RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

viernes, 21 de febrero de 2014

EN CÓRDOBA NO HAY MEZQUITA QUE VALGA



Por Antonio Moreno Ruiz


En Córdoba no hay mezquita que valga. Sí, damas y caballeros, tal y como lo leen: Que no hay mezquita. El monumento en el que estarán pensando, con aquellos preciosos arcos de herradura y las míticas dovelas rojas no es una mezquita. Parece ser que fue un templo pagano, herencia de la espléndida Corduba romana que por fin empieza a recuperarse, aunque sea para la arqueología y el turismo. A posteriori, durante siglos fue una basílica cristiana de estilo bizantino, nominada bajo la advocación de San Vicente. Cuando llegaron los invasores musulmanes, la élite siria que dominó el cotarro durante los cuatro primeros siglos (para luego dar paso a disputas entre bereberes, hispanos conversos y militares eslavos) y que hizo de Córdoba el mayor mercado de esclavos de Europa, construyó sobre la iglesia y copió el modelo. No fue un caso aislado. La Giralda de Sevilla fue construida con materiales de las ruinas de Itálica y el Patio Banderas es una zona paleocristiana. Por otra parte, la catedral de Córdoba nunca ha albergado sinagoga ni nada que le concierna a la comunidad judía. Así que nada de la farsa de las “tres culturas”. Durante la mayor parte de su historia ha sido un templo cristiano, y para nosotros, es un ejemplo de la heroica resistencia de los mozárabes acaudillados por Eulogio y Speraindeo, que se negaron a someterse al poderío mahometano. Ellos constituyen la herencia de nuestra tierra y no emires, califas o reyes de taifas. No es que queramos borrar esa parte de nuestra Historia, es que España no es Al Andalus, y nosotros somos andaluces, y por lo tanto españoles, que no andalusíes. En árabe existe el concepto de España como existió el de Hispania, solo que los invasores y los conversos quisieron borrar hasta el nombre de la patria para hacer otra cosa. Tal y como quieren desde el siglo XVIII masones, liberales e izquierdistas. Es por eso que todos ellos, con pseudo-intelectuales que no son andaluces (como Antonio Gala) profesan un culto irracional a un Al Andalus que no es el histórico, con sus virtudes y defectos, sino la mentira manipulada al gusto ideológico que es antihispánico a fuer de anticristiano,  y siguiendo la senda de Blas Infante, politiza un romanticismo extranjero que nunca entendió nuestra tierra, y que la tomó para espurios experimentos y onanismos mentales.

Están contando la historia justo al revés, y eso afecta tanto a la identidad arquitectónica en particular y cultural en general de aquella bellísima ciudad que es el centro de las Andalucías, como a la historia de España en relación al África y el islam. Y así, le dan alas al imperialismo marroquí, que usurpa tierras que son hispanas desde mucho antes de la aparición del islam a priori y del estado marroquí a posteriori (1) 

Y bueno, los de siempre, convergiendo en su odio a España y a Cristo, vienen a decir ahora que por qué la Iglesia no le da al Estado la catedral. Que es que gana mucho con sus beneficios, mientras que hay crisis. Claro, por lo visto, ellos, tan ateos como islamófilos (como si supieran lo que es el islam, lo que fue Al Andalus o lo que es la cultura árabe…. Angelitos…), piensan que su adorado Estado iba a repartir los beneficios de las visitas al monumento…

Resulta que en Ex–paña tienen derecho a exenciones de impuestos protestantes, judíos, musulmanes, asociaciones deportivas, sindicatos, empresarios… Y en cambio, nadie protesta por eso. No: La fijación está en que “españolista” sea un adjetivo peyorativo en España, así como ondear la bandera roja y gualda, y en la Iglesia Católica. Y eso contando con el clero que más ha servido al Estado. Como dice el historiador angloamericano Stanley Payne, Franco no tuvo mayor enemigo que la clerecía, y no precisamente por motivos religiosos. A lo mejor muchos curas “modernos” (en verdad repetidores de viejos errores) se creían que así les iban a perdonar la vida los anticlericales de siempre, pero llevamos no sé cuántos años tropezando en la misma piedra.

Además, ¿nos creemos que el Estado exime a estas organizaciones de impuestos como una especie de gracia concedida porque sí? ¡Je! En seguida… No es eso, no es eso. El Estado hace eso porque sabe o intuye que, o bien estas organizaciones dan un servicio social que él no está dispuesto a dar, o bien tiene compadreo con quien está ahí, como es más claro en el caso de sindicatos y empresarios. Hasta donde yo sé, ni en las logias masónicas, ni en las herriko-tabernas, ni en las asociaciones de homosexuales, ni en la casa del actor, ni en la confederación de empresarios, ni en las sedes sindicales o de partidos dan de comer. En cambio Cáritas sí. Y ayuda a pagar recibos, y a vestir al prójimo. Sin Cáritas, con todo lo que se le pueda criticar en cuanto al “buenismo”, España sería Kosovo o algo así. En cambio, los que tanto se preocupan de islamizar la catedral de Córdoba tampoco vemos que hagan nada por los demás. Al contrario, alaban las ONG que pagan los españoles con sus impuestos. Y digo “pagan” porque yo, como miles de compatriotas, no he tenido más salida que la emigración, para que allí se quede lo mejor de cada casa...

Que conste que yo, al igual que Juan Vázquez de Mella, prefiero una iglesia pobre pero libre a una rica pero esclava. Así que por mí, que se acabe ahora mismo el cachondeo de la Conferencia Episcopal y sus vomitivos medios de comunicación que están al servicio de banderías politiqueras pro-yanquis, y que se acabe el compadreo de muchos curas con los políticos, y el fariseísmo de muchos políticos que van a las manifestaciones a hacerse la foto y luego son artífices de una legislación anticatólica. Así que, si quieren acabar con ese supuesto acuerdo económico, mejor. Y digo “acuerdo económico” porque la opción que existe es que destines parte de la renta para la Iglesia, no porque se regale el dinero por la cara, como dicen y creen los rabiosos comecuras.

Pero bueno, esto es como todo: A ellos les pide el cuerpo quemar iglesias. Más de uno podría preguntarse por qué los gitanos de Sevilla apoyaron el Alzamiento, tal y como consignó el general Queipo de Llano en sus memorias. Porque la iglesia de San Román, como tantas otras, fue pasada por el fuego. A ellos no les gusta quemar un cuartel de la Legión. No les gusta enfrentarse a enemigos fuertes. No, a ellos, como a ETA, les va el tiro en la espalda, la amenaza a la familia… O violar monjas, práctica muy extendida hasta la Guerra Civil, y que han realizado por igual protestantes, liberales, marxistas y anarquistas. Y claro, a ellos no les importa que en Ex–paña, desde la época de Felipe González, las fortunas más grandes del país, como Botín o Almodóvar, no paguen impuestos gracias a una ley societaria (SICAV) que así lo establece. En Francia y en Alemania existe algo parecido pero a condición de que una cantidad de sus beneficios sea invertida en el país. En Ex–paña no, están exentos de impuestos y no solo no invierten en el país, sino que van a los países del Tercer Mundo a explotar y robar, y cuando algún tiranuelo demagogo los expropia, ahí sí, ahí sí acuden a la “marca España”, cuando no tienen más patria que el dinero. Manchar la cruz y la patria como lo hacen fariseos varios hace un daño muy gordo, y esas actitudes deben ser denunciadas y combatidas ipso facto.

Con todo, en Córdoba no hay mezquita que valga. Aquí lo que hay es una fijación enfermiza, aupada y subvencionada desde arriba desde hace mucho tiempo. Y por desgracia, cada vez más envalentonada al no hallar una resistencia contundente y organizada, por lo que su piromanía comienza a chispear. De nosotros depende cambiar las cosas.






(1)Véase: Por la liberación de la Hispania Transfretana ocupada por el Islam ...

"EL EÓN EN SCHMITT Y DE ANQUÍN", POR ALBERTO BUELA.



El Eón en Schmitt y de Anquín


Alberto Buela (*)


Intentamos mostrar las diferencias que tiene la noción de aiwn en Carl Schmitt y en Nimio de Anquín. Aun cuando los dos autores comparten una misma Weltanschauung, sus conclusiones son diferentes: para el alemán el aiwn cristiano no pasó, para el argentino sí.


Ambos tienen varias y sustanciales coincidencias: Fueron coetáneos, Nimio de Anquín nació en Argentina en 1896 y Carl Schmitt en Alemania en 1888. Fueron filósofos, uno, el americano, más específicamente metafísico, el europeo del derecho y jurista. Los dos terminaron en la politología. Ambos fueron, en definitiva, stricto sensu pensadores católicos, ni progresistas ni conservadores, sino sólo y nada más que católicos, que incorporaron en su bagaje cultural una sabiduría bimilenaria.

Es probable que no se hayan conocido, aún cuando De Anquín estudió en Marburgo en 1926 y fue designado Doctor Honoris Causa por la Universidad e Maguncia. Y Schmitt en esa época vivía en Alemania, luego vivió en España, lugar a donde viajó más de una vez el cordobés.


Pero es probable que se hayan leído, porque los dos llegaron a publicar en la misma revista trilingüe Dinámica Social que durante los años cincuenta se editó en Buenos Aires. Además De Anquín cita a Schmitt, aunque el germano no lo hace con el argentino. Por otra parte ello es bastante lógico, dado que al tener los europeos el monopolio de la filosofía, casi nunca se honran en citarnos a “los bolitas”.1 No nos engañemos, el mundo boli, aún para las grandes cabezas europeas, sigue siendo una anécdota pintoresca y nada más.


Ahora bien, a estos lugares en común queremos agregar en esta meditación el tema del eón, que aparece en la obra de ambos.




El concepto de eón


El concepto llega al mundo griego desde la eschatología (escatoV) y no escatología (skatwV) que significa estudio de los excrementos, de la mierda. Nos llega desde los antiguos persas, desde la tradición de Zaratustra o Zoroastro.

El eón indica el concepto de grandes ciclos temporales pero no de tiempo cíclico, que es algo diametralmente distinto. Los eónes son unidades nonormalizadas de tiempo. Es decir, no indican un período de tiempo regular y establecido, pueden ser de mayor o menor duración uno de otro. Marca, de alguna manera, el ritmo eterno de los tiempos que están más allá o sobre el desarrollo histórico mundano.

Dejando de lado la miríada de corrientes gnósticas que han hecho del concepto de eón un amasijo incomprensible de opiniones de las más diversas, arbitrarias e irreflexivas, podemos decir del eón tiene como puntos de partida las grandes figuras históricas. Se toman regularmente a Zarathustra para significar el eón iranio, a Sócrates o Platón para el eón griego y a Jesucristo para el eón cristiano.

El término griego de eón es aiwn (aión) que significa duración casi ilimitada de tiempo. Su equivalente latino es aevum, que fue entendido como edad o época. El término eón se utiliza en geología y paleontología para indicar los larguísimos espacios de tiempo que ocupan las distintas edades.

El término pasó por distintas etapas, así en Homero (Ilíada XVI 453 significó “fuerza vital”; en los trágicos tomó el sentido de “duración” y finalmente en los filósofos vino a significar “eternidad”. Así en el Timeo 37d Platón contrapone los términos aión y chrónos de modo de resaltar la contraposición entre eternidad y tiempo. 2

Anotemos al pasar la vulgarización del término, hoy en Argentina la compañía petrolera Repsol-YPF, publicita a diario uno de sus aceites bajo el nombre de Elaión.

La opinión de Schmitt


El último representante del ius publicum europaeum, como gustaba ser considerado, hablando del imperio cristiano medieval sostiene que “El concepto decisivo de su continuidad, de gran poder histórico, es el de katechon. Imperio significa en este contexto la fuerza histórica que es capaz de detener la aparición del anticristo y el fin del eón presente, una fuerza “qui tenet”, según las palabras de San Pablo.....Unicamente el imperio romano y su prolongación cristiana explican la persistencia del eón y su conservación frente al poder avasallador del mal.” 3


En Schmitt el tema es claro, en este su texto más significativo, nos referimos a El Nomos de la Tierra, el eón es el eón cristiano que adquiere todo su sentido metapolítico como impedimento a la aparición del anticristo. Pero el nacimiento del eón cristiano está, de alguna manera, preconcebido en la fortaleza estoica del substinere, del saber soportar la adversidad y seguir luchando. Es por ello que Schmitt mismo se define como Epimeteo cristiano.4 Esto es, aquel que ha obrado y las cosas no le salen bien del todo. Hablando en criollo Epimeteo es el sufrido, el que transforma la penuria, el hambre, la fatiga, la discriminación, los inconvenientes más diversos en fortaleza.

Pero al mismo tiempo se produce una retroalimentación y ahora el estoicismo romano, en la figura de Séneca (4-65) o del poeta Lucano, recibe “del origen de nuestro eón, la luz tenue del suicidio estoico. Pero no es más que una luz lunar, como la de todos los intentos de una religión humanista, y no es capaz de construir formas sacramentales.”5

El suicidio entendido como el morir suave de los paganos al estilo de las plantas, es rechazado por Schmitt y reemplazado por el apotegma: Vollbringe, was du musst, es ist schon.(Cumple sin dilación con lo que debes cumplir). Es el perfeccionarse a sí mismo en el hacerse bueno a través de la práctica de la virtud, como misterio más profundo de la ética cristiana.

Con la aparición de la ONU y la espuria unidad de mundo propuesta, Schmitt se inclina a pensar en una salida a través de la creación de grandes espacios “un equilibrio de varios grandes espacios que creen entre sí un nuevo derecho de gentes en un nuevo nivel y con dimensiones nuevas”6 con lo cual afirma la posibilidad de vigencia del eón cristiano aún en el futuro, aunque no por mucho tiempo.

En este último aspecto retoma una vieja tesis según la cual la humanidad recorre en su despliegue el camino de los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Y así afirma: “Esto, referido a nosotros, significaría que hemos entrado en la edad del fuego, de las explosiones y del motor a explosión, y que de las cenizas de esta edad renacerá un ave fénix que señalará el comienzo de un nuevo eón”7

Así la unidad técnica del mundo hace posible la muerte técnica de la humanidad y por lo tanto se llegaría al punto culminante de la historia del ser humano. Reaparece así la idea del suicidio estoico como único sacramento “humano, demasiado humano” al decir de Nietzsche.




La opinión de De Anquín


El filósofo argentino se ha ocupado específicamente del tema del eón en un trabajo de 1971, titulado Argentina en el nuevo eón del mundo, publicado luego dentro de un volumen de ensayos titulado Escritos Políticos.

Para el autor el término eón significa “el mundo en el transcurso de su vida eterna, cumple una edad y asiste simultáneamente a la caducidad de todas sus instituciones, y entra en otra para recomenzar su existencia” 8

De entrada podemos observar como de Anquín adscribe a la visión de la eternidad del mundo, a su vez explicada por la ciclicidad eónica de la historia.

Se apoya para ello en un escrito juvenil de Aristóteles Peri FilosojiaV en donde el griego muestra su interés por los miles en números redondos del intervalo que expresan los ciclos naturales y necesarios de las verdades humanas.9

En el fragmento 6 de este escrito primerizo, Aristóteles traza un paralelismo entre Zaratustra y Platón que de Anquín va a retomar agregándole a estas dos figuras emblemáticas de los eónes iranio y griego la figura de Cristo como sede del eón cristiano. Y así sostiene que “el eón zarathústrico es teogónico, el griego es ontológico y el cristiano es teológico,”10 para continuar a renglón seguido con la afirmación que le da el tono a todo su trabajo: “Todas las circunstancias que nos rodean nos dicen que el eón cristiano ha cumplido su ciclo”.

De Anquín busca defender su tesis mostrando que la conciencia del hombre ha tenido dos huéspedes: el ser eterno greco parmenídeo y el Dios creador judeo-cristiano. Así el ateísmo contemporáneo al negar la existencia del Dios creador declara innecesaria su presencia. Otro factor concurrente es el reemplazo de la teología trinitaria por la teología liberal como la sostenida por Rodolf Bultmann en Nuevo Testamento y Mitología(1948), que propuso la eliminación de las afirmaciones mitológicas del Nuevo Testamento como punto de partida de una comprensión adecuada del mismo.

Va a sostener de Anquín que “el nuevo eón se ha iniciado ya, posiblemente hace cien años”. Ello lo ejemplifica con la aparición de tres obras de tres filósofos que serían algo así como la partida de defunción del eón cristiano. La Fenomenología del Espíritu de Hegel, la Política Positiva de Comte y el Manifiesto Comunista Marx y Engels.

Comienza así a producirse en la conciencia del hombre el desplazamiento del Dios creador por el regreso del Ser eterno. Este desalojo de un huésped por otro plantea el problema de la cohabitación de ambos en la conciencia del hombre occidental. En este sentido de Anquín sostiene que puede existir una cierta cohabitación entre el Dios ágape de los cristianos y el Ser eterno, porque la creatura “no se siente un desterrado del reino de lo divino” cosa que no sucede con el Dios judío y sus creaturas “donde no hay más contacto que el mando y la obediencia, no hay comunidad ontológica que posibilite una mediación.”11 Es que ignora la idea de participación, típicamente greco-cristiana.

“La gran palabra símbolo para la conciliación, va a sostener en su último trabajo, es participación. Repito que participación no es analogía, pues aquella es inteligible y pertenece a la ontología del Ser eterno inmanente; mientras que ésta es teológica y pertenece a la analogía equivocante del Creador trascendente”12

Esto quiere decir que entre el principio de dualidad radical e irreductible entre el Dios creador judío y las creaturas, por un lado, y el principio unívoco del Ser eterno greco parmenídeo, por el otro, no existe ninguna posibilidad de cohabitación en la conciencia del hombre.


El fin del eón cristiano se produce por el dualismo radical fundado en la lejanía del Dios creador y segundo por la restauración de la autoconciencia del hombre, producto de la filosofía hegeliana del Ser eterno. El símbolo de nuevo eón es el Zeus pantokrator que como nuevo César se apoderó de la libertad política del hombre. “Recojámonos en nuestro hogar y cuidemos allí el fuego sagrado de nuestra historia real... No hay otra amistad que la que podamos hallar en nuestros connacionales... No aceptemos la mano del poderoso pues es nuestro enemigo natural... Seamos implacables con los traidores a la Patria... Eliminemos de la formación de nuestros hijos los elementos irracionales que roen el alma de los jóvenes...Para templarnos ante el futuro y no amilanarnos ante algún dolor que suframos: Duro es el destino.”13




Conclusiones


De la exposición de los dos autores se puede colegir que el eón es un término de uso más o menos habitual en una época determinada, el período que va de los años cuarenta a setenta. Recordemos aquí al pasar el trabajo del filósofo mejicano José Vasconcelos titulado Nuestro Eón (1958) con fecha de publicación intermedia entre los dos comentados.


Tanto en Schmitt como en de Anquín el término es utilizado en su sentido metapolítico, esto es, como megacategoría que condiciona o crea las condiciones de la acción política.

En el jurista alemán el sentido del eón cristiano no ha perdido totalmente su vigencia y puede restaurarse a través de la creación de algún Gran espacio que se funde en la impronta cristiana, como podría ser el caso de un espacio suramericano.

En el argentino, éste sostiene el fin del eón cristiano, incluso puesto de manifiesto desde hace ya cien años, aunque deja abierta una puerta para la cohabitación con el ser inmanente que lo ha venido a reemplazar, recuperando su antiguo lugar, a través de la idea de participación que genera el Dios ágape.


Sus visiones de la historia son distintas, así Schmitt sostiene una visión lineal de neto corte cristiano, en tanto que de Anquín adhiere a la visión cíclica de la historia de raíz greco-irania.


En donde ambos coinciden es en el carácter no cristiano del cesarismo como típica forma de poder, y ante este nuevo César, la respuesta de De Anquín, sin él barruntarlo o a pesar de su postura filosófica, es la del Epimeteo cristiano de Schmitt. Esto es, está fundada en el saber soportar, en la fortaleza del substinere.


Finalmente hay que tener en cuenta que el fin de un ciclo o un período o un eón no es necesariamente el fin de los tiempos. Esto – el privilegio de unir el fin de un ciclo con el fin de los tiempos - sólo le corresponde al eón cristiano, con la parusía o segunda venida de Cristo.

Es por ello que no podemos hablar del fin de eón cristiano sin hablar del fin de los tiempos, porque el acontecer histórico tiene para el cristianismo un principio y un fin y sus hechos son singulares e irrepetibles, no es cíclico como en el mundo pagano del ser inmanente greco-parmenídeo.






(*) arkegueta, aprendiz constante, mejor que filósofo.


buela.alberto@gmail.com

 Disenso

¿QUIÉN SE ACORDARÁ?



Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?

Cuando la trémula mano
tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?

Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?

Cuando la campana suene
(si suena, en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?

Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?

¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
¿quién se acordará?


Gustavo Adolfo Bécquer 

miércoles, 19 de febrero de 2014

¿"ITALIANISMO" O IMPOSTURA?



Por Antonio Moreno Ruiz


Existe una postura/impostura muy generalizada por buena parte de la América Hispana y en especial en la Argentina que consiste en excluir el hispanismo por mor de un “italianismo” determinante y diferencial. Y digo “italianismo” porque no podemos hablar de “italianidad” en América, ya que la italianitá fue el sentimiento que surgió en el Renacimiento para unificar políticamente Italia y que acabó coronado en un baño de sangre liderado por los Saboya, ensañándose especialmente contra las Dos Sicilias. Con esto no estoy diciendo que la unificación itálica fuera mala per se, sino que ante tanta ignorancia e idealización, conviene refrescar la memoria, porque asimismo, tres cuartos de lo mismo acontece con el falso españolismo de las Cortes de Cádiz y compañía. Pero bueno, este “italianismo” (por llamarlo de alguna manera) probablemente, tiene que ver también con que Italia reconoce más y mejor a sus descendientes que España, en donde se regala la nacionalidad a toda serie de gentes “exóticas” y se desespera con visados a directísimos descendientes de españoles. Empero, si les sirve de consuelo, el estado español asfixia igual o peor a la que se supone que es su población.

Sin justificar estos incomprensibles desmanes burocráticos, lo cierto es que si, por ejemplo en la Argentina hay quien se cree diferente por ser italiano y no hispano está en un error mayúsculo. Los próceres republicanos, odiando lo criollo, lo mestizo, lo indígena y también lo negro y lo mulato que formaba parte del Río de la Plata, intentaron cambiar la faz del país hasta sus últimas consecuencias. El ejemplo más desgarrador de este auto-odio fue Domingo Faustino Sarmiento, quien en su obra Facundo, cargada de odio, habla de exterminar a los indios (1). La idea era repoblar la Argentina y en especial, despojarle de su carácter hispano. Por eso se fomentó la inmigración masiva. Pero claro, ellos nunca se esperarían que, en su odio a lo latino, amén de armenios, judíos, árabes, alemanes, anglosajones o balcánicos, la primera comunidad inmigrante fuera la italiana y la segunda la española.

Con todo, aquí estamos hablando del ámbito porteño. Esto no aplica a las provincias, donde la inmigración fue mucho más repartida y donde se encontró con un fortísimo elemento criollo. El folclore argentino es santo y seña de una hispanidad latente. La misma forma de hablar de las provincias tiene muchos ecos de arcaísmos castellanos y de tonadas del sur de España. No tiene la tonada italianizada en absoluto. Asimismo, si se piensa en el tango como una creación europea, se yerra. El tango como tal es una música de negros de Cuba, que llega a la Argentina y a Andalucía a través de La Habana y con diferentes mezclas adopta las formas actuales. En Andalucía entra en el repertorio flamenco, en Argentina se añaden bandoneones y coreografías distintas, pero la matriz rítmica es una matriz de negros acriollados, por así decirlo (2). De hecho “tango” lleva la desinencia africana “ngo” que se repite en otros vocablos musicales como “fandango” y “milonga”. Otras palabras de nuestro acervo musical también se delatan así: Zambomba, zarabanda, cumbé… No porque sean productos directamente importados del África, sino porque, antes de hacerse criollos con una rítmica propia y característica de africanos aculturados, también se habían andaluzado. Si América no se entiende sin España, concretando más, menos aún se entiende sin lo andaluz y lo canario. Por eso, también las músicas del sur ibérico y de las islas afortunadas están tan acriolladas; factor que hoy, por fin, empieza a ser reconocido y reivindicado en contra de los tópicos que buscaban vanos exotismos. (3) No sólo España influenció: España también se influenció.


En efecto, el italiano, en el ámbito porteño, ha dejado mucha influencia. En la tonada, sí. En la lengua propiamente dicha, más en la jerga o lunfardo que en el lenguaje normal, porque en verdad los italianos estaban más preocupados por aprender español que otra cosa, y la lengua nacida en la Toscana no ha pervivido. De hecho, todavía no he encontrado un argentino que pronuncie bien el italiano, y el último caso que he visto es el Papa Francisco. Y bueno, el italiano se ha mezclado bastante. ¿Cuántos argentinos no son nietos de italiano y española y viceversa? Damas y caballeros, España recibió mucha inmigración irlandesa desde el siglo XVII a principios del XIX, contando éstos con gran influencia en el ejército y la política, y no cambiaron la cultura ni los fenotipos. Por eso, amén de que es imposible el “italianismo”, menos lo es el “prusianismo” de ciertos chilenos. Porque amén de la colonia alemana, la base étnica chilena está en la mezcla de lo español (concretamente, una gran influencia extremeña y vasca, amén de que su forma de hablar es muy andaluzada) y lo indio. Guste más o guste menos, la realidad es que un chileno es más parecido a un peruano y un argentino a un paraguayo que a cualquier europeo, máxime a los ojos de los propios europeos con los que dicen identificarse tanto. Mismamente en Sudamérica, posiblemente un correntino tiene más en común con Asunción que con Buenos Aires, un mendocino, con Chile que con Argentina, o un guayaquileño antiguamente tenía más vinculación con Lima que con Quito, y así un larguísimo etcétera. Claro que todo esto fue antes de las divisiones republicanas, y a día de hoy, con una obtusa mentalidad de nación-estado, cuesta ver. Pero más tarde o más temprano, la realidad se hace evidente. Los Estados Unidos, por más variopinta mezcla que tengan, no han perdido su carácter anglosajón. No obstante, con el fetichismo nórdico de tirios y troyanos, parece que esto se antoja más comprensible y deseable… E incluso desde España, que desde todos los frentes se empeña en propagar y hasta financiar el antihispanismo.

Es cierto que en Argentina sí se cambiaron las cosas ante un país despoblado, pero es que por matemática básica: Contando con el factor criollo y contando con que la segunda colonia más numerosa de inmigrantes fue la española, lo italiano no es predominante. Además, es muy curioso que en Hispanoamérica resalten un ascendiente italiano como si eso fuera totalmente diferencial de lo español. Será la teoría del teléfono malogrado, o será el atrevimiento de la ignorancia, pero es que resulta que amén de seis siglos de dominación romana de Hispania, luego más de la mitad de Italia perteneció durante cinco siglos a la Corona de Aragón. Asimismo, hubo consulados genoveses en Sevilla y Cádiz, así como hubo multitud de españoles repartidos por la península italiana y Sicilia. Hispanos e itálicos nos hemos estado mezclando durante once siglos, y hasta el siglo XIX hubo napolitanos sirviendo en la armada española. De hecho, decir que en el siglo XVII, por ejemplo, un napolitano o un siciliano eran “italianos” es en verdad un anacronismo, porque amén de su geografía, eran súbditos de la Corona de Aragón, y por tanto, formaban parte de las Españas.

Con todo, a un italiano le es más fácil adaptarse a España que a cualquier país hispanoamericano. No parece que los italianos pretendan ser la madre patria de la Argentina, más bien le cae mal eso. Vayan y pregunten si no me creen. Aunque mucho me temo que el entendimiento no será fácil, ya que aunque cada vez hay más italianos que aprenden nuestra lengua, todavía no son tantos.

 Y en todo caso, el “italianismo” no es aplicable a las provincias, reiteramos, o sea, algo más de la mitad del país, cuyas costumbres parecen más españolas que en la propia España, tal y como pasaba hasta no hace mucho en las familias criollas del Perú o de tantos otros pagos hispanoamericanos.

Y ahora tenemos otro factor: De nuevo vuelve la emigración española a Hispanoamérica, y Argentina no es una excepción, sino que al contrario, al tener muchos españoles lazos de sangre, allá recurren. Al igual que en su día hizo José de San Martín, que si bien nacido en Yapeyú, hizo toda su vida en España, sirvió veintidós años en su ejército, y hasta para volverse contra su patria y su rey, y para dividir y separar a un Perú que tenía un nivel de vida y una estabilidad política como no se conocía en Europa,  lo hizo en camaradería con el virrey La Serna, que al igual que él, era un liberal español. Por eso San Martín le dijo: “Los liberales del mundo somos hermanos en todas partes y queremos preparar en este hemisferio un asilo seguro para nuestros compañeros de creencias”. (4) Y es que por desgracia, el no querer nada de España es algo muy español, así que si en eso algunos creen distinguirse, hacen todo lo contrario. Y los que quieran seguir su odio a España con chistes de gallegos (5), han de saber que se basan en algo completamente falso, pues si algo caracteriza al gallego es su astucia y capacidad de trabajo y adaptación. A vueltas con teléfonos malogrados…

Así las cosas, aclaro que nada tengo contra los italianos. Son nuestros primos hermanos en Europa y de encontrarnos en un país nórdico parecemos compatriotas. Cuando estuve en Roma, la ciudad más maravillosa del mundo, condensación de la civilización y centro absoluto de la Cristiandad, me sentí en casa, y nunca me he sentido extraño entre mis amigos italianos. Lo que quiero decir es que estoy en contra de la impostura hispanófoba, así como bramo contra la burda manera en que España trata a sus hijos. Eso tiene más culpa del “italianismo” que otras cosas, todo hay que decirlo. No obstante, mis queridos amigos y hermanos en la Hispanidad, reconozcan su criollaje, el barco ya se fue. La Hispanidad es espíritu, como decía el español Ramiro de Maeztu, refrendado por el portugués António Sardinha y por el peruano Rafael Cubas Vinatea, entre otros, y en la Argentina, como en buena parte de Hispanoamérica, amén del espíritu queda mucha sangre y cultura, lo cual empieza en el idioma y sigue su recorrido por otros muchos ámbitos. No hay determinismo étnico que valga como separación absoluta forjadora de nacionalismos excluyentes, siempre divisores. Hispania fue una obra de Roma y América fue una obra de España, en ambos casos, se produjo interacción y adaptación, como mandan los cánones de la civilización grecolatina. Entendiendo esto, entenderemos la identidad de una comunión de pueblos diversos destinados a forjar una gran patria, la patria que ya fue y la patria que puede y debe ser.








(1) Véase: El Pensamiento de Sarmiento, de Martín Maglio - FMM Educación



(2) Tema ampliamente estudiado y contrastado por los hermanos Hurtado Torres en su excelente libro La llave de la música flamenca, de Signatura Ediciones.



(3) Algo que un servidor ha reivindicado en una conferencia dictada en el Centro Español del Perú: “La influencia hispanoamericana en el flamenco”. El contenido está disponible en Conferencia: "La herencia hispanoamericana en el flamenco".



(4) Sobre este particular, véanse:

San Martín y la extraña toma de Lima | Fénix News






Entrevista en la Hacienda de Punchauca - bloqueo de lima en la ...





RAIGAMBRE: PANCORVO, EL PERÚ Y LA HISPANIDAD





(5)Véase: De tópicos y gallegos - Dignidad Digital | Diario Digital Católico ...

martes, 18 de febrero de 2014

PRESENTACIÓN DE LA SOCIEDAD CULTURAL HISPANO-RUSA



Varios integrantes de "Raigambre" son artífices de este novedosa y prometedora iniciativa que siempre hallará un hueco en esta revista cultural hispánica. Pasen y vean:


CLAMANDO AL CIELO



"No es lícito olvidar a los que gobiernan las naciones o dictan sus leyes que es obligación de la autoridad pública defender, con las adecuadas leyes y penas, la vida de los inocentes, y esto tanto más cuanto menos pueden defenderse por sí mismos aquellos cuya vida es puesta en peligro y atacada, entre los cuales se hallan en primer lugar, sin duda alguna, los infantes encerrados en las entrañas maternales. Y si los funcionarios públicos no sólo no defienden a estos pequeñuelos, sino que con sus leyes y disposiciones permiten, más aún, los ponen para ser muertos en manos de médicos o de otros cualesquiera, recuerden que Dios es juez y vengador de la sangre del inocente, que desde la tierra está clamando al cielo"

S.S. Pío XI

LA RUSIA CRISTIANA PUEDE SALVAR A EUROPA Y AL MUNDO

"Ésta es la familia", dijo Alexei Komov, Presidente del Congreso Mundial de la Familia y Embajador ruso en la ONU, mostrando esta "matrioska" en el Simposio "RUSIA Y EUROPA. EL DESAFÍO DEL TERCER MILENIO" celebrado recientemente en Rovereto (Trento, Italia).
 
 
El presidente del Congreso Mundial de la Familia y embajador en la ONU, Alexei Komov, intervino en Rovereto en el simposio “Rusia y Europa. El desafío del Tercer Milenio” recientemente.

 
Texto original de Marika Poletti.
Traducción al español: Manuel Fernández Espinosa


Quedan muy lejos los tiempos de la Guerra Fría y no hay misiles en la costa de Cuba y, sin embargo, el choque entre Occidente y Rusia continúa, pero ahora cambia totalmente de perspectiva. Del "sin Dios", Rusia ha pasado a erigir millares de iglesias, monasterios y lugares de culto, defiende la sacralidad de la familia y no se esconde tras lo "políticamente correcto": se debe hacer lo que vale y es justo, sin preocuparse de críticas e instrumentalizaciones. Esto es a lo que atienden quienes quieren guiar a un pueblo, a una nación y, se debe servir, ser modelo para otros.

Sobre estas coordenadas, el Embajador Alexei Komov, intervino el sábado en Rovereto (en Trento, Italia) en el simposio "Rusia y Europa. El desafío del Tercer Milenio" y fue muy claro: “Occidente está a merced de una nueva y visceral recrudescencia del totalitarismo, suma de la búsqueda de nuevas formas de ocultismo y de un homosexualismo desenfrenado".

Durante 70 años un régimen comunista y ateo asesinó a millones de personas y centenares de miles de cristianos y personas religiosas fueron masacrados, confinadas en los Gulags y perseguidas. “Ahora – afirma Komov – ese mismo país, Rusia, es testigo de una renacencia espiritual con más de 30.000 iglesias, 600 nuevos Monasterios y construiremos 200 iglesias de nueva planta solo en Moscú”. Y han sido, ante todo, los jóvenes los que tornan a la iglesia y a Cristo, prosiguió dicendo el embajador. Éste subrayó que “Occidente, al igual que hace unas décadsa tenía que contraponerse a la potencia soviética y a su materialismo histórico, se encuentra ahora en el deber de contraponerse a una nueva fe que pisa fuerte, esa que afirma que el hombre supremo no necesita a Dios".

¿Como es posible -se preguntaba Komov- que un 2% de homosexuales puedan tener tamaña influencia sobre la cultura actual en Occidente? “Respeto a los homosexuales o transexuales -dijo- pues debemos siempre separar el pecado del pecador. El pecado sempre será condenado y el pecador puede ser perdonado. Debemos seguir el Evangelio y no admitir medias tintas".

Muchos estudiosos de la conducta de masas han analizado la dinámica de control y manipulación de la población y la mentalidad de ésta. Ahora bien, es muy fácil y no se necesita ni siquiera un conocimiento sociólogo para entender cómo los medios de comunicación están laborando con ahínco en el juego para nivelar hacia abajo. Komov recuerda que, por término medio, un niño se encuentra a merced de la televisión y de Internet algo así como 6 veces más de lo que está en la escuela e incluso 20 veces más, en comparación con el tiempo que pasa con sus padres.

Hemos asistido en nuestra época al paso del concepto de "mi madre: mi primera maestra" al de la TV como agencia "docente", aspecto que han venido a transformar muy pronto los medios de comunicación en un órgano vital para el control ideológico. No hay que extrañarse, por lo tanto, de que el Gobierno ruso haya promovido leyes que prohiben la propaganda homosexualista dirigida a los niños, así como toda forma de publicidad de las prácticas abortistas.

Por supuesto que, con esto, no será suficiente para una revolución tradicional alrededor, pero la promoción de un modelo positivo y la implantación de un sistema orgánico de valores son la condición indispensable. Tambien por eso Rusia invierte en políticas a favor de la natalidad, con un cociente de 2'1 hijos por mujer. Son numerosas las medidas adoptadas por el gobierno ruso. Aproximadamente 10.000 dólares por el segundo hijo y tierra para la familia con más de 3 hijos.

Komov admite que se ha hecho mucho en tal sentido, pero que todavía quedan muchas batallas que encarar, también gracias a la colaboración de estructuras y asociaciones pro-vida en territorio ruso. Es justo lo contrario de lo que sucede en Europa, donde la militancia en varias formaciones en defensa de la vida es estorbada por la gran parte de las administraciones, así como vistas como una fastidiosa mosca cojonera.
 
El Embajador recuerda que el papel de la iglesia y de estos grupos debe ser considerado fuente de riqueza, crecimiento y desarrollo. Y agradeció públicamente a su padre espiritual, Dimitri Smirnov, también fundador del Movimiento Pro-vida Ruso, hoy fuerte y activo. Los abortos están en retroceso gracias a la actividad del gobierno ruso y del movimiento pro-vida, pero sobre todo gracias a la gente, al pueblo, que comprende que el aborto siempre es un homicidio.
 
La imagen más hermosa de la aplaudidísima intervención del Embajador la ofreció éste, cuando sacó una muñeca rusa (una matrioska) que representaba un hombre en cuyo interior había una mujer con 5 niños: "Esta es la familia", afirmó Komov una vez mostrados todos los componentes de este núcleo ideal (en la foto del enlace original en italiano se muestra esta simpática matrioska). Según una reciente indagación, el 77% de los rusos cree en DIOS, el 69% está bautizado por la iglesia cristiana ortodoxa, el 5% es musulmán y el 4% pertenece a otras confesiones como católicos y protestantes u otras religiones: como hebreos y budistas. El 90% de rusos cree en la familia tradicional. El pueblo ruso está convencido de los valores de la familia natural.

Una llamada, en fin, a la responsabilidad y a la unidad frente a las amenazas que avanzan: muchas cosas pueden dividirnos, pero muchas otras más importantes son las que nos unen en una batalla en defensa de nuestra Tradición, de nuestra Identidad y de los valores fundamentales que nos hicieron grandes en la historia.

Fuente original en italiano: NOTIZIE PROVITA

lunes, 17 de febrero de 2014

EL VALIENTE PUEBLO HÚNGARO

-Artículo publicado a nuestro integrante Antonio Moreno Ruiz en "La Razón Histórica", prestigiosa revista hispanoamericana de Historia de las Ideas dirigida por el Dr. Sergio Fernández Riquelme. Pasen y vean:



25.3. El valiente pueblo húngaro.

Antonio Moreno Ruiz




La globalización se impone por métodos de asfixia. Y bueno, no es que sea malo el avance de las comunicaciones y la tecnología, pero veamos más detenidamente: Se pondera mucho la economía alemana, ¿pero qué pasará el día que los chinos dejen de comprar cosas relacionadas con la industria automovilística? Permítasenos el simplismo, pero todo iría cayendo como un castillo de naipes. Así como los banqueros alemanes, al estado emitir papel-moneda a mansalva al poco tiempo de la caída del infame muro de Berlín, se vieron con un excedente que no sabían dónde colocar, y hemos ahí la génesis de los préstamos tan alegres por el Mediterráneo, cuya global consecuencia, bajo la atenta mirada de los Estados Unidos, pagamos y pagaremos hasta que el cuerpo aguante.

Irlanda, una nación que, cuando los británicos han dejado de masacrarla, se mostraba como una de las más prósperas de Europa, tenía un inconveniente: Su legislación era contraria al aborto. La única que quedaba en Europa. Pero para eso tenemos una Constitución Europea que si hay europeos que con sus votos no la quieren (Como holandeses, franceses e irlandeses), no pasa nada, imponemos un segundo referéndum y así sale. O por las buenas o por las malas. Con los suizos de momento no han podido, pero tiempo al tiempo… Y Hungría no iba a escapar a ello. No escapó Polonia, cuando en estos años se reafirmaba como católica y anticomunista y se negaba a poner en su sistema educativo las barbaridades habituales de la Europa moderna mientras reafirmaba sus valores patrios. Llegó el frenazo, frenazo de los magnates de una anticivilización de antivalores que quiere expulsar a toda costa lo sagrado/trascendental de la vida pública como sea. Y resulta que en el 2011, Hungría, teniendo como presidente al nacionalista conservador Viktor Orban (De FIDESZ, la Unión Cívica Húngara), sanciona una constitución que dice cosas que ya no se ven en Europa.

Por ejemplo, con respecto a sus símbolos: “Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban, santo patrón de Hungría desde hace mil años, haya fundado nuestra patria sobre sólidos cimientos incorporándola a la Europa cristiana”.

Con respecto a la vida: “La vida fetal y embrionaria será protegida desde el momento de su concepción”. 

Con respecto a la religión: “Las religiones tienen derecho a estar presentes en el espacio público, ya sea para celebrar ceremonias o hacer proselitismo”.

Con respecto a la familia: “Sostenemos que la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra coexistencia y que nos cohesionan valores como la fidelidad, la fe y el amor”.

También incluye la tutela del estado húngaro sobre las minorías magiares que habitan en otros pagos de Europa , considera a los dirigentes del Partido Socialista Húngaro (Los antiguos lacayos de la URSS) como “responsables de crímenes comunistas cometidos hasta 1989, con carácter retroactivo”; introduce medidas drásticas para acabar con el infanticidio y, al alimón de la Asamblea húngara, también señala que la población reclusa del país tiene la obligación de trabajar como modo de pagar los gastos de su manutención y como método de reinserción social.

Y claro… ¿A quién se le ocurre tener como marco político eso, en esta Europa de despachos de Bruselas que no elige nadie, donde el incontestable ideal radica en aleccionar a los niños sobre cómo masturbarse o de cuántas opciones sexuales tan legítimas hay??¡¡A quién se le ocurren estas cosas!! La palabra “fascismo” se expande como temblor generalizado como absoluto temor progre-liberal…

Ipso facto, la izquierda pretendió movilizar a la opinión pública para salir a la calle en defensa de la “libertad” y en rechazo de la nueva constitución, calificada como “autoritaria y nacionalista”. El eco fue escaso. Con todo, lo importante no es la movilización de los de siempre (Financiada por el capitalismo liberal, por supuesto); el tema está en que actúan como avanzadilla del FMI. Porque en este nuevo marco constitucional húngaro, se limitan los poderes del Tribunal Constitucional en beneficio del parlamento, subordinando el banco central al poder político y apostando por una política monetaria propia. Fiscalmente, se fija un único tipo impositivo del 16%, pero la recaudación pública se complementa con los impuestos sobre los bancos y multinacionales extranjeras que operen en suelo magiar. Por eso la izquierda se movilizó tan pronto, y sus amos del FMI apenas esperaron, y muy pronto un ataque especulativo fue lanzado para provocar una importante caída de su cotización frente al euro. La histeria hipócrita y mentirosa de los medios de comunicación se lanzó contra el Danubio como una jauría de hienas hambrientas.

La burocracia de Bruselas continuó con amenazas. Viktor Orban decía en principio que “nada ni nadie en el mundo puede decir a los diputados electos por el pueblo húngaro que leyes pueden aprobar y qué leyes no”. Desde otra perspectiva, el Jobbik (Movimiento por una Hungría Mejor) de Vona Gábor acabó votando en contra porque no se contemplaron sus propuestas de ampliar la política de nacionalización sobre sectores estratégicos para los intereses húngaros. Asimismo, acusa a Viktor Orban de ser en verdad débil ante el FMI, de no emprender un cambio de modelo económico profundo, temiendo que al final ceda a algunas de las presiones extranjeras. El Jobbik también se posicionó en contra de la ley electoral incluida en el texto constitucional, según la cual el partido más votado en las generales es compensado con una cantidad de escaños que aseguran su poder total durante los cuatro años de legislatura, “algo que nos recuerda al comunismo”…. Dizque Orban acabaría cediendo, que había que ampliar y fortificar la política nacional…. Y es que, ¿acaso sería la primera vez que un conservador recula ante el canguelo? No olvidemos que la izquierda no crece sino allá donde el liberalismo plantó bien su semilla.



Con respecto al Jobbik, no creamos las mentiras de los medios de ¿comunicación?, a las que tristemente nos hemos acostumbrado. Jobbik se define como monárquico y cristiano y sus emblemas principales están directamente relacionados con la tradición húngara, a saber, la cruz de San Esteban, la bandera nacional y la bandera de los Arpad. Son antisionistas, por supuesto, y denuncian el papel de los oligarcas sionistas en su país, así como los crímenes de bandas mafiosas extranjeras y/o de gentes que llevan siglos en aquella tierra pero se niegan a adaptarse, pero no son racistas ni “antisemitas”, pues el Jobbik ha celebrado festivales de amistad árabe-magiar, y recordamos a los manipuladores que usan el término que el 97% de los semitas son árabes. Asimismo, está estableciendo una línea geopolítica de entendimiento con los pueblos asiáticos.



Pocos pueblos más sufridos hay en Europa que los húngaros. Tras la terrible Segunda Guerra Mundial, fueron entregados a la tiranía comunista teledirigida desde Moscú, bajo el régimen de la República Popular Húngara. Trágica paradoja, pues nada más impopular ha habido en su historia. En 1956, este valiente pueblo no dudó y se levantó contra esta terrible dictadura, abatiendo las estatuas de Stalin y desafiando a los poderosos tanques soviéticos, dando una portentosa y heroica lección de dignidad. ¿Y qué hizo esa Europa tan moderna y tolerante? La izquierda aplaudía el terror y la masacre de lo que consideraba el paraíso en la tierra, la derecha liberal callaba como prostituta cobarde y cómplice. El único país occidental que de verdad apoyó esta legítima revuelta popular fue España, llegando hasta a ofrecer tropas, cosa que los patriotas húngaros recuerdan con gratitud, emoción y cariño. El cantautor italiano Leo Valeriano se quejaba amargamente en su canción “Budapest” de la complicidad de los burgueses occidentales y alababa la dignidad de los magiares. Alexander Solzhenitsyn, el gran intelectual ruso, hablaba en El error de Occidente que el fallo frente al comunismo era la pérdida del combate cultural, esa especie de moralidad superior con la que los comunistas –antecesores directos de nuestros progres- contaban en Europa que no era coherentemente contestada. De hecho, todavía continúa esa mórbida fascinación por los tiránicos especímenes, de Europa a Hollywood. Antes era Fidel Castro, ahora es más con el recién finado Hugo Chávez y toda su caterva; patología que llega a afectar a buena parte de la “extrema derecha” española…. Y sin embargo, muchos pensaban que se trataba sólo de un enfrentamiento político-militar; otros temían que el Pacto de Varsovia acabara arrasando todo con los mismos tanques de Budapest… Pero nadie contaba con la mutación y la irrupción progre…. Que ha llegado hasta China y Vietnam, mientras que Corea del Norte se mantiene en su comunismo hereditario, pareciéndose en eso a Cuba. Con todo, Solzhenitsyn también dejó dicho que “al negarnos a aceptar un poder superior inmutable que nos supera, hemos colmado el vacío a golpe de imperativos personales y, súbitamente, nuestra vida se ha vuelto espeluznante”; y "la precipitación y la superficialidad son las enfermedades crónicas del siglo."

Y es que es lo que decíamos al principio de nuestro artículo: La globalización se impone por la asfixia. Los magiares no podrán defender su independencia porque tienen todo un entramado mundialista contra ellos. Tampoco han podido irlandeses o polacos. No pudieron los serbios con respecto a Kosovo, cuya separación firmaron las barras y las estrellas de Clinton a Bush. Nosotros con Gibraltar ya vemos… Y ojo con los separatismos, por más que estén acaudillados por oligarcas cleptómanos y embusteros…

Todo lo que pueda sonar a Cristiandad será combatido por el Nuevo Orden Mundial, con la complacencia de una población consumista y estupidizada. Estados Unidos y su financiado estado sionista, con los jeques de la Península Arábiga y una Turquía con delirios de imperialismo otomano, siguen inmersos en una absurda carrera belicista que va desde el Próximo Oriente a los extremos del Pacífico, favoreciendo siempre al islamismo. La Unión Europea no es más que una colonia de tercera en este entramado. Por la contra, Rusia es el único país con poder soberano para no comulgar con ruedas de molino, y por ello no parece vacilar frente a las presiones homosexualistas o a la profanación de iglesias, así como cada vez introduce más medidas en contra del infanticidio. Rusia tendrá muchos fallos pero hay cosas por las que no está dispuesta a pasar. ¡Quién nos lo diría! Y sin embargo, Europa, que es su continente natural y que de hecho, debería fomentar su alianza e integración, le veda las puertas, favoreciendo mucho más al Magreb y a Turquía.

Sin duda, la situación es difícil, pero siempre hay esperanza. Dizque muchos magiares parecen tristes, desesperanzados. Después del comunismo pasaron a un capitalismo salvaje que no ha hecho más que continuar su empobrecimiento. No gozan de libertad pero aun así, levantan la cabeza y quieren mostrarse orgullosos como húngaros frente al mundo. Este valiente pueblo no debe renunciar a su identidad ni a sus valores, al contrario, debe defenderse con uñas y dientes. Por lo pronto, ya es un ejemplo a seguir. Al final, con fe, vencerá.

LA PROFECÍA DE MAGALLANES



"El mar estaba inquieto, el cielo oscuro
por nubes cenicientas apagado,
con fulgor inseguro,
empezaba a asomarse la alborada;
cerrando los Confines de Occidente,
brotaban de las sombras lentamente
las titánicas cumbres de los Andes,
y en toda su hosquedad Naturaleza
mostraba la magnífica fiereza
con que sabe vestir los hechos grandes.

Y entre esa majestad, sobre las olas
que el continuo vaivén tornaba pálidas
las cuatro carabelas españolas
se alzaban atrevidas y gallardas;
sobre la inmensa superficie solas,
las quillas en el mar, la enseña al viento
lanzaban en su arrojo un desafío
al oscuro nublado, al mar bravío,
al ígneo rayo y al ciclón violento.

¡Jamás ante el poder de un elemento
temblaba aquella Raza de titanes!
Hasta el mar cuando fiero se alborota
humilla su poder ante una flota
como aquella de Hernando Magallanes.

El era su Almirante. Sobre el puente
de la nave izadora de la enseña
iba el bravo marino, alta la frente,
la mirada aguileña
escrutando orgullosa el Occidente:
es que allá, separados los pilares
que forman la gigante cordillera,
dejaban paso abierto hacia otros mares,
es que la audaz quimera
que en su mente genial alentó un día
ante la faz de la Creación entera
proclamando su gloria se cumplía...

Magallanes habló; sus ojos de ave
brillaban encendidos de entusiasmo,
los bravos marineros de la nave
le escuchaban hablar, mudos de pasmo,
y aun las nubes que en lo alto se cernían,
y hasta el agua sin fin del mar Atlante
absortas parecían
escuchando la voz del Almirante.

–¡Ya es hora! –dijo–. ¡Un mundo nos espera
tras del que hoy se divide a nuestro paso¡
Sigamos nuestra ruta aventurera
por los mares ignotos al acaso!
Es infinito el mar, la vida corta,
nuestro poder, pequeño,
¡pero no os arredréis! ¿Qué nos importa
que se acabe la vida en el empeño?
¡No importa que muramos! Las estelas
que dejan nuestras raudas carabelas
jamás han de borrarse; por su traza
vendrán para buscar nuevos caminos
otros bravos marinos
de nuestra Religión y nuestra Raza;

De España y Portugal, la raza ibera
cuyos hijos, unidos como hermanos,
a la sombra van hoy de una bandera;
portugueses e hispanos,
bogamos juntos tras la misma suerte...
Españoles, ¡quién sabe si algún día
se unirá vuestra Patria con la mía
en un lazo de amor eterno y fuerte!

Calló; todos callaban
de solemne estupor sobrecogidos;
los bravos corazones palpitaban
con rápidos latidos,
y tendiendo los brazos a Occidente,
por donde un nuevo mundo aparecía,
el marino vidente
acabó la asombrosa profecía:

– Esas costas y esotras cordilleras
también serán iberas
cuando naves de Iberia con sus quillas
surquen aquel Estrecho que allí asoma;
desde las dos orillas
les darán parabienes en su idioma...
¿Qué importa nuestra muerte si con ella
ayudamos al logro de este sueño?
Si la muerte es tan bella,
¿qué importa sucumbir en el empeño?..
¡Adelante, hijos míos!
–gritó transfigurado, el Almirante–.
Y los cuatro navíos
temblaron a las voces de: –¡Adelante!..

Hincháronse las velas;
en el mástil derecho
la enseña tremoló, las carabelas
embocaron audaces el Estrecho...
Y entonces, estallando de repente
la fiera tempestad que amenazaba,
rugió por los espacios imponente

Cual monstruo colosal que se destraba;
aullaba el huracán, el mar bramaba
alzándose feroz en ronco estruendo
y la Creación entera parecía
que presa de pavor se estremecía
ante el empuje del ciclón tremendo.

¡Era un himno triunfal que nubes y olas
con su música fiera
cantaban a las naves españolas,
embajadoras de la Raza Ibera!"


José Antonio Primo de Rivera