RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

domingo, 5 de febrero de 2017

EL PELIGRO BONAPARTISTA

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Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor

Todos tenemos muy recientes los atentados de París. Media Europa sigue en alerta por terrorismo. De todas formas, ¿nos hemos planteado el papel francés en África? Muchos ilustres "señores de bien" son muy dados a aplaudir las aventurillas napoleónicas... Pero lo cierto es que gracias a Francia -entre otros-, Portugal y España fueron expulsados de África, cuando la presencia ibérica allende el Estrecho de Gibraltar es milenaria, y sin embargo, los franceses siempre serán intrusos que no comprenderán nada. Ello no es óbice para que actúen a placer en África, con una prepotencia igual o peor a la época colonial. Hasta Céline se atrevió a denunciar en su día que el África francesa era un paraíso para los pederastas.
¿Se imaginan ustedes que la Legión Española actuase en Guinea Ecuatorial, qué escandalera se armaría? Pues la Legión Extranjera Francesa actúa en Costa de Marfil, Mali y allá donde la da la gana sin que salga en las noticias y sin que nadie diga esta boca es mía. Esto es vergonzoso. Y no veremos a nuestros progres protestar. ¡Faltaría más! Quien manda, manda.
Vázquez de Mella dijo que Francia era una "nación epiléptica condenada a grandes escarmientos". El problema de Francia es que sus epilepsias acaban repercutiendo por toda Europa. El mulato Dumas dijo que "Europa acaba en los Pirineos". Tiene cojones que un mulato dijera eso... De todas formas, a día de hoy Francia es, desde lejos, el país más africanizado de Europa; y el país directamente responsable de la islamización/inmigración descontrolada sobre Europa proveniente del continente africano.
Ah, y no olvidemos que en su día apoyaron a Jomeini contra el Sha, y todo por sus intereses en el petróleo y el opio. Sus locuras, al igual que las angloamericanas, nunca dejamos de pagarlas.
Antes de rasgarnos las vestiduras y de "asombrarnos", deberíamos analizar las cosas en complejidad.
La política francesa es un peligro para el mundo y por desgracia nos seguirá salpicando.

¡Basta ya de bonapartismo!

jueves, 2 de febrero de 2017

NUMANCIA, MITO HISPÁNICO Y UNIVERSAL


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Numancia, de Alejo Vera y Estaca (1834-1923)

NUMANCIA, EL PODER REALIZADOR DEL MITO

Manuel Fernández Espinosa


"Vivir los mitos implica, pues, una experiencia verdaderamente religiosa, puesto que se distingue de la experiencia ordinaria, de la vida cotidiana. La religiosidad de esta experiencia se debe al hecho de que se reactualizan acontecimientos fabulosos, exaltantes, significativos."

Mircea Eliade, "Mito y realidad".



Rusia, otoño de 1941, el ejército del III Reich que ha invadido la URSS pone sitio a Leningrado. Cercada San Petersburgo por las tropas alemanas, dos intelectuales soviéticos -el poeta Nicolás Tíjonov y el entonces joven periodista Zacarías I. Plavskin- planean poner sobre las tablas del Teatro Gorki la obra "La Numancia", adaptación de la tragedia cervantina hecha por Rafael Alberti unos años antes, en plena Guerra Civil Española. Plavskin había combatido en España y cuenta que el único libro con el que salió de nuestra nación era la versión dramatúrgica de "La Numancia". Plavskin escribe: "...la tragedia cervantina fue interpretada no sólo como una obra nacional y patriótica, que canta una de las hazañas más notables del pueblo, sino también como un himno a la libertad humana en general". Por muchas circunstancias, la representación del Teatro Gorki no pudo llevarse a cabo, pero consta la ilusión que los soviéticos pusieron en mostrar al pueblo lo que, sin ninguna duda, es uno de nuestros mitos más universales: el de Numancia o la defensa extrema, la de quienes acorralados, cercados por un ejército más fuerte, estrechados por el hambre y las fatigas sin cuento, no ceden y con su inmolación terminan estampando en sangre una de las páginas más gloriosas de la historia universal.

Lo cantó el poeta Bernardo López en su Oda al dos de Mayo:


Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial.
En tu suelo virginal
no arraigan extraños fueros;
porque, indómitos y fieros,
saben hacer sus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros.

La anécdota que narra Plavskin da cuenta de esa universalidad de nuestra Numancia, pero alemanes como Goethe, como August Wilhelm Schlegel o como el filósofo Arthur Schopenhauer habían reparado en Numancia. Aquí no me interesa tanto los hechos históricos de la defensa numantina, sino su proyección a lo largo de la literatura, sobre todo española, que ha convertido la gesta de Numancia en un Mito movilizador.

Las fuentes historiográficas romanas pasan por Apiano y Polibio, Valerio Máximo y Floro. La retomó Orosio, se repite en Lucas de Tuy, en Alfonso X el Sabio y en nuestro Ambrosio de Morales, también el jesuita Antonio Navarro (aproximadamente por el año 1570) escribió una historia de Numancia. Se plasma en literatura ya en el "Romance de como Cipión destruyó a Numancia" (siglo XV, publicado por Timoneda), Gabriel Lobo Laso de la Vega escribe otro poema sobre el tema. Pero será Miguel de Cervantes quien convierta a Numancia en mito nacional del orgullo que prefiere morir que rendirse, para no vivir como esclavos. Ciertamente Cervantes no logró mucho éxito con esta obra dramática, pues triunfaba el teatro de Lope de Vega; pero la Numancia de Cervantes seguía la línea que había marcado previamente Juan de la Cueva, la que marcaba buscar en la historia de España la materia prima para convertirla en obra dramatúrgica que educara al pueblo español, desde el zapatero hasta el marqués, en la grandeza de un destino imperial. No huelga decir que en la España del siglo XVI-XVII, el teatro era en España el medio de comunicación social más importante de todos. Numancia es el héroe colectivo, "Fuenteovejuna" de Lope de Vega podría ser otro héroe colectivo, pero no se le puede regatear a Numancia la aureola que desprende lo originario, lo autóctono, lo más puro y ancestral. 

En el XVII el tema de Numancia parece que se eclipsa, aunque no obstante a Francisco de Rojas Zorrilla se le atribuyen "Numancia cercada" y "Numancia destruída" y Francisco de Mosquera escribe un "La Numancia". Todavía en los albores del XVIII encontramos que resuena Numancia en el "Cerco y ruina de Numancia" de Juan José López de Sedano como también en la obra neoclásica que a finales del XVIII fue tan popular en España, la "Numancia" del gaditano Ignacio López de Ayala. En la primera mitad del siglo XX, en el fragor de nuestra guerra civil, Rafael Alberti tiene la ocurrencia de realizar una adaptación del tema, la que Tíjonov y Plavskin quisieron estrenar en el Leningrado sitiado. Lo que sí parece es que si en Leningrado no pudo ponerse sobre las tablas, posiblemente en un escenario bélico, como es el del sitio de Zaragoza de 1808, pudo representarse por órdenes de Palafox una "Numancia", muy probablemente la de López de Ayala, para alentar al pueblo defensor. En el siglo XIX también Alejo Vera pintaría su Numancia, llevando el Mito a la pintura.

Pero si en la literatura y, especialmente en la dramaturgia, el tema de Numancia es perenne, el impacto del Mito de Numancia en la historia fáctica no es menos. El romanticismo recogerá en su ebriedad exaltada los númenes de Numancia, convirtiéndola de la mano del poeta José de Espronceda y del dramaturgo Ventura de la Vega en una sociedad secreta y revolucionaria, la que se juramenta para vengar el ahorcamiento de Rafael del Riego, son unos jovenzuelos de 15 años y se hacen llamar los "Numantinos", con la edad que tenían sus fundadores no podemos suponer que la sociedad secreta de los "Numantinos" fuese muy lejos en sus acciones, pero ello no deja de ser una muestra de la fascinación que ejerce el Mito de Numancia. Defensa numantina, resistencia numantina formarán parte del lenguaje bélico, a veces empleado metafóricamente, pero otra describiendo situaciones que realmente fueron así: como la resistencia que efectuaron en la primavera de 1840 los carlistas atrincherados en el Castillo de Alcalá de la Selva (Teruel), que cuando se le acabaron las municiones, continuaron defendiendo la posición con granadas y luego a pedradas, causando considerables bajas a un ejército bien pertrechado que dirigía el General O'Donnell. El heroísmo carlista encontraría a unos resistentes numantinos en los defensores de los dos Sitios de Bilbao, el de 1835 y el de 1874 que soportaron los embates carlistas, el último Sitio de Bilbao de 1874 tuvo la fortuna de constituir tema de la gran novela unamuniana "Paz en la guerra". En Filipinas, tenemos a los numantinos de Baler y ahí están las defensas del Alcázar de Toledo y el Santuario de la Virgen de la Cabeza en la Guerra Civil de 1936-1939. Y por el lado republicano, Madrid quiso emular a Numancia en su irreductibilidad con aquellos eslóganes del "No pasarán"; que Rafael Alberti readaptara la "Numancia" de Cervantes era previsible.

Es una constante hispánica que está latente siempre y que supera las banderías: contra el extranjero invasor hemos invocado "Numancia" contra Napoleón Bonaparte; contra el hermano, Abel o Caín, hemos clamado "Numancia" y daba igual la bandería: liberales exaltados se autonombraban "Numantinos", carlistas resistían numantinamente. En los oídos de rudos y rurales quintos llevados de su terruño peninsular a defender la bandera española en Filipinas, resonaba "Numancia"; Alberti en Madrid gritaba "Numancia" contra los fascistas; guardias civiles bajo el mando del Capitán Cortés mantenían sin rendir el Santuario contra los rojos. Donde hay un español de verdad, independientemente de su partido o ideología, hay una Numancia latente y en potencia. 
 
Siempre que un español, a lo largo de los siglos, ha pronunciado Numancia lo que ha hecho es invocar una situación que, aunque sucedió históricamente, adquiere en nuestro imaginario social la proporción de fabulosa, innegablemente significativa, que tiene la capacidad de exaltar y que, consciente o inconscientemente, reactualiza ese "in illo tempore" que no es pasado, sino presente activo y actuante. Si Numancia no es, en el sentido exactamente eliadiano, un mito, no sabría yo de otro episodio que lo fuese. 

De Numancia cantó Juan Eduardo Cirlot:

"por la misma grandeza de tu nombre
inextinguiblemente herido." 

Si hubiéramos de buscar algo que nos una, en vez de machacar y machacar con lo que nos desune, su nombre es NUMANCIA.


  

viernes, 27 de enero de 2017

UNA DIVISIÓN TERRITORIAL PARA LA PENÍNSULA

 
 
EL CANAL DE SAN ANDRÉS Y LAS CUATRO PROVINCIAS
 
 
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
Se trata de una curiosidad histórico-literaria que a título tal vez de anécdota quisiera presentar.
 
En la Carta XXXIV de Cadalso, el autor hace comparecer a un "proyectista" que, sin ninguna duda, encuentra su antecedente literario en los "arbitristas" que aparecen en los siglos XVI y XVII, como el que Quevedo nos presenta en "El Buscón". En la literatura hispánica, tanto arbitristas como proyectistas son presentados por lo común como personajes que disparatan, que presumen haber hallado la solución a los problemas de la sociedad y el Estado. El de Cadalso ha llamado mi atención estos días y transcribo lo que Cadalso le hace decir a este personaje.
 
"-Los canales -dijo el proyectista interrumpiendo a Nuño- son de tan alta utilidad, que el hecho solo de negarlo acreditaría a cualquiera de necio. Tengo un proyecto para hacer uno en España, el cual se ha de llamar canal de San Andrés, porque ha de tener la figura de las aspas de aquel bendito mártir. Desde La Coruña ha de llegar a Cartagena, y desde el cabo de Rosas al de San Vicente. Se han de cortar estas dos líneas en Castilla la Nueva, formando una isla, a la que se pondrá mi nombre para inmortalizar al protoproyectista. En ella se me levantará un monumento cuando muera, y han de venir en romería todos los proyectistas del mundo para pedir al cielo los ilumine (perdónese esta corta digresión a un hombre ansioso de fama póstuma). Ya tenemos, a más de las ventajas civiles y políticas de este archicanal, una división geográfica de España, muy cómodamente hecha, en septentrional, meridional, occidental y oriental. Llamo meridional la parte comprendida desde la isla hasta Gibraltar; occidental la que se contiene desde el citado paraje hasta la orilla del mar Océano por la costa de Portugal y Galicia; oriental, lo de Cataluña; y septentrional la cuarta parte restante. Hasta aquí lo material de mi proyecto. Ahora entra lo sublime de mis especulaciones, dirigido al mejor expediente de las providencias dadas, más fácil administración de la justicia, y mayor felicidad de los pueblos. Quiero que en cada una de estas partes se hable un idioma y se estile un traje. En la septentrional ha de hablarse precisamente vizcaíno; en la meridional, andaluz cerrado; en la oriental, catalán; y en la occidental, gallego. El traje en la septentrional ha de ser como el de los maragatos, ni más ni menos; en la segunda, montera granadina muy alta, capote de dos faldas y ajustador de ante; en la tercera, gambeto catalán y gorro encarnado; en la cuarta, calzones blancos largos, con todo el restante del equipaje que traen los segadores gallegos. Ítem, en cada una de las dichas, citadas, mencionadas y referidas cuatro partes integrantes de la península, quiero que haya su iglesia patriarcal, su universidad mayor, su capitanía general, su chancillería, su intendencia, su casa de contratación, su seminario de nobles, su hospicio general, su departamento de marina, su tesorería, su casa de moneda, sus fábricas de lanas, sedas y lienzos, su aduana general. Ítem, la corte irá mudándose según las cuatro estaciones del año por las cuatro partes, el invierno en la meridional, el verano en la septentrional, et sic de caeteris."
 
Lo curioso del caso es que el "proyecto" de este personaje cadalsiano lo recogerá Valle-Inclán que sostuvo lo que él denominó su "Teoría de las Cuatro Regiones", expuesta en varias entrevistas concedidas por el dramaturgo a la prensa. Así en 1924 le dice a Rivas Cherif, para el HERALDO DE MADRID:
 
"Para salvar a España no hay más que volver al concepto romano. La visión de los civilizadores romanos es la única que se ajusta todavía a la realidad de la Península. Cuatro grandes regiones: la Tarraconense, la Bética, la Lusitania y Cantabria; no hay más. Cambie usted la sede capital de Tarragona a Barcelona, conserve usted a Sevilla y Lisboa su supremacía secular y natural, confiérase a Bilbao de derecho la capitalidad que de hecho ostenta en el Norte, atribúyase a esas regiones, históricamente racionales, la autonomía necesaria, y entonces Madrid tendría el valor y la fuerza de un verdadero centro federal. Cataluña vería así cumplidas sus aspiraciones máximas, dentro de la gran Iberia; Portugal, acrecido en sus límites naturales con Galicia, aportaría a la federación la fuerza económica de su imperio colonial. Lo que habría es que encargar a geógrafos e historiadores la delimitación racional de esas grandes comarcas ibéricas. Entonces, y sólo entonces, podría España aspirar a restaurar su influencia moral en América. ¿No habría modo de constituir un gran partido federalista, sustentado por esa gran idea común, sin perjuicio, claro, de que cupiese dentro de él una división de derecha e izquierda, para la actuación política?".
 
Encontramos, por lo tanto, en Cadalso lo que a buen seguro es el antecedente de las ideas de Valle-Inclán que, presentadas a modo de "proyectismo", recuperaban un tema que si la literatura del XVIII pudo presentar como un despropósito lanzado por un personaje considerado más loco que cuerdo, en el siglo XX se vuelve a poner sobre la mesa, de la mano de Valle-Inclán y, teniendo en cuenta la esperpéntica personalidad de Valle-Inclán, lo mismo es una charlotada de las suyas que, tampoco sería descabellado, una propuesta de veras.
 
Lo que el "proyecto" del "Canal de San Andrés" envuelve es un concepto geométrico, muy propio del ilustrado siglo XVIII, aunque todavía presentado bajo título canónico y católico, acogiéndose al patronazgo de San Andrés Apóstol y su Cruz. Valle-Inclán renuncia a una partición en X de la Península Ibérica, abogando más bien por "encargar a geógrafos e historiadores la delimitación racional de esas grandes comarcas ibéricas". 
 
 
Hemos presentado con anterioridad esta teoría de Valle-Inclán en "Antecedentes geopolíticos en España: Ángel Ganivet, Yanguas Messía y Valle-Inclán". En cuanto a Cadalso, ya le dedicamos el artículo: "José Cadalso y el "dolorido sentir" por España: una relectura".


martes, 24 de enero de 2017

EN ESPAÑA NO HAY REPUBLICANISMO

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(Homenaje a la dictadura soviética en la Puerta de Alcalá. Cosas del Frente Popular)


Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor 


Que la pseudo-memoria histórica progre-tricolor es una pose embustera que nada tiene que ver con un republicanismo sensu stricto es demostrado por la tozudez de los hechos. Por ejemplo:

-¿Por qué los entusiastas de este absurdo, siendo muchos hijos de franquistas, no tocaron a sus papaítos cuando vivían?

-¿Por qué no se restablece la memoria del trotskista Andreu Nin o del liberal-progresista Melquíades Álvarez, asesinados por el Frente Popular?

-¿Por qué no se reivindica la memoria de notorios intelectuales republicanos como Salvador de Madariaga o Claudio Sánchez-Albornoz?



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Claudio Sánchez-Albornoz, uno de los más grandes historiadores de España. Republicano (pero no comunista) de toda la vida. 



-¿Por qué no se condena que Juan Ramón Jiménez y José Ortega y Gasset (entre muchos otros) tuvieron que huir para no morir asesinados por el Frente Popular?

-¿Por qué nadie reivindica el legado de Alejandro Lerroux, un republicano clásico, jacobino nacional, antiseparatista, defensor del republicanismo antes de la puesta en escena de la hoz y el martillo? ¿Y por qué muchos lerrouxistas, una vez iniciada la Guerra Civil, se alistaron en la Falange una vez que este movimiento político quedó descabezado por los asesinatos del Frente Popular y fue absorbido por los militares, al igual que muchos miembros del racista, clerical y burgués Partido Nacionalista Vasco, apodados “los nazis” por ambos bandos?

-¿Por qué esos que se dicen republicanos sólo hablan de la segunda y obvian el símbolo de la primera?

Con todo, a estas preguntas y muchas otras por el estilo no sabrían responder nuestros posesos progres tricolores más que con espumarajos sacados de los clichés que este sistema esencialmente corrupto lleva fomentando y hasta financiando. Por eso, no hay que dejarse engañar. Esta gran farsa político-mediática no conlleva ninguna voluntad de verdad, ni reconciliación, ni restablecimiento de inocentes, ni nada de nada. Al contrario: Esta farsa es la que coronó a Santiago Carrillo, el genocida de Paracuellos, como bufón de un régimen neoturnista que ya no se soporta ni a sí mismo.

No hay que olvidar que también en su día, los acaso mal llamados “republicanos moderados”, liberales mayormente, colaboraron con las fuerzas radicales maquiavélicamente y al final acabaron engullidos. Es el signo de toda revolución que se precie.

 Otrosí, en todo caso, en España lo que siempre ha habido es marxismo luego travestido de progresía, aunque la mayoría de sus adeptos de poco se enteren. Pero la república como tal siempre les ha importado muy poco. No en vano sólo era una herramienta, tal y como expresó Largo Caballero, dirigente del PSOE apodado el Lenin español: “Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Mas no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe prepararse… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista” (“El Socialista”, 9-11-33).

Pues eso. Basta ya de embustes, porque en España en verdad, ni republicanismo ni republicanos, sino progres con malas ideas y pocas ganas de trabajar, amén de freudianos descendientes de franquistas.