Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor
Mucho
me habían hablado de la serie “Narcos” de Netflix y no prestaba demasiada
atención hasta que un buen día me dio por verla y me enganché. Pero pronto la
bofetada de la realidad pudo a la ficción.
“Narcos”,
como serie, lo tiene todo para triunfar. Buenos paisajes, buena fotografía,
buenas caracterizaciones, buena acción… Se nota que se han gastado el dinero a
base de bien. El actor brasileño Wagner Moura (el capitán Nascimento de “Tropa
de Élite”) encarna a Pablo escobar. Y es un gran actor, pero aquí nos
tropezamos con un obstáculo, porque imitar el acentico paisa y más para Moura,
que no hablaba español poco antes de la serie, se antoja misión imposible. Acentos
como el paisa colombiano o el andaluz occidental son de los más difíciles de
imitar incluso para actores que tienen la lengua de Cervantes como nativa.
Sea
como fuere, para gustos los colores. Habrá gente que el tema interpretativo lo
valore más, otros que lo valoren menos, etc. No obstante, lo que sí me parece
preocupante es cómo muy pronto empieza la serie a quitarse la careta gringa.
Supuestamente “basada en hechos reales”, como nos tienen acostumbrados en sus
películas, documentales y etc., un agente de la DEA va contando cómo fue la lucha
contra el narcotráfico en los peores años de Pablo Escobar y compañía. En
principio parece curioso, pues es como si escuchásemos a un estadounidense su
parecer sobre los hispanoamericanos. Pero muy pronto, la trama discurre sin
mentar cómo la CIA asesinó a cierto agente cuando descubrió que el dinero de la
droga era usado para tejemanejes en Centroamérica. Que si los comunistas eran
malos (que lo eran, y mucho), la contra no era mucho mejor. Y la droga es mala
la trafique quien la trafique. A ver si en esto también va a haber
“partidismos”.
No
cuenta, asimismo, cómo desde Estados Unidos se maneja el dinero de la droga; cómo
sus bancos son mudos, cómo actúan los paraísos fiscales. Y como se preguntaba
el escritor colombiano Gabriel García Márquez, ¿cómo es posible que millones de
drogadictos tengan su dosis diaria sin problemas de abastecimiento? ¿O es que
nos tenemos que creer que hay muchos despistes y por eso entra tanta droga para
abastecer a millones de personas?
Hablando
de García Márquez, “Popeye”, uno de los principales sicarios de Pablo Escobar,
siempre ha dicho (y García Márquez en vida nunca lo desmintió) que el escritor
caribeño fue su contacto con la dictadura castrista, con quien mantenían
pingües beneficios. Supongo que ahora, con la amistad entre Obama y Raúl, todo
irá a mejor…
Luego,
otra cosa es presentar la supuesta cara honesta de políticos colombianos. Curiosamente,
los que más colaboraron con Estados Unidos. Políticos pusilánimes y corruptos
que dejaron pasar todo y entregaron en bandeja su soberano espacio a unos
Estados Unidos que en verdad “actuaron” cuando se dieron cuenta que había un
dineral que no podían controlar, “libre de impuestos”. Los anglosajones y el
“libre comercio” desde el siglo XVIII es lo que tienen: El comercio/mercado es
libre cuando les favorece a ellos. Bueno, y eso por no hablar del interés narco
que había en multitud de políticos, no sólo en los más escandalosos. Y que
sigue habiendo. Y ahora, con el triángulo Santos-Maduro-Castro, no ha sido sino
un balanceo a la izquierda de todo aquel maremágnum. Sin duda la violencia le
sale muy rentable siempre al rojerío. Y el ¿libre mercado? siempre gana con el
Tío Sam, que cuando le parece, hace guerras preventivas. Pero no las hace con
el Estado Islámico, quien también anda con petróleo y con drogas para
financiarse. Qué curioso. Cómo coinciden los intereses…
Con
musiquitas sentimentales y discursos preparados pueden creer lavarse las
conciencias en un rato de “show”, pero la sangrienta hipocresía que hay en el
mundo de la droga (uno de los principales motores económicos del mundo) apesta
ya demasiado por más que se intente disfrazar con propaganda. Y esa hipocresía
primaria consiste en culpar a Sudamérica, cuando en verdad todo esto existe
gracias a que Estados Unidos y Europa la consumen a raudales.
Hay
muchas series de narcos y gringos. Pero cualquier parecido con la dura y
compleja realidad es pura coincidencia.
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