RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 9 de octubre de 2014

LOS LAUBURUS EN EL REINO DE JAÉN


LAS ESVÁSTICAS CURVAS EN JAÉN: UNA APROXIMACIÓN
 
 
Por Manuel Fernández Espinosa
 
 
Vaya por delante la expresión de mi gratitud a los amigos comprovincianos que me han ayudado a documentar gráficamente este artículo: D. Rafael Galiano Puy, José Manuel Marchal, José Quesada Martínez y Luis Gómez López, todos ellos amantes de nuestra Historia, de nuestro Patrimonio y de nuestra Tradición.
 
 
Uno de los símbolos más universales es la llamada “esvástica”. Los tratadistas la consideran una de las muchas formas de cruz, entre las que podrían enumerarse la latina, la griega, la decussata, la patriarcal, etcétera. Pero el hecho es que la “esvástica” no sólo se ha empleado en el contexto simbólico del cristianismo (a partir del siglo III) sino que pueblos y culturas de Extremo Oriente y hasta de la América precolombina, anteriores al cristianismo, han empleado esta forma que, según René Guénon, es “una de las formas más relevantes de lo que hemos llamado cruz horizontal, es decir, la cruz trazada en el plano que representa un cierto estado de existencia” (1). La esvástica también recibe el nombre de “cruz gamada” o “gammadion” debido a que, siendo cruz de cuatro brazos (tetrakelion), puede formarse uniendo cuatro letras gamma.
La mayor parte de los estudiosos coinciden en que la esvástica es un símbolo solar. Ludwig Müller pensaba que era el símbolo del dios supremo en la Edad del Hierro. Mackenzie la relaciona con el periodo de la agricultura y con los cuatro puntos cardinales. Schneider sostenía que esta figura representa la sucesión de las etapas de la vida y el más arriba mencionado René Guénon se desmarcaba de todas estas interpretaciones, aportadas por historiadores y estudiosos de las religiones, tildándolas de “fantasiosas”, pues entiende que no hay que hacer de la esvástica un signo exclusivamente solar. Para Guénon la esvástica hay que relacionarla con el movimiento, pero “no se trata de un movimiento cualquiera, sino de un movimiento de rotación que se realiza alrededor de un centro o de un eje inmutable; el elemento esencial al cual se refiere directamente el símbolo en cuestión, repetimos, es el punto fijo” (2). Por eso Guénon ve en la esvástica el “signo del Polo”.
En el cristianismo aparece tempranamente. En el primitivo arte funerario cristiano las cruces no proliferan. Comentando la iconografía y la simbología de las catacumbas un especialista como Monseñor Eduardo Junyent nos revela que “No abunda en el primitivo arte sepulcral la expresión del símbolo de la cruz como señal de Cristo, aunque se ofrecen algunos casos raros en los que se identifica este símbolo en la figura del tridente, en la llamada cruz esvástica…” (3).
Con anterioridad a la cristianización de la Península Ibérica, la esvástica sí parece ser símbolo extendido entre los celtíberos; notable es el caso de las representaciones de la esvástica en la cerámica numantina: “En la cerámica de Numancia aparece el disco radiado, al igual que esvásticas o cruces” –refiere J. M. Blázquez (4).
En Vasconia también encontramos la esvástica en las estelas funerarias de época romana, aunque tampoco faltan otras representaciones que se asimilan a la esvástica de cuatro brazos, como son la rueda de radios curvos. La esvástica vasca que todavía pervive es un tetrakelion de brazos curvos y recibe el nombre eusquérico de “lauburu” (cuatro cabezas). El símbolo del “lauburu” pervive todavía entre los vascos que han sabido conservar sus tradiciones mejor que otros pueblos ibéricos actuales. El “lauburu” no estaba confinado a las provincias vascongadas y Navarra, sino que desde tiempos inmemoriales se difundió por toda la península ibérica, pudiéndose hallar “lauburus” en los hórreos asturianos y gallegos, también por Aragón en donde es llamado “quatrofuellas” y, cuando tienen más de cuatro brazos, se les llama “religadas”.
Aunque su simbolismo es tan remoto y se vincula con el simbolismo del centro inmóvil alrededor del cual gira todo, la esvástica curvilínea ibérica adquiriría el valor simbólico de Cristo como centro del universo. Es por eso por lo que la podemos encontrar plasmada en templos cristianos de factura románica y gótica; no sólo ocurrió en Hispania, la “Cruz del Verbo”, formada por cuatro “gammas” (cada una de las cuales representa a uno de los cuatro evangelistas) es la versión geométrica del tetramorfos, donde Cristo ocupa el centro y los cuatro evangelistas cada uno de los cuatro brazos. Sin embargo, con el tiempo, el símbolo del “lauburu” va desapareciendo del contexto arquitectónico religioso y “en muchos casos es un simple motivo de decoración”, según nos dice el Padre José Miguel de Barandiarán (5), aunque el mismo antropólogo vasco no dejará de recordar su carácter sagrado. La misma suerte correría la esvástica en otras latitudes, como ocurre en Lituania y Curlandia, en donde los campesinos dibujaban este símbolo en sus casas a manera de talismán protector.
LAUBURUS EN EL REINO DE JAÉN
Después de esta introducción general, nos concentramos en la profusión de “lauburus” en la actual provincia de Jaén. En la mitad norte de la península, la presencia de esvásticas curvas es muy antigua (Numancia) y se halla en tierras asturianas, gallegas, castellanas y aragonesas. En Vascongadas no solo se conservan monumentos arqueológicos, sino que goza de total vigencia en la actualidad siendo uno de los símbolos identificativos de la cultura eusquérica. En cambio, un hecho menos conocido es la presencia de “lauburus” en Andalucía y, para ser más precisos, en la provincia de Jaén.
En una superficial investigación hemos podido hallar varios ejemplares de “lauburus” dispersos por la provincia jiennense y de diversa antigüedad y función. Vamos a comentarlos aunque sea someramente:
LAUBURU EN HUELMA
 

Ubicada en el este de la provincia, a unos 50 kilómetros de la capital, Huelma es un municipio de considerable antigüedad, reconquistado por Don Íñigo López de Mendoza, el célebre Marqués de Santillana, famoso en la literatura por sus “serranillas” y por su vinculación con la escuela alegórica de Dante. La concepción de la primera fase de la construcción de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción de Huelma parece que se debe a Diego de Siloé, interviniendo en su edificación Francisco del Castillo el Viejo y Domingo de Tolosa; más tarde, en 1559 se haría cargo de las obras Andrés de Vandelvira y, tras la muerte del maestro Vandelvira, retomaría las obras de la misma Francisco del Castillo el Mozo, hijo de Castillo el Viejo. El “lauburu” que encontramos en Huelma puede verse en la clave del dintel de una casa antigua todavía en pie, en lo que se llama hoy la Avenida de Andalucía, pero el emplazamiento corresponde, según Ángel del Moral, a lo que se llamaba en el callejero la Calle Maestre Domingo. Todo hace suponer que el Maestro Domingo que daba nombre a la calle en que se alza esta casa era el Maestro Domingo de Tolosa, pudiendo tratarse de la misma casa del maestro cantero. No sería de extrañar que este cantero que, como hemos dicho más arriba, trabajó con Francisco del Castillo en la erección de la parroquia huelmeña, decorara el dintel de su puerta con un “lauburu”, dado que el Maestro Domingo de Tolosa era guipuzcoano.
LAUBURU EN VALDEPEÑAS DE JAÉN
Foto de Manolo Fernández.
 
Otro “lauburu” podemos contemplar en la bóveda de la tercera nave de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol de Valdepeñas de Jaén. Valdepeñas de Jaén fue fundada en 1539 siendo poblada en un primer momento por un contingente de colonos procedentes del servicio palaciego de Carlos I de España y V de Alemania, también vendrían a poblarla vecinos de otras localidades del Reino de Jaén: de Jaén capital, de Torredelcampo, de Jamilena, etcétera y no serían pocos los vascos que se asentaran en ella a juzgar por los apellidos de aquella época de fundación. Las bóvedas, nos informa José Manuel Marchal, se terminaron a mediados del siglo XVII y la bóveda en la que podemos contemplar el “lauburu” tuvo que acabarse de hacer el año 1650, siendo prior Cristóbal Ruiz de Villaviciosa.
LAUBURUS EN EL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA DE BARRANCO CAZALLA
Foto de Manolo Fernández.
Sabemos por las investigaciones de D. Rafael Galiano Puy que este lugar de Cazalla era un castillo que fue reconquistado por Fernando III el Santo el año 1244, con Pegalajar y Mata Begig. El castillo de Cazalla (también Caztalla) pasaría a manos del Obispo de Jaén, por concesión de Alfonso X el Sabio. En el siglo XVI aquel paraje se había convertido en una cortijada, siendo propiedad de Don Rodrigo Ponce de León, vecino de Jaén. En un barranco llamado Almonester, próximo a Cazalla, se erigiría un monasterio que, ocupándolo los agustinos, sería conocido como Monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza; era el primero de los monasterios agustinos en el Reino de Jaén. Documentalmente, la primera referencia de este monasterio se hace en el año 1541 y a partir del año 1578 el monasterio fue abandonado por los agustinos y ocupado por los padres basilios. La familia del cantero Francisco del Castillo estaría muy ligada a este cenobio y, con mucha probabilidad, el elemento arquitectónico en que aparecen esculpidos dos “lauburus” fuese obra de los canteros de Francisco del Castillo el Viejo. Los “lauburus” aparecen en la portada del convento.
LAUBURU EN EL PALACIO DEL CONDESTABLE IRANZO
(CIUDAD DE JAÉN)
Foto de Manolo Fernández.
El Condestable Miguel Lucas de Iranzo fue uno de los personajes más singulares de la Baja Edad Media de Jaén. En 1462 adquirió un lugar donde erigiría su residencia, llamada desde entonces Casa Palacio del Condestable Iranzo. La suntuosa residencia palaciega de tan importante personaje ocupada una amplia superficie. Pero desde el año 1462 a la actualidad este edificio ha sufrido muchísimos avatares, dividiéndose, empleándose para funciones muy distintas (Casino, Cine, etcétera…) y, pese a tantas vicisitudes, ha mantenido muchos elementos de diversas épocas. Uno de los elementos que parece de los más antiguos es el hermoso “lauburu” que puede contemplarse en uno de los arcos de las galerías que dan al patio y que parecen que son elementos antiguos del edificio tan modificado a lo largo de tantos siglos.
LAUBURUS EN LA BÓVEDA DE LA BASÍLICA DE SAN ILDEFONSO (CIUDAD DE JAÉN)
 
Declarada Basílica-Santuario el 9 de junio de 2010 por S. S. Benedicto XVI, la iglesia de San Ildefonso de Jaén es una de las de más solera de la ciudad. Su fundación se fecha en 1248. En 1430 este templo y su collación fue escenario del milagroso Descenso de la Virgen de la Capilla, patrona de Jaén, y en su sagrado suelo reposan los restos del gran arquitecto Andrés de Vandelvira. En los arcos góticos de la bóveda de San Ildefonso podemos encontrar varios “lauburus” esquemáticos.
CONCLUSIÓN
Los “lauburus” localizados en diversos puntos de la geografía del Santo Reino de Jaén que hemos comentado no son de tanta antigüedad como los que pueden hallarse en otras partes de la Península Ibérica. Pero son, sin lugar a dudas, vestigios de un pasado que incorporó el sagrado símbolo al acervo jiennense, símbolo que puede hallarse en culturas tan remotas en el tiempo y en el espacio como son la India, los pueblos americanos precolombinos, los germanos, los celtas y los vascones.
2. Los “lauburus” jaeneros pertenecen, por su fecha, a una vertiente simbólica indudablemente cristiana, con ellos se trata de representar figurativamente el Centro del Universo: Cristo Rey, en el punto central del que arrancan los cuatro brazos curvilíneos que habría que interpretarlos como símbolo de los cuatro evangelistas.
3. Su funcionalidad pertenece al lenguaje simbólico de edificios sagrados: el Monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza en Cazalla, la iglesia de Santiago Apóstol de Valdepeñas de Jaén y la Basílica-Santuario de San Ildefonso, pero también se muestra como elemento decorativo de la arquitectura civil: Casa Palacio del Condestable Iranzo o Casa de Huelma.
4. El superficial rastreo de los edificios en donde hallamos estos “lauburus” nos lleva a pensar que si hay unas personas históricas relacionadas con estos edificios son Francisco del Castillo el Viejo, Francisco del Castillo el Mozo y Domingo de Tolosa, el vasco que trabajó con los Castillo. Pensamos que, debido a su oriundez vascongada, Domingo de Tolosa es la clave a investigar para poder precisar el origen de estos “lauburus” en Jaén. Y nos inclinamos a pensar que fue este cantero guipuzcoano el que, lejos de su tierra vascona, labró los “lauburus” que hoy podemos contemplar y de los que, como jaeneros, podemos sentirnos muy orgullosos. Hemos ofrecido una aproximación, pero creemos que es muy probable que, a partir de este artículo, sean muchos más los lauburus que sean redescubiertos en otros puntos de la provincia de Jaén. Nos daríamos por satisfechos si así fuese.
BIBLIOGRAFÍA:
1. “El simbolismo de la cruz”, René Guénon, Ediciones Obelisco, Barcelona, 1987.
2. “El rey del mundo”, René Guénon, Luis Cárcamo, Editor, Madrid, 1987.
3. “Los cementerios cristianos de Roma”, Eduardo Junyent, en “La Tumba de San Pedro y las Catacumbas Romanas”, de Engelberto Kirschabum S. J., Eduardo Junyent, Pbro y José Vives, Pbro. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1954.
4. “Primitivas religiones ibéricas. Religiones Prerromanas” (tomo II), J. M. Blázquez, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1983.
5. “Mitología vasca”, José Miguel de Barandiarán, Editorial Txertoa, San Sebastián, 2001.
 
6. "Del monasterio de Nuestra Señora de la Esperanza, en el Barranco de Cazalla, al Convento de Santa Isabel de Huelma, ambos de la Orden de San Agustín", Rafael Galiano Puy, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, Nº. 176, Jaén, año 2000, págs. 337-392.
 
7. "Diccionario de Símbolos", Juan Eduardo Cirlot, Labor, Barcelona, 1969.

miércoles, 8 de octubre de 2014

DE ANIMALES Y ANIMALISTAS



Extraído de :

AGITESEANTESDEOPINAR.BLOGSPOT.COM|DE TXIO



Una vez leí que todas las hormigas del planeta tienen el mismo peso que la humanidad entera, y que si desaparecieran, el daño ecológico que causaría su ausencia sería cercano a la extinción. Si analizamos fríamente la causalidad de nuestros hábitos como especie humana y cómo estos han afectado al planeta, veremos que esta premisa puede encerrar mucho de verdad. Por eso considero que el respeto a la naturaleza y a los ecosistemas (como expresión de la perfecta creación divina) debe primar por sobre el mero afán de lucro de la explotación desmesurada, no sustentable y altamente nociva de nuestras sociedades industrializadas . 

Al leer sobre las hormigas y nuestra dependencia hacia su papel en nuestro ecosistema se me vienen a la mente los pesticidas que dañan irreparablemente la poblaciones de abejas y otros bichos sobre los que se sustenta el equilibrio natural del que dependemos todos, vivamos en el campo o en la ciudad, amén del riesgo que implica la contaminación de los alimentos impregnados por estos agentes tóxicos. Así que tengan por seguro que seré la primera en oponerme a que desaparezcan hormigas, arañas o cucarachas si eso implica dañar el medio ambiente de forma irreparable. Estas y otras inquietudes maduradas a convicciones es lo que yo entiendo que es ser consecuente con la naturaleza y es lo que considero que significa ser ecologista.

 Dicho esto, si encuentro una hormiga o una mosca en mi comida, la mataré. Si cuatro troncos me sirven para construir una casa, dispondré de ellos de forma sustentable. Si los animales sirven de alimento para mi y mi familia, los criaré para tal fin. Si me dan a elegir entre un sistema económico que me permita autosustentarme y otro que me permita tener dinero en la cartera para comprar carne sacrificada en masa en un supermercado, pues elegiré lo primero siempre, aunque implique mayor esfuerzo y sudor. Lo que jamás pasará es que llegue a considerar que un gato o un perro son iguales a un bebé o pueden reemplazar a una familia. O que se dude del valor del ser humano o se lo ponga al mismo nivel de una mascota. Si un animalito cae a un río, probablemente sea la primera en lanzarme para intentar salvarlo, pero si tengo que decidir entre el animal y un ser humano, no dudaré sobre a quien salvar primero. 

Hoy en España un perro de nombre "Excalibur",cuya dueña es el primer caso confirmado de ébola contagiado en la península, enfrenta una muerte inminente. Las autoridades han ordenado como medida preventiva su sacrificio para evitar la expansión del virus, pues estuvo en contacto estrecho y directo con la infectada. La medida tal vez sea desesperada ante la falla garrafal de los protocolos sanitarios que hicieron que un personal de salud se contagie. Habrá quien diga que el pobre perro merece un análisis, una cuarentena, una oportunidad, etc. pero lo real es que lo que está en juego es arriesgarse con un virus que ciertamente se transmite a los animales (Monos y cerdos confirmados) y que estos a su vez contagian a otros ¿O es que el virus apareció en el paciente cero por creación espontánea? Está claro que no fueron suficientes las precauciones en los seres humanos ¿Y vamos a arriesgar por una mascota? ¿Dónde está la objetividad científica? ¿El raciocinio? Y luego los creyentes somos catalogados de fanáticos irracionales...

Ante la negligencia que ha permitido la expansión del "virus más letal de la historia" lo más lógico para una mente racional es no correr más riesgos, mucho menos por un animal. Pragmatismo que desespera a más de un "animalista" (así, entre comillas) que a estas horas sigue en pie formando cadena humana frente al apartamento donde Excalibur espera su suerte. Una página de Facebook logró en 5 horas 49,000 seguidores defendiendo al pobre animalito. Se han iniciado colectas de firmas en las redes, los mensajes de apoyo son incalculables, las publicaciones de personas al borde de la desesperación y angustia por el derecho a la vida de este "ser vivo" rayan lo absurdo, sobre todo viniendo en muchos casos de gente que apoya el asesinato de otros seres vivos (bebés humanos para mayor referencia) en los vientres.

Llevarles la contraria o intentar llamarlos a la calma y a pensar objetivamente es sinónimo de recibir insultos, amenazas y burlas en un nivel de intolerancia digno de las histerias colectivas totalitarias. El motivo del presente artículo es que he sido testigo del odio y furia de gente que se dice "animalista" y que pide dignidad y derecho a la vida para los animales mientras no dudan en insultar, atacar, amenazar y desear la muerte en el matadero a los que decían en cuatro palabras lo que yo aquí expongo. Pocas veces he encontrado más incoherencia entre los que dicen defender una noble causa. 

Lo triste de esta clase de comentarios es que no dejan de tener razón en que los animales disfrutan de tantos derechos (o tan pocos, como quiera verse), como los que tiene un ser humano, sobre todo si está en el vientre materno.
Tolerancia "animalista". Porque todos los seres vivos tienen derecho a la vida, menos los que no piensen como ellos.

A modo de conclusión: Disculpen si al ver a un perrito solo llego a ver eso, un perrito. Lindo, fiel y gracioso, pero siempre un animal, no un hijo-mascota por el que desesperarme mientras tantos bebés humanos en el planeta no tienen ni la mitad de los servicios y comodidades que los animales-adorno de las modernas sociedades occidentales. 

Sufro por Excalibur. Su suerte, y la de su dueña, son fruto de la ineptitud de los que mandan. Es triste y dos vidas corren peligro, mas no son dos vidas las que merecen los mismos cuidados ni los mismos derechos. Mientras los niños en los comedores se pelean por una plaza que les asegure al menos una comida al día, Excalibur fue dejada con 15 kilos de comida para perros y una tina llena de agua limpia. Mientras se exige para Excalibur la cuarentena y todos los exámenes que descarten su diagnóstico, hay muchas madres que no comerán esta noche para pagar el copago de la sanidad en la consulta de sus hijos mañana. 

Disculpen pero una cosa es querer a los animales, y otra querer que nos traten como ellos. No cuenten conmigo para ello.


Txio

martes, 7 de octubre de 2014

DE GODOS Y BIZANTINOS: TEMPERAMENTO Y CONTINUIDAD

Por Antonio Moreno Ruiz

Historiador y escritor


Imagen: Reverso de cruz votiva. Tesoro de Guarrazar (Guadamur, Toledo)



(1)Hace ya bastantes años, visitando Faro (en el Algarve, aquel sur de Portugal donde nunca me he sentido extraño), pregunté por el origen de una muralla histórica que caracteriza a la ciudad, y la respuesta fue que era de los bizantinos, cosa que me llamó poderosamente la atención. Casualmente, a los años, durante una breve estadía en León, pude adquirir la biografía de San Isidoro de Sevilla que realizó Fray Justo Pérez de Urbel, en la cual se narra cómo en la Hispania Visigoda hubo inmigrantes gaélicos, bizantinos (sirios y griegos concretamente) y bereberes, cosa que relacioné con la muralla de Faro, como el que no quiere la cosa. Porque no en vano, Pérez de Urbel habla de los bizantinos en Hispania, de lo cual yo no sabía absolutamente nada. Por eso mismo, desde aquel momento, la curiosidad se volcó sobre mis ansias, mas cursando mis estudios de Historia en la universidad de Sevilla, apenas pude obtener datos al respecto. Y me preguntaba una y otra vez cómo era posible que no estudiáramos a fondo el periodo visigótico, así como la presencia bizantina en Hispania, cuando no en vano todo ello había sido la continuidad del mundo romano hasta la irrupción del islam. Ni les digo en el colegio: Pasamos de puntillas sobre unos bárbaros germanos que invadieron Roma y de ahí a las teorías del hábil filólogo y ensayista Américo Castro, cuyas infantiles contradicciones han creado todo un falso imaginario adobado por los más espurios intereses politiqueros, que al final, conllevan enfrentamiento entre españoles y una consiguiente pérdida de una correcta conciencia nacional. En estos días en los que repaso al insigne historiador Claudio Sánchez Albornoz, que tanto se opuso a la fantasmagórica teoría de las “tres culturas” luego llevada a la política por el dizque andalucismo (no sin pasar por el pedante filtro del romanticismo extranjero), me doy cuenta del gran vacío que han creado en nuestras mentes. Porque claro, gracias a Américo Castro y sus mediocres discípulos, tenemos el mito de que los españoles somos diferentes de Europa porque somos muy semitas pero que sin embargo hemos sido muy malos por haber echado a moros y judíos (¡¡¡!!!); que carecemos de civilización propia y que nuestra decadencia se la debemos a que nos privamos de aquel lujoso y sabio exotismo afro-oriental frente a ruda incultura de los cristianos… En fin, creciendo con ese brutal complejo de inferioridad, es muy difícil levantar cabeza y escudriñar correctamente en las esencias.

Por mi parte, ya en mi época universitaria, pude degustar La aventura de los godos de Juan Antonio Cebrián (2), lo cual, junto a la lectura anterior de Pérez de Urbel, me fue llevando hacia una reconciliación con una visión histórica española mucho más coherente, sin esa enorme laguna que a propósito nos dejan.

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Y es que como dice mi amigo y maestro el profesor Manuel Fernández Espinosa, al final están haciendo hablar a las piedras. Porque no es baladí que en estos días, donde tanto se odia lo español, y eso es promocionado y hasta financiado por este Estado que nos expulsa, nos divide y nos desangra, sin embargo, es cuando más hallazgos de la época visigótica están saliendo. Empezando por la catedral de Córdoba, la basílica de San Vicente que los mahometanos usurparon para convertirla en mezquita y ser recuperada enhorabuena por San Fernando III. Contactando estos días con el historiador Daniel Gómez Aragonés (3), no se puede sino alentar su tesis: El reino visigodo no murió en Guadalete, sino que como nos dice este joven y prometedor toledano, continuó durante todo el siglo VIII; primero, por posibilitar el refugio en la resistencia de cántabros, astures y galaicos que desafiaron al poder musulmán de élite árabe y tropas berberiscas tras la victoria de Covadonga (a priori una escamaruza); y segundo, por los mozárabes, los cristianos hispanos que desde el sur, la Meseta y el Levante conservaron el saber clásico y el Fuero Juzgo, el derecho hispanogodo que reconstituyó con energías políticas a la “España perdida”, tal y como ellos la llamaban. Todo el legado visigótico se mantuvo hasta en el arte, pues no en vano es en el noroeste de España donde más y mejor se conserva el arte mozárabe, prerrománico; y asimismo, el arco de herradura es un elemento artístico hispanogodo que, al igual que la estrella tartéssica, el patio romano y el zaguán (del griego “stuan”), los muslimes copiaron. Los originales bríos de nuestra tierra, visible en muchos campos del saber, siguió creciendo por sí misma, y el recuerdo del reino godo, en especial tras el III Concilio de Toledo cuando el rey Recaredo I se convirtió a la fe católica, fue una llama mística que alumbró para forjar una cultura de frontera, un leitmotiv de un camino que buscaba la recuperación y la reunificación. La interacción de la propia frontera y el advenimiento de corrientes del Viejo Continente formó, con el temperamento hispánico (abigarrado en el norte) que defendía Sánchez Albornoz y la continuidad del esplendor visigodo que defiende Gómez Aragonés, una idiosincrasia concienzuda que logró conformar el único país capaz de derrotar y expulsar al islam de su seno una vez invadido.


Arcos de herradura de la iglesia de San Cebrián de Mazote (Valladolid), de estilo mozárabe. 


Decía el escritor inglés Gilbert Chesterton que toda la Historia de España había sido una lucha por la libertad. Y es cierto, porque el español no se siente libre sino en su esencia, “en su salsa”, como diríamos hoy. Y esa esencia se confirmó en la época visigótica de manera muy clara, y fue la que nos alumbró hacia el futuro. Porque como decía Juan Vázquez de Mella, el tribuno tradicionalista por excelencia, la tradición es un concepto dinámico. Los restauradores hispánicos, del Medioevo al Barroco, no volvieron al pasado, pero sí portaron su mejor legado para avanzar seguros.

Con todo, volviendo la vista atrás, no  es extraño, en verdad, que en la iconografía hispano-mozárabe veamos elementos bizantinos y célticos. No es extraño que encontremos en los códices elementos que nos recuerden a los iconostasios. No es extraño que así como conserve elementos de la primitiva liturgia romana, también tenga cánticos y oraciones en griego. Sabemos de la presencia de monjes sirios en Extremadura y de monjes irlandeses en el norte, como más o menos hemos referido; lo cual explica también cómo se mantienen motivos estéticos que nos retrotraen a las islas británicas. No en vano, también sabemos que hubo dos siglos de presencia bizantina en nuestra patria, de las Baleares a Ceuta; así como sabemos del enriquecimiento de la orfebrería por parte de los germanos. Fuimos parte de un mundo fascinante; y ahora, cuando vemos por ejemplo la disposición de los arcos y las columnas en algunas iglesias ortodoxas rumanas establecidas en España (4), a lo mejor alguno pensará que todo eso se debe a los “árabes”. ¡Y no es así! Es al contrario: Los árabes tomaron muchísimo de los otros pueblos por los que pasaron; y luego lo tunearon, válganos el neologismo. Asimismo, no olvidemos que no podemos hablar de “árabes” propiamente dichos en la Península, pues Al Andalus, esto es, todo el territorio musulmán ibérico, era una mezcolanza cuya política y arte, pronto independientes del califato oficial, evolucionaron de otra manera con respecto al África y al Oriente.

Naturalmente que hubo factores originales dentro del mundo musulmán ibérico, sobre todo en la época almohade (5), pero si escudriñamos en la tradición bizantina, y en otras tradiciones como la hindú, la copta, la itálica o la hispana, veremos que lo que muchas veces reputamos como “moro” no es sino un puré de culturas anteriores.

Todavía, de hecho, estamos buscando esa supuesta y superior originalidad cultural árabe antes de la expansión de Mahoma…

Empero, no es “casualidad” que en España se nos escamotee la Historia de esta manera. Pasa en todo el mundo hispánico, y en especial desde el siglo XIX. En el Perú, por ejemplo, a la hora de estudiar Historia, se dice que los criollos eran sistemáticamente discriminados (sin mencionar por supuesto que Pablo de Olavide fue ministro de Carlos III, el duque de San Carlos, de Fernando VII, y tantos otros criollos peruanos ilustres que mandaron por todas las Españas) y se pasa del Incanato a la República y apenas de puntillas por el Virreinato, que es la historia más rica y extensa de la que fue la flor y nata de las Indias. Entre eso, y que se elimina el 12 de octubre como fiesta de la Hispanidad, por obra y gracia de criollos y mestizos antes que de los propios indios; y la penetración cada vez más descarada de lo yanqui, convierten el panorama sociocultural en desolación. Y no digamos ya el político… (6)

No, no es casualidad, como decimos. El complejo de inferioridad, inoculado en algunos sectores de la Ilustración, luego alimentado por el rencor liberal que no encuentra apoyo popular y durante el siglo XIX extiende una versión pesimista y fragmentada, y el resalte por el marxismo en el siglo XX como heredero de toda esa negativa corriente; en fin, toda esta onda expansiva que cristaliza en las guerras civiles hispanoamericanas (llamadas de “independencia”…), luego trasladada por los mismos actores a la Península Ibérica e islas adyacentes, y las ulteriores utilizaciones para desprestigiar y hasta borrar el quid de la cuestión hispánica, están provocando demasiados desafueros. Sin embargo, es precisamente en esta época de tanta confusa furia donde comienzan a aparecer más yacimientos visigóticos en España: En Córdoba (¡en la misma catedral!), en Toledo, en Ávila… Nuestra etapa fundacional, con el molde que nos dejó Roma, por supuesto, muy anterior a las Cortes de Cádiz, se nos aparece con los aldabonazos que nos da una tierra que parece protestar ante tanto despropósito.


Imagen: Restos visigodos de la catedral de Córdoba. Extraída de kaszonkovacs.blogspot.com




La cruz de los Ángeles, la cruz victoriosa que desde Asturias parece conjugar en su estética lo bizantino (¿y qué es lo bizantino sino la continuidad de Roma?) y lo germánico. Fue esa cruz la que señaló dos mundos: España y Al Andalus. Porque a estas alturas, ir con Al Andalus es forjar un mito para ir contra España, como lleva diciéndonos mucho tiempo el insigne arabista Serafín Fanjul (7). España luchó por volver a sí misma frente a Al Andalus, frente al cambio de nombre, política y fisonomía general que supuso la irrupción muslímica. Otra cosa puede ser qué hay de Al Andalus en la actual España y qué hubo de España en el pasado Al Andalus; con todo, son dos mundos diferentes, en espíritu y en política. Porque Al Andalus fue un conglomerado de élite siria, masas bereberes e hispanas y minorías yemenitas, eslavas y negras; mientras que España (esto es, evolución de Hispania/Spania) se fue rehaciendo con resabios de la nobleza visigoda, galaicos, cántabros, astures, vascones y mozárabes, así como ulteriores aportes venidos del Viejo Mundo, de Francia a Italia. Y nosotros desde luego, somos españoles, y queremos seguir siéndolo.

Otra cosa sería qué hubo de España en Al Andalus y qué hubo de Al Andalus en España conforme pasaron los siglos, porque no vamos a negar que hubo interacción/transmisión en esa intensa cultura de frontera. Mas ello no fue sinónimo de integración ni simbiosis; en todo caso de “coexistencia”, rota cada dos por tres, por cierto. Y mientras que los cronistas cristianos censuran los defectos de los suyos, los musulmanes exaltan hasta las más atroces violencias. Porque en el Corán, por cierto, se autoriza a hacer un supuesto bien a través del mal, aberración que categóricamente está negada por San Pablo.

Lo dicho: Dos mundos.

Sea como fuere, en esa lucha por recuperar la España perdida, es curioso cómo se da una paradoja que a posteriori se dará en las Españas Americanas: Fueron los mentados astures, cántabros y vascones, poco dados a aceptar el poder romano (mientras que los galaicos sí estaban muy romanizados) y luego el visigótico, los que tras la victoria de Covadonga, fueron organizando la resistencia y ampliando sus territorios con los repobladores de otras regiones; y a posteriori, de esa población nacería la repoblación meridional. En nuestra América, los feroces araucanos, muy poco dados a aceptar la conquista española, luego pactistas con la Corona en el siglo XVIII a través de la política de parlamentos, sin embargo, junto con mapuches, pehuenches y otros pueblos amerindios, fueron los más acérrimos camaradas de los realistas y los que más lucharon contra los oligarcas criollo-mestizos, los revolucionarios ibéricos y sus aliados británicos, haciendo frente violento al separatismo. No lo olvidemos: El mundo hispánico se continuó en América, con todas las legítimas diferencias que se quieran; y estos providenciales ejemplos no son sino místicos testimonios que nos asaltan en las horas más bajas como reclamo de resistencia. Los ingleses ya dijeron en el siglo XVIII que a España había que vencerla en América y no en Europa, y no han parado hasta que lo han conseguido; y fijémonos, como apuntamos, como a uno y a otro lado del charco se siguen las mismas políticas “psicólogicas” que rayan en la negación de nuestra historia, de nuestra esencia, de nuestra tradición; en resumen: De nuestra grandeza.



Agustín Agualongo, caudillo realista amerindio de Pasto. 




En fin, por todo ello, en esta tan mala época en la que nos hallamos, si hay algún ejemplo válido de paralelismo histórico y organización de resistencia es el de los norteños de Covadonga y el de los mozárabes del Sur, la Meseta y el Levante, que contra viento y marea, contra un aparato político-militar mucho más poderoso, no cejaron en su empeño y paso a paso, recuperaron el ser de un país que había sido vencido y herido en su interior por traiciones, desde que el bando witiziano, ávido de poder, se pasó a los musulmanes en aquella desgraciada batalla de Guadalete, cuando el bereber Tarik Ben Ziyad, al mando del árabe Muza, lograron la victoria que el conde Julián, desde Ceuta, les había puesto en bandeja. Desde hace mucho tiempo, nuevos witizianos están traicionando nuestra cultura y nuestros intereses y quien mayor provecho ha sacado de todo ello ha sido el imperialismo anglosajón, siendo que en nuestros días el expansionismo marroquí, aprovechando los mismos cantos de sirena que le llegan de la Península, también espera ansioso su botín, que en su día, también cogió Francia.

Así las cosas, no nos queda sino sucumbir o recomponernos. Si hemos provocado las mayores humillaciones de Inglaterra en su historia, especialmente con Blas de Lezo en Cartagena de Indias, ¿habremos de hundirnos ante la mediocridad imperante? ¡Sea negativa la respuesta! Volvamos a la esencia, a los orígenes. “Originalidad es volver al origen”, decía el catalán Antoni Gaudí. Y otro catalán, Eugenio d´Ors, nos enseñó que todo lo que no es tradición, es plagio. Si Europa fue lo que fue, fue gracias a que por el Oriente Rusia y por el Occidente España (y Portugal) salvaguardaron sus fronteras. Ambos contuvimos al islamismo, de moros a mongoles, y de Bailén a Moscú, derrotamos a Napoleón. Y encima, nos endosan una leyenda negra tan injusta como embustera… Con todo, vemos que ahora la mentada Rusia, esa gran patria con la que tantos paralelismos tenemos (8) se fragua un renacimiento religioso y político, por encima de clichés ideológicos que ya no sirven, y acaso nunca sirvieron. Quieren volver a sus raíces, a su más sagrada identidad, para caminar mejor hacia el futuro. Así, pues, dejemos de frustrarnos comparándonos con quienes no debemos. Establezcamos un paralelismo con quien nos puede enseñar, desde la serenidad y el sufrimiento, que una nueva Reconquista es posible. Escudriñemos en nuestra historia entre godos y bizantinos desde nuestra herencia temperamental nativa y nuestra lógica continuidad histórico-política, teniendo en mente los Dogmas Nacionales que nos trazara brillantemente el mentado Vázquez de Mella: La confederación con Portugal y la América Hispana, así como la reivindicación de nuestra África. No somos el centro de Europa ni somos una isla: Partimos de la tierra pero también somos del mar, pues somos una península, unas islas adyacentes, un Viejo Mundo irredento y a su vez,  Euráfrica y  Euramérica (9); Mediterráneo y Atlántico. Entre nosotros no caben cinismos maquiavélicos ni ordenancismos carentes de sentido, sino místicos y abarcadores pensamientos de conjunto. No somos una nación-estado ni una constitución cerrada: Somos una corona con una historia labrada en el sacrificio. Nuestro amor natural por la familia y la tradición tiene que resurgir, como parece que está resurgiendo en Rusia. De hecho, aunque estemos tan degenerados por la ferocidad ultraprogre, las estructuras sociales familiares, de abrigo clánico, salen a flote ante la crisis que no nos deja ni un segundo. Y al igual que las piedras hablan, la familia sale, como salen los símbolos tradicionales con interés, como esa gloriosa cruz de Borgoña que ya muchos en nuestra América toman como máximo símbolo de unidad en la diversidad. Y es que como decía el eximio poeta andaluz Manuel Machado: “¡Vuelve a tu tradición España mía! ¡Sólo Dios crea mundos de la nada!”


Valgan como rúbrica estos sentidos versos de un servidor, para que esas piedras que están hablando nos guíen hacia un renacimiento victorioso, tal y como lideraron, Dios mediante, a las huestes de Don Pelayo:


ESTÁN HABLANDO LAS PIEDRAS

Nos han confundido y alienado,
enajenándonos nuestra identidad,
nos quieren robar el pasado
más importante: El fundacional.

Pero…
¡Están hablando las piedras!

Exotismos pretenciosos y embusteros,
quieren tapar con un dedo el sol.
Con decadencia de olor a muerto,
nos desangra y nos hiela el corazón.

Sin embargo…
¡Están hablando las piedras!

¡Córdoba! El crismón mozárabe.
¡Guarrazar! La solera monárquica.
¡Asturias! La cruz de los ángeles,
el emblema de la victoria hispánica.

Y es que…
¡Están hablando las piedras!

Hispania del Fuero Juzgo,
Españas que se desparramaron por América,
resabios godos y bizantinos como augurio,
como un pasado de futura promesa.

Porque…
¡Están hablando las piedras!




[Img #26216]



(1) Como nobleza obliga, ha de reseñarse que este artículo no podría haber sido elaborado sin la siguiente bibliografía:

Páginas:

Hermandad Hispano Mozárabe “Gothia” | Mozarabia



La Ermita




Artículos:

-"La presencia bizantina en Hispania (siglos VI-VII). La documentación arqueológica". Antig. crist. (Murcia) XXIV, 2007. Jaime Vizcaíno Sánchez

-“El arte mozárabe”. E. Valdearcos, Clio 34, 2008. ISSN 1139-6237

-“Los orígenes de la liturgia hispano-mozárabe”, de Ramón Gonzálvez Ruiz.  "Los orígenes de la liturgia hispano ...

-“Liturgia y música en la Hispanidad de la Alta Edad Media: El canto visigótico, hispánico o mozárabe.” Juan Carlos Asensio Palacios. Conservatorio Superior de Música de Salamanca.

Liturgia y música en la Hispania de la Alta Edad Media: el ...




Libros:

-Historia del rito mozárabe y toledano, del Rvdo. P. Germán Prado. Estudio premiado con ocasión del VII Centenario de la catedral toledana. Abadía de Santo Domingo de Silos (Burgos).

-El canto mozárabe. Estudio histórico-crítico de su antigüedad y estado actual. De Casiano Rojo y Germán Prado, monjes de Silos, O.S.B. Diputación provincial de Barcelona, 1929.




(2)Véase:

nostalgia de juan antonio cebrián - antonio moreno ruiz







(3) Sobre Daniel Gómez Aragonés:




(4) Véase por ejemplo la iglesia rumana de Coslada (Madrid):

Iglesia Ortodoxa Rumana - Parohia “Sf. Nectarie ...


Muchos, a simple vistan, hablarían de “arte moro”. No en vano, es curiosa su coincidencia con el arte mozárabe, extractor de los cánones hispanogodos. Por ejemplo, compárese con esta ilustración extraída de un códice hispánico medieval:





(5) Véase: Imperio almohade - Wikipedia, la enciclopedia libre



(6) Tal y como lleva advirtiendo el historiador colombiano Pablo Victoria desde hace mucho tiempo, el indigenismo afectará antes a los criollos que a los ibéricos. El indigenismo, popurrí fabricado por intelectuales europeos roussonianos, de llegar a materializarse agresivamente, no distinguirá entre “blancos buenos y malos”; simplemente el blanco es culpable de todos los males y deberá salir, en el mejor de los casos. Pieds-noirs y afrikaners, salvando las respectivas distancias, están muy recientes, pero por lo visto, ni así se aprende.

Muchos criollos, al igual que muchos españoles, no se dan cuenta de que este auto-odio les acabará salpicando, porque en Europa, islamistas y compañía no distinguirán tampoco a los progres, como en su día no distinguieron a los hispanogodos traidores que les favorecieron, y ni tan siquiera a los bereberes...

Pablo Victoria - Libros y obras del autor, biografía y ...





(7) Sobre Serafín Fanjul:

Apología de Serafín Fanjul | Alerta Digital


SERAFÍN FANJUL - Catedrático Literatura Árabe UAM

Serafín Fanjul, Catedrático en Literatura Árabe por la UAM, recordó ayer (19 Mayo 2006) en un programa de POPULAT TV, ...


  1. Serafín Fanjul, El Islam y las minorías religiosas

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    Conferencia pronunciada por Serafín Fanjul, El Islam y las minorías religiosas, en los XVI Encuentros de Filosofía, Oviedo, 15 de ...
  2. Fanjul i el mite d'alandalus

    Una entrevista on parla el doctor Fanjul sobre el seu nou llibre La quimera de al-Andalus.


Lagrimas en la lluvia 006 El islam

  • de R BC
  • Hace 1 año
  • 5.277 visualizaciones
Programa Nº 6 de Lágrimas en la Lluvia, con Juan Manuel de Prada y Maria Cárcaba. Tema tratado: Islam. Película emitida: "Los ...






(8) Véase:

RAIGAMBRE: RUSOS Y ESPAÑOLES: EL "EÓN JOÁNICO ...




(9) Recuérdese:

24.1 - Revista La razón histórica