía de forma imprevista en heredero del viejo Reino de León.
No es difícil
imaginar, que estos años que San
Fernando pasó en Castilla (aproximadamente entre los tres y los trece) fueron
los que más influyeron en su formación cultural y espiritual, forjándole un
carácter, típicamente castellano que ya nunca abandonaría.
Pero todo empieza a cambiar en Castilla ese mismo año de 1214,
fallece el rey Alfonso VIII de
Castilla conocido como el Bravo o el de Las Navas a la edad de 57 años. La
muerte del rey, nos la relata el arzobispo de Toledo Don Rodrigo Jiménez de
Rada en su obra “De Rebus Hispaniae”
de la siguiente manera:
«Habiendo cumplido LIII
años en el Reyno el noble Rey Alfonso, llamó al Rey de Portugal su yerno para
verse con él; y habiendo empezado su camino dirigido a Plasencia, última ciudad
de su dominio, empezó a enfermar gravemente en cierta aldea de Arévalo que se
llama Gutierre Muñoz, donde últimamente, agravado de una fiebre, terminó la
vida y sepultó consigo la gloria de Castilla, habiéndose confesado antes con el
arzobispo Rodrigo, y recibido el sumo Sacramento del Viático, asistiéndole
Tello, obispo de Palencia, y Domingo, de Plasencia.»
Realmente Alfonso VIII fue un hombre de una fe y rectitud encomiable, se alzó
al trono de Castilla con apenas tres años de vida al fallecer de forma
precipitada su padre el rey Sancho III. Desde entonces, su custodia fue
encomendada a la poderosa familia de los Lara, que por ello contaron siempre
con la confianza y protección del rey, y esto como veremos posteriormente causó
no pocos problemas en Castilla.
A la
muerte del Rey, le sucede en el trono Enrique I, (su hermano Fernando había muerto tres años
antes con apenas 22 años)
Enrique, conocido como el rey niño, apenas contaba con diez años al subir al
trono. Encargándose de la regencia del reino su hermana mayor Doña Berenguela,
tras la muerte de la Reina Leonor un mes después de su marido. Este nuevo orden
no fue aceptado por los Lara, con lo que ella, ante la amenaza de una guerra
civil, se retiró al señorío de los Girón, junto a su hermana Leonor y sus
hijas. Así, los Lara se hicieron con la custodia del joven rey Enrique, y de
esta manera con el control absoluto del Reino.
Por su parte San Fernando, que como hemos dicho fue reclamado por su padre en 1214,
fue reconocido legalmente como heredero al trono de León, y pasó los siguientes
años junto a su padre y la nobleza leonesa conociendo a las gentes y tierras de
su futuro Reino, así como aprendiendo buenas artes de gobierno, labor en la que
su padre era sin duda un maestro.
CONSOLIDACIÓN DEL REINADO
Al
tercer año del reinado de Enrique I, y dado que los Laras gobernaban el
Reino mediante abusos y excesos, se
inicia la guerra civil en Castilla. Los Lara saquean las tierras palentinas
de los Téllez y los Girón, principales defensores de Doña Berenguela, viéndose
la Reina obligada a refugiarse en Otiello (Autillo de Campos), principal
fortaleza de los Girón. Pero cuando la situación empieza a ser desesperada,
sucede algo inesperado, el Rey muere en
el palacio episcopal de Palencia, donde todavía continuaba estudiando, al sufrir
un golpe en la cabeza jugando al tejo con otros niños. Ante los rumores de lo
ocurrido, los Lara niegan su muerte, y argumentan que el rey se está
reponiendo.
A
finales de mayo de 1217, Doña Berenguela ya sabe que su hermano, el rey
Enrique ha muerto, y exige a los Lara que la reconozcan como reina, pero estos reaccionan atacando a Doña
Berenguela en su refugio de Autillo de Campos. Ante esta situación, Doña
Berenguela manda a los caballeros Gonzalo
Ruíz Girón, Alfonso Téllez y Lope Díaz de Haro que se desplacen hasta Toro, donde se encontraba en ese
momento la corte leonesa, para pedir al rey de León que dejase marchar al joven
príncipe Fernando a socorrer a su madre.
Alfonso
IX, gran rey, pero con muchos claro-oscuros, había llegado a un acuerdo con
los Lara, pues pretendía que Castilla volviese a pertenecer a León. Por lo
tanto, los nobles castellanos tuvieron
que mentir, diciéndole al Rey que Enrique I se había recuperado, y que la
presencia del príncipe Fernando junto a su madre se debía únicamente a la añoranza que ella sentía por su hijo.
Después de muchas dudas por parte del monarca leonés, consiente la marcha del
joven heredero. San Fernando ya no
volvería a León hasta 15 años después. Tras una marcha de tres días,
perseguidos por tropas leonesas, que al poco de partir se habían enterado del
engaño, el príncipe y los nobles llegan a Autillo, hecho que fue definitivo
para acabar con el asedio de los Lara, que se retiran a sus territorios toledanos.
Así, El
14 de junio de 1214, bajo un viejo olmo, y con la presencia de numerosos
súbditos de la Tierra de Campos, además de los nobles, y con la bendición de
los obispos de Palencia y Burgos. Doña Berenguela es proclamada Reina de Castilla. Más acto seguido, se desprende de
su regio símbolo y ella misma coloca a su hijo la corona, La crónica lo
recuerda así:
En la llanura que se hacía fuera del recinto
amurallado del castillo, alzábase solitario un olmo corpulento y frondoso. A la
sombra de sus ramas quiso Doña Berenguela que fuese levantado el sólito cadalso
para verificar la sencilla ceremonia de la publicación real. Morisca alfombra
cubría el entablado, sobre la cual quedaron dispuestos dos ricos sitiales para
la reina y su joven heredero. Alrededor estaban prelados y magnates. Eran
aquellos los obispos Don Tello de Palencia y Don Mauricio de Burgos; figuraban
entre éstos Don Gonzalo Ruíz, Don Lópe Díaz, Don Suero y Don Alfonso Téllez de
Meneses, Don Fernando Suárez y algunos otros. Gentes de armas a caballo o de
pie, rodeaban el tabladillo circuídas a la vez por grupos de pecheros llegados
de Frechilla, Fuentes y Castromocho. Con toda sencillez, ordenó Doña Berenguela
que tremolaran pendones y fuese dado el grito acostumbrado, cuandos e alzaba
nuevo rey, a favor de su heredero el príncipe Fernando. Et allí luego en
Otiello, dice la crónica general, le alçaron reyet llamaron con el real.
Tras la
proclamación de Autillo, la comitiva real se desplazó a Valladolid donde el
2 de julio, Fernando III fue reconocido por las Cortes como rey legítimo de Castilla. Pero los Lara y Alfonso IX no habían
dicho su última palabra, y ante Valladolid se presentaron con un numerosísimo
ejército exigiendo la regencia del reino de Castilla, pues Alfonso alegaba
derechos por encima de su ex mujer y de su hijo. Fue aquí donde Fernando III
demostró por primera vez su grandeza
regia, mandándole una embajada por medio del obispo Tello de Palencia para
decirle
“Que no fatigase más sus pueblos, ni les ocasionase
mayores males, que debía agradecer a la reina el haber dado a un hijo suyo un
reino, y tal reino que había causado a León grandes daños, y de allí en
adelante no le vendría de él sino mucha ayuda.”, “Y que él no pretendía
levantar espada contra ningún Reino cristiano, habiendo moros en España, y
menos aun frente a su padre”
No le valió al rey de León el mensaje de su hijo, y junto a los Lara se dedicó a devastar pueblos y
fortalezas fieles a Don Fernando, hasta que con fecha 26 de noviembre de 1217,
y tras una carta del papa Honorio II
en la que instaba a Alfonso IX a finalizar el conflicto, firma un acuerdo de
paz, y se retira con sus tropa a León. Nunca más volvieron a verse padre e
hijo.
De esta forma quedaron solos los Lara en la guerra
frente a Don Fernando, hasta que a finales de 1218 fueron finalmente reducidos.
Cuenta la crónica que al morir Don Alvaro Núñez de Lara, el mayor de los
hermanos, y huir los otros dos al reino de León:
Finó tan pobre que non había con que lo llevar a Uclés,
donde como caballero de Santiago se mandara soterrar, ni para candelas, e
entonces la reina Berenguela, con mesura conplida, e con piedad, mandóle dar
todo cuanto hubiese menester para lo llevar, e un paño de oro para el ataúd.
El
ascenso al trono de León tampoco fue fácil para San Fernando. Sintiéndose
traicionado el rey leonés por su hijo, decidió Alfonso IX romper el compromiso
que con San Fernando tenía, y declaró que las herederas serían sus hijas Doña
Sancha y Doña Elvira, nacidas de su primer matrimonio con Doña Teresa de
Portugal.
El 24 de septiembre de 1230, muere Alfonso IX camino de Santiago de Compostela,
a donde se dirigía para dar gracias al apóstol por su ayuda en la reciente
reconquista de la ciudad de Cáceres por las tropas leonesas.
Inmediatamente,
San Fernando, que se encontraba en ese momento combatiendo a los moros en
Jaén, marcha hacia León para reclamar sus derechos. Es recibido en Toro y
Benavente con alegría, pero sabe que la vieja nobleza leonesa no le admite como
Rey, y que junto a sus hermanas las infantas, estabán recluidos en la ciudad de
León dispuestos a combatirle.
Como dije antes, Don Fernando había jurado al
alzarse rey de Castilla, que nunca haría guerra a cristianos habiendo moros
en España. Pero no estaba dispuesto a renunciar a su derecho sobre el trono
leonés. Es entonces cuando su madre Doña Berenguela, concierta una entrevista
con Doña Teresa, primera esposa de Alfonso IX, y que desde la disolución de su
matrimonio se encontraba recluida en un convento en la localidad de Valencia de
Don Juan. Allí las dos reinas, sin necesidad de guerra entre hermanos llegan al
siguiente acuerdo:
Primero: Qué las infantas renunciarían a cualquier
derecho que pudieran tener a la corona y cancelarían cualquier privilegio o
carta, de donación o herencia, de su padre, en este sentido.
Segundo: Qué entregarían a su hermano todas las plazas
y castillos que sus caballeros tenían por ellas y absolverían a estos del
pleito homenaje que le hubieren hecho.
Y tercero: Qué el rey señalaría a sus hermanas una
renta fija de treintamil maravedíes de oro anuales.
Tras
conseguirse este acuerdo, conocido como la “Concordia de Benavente”,
Fernando III el Santo fue proclamado rey de León en dicha ciudad el 11 de diciembre de 1230. Ese día nació
la Corona de Castilla, que unificaba los reinos de León y Castilla para siempre.
Tras la ceremonia, el rey marchó hasta
Santiago de Compostela, como mandaba la tradición leonesa y además así
rendir un sincero homenaje ante la tumba de su padre.
...
Continuará