Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor
Una de mis películas favoritas es "El Padrino", de Francis Ford Coppola. La tercera parte no tanto. Pero la primera y la segunda son obras maestras. Y casi que diría más la segunda; o al menos, me siento subyugado por el gran papel de Robert de Niro como el "padrino joven". Otro gran papel es el de Al Pacino. Es magistral cuando dice, en su papel de Corleone, que si algo aprendió de su padre, es el aprender a analizar cómo piensa la gente que le rodea.
Los europeos tenemos la manía de pensar que todo el mundo es o actúa como nosotros, y no nos damos cuenta de que, realmente, somos una minoría en el mundo. Con todo, si hay alguien que piense de una forma absolutamente eurocentrista, ése es el progre. Ya conseguido su propósito en Europa occidental, esto es, de una sociedad de ateísmo, drogas, hamburgueserías y desfiles gays subvencionados, se piensa que el resto del mundo ha de ser igual. Y así, cuando un progre crea una ONG que, al fin y al cabo, le paga un Estado sin el cual no sabe vivir, trata a la gente allá donde va (especialmente Hispanoamérica o África) como si fueran niños chicos. Los tratan como seres inferiores, en puridad.
Y es que progres e indigenistas padecen los mismos síntomas: Es gente que no le gusta lo que ve en el espejo. El indigenista dice que España exterminó a los indios porque no soporta ver su cara de indio en el espejo. El indigenista quisiera ser gringo, y cuando ve tanto indio y tanto mestizo a su alrededor, se desespera, y acoge ese mensaje indigenista que, en verdad, ha sido fabricado bajo patrones ideológicos europeos, concretamente, los del buen salvaje de Rousseau; creados en una Revolución Francesa que sólo en la Vendée masacró a más de cien mil personas. Para un progre "español", la Revolución Francesa es un hito mientras que la Conquista de América es un crimen. Pero en el fondo, lo que nos está queriendo decir ese progre, ese niño mimado del Estado, es que se siente muy mal por no ser guiri. Él quisiera ser de los Pirineos para arriba; quisiera ser francés, inglés, alemán... Pero no ibérico o latino. Es gente que se odia a sí misma. Padecen lo mismo que padeció el dictador Simón Bolívar, cuya familia quiso ocultar a toda costa que tenían una abuela negra. El mismo Bolívar que mandaba rechazar los retratos que le hacían que no pareciese más blancón de la cuenta.
Otrosí, la farfolla eurocéntrica progre consiste en que, gracias a la "educación", todo el mundo es igual. Ellos niegan la existencia de las razas pero, asimismo, establecen cuotas para "minorías étnicas". ¿Pero en qué quedamos? ¿Existen o no? Existen para lo que conviene... Porque esta gente no vive en el mundo real. Si no se aceptan a sí mismos, no esperemos que acepten la realidad del complejo mundo. No decimos, por supuesto, que seamos racistas. Ni tan siquiera, que las "razas puras" existan, porque eso tiene poco de científico, y hasta de espiritual, si nos apuran. Pero llegar al otro extremo tampoco es de recibo, porque sería la misma irrealidad. Y es el gran error tanto del liberalismo como del marxismo: El ser humano no es un ente aislado, ni a nivel individual, ni a nivel colectivo. Pero esto no lo entienden ni unos ni otros. Por eso, hay gente que piensa que, en Libia, que es un país cuya sociedad es tribal-beduina, puede haber una oligarquía de partidos políticos tal y como la hay en Europa. Por eso hay quien no entiende por qué en Bolivia sale una y otra vez elegido Evo Morales... Total, si todos somos "individuos iguales", no sabremos nunca que más de la mitad de la población boliviana es aimara, como aimara es Evo; mientras que el resto mal se reparte entre guaraníes, mestizos y criollos. La gran mayoría no conoce el programa político de Evo: Lo votan porque es aimara y punto.
De todas maneras, ¿acaso conocen nuestros conciudadanos los programas políticos?
Pero eso: Que siempre podremos vivir en el romanticismo progre-democrático eurocentrista... Por eso algunos son "dictadores" y otros no. Porque lo dice o Estados Unidos o la prensa. Y porque la realidad no importa. Por ejemplo: Con esta terrible tragedia de París, hemos podido oír, entre otras cosas, de los telediarios "españoles" cosas como que "Rusia se suma a Francia para bombardear al Estado Islámico" / "Estados Unidos lidera ataques contra el Estado Islámico"... Cuando la realidad es que es Francia la que se ha sumado a Rusia, yendo Hollande con el rabo entre las piernas a pedirle el favor a Putin, sin saber ni poder explicarle a su población por qué durante años han estado financiando a los que han ido a París a asesinar. Por otra parte, Estados Unidos es el que lidera la financiación y hasta el entrenamiento del Estado Islámico, y hasta hace muy poco, con Francia. Véase Levy (también presente con Sarkozy y Obama en la invasión de Libia, así como con McCain en Donbass), McCain o Clinton...
Bernard-Henri Levy
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McCain con los terroristas "sirios".
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Otrosí, Alberto Garzón, una de las cabezas visibles de Izquierda Unida, va y dice que "los terroristas temen más a un juicio que un bombardeo". Hombre, claro, tíos que están dispuestos a matar y a morir por lo que dicen creer, van a tener mucho miedo de un juicio...
Pero es que nos chocamos una y otra vez con la realidad, y la realidad no importa para el progre eurocentrista. Sólo importa el "yo me siento". Es la mentalidad de un niño mimado-caprichoso la que dirige nuestro día a día. Y este "pensamiento" llega hasta a la gente que puede ser más culta: Por ejemplo, Joseph Pérez, historiador francés, hijo de españoles, dice que él fue criado en valenciano, que sus padres eran campesinos muy pobres que apenas chapurreaban castellano, y todavía menos francés; pero que cuando fue a la escuela, aun estando con niños de origen francés, portugués o español, todos se educaban en lo mismo y las diferencias se eliminaron. Claro, pero Joseph Pérez, todavía con mentalidad "post-ilustrada" de "optimismo científico", se piensa que el hombre es un ser aislado, que lo mismo es un niño de origen portugués que de origen argelino para con Francia; porque con "educación" se va a solucionar todo. Y será entonces que el fracaso radica en que en estos cincuenta años de inmigraciones masivas, no se ha dado suficiente "educación"... Y es que los musulmanes "franceses", ya procedan del Magreb o del África Negra, fueron a Europa pero no salieron de sus círculos. Es lógico: El ser humano se halla con quien le es más afín. Si yo voy a Noruega y veo una pequeña colonia de italianos o griegos, pues seguramente me integraré antes con ellos que con los propios noruegos. Lo mismo le pasará a un marroquí o a un senegalés para con las grandes colonias de argelinos o tunecinos en Francia. Y aquí no hay "igualdad" impuesta por la guillotina que valga. La igualdad no es más que ante Dios.
Y siendo más concretos: ¿Por qué será que los libaneses o los armenios no son problemáticos en Francia? ¿Por qué sirios, libaneses o palestinos no fueron problemáticos en Hispanoamérica (1)? ¿Por qué en España, migraciones como la hispanoamericana o la europea oriental, en una considerable mayoría, no han sido tan problemáticas como otras?
Sin tener en cuenta lo etnocultural y lo espiritual, estamos perdidos. Por eso Europa está desarmada y desalmada, sin comprender nada, sin saber cómo pueden pensar unos musulmanes a los que no conoce, porque más allá de lo superficial, no sabe cómo piensan, ni lo que es el islam (2); no saben analizar el Corán; no saben cómo reacciona, piensa o actúan -por lo general- los moros; por eso, no entiende que haya gente que esté dispuesta a morir matando por lo que dicen creer. Por eso, sobre todo el progre "español" expresa su frustración en su carácter histérico, sin saber muy bien por qué. ¡Ellos creían en el paraíso en la tierra! Y ni siquiera una crisis que no cesa les hace abrir los ojos. Pero es que ya la mamela no es tan fácil como antes. Y como dijo el genio ruso Alexander Solzhenitsyn, los dos grandes errores del siglo XX fueron la precipitación y la superficialidad. Y eso es el Occidente de hoy: Un error. El mismo error denunciado por el mentado gran polígrafo ruso.
Queda claro que Hungría es el limes. La Europa del Este tiene problemas terribles, pero todavía no está tan contaminada por lo políticamente correcto y por todas las escorias del marxismo cultural mezclado en peligroso cóctel con el capitalismo salvaje. Europa occidental no está preparada para esta guerra; guerra que ha alimentado ella misma, a través de gobiernos corruptos que han financiado y entrenado terroristas a cambio de petróleo barato, en contra de gobernantes legítimos y capaces, como Bachar Al Assad. Ahora todo se vuelve en contra. Pero este Occidente no saldrá de su narcotizado sueño, y seguirá mirándose en su ombligo de eurocentrismo progre, con flores, velitas, y hasta cantando las criminosas letras de la Marsellesa (¿cómo era eso de la "sangre impura" y el "abono" para los campos"?) si hace falta.
Ya se está hablando de "grandes pactos de estado"... Ya conocemos ese lenguaje: El totalitarismo oligárquico progre nos va a caer más que nunca.
Y no nos engañemos: El islamismo avanza porque Occidente está vacío. Aquí ya no hay civilización cristiana; hay eurocentrismo progre. De hecho, si hubiera civilización cristiana, el islamismo y sus necesarios aliados de Occidente jamás habrían podido llegar hasta dónde han llegado, poniéndonos entre la espada y la pared.
Hasta aquí la realidad. Y ante ello, ¿qué podemos hacer? Sobre todo, no caer en el derrotismo, puesto que si a priori parece que no gran cosa, desde luego, orar y laborar, a la par que colaborar con los que estén dispuestos a echarle bemoles al asunto. Que sigan los de siempre en sus interminables coñazos, pero nosotros vayamos a lo nuestro, porque tanto los turcos como los herederos de Tarik ya han cruzado nuestro Rubicón, y se están regodeando en la charca de miseria progre. En nuestra fe, nuestro valor y nuestro trabajo está el poder cambiar las cosas para bien.
Predicador salafista alemán
Imagen de dw.com
(1) Véase:
La emigración árabe a Iberoamérica - La Abeja
(2) Recuérdese:
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