RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

domingo, 15 de noviembre de 2015

PARÍS Y LOS HIPÓCRITAS

Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor



Desde hace mucho tiempo, se masca la tragedia. Este fin de semana Europa se acostaba con un terrible atentado perpetrado en París, la capital de la bel France que se acicalaba entre discotecas. Algo similar a lo ocurrido con las Torres Gemelas de Nueva York o con los trenes de Madrid. En todos estos casos, los actores suelen ser los mismos: Locos islamistas. Por lo menos, eso nos dicen. Y ahora, copiando los modelos angloamericanos, salen "teólogos de todas partes", haciendo "análisis" a cual más pesado. Y es que nuestra generación tiene unos conocimientos absolutamente deficientes sobre cuestiones teológicas y filosóficas, y no digamos "históricas", por más que el personal vaya de sabio por la vida por mor de haber leído a chuflas como Dan Brown.

Con cuestiones de teología y política de andar por casa, podemos decir lo siguiente, apelando a la tradición de la Cristiandad:

-Existe la teoría de las dos espadas: Iglesia/Monarquía. Los "dos poderes", si se quiere, secular y espiritual, aun en comunión, pero con diversidad de funciones. Esa ciencia política ayudó mucho a desenmarañar el cesaropapismo, aunque siempre quedaron restos.

-Y por supuesto, San Pablo nos deja muy claro que a los cristianos no nos está autorizado hacer el bien a través del mal.

Pues bien: Si gracias a la leyenda negra anticristiana, muchos pueden pensar que en nombre del cristianismo se han hecho barbaridades; por lo menos que esta masa acrítica que parece caballo de buena boca vaya sabiendo que en el islam no existe nada de las "dos espadas". Y en el islam muy expresamente se autoriza a hacer un supuesto bien a través del mal, así como se autoriza a mentir. Maquiavelo se queda en pañales al lado de Mahoma.

Pero nada, seguro que muchos seguirán haciendo mil elucubraciones sobre la "religión". Ya que todo el mundo se cree teólogo y filósofo y lo que haga falta, algunos leerán el Corán, otros sacarán cosas del Antiguo Testamento... Pero ni han entendido ni entenderán nada. Porque esto se trata, amén de un problema teológico (que por supuesto), filosófico y político, de una cosmovisión. Que es una manera de entender el mundo, la vida. Que no todo se arregla con "educación". Que el "optimismo científico-ilustrado" es un fracaso anunciado desde el siglo XVIII. Que esta marea musulmana establecida en Europa desde hace generaciones ni se adapta ni se va a adaptar. Y que este sistema y esta sociedad, que nos ha convertido en cobardones sin capacidad de reacción, ya no dan más de sí. Ahora vendrán lacitos, vendrán banderitas, vendrán conciertos, velitas... Pero el problema seguirá estando. Y "curiosamente", esos islamistas criminales por los que se horrorizan seguirán siendo subvencionados y entrenados por las potencias dizque democráticas.

Islamistas criminales que, al igual que con lo de las Torres Gemelas, sus cuerpos no aparecen pero sí sus pasaportes...

Y Putin, es muy agresivo, muy expansionista... ¡Comunista y todo, dicen algunos!

Y es que es para alucinar lo fácil que se deja hipnotizar el personal a través de la psicosis de masas. Con este brutal atentado en París, ya hay más de uno y más de dos pidiendo que se arrase Siria. Y el caso es que ya se ha arrasado Siria, un país pacífico y próspero a pesar de estar invadido por Israel; un país donde los cristianos no tenían ningún problema; donde había unas procesiones que en nada envidiaban a las de Andalucía, Nápoles o Huamanga. También se ha arrasado Irak, Afganistán y Libia. Y en todos estos casos, la República Francesa ha intervenido activamente, cuando no a través de su ejército, subvencionando a los asesinos islamistas que ahora han matado en París a 160 personas. Y sin embargo, hay quien quiere arreglar esto con más del sistema; más romanticismo progre; más, más todavía, como si ya no tuviéramos bastante... El mismo sistema de "puertas abiertas" y "refugees welcome"...

Desde luego, por más que intento buscarle la lógica, no la encuentro.

Por cierto, ¿nadie sabe que ha habido un atentado similar en el Líbano, otro país destruido por los "aliados de Occidente"; esos mismos "aliados", reitero, que han cometido la brutal masacre en una Francia que los ha financiado y entrenado?

¿Hemos reflexionados sobre las palabras de Bachar Al Assad, quien lleva advirtiendo hace años que si la Europa occidental no dejaba de apoyar a los terroristas, esto acabaría pasando en su suelo? ¿Esto que ya lleva pasando cinco años en Siria?

En fin, ahora vendrán lamentos y culpas. Las culpas, valga la redundancia, se echarán en la religión, sin reparar en los millones de muertos acaecidos directamente por la gestión atea/laicista, desde la Revolución Francesa a nuestros días. ¡Están ateos, progres, liberales y etc. como para dar lecciones de moral!

¿Soluciones? No hay una varita mágica. Pero lo cierto es que, por ejemplo, gracias al apoyo aéreo que Rusia le está brindando a la República Árabe de Siria, con su consentimiento y respetando al legítimo gobierno de Bachar Al Assad, muchos sirios han conseguido volver a sus hogares y hay objetivos del Estado Islámico que han sido destruidos. Por hay ahí que empezar.



Imagen de www.bbc.com




En este lío nos ha metido la Europa moderna e inconsciente. Antaño, tanto España (y Portugal) por el Occidente como Rusia por el Oriente ejercieron de muro de contención. El moro siempre ha temido y odiado al español y al portugués, y lo mismo puede decirse del tártaro con respecto al ruso. Y es que España ha sido el país que más y mejor ha derrotado al islam religiosa, política y militarmente. Y esto por lo visto no se nos perdona desde la Europa dizque civilizada e ilustrada...

Otrosí, la presencia ibérica en África es milenaria; sin embargo, el colonialismo del XIX y la farsa descolonizadora del XX ha provocado un desorden cuya magnitud todavía nos atenaza. La República Francesa sigue actuando como potencia colonialista descarada mientras que España y Portugal tuvieron que irse de África, y con guerras y amenazas de las mismas potencias que hacen y deshacen sin que nada ni nadie las contenga. Así borraron nuestra experiencia histórica. Así hacen y deshacen a su antojo, siendo  que la Europa occidental sea uno de los sitios donde menos libertad haya del mundo, para encima pretender vender justo lo contrario. Por ello, hay que denunciar a los poderes que en nuestros días han ayudado a que el Estado Islámico llegue donde llegue; poderes que son herederos de las canalladas de un pasado todavía reciente. Y entre esos poderes está la República Francesa. Estos gobernantes tiranos, que pretenden enfrentarnos con Rusia con mentiras mediáticas y sanciones comerciales, planearon hace años, luego de la invasión de Irak, las "primaveras árabes" y la invasión de Siria e Irán. Creían que Siria caería como cayeron Túnez o Libia, pero se equivocaron. Por un lado, la estructura política siria está muy bien compactada. Por otro, tuvo apoyo en la retaguardia desde el Hezbollah, auténtico ejército por encima de naciones-estados; por otro, el apoyo solapado de Rusia que por fin se ha materializado. Siria e Irán no son peleles. Pero el sistema necesita invadirlos por su geoestrategia y su petróleo y por mil cosas más. Trazó este sangriento plan hace años y ya no tiene más propaganda, porque sus burdas mentiras han caído por su propio peso. Y ya no sabe qué hacer, y muy seguramente, apelará a utilizar a las víctimas de esta barbarie para sus nauseabundos proyectos. Y si no, atentos:

¿SERÁ QUE EN LOS PRÓXIMOS DÍAS VEREMOS LA JUSTIFICACIÓN DE LA INVASIÓN DE SIRIA E IRÁN, ASÍ COMO UNA NUEVA OLEADA DE "REFUGIADOS" EN EUROPA?

Tiempo al tiempo. Y que Dios nos coja confesados.

Como dijo Blas Piñar QEPD refiriéndose hace muchos años a la política estadounidense: ¡Hipócritas!

Y que descansen en paz las víctimas. Y atentos, que estamos en alerta. ¡Y Rusia no es nuestra enemiga!






viernes, 13 de noviembre de 2015

LA DIMENSIÓN POLÍTICA DEL AMOR PLATÓNICO




EL AMOR ES LO QUE DEFINE A LOS HÉROES


"Porque unos gracias a este don [el de la fortaleza, dada por el amor]
con fuerte espíritu por lo honesto,
por la patria o por la religión afrontan los peligros y la muerte".
 
 (Marsilio Ficino,
"De Amore. Comentario a "El Banquete" de Platón")



 
Manuel Fernández Espinosa



Conviene mucho a esta indagación que empecemos diciendo que lo que popularmente se entiende por "amor platónico" no es más que la vulgarización o, todavía peor, las tergiversaciones vulgarizadas, de uno de los temas centrales del platonismo. Nunca la filosofía fue más filosofía (en su sentido etimológico: "amor por el saber") que con Platón, pues es el amor la fuerza que propulsa toda la obra platónica. Las divisiones que con objeto didáctico se han hecho de su obra: metafísica, epistemología, psicología, cosmogonía... pueden servir al estudiante para iniciarse en Platón, pero han de quedar superadas cuando se ha leído la obra completa, accediendo al núcleo esencial de este monumento inmortal del pensamiento universal que, a pesar del paso de los siglos, sigue vigente.
 
El amor platónico no será, por lo tanto, como por ahí piensan algunos profanos, el "amor idealizado" (y, por "idealizado", imposible), ni el "amor casto y ajeno a todo deseo de contacto carnal", tampoco el amor homosexual/homoérotico, aunque en la Atenas de Platón éste era una lacra. El pensamiento platónico, siendo tan complejo y difícil en su núcleo, se ha mostrado tan versátil que hasta ha dado algunas de las más recurrentes imágenes de nuestra cultura; valga mencionar la peregrina idea de "la media naranja" que no es más que una lectura superficial del mito del andrógino, presentado en "El banquete" por boca de Aristófanes.

Muy acertadamente, Camilo José Cela escribía: "Al limitar el amor a pasión del alma -y sólo del alma- los intérpretes creadores del pseudomito del amor platónico cayeron en dos reducciones: la de convertirlo en amor pederasta, ya que la satisfacción del amor no más que a través del alma se dirigía hacia el efebo, signo natural de la belleza, y la que, como secuela, producía la falsa consecuencia de que el amor hacia el joven se perfeccionaba como finalidad con la eclosión de los bellos sentimientos y los bellos pensamientos, para llegar al éxtasis erótico en la contemplación de la eterna belleza. Algunos glosadores, atendiendo sólo al final de esta tergiversación, llegaron a proponer la idea de que el amor platónico era la contemplación idealizada de la belleza femenina".
 
El amor estéril (y todos los supuestos "amores" hasta aquí presentados, vulgarizaciones del "amor platónico") son, en definitiva, "actividades" estériles y, como tales, serán por lo tanto lo más contrario al concepto platónico del amor, pues decir "amor estéril" es un flagrante oxímoron. Pero, habiéndonos cuidado de poner a un lado desdeñosamente todas esas falsificaciones causadas por la ignorancia o el interés enfermizo, nuestro tema aquí y ahora es acceder a una de las dimensiones del amor platónico que menos atención han recibido, lo cual nos puede parecer increíble, puesto que Platón insiste constantemente en ello; no obstante, que esta dimensión del amor no haya sido puesta de relieve con la importancia que se debiera, nos extrañará menos teniendo en cuenta los prejuicios acumulados por las vulgarizaciones más arriba apuntadas, así como la clamorosa falta de lectores capaces de superar una mentalidad depauperada, ese reduccionismo al sujeto en que consiste la modernidad toda (la mentalidad contemporánea, todavía lastrada por el romanticismo -y, todavía peor, por el romanticonerío- es una forma moderna de inteligir y sentir degradados, el postmodernismo no es más que la postdegradación).
 
Platón no sufría de ese achaque del subjetivismo, por eso cualquier aproximación subjetiva al pensamiento platónico se mostrará totalmente inepta para captarlo en toda su profundidad. Para comprender a Platón hay que ser premoderno. El amor tiene en Platón, como no podía ser menos y así lo tiene todo en su obra, un auténtico compromiso con la "polis". El amor no puede ser ajeno a lo político. Esto lo podemos ver aquí y allá en toda su producción, desde "La República" hasta el "Fedro", sin dejar de pasar por "El Banquete" que es el diálogo consagrado, dicho en un sentido fuerte, al "amor". Aunque los discursos de Fedro, Pausanias, Erixímaco, Aristófanes y Agatón (y hasta la irrupción de Alcibíades) ha dado munición a místicos y poetas de todas las épocas por los poderosos mitos evocados, haremos bien en identificar el pensamiento que Platón tiene sobre el amor con lo que expone Sócrates, evocando a la misteriosa Diotima la de Mantinea, personaje que se ha demostrado histórico al descubrirse una estatua dedicada a ella, mujer que parecía cumplir la función de hierofante de misterios sagrados y a la cual reconoce Sócrates como su iniciadora en la teoría del amor. En lo esencial, el concepto del amor que sostiene Platón, por boca de Sócrates, es lo que resume magistralmente D. Antonio Tovar en estos renglones: "El amante busca alcanzar el bien, para con él lograr la felicidad, pero ¿de qué modo quiere alcanzar el bien? Para hacerlo propio, esto es lo esencial. Como que busca en el bien la mitad de sí mismo, un complemento que hará suyo para siempre. En él ve una suma de bienes y felicidad que es el incentivo del amor. Pues el objeto del amor es el bien, y esencial en el amor es el logro perpetuo de ese bien".
 
Diotima alude enigmáticamente a una iniciación de índole mistérica: "en cuyos misterios, Sócrates, -dice Diotima- también tú podrías iniciarte. Pero en los ritos de iniciación perfecta y en las supremas revelaciones, que constituyen la finalidad de aquéllos si se procede correctamente, no sé si serías capaz de iniciarte", podríamos suponer algo parecido a los misterios eleusinos, dionisíacos u órficos, pero lo más llamativo es que Diotima presuma que Sócrates no pueda acceder a los "ritos de iniciación perfecta y en las supremas revelaciones", lo que ha dado lugar a una profusa polémica entre especialistas en Platón. Sin embargo, Diotima trata de conducir a Sócrates hasta el núcleo de estos misterios y nos lo representa como una gradación: "En efecto, -sigue diciendo Diotima- éste es el camino correcto para dirigirse a las cuestiones relativas al amor o ser conducido por otro: con la mirada puesta en aquella belleza, empezar por las cosas bellas de este mundo y, sirviéndose de ellas a modo de escalones, ir ascendiendo continuamente (...) y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a los bellos conocimientos, y a partir de los conomientos acabar en aquél que es conocimiento no de otra cosa sino de aquella belleza absoluta, para que conozca por fin lo que es la belleza en sí. En ese instante de la vida, querido Sócrates -dijo la extranjera de Mantinea-, más que en ningún otro, vale la pena el vivir del hombre: cuando contempla la belleza en sí". Una belleza que más abajo nos presenta Diotima como: "limpia, pura, sin mezcla, sin estar contaminada de carnes humanas, de colores y de otras muchas naderías mortales" y, lo dice: divina.
 
Bien leído, el discurso de Sócrates, trayendo al simposio las palabras de Diotima, está respondiendo a todos los que han intervenido previamente. Por ejemplo, Fedro sostenía una idea del Eros como incitador al amor honorable, pues el amor sería para Fedro: "Lo que, en efecto, debe guiar durante toda su vida a los hombres que tengan intención de vivir noblemente (inspirando) la vergüenza ante las feas acciones y el deseo de honor por lo que es noble, pues sin estas cualidades ni una ciudad ni una persona particular pueden llevar a cabo grandes y hermosas realizaciones." A lo que parece decirnos Sócrates que no sólo es eso, aunque también es eso.
 
Incluso en el diálogo "Crátilo" nos vino a decir que del "amor" (eros) nacieron los "héroes" (marcando la semejanza entre las palabras griegas "eros" y "héroe"), llegando a afirmar que: "Esto [el amor] es lo que define a los héroes". Sabido es que en este diálogo nuestro Platón etimologiza a su gusto, pero "se non è vero, è ben trovato". El amor platónico, de estirpe divina y siempre dirigido al bien, sólo puede engendrar héroes, nunca patéticos idealistas incapaces de poner por obra lo que cuajan en sus mentes autosuficientes y estériles.
 
El ascenso místico de los "cuerpos bellos" a las "bellas normas de conducta" nos está poniendo de manifiesto la dimensión política del amor. El amor no puede quedar fijado en lo visible, sino que debe remontarse hasta su fuente divina, el Bien en sí, la Belleza en sí, nuestro Dios (todavía hay gente -profesores de filosofía incluidos- que no se han enterado de que lo más parecido al Dios cristiano en Platón no es el demiurgo del "Timeo", sino la Idea suprema del Bien en sí/Belleza en sí). Las "bellas normas de conducta" serán reconocidas como un escalón superior al de la belleza que podamos hallar en los seres visibles, aunque esté subordinada al escalón de la ciencia (dianoia -conocimiento discursivo- y noesis -inteligencia). Que las normas de conducta sean consideradas en el discurso del amor, repito, parece que ha dejado impávidos a cuantos han leído "El Banquete". Para poder explicarlo, baste recordar que "Los poetas y los legisladores son uno y lo mismo en la pedagogía que sus obras representan" -escribía Werner Jaeger. En la poesía y en la filosofía política está la "paideia" que, como Jaeger, dice: "brota del eros (amor) para convertirse en areté (virtud)". El amor platónico no queda, pues, reservado al ámbito de lo privado, pues lo mismo que hombre y mujer por amor natural fundan familia, ese amor rebosa los límites domésticos para imponer "normas de conducta" públicas que establezca el orden social y político. La reducción del amor al terreno privado (perpetrada con la burguesía incipiente desde el Renacimiento) ha supuesto una considerable merma que ha traído como consecuencia que, en la sociedad que ha sufrido de este achaque burgués, las familias hayan quedado autocomplaciéndose en su felicidad hogareña, mientras que siniestros individuos y grupos organizados de muy dudosa e invertida moral han ido ganando el espacio público, imponiendo en lo social una anormalidad que incluso ha llegado a plasmarse en la legislación, es algo que salta a la vista en nuestro deplorable y desgraciado mundo occidental.
 
Los que mejor interpretaron el concepto de amor platónico fueron los grandes filósofos cristianos medievales. Estos, guiados por el magisterio de Dionisio Areopagita y San Agustín de Hipona, aunque clérigos -de la casta orante-  llegaron a profundizar en la doctrina platónica con frutos que no tardaron en derramarse generosamente sobre la casta de los guerreros y estos encontraron en ello la razón que sublimaba su actividad bélica, lo mismo en las Cruzadas que en las hazañas caballerescas de los tiempos de la caballería andante y el amor cortés (aunque éste fuera objeto de desviaciones gnostizantes). El amor platónico, con su dimensión política y a salvo de las tendencias reduccionistas y pervertidoras, puso en su lugar adecuado el impulso heroico de los caballeros por sus damas y por el orden social. Se estableció el amor, según el orden natural, marcando la heterosexualidad al no encontrar nada más que exclusivamente en lo "femenino" el ideal de todo hombre bien nacido (librando a los varones de la depravación pederástica que sufrian los griegos paganos). Y la mujer fue la primera beneficiaria de la alta especulación mariológica de nuestros teólogos medievales, que inspirados por la Santísima Virgen María, encontró en la Virgen María el modelo más sublime de toda criatura humana.
 
 
BIBLIOGRAFÍA:
 
 
Platón: Obra completa.
 
Cela, Camilo José, "Enciclopedia del erotismo".
 
Tovar, Antonio, "Un libro sobre Platón".
 
Jaeger, Werner, "Paideia".
 
Ficino, Marsilio, "De Amore. Comentario a "El Banquete" de Platón".
 
 

lunes, 9 de noviembre de 2015

SUSTITUCIÓN CULTURAL ANGLOSAJONA

Imagen de www.taringa.net

Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor

Por desgracia, creo que no es verdad que el español sea un idioma en auge. Lo que percigo en auge es una jerigonza spanglish que está pudriendo el español. Estamos suplantando nuestra cultura y nuestra psique por algo que, lejos de enriquecernos, nos empeora, en un proceso de sustitución cultural apabullante: "Miss" por "señorita", "kinder" por "párvulo" o "preescolar", "delivery" en vez de "a domicilio", "stop" por "alto" o "pare", "sorry" por "lo siento"/"disculpa"/"perdona", "heavy" por "fuerte"... Y eso por no hablar de "Halloween", "baby shower", "Christmas"... ¡Joder, qué hartura y qué asco! Y ya, si uno no usa estas palabrejas, parece un marciano. Definitivamente, el afrancesamiento ilustrado parece un dulce al lado de esta pesadez hortera. Afrancesamiento que, por cierto, estuvo presente en las oligarquías hispanoamericanas hasta bien entrado el siglo XX, y más exagerado todavía que lo que fue el XVIII español.

Yo, qué quieren que les diga, me niego a sustituir la riqueza de nuestra lengua por estos barbarismos de mal gusto. Me niego a decir “brother” en lugar de “hermano”; me niego a decir "Oh, my God!" en lugar de "¡Dios mío!"; me niego a cantar "happy birthday" en lugar de "feliz cumpleaños"; no le pondré nombres "exóticos" a mis hijos así como me niego a festejar al gordo vestido de colorado y tantas otras estupideces que nos están metiendo de la Península al Nuevo Mundo para sustituir la riqueza de la cultura hispana en particular y latina en general. Por lo mismo que si tengo descendientes, nunca les pondré nombres exóticos que no entren en mi fonética.

Y sí, soy profesor de español para extranjeros, entre otros menesteres; y por eso mismo, soy consciente de las variedades del español, de la Península al Nuevo Mundo, pero eso es una cosa y otra muy distinta es enseñar la hortera bastardía de una reata de innecesarios y acomplejados anglicismos, máxime cuando para la gran mayoría de ellos hay palabras y expresiones de sobra en nuestra culta lengua, la lengua de Cervantes y Quevedo, la lengua de Rubén Darío, Amado Nervo y José Santos Chocano; la lengua del Cantar de Gesta y de la poesía gauchesca; la lengua que fue de las Partidas del rey Alfonso X el Sabio a las Leyes de Indias; la lengua que, bien nacida en Castilla, se hizo universalmente española a través de la hermosa conexión Andalucía-Canarias-América.

Creo que en nuestra América el proceso de yanquización ha sido más intenso porque desde hace muchos años se abandonó totalmente el estudio del latín, por lo que incluso la gente culta tiene un desconocimiento abismal sobre la raíz de su idioma, siendo que las oligarquías, cerriles y apátridas, alientan esta yanquización. En España se resistió un poco más, pero fue llegar la década de los 90 y entrar en el desenfreno anglosajón, de la mano del PSOE y del PP, así como de sus necesarios aliados comunistas y separatistas. Así que o tomamos cartas en el asunto a entrambos lados del Atlántico, o preparémonos entonces para disolvernos en la indignidad, porque ya se preguntó cual fatal profeta el mentado Rubén Darío:

“La América española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?”(1)

Esto por desgracia ya está pasando. Y es una pena, dado el potencial tan grande que tenemos, y que de hecho, deberíamos reivindicar.

Por otra parte, con esta ristra de anglicismos innecesarios, en este proceso de sustitución cultural, es normal que apenas salgan buenos escritores. ¿Qué van a escribir? Pensando y hablando así, no puede salir nada bueno.

Otrosí, los autores del realismo mágico al menos tuvieron la decencia de replantearse el lenguaje desde su base, creando algo que si bien puede gustar más o puede gustar menos, desde luego ha conseguido enriquecer nuestra lengua. En cambio, muchos criticones conservaduros (que no tradicionalistas), incapaces de crear absolutamente nada, no parecen tener mayor problema ante la constante intromisión anglosajona. No en vano, si por algo se ha caracterizado el pseudo-monarquismo conservaduro (de estilo juanista) en España, antes del gusto por los trajes de alguacilillos, es por su ridícula anglofilia. Mucha mojigatería pija, mucha pose pseudo-caballeresca, pero incapaces y vendidos ante el combate cultural. Y tanto progres como moros y anglos avanzan, corroyendo lo poquito que nos queda.

Así las cosas, que Dios nos coja confesados. Pero en español, gracias.






Imagen de www.laprensa.com.ni




(1)Véase el poema “Los cisnes”:

Los cisnes - Poemas de Rubén Darío - Poemas del Alma

sábado, 31 de octubre de 2015

ANTICOMUNISMO Y RUSOFOBIA

Imagen de kimmish.co.za
Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor

Por una cosa o por otra, Rusia está en el candelero, y parece ser que decir “Rusia” es decir varias cosas a la vez. Recuerdo que no hace mucho, un colega brasileño me decía que él no debía ser un buen brasileño, pues cuando decía su nacionalidad, automáticamente le saltaban con carnaval y samba, cosas de las que no gustaba. Y bueno, es universal que todo país cargue con determinados tópicos, hasta ahí de acuerdo. Pero en Rusia hay “algo más”, y puede tener su explicación: La caída del muro de Berlín, presagiando la última década de un siglo XX que se fue muy rápidamente, supuso una especie de aura optimista en muchos rincones del Occidente. Con razón, muchos pueblos del Este pensaban que por fin se liberaban de tan oprobiosa tiranía. Sin embargo, desde Washington se pensaba de otra manera: Por fin el terreno estaba allanado para dominar el mundo occidental a placer, y de ahí desembarcar a lo largo y ancho del Pacífico como quien se va de vacaciones. Pero resulta que la historia no fue así, y Rusia, iniciando una última década de siglo desastrosa, comienza a revolverse cuando ni propios ni extraños se lo esperan; y cuando Estados Unidos intentó meter sus zarpas en el Cáucaso a través del golpista Saakashvili, Rusia demostró que estaba viva y coleando, y en cuestión de una semana finiquitó el que podría haber sido un grave problema geopolítico, a la par que advirtió que no iba a haber más Kosovos. Y desde entonces, Rusia volvió a la política internacional por la puerta grande, y en Occidente, “Putin” era y es (y probablemente será) el hombre y el nombre. (1)
Teniendo este cuadro por banda, nos situamos ante los dos planos que salen a la palestra cuando nos referimos a Rusia: Anticomunismo y rusofobia. Y aunque pueda parecer paradójico, están bastante relacionados: El anticomunismo (2), lejos de haberse enterado que el muro de Berlín ya cayó, sigue anclado en una trampa ideológica que le vino (y le viene) muy bien al imperialismo anglosajón, y en verdad no es nada paradójico, puesto que el anticomunismo no tiene más ideología que una suerte de miedo paranoide a que hoces y martillos salgan de todos lados para fastidiarles la tranquila vida. La pregunta del millón sería qué alternativa real ofrecen ellos a esa supuesto sempiterno y redivivo comunismo que va a acabar con todos, porque no parecen salir de una histérica dialéctica que, en forma de altisonantes diatribas, emplean a distancia contra todo aquello que les pueda oler a “izquierda”, demostrando así una actitud eminentemente burguesa, la clásica actitud del meter miedo y esperar a que alguien/otro haga algo, y resulta que ese “alguien” suele ser el liberalismo, el máximo y hegemónico beneficiario de nuestro tiempo.
Otrosí, el anticomunismo se relaciona mucho con la rusofobia, porque para todo anticomunista que se precie, Rusia es la carne y la sangre del comunismo. Ser ruso equivale a ser un rabioso comunista. Y como Putin estuvo en la KGB, Putin es comunista y Rusia está restaurando la Unión Soviética, y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Y es que si adquiriéramos la lógica de los anticomunistas, colegiríamos que España es un país franquista y que Alemania está lista para el IV Reich. O quién sabe, tal vez De Gaulle se va a levantar de su tumba y va a volver a ¿salvarnos de la izquierda? dejando a los pieds-noirs a su suerte. Nada, nada, Putin ya está calado. No importa que en Rusia se haya prohibido la propaganda de la pornografía, la homosexualidad y el aborto; no importa que en Rusia, por cada ruso nacido, el gobierno dé 9.300 euros; no importa que el gobierno de Moscú haya establecido un impuesto único del 13%; no importa que en Rusia estén prohibidas las manifestaciones homosexualistas promovidas y financiadas por Hollywood y la Unión Europea… Es más: No importa que en Rusia, si quieres educar a tus hijos de una forma tradicional, el Estado no sólo no es que no te ponga trabas, sino que te da todas las facilidades del mundo. Existen multitud de comunidades y colegios que ya quisieran muchos que se hacen llamar tradicionalistas para sus vástagos (3). Y es que en parte el patriotismo, así como otros muchos valores, es algo real, tangible; se respira en muchos ambientes, y va calando desde la infancia. Un anticomunista prototípico dirá que eso lo hace Putin para despistar, y acto seguido, será capaz de alabar a magníficos teóricos (especialmente ingleses…) que jamás pondrán en práctica.
A esta especie de identificación genética de Rusia con el comunismo, le podemos oponer las palabras de Alexander Solzhenitsyn: "Tienes que entender. Los dirigentes bolcheviques que tomaron Rusia no eran rusos. Ellos odiaban a los rusos. Ellos odiaban a los cristianos. Impulsado por el odio étnico torturaron y mataron a millones de rusos, sin una pizca de remordimiento humano... Con sus manos manchadas de sangre, muchos de mis compatriotas sufrieron más horrendos crímenes que cualquier pueblo o nación alguna vez haya sufrido en la totalidad de la historia humana. No estoy exagerando. El bolchevismo ha llevado a cabo la mayor masacre humana de todos los tiempos. El hecho de que la mayor parte del mundo sea ignorante e indiferente sobre este enorme crimen es prueba de que la media mundial está en manos de sus autores." En sus ensayos más modernos sobre Rusia, hablaba cómo muchos exiliados ucranianos, irresponsablemente y en contra de la constitución histórica y etnocultural de su país, inyectaban la rusofobia en Estados Unidos, y la propaganda oficial angloamericana no cargaba contra el comunismo, sino contra los “rusos”, omitiendo que Stalin era georgiano y Jruschev ucraniano, y eso por no hablar de la responsabilidad de muchos líderes judíos o bálticos. Fue una tiranía internacional que se sirvió de Rusia, y que de hecho provocó el sufrimiento y la división del pueblo ruso, que aún padece una diáspora que alcanza a millones de personas desde la Europa Central al Extremo Oriente. Con todo, cuando hubo quien le reprochó a Solzhenitsyn el haber recogido un premio que le entregó Putin, quien había pertenecido a la KGB, él espetó que acaso Bush no había pertenecido a la CIA. Y se lo podíamos seguir preguntando a todos aquellos que siguen con el miedo de una KGB rediviva: ¿Es que acaso la CIA es mucho mejor?
Algunos incluso alertan con el paneslavismo… Y es que de verdad, que nos alerten con esto tras tres siglos de hegemonía angloprotestante barnizada de sionismo, ya provoca risa.
De todas formas, no entendemos por qué Putin habría de ser “fascista”, “tradicionalista”, “progresista”, “comunista”, o de cualquier tendencia de quien pretende comparar a su imagen y semejanza un mundo eslavo oriental que tiene unas características muy propias, Y muy surrealistas, que todo hay que decirlo. Hay quien lo critica por ensalzar el pasado histórico de Rusia, por introducir el Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn en las escuelas, por habilitar la figura del zar Nicolás II; y también hay quien lo critica por ensalzar la “Gran Guerra Patriótica” con banderas rojas. Sobre lo último, yo desde luego tengo una opinión muy parecida a la de Solzhenitsyn, que no en vano es acaso el intelectual que más admiro de los que he “conocido”, y creo que “patriotismo” y “sovietismo” son términos que se repelen, y que en efecto, la tiranía roja era tan extraña para el pueblo ruso como la llegada de los nacionalsocialistas alemanes. Sin embargo, ¿qué tendría que hacer Putin para gobernar el país más grande del mundo? ¿Llamar a los sabios occidentales de las más diversas tendencias que coronan terapias de autoayuda presididas por cafés, copas y puros? Por supuesto que en Rusia habrá cosas que gusten y cosas que disgusten, eso es lógico; empezando porque Rusia no deja de ser un país inmerso en el sistema capitalista y donde todavía no se ha prohibido por ley el abominable crimen del aborto. Con todo, también es lógico que Putin, si quiere revitalizar a su país como potencia, hostilizado constantemente por Yanquilandia y su colonia la Unión Europea, aúne voluntades de grupos dispares, pero que por lo menos están dispuestos a entregar su vida por su patria. Por eso necesita una sociedad fuerte y por eso en Rusia se promocionan valores de verdad sin miedo a lo políticamente correcto, con todos los terribles problemas y contradicciones que haya; que no son menores que en los países occidentales. Y es que como dice el politólogo Alexander Duguin (4), al fin y al cabo Putin no tiene ideología porque en el espacio post-soviético esto se vino abajo. Con todo, por encima de sus convicciones, Putin es lo suficientemente listo para saber que si quiere levantar un país que es el puente entre Europa y Asia, no ha de hacer lo mismo que un Occidente que reniega de sus tradiciones y esencias, financiando desfiles del orgullo gay, extinguiendo las familias y abriéndose de par en par ante propios y extraños, y los extraños cada vez son más… Y Rusia para nosotros no es un extraño, y esto es una realidad histórica, cultural y hasta espiritual, por más que anticomunistas y rusófobos varios sigan empeñados en agitar el miedo y la paranoia. Y no olvidemos que todavía hay muchos ídolos de estos (franceses e ingleses principalmente) rusófobos de tres al cuarto, que dicen que Europa acaba en los Pirineos…

Para terminar, un desafío: A ver cuánto tardan los de siempre en decir que somos agentes de Putin o algo por el estilo. ¡Se admiten apuestas!


Imagen de en.wikipedia.org



NOTAS:

(1) Véase:

El misterio hispano-ruso. - Página web de fororusia - Jimdo


(2) Espero que al utilizar el término “anticomunista” no se confunda la postura de un servidor, que está en contra del marxismo y a mucha honra. Con todo, muchos han aprovechado el teórico estar contra el marxismo para otros fines. No es casualidad que el marxismo cultural de Gramsci y la Escuela de Frankfurt, cristalizado en Mayo del 68, haya calado más en Occidente que en Oriente. Al final, el anticomunismo no hace sino desanimar y agalvanar, ayudando a destruir; puesto que más allá de llevar la contra, se muestra incapaz de crear y luchar. Es por ello que para entendernos uso el término “anticomunismo”.
No obstante, viendo lo que fue y lo que está siendo el “anticomunismo”, y viendo a los progres de nuestro tiempo, al final va a acabar uno hasta nostálgico del bolchevismo.



(3) Véase al respecto:
https://www.facebook.com/photo.php?v=702112223174296&set=vb.428733140512207&type=2&theater



(4) Aclaro que en absoluto soy "duguinista", ni "evoliano", ni nada que se le parezca. Algo he escrito al respecto:

Apuntes hispánicos para Alexander Duguin

por Antonio Moreno Ruiz – Es una actitud muy conservadora eso de decir “hijo, tú no te destaques, no te signifiques”; o “no te metas en política”. Y es que …Sigue leyendo 

viernes, 16 de octubre de 2015

SEMBLANZA DE VALLE-INCLÁN (III)

Valle-Inclán, María Banquer y Julio Romero de Torres. Imagen de www.revistadelibros.com


Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor 







En cuanto al carlismo, a decir verdad, hay un mérito importante, y es que probablemente gracias a Valle-Inclán, el movimiento legitimista español se extendió como con cara amable a través de la literatura; quien hasta entonces, había sido utilizada (salvo excepciones como las del leonés Antonio de Valbuena o el montañés José María de Pereda) para satanizar al movimiento político más antiguo de Europa. Ejemplos como los de Mariano José de Larra o Benito Pérez Galdós son más que ilustrativos sobre esta leyenda negra anticarlista que colea hasta nuestros días.







Y rubricando con la política, podemos recalcar que en sus últimos tiempos, el gobernante que más optimismo y simpatía le inspiró no fue otro que Benito Mussolini.



OTRAS CUESTIONES PERSONALES

Y bueno, todos nos podemos imaginar a Valle como desaseado y borracho cuanto menos. Pero la realidad es que el genio pontevedrés fue siempre muy cuidadoso tanto de su aspecto personal como del aspecto de su obra. Era, asimismo, un apasionado de los modales, siendo que su afición por la pelea y el duelo partía acaso de una exagerada concepción de la hidalguía.

En cuanto a lo del alcohol, lo cierto es que apenas bebía. Y si era flaco no era porque pasara hambre, que jamás la pasó en su vida; sino porque desde jovencillo le diagnosticaron clorhidria y siempre estuvo fastidiado del estómago. De viejo, tuvo problemas de vejiga, concretamente hematuria.

Este carácter enfermizo hizo que de muy joven se aficionara al cannabis, y no como algo propio de un bohemio desharrapado, sino como un tema de receta médica. Recuerdo que cuando vi la película “Crónica del alba”, con Miki Molina como protagonista, me sorprendió mucho que en las farmacias prepararan cocaína como si tal cosa. Pero así era. De hecho la palabra “droga” se utilizaba más que “medicamento” si cabe en aquella época. Provienen del mismo mundo químico.

Otra cosa que echo en falta de la corajuda biografía de Manuel Alberca es el personaje histórico que inspiró el ficticio personaje del marqués de Bradomín: El general carlista granadino Carlos Calderón y Vasco; diplomático, donjuán, dicharachero, culto, políglota, cínico, temerario, calavera y valeroso, entre otras cosas; referido por el mismísimo rey Carlos VII en la III Guerra Carlista. M. Fernández Almagro, en un artículo que publicó el periódico “ABC” en los años 50 del siglo XX (10), refiere cómo él mismo escuchó de boca de Valle-Inclán (quien hizo varios viajes que le sirvieron para investigar el carlismo) que se inspiró en este personaje para elaborar a Bradomín, acaso su personaje más conocido y arquetípico.


¿Qué hay de Bradomín, aquel que fue definido como “feo, católico y sentimental” en Valle? Pues probablemente, más de lo que a Valle le hubiera gustado ser que lo que fue propiamente. A veces Bradomín es una suerte de príncipe renacentista tan a gusto de Valle o del mentado Evola; a veces, es un señor rural; otras, un conquistador… Valle creía mucho en esa visión del “hombre fuerte”; veía en los bandidos mexicanos a los continuadores de los conquistadores de antaño; que por fuerza de la mediocre modernidad, ya habrían perdido el sentido.

El marqués de Bradomín, qué duda cabe, es un personaje literario-político, muy amplio, muy transversal, muy generador. Pero no es Valle-Inclán. Y esto parece que hay quien no lo entiende.

¿Es el marqués de Bradomín estética? Sí. Probablemente, la obra cumbre de la estética valleinclanesca, alguien muy comprometido con el idioma y la cultura de España. Pero una cosa es la ficción y otra la realidad o la biografía.

Otrosí, Valle-Inclán nunca dejó de ser una persona muy contradictoria. De joven, decía que el mayor fallo de España fue el no haber exterminado a los indios. Conforme fue mayor, dijo que en España había como dos corrientes: El genio creador latino y la rapiña de origen semiafricano. Sus deficientes conocimientos pasaban por todo lo alto la herencia ibérica, celta o visigoda; amén de pasar por alto también la rapiña romana. En Argentina tuvo buenas palabras y buenas relaciones con la enorme colectividad carlista (descendientes directos muchos de ellos de carlistas exiliados; así fue la tolerancia liberal-alfonsina…) pero después pareció salir asqueado de allí y no habló bien de un país que le pareció “fenicio” y “monótono”, en contraposición a su gusto por los paisajes de Chile y Paraguay u su idealización de México.

En España, idealizó particularmente a Navarra, región que le inspiró muchísimo para bien en su época “más carlista”.

Su arquetípica manquedad no fue en ningún Lepanto, sino en una pelea con un bestiajo periodista vasco que lo cosió a bastonazos, mientras él intentó atacar primero con mal resultado. Y no fue su infección producto de ninguna falta de higiene, sino del metal del bastón. Curiosamente, ambos eran amigos y acabaron haciendo las paces, siendo que el vasco en cuestión le pidió disculpas en no pocas ocasiones.

Y acaso el mayor palo de su vida, amén del disgusto con su hija por un noviazgo y posterior matrimonio que nunca aprobó, fue el divorcio, un divorcio que no quiso y que probablemente nunca esperó; pero con el divorcio, vinieron otros muchos daños colaterales, tanto emocionales como económicos. No le dio importancia a la ley del divorcio de la II República y sin embargo, le cayó en contra; siendo que su esposa, Josefina Blanco, adoptó un comportamiento histriónico y hasta agresivo contra él. Dejó dicho, eso sí, que una cosa era la ley del estado, a lo que no daba importancia, reiteramos; y otra que como cristiano, no aceptaba el divorcio. ¡Valle y sus cosas!

Ciertamente, nunca dejó de ser un hombre de mundo, sobre todo dado el nivel del español medio de la época. Y su carácter y también el cachondeo de la prensa hizo que un reguero de anécdotas falsas colearan sobre su figura hasta en el día de su muerte: Es mentira que reusara auxilios espirituales. Es mentira que un joven ácrata se tirara sobre su tumba para apartar una cruz. Es mentira que jugara al ajedrez. En fin, nos pasaríamos horas y horas desmintiendo; y de hecho, no sólo se ha escrito mucha farfolla al respecto; sino que también se han hecho reportajes que tal bailan; y el imaginario que hay alrededor ya es muy poderoso.

No obstante, con todos los defectos que le pueda ver a la biografía de Manuel Alberca, sin duda es un grandísimo paso para conocer más y mejor al hombre y al escritor.
Quedo a la espera de la biografía de su nieto, Joaquín Valle-Inclán, que tengo entendido que ya está publicando Espasa. Eso promete, porque Joaquín, profesor de literatura, lleva años advirtiendo frente a la sarta de tópicos y mentiras que hay sobre su abuelo; aunque me temo, por lo poco que he leído de él, que la visión que Joaquín tiene del carlismo no difiere mucho de la de Manuel Alberca (no obstante Joaquín ha sido una de las fuentes de Alberca), y eso creo que no ayuda mucho. Pero bueno, será algo a acostumbrarse.
¿Qué fue Valle-Inclán? Pues por encima de otras muchas consideraciones, fue un escritor, un gran escritor. Decía mucho y con gran estilo en no muchas palabras. Tenía capacidad de síntesis y una intuición artística superior. Por ejemplo Pérez Galdós tenía mucho dominio de la técnica narrativa, pero a ello Valle le añadía la chispa, el pellizco; lo que en el flamenco se acostumbra a llamar el duende. Fue un genio creativo que muy pronto tuvo su propio espacio y universo. Sabía inventar, decorar, colocar piezas, enhebrar historias, trasladarse a otros mundos. Sabía llevar al lector a su propio terreno. Hay que leerlo siempre. Un genio: Para mí, el mejor de nuestro idioma después de Francisco de Quevedo.




FIN






NOTAS


(10) Para mayor información, véase: