Profanación de tumbas en una iglesia barcelonesa, durante la Guerra Civil, cometida por los "demócratas" cuya "memoria" reclama la izquierda española |
Por Guillermo Rocafort
La nueva Ley andaluza de
inspiración comunista que penalizará con fuertes sumas de dinero a los que,
según ellos, hagan apología del Franquismo, es una vuelta de tuerca más contra
la Verdad Histórica.
No se puede tapar el Sol con un
dedo, por muy amenazador que sea éste.
Dentro de diez años o a lo sumo
quince, la figura de Franco y su obra estarán completamente rehabilitadas en
España, y lo saben.
Han robado y especulado tanto que
lo que conseguirán no será que abran la tumba del Caudillo para quemar sus
restos sino para conseguir clonarlo y colocarlo de nuevo en la Jefatura del
Estado.
Que un partido como Izquierda
Unida, cuyos miembros más destacados sean sujetos como “Gaspy” Llamazares,
especulador de fondos de inversiones con un patrimonio superior a los
trescientos mil euros, o un Vicepresidente de la Junta de Andalucía, que
aprovechó para ampliar su Palacete el piso de su vecino desahuciado por el
Banco, o un Alcalde de la Nueva Atapuerca, como Sánchez Gordillo, famoso asalta
supermercados y supervisor de agresiones a cajeras indefensas, sin olvidarnos
del Presidente del Sindicato Comunista, CC.OO., famoso también por su ático
cuadúplex de protección oficial y organizador de huelgas generales desde sus
cruceros de lujo por el Mar Báltico, y que todos ellos sean los paladines del
ataque al que ya no se puede defender y destructores de su recuerdo, no hacen
más que engrandecer su figura a los ojos de las generaciones futuras que
nacerán ya hipotecadas por esta nomenklatura comunista sacamanteca y ávidos de
empezar a hacer Justicia, empezando por la Historia.
Estos “vividores” del esfuerzo
ajeno se disponen ahora a organizar una nueva quema de libros, un progresista
akelarre de amenazas y sanciones históricas, un amedrantamiento moral y
coercitivo contra las personas leales al Pasado.
Basta con verles a ellos, su
inmoralidad y latrocinios, su odio y revanchismo, para que en un periodo de
tiempo razonable pasen a ser de acusadores a acusados, de desahuciadores a
desahuciados de la política, de apremiantes a apremiados, de censores y
delatores de la Historia a despreciados por ésta...
Ese punto de inflexión político e
historiográfico lo están acelerando con su fanatismo africano e
irrespondabilidad.
Y cuando ese día llegue, sus
nombres serán arrojados al sumidero de la Historia, a las páginas de las
Cloacas, a lo más profundo y asquereroso del pozo negro de nuestros recuerdos.
Y será una nueva Victoria de
Franco, al más puro estilo del Cid Campeador después de muerto, porque ésto,
Señores, sí que es una constante de la Historia de España.
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