RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 12 de febrero de 2015

LA INGLATERRA SECRETA (II parte)

 
Venerable Luisa Carvajal y Hurtado de Mendoza





 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
LA ARMADA VENCIDA Y LA VERDADERA ARMADA INVENCIBLE


En el año 1587 Felipe II, Rey de España, ordena que se disponga todo para invadir Inglaterra. Así se organiza la Armada Invencible: 130 buques y 24.000 hombres. Es la respuesta de España a una Inglaterra que emerge como potencia marítima, en franca confrontación con España y secundando las líneas trazadas por los ideólogos del imperialismo inglés, como fueron el brujo John Dee o Sir Walter Raleigh. El mismo Raleigh fue un experto marino, un pirata y un ideólogo que había protagonizado operaciones de piratería y hostigado las posesiones españolas en América. El desastre de la Armada Invencible frente a las costas inglesas pasó a la Historia. Se suele recordar que, sea o no cierto, Felipe II dijo aquello de: "No mandé mis naves a luchar contra los elementos".

Pero el desastre fue exagerado por el triunfalismo nacionalista británico. La catástrofe de la Armada no fue obstáculo para que España todavía pudiera resarcirse, puesto que disponía de recursos suficientes como para recomponer una flota y volver a dar jaque a Inglaterra. Por este motivo la coalición anglo-holandesa atacó Cádiz el año de 1596.

Los ingleses pudieron impedir la invasión de la Armada Invencible... Pero se les estaba fraguando una Armada contra la cual no podían hacer nada, dado que aquí Dios estaba del lado español.

 
La Armada Invencible


 
Su nombre era Luisa de Carvajal y Hurtado de Mendoza. En sus apellidos esclarecidos fulguran dos estirpes linajudas de España. Nació el año 1566 en Jaraicejo, Extremadura, la tierra árida pero fecunda en conquistadores, como Hernán Cortés o Francisco Pizarro. Era hija de D. Francisco de Carvajal y Vargas, regidor de la ciudad de León, y de Doña María Hurtado de Mendoza y Pacheco. Luisa quedó huérfana cuando era una niña. A cuidarla en su orfandad acudió su tía María Chachón que, a la sazón, era madre del Cardenal Arzobispo de Toledo, así como también aya del Príncipe de Asturias y Camarera de las Infantas. Luisa se crió en las casas propincuas al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, con las Infantas de España, compartiendo juegos y devociones religiosas a tan tierna edad. Después la reclamó su tío D. Francisco Hurtado de Mendoza, Conde de Monteagudo y Marqués de Almazán, embajador del Rey de España en la Corte Imperial de Austrias y, más tarde, Virrey de Navarra. Su tío era severo y devoto, un español chapado a la antigua, educado en la reciedumbre de la vieja hidalguía española y muy amigo de la Compañía de Jesús. Fue su tío quien inició a Luisa en la vida de piedad donde la oración, la austeridad y el celo por la gloria de Dios ocupaban la vida entera.

 
La Infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II de España, amiga y compañera de Luisa de Carvajal en la niñez


 
Luisa, con los 16 años, mientras vivía con su tío y familia en Pamplona, siente un deseo intenso de martirio. Es el año 1583. En aquel entonces cundía por España el relato que había escrito D. Bernardino de Mendoza, a la sazón embajador de España en Inglaterra, narrando el glorioso martirio del jesuita Padre Edmundo Campion (la relación del embajador español se titulaba "Comentarios de lo sucedido en los Países Bajos desde el año 1567 hasta el de 1577"). Era la primera de las señales que Dios enviaba a Luisa, para reclamar que luchara por su Gloria en Inglaterra. Luisa, en el secreto de su alcoba, hace el voto del martirio:

"Con voto estrecho, prometo a Nuestro Señor que procuraré, cuanto me sea posible, buscar todas aquellas ocasiones de martirio que no sean repugnantes a la ley de Dios, y, que siempre que yo hallare oportunidad semejante, haré rostro a todo género de muerte, tormentos y rigoridad...".

 
Son palabras de la misma Luisa de Carvajal.


Casa Palacio del Marqués de Almazán. Almazán (Soria).
Fotografía de la Web Oficial de Turismo de Soria.

 
Cuando su tío D. Francisco de Mendoza fallece, Luisa quiere vivir la pobreza y algunos de sus primos reniegan de ella, por entender que su modo de vida es una afrenta a la poderosa e ilustre Casa de aquellos "Hurtado de Mendoza". Por este motivo se retirará a una pequeña casa, donde con sus sirvientas más fieles organiza lo más parecido a un convento, todavía sin defenir Regla, pero prestándose voluntariamente a asistir a las prostitutas y otros sifilíticos, los excrementos de la sociedad que se hacinaban en el Hospital del Venerable Antón Martín, una fundación con sede en Madrid muy famosa en la época.

Luisa deberá resolver algunos pleitos de herencia y pasa a Valladolid, donde se ha trasladado la Corte del Rey. En Valladolid residió vecina al Colegio de los Ingleses, fundado por Robert Persons con el patronazgo de Felipe II para la formación de los católicos ingleses refugiados en España. Allí conoce personalmente al Padre Persons y a los hermanos Walpole (Ricardo y Miguel Walpole eran, a su vez, hermanos del mártir San Enrique Walpole; y Miguel Walpole fue director espiritual de Luisa de Carvajal). Luisa de Carvajal era devota de la Virgen de la Vulnerata, una sacra imagen profanada por los herejes en el ataque a Cádiz y que terminó siendo venerada en el Colegio de los Ingleses, como al día lo sigue siendo. Permanecía Luisa horas y horas frente a la Virgen, doliéndose por las afrentas cometidas contra su santísimo rostro por los impíos herejes.


Claudio Acquaviva, General de la Compañia de Jesús


 
El principal interés que la inspiró a sostener aquel pleito por la herencia ante la Justicia no era egoísta. La herencia que recibió de sus padres la puso a disposición de la Compañía de Jesús con el propósito de levantar una institución docente en Lovaina. La Compañía de Jesús, cuyo General era Claudio Acquaviva de Aragón, agradeció a Luisa la generosa donación, concediéndole la Carta de Hermandad con la Compañía. Luisa decide partir a Inglaterra sin llevar consigo nada de su peculio. Luisa recibe la aprobación de sus directores espirituales, reza ante la Virgen de la Vulnerata y emprende el largo y duro camino a Inglaterra. Luisa de Carvajal y Hurtado de Mendoza abandona Pucela y parte a Inglaterra el 21 de enero del año de gracia de 1604. En su corazón hay un deseo ardiente: sufrir el martirio por Dios.

Inglaterra pensaba que la amenaza española había sido vencida, pero ignoraba que una española católica, una pobre mujer a los ojos del mundo, pero llena de Dios, era suficiente para invadir Inglaterra.

Retrato de Luisa de Carvajal

LA MISIÓN DE INGLATERRA

Después de un largo viaje desde Valladolid a Calais, sufriendo el rigor de los malos caminos, delicada de salud, pero con una fe grande, Luisa de Carvajal alquila una barcaza, se embarca superando su miedo a navegar, y cruza el Canal de la Mancha, no sin sortear el peligro de los holandeses que hostigaban en maniobras de piratería a los buques españoles. Luisa de Carvajal desembarcará en Dover y, al llegar a la playa (contará ella más tarde) la española fue recibida por un misterioso zagal que, sin que nadie de los que iba con Luisa se percatara, le tendió la mano para ayudarla a poner el pie en tierra firme... Y aquel extraño y sonriente muchacho se volatilizó, sin que nadie, salvo Luisa, pudiera decir que lo hubiera visto. Luisa de Carvajal narra este recibimiento entendiéndolo como una señal divina... ¿quién sería aquel muchacho solícito? ¿Un ángel del cielo que se adelantaba para acogerla dándole la bienvenida a Inglaterra? Nadie lo sabe.

Luisa ha llegado a Inglaterra sin conocer el idioma. Eso sí, se ha preparado a conciencia estudiando la historia más reciente de Inglaterra, para poder ejercer una eficaz acción apologética entre los cismáticos, para poder aportar razones (incluso de índole histórica) en su combate dialéctico a favor de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana. Por eso ha leído a los principales especialistas en la cuestión: el Padre Pedro de Rivadeneyra, por ejemplo, con su "Historia del cisma de Inglaterra". De esta forma Luisa se armará de argumentos para refutar las falacias de los cismáticos con la finalidad de convertirlos a la fe verdadera.
Padre Henry Garnet, de Portrait of Henry Garnet


Al llegar a Inglaterra es acogida en una casa de campo, al norte de Londres: es la casa del Padre Henry Garnet, (de la Compañía de Jesús). En las casas de campo de la nobleza viven retiradas comunidades de católicos ingleses, apartados de la saña de los cismáticos, evitando las hostilidades y llevando una vida de piedad conforme a nuestro credo. No dura mucho aquella paz y reposo, pues los celosos vigilantes cismáticos descubren aquel idílico refugio de católicos y los católicos tienen que darse a la fuga con precipitación. Luisa y otras mujeres serán conducidas a Londres, donde se las aloja en casas de católicos clandestinos. La familia que la acoge empieza a sentir temores por tener a Luisa entre ellos, están dando refugio a un fugitiva y si son descubiertos puede ser la ruina de la familia: el hecho de ser española hace que sea más difícil la comunicación. Para evitarles más enojos, Luisa abandona aquella casa. En ningún momento quiere Luisa la ayuda de la embajada española, pero el embajador español -enterado de su presencia en Londres- dispone que sus agentes la busquen por doquier, para traerla a la embajada y darle amparo. En este entonces se descubre el Complot de la Pólvora (el P. Garnet -que había hospedado a Luisa nada más llegar ésta a Inglaterra- será capturado, juzgado, sentenciado a muerte y ejecutado bajo la acusación de estar implicado en la conjura de Guy Fawkes). A la postre, Luisa es convencida de las ventajas de vivir en la sede de la embajada española en Londres, pues la Misa y la Comunión diarias se le aseguran en la Embajada y en ningún otro sitio de la capital inglesa.

El descubrimiento de la Conjuración de la Pólvora sirve de pretexto para endurecer las medidas contra los católicos, la persecución arrecia y cobra mayor virulencia. Son muchos los amigos españoles que por carta le recomiendan que abandone aquella posición; le aconsejan que regrese a España, puesto que su estancia en Inglaterra entraña un peligro muy grave para su integridad física y son muy inciertos los frutos de su misión. Pocos saben que Luisa ha hecho privadamente el "voto de martirio". Luisa, desoyendo las amistosas amonestaciones, persevera en su propósito de permanecer en Inglaterra y aprende el idioma poco a poco para empezar su apostolado.
Cruz de Cheapside (Londres)

TESTIMONIO VALIENTE DE UNA MUJER

Muchos católicos ingleses están en las cárceles. Pocos de sus compatriotas son capaces de asistirlos en la prisión, por miedo a las represalias. Luisa de Carvajal piensa que ese será el campo apostólico al que, en un primer momento, aplicarse. La española empieza a visitar a los católicos encarcelados para consolarlos y alentarlos en la adversidad. Serán muchos los católicos ingleses que se admiren de ello: una mujer (española) es la única que se cuida de los presos ingleses católicos. Ella les anima a mantenerse firmes en la fe, a no doblegarse, a no claudicar, a testimoniar el nombre de Jesucristo frente a los suplicios y, si es voluntad de Dios, el martirio. Y son muchos los que sienten renovadas sus energías, pues ven con sus ojos (no necesitan de palabras) que aquella mujer que les anima al martirio está dispuesta a abrazar el martirio.

Luisa no se asusta. Los cismáticos tienen la costumbre de hacer carteles en los que estampan blasfemas caricaturas del Papa, representándolo con cuernos de demonio y vomitando jesuitas. Luisa, con una valentía inaudita, sin ocultarse de los ingleses, arranca los carteles de las paredes de la calle, a plena luz del día, delante de los viandantes cismáticos, y los rompe desafiando a quienes la miran atónitos: "Pero, ¿de dónde ha salido esta mujer?" -parece que se dicen. Cierto día sí que Luisa estará en peligro de ser linchada.

En Londres todavía estaba en pie la Cruz de Cheapside, alzándose en uno de los mercados más populosos de la ciudad y, según la misma Luisa, el mercado en que más cismáticos rabiosos se concentraban. Este monumento a la Cruz era una de las doce Cruces llamadas "Cruces de Leonor" (Eleanor Crosses) que el amor de Eduardo I de Inglaterra mandó levantar para honrar la memoria de su difunta esposa Leonor de Castilla (hija de Fernando III el Santo y Jeanne de Dammartin). Leonor murió el año 1291 al dar a luz a su último hijo. Habiendo fallecido fuera de Londres, el cadáver embalsamado de Leonor de Castilla fue acompañado por su séquito hasta la abadía de Westminster y, desde Lincoln hasta Londres, doce Cruces se pusieron, una por cada uno de los lugares donde se detuvo el cortejo fúnebre para reposar.

Las Cruces de Leonor eran monumentales. La Cruz de Cheapside, también llamada de Westcheap, fue demolida en mayo de 1643. Pero Luisa de Carvajal pudo verla en la primera década del siglo XVII. Estaba Luisa un día en el mercado y, ante aquella portentosa Cruz, sintió que Cristo seguía reinando incluso entre infieles. Por eso, en un acto de adoración a Dios, no le importó que aquel mercado estuviera lleno de gentes enemigas de la Iglesia Católica. Imaginemos la muchedumbre que se aglomeraba en aquel mercado; casi todos anglicanos con el peor concepto del catolicismo que pudiera imaginarse. No le importó a Luisa lo más mínimo la multitud que la contemplaba, pues sin pensarlo mucho, al ver la Cruz de Cheapside, la española se puso de rodillas ante la Cruz y se recogió en oración. La gente que la vio allí de hinojos empezó a alarmarse ante una manifestación tan patente de catolicismo, considerando una provocación que aquella mujer diera culto a Dios rezándole a la Cruz de Cheapside. Los más fanáticos de entre el público comenzaron a increparla, la injuriaron... Otros clamaban contra ella, llamándola "papista" y pidiendo a voces que había que llevarla a la cárcel o ajusticiarla allí mismo. Ese día pudo haber sido el día de su martirio, pero Dios no quiso. Cuando terminó su oración, se levantó entre la airada concurrencia, una mujer sola contra una ciudad cismática, y con mucho porte siguió su camino, mientras la turbamulta la seguía, amenazándola con palos y piedras, ultrajándola de palabra y escupiéndole.

Sobre estos casos Luisa escribió a su amiga la Madre Mariana de San José, expresando lo que en todos sus trabajos sentía y declarando que ella le decía a Dios:

"...Adsum, Domine, non recuso laborem".
 
Es continuación de LA INGLATERRA SECRETA

domingo, 8 de febrero de 2015

FUNTAMENTALIDAD DE LA TRADICIÓN CORDIAL DE JESUCRISTO REY

 

REINARÉ EN ESPAÑA


Manuel Fernández Espinosa

 
Para España la adoración-devoción al Sagrado Corazón de Jesús no es una devoción más. No puede serlo. Y cualquier otra apreciación sobre este asunto indica la ignorancia y desinformación que sobre esta cuestión fundamental nos ha sido inculcada por estructuras del todo ajenas a la verdadera Iglesia Católica y a nuestro destino nacional. España será menos, incluso dejaría de ser y no sería nada, si no recupera la misión que le está encomendada y esa misión es religiosa: está indisociablemente unida al Sagrado Corazón de Jesús. Mientras que España persista en su desvío, nada puede esperarse; mientras no atienda a su designios providenciales como nación católica consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, España no puede esperar otra cosa que este castigo que hoy sufre: ser una nación sierva, cautiva y colonizada, estar enajenada, desconocerse a sí misma, estar paralizada para la misma auto-defensa y la conquista de cualquier bien. Y no hay más. Otra cosa es engañarse con camelos politizantes que son ni pan para hoy, pero cierta hambre y muerte para mañana.
 
Es por ello que continuamos esta serie para que nos devuelva la memoria secuestrada y la conciencia perdida, para que sirva como anámnesis de una nación que desde, aproximadamente el año 1970, ha dejado de ser ella misma (el año lo podríamos discutir; personalmente, incluso lo pondría en los años finales de la década de los 50 del siglo XX; pero no es ahora cuestión de discutir ni yo estoy aqui para dialogar). La importancia que adquiere el Sagrado Corazón de Jesús para la renacencia de nuestra nación no puede, bajo ningún concepto, minusvalorarse. Y al hilo de ello (que nos parece una cuestión más urgente que contar votos o voluntades de voto) vienen estos aproches.
 
Muchos pueden extrañarse cuando abogo abiertamente por la "disciplina del arcano" (también llamada "ley del secreto"). Es una de las propuestas, a mi juicio, más óptimas del Hieron du Val d'Or y de cuantos han seguido sus pasos. Y es el desconocimiento de nuestra tradición lo que impide hallar el sentido de esta reclamación. Si tuviéramos presentes las palabras de San Agustín (y las entendiéramos), tal vez lo que digo sería menos traumático para el cándido (habituado a declarar y manifestar sus posiciones sin prudencia ninguna, con esa tontería sublime de cuantos se creen vivir en la España católica de Felipe II o en la mismísima Nueva Jerusalén post-apocalíptica). Esa candidez columbina de los católicos de pitiminí, esa que tanto despreciaba nuestro gran Baltasar Gracián (fundado en palabras evangélicas), esa candidez, digo, reina hoy sobre los católicos convencionales. Y bueno sería que algunos volvieran sus ojos a lo que nos dice San Agustín: "El que desea, pues, tener corazón sencillo y limpio, no debe creerse culpable si oculta alguna verdad a quien no está en estado de comprenderla. Y no por eso debemos pensar que es lícita la mentira: pues no se sigue que hay mentira cuando se oculta la verdad". Dar las perlas a los marranos y las cosas santas a los perros, como nos recuerda San Agustín, no afecta a lo santo, dado que "Santo es aquello cuya violación o profanación es delito, cuyo simple conato o voluntad de cometerlo se considera culpable, aunque lo que es santo continúe, por su naturaleza, incorruptible e inviolable" (San Agustín, "El Sermón de la Montaña"). Y, en efecto, cuantos tienen "corazón sencillo y limpio" estarán de acuerdo conmigo en que se frustra todo apostolado cuando damos lo santo a los perros y las perlas a los marranos.
 
En este sentido, la adoración-devoción al Sagrado Corazón de Jesús no es una devoción más, como la que pudiéramos tenerle a San Roque o a su perro sin rabo. Y en el caso especial de España, el Sagrado Corazón de Jesús adquiere una dimensión que o se recobra o será impensable recuperar el catolicismo de nuestros ancestros, que fue lo único que nos hizo grandes; pues todo lo demás está por ensayar, de lo único que tenemos experiencia empírica es que España fue fuerte, estimada o temida, cuando fue la católica España. La España de "Podemos" puede ser (y sería) tan impotente como impopular es la España del Partido Popular. Solo los idiotas se dejan engañar; los que tenemos conciencia histórica, pese a todas las trabas y adversidades, contra toda esperanza, sabemos a lo que estamos vinculados y a lo que nos atenemos y no queremos gato por liebre.
 
En la Iglesia los dogmas tienen su propia evolución, como bien demuestra el libro del dominico R. P. fray Emilio Sauras, "La evolución homogénea del dogma católico". Esto significa que todo lo revelado está en una función dinámica que hace que muchas verdades implícitas, no sean descubiertas y admiradas en plenitud hasta su perfecta definición y proclamación. Así fue con el dogma de la Inmaculada Concepción de María (definido el año 1854) o con el dogma de la Asunción de Nuestra Señora a los cielos en cuerpo y alma (proclamado por aquel santo Pío XII en 1950). El Sagrado Corazón de Jesús no es un dogma, pero bien lo define el P. González Arintero, cuando escribe: "Así vemos cómo aparecen con el tiempo tantas y tan fecundas devociones y prácticas, que brotan en el momento oportuno y que saliendo de una misteriosa palabra del Salvador, como de un germen de vida, vienen a desarrollarse con un esplendor increíble, levantando el espíritu cristiano y satisfaciendo a una gran necesidad en la Iglesia. Esto es lo que hoy sucede con el creciente culto al Sagrado Corazón de Jesús, fuente de tantas bendiciones" (R. P. fray Juan González Arintero, "Desenvolvimiento y vitalidad de la Iglesia").
 
En lo que hace al Sagrado Corazón de Jesús es bien cierto, como afirma Juan María Laboa, que: "Con San Juan Eudes se da el tránsito de la devoción privada, prevalente hasta entonces, al culto litúrgico", pero testimonios muy primitivos nos remiten a la antigüedad de esta verdad tan amada por la verdadera Iglesia. Mucho antes de San Juan Eudes (1601-1680) y de Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690), entre los Santos Padres de la Iglesia y otros bienaventurados medievales, el Sagrado Corazón de Jesús fue intuido: así la gran mística alemana Santa Gertrudis (1256-1302) tuvo una visión de Nuestro Señor Jesucristo que le permitió reposar la cabeza en el pecho y, al escuchar el palpitar de su Corazón, Santa Gertrudis se volvió a San Juan y le preguntó si le había escuchado lo mismo cuando la Última Cena, a lo que San Juan le respondió que sí, pero que la revelación del Sagrado Corazón de Jesús estaba reservada para el porvenir. Y así fue, con San Juan Eudes y, sobre todo, con Santa Margarita María de Alacoque.
 
San Juan Eudes distinguía tres corazones de Jesucristo: el corporal, el espiritual y el divino. En el corazón divino estaba el amor increado esencial, que también es el Espíritu Santo. Las revelaciones de Santa Margarita María de Alacoque serían tema para otro artículo, lo que aquí nos importa resaltar es el impacto de la adoración-devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España. Aunque la revelación del Sagrado Corazón de Jesús tuviera como escenario Paray-le-Monial, el Sagrado Corazón de Jesús caló en la España de principios del siglo XVIII. El primero de sus apóstoles fue el P. Sebastián Mendiburu (Oyarzún, 1708-Bolonia, 1782) que fue el primero en escribir sobre el Sagrado Corazón de Jesús y en eusquera. En 1747 publicaba "Jesusen Biotz maitearen debozioa" y en 1760 su "Jesusen amore-nekeei dagozten zenbait otoitz-gai". Los jesuitas vascos, víctimas de la miserable persecución a la que el regalismo, el jansenismo y la masonería ilustrada los sometió, serían los más denodados paladines del Sagrado Corazón de Jesús. Junto al P. Mendiburu hay que poner al también ignaciano y hernaniarra P. Agustín de Cadaveraz y Elgorriaga (1703-1770). El P. Cadaveraz fue el primer español en predicar sermón sobre el Sagrado Corazón de Jesús, haciéndolo en la Octava del Corpus de 1733 en Bilbao. Tanto el P. Mendiburu como el P. Cadaveraz pasaron a mejor vida en tierras extrañas, expulsados de España como hijos de San Ignacio por gobiernos impíos y masonizantes. Pero su heróico esfuerzo merece ser recordado como predecentes de lo que sería el culto al Sagrado Corazón de Jesús en España. Los dos santos varones vascos eran anuncio de la predilección de Cristo Rey por España, sin embargo, aunque jesuita también, sería un joven vallisoletano, el P. Bernardo Francisco de Hoyos y de Seña (1711-1735), el que recibiría de Nuestro Señor Jesucristo las más halagüeñas promesas de su Sagrado Corazón. Celoso por la expansión del culto al Sagrado Corazón de Jesús en España y la España de Ultramar, el P. Hoyos rezaba fervientemente y el 14 de mayo de 1733 sus oraciones tuvieron la gran consolación de la confirmación de Jesucristo Nuestro Señor, recibiendo la privilegiada revelación que tiene una dimensión católica y nacional de proporciones inusitadas, es lo que se conoce entre los entendidos como la REVELACIÓN DE LA GRAN PROMESA: "Dióseme -escribió a su confesor- a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí sólo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: "REINARÉ EN ESPAÑA, Y CON MÁS VENERACIÓN QUE EN OTRAS MUCHAS PARTES".
 
Aquí tenemos los españoles, sin duda ninguna, la confirmación de la elección de nuestra nación por Cristo. El "Reinaré en España" se convirtió en el pensamiento rector de las muchedumbres piadosas que formaban nuestros antepasados y la gratitud, señal de correspondencia fiel a Dios, no desapareció en cientos de años. Fruto de ello, entre muchas más bendiciones, fue la Basílica Menor y Santuario Nacional de la Gran Promesa en Valladolid. No sería el único santuario expiatorio de nuestro territorio nacional consagrado al Sagrado Corazón de Jesús: a principios del siglo XX se erigiría el del Cerro de los Ángeles (en Getafe, Madrid), sobre la misma ermita de Nuestra Señora de los Ángeles (del siglo XIV; en el corazón de España se entronizaba el centro de todas las cosas: el Sagrado Corazón de Jesús) y a principios del siglo XX, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón del Tibidabo en Barcelona.
 
En la segunda mitad del siglo XIX los carlistas empezaron a ostentar sobre el pecho el "Detente", como lo habían llevado los chuanes franceses. Parece que el "Detente" empezó a emplearse, a instancias de una monja del convento de la Visitación de Marsella, cuando la peste asoló esta ciudad en el año 1720. Posteriormente se empleó por los contra-revolucionarios vandeanos y llegó a nuestros carlistas que lo prendieron en su pecho, como sagrado emblema refractario a las balas y, a pesar de los escépticos, se cuentan milagros incontables hasta en nuestros días. Sin embargo, recordemos que el uso del Sagrado Corazón de Jesús es incluso anterior a Santa Margarita María de Alacoque, en la bandera de los Peregrinos de la Gracia (católicos ingleses que se alzaron contra la apostasía) ya aparece una primera versión que ostentaba la Corona de Espinas, las Cinco Llagas de Cristo, un Cáliz (o un Corazón Sangrante) y una Hostia y el lema IHS.
 
España entendió muy pronto que su supervivencia y su mismo ser dependía del Sagrado Corazón de Jesús. Por eso, en el último año del siglo XIX estalló una verdadera y olvidada batalla por el Sagrado Corazón de Jesús.
 
Cuando Su Santidad León XIII promulgó la Encíclica "Annum Sacrum" el 25 de mayo de 1899, para consagración de toda la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús, recomendaba que toda la Cristiandad tuviera especial esmero en dedicar los días 9, 10 y 11 de junio de aquel año 1899 aplicando oraciones y rogativas en el templo principal de todas las ciudades, villas y lugares. Nuestros antepasados se tomaron muy en serio aquella petición del Santo Padre y se aprestaron a propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús, sin embargo, la minoría intolerante y fanática del masonismo organizado pronto convirtió aquella expresión de la piedad popular en una confrontación entre la verdadera España y la España bastardeada de extranjerismo. Los primeros incidentes se produjeron en Cádiz, cuando los anticlericales arrancaron de las paredes algunas de las placas del Sagrado Corazón de Jesús que habían colocado en sus fachadas los católicos gaditanos. En Castellón, a finales de julio, los provocadores embadurnaron de alquitrán las placas del Sagrado Corazón de Jesús. Los católicos de Castellón respondieron y la alcaldía (mayoritariamente republicana) prohibió las placas de cualquier signo. Manuel Bellido, representante tradicionalista, el vicario de San Miguel y otras personalidades católicas castellonenses desobedecieron el bando municipal y las autoridades civiles reclamaron a los cuerpos de seguridad para que, por la fuerza, hicieran cumplir su bando: choques, altercados, confrontaciones, detenciones fue lo que siguió a las medidas represivas de la falsa democracia laicista y antiespañola. Se realizaron funciones religiosas de desagravio y los choques continuaron, mientras el conflicto se extendía a Vinaroz, Alcora, Badajoz, Barcelona, Burriana, Cartagena , Oviedo, Pamplona, Puerto de Santa María, Salamanca, Santander, Sevilla, Tortosa, Valencia y Zaragoza: España luchaba por el reinado de Cristo, no dialogaba. Era así como concluía ese calamitoso siglo XIX, dominado por la miseria extranjerizante y liberal, hostil al catolicismo español.
 
Durante el siglo XX, el Sagrado Corazón de Jesús sería enseña de la España católica y tradicional. En las puertas de las casas, en el interior doméstico, en el pecho, en la solapa, en todas partes, los católicos españoles entronizarían al Deífico Corazón de Jesús, firmes en la esperanza de aquella Gran Promesa dada al bienaventurado P. Hoyos: "Reinaré en España". En las postrimerías del franquismo este culto católico declinó, pasando de lo público a lo privado: no es extraño que con él también declinara el orden social y la pureza de las costumbres.
 
El rescate del culto al Sagrado Corazón de Jesús Cristo Rey puede resultar hoy incómodo a un clero que ha jugado durante mucho tiempo a demócrata, olvidando que el carácter de la verdadera Iglesia es monárquico. Pero España no podrá volver a ser España sin que Él reine. Conviene mucho que los católicos nos convenzamos de la urgencia de rescatar este culto y hacerlo visible, caiga quien caiga, para poder reconquistar la vida pública, pues dedicarse a lo privado es la mejor manera de permitir que los malvados reinen en lo público.
 
"Reinaré en España" no es una promesa que se hizo en 1733 y que en el siglo XXI haya perdido vigencia. El Verbo de Dios, en su Realeza y Sacratísimo Corazón, no pierde ni perderá nunca vigencia, pues el Espíritu Santo a través de San Pablo lo dijo bien claro:
 
"Christus heri et hodie, ipse et in saecula"
 
"Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre" (Heb 13, 8).
 


OTROS APROCHES:


sábado, 7 de febrero de 2015

EL HIERON DU VAL D'OR AL SERVICIO DEL REINADO SOCIAL DE CRISTO







ALEXIS DE SARACHAGA Y LA RESTAURACIÓN DE LOS ARCANOS CATÓLICOS

Manuel Fernández Espinosa

El R. P. Fray Amado de Cristo Burguera y Serrano conoció a D. Alexis de Sarachaga Lubanov de Rostov en 1914, cuando el P. Burguera viajó a Francia y, después de pasar por Lourdes y París, visitó el Hieron de Paray-le-Monial. El encuentro fue providencial para el P. Burguera, al que Sarachaga instó a crear la sección española del Hieron. El P. Burguera lo intentó, pero -como dijimos en su momento- el proyecto no cuajó. No obstante, a su regreso a Valencia el P. Burguera fundó, en unos terrenos a las afueras de Sueca, el Studium Catholicum (invocando la experiencia pedagógica del P. Manjón), cuyo edificio se inauguraría en 1931; pero un valiente sermón del P. Burguera contra la II República provocó que las autoridades municipales republicanas clausuraran este centro.
 
Pero, ¿quién fue uno de los inspiradores más notables del P. Burguera? El inspirador de Burguera fue Alexis de Sarachaga Lubanov de Rostov, el Barón de Sarachaga. Alexis había nacido en Bilbao el 8 de noviembre de 1847, hijo de Jorge de Sarachaga Uría-Nafarrondo, militar español al servicio del principado de Baden, que solicitó pasar a la legación de San Petersburgo en Rusia. Allí conoció y se casó con la princesa rusa Katerina Lubanov de Rostov. El matrimonio se mudó a Vizcaya, donde nacieron sus tres hijos. Cuando estos quedaron huérfanos pasaron a la tutela del abuelo ruso, Alexis Lubanov de Rostov que había sido ministro de Justicia del Zar. Alexis de Sarachaga se instruyó en academia militar, como un aristócrata ruso y con los mismos hijos del Zar, posteriormente estudió ingeniería en Suiza y, más tarde,  solicitó pasar a formar parte del cuerpo diplomático ruso. Había sido bautizado en la iglesia ortodoxa rusa, pero por la época en que el Zar Alejandro III lo nombró Barón de Sarachagov tuvo una experiencia mística: durante una misa ortodoxa en la catedral de San Basilio, Alexis pudo ver al Sagrado Corazón de Jesús y se convirtió a la confesión católica de sus antepasados vascos y de su ínclita antepasada Santa Teresa de Ávila.
 
Su catolicismo adoptó la militancia tradicionalista de Joseph de Maistre y frecuentó la amistad del aristócrata Ferdinand Eckstein (1790-1861), Barón de Eckstein, filósofo y orientalista convertido al catolicismo bajo la influencia de Friedrich Schlegel. Eckestein viajó a España y escribió, entre otros, un libro de viajes favorable a los carlistas españoles. Las coordenadas filosóficas de Sarachaga eran las del tradicionalismo europeo de la Restauración post-napoleónica y el Sagrado Corazón de Jesús era, para Sarachaga y el grupo que congregó a su alrededor en Paray-le-Monial, la clave de bóveda de toda su labor místico-intelectual. El Hieron du Val d'Or tuvo, entre sus colaboradores, a un enigmático Conde Esteban de Alcántara, también español (algunos lo hacen gallego, aunque este personaje no está suficientemente identificado), que declaraba en un artículo suyo publicado en una de las revistas del centro: "...tenemos necesidad de retornar al simbolismo que, en la primitiva Iglesia, velaba el arcano, a cuya iniciación se procedía mediante exámenes de aptitud" y "sabemos el número de mártires que rehusaron revelar el arcano, consistente en signos criptológicos. Hoy todo esto está olvidado, puesto que no existe la iniciación a las dos formas de enseñanza superior que poseen los católicos".
 
En la obra del P. Burguera también se aprecia esta urgencia por rescatar la olvidada "disciplina del arcano", así en su "Compendio de la Enciclopedia de la Eucaristía" llegará a escribir el valenciano:
 
"Según la famosa Doctrina del secreto primitivo, que obligaba a que los principales misterios del Cristianismo estuviesen ocultos a los infieles y aun a los catecúmenos, hemos de observar que subsistió por mucho tiempo en la Iglesia, de tal manera que, debido a ella, no eran conocidos de todos, tanto los lugares como los vasos sagrados eucarísticos".
 
Sarachaga patrocinó de su bolsillo la edificación del Hieron de Paray-le-Monial y la actividad editorial ligada a esa labor a que se consagraron los hombres y mujeres del Hieron; pues también hubo mujeres, como Madame Favre-Boissonet. El Instituto de Fastos Eucarísticos, fundado por Sarachaga, fue aprobado por S S. León XIII. El grupo también propuso unas Cátredras Eucarísticas, a las que no accedió el Papa, pero sí puede decirse en su abono que los del Hieron fueron los máximos impulsores de la canonización de Margarita María de Alacoque, transformando la Sociedad del Reino en Liga Universal de Cristo-Rey. Sin embargo, el hermetismo del Hieron du Val d'Or y el milenarismo que se acusaba en esta institución, focalizaron la sospecha de la Iglesia sobre ellos y la Iglesia terminó expulsándolos de Paray, entregando el Hieron (financiado por Sarachaga) a los jesuitas.
 
Entre los hombres que recibieron las enseñanzas de Sarachaga cabe mencionar al poeta lituano Oscar Vladimir Milosz, el P. Félix Anizan, amigo de René Guénon, y hasta el mismo Guénon, aunque éste siempre acusó al Barón de Sarachaga de tener demasiada fantasía. Cuando el Barón de Sarachaga falleció en Marsella, le sucedió Felix de Rosnay al frente del Hieron. Pierre Dujols du Valois pensaba que el Hieron de Sarachaga estaba vinculado a algún centro místico y oculto español (de vinculación ignaciana o anterior) y éste mismo llegó a escribir:
 
"Por lo tanto el Hiéron es un fracaso. Pero este ensayo se volverá a repetir bajo otra forma".
 
En efecto, a la luz de los resultados: con su expulsión y olvido, parece que el Hieron du Val d'Or había fracasado. Pero su actividad sirvió para revelar el Reinado Social de Jesucristo-Hostia, al que todos los trabajos de la congregación tradicionalista iban dirigidos, con el afán de promover la adoración, el conocimiento y el amor a Cristo Rey que vendría -y vendrá, sin duda- a reinar como nos está prometido.

jueves, 5 de febrero de 2015

EL TRIUNFO DEL REINADO SOCIAL DE JESUCRISTO-HOSTIA

Foto de Manolo Fernández.
Ezkioga

Y LOS ANUNCIOS PROFÉTICOS DE LA MADRE DOLOROSA EN EZKIOGA
 
 
Manuel Fernández Espinosa
 
APARICIONES POLÉMICAS
 
29-30 de junio de 1931. La II República Española apenas se había estrenado, cuando en la campa de Anduaga de Ezkioga, un remoto pueblo de la Guipúzcoa profunda, los hermanos Antonia y Andrés Bereciartua que todas las mañanas iban a recoger la leche a un caserío próximo a su vivienda, se encuentran con la Santísima Virgen María. Nuestra Señora se les aparece con una espada, advirtiendo del peligro que corre España, anunciando la conflagración civil de 1936-1939 cinco años antes. La noticia atrae cada vez a más gente, procedente de los alrededores, más tarde de todas las partes de España y hasta de Europa: vienen desde Francia, desde Irlanda. El pueblo de Ezkioga se convierte en centro de peregrinación. Los primeros videntes no serían los únicos que recibirían los admonitorios mensajes de la Virgen María, que se aparecía de noche: muy pronto muchos lugareños que se allegaban al lugar, experimentaron visiones, cundió la noticia y a finales de 1931 más de un millón de personas habían ido a Ezkioga. Muchas de esas personas, peregrinos o simplemente curiosos, que se congregaban en el punto donde se aparecía la Virgen también empezaron a experimentar visiones y éxtasis.
 
La II República Española acusó el golpe. En uno de los mensajes de la Virgen, ésta le dijo a una vidente de 9 años (Benita Aguirre, de Legazpia): “Esta República impía, que reposa en España, cuya aparición ha sido señal de los castigos venideros, pronto será totalmente arruinada; más aún vendrán peores tiempos. Los comunistas se apoderarán de España y sacarán fuera de ella a los buenos; y, mientras los buenos estéis fuera, castigaré cruelmente a toda España, sin temor a nada. Los buenos tendréis que huir a los desiertos; mas os declaro que no sufriréis hambre, pues Yo os alimentaré: Allí, en el desierto, conoceréis al que después tiene que reinar. Después que paséis tres años y medio en el desierto podréis venir otra vez a España, pues habrán pasado, para entonces, los castigos. Y es en este tiempo que vendrá el reinado del Sagrado Corazón de Jesús, pero este reinado será interior”. Manuel Azaña encargó a Gregorio Marañón hacer una investigación de incógnito. La misma niña Benita Aguirre describió a la Virgen como una Señora que aparecía "con dos espadas, una atravesada en el corazón y otra en la mano izquierda con la punta ensangrentada. En la mano derecha llevaba un pañuelo teñido en sangre, iba vestida de negro y con una corona” y su título era "Mater Dolorosa".
 
Pero no sólo las autoridades republicanas querían sofocar Ezkioga, las apariciones incomodaron a las autoridades eclesiásticas y un jesuita se convirtió en uno de los mayores detractores de aquellas apariciones, nos referimos al P. José Antonio Laburu que, en 1932, dedicó una serie de conferencias para desacreditar las apariciones de Ezkioga y describir los fenómenos extáticos que allí se producían como un "contagio mental". Para el que haya leído a Pío Baroja, el colmo llegó cuando el escritor vasco -que no era famoso, precisamente, por su piedad católica- ridiculizó al P. Laburu, criticando acerbamente el pseudopositivismo de Laburu que negaba los fenómenos sobrenaturales de Ezkioga. Sin embargo, lo mismo que tuvo su detractor, Ezkioga encontró en el franciscano Fray Amado de Cristo Burguera y Serrano a su paladín.
 
¿Quién era el R. P. Fray Amado de Cristo Burguera?
 
Fray Amado de Cristo Burguera y Serrano
 
EL ENVIADO DEL HIERÓN DE PARAY
 
Fray Amado de Cristo Burguera y Serrano (y no "Bruguera", como hemos leído en alguna parte) había nacido en Sueca (Valencia) el año 1872, en el seno de una familia carlista, había sido fraile en el Convento de Segorbe y llegó a ser censor eclesiástico, falleciendo en 1960 en su Sueca natal, de la que llegó a ser Cronista Oficial. Eruditos valencianos le describen como un "franciscano exclaustrado, rico y proveído de una fantasía clamorosa" que "consumió su vida en ocupaciones admirablemente extrañas"; más abajo veremos a lo que se refieren cuando hablan de "ocupaciones admirablemente extrañas". El P. Burguera llegó en noviembre de 1931 a Ezkioga y en octubre fue detenido y encarcelado durante unos días junto al juez de Ezquioga. El franciscano valenciano escribiría un libro: "Los hechos de Ezkioga ante la Razón y la Fe", editado por Casa Martín, el año 1934, tras largas diligencias que no le ahorraron a su término la censura. En 1932-1933 la Iglesia católica se había pronunciado condenando las apariciones de Ezkioga. El P. Burguera no era menos problemático que las apariciones que defendía a capa y espada.
 
Burguera había entrado en contacto con el Hierón de Paray-le-Monial en Francia. Paray-le-Monial es un centro espiritual sobradamente conocido en el mundo católico por ser la localidad en la que, en la segunda mitad del siglo XVII, el Sagrado Corazón de Jesús se había aparecido a Santa Margarita María de Alacoque. Fue allí en donde el jesuita Victor Drevon y el vasco-ruso Alexis Barón de Sarachaga planearon erigir un centro universal a la mayor gloria del Sagrado Corazón de Jesús, siendo edificado a expensas del aristócrata vasco-ruso entre 1890 y 1893. La intención expresa de los fundadores del Hierón era reunir en este edificio todo lo relacionado con el Sagrado Corazón de Jesús. En aquel edificio se albergaron a su vez la llamada Biblioteca Sacramental que, en 1908, contaba con 5.000 volúmenes y el museo que exponía obras de arte, pinturas, escultura, etcétera. y también fue centro de estudios que lanzó varias revistas católicas como "Le Regne Social de Jésu-Christ Hostie", la "Doctrine de l'Institut des Fastes" y, para uso del círculo interior, se publicaron el "Novissimum Organum", "Le Politicon", "Le Pan-Epopeion" y "L'Égide". Algunos de los trabajos del centro levantaron las sospechas de las autoridades eclesiásticas y el círculo esotérico del Hierón terminó siendo expulsado de Paray. Lo que se proponían aquellos eruditos con tendencias místicas era preparar el advenimiento del Reinado Social del Sagrado Corazón de Jesucristo-Hostia, en este sentido su divisa era harto elocuente: OPORTET ILLUM REGNARE (Es necesario que Él reine). Además de sus actividades externas y públicas, el Hierón conformaba toda una orden secreta católica que tuvo su base en Francia, pero se extendió por Bélgica, Italia y, en España, fue el P. Burguera Serrano el encargado de crear la sección española, algo a lo que se aplicó sin mucho éxito, dado que en 1908 el mismo P. Burguera confiesa: "En España inicióse este hermoso pensamiento que, por falta de cooperadores, no ha dado positivo resultado". A estas "ocupaciones admirablemente extrañas" se dedicaba. Los contactos que mantuvo con los hombres del Hierón proporcionaron al P. Burguera la base para su monumental "Enciclopedia de la Eucaristía".
 
El P. Burguera entendió que Ezkioga era un acontecimiento histórico que anunciaba, por los mensajes de sus videntes, lo que el Hierón había estudiado, marcando la línea a sus iniciados: la de preparar el Reinado Social de Jesucristo-Hostia, pues era necesario que Cristo reinara.
 
Sin embargo, como en todos los casos de mariofanías, Ezkioga tampoco estuvo exento de la presencia diabólica que trató de confundir, sirviéndose de vanidosos fingidores que pregonaban ser estigmatizados y que no tardaron en ser desenmascarados. La II República descansó el día en que la Iglesia católica condenó oficialmente las apariciones de Ezkioga, en 1934. La confusión fue mucha: jesuitas negando los milagros, ateos públicos (como Baroja) defendiéndolos, temerosos ministros republicanos comisionando a investigadores de incógnito, y ese carlista franciscano e iniciado del Hierón tratando por todos los medios de defender la autenticidad de lo que ocurrió en Ezkioga.
 
Pero el hecho que nadie puede negar es que la profecía de Ezkioga se cumplió muy a corto plazo y todavía hoy hay devotos que discretamente se congregan en la campa de Anduaga, esperando los mensajes del cielo, esos que anuncian -tras los terribles castigos que se ciernen sobre un mundo apóstata- la perseverancia de los justos y el triunfo del Reino de María que anticipará el Reinado Social del Sagrado Corazón de Jesucristo-Hostia, sobre una España en la que será restaurado en todo su esplendor el catolicismo, sobre el mundo entero.

EL ATEO DEL MURO DE LAS LAMENTACIONES

Por Antonio Moreno Ruiz

Historiador y escritor


Imagen de politica.elpais.com




Que un dirigente político (y hasta religioso…) vaya a hacer el paripé al Muro de las Lamentaciones en Tierra Santa, poca importancia podría tener a priori. Pero resulta que el que ha hecho este gesto ha sido Pablo Iglesias, cabeza visible de Podemos, el marxismo cultural bajo solapa del chavismo mágico que está creando amores y odios a tutiplén en España.

Una vez visto este gesto dentro del estado sionista, se vienen varias ideas, condensables en dos bloques:

-Por un lado, no se entiende ni tanto amor ni tanto odio a Podemos. No es más que un producto del sistema, un hijo muy legítimo del régimen del 78. Algunos en la universidad, cuando avisábamos de estos gérmenes, se nos tachaba de exagerados y radicales. ¿De qué se extrañan unos y otros? ¡Asuman sus consecuencias!

-El gesto del muro de las lamentaciones confirma algo que hemos sabido siempre; a saber: Que la izquierda española nunca ha sido atea, ni tan siquiera laicista: Simplemente es anticatólica. Por ejemplo: La II República le dio todo tipo de facilidades a los protestantes, a los cuales jamás molestó. En cambio, vio con regocijo toda suerte de barbaries contra edificios, religiosos y seglares católicos. Si es que es lo de siempre: Estos de Podemos ya hablan de suprimir la Semana Santa pero tienen un Círculo de Musulmanes, (liderados por el “exfacha” Yusuf Oroza, que lo mismo escribe para medios frikifachas que para los más progres del globo… ¡Eso es reciclaje y lo demás son tonterías!) y felicitan el Ramadán. Eso: Nada nuevo. Siempre tirarán contra la historia del pueblo español. Exaltarán la conquista musulmana pero deplorarán la de América para convencer a sus financiadores narco-petroleros. Y por supuesto, no van a tocar el imperialismo británico en Gibraltar, al igual que el cristinato kirchneriano nada va a hacer por las Malvinas. Y por supuesto que Pablo Iglesias ha ido a hacer el paripé a Israel. El mismo estado, por cierto, que está alentando la separación de Cataluña y al que el gobierno del PP le está dando todo. Y al final, todo queda en casa.

¿Y acaso nos parece casualidad que a entrambas orillas del Atlántico se endiose a Bolívar, aquel oligarca esclavista acomplejado, de discursos llenos de odio e ignorancia? ¿Nos parece casualidad que aunque el mismísimo Marx lo pusiera como mil trapos parezca resucitar como icono laico? ¿Es que de verdad no vemos lo ilustrativo que es todo esto; lo que supuso en el XIX y lo que va a suponer en el XXI?


En fin: Tanto los que quieren vender a estas alturas el “miedo a los rojos” (¡a buenas horas, mangas verdes!), o los que hablan de “aires nuevos” con el Coleta (ese que tiene tipo de cantaor malo), por favor, no vengan a robar a la cárcel, que esto ya está más visto que el tebeo. Podemos es más del sistema, y al sistema no se le combate con actitudes de viejas asustadas ni invocando ulteriores cabreos o supuestas y maravillosas ayudas exteriores, sino yendo a la raíz: Al liberalismo destructor, alienado, apátrida y acomplejado que, recogiendo lo peor de la Ilustración (y no lo mejor, como Cadalso o Jovellanos) y aliado al imperialismo anglosajón, impuesto siempre por golpes militares y apoyado por las oligarquías, nos está aplicando el divide y vencerás hasta volarnos en mil pedazos. La izquierda no germina sino allá donde el liberalismo ha dejado su nefasta semilla, y este auto-odio es anterior incluso al propio Gramsci al que el Coleta dice reverenciar. Por desgracia, esta onda expansiva no es nueva, reiteramos.

Así las cosas, que el ejemplo histórico de Covadonga y la resistencia de los mozárabes nos guíe, porque es donde nos encontramos. Y en todo caso, Podemos forma parte del mismo bando witiziano que el PP, el PSOE y compañía; siendo que todos se arrodillan ante quienes les abrieron las puertas de las ciudades a las huestes de Tarik Ben Ziyad. Ah, y eso sin hablar de los Oppas…

miércoles, 4 de febrero de 2015

SOCIEDADES SECRETAS: ENTRE LA LITERATURA Y LA HISTORIA

Friedrich Schiller, padre de la "Geheimbundroman" (Novela de Sociedad Secreta)


SOCIEDADES SECRETAS ESPAÑOLAS DEL SIGLO XIX


Manuel Fernández Espinosa


El siglo XIX fue terreno de operaciones de las más diversas sociedades secretas.

Podemos hablar de una sociedad secreta cuando estamos ante una organización que adopta el secretismo para preservar su existencia, operatividad y continuidad. Esta necesidad del secreto puede deberse a varios motivos:

-Sus actividades son criminales, ilícitas o ilegales: las sociedades delictivas serían ejemplo de ello, la legendaria Garduña española o la Mafia italiana.

-El carácter de sus presuntas enseñanzas choca con la ortodoxia religiosa o ideológica del ambiente que la circunda: así la masonería en su plano interior.

-Sus actividades son conspirativas y desestabilizadoras: cierta masonería del plano exterior, el carbonarismo italiano, la comunería española del siglo XIX.

Las sociedades secretas son tan antiguas como la sociedad humana, sin embargo la virulencia con la que actuaron las sociedades secretas durante el siglo XIX puede encontrar su antecedente en la literatura proto-romántica de la segunda mitad del siglo XVIII. Es la literatura alemana la que ofrece el primer surtido de novelas de "Geheimbund" (sociedad secreta). Para lanzar este género novelístico, la literatura alemana de finales del siglo XVIII contaba con algunos antecedentes en la literatura española: Cervantes con su Monipodio de "Rinconete y Cortadillo", Quevedo con su "Isla de Monopantos" en "Los Sueños" o la "Garduña" de Alonso de Castillo Solórzano, valgan como ejemplos. Además de sus antecedentes en la literatura hispánica (muy influyente en los escritores alemanes de la época), en Alemania estaban recientes ciertos acontecimientos como los que llevaron a decretar la disolución de las sociedades secretas en Baviera, el 22 de junio de 1784, por parte del príncipe elector Karl Theodor de Baviera por considerarse a los illuminati como peligrosos conspiradores contra el orden establecido. La "Geheimbundroman" (novela de sociedad secreta) no nació, por lo tanto, de la imaginación, sino que contaba con antecedentes literarios (en España) y políticos (en Baviera).

Friedrich Schiller (1759-1805), tan interesado en el reinado de Felipe II (aunque fuese para denostarlo), pasa por ser el precursor de este género novelístico con su novela "Der Geisterseher" (El visionario), del año 1789. Posteriormente, otros literatos teutónicos contribuirían a generar una serie de novelas entre las que podemos mencionar: la de Wilhelm Friedrich von Meyern (1759-1829): "Dya Na Sore, o El caminante" (1787-1791); Jean Paul (1763-1825), con "La Logia Invisible" (1793) o E.T.A. Hoffmann (1776-1822) que publicaría entre los años 1819 y 1821 la de "Los Hermanos de Serapion". Ni siquiera un genio literario universal, como Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), quedaría al margen de esta moda literaria y así es como podemos encontrarnos la enigmática "Sociedad de la Torre" en su novela "Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister" (1795-1796). Algunos de los cultivadores alemanes de este género literario serían sospechosos de pertenecer a sociedades secretas; en el caso de Goethe la cosa va más allá de la sospecha, pues se sabe de su efectiva pertenencia a la francmasonería. Una vez propagado el romanticismo por toda Europa, una de las primeras literaturas en acusar el efecto de la "Geheimbundroman" sería la francesa, siendo notable en este género Charles Nodier (1780-1844) que en "Mademoiselle de Marsan" incluye a la "Tungend-Bund" (Liga de la Virtud), sociedad secreta de carácter político que fue fundada -según Stettiner- en Prusia el mes de abril de 1808.

El siglo XIX conoció muchísimas sociedades secretas, incontables. Era normal que en España surgieran con fuerza, habida cuenta del panorama político que nos deparó el siglo XIX. Además de la omnipresente francmasonería que tenía incluso en la familia real a sus infiltrados, se harían notar por su agresividad política la Sociedad de los Comuneros (cuyo distintivo morado sería más tarde adoptado como franja en la bandera tricolor de la II República Española) y la de los llamados "Anilleros" (constitucionales moderados), pero según algunos autores las sociedades secretas no serían monopolio del liberalismo y el progresismo decimonónico españoles; también la contra-revolución tuvo sus propias sociedades secretas.

Según Modesto Lafuente, en su "Historia general de España" (1883) en enero de 1821 fue aprehendida la llamada "Junta Apostólica", cuya cabeza era un aventurero que se hacía llamar Barón de San Joani. No fue la única en el campo tradicionalista: se acusa a los realistas puros de haber creado la llamada "Ángel Exterminador", además de tener otra llamada "La Concepción" que, según especialistas, se remontaría a siglos atrás (siglo XVI) y que se caracterizaba por su acérrima defensa del dogma de la Inmaculada Concepción. Todas estas sociedades secretas de carácter tradicionalista, monárquico y católico desembocaron en el carlismo cuando estalló el conflicto armado, pero como vemos por sus fechas son anteriores (1821) y ello no puede deberse sino a la organización de los sectores más hostiles a la Constitución de 1812 y al Trienio Liberal que no podían operar abiertamente o que, una vez restaurado Fernando VII en el trono, se encontraron desencantados con la política arbitraria del rey felón, llegando incluso a conspirar para arrebatarle el trono y sentar en él a su hermano Carlos María Isidro. Algunos incluyen entre estas sociedades secretas tradicionalistas a la llamada Sociedad Jovellanos, pero todo hace pensar que los "jovellanistas" no eran en modo alguno tradicionalistas puros, sino que pertenecían al sector conservador del liberalismo.

No obstante, es interesante percatarse de la antigüedad que tenía "La Concepción": su existencia puede rastrearse entre los familiares del Santo Oficio de la Inquisición que se organizaron para reaccionar contra los continuos ataques y vejámenes que la Inmaculada Concepción sufría de parte de judeoconversos y herejes que actuaban con la más vil de las alevosías, colocando pasquines con nocturnidad en contra de los dogmas más sagrados de la España católica. Es más que probable que Francisco de Quevedo perteneciera a estos círculos como muestra su "Execración de los judíos" de 1633.

La existencia de sociedades secretas españolas de signo tradicionalista y católico no queda apurado en estas organizaciones mentadas, algunas de las cuales no está del todo clara su existencia. Por eso, Menéndez y Pelayo podía escribir: "Tengo por fábula risible la Sociedad del Ángel Exterminador, que se supone presidida por el obispo de Osma" ("Historia de los Heterodoxos Españoles"). Más duro se mostró en su juicio D. Vicente de la Fuente cuando escribió: "La sociedad del Ángel Exterminador es una pura patraña inventada por la francmasonería" (Historia de las sociedades secretas antiguas y modernas en España, especialmente de la Franc-Masonería", 1874)

No obstante, aunque es cierto que los que más contribuyeron a propalar la trunculenta leyenda del Ángel Exterminador (una especie de restauración de la Inquisición) fueron masones o próximos a la masonería (Van Halen, Gerald Brenan, etcétera), habría que descartar -por una parte- que el Ángel Exterminador fuese una especie de Santa Inquisición clandestina, montada tras la abolición oficial de la Inquisición: en los años en que se le imputan al Ángel Exterminador depuraciones y ejecuciones (como la del maestro librepensador Cayetano Ripoll) no hacía falta servirse de una sociedad secreta para relajar a los enemigos de la Iglesia, existían las llamadas Juntas de Fe que operaban con el placet del poder político y a plena luz del día. Sin embargo, no puede soslayarse la existencia de esta sociedad secreta del Ángel Exterminador si tenemos en cuenta que algunos de los personajes históricos a los que se atribuye el pertenecer a ella eran individuos que se movían en el mundo del hampa. Así, el baezano Francisco de Villena (apodado "Paco el Sastre") o Mariano Balseiro, ambos asociados a la cuadrilla del bandolero Luis Candelas, pasan por ser sicarios del Ángel Exterminador. También Jaime Alfonso "El Bardudo", bandolero absolutista, parece que fue comisionado por el Ángel Exterminador para eliminar individuos non gratos, como masones y liberales: pero las fuentes de estas noticias no son del todo concluyentes, en tanto que las encontramos en biografías noveladas como la de Antonio Espina: "Luis Candelas. El bandido de Madrid" (1928) o "Jaime Alfonso el Barbudo, el más valiente de los bandidos españoles", escrita por Florencio Luis Parreño. Sin embargo, pensemos que no es descabellado suponer que algunos "encargos" que no podían cumplir legalmente las Juntas de Fe bien podían ser encomendados a tipos que se movían en los bajos fondos y que pudieron adoptar el nombre de Ángel Exterminador.

Además de estas sociedades secretas que someramente hemos revisado, podríamos apuntar que los archivos franceses de la primera mitad del siglo XIX también dan buena cuenta de las actividades a las que se dedicaban los carlistas desterrados en Francia; la policía francesa vigilaba y espiaba de cerca los movimientos de los carlistas y señalaban en sus documentos la existencia de una denominada "Congregation" (en la que concurrían legitimistas franceses y españoles) y que era la organización que se ocupaba de auxiliarles en sus fatigas de exilio y en mantenerlos en comunión.

Según espíritus cándidos, existe una contradicción entre el Magisterio de la Iglesia y la constitución de sociedades secretas de carácter católico, por lo que toda sociedad secreta católica es una contradicción en los términos: sea. Pero por esa regla, tendríamos que censurar a los primitivos cristianos por haberse constituido en una sociedad secreta en el seno del imperio romano; tuvieron que pasar a la clandestinidad, como de todos es sabido, debido a la persecución que sufrían por el poder político. Pensemos por un momento que la mayor parte de las veces, las sociedades secretas están obligadas a ser secretas debido al ambiente hostil en que se mueven.

Tampoco faltaron en España sociedades secretas católicas tradicionalistas, menos ocupadas en la intervención político-religiosa que en la contemplación y el estudio. Pero eso será tema para otra ocasión.

domingo, 1 de febrero de 2015

"INDAGACIÓN SOBRE EL DARWINISMO"


 

“Inchiesta sul Darwinismo. Come si costruisce una teoria. Scienza e potere dall’imperialismo Britannico alle politiche ONU" es un libro de Enzo Pennetta, todavía sin traducir al español (cuyo título al español podría ser: "Indagación sobre el darwinismo. Cómo se construye una teoría. Ciencia y poder desde el imperialismo británico a las políticas de la ONU").

Nuestro amigo y corresponsal en Cerdeña nos ofrece aquí un artículo (ver versión original en italiano) para introducirnos a la interesante cuestión que aborda este libro. En el imaginario social han arraigado fuertemente ciertas ideas procedentes del darwinismo que, envaneciéndose de científicas, sirven como armas arrojadizas contra la religión. ¿Pero es científico el darwinismo? En el libro de Enzo Pennetta y en el mismo artículo que presentamos podremos comprender mejor que el darwinismo no fue otra cosa que un instrumento de poder del imperio británico que no desapareció con él, sino que ha sido asumido y sigue dando soporte teórico, como pseudociencia, a las políticas de la ONU.
 

EL DARWINISMO: INSTRUMENTO DE PODER MUNDIALISTA BAJO EL LIDERAZGO ANGLOSAJÓN
 
 
Por Fabio Emozione.
 
Traducción al español:
Manuel Fernández Espinosa 


El consenso social deriva siempre de una interpretación dada de la realidad, compartida por la mayoría de un pueblo o nación. Bien, el darwinismo no fue otra cosa que un poderoso instrumento de manipulación de las masas, así como la creación de un sólido consenso político para las elites del poder, tanto en el seno de la Gran Bretaña como en los confines de las posesiones del imperio británico, en el curso del siglo XIX.
 
Cuando Inglaterra se preparaba para convertirse en potencia militar global, disponiéndose a abrir y crear nuevos mercados para sus productos e industrias, algunos célebres científicos como Francis Bacon (autor de la utopía "La nueva Atlántida", también proclamado padre del método científico inductivo) avanzaron la idea de legitimar el poder estatal absoluto de la monarquía inglesa sobre la ciencia.
 
De esta premisa arranca la Royal Society (nombre oficial: The President, Council, and Fellows of the Royal Society of London for Improving Natural Knowledge), donde una nueva casta sacerdotal, toda compuesta por "científicos", contribuiría a apoyar y patrocinar el naciente Imperio Británico.
 
Sin embargo, a toda casta sacerdotal le es menestar una Biblia, capaz de proporcionar una nueva visión del mundo, convincente, cautivadora, fascinante.
 
Una maravillosa ocasión se presentó, cuando Charles Darwin publicó -en 1859- el ensayo "El origen de las especies". El relato de Darwin se prestaba óptimamente para servir como un nuevo, moderno y seductor mito sustitutivo de la creación.
 
Para desarrollar su teoría, Darwin se basó en los escritos del economista Thomas Malthus y no -en cambio- a partir de observaciones naturales, desde las cuales formular una hipótesis de trabajo, o sea una verdadera y propia teoría científica.
 
Merece la pena mencionar, aunque sea brevemente, que Malthus, sin ninguna base experimental y manifiestamente desmentido por reiterados casos históricos (como la gran hambruna irlandesa de 1845-1852), sostenía que mientras la economía en general crece según una progresión aritmética (0, 1, 2, 3, 4, 5... etcétera), la población -al contrario- crece conforme una progresión geométrica (0, 1, 2, 4, 8, 16, 32, etcétera). Tal estado de cosas conduciría pronto a una escasez generalizada de recursos en relación con la población existente.
 
Dadas estas (inexactas) premisas, Malthus justifica cualquier medio viable para controlar la natalidad, con especial atención a las clases más bajas, en particular la clase proletaria y la siempre creciente población urbana en la Inglaterra industrializada de mediados del siglo XIX.
 
Incluso la "mano invisible" (la metáfora utilizada por el economista Adam Smith para describir los beneficios sociales inesperados e imprevisibles que derivarían de las acciones y elecciones individuales) es parte de una visión del mundo que tiene plena fe y confianza en el inevitable progreso de la humanidad hacia cotas y metas siempre más altas y avanzadas (como a muchos les pareció en la Inglaterra victoriana de la segunda mitad del ochocientos).
 
En lo que atañe a esto viene al caso citar este pasaje:
 
"Unida a la usura, la competición desenfrenada destruye al hombre medio en provecho del grande y, haciéndolo, llega a producir esa masa de ciudadanos económicamente sin libertad, cuya propia libertad política viene a ponerse en cuestión, precisamente por la razón de que ella no tiene ningún fundamento en ninguna libertad económica, o en cualesquiera porción de propiedad privada significativa que la sustente".
 
Hilaire Belloc: “La crisis de la civilización”
 
 
Tras Darwin, en efecto, llegó también el darwinismo social, aplicado en Inglaterra lo mismo sobre las clases menos favorecidas y súbditos de la Corona. Y es oportuno recordar y considerar siempre el riguroso paralelismo que puede establecerse entre el "dejar-hacer" económico -con su ilimitada competitividad- y la noción darwinista de la "superviviencia del más apto".
 
La misma doctrina del utilitarismo, que afirma -entre otras cosas- que en el seno de una sociedad y economía todos los sujetos (cada individuo particular) tienden a maximizar el propio placer se inscribe en el intento positivista para proporcionar una nueva interpretación, a modo de verdadera y propia religión que cubre la realidad entera de la vida, partiendo de la pretensión de poder cuantificar el placer personal.
 
La vida -en esta (anti-católica) nueva visión del mundo- se convierte en número.
 
Fue en los países ebrios del propio éxito a escala planetaria (como fue la Inglaterra de finales del XIX) cuando las clases en el poder decidieron suprimir de una vez por todas cualquier relevancia y existencia de la religión católica (y el pensamiento aristotélico-tomista a ella asociado) y fue entonces cuando influyentes pensadores como Comte buscaron fundar una nueva religión fuera de la revelación cristiana.
 
Isidore Auguste Marie François Xavier Comte (1798-1857) fue un filósofo francés que fundó la moderna sociología y la doctrina del positivismo.
 
Comte estaba bajo la influencia del socialista utópico Henri Saint-Simon y de esta interación se desarrolló la filosofía "positivista" con miras a encontrar un remedio al malestar social generado por la Revolución Francesa: la nueva doctrina social propuesta debería basarse exclusivamente sobre la "ciencia".
 
Comte inspiró a su vez a pensadores como Karl Marx y John Stuart Mill.
 
Sus teorías sociológicas culminaron en el anuncio de una nueva "religión de la humanidad", la cual influiría en el desarrollo de varias organizaciones humanistas y seculares en el curso de 1800. Se afirma que Comte había acuñado el término "altruísmo".
 
Volvamos a "nuestro" Darwin, el cual, a la hora de esbozar y formular su teoría sobre el origen de la vida, no siguió el tan celebrado método inductivo y científico.
 
Darwin no halló en toda su vida una prueba cierta de su teoría.
 
En la teoría evolucionista de Darwin faltó siempre el eslabón perdido entre los fósiles disponibles. Por lo cual resultaría hasta más adecuado admitir la hipótesis de la creación ex nihilo de las especies vivientes.
 
También son numerosos los casos de especies vivientes que no han sufrido ninguna mutación en millones de años.
 
Todo ello contradice de lleno la hipótesis de los cambios lentos, graduales e inexorables de los que se habla en la visión de Darwin.
 
Por otra parte, la teoría de Darwin no está en condiciones de hacer ninguna predicción cierta sobre el futuro de la evolución, como en cambio puede hacerse con las leyes de Newton sobre la gravitación universal en relación a la órbita de un planeta o de un astro.
 
En resumidas cuentas: de científica, la teoría de Darwin, tiene bastante poco.
 
Reiteramos: hasta el día de hoy, nadie -incluído Darwin- ha encontrado nunca o descubierto una prueba segura de la validez de la llamada "teoría sobre la evolución".
 
Sobre la ausencia total de pruebas científicas a favor de la teoría evolucionista son magistrales las conferencias dadas por el telepredicador norteamericano Kent Hovind: ya se trate de biología, de geología, de astronomía o de cualquier otra rama del saber científico, todas las presuntas pruebas en pro de la evolución o son erróneas o son prefabricadas, o sea falsas: como así sucede con el clamoroso caso de la falsa semejanza entre el embrión humano y el de otras especies, o el del falso árbol genealógico que deriva al hombre del simio.
 
Cabe hacer notar que, en honor a una cierta honestidad intelectual del mismo Darwin (a diferencia de muchos de sus partidarios y secuaces), el científico británico siempre reconoció el hecho de que su teoría estuviera falta de una prueba cierta e irrefutable.
 
La "teoría" de Darwin fracasa siempre y de modo manifiesto justamente cuando debería iluminar la búsqueda: no alcanza a explicar cómo, cuándo, dónde y por qué "nace" una nueva especie en un determinado momento histórico.
 
En otras palabras, la teoría no llega a explicar su mismo objeto y campo de investigación: el origen y el nacimiento de las especies.
 
Darwin creía, como Jean Baptiste Lamarck, en la herencia de los caracteres adquiridos (si a fuerza de alargar el brazo, se me alarga el brazo... entonces transmitiré esta característica del brazo más largo a mi descendencia).
 
El positivismo evolucionista del que se ha tratado hasta ahora fue concebido y empleado rápidamente como teoría adormecedora de los movimientos revolucionarios y de las demandas sociales que sacudieron varias veces la historia de la Europa decimonónica y de otras partes del mundo.
 
A modo de breve divagación, valga decir que Raimundo Teixeira Mendes (1855-1927) fue el filósofo y matemático brasileño que ideó la actual bandera nacional de su país, en la cual -entre otras cosas- estampó las palabras: "Ordem e Progresso".
 
En verdad, Teixeira Mendes recibió una fuerte influencia procedente de las obras de Comte y vino a ser considerado por sus secuaces como "Apóstol de la Humanidad" en el interior de la "Iglesia Positivista de Brasil".
 
El pensador brasileño estaba firmemente convencido de que la guerra desaparecía muy pronto y la misma suerte tocaría a las diversas naciones: desaparecer.
 
Era un acérrimo opositor a la obra misionera católica entre los indígenas, mientras pugnaba por la inserción "gradual" de los nativos en la sociedad civil, sin "esfuerzos" de ningún tipo.
 
Gracias a la teoría de Darwin, la ciencia -ahora proclamada como nueva religión y revelación- se convierte así en un arma del poder del Estado para controlar a la mayoría democrática y a la opinión pública en general.
 
El nuevo "Libro del Génesis" se convierte en "El origen de las especies" de Darwin.
 
Una curiosidad: en la publicación original de Darwin se habla de "elección" natural y no de "selección" natural, como después sería conocido por el público. Los secuaces y partidarios de Darwin añadieron una "s" de más y ésta fue la versión que penetró en la mentalidad popular y en la actual cultura de masas.
 
Hasta aquel momento, la fuente del derecho y de la moralidad en cualquier sociedad había sido Dios y la religión.
 
Ahora comparece un nuevo Dios, una nueva revelación, un nuevo "evangelio", un nuevo Génesis. Todo "inevitablemente" debe "cambiar" para lo "mejor".
 
En el año 313 d. C., mientras por un lado el Emperador Constantino reconocía la legitimidad de la religión cristiana, por el otro retenía para sí el título de Pontifex Maximus, lo que indica claramente que la fuente de legitimación de las leyes era todavía él, el sucesor de Augusto.
 
Ahora bien, desde la caída de Roma y del Imperio Romano de Occidente hasta el Sacro Imperio Romano, el "fons iuris" (fuente y legitimación del derecho y de la moral) quedó en el Papa de Roma.
 
Tras el cisma de Occidente, los emperadores se vuelven dos, pero la distinción sobredicha y cooperación entre el poder temporal y el espiritual no menguaron: simplemente se desdoblan.
 
Con el cisma anglicano en Inglaterra, poder imperial y espiritual se funden nuevamente en una única persona.
 
Desde Thomas Hobbes (el primer y máximo teórico del absolutismo) hasta nuestros días, el objetivo sigue siendo siempre el mismo: minar y erradicar la visión cristiana del hombre, su "fons iuris", su legitimación del derecho, de la moralidad y del poder estatal.
 
Hoy en día más que nunca, la "ciencia" se estudia en manuales, sin ninguna experiencia directa ni comprobación experimental de las tesis y de las leyes presentadas. Bien que sabía esto el estudioso Thomas Kuhn.
 
Un ejemplo típico del descrédito de la ciencia cristiana es la historia de la Tierra Plana en relación con el proceso contra Galileo Galilei. Nunca la Iglesia Católica sostuvo que la Tierra fuese plana, sino que hacía justo lo contrario. La teoría de la Tierra Plana (propagada y difundida en el curso del siglo XIX por autores franceses e ingleses) fue, por lo tanto otro instrumento empleado por los anticlericales de todo el mundo, sobre todo en Occidente, para atacar y degradar la civilización pre-moderna cristiano-católica y el creacionismo en general.
 
Valga para el gran público este inciso que remite a una página del astrónomo francés Camille Flammarion, donde un monje peregrino llega al fin del mundo y... de allí no puede pasar más lejos, dado que la tierra allí "termina".
 
 

Según el tándem Engels-Marx: toda la teoría darwinista era sencillamente la traslación (de la sociedad a la naturaleza viva) de la teoría de Hobbes sobre el estado de guerra de todos contra todos, de la necesidad del absolutismo por tener la "paz" y de las teorías burguesas de la concurrencia de los benefecios, todo ello unido a la teoría sobre el crecimiento geométrico de la población según Malthus.
 
Nietzsche escribió: "El hombre se ha liberado de los patrones antiguos y tradicionales, observamos una muchedumbre de hombres, todos iguales, todos semejantes, que buscan -sin tregua- procurarse pequeños y mezquinos placeres".
 
La Humanidad pasaba de una forma de esclavitud a otra: la caracterizada por la continua búsqueda de la felicidad, continuamente negada.
 
A principios del siglo XX, antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, era evidente para todos que el darwinismo había resultado una revolución científica fracasada. Faltaban y faltan las pruebas de cuanto argumentaban Darwin, sus partidarios y sus seguidores.
 
También sobre el plano internacional, en aquellos mismos años (como ya en las postrimerías del siglo XIX), se advirió el hecho de que el Imperio británico había alcanzado su máxima expansión, paroxismo e influencia.
 
Surgió en él la Sociedad Fabiana, enésima entidad creada con la bendición del gobierno inglés, con el fin de llegar de manera "gradual", sin brincos, sin prisas, sin sorpresas, sin "revoluciones" a una sociedad socialista, lo mismo en casa que en los demás países.
 
La idea era domar y controlar "por las buenas" la amenaza de una revuelta violenta, también a escala internacional, por parte de las fuerzas socialistas y comunistas.
 
El grupo fue llamado "Fabiano", en honor al político y militar romano Quinto Fabio Máximo Cunctator, el "Contemporizador" (275 a. C. - 203 a. C), que se hiciera famoso y respetado durante las Guerras Púnicas por sus tácticas pacientes, contemporizadoras, lentas, pero a la postre victoriosas siempre.
 
La utopía fabiana del siglo XX fue creer que el imperialismo británico, unido a las doctrinas socialistas, podría representar un factor de modernización del planeta entero, bajo -bien se entiende- el liderazgo y control inglés.
 
Se quería -después de todo- encontrar una forma de legitimación a lo que sería la Commonwealth Británica, ahora llamada Commonwealth de las Naciones.
 
Mateo 7, 15-20, "¡Por sus frutos los conoceréis!".
 
Jesús hablando a los discípulos sobre "falsos profetas".
 
 
EL AZAR, LA NECESIDAD Y LA EUGENESIA
 

Al movimiento humanista, del que formaba parte Julian Huxley, se sumó más tarde también el Premio Nobel de Medicina del año 1965, Jacques Monod (1910-1976), que con la publicación en 1970 de su libro "El azar y la necesidad" ofreció una contribución fundamental a la clarificación de la teoría evolutiva y de sus implicaciones ético-sociales.
 
El libro es la continuación ideal de las tesis evolucionistas neodarwinianas, con particular referencia a los mecanismos genéticos, y de las teorías sociológicas de J. S. Huxley.
 
Recordemos que Huxley fue un apasionado promotor de la teoría darwinista, así como el promotor de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia Social y Natural y la Cultura). A todos nos consta la abierta propaganda y "sensibilización" que ejecuta este ente con sede en París sobre el aborto, la anticoncepción, el control de la natalidad, la planificación familiar, la igualdad a toda costa, la elimiación de toda diferencia, la "paridad" de género y demás.
 
Tras la Segunda Guerra Mundial, a causa de consideraciones análogas a las de los nazis, el argumento de la eugenética no vino presentado con la misma insistencia y claridad de los años anteriores, pero no dejaba de ser eugenesia, por tratarse de "modos de mejora para los animales y aplicados a los hombres".
 
Sí, cuando el hombre, la vida y los sentimientos se convierten en números y estadísticas, a continuación también puede suceder -como ha sucedido en varias ocasiones- que se busca "mejorar" al hombre como se hace con los animales en un establo, en una granja o -todavía mejor- en un gran rebaño.
 
Todavía volvieron a ser propuestas las medidas que la acompañan: la aplicación de la eugenesia debe efectuarse, sin nombrar explícitamente la conexión con la misma. El libro de Monod dedica a las consideraciones éticas y sociales el capítulo IX y el último, significativamente titulado "El reino y las tinieblas", palabras que remiten a la terminología religiosa y fueron tomadas de la introducción del "Leviathan" de Thomas Hobbes, relacionadas con la escatología cristiana: el reino de los cielos.: "El día -escribe Monod- que el Austrolántropo o alguno de sus compañeros fue capaz de comunicar el contenido de una experiencia subjetiva, de una "simulación" personal y no solo una experiencia concreta y real, nació un nuevo reino: el reino de las ideas".
 
Comparando el inicio del capítulo IX con el Génesis, es evidente que el "científico" Monod apunta a la creación de una situación análoga al "Génesis", de modo que pueda encontrarse y sentar las bases de una "nueva religión de la Humanidad", de claro signo comtiano.
 
Tales intenciones también se reflejan a través del empleo de un término como "estigmas", en referencia a los rasgos inscritos en el ADN de los progenitores de la especie humana, que no tiene ningún uso si no es en el campo religioso.
 
Una vez que se libera de los dogmas, de las enseñanzas y de la moral católicas, la eugenesia -y todas las diabólicas doctrinas correlativas- encuentran el camino expedito.
 
A continuación se muestra un paralelo de repetidas tentativas, a caballo de los siglos XIX y XX, de la "religión" darwinista para controlar el mundo, a los hombres, los recursos, la riqueza, la vida, las mentes y las almas.
 
SIGLO XIX

- 1798: T. Malthus publica el ensayo sobre el principio de la población.
 
- Inglaterra debe administrar el desarrollo industrial y colonial.
 
- La aplicación de acciones favorables para los intereses nacionales, pero contrarias a la opinión pública, como el abandono de las clases pobres y una eugenesia para favorecer las razas de "éxito", requieren un apoyo científico para el malthusianismo.
 
- El medio para dirigir la opinión general inglesa y la Royal Society.
 
- La teoría que puede sostener una política malthusiana es, según el autor, la derivada del darwinismo.
 
 
SIGLO XX
 
 
- 1972: el Club de Roma publica el ensayo "The Limits to Growth".
 
- Occidente debe administrar el desarrollo industrial y los recursos planetarios.
 
- La aplicación de acciones favorables para los intereses nacionales, pero contrarios a la opinión pública, como la reducción demográfica de las clases pobres, en lugar de su desarrollo y la promoción eugenética para favorecer las razas de "éxito", encuentran un soporte "científico" en el neo-malthusianismo.
 
- El medio para dirigir la opinión pública occidental se constituye en la ONU y en otras instituciones "académicas" como el Club de Roma.
 
- La teoría que "científicamente" puede sostener una política malthusiana es esa, por la misma admisión del autor, que deriva del darwinismo, y que en el siglo XX ha devenido a ser "teoría sintética de la evolución" o "neodarwinismo".

Se ha tratado de caracterizar el darwinismo y el neodarwinismo, éste último nace y se desarrolla para hacer olvidar a la opinión pública la carencia de base del primero, y por lo tanto la total falta de pruebas científicas ciertas sobre su validez; p. ej., el famoso "eslabón perdido": nadie ha descubierto en los fósiles un ser medio-hombre/medio-mono, etcétera.
 
Certeza dogmática.
 
Selección natural como única posibilidad de progreso.
 
Selección natural como justificación de políticas eugenésicas.
 
Progreso gradual sin "revoluciones".
 
Egoísmo como origen del progreso (liberalismo de Adam Smith).
 
Colaboración en el interior de las especies como regla natural.
 
Evolución como sinónimo de progreso.

Autores e investigadores mucho más respetuosos para con el método científico, como el norteamericano Stephen Jay Gould, propondrán teorías alternativas, como la del "equilibrio puntuado".
 
Fisura de la certeza.
 
La selección no basta para explicar el progreso.
 
Progreso con cambios imprevistos.
 
Inutilidad de las iniciativas eugenésicas.
 
Especies "superiores" como efecto colateral de la evolución que, por lo tanto no es necesariamente entendida como tendencia hacia el progreso.
 
 
CONCLUSIÓN
 
 
La llamada "teoría" de Darwin sobre el origen y evolución de las especies vivientes aparece en un momento histórico -a mediados del siglo XIX- cuando Inglaterra, toca la cúspide de su poderío imperial a escala planetaria, siendo la desesperada búsqueda de una "historia fundante" que legitime su poder y dominio sobre el mundo.
 
Es una época -la decimonónica- donde los amargos furtos y herencia del ateísmo ilustrado y post-revolucionario francés vienen a madurar, dejando un vacío espiritual, moral y cultural que anteriormente era colmado por la religión católica.
 
Son los años en que nacen las ideologías socialista y comunista, las cuales -muchos entre las élites serían captados por ellas- llevan consigo un potencial revolucionario y destructivo jamás visto hasta entonces en la historia, dada su capacidad de prender en vastas masas populares que habitan los centros suburbanos, barriadas de trabajadores, y -sobre todo- visto que emerge una sociedad humana siempre más globalizada e interconectada a nivel planetario.
 
La "teoría" de Darwin no ha sido nunca probada científicamente, ni ha sabido nunca formular ninguna predicción cierta sobre el futuro de ninguno de los fenómenos naturales. Se trata, en otras palabras, de una teoría falsa y errónea, hablando científicamente.
 
No obstante esto, el darwinismo se ha elevado a nueva Biblia en una sociedad secularizada y en todo caso siempre necesitada de una tranquilizadora visión del hombre y de su futuro.
 
En verdad, el darwinismo se inscribe en la larga serie de cultos a la muerte (delicia para el demonio) que -con triste periodicidad y frecuencia- comparecen en la historia.
 
El darwinismo está a la base de la aceptación social de la muerte de los que no son "aptos" para la sociedad en la que viven. Es en efecto "natural" morir si no se llega a "llevar el paso" con el inevitable "progreso" del hombre y de la civilización.
 
En la visión humana, social, moral y cultural del darwinismo, el que no se "adapta", ¡perece!
 
¡Y "justo" es así!
 
 
..........
 
 
Para apreciar a fondo este libro cautivador y convincente (Indagación sobre el Darwinismo. Cómo se construye una teoría. Ciencia y poder del imperialismo británico hasta las políticas de la ONU), recomiendo también la lectura de estos libros:

- "In Satan's footsteps" de Theodore Shoebat. ("En los pasos de Satán. El origen y la manifestación del diablo y del mal en la Historia").
 
El lector quedará muy sorprendido por las inquietantes similitudes que existen (sirva este ejemplo impactante- entre las "revelaciones" que tienen lugar en el mormonismo y en el islam. En ambos casos, de hecho, comparece una presencia angélica y demoniaca al mismo tiempo, aterrorizadora, luz brillante, resplandeciente, pero nimbada de muerte (Luci-fero).
 
- Thomas Kuhn publicó, en 1962, el ensayo titulado "La estructura de las revoluciones científicas", en el cual se esbozaba un modelo no lineal, no gradual, aunque "revolucionario", "hecho a tirones", del desarrollo de la ciencia.

Las nuevas teorías científicas se afirman a través de cambios repentinos que se intercalan en largos periodos de estancamiento.

Todo esto sucede debido a que toda teoría científica se basa sobre determinados "paradigmas" que, con sus anejos conceptuales, teóricos, instrumentales y metodológicos, guían la investigación y que nadie pone en tela de juicio.
 
La creación, o mejor, la producción de un nuevo paradigma, o sea de una nueva "ciencia", surge cuando se estrella con hechos no explicables conforme a las teorías tradicionales.

Los elementos básicos de la ciencia en general y de una ciencia en particular pueden quedar fijados en las obras aclamadas y divulgadas, como han sido en el pasado la "Física" de Aristóteles o "Los Principios" de Isaac Newton.

Un nuevo paradigma científico representa una "promesa de éxito" en el estudio de un problema dado y la ciencia que de ello se deriva es la realización de tal promesa.
La visión de Kuhn invierte la imagen tradicional de la ciencia como "exploración de lo ignoto". La ciencia es política. Y viceversa.
 
- Yuri Alexandrovich Bezmenov fue un periodista ruso y también -y sobre todo- un ex-espía del KGB, que -en un determinado momento de su vida- decide desertar a Canadá, dejando de una vez para siempre la Unión Soviética.

Después de unos años transcurridos en el extranjero, por ejemplo en la India, se empeñó en reprobar la censura y opresión que se ejerciera sobre cualquier intelectual disidente en su país natal.
 
Bezmenov es recordado especialmente por sus conferencias a favor de la democracia americana, sobre la lucha contra el comunismo y toda una serie de libros escritos y difundidos alrededor de 1980, con particular relación al tema de la manipulación de la opinión pública en países democráticos o no.

- "Revolución y Contra-Revolución" (Plinio Corrêa de Oliveira). Todo el pensamiento y la acción de Plinio Corrêa de Oliveira arrancan y giran alrededor de un juicio histórico: ha existido una civilización cristiana occidental, animada por la Iglesia Católica, fruto de la inculturación de la fe en Occidente. Esta espléndida Civilización Cristiana está amenazada por la realización de la destrucción, por el proceso revolucionario, en una dinámica histórica que se articula en cuatro fases: la primera religiosa (la Reforma protestante), precedida y acompañada por una revolución cultural, representada por el Humanismo y el Renacimiento); la segunda política (la Revolución Francea); la tercera social (la Revolución comunista); y, por último, la cuarta (la Revolución Cultural iniciada con el 68 francés y norteamericano).