RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

lunes, 1 de diciembre de 2014

UNA TEORÍA DE LA MODERNIDAD

Lección de Anatomía del Dr. Willem van der Meer, de Michael Jansz van Mierevelt
 
 
UNA TEORÍA DE LA MODERNIDAD
 
 


Por D. José Alsina Calvés


 
 
Este artículo nace de un estudio y reflexión en torno a la Cuarta Teoría Política (en adelante CTP) desarrollada por el filósofo y sociólogo ruso Alexander Dugin. La CTP se plantea como una alternativa global a la modernidad, siendo el liberalismo su representante más significativo, así como la actual implosión posmoderna, representada por el neoliberalismo. Pretendemos profundizar en el concepto de modernidad, sus características, sus raíces culturales e ideológicas y sus tensiones internas. La cuestión de la posmodernidad la dejaremos para otros trabajos.
 


Comenzaremos por un intento de definición de la modernidad, después buscaremos sus raíces lejanas en la historia de las ideas y de las instituciones, y finalmente estudiaremos su génesis y constitución.


 
HACIA UNA DEFINICIÓN DE MODERNIDAD

 
Para nosotros la modernidad es un periodo de la historia de la humanidad occidental, que se inicia en el siglo XVII y termina con la implosión y caída de la Unión Soviética. A partir de este momento empieza la posmodernidad y la globalización.


La modernidad viene definida por tres factores fundamentales:

1. La Revolución Científica y el nacimiento de la tecnología moderna.

2. El liberalismo político y su reverso económico, el capitalismo.

3. La génesis del Estado Nación.

Revolución Científica y tecnología


La Revolución Científica es un hecho cultural sin precedentes, que acontece a lo largo del siglo XVII, y cuyos principales protagonistas son Descartes, Galileo y Newton. Significa el nacimiento de una nueva ciencia, distinta de la renacentista y de la aristotélica, representada básicamente por la física y cuyo paradigma fundamental es el mecanicismo. El universo entero es interpretado como una gran máquina, que funciona según las leyes mecánicas. Son abandonados los antiguos paradigmas, el renacentista basado en la magia, y el aristotélico, basado en el organicismo.

Tal como ha mostrado Kuhn (1) el desarrollo de la ciencia no es un proceso lineal, sino que funciona a través de una serie de rupturas o revoluciones científicas, a través de las cuales un paradigma es sustituido por otro. El nuevo paradigma no se caracteriza únicamente por ofrecer “más” conocimiento, sino además un conocimiento diferente. Aunque ha habido muchas revoluciones científicas, la del siglo XVII es una de las que ha tenido mayor impacto cultural , pues va a nacer asociada a una revolución tecnológica de considerables proporciones.

La filosofía mecanicista, que nace con Descartes, al considerar todo el universo como una inmensa máquina, legitima la voluntad humana de poner a la naturaleza al servicio del ser humano y de sus necesidades. La física no solamente da una explicación coherente y unificada de todo cuanto nos rodea, sino que proporciona las técnicas y los saberes que van a hacer posible la Revolución Industrial.


Liberalismo y capitalismo
 
El liberalismo, antes de plasmarse en acontecimientos históricos concretos (como la fundación de los Estados Unidos o la Revolución Francesa) y dar lugar a regímenes políticos es desarrollado teóricamente por una serie de pensadores, todos ellos anglosajones, como Locke, Hume, Bacon, y Smith. El liberalismo toma al individuo como sujeto político, lo supone sujeto a unos derechos inalienables por el mero hecho de existir y lo supone también sometido a estímulos económicos, dispuesto siempre a actuar para maximizar sus beneficios.
 
El liberalismo, con su doctrina del laisser-faire, prepara el camino al capitalismo al liberar a las fuerzas económicas de las restricciones del Antiguo Régimen y al desarrollar el derecho a la propiedad privada como uno de los derechos fundamentales no sujeto a ninguna restricción.
 
Aunque pueda existir economía capitalista sin régimen liberal, el liberalismo es el régimen político en que mejor se desarrolla el capitalismo. En la medida en que el capitalismo ha ido evolucionando, también lo ha hecho el liberalismo, hasta la implosión neoliberal que corresponde al capitalismo en su fase globalizada.
 
La conjunción de liberalismo político y tecnología hicieron posible la Revolución Industrial (2).
 
El Estado Nación

Es la concreción característica del liberalismo y el capitalismo en sus orígenes. Es un conjunto de individuos que se “constituye” en nación en virtud de un “pacto social”. El Estado Nación se caracteriza por su centralismo y por la construcción de un mercado único, así como por su voluntad política de eliminar cualquier fuero, privilegio o diferencia cultural de las distintas regiones que los constituyen.
 
Hay que señalar que no todo nacionalismo remite al Estado Nación. Así cuando Charles Maurras define la Nación como “tierra de los muertos”, está defendiendo una idea de Nación diferente, en cuanto remite a unos ancestros, a una historia y a un colectivismo que poco tienen que ver con el liberalismo.
 
La globalización posmoderna del capitalismo ha provocado la crisis del Estado Nación.
 
 
LAS RAICES DE LA MODERNIDAD


El método que seguiremos para rastrear las raíces lejanas de la modernidad no es marxista. Según esta filosofía de la historia son las condiciones de producción (infraestructuras) son las que determinan los regímenes políticos (estructuras) y estas a su vez determinan las ideas, el arte, la religión y la cultura en general (superestructuras).
 
Aunque en ocasiones esto pueda haber sido así, en los orígenes de la modernidad observamos todo lo contrario: los cambios culturales e ideológicos provocaron cambios políticos, y todo en su conjunto determinó cambios en las condiciones de producción. Como ha demostrado Max Weber  antes de que existiera el capitalismo ya existía una mentalidad y un “ethos” capitalista (3).

Cuando buscamos las raíces lejanas o antecedentes de la modernidad, nos encontramos básicamente con cambios de tipo religioso. Esto demuestra la importancia y trascendencia de las concepciones religiosas del mundo. Estas raíces lejanas de la modernidad son en primer lugar la aparición del cristianismo, y en segundo lugar la reforma protestante.
 
El cristianismo


La aparición del cristianismo no es solamente la aparición de una religión nueva, sino de una manera distinta de enfocar la religiosidad, y por tanto la aparición de una nueva teología, de una nueva antropología y de una nueva idea del tiempo y de la historia. Como ha demostrado Alain de Benoist, la gran diferencia entre el cristianismo y las religiones paganas no es tanto el paso del politeísmo al monoteísmo (en el catolicismo y el cristianismo ortodoxo, el politeísmo sigue presente en el culto mariano y en los santos) sino en la aparición de un Dios creador, absolutamente distinto de la criatura y totalmente “otro”.
 
Además el cristianismo introduce una nueva antropología, la antropología igualitaria. Todos los hombres son hermanos, todos son hijos de Dios y todos comparten una identidad fundamental en derechos y en dignidad. Cierto es que en el cristianismo esta igualdad se limita al plano religioso, pero la posterior secularización dará paso a la antropología igualitaria de la modernidad.
 
Finalmente el cristianismo introduce otro parámetro importante: la concepción lineal de la historia frente a la cíclica. La historia, en principio historia sagrada, se inicia en la Creación, después la caída del hombre y el Pecado Original; viene después la Redención y culmina con la segunda vuelta de Cristo, el Juicio Final y, por tanto, el fin de la Historia.
 
La posterior secularización de esta Historia Sagrada dará lugar a todas las teorías progresistas de la historia, el positivismo, el hegelianismo, el marxismo y El Fin de la Historia de Fukuyama. Cierto es también que en catolicismo y el cristianismo ortodoxo quedan muchos elementos de tipo tradicionalista (algunos de ellos recuperados del paganismo), pero un católico tradicionalista como Ramiro de Maeztu afirma en su libro Defensa de la Hispanidad que el lema de la Revolución Francesa “Libertad, Igualdad, Fraternidad” tiene orígenes cristianos, aunque deformados: Libertad para elegir entre el Bien y el Mal, Igualdad y Fraternidad que derivan del hecho de que todos los hombres son hijos de Dios y todos tienen la misma oportunidad de salvarse o condenarse.


La Reforma protestante

La Reforma protestante, iniciada por Martin Lutero en Alemania, es un hecho fundamental en la historia de la civilización occidental, y un dato imprescindible para entender la modernidad. Hay que entender, en primer lugar, que la Reforma no es un acontecimiento puntual, sino el inicio de un proceso, que va a dar lugar no a una Iglesia Reformada, sino a un número diverso de confesiones, cuyo impacto político, sociológico y cultural va a ser diferente. No es lo mismo el luteranismo alemán que la Iglesia Anglicana o que el calvinismo.
 
Aquí no podemos hacer un análisis en profundidad de lo que significó realmente la Reforma en los diversos planos: el político, el sociológico, el económico, el cultural e incluso en el científico, pero intentaremos señalar aquellos aspectos más relevantes para una comprensión de la modernidad.
 
En los inicios de la Reforma, es decir en la obra de Lutero, señalaremos dos puntos importantes:
 
• El libre examen de las Escrituras por los fieles
 
• El rechazo a la autoridad de la Iglesia
 
Ambos puntos convergen en una misma dirección: la dirección del individualismo. Cierto es que este individualismo en Lutero se limita al plano religioso, y que otros aspectos de su pensamiento están embebidos en tradicionalismo, pero una de las primeras piedras de la modernidad está ya puesta, y la posterior secularización se encargará de generalizar este individualismo a otros aspectos de la cultura y de la sociedad.
 
En el luteranismo el individuo está solo frente a una divinidad inescrutable y totalmente “otra”. Carece del apoyo de una Iglesia instituida, y sus propias obras no valen para nada. Solamente la Fe puede salvarle, pero esta Fe debe ser construida a partir de su propia lectura de las Escrituras (libre examen). La única “seguridad” del luterano es el propio convencimiento de que se encuentra en la verdad. Esta “seguridad” subjetiva, posteriormente secularizada, se convertirá en un elemento importante de la metafísica de la subjetividad que caracteriza al pensamiento moderno. Por otra parte, el rechazo a la Iglesia y a sus jerarquías se encuentra en la base de todas las ideologías anti-autoritarias que, en diferentes versiones, pulularan por el cosmos moderno.
 
La dinámica del “libre examen” hace que inmediatamente aparezcan iglesias diferentes a la luterana. En este sentido es importante la obra del reformador suizo Calvino, que profundiza y radicaliza muchos aspectos del luteranismo. En este sentido lo más importante es la teoría de la predestinación.
 
La teoría de la predestinación es una radicalización del rechazo luterano de la “salvación por las obras”. El ser humano al nacer ya está predestinado a salvarse o a condenarse en virtud de una decisión inescrutable de la divinidad. Las buenas obras y el éxito profesional y económico no son mérito alguno, sino señal de que se pertenece a los “elegidos”. La teoría de la predestinación tuvo una enorme influencia en el desarrollo del racismo, del capitalismo y de algunos aspectos de la revolución científico-tecnológica. Fue aceptada por otras sectas protestantes (como los pietistas), que han recibido el nombre genérico de “puritanas”.
 
Otra idea que hicieron suya la mayoría de las confesiones puritanas fue el mito del milenio. Antes del Juicio Final y del fin del mundo habría un periodo de mil años en la Tierra de paz y de prosperidad, donde el desarrollo técnico y económico daría lugar a un auténtico “paraíso en la Tierra”. El Fin de la Historia estaba ya servido.
 
La influencia del protestantismo (especialmente de las confesiones puritanas) en la aparición del capitalismo y en la revolución tecno-científica del siglo XVII ha sido estudiada por dos autores: Max Weber (4)  y Robert K. Merton (5).
 
Capitalismo y protestantismo
 
La ya citada obra de Max Weber es una auténtico clásico en este sentido, aunque otros autores se han referido a las influencias religiosas en el desarrollo del capitalismo  (6). Para Weber las relaciones entre capitalismo y protestantismo no hay que buscarlas en elementos de tipo teológico, sino en el “ethos” específico que deriva de ellas, y se refiere concretamente a la noción luterana del “Beruf” (Vocación) y a la doctrina puritana de la predestinación.
 
La doctrina del Beruf se relaciona con el rechazo del luteranismo de todo ascetismo extramundano, particularmente de la vida monástica. El cristiano no tiene derecho a apartarse del mundo, sino que debe vivir y trabajar en él, y hacer todo lo posible para mejorar las condiciones de vida de sí mismo y del prójimo. Ello solo se consigue a través del trabajo y de la práctica de una profesión. De esta manera la práctica de una profesión a la que es llamado (Vocación) adquiere una dimensión religiosa.
 
La doctrina de la predestinación se configura como un elemento fundamental en la génesis del “ethos” capitalista que, para Weber, es anterior a la aparición del capitalismo. Aunque podría parecer que esta doctrina lleva al quietismo y al fatalismo, ello no es así. El puritano está obsesionado en saber si está entre los elegidos, y, como el éxito profesional y económico se interpreta como una señal de la gracia divina, todos se esfuerzan en obtenerlo.
 
Además la ética puritana es una ética de austeridad. La combinación de aplicación en el trabajo y austeridad produce ahorro y acumulación de capital. Aunque tal como ha sostenido Daniel Bell (7) el posterior desarrollo del capitalismo dio lugar a una ética hedonista, provocada por la necesidad de estimular el consumo masivo, es evidente que la ética puritana del trabajo y del ahorro fue fundamental para la gestación del “ethos” capitalista.
 
Puritanismo y revolución tecno-científica
 
Robert K. Merton, en su obra ya citada, desarrolla la tesis de que los valores puritanos tuvieron una influencia fundamental en la creación de un ambiente favorable al desarrollo de la ciencia en la Inglaterra del siglo XVII. Sin embargo hay que hacer una matización importante: estos valores puritanos no solamente influyeron en el prestigio social de la ciencia, sino que determinaron un tipo de ciencia determinada.
 
Contrariamente a lo que se cree habitualmente, en la Edad Media también se hizo ciencia. Pero esta ciencia medieval, independientemente de los contenidos y de los conocimientos concretos, parte de una actitud totalmente distinta del hombre ante la naturaleza. La ciencia medieval, heredera de la aristotélica, es una ciencia contemplativa, totalmente desligada de los intereses prácticos, del control y del dominio. El Renacimiento (siglos XV y XVI) inaugura una nueva actitud: las corrientes neoplatónicas traen consigo una serie de “ciencias” nuevas: la astrología, la alquimia, la teúrgia, la adivinación. Con ellas el ideal ya no es el conocimiento “per se”, sino el control y el dominio (8).
 
El siglo XVII, con Descartes primero y Newton después, instaura un paradigma mecanicista, que rechaza absolutamente las ideas renacentistas, pero que mantiene el ideal de control y de dominio de la naturaleza por parte del hombre. Este tipo de ciencia, teorizado por Bacon en La Nueva Atlántida, que busca por encima de todo conocimientos útiles, que mejoren la vida humana, que permitan una mayor control sobre los acontecimientos naturales, es el tipo de ciencia que impulsan los valores puritanos en Inglaterra primero, y en el resto de Europa después. Esta ciencia llega a su máxima expresión con la física de Newton.
 
LOS DIVERSOS ASPECTOS DE LA MODERNIDAD

Para intentar entender la modernidad vamos a estudiar cuatro aspectos de la misma: el filosófico, el político, el científico y el económico. Los nexos de unión entre estos cuatro aspectos son la metafísica de la subjetividad y el individuo como sujeto político.
 
El aspecto filosófico: René Descartes
 
Con René Descartes se inicia la filosofía moderna. No podemos extendernos sobre la importancia y los matices diversos de la filosofía cartesiana, pero sí queremos enfatizar su influencia fundamental en la aparición de la metafísica de la subjetividad.
 
En su búsqueda de la verdad, o, mejor dicho, de la evitación del error, Descartes aplica su método de la duda metódica a todos los conocimientos, y al final topa con algo que parece evidente, que es indiscutible, la existencia de un “yo” pensante. Por más que este “yo” o sujeto pensante se equivoque hay un hecho indiscutible: para pensar, aunque sea para pensar el error, el sujeto pensante debe existir. Es lo que se resume en la conocida frase “pienso, luego existo”.
 
A partir de esta verdad descubierta, clara, distinta e indiscutible, Descartes va a elaborar todo su sistema. Hasta Descartes los sistemas filosóficos se fundamentaban en una ontología dogmática, es decir, postulaban explícitamente la existencia de las entidades postuladas en sus teorías. Así ocurría tanto en el aristotelismo como en el naturalismo renacentista. Descartes, en su Tratado del Mundo desarrolla un modelo explicativo que no pretende ser más que un modelo, una fábula o una hipótesis. La ontología cartesiana no es dogmática, sino hipotética.
 
El mundo aparece des-realizado, carente de peso. No hay nada parecido a un “cosmos”, ni existe un orden real que lo estructure, ni es posible decidir, en última instancia, eso que denominamos realidad.
 
El gran supuesto del Tratado del mundo y de toda la filosofía cartesiana es la presencia, oculta pero imprescindible, de un sujeto ordenador, de un sujeto que estructura y da una determinada forma a la realidad. La realidad pues, la auténtica realidad, no está en el mundo, ni siquiera en el mundo de las ideas de Platón, la realidad se encuentra en el sujeto. El sujeto emite hipótesis sobre el mundo. No es necesario que las hipótesis sean verdaderas (como van a ser verdaderas si el mundo exterior no tiene realidad), sino que sean útiles para controlar y dominar este mundo exterior.
 
En la filosofía de Descartes, aparte de otros muchos matices, encontramos dos elementos fundamentales para la génesis ideológica de la modernidad: en primer lugar el subjetivismo que hace pivotar toda ontología en torno al “yo” y por lo tanto a una des-realización del mundo; no hay una realidad objetiva, sino que es el sujeto el que construye esta realidad. En segundo lugar, y en relación con lo anterior, el momento técnico de la nueva ciencia: ya no es tan importante “conocer” como “controlar”, “dominar” o “manipular”. La filosofía de Descartes provoca, a pesar del propio autor, la escisión entre la filosofía y las ciencias particulares, que devienen tecno-ciencia, es decir, conocimientos instrumentales que no buscan el saber, sino el dominio de la “realidad” al servicio del sujeto y sus aspiraciones.
 
La escisión definitiva se producirá en Kant, con la distinción del conocimiento fenoménico (relativo a los fenómenos) de las ciencias particulares, y el conocimiento sobre el “nuoméno” (la “cosa en sí”) inalcanzable para la ciencia.
 
El aspecto político: John Locke
 
Con la excepción de Descartes, todos los grandes ideólogos de la modernidad pertenecen a la cultura anglosajona: Locke, Hume, Bacon, Mill, Newton, Smith, Spencer… Desde el punto de vista político destaca la figura de John Locke, autentico ideólogo del liberalismo clásico, y también del empirismo epistemológico.
 
La obra más importante de Locke, para el tema que nos ocupa (9), es su Ensayo sobre el Gobierno Civil. En esta obra Locke no pretende impugnar la institución de la monarquía, sino la sanción divina de la misma. Todos los gérmenes ideológicos del liberalismo clásico se desarrollan en la citada obra.
 
Locke parte de un iusnaturalismo de inspiración cristiana, defendiendo la existencia de una ley natural. Según ésta ley natural el ser humano posee unos derechos inalienables, uno de los cuales, quizás el más importante, es el derecho a la propiedad. En el inicio encontramos a los seres humanos en el llamado estado natural, el cual no es un estado de salvajismo, sino que cada ser humano sigue la ley natural, posee propiedades y , en caso de conflicto, es juez y parte.
 
Es precisamente la necesidad de conservar sus propiedades y evitar los abusos por parte de otros lo que hizo que los seres humanos se asociaran y crearan la sociedad civil y el Estado. El individuo cede voluntariamente parte de sus libertades a un gobierno civil a cambio de que este proteja su derecho a la propiedad contra los abusos de otros.
 
El individuo de Locke no es aun el átomo totalmente aislado de Rousseau. Locke admite que el ser humano viene al mundo en el seno de una comunidad familiar que no ha sido creada por consenso, pero el paso del estado natural a la unión que forma la sociedad civil este consenso es indispensable.
 
En esta primitiva sociedad civil, el gobierno suele ser encomendado a una sola persona, que acostumbra a ser un jefe militar, siendo este el origen de la monarquía, institución que Locke no condena, siempre y cuando quede claro que la autoridad del monarca procede del consentimiento de los súbditos.
 
Locke habla de una Edad de Oro de la humanidad, en los orígenes de la sociedad civil, en que los dirigentes estaban solamente movidos por el afán de servicio a la sociedad civil. Pero poco a poco el afán de poder y de riqueza hace que estos dirigentes utilicen el poder que se les ha conferido en beneficio propio y en perjuicio de los gobernados. Estos gobernados deben entonces crear instituciones, como los parlamentos, para controlar a los gobernantes y recordarles que su poder procede del consentimiento de los gobernados.
 
Aunque el pensamiento de Locke es muy moderado, encontramos en él las raíces de lo que más tarde Rousseau y otros pensadores desarrollarán hasta sus últimas consecuencias. Los derechos y libertades de los seres humanos aparecen no como el resultado de un orden político que las hace posibles, sino como entidades preexistentes a este orden político. La asociación voluntaria de  individuos es el origen de este orden político.
 
Como en todas las ideologías surgidas de la secularización del cristianismo (aunque en el caso de Locke esta secularización solamente es parcial) hay en Locke una “edad de oro”, una caída y una redención. La edad de oro no es el estado natural, sino el momento en el cual los gobernantes cumplen con el servicio a los gobernados. La “caída” es cuando estos gobernantes comienzan a aprovecharse de su poder en beneficio propio, e inventan el origen divino de su poder. La redención es el nacimiento del liberalismo político, con su institución del parlamento, para controlar a los gobernantes.
 
Otro aspecto muy significativo del pensamiento de Locke es su afirmación de que la propiedad es el derecho más importante del ser humano. La conservación de la propiedad y su defensa es lo que impulsa a los seres humanos a asociarse en un cuerpo político. La ciudadanía no viene dada por la pertenencia al cuerpo político, sino que en última instancia la ciudadanía viene dada por la propiedad. De hecho, el gobierno civil que propone Locke es una asociación de propietarios que se unen para defender sus propiedades.
 
El corolario más inmediato es que el hombre (o mujer) que no tiene propiedades no es un ciudadano, está al margen del consenso civil, pues este se crea básicamente para proteger las propiedades. Esta idea de Locke está en la base del sufragio censitario, que otorgaba el derecho al voto únicamente a partir de un cierto nivel de renta, al considerar que aquellos que no tenían propiedades carecían de intereses que defender.
 
Con Locke nace pues el liberalismo político. Si con Descartes el individuo o sujeto se había convertido en “creador” de la realidad, con Locke el individuo deviene creador de la sociedad política, a la que cede voluntariamente parte de su libertad a cambio de que le garantice la intangibilidad de su propiedad, considerada como derecho más fundamental.
 
El aspecto científico: Isaac Newton
 
La figura de Isaac Newton y su obra en el terreno de la física (a la que todavía se llama filosofía natural) resulta clave en la constitución de la modernidad. Esta obra y su influencia hay que considerarla desde diversos puntos de vista.
 
En primer lugar con Newton se constituye, de forma canónica, el “método científico” o método hipotético deductivo, donde se fusionan corrientes empiristas y racionalistas de la epistemología. Elaboración de hipótesis, confirmación experimental y fundamentación matemática son los tres ejes vertebrales de este método. Este método científico proporcionará las claves para que el ser humano domine y controle el mundo.
 
Con Newton la física (y más concretamente la mecánica) se convierte en “reina de las ciencias”, el modelo a seguir por todas las demás áreas de conocimiento. Su influencia es notable especialmente en las ciencias sociales que imitan, o buscan imitar los procedimientos matemáticos y experimentales de la física.
 
En segundo lugar con Newton vemos como la explicación mecanicista del mundo, ya presente en Descartes, llega a su plenitud. Todos los fenómenos naturales pueden explicarse en función del movimiento de las partículas según unas determinadas leyes físicas. Aquí está el origen de la tendencia reduccionista de la ciencia moderna (cuestionada únicamente por algunos biólogos)  según la cual la explicación de cualquier nivel de la realidad solo puede realizarse si la reducimos a un nivel inferior: la sociología se reduce a psicología, la psicología a biología, la biología a química, y la química, a su vez, a física de partículas.
 
El símil de la realidad física explicada únicamente en función del movimiento de las partículas se aplica a la sociedad humana, concebida únicamente como un agregado de individuos. Las teorías sociales y económicas de los ilustrados del siglo XVIII parten del modelo de la física newtoniana y se fundamentan en las interacciones de los individuos. El individuo se convierte en el único sujeto agente de la sociedad.
 
Aparte de todo esto tenemos otra cuestión fundamental: la física newtoniana proporcionará las bases para el desarrollo tecnológico que hará posible la revolución industrial (10), sin la cual es inconcebible la modernidad. Esta revolución industrial, que se inicia en Inglaterra, va a ser uno de los elementos fundamentales en la génesis de la sociedad moderna: emigración de gran parte de la población del campo a la ciudad donde va a constituir el proletariado urbano; progresiva desaparición del artesano que no puede competir con la producción en cadena; producción masiva de bienes de consumo a precios mucho más baratos; grandes acumulaciones de capital, con tendencia al oligopolio o al monopolio  y desarrollo progresivo de la sociedad de consumo, en la cual el marketing y la publicidad se convierten en productores y gestores de los “valores” sociales.
 
Un último aspecto, quizás menos conocido, es la teoría newtoniana de un tiempo absoluto, cuya influencia va a ser notablesen las teorías modernas del tiempo y del sentido de la historia. El tiempo absoluto transcurre con independencia de los sucesos que ocurran en él, y, aunque en principio es compatible tanto con una visión cíclica como lineal del tiempo, la fusión de la idea de tiempo absoluto newtoniana, con la idea de la historia lineal y con sentido propio, procedente de la secularización de la historia sagrada cristina, ha dado lugar a la concepción progresista del tiempo propia de la modernidad.
 
El aspecto económico: Adam Smith
 
El año 1776 Adam Smith publicó su obra fundamental: La riqueza de las naciones. Es probablemente el primer tratado de economía política, e indudablemente el primer manifiesto escrito del capitalismo liberal. Con esta obra se cierra el ciclo teórico de la modernidad: Después del individualismo filosófico (Descartes) y del individualismo político (Locke) y contemporáneamente a la teorización del mecanicismo científico (Newton) se teoriza el individualismo económico.
 
La tesis fundamental de Smith es que la prosperidad y riqueza de las naciones, es decir, el bien del conjunto, es un producto del egoísmo individual y el afán de beneficios de los individuos particulares. La “mano invisible” del mercado pone orden, según Smith, en el caos de los intereses particulares enfrentados y asegura el bien común.
 
Es especialmente interesante el Capítulo I del Libro Primero, cuando Smith se refiere a la división del trabajo, y teoriza y predice de modo admirable lo que más tarde será el fordismo o producción en cadena.
 
La obra de Smith va a ser la auténtica Biblia del liberalismo económico clásico o manchesteriano, que preconiza el libre juego de las fuerzas económicas (laisser-faire) con el convencimiento de que el mercado, especie de substituto de la providencia divina va a actuar como una “mano invisible” que proporcionará riqueza y prosperidad para todos y evitará los desequilibrios.
 
DESARROLLO POSTERIOR DEL LIBERALISMO
 
A lo largo del siglo XVIII un conjunto de pensadores, los llamados Ilustrados, contribuirán al desarrollo teórico del liberalismo: Hume, Mill, Montesquieu, Voltaire, Rousseau y otros irán radicalizando las propuestas.
 
La Revolución Francesa y la Americana crearán el marco político de la modernidad, y la Revolución Industrial, que se inicia en Inglaterra, será la culminación del proyecto moderno. El liberalismo clásico, con su realización política, social y económica es, sin duda, la ideología de la modernidad naciente.
 
El individuo es su sujeto político. Filosóficamente, es el individuo como sujeto el que construye la realidad; sociopolíticamente es la libre asociación de individuos lo que constituye la sociedad, el gobierno civil y el estado; económicamente, es la combinación de los egoísmos individuales lo que, paradójicamente, construye la prosperidad de todos.
 
El liberalismo clásico pronto entrará en crisis, pero esta crisis del liberalismo no significa la crisis del proyecto moderno. Otras ideologías, como los fascismos o el comunismo, intentarán arrebatar al liberalismo la consecución del proyecto de la modernidad. Derrotados estos proyectos, el liberalismo, transmutado en neoliberalismo, marcará el tránsito de la modernidad a la posmodernidad. Pero de estos temas ya nos ocuparemos en trabajos posteriores.
 
 
NOTAS
 
 
(1) Kuhn, T.S. (1978) La estructura de las revoluciones científicas. Mexico, Madrid, Buenos Aires. Ed. Fondo de Cultura Económica.
 
(2) Solamente la llamada revolución darwinista, a finales del siglo XIX, ha tenido un impacto social y cultural comparable a la del siglo XVII.
 
(3) Weber, M. (1984) L’etica protestant i l’esperit del capitalisme. Barcelona, Ed. 62/Diputació de Barcelona.
 
(4) Obra citada.
 
(5) Merton, R.K. (1984) Ciencia, tecnología y sociedad en la Inglaterra del siglo XVII. Madrid, Alianza Editorial.
 
(6) Sombart, W. (1979) El Burgués. Madrid, Alianza Editorial. Ver también Alsina Calvés, J. (2013) Ramiro de Maeztu: del regeneracionismo a la contrarrevolución. Barcelona, Ediciones Nueva República.
 
(7) Daniel Bell (1977) Las contradicciones culturales del capitalismo. Madrid, Alianza Editorial.
 
(8) Salvio Turró (1985) Descartes. Del Hermetismo a la nueva ciencia. Barcelona, Ed. Anthropos.
 
(9) Desde el punto de vista epistemológico habría que citar su Ensayo sobre el entendimiento humano, pero este es otro tema.
 
(10) Elena, A. y Ordoñez, J. (1998) “De la Revolución Científica a la Revolución Industrial: la dimensión tecnológica del newtonianismo”. En Elena, A., Ordoñez, J. y Colubi, M. Después de Newton: ciencia y sociedad durante la primera revolución industrial. Barcelona, Ed. Anthropos.
 
 
 
 

 



miércoles, 26 de noviembre de 2014

YUKIO MISHIMA


 
 
 
EL ESCRITOR QUE MURIÓ COMO UN SAMURÁI
 
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
El 25 de noviembre de 1970, como quien dice ayer mismo, Yukio Mishima (1925) y cuatro integrantes de la Sociedad del Escudo (Tate No Kai), organización paramilitar fundada por el mismo, visitaban el cuartel general del Comando Oriental de las Fuerzas de Audodefensa niponas en Tokio. El pretexto por el lograron pasar al despacho del comandante Ichagaya era llevarle una katana. Dentro del despacho, se hicieron fuertes en él y retuvieron al comandante, atándolo a su butaca. Mishima salió al balcón y arengó a la guarnición del acuartelamiento, pero el auditorio se mostró refractario. Mishima les instaba a dar un golpe de estado, pero los soldados lo abuchearon. Yukio Mishima se encerró en el despacho y se dispuso con la serenidad de un samurái a realizar el seppuku: el suicidio por auto-destripamiento ritual japonés. Era el 25 de noviembre de 1970.
 
Mishima es uno de los grandes de la literatura universal. A punto estuvo de recibir el Premio Nobel, que se lo disputó con  Yasunari Kawabata (éste lo obtuvo el año 1968). Ambos son los dos escritores japoneses del siglo XX de mayor proyección mundial.
 
La personalidad de Yukio Mishima ha atraído la atención de muchos y no solo por el último y definitivo acto de su vida. Marguerite Yourcenar le dedicó "Mishima o la visión del vacío" y nuestro Juan Antonio Vallejo-Nágera su ensayo "Mishima, o el placer de morir", su biógrafo más reputado fue John Nathan y no son los únicos que han dedicado libros a Mishima, tratando de descifrar las razones de su obra y suicidio ritual. En España es Isidro Juan Palacios uno de sus mayores especialistas, como lo demostró en su introducción a la edición en español de "Lecciones espirituales para jóvenes samuráis".
 
Cuando se han leído las obras de Yukio Mishima (están traducidos al español los más importantes títulos), cuando se ha leído a sus biógrafos y a los ensayistas que han reflexionado sobre el autor, su vida y obra, salta a la vista que nos encontramos con una personalidad fuera de serie. Era un hombre de una vasta cultura que había asimilado las principales obras de la literatura y el pensamiento occidentales, pero sin apartarse ni un ápice de su tradición nacional. Según contaba uno de sus traductores, cuando éste visitó a Mishima a su casa se extrañó de que el autor japonés vistiera a la occidental y el ambiente doméstico fuese más occidental de lo que era de suponer en un defensor acérrimo de la cultura tradicional japonesa. El traductor le expresó su perplejidad (se imaginaba el hogar de Mishima de otra manera) y recibió de Mishima aquella lapidaria sentencia:
 
"Aquí, todo lo invisible es japonés".
 
Como muchos japoneses, Mishima mostró una auténtica admiración por España, conocía bien nuestra historia y nuestra literatura, le entusiasmaba encontrar tantos parecidos entre los samuráis y nuestros hidalgos y esa afición por lo español se lo debemos a uno de nuestros historiadores más enterizos y reputados en el extranjero, D. Luis Díez del Corral, quien a día de hoy es prácticamente un desconocido entres los españoles.
 
En cierta ocasión (era en los años de la Guerra Fría y existía la amenaza de la guerra nuclear), un periodista preguntó a Mishima en una entrevista a qué europeos salvaría de una catástrofe atómica. Mishima no tuvo que pensarlo dos veces y respondió:
 
-Al filósofo alemán Martin Heidegger y al historiador español Luis Díez del Corral.
 
Si a mí me preguntaran a qué autores salvaría de todos cuantos escribieron durante el siglo XX tampoco titubearía y contestaría que, entre muchos otros, pondría a salvo la obra literaria de Yukio Mishima.

domingo, 23 de noviembre de 2014

CATALUÑA Y EL MUNDO




Manifestación del 12 de octubre (día de la Hispanidad) del 2014 en Barcelona.
Imagen de noticias.lainformacion.com


Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor


A propósito de los ultimos acontecimientos ocurridos con el llamado ‘referéndum’ separatista en Cataluña, son propios y extraños los que se preguntan (y en verdad no entienden) qué pasa en España. Ante esto las respuestas nunca son fáciles, pero creemos que hay que darlas, porque en esta suerte de prolongada agonía que parece que sufre España se impone el hablar claro. Y es que hasta el primer ministro británico Cameron intentaba poner cordura pidiendo la unidad de España, lo que nos da una idea de cómo está la situación.

Sea como fuere, vayamos por partes:

- Varios medios europeos y sudamericanos están propagando una falsa noticia en la que un supuesto 80% de los catalanes ha votado por la independencia. Esto es falso, básicamente porque ni tan siquiera un 30% de los catalanes han ido a votar, en una farsa ilegal, en la que encima se ha prohibido votar a los catalanes residentes en otras regiones de España, y donde han votado inmigrantes y menores de edad. Las urnas han estado abiertas varios días, según sus propios organizadores, y según hemos podido ver en muchas imágenes, hay gente que ha votado varias veces. Y aun así, ni al 30% ha llegado. ¿Cómo va a querer el 80% del pueblo catalán separarse de España?









-En verdad se entienden las palabras de Cameron después de lo que ha pasado en Escocia. Pero lo que Cameron y tantos otros no saben es que Escocia en modo alguno se compara con Cataluña. Por ejemplo, ¿Se imaginan que en Escocia se hubiera hecho un referéndum para la independencia de las islas Hébridas? Pues ese sería el paralelismo más serio que podría hacerse. Cataluña, al contrario de Escocia, jamás fue un reino independiente. Si se quisiera hacer un paralelismo de verdad, un remoto referéndum de independencia se tendría que hacer en la Corona de Aragón, esto es, las actuales regiones de Cataluña, Aragón, Valencia e Islas Baleares. Los separatistas catalanes hablan de la ficción de los “Països Catalans”, que nunca ha existido ni histórica ni cultural, e incluso ni siquiera lingüísticamente, pero sin embargo, jamás osarán plantear un referéndum por esas regiones que consideran de su propiedad, porque saben que lo perderían por goleada. Ni aragoneses, ni valencianos, ni baleares, así como la mayoría de los catalanes, quiere separarse de España, nuestra común y milenaria patria. Sin embargo, los separatistas catalanes, amén de emplear juego sucio en su terruño, quieren obligar y sin pedir opinión a otras regiones a lo mismo.

Volviendo a Escocia, ¿se imaginan ustedes que los separatistas dijeran que parte de Escocia ha de apropiarse también de Gales e Irlanda sin preguntar siquiera? Pues ese es el paralelismo más claro que pueden encontrar sobre esta cuestión.

Otrosí, ya que gustan tanto los paralelismos, ¿tendrá que romperse Suiza en mil pedazos por el hecho de albergar cuatro idiomas? No sólo en España se hablan varios idiomas, en verdad eso es así en casi toda Europa. En Francia también están el bretón, el provenzal y el corso, amén de focos de vasco y catalán. En Alemania hasta se habla el sorabo, una lengua eslava muy minoritaria, y en algunas zonas, el polaco, hablado por descendientes de inmigrantes de este país. En Italia está el sardo, el xeneize genovés, el napolitano… Y no digamos ciertos países de Europa del Este. ¿Y en Estados Unidos, que en algunas zonas ya se habla más español que inglés? ¿Y en el Perú, que amén de español, quechua y aymara, en la selva se hablan numerosas lenguas y dialectos? Y lo mismo del Perú se puede decir de todos los países ribereños del Amazonas. En el norte de África, además de un dialecto árabe que ya poco tiene que ver con el árabe clásico hablado más al oriente de Egipto, se habla el tamazight, la lengua bereber. ¿Y qué diremos del África Negra? ¿Saben estas almas de cántaro cuántas lenguas se hablan en China? ¡Hasta en Andorra se habla catalán y castellano!


O sea, que según el criterio separatista “catalán”, ningún país del mundo podría estar tranquilo…


-¿Razones históricas? Veamos cómo son los separatistas: En Andalucía, los llamados “andalucistas” dicen que todas nuestras desgracias se deben a una atroz conquista por parte de unos bárbaros del norte de la Península (entre los cuales se encuentran vascos y catalanes) que arrasaron un mundo islámico idílico. Sin embargo, los separatistas "catalanes" dicen exhortar a Jaime I el Conquistador, rey de Aragón que en el siglo XIII conquistó Valencia y las Baleares al islam, y cuya ayuda fue fundamental para tomar Murcia. Empero, los separatistas se dicen camaradas. Mas si fueran coherentes, estarían enfrentados, puesto que la doctrina “andalucista” critica a los “bárbaros del Norte”, entre los que están los catalanes… Pero por lo visto, el odio, la mentira y la sinrazón es más fuerte que el conocimiento. Sea como fuere, Jaime I el Conquistador, cuando quiso organizar una cruzada que finalmente no prosperó, dejó dicho: “Barones, ya podemos marcharnos, pues hoy, al menos hemos dejado en buen lugar el honor de toda España” (1). Y decimos esto porque según las fantásticas teorías de los separatistas, Cataluña fue un país independiente hasta 1714, en la que la dinastía borbónica se la anexionó por la fuerza, siendo que Rafael Casanova pasa a ser una especie de héroe nacional catalán tipo “Braveheart”. Sin embargo, por supuesto que por aquella época Cataluña formaba parte de la Corona de Aragón y no era independiente de España, y Rafael de Casanova, que luchaba porque el archiduque de Austria fuera el rey de España, dejó proclamado: : "(…) salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de los españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por el rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España"; como bien recuerda una descendiente de Casanova (2), quien no gusta de que utilicen el nombre de su ancestro para falsear la historia, una historia que jamás ha existido más que en cabezas mentirosas. Porque lo que se vivió en España a principios del siglo XVIII fue una Guerra de Sucesión, en la que el archiduque de Austria no aceptó el testamento de Carlos II y, ayudado por Holanda y el imperio británico, se enfrentó a Felipe V, de la casa de Borbón, y rey legítimo de España por el cual lucharon con uñas y dientes vascongados (3) y navarros, a los cuales premió a conciencia.


Si seguimos en la historia, en la guerra contra Napoleón, los catalanes lucharon como un solo hombre con el resto de España. Tanto así que Agustina de Aragón, gran heroína de este conflicto, era en verdad catalana de pura cepa. Como dice José Javier Esparza (4): “Es muy evidente el caso catalán. Allí los franceses, apoyados en una minoría de elementos separatistas, ofrecieron incluso declarar el catalán lengua oficial para una Cataluña concebida como extensión del imperio napoleónico al sur de los Pirineos. Frente a la oferta francesa, la inmensa mayoría de la población catalana prefirió seguir defendiendo a España y, de hecho, después de la guerra aquellos separatistas tuvieron que abandonar el país como “afrancesados”. Recordemos que Agustina de Aragón era una catalana. Los catalanes se batieron igualmente en el Bruc, en Gerona y en otros muchos puntos, con partidas guerrilleras que se convirtieron en una pesadilla para los franceses. En Cataluña, como en el resto de España, la gente peleó por la religión, la patria, la corona y la libertad, y todo era para ellos una y la misma cosa, y todo respondía al nombre de España. Igualmente claro es el asunto en el País Vasco, donde, por cierto, la represión francesa fue muy cruenta desde el primer instante. También desde el primer instante fue clara la determinación de las juntas vascas de defender a España y a la Corona contra la invasión napoleónica. Y hacerlo, además, precisamente en nombre de su españolidad. Hay un documento irrefutable que es la proclama de la Junta de Vizcaya en el mismo año de 1808, apenas desencadenado el movimiento insurreccional contra los franceses, y que es un auténtico llamamiento a la unidad nacional española. Decía así:“Los vascongados a los demás españoles. Españoles: somos hermanos, un mismo espíritu nos anima a todos. Aragoneses, valencianos, catalanes, andaluces, gallegos, leoneses, castellanos, olvidad por un momento estos mismos nombres de eterna armonía y no os llaméis sino españoles. Recibid como prueba incontrastable del espíritu que nos anima, los holocaustos que ofrecen a la libertad española los Eguías, los Mendizábales, los Echevarrías y otros infinitos vascongados”.



Agustina Saragossa i Doménech, más conocida como Agustina de Aragón. Heroína catalana por la independencia de España frente a la invasión napoleónica. 
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En esta misma época, los catalanes residentes en Cumaná se organizarían y lucharían a muerte para derrotar a las tropas bolivarianas, que querían separar a Venezuela y demás Españas Americanas de la patria común. Y lo harían con los numerosísimos canarios que luego llegaron a ser destacados jefes realistas, como también lo fue el asturiano José Tomás Boves.

 Y en la historia más contemporánea, cierto es que durante los primeros años del franquismo se fue injusto con las lenguas regionales, incluso en contra del criterio de mucha gente que no estaba contra el régimen. Pero pronto pasó, siendo que Cataluña fue la región que más prosperó con el franquismo, atrayendo a multitud de manchegos, aragoneses, murcianos, vascos, gallegos, extremeños, y sobre todo andaluces, para trabajar en su industria; industria que no tenían otras regiones de España, mucho más dependientes de recursos primarios. Y por supuesto, a Franco se le hicieron no pocos homenajes en catalán, de lo cual pasamos a poner ilustrados ejemplos:



  1. Barcelona recibe con entusiasmo a las tropas de Franco - www.dolcaCatalunya.com

    El nacionalismo catalán nos ha contado que la Guerra Civil fue un conflicto deCataluña contra "España", y que la Cataluña de ...



  1. Franco visita Cataluña

    http://catalibanes.blogspot.com/ No-Do sobre la visita de Franco a Cataluña en 1962 con motivo de las terribles inundaciones ...


  1. 1970 Visita de Franco a Barcelona - Catedral de Barcelona - Pedralbes - Cataluña

    • de Retroclips
    • Hace 6 meses
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    1970 Visita de Franco a Barcelona - Catedral de Barcelona - Pedralbes - CataluñaRetroclips es un canal dedicado a recopilar ...







Placa en honor al general  Franco en catalán, en 1964


Las fotos no mienten: así agasajaba a Franco el Orfeó Català.

Franco Orfeó



El Barça ¿bastión de resistencia al franquismo? Condecoró ...





Y bueno, todo esto incluso nos lo podíamos haber ahorrado, puesto que antes de existir el nombre “Cataluña”, los francos llamaron a aquella tierra la Marca Hispánica, e “hispani” a su habitantes. Allí fue donde empezó a formarse la palabra “hispani-ol”, antecedente de nuestro gentilicio patrio. Y no en vano, del catalán proceden numerosas palabras que utilizamos en el castellano –vehículo comunicativo español y americano por antonomasia-, tales como “peseta”, “papel”, “avería”, “añoranza”, “butifarra”, “capicúa”, “linaje”, “rol”, “reloj”, “turrón”, y tantas y tantas otras (5).


-Así las cosas, muchos, con toda legítima lógica, se podrán preguntar que cómo es que, estando la historia tan clara, han calado tantas mentiras en una región como Cataluña, que hasta hace muy poco era el motor industrial de España. Es una de las muchas cosas que no se entiende… Y es que poca gente puede entender que en 1978, el régimen encabezado por Juan Carlos y Adolfo Suárez, estableciera una ley electoral indigna e injusta como la Ley D´Hondt, que no significa “un hombre, un voto”, sino que se rige por un engañoso recuento de circunscripciones y proporcionalidades. En un sistema de distritos electorales como el británico, esto es, candidato por cada cien mil habitantes con obligación de tener una oficina en el territorio, y donde el voto es uno, entonces el separatismo no habría salido nunca de ser una minoría. Pero resulta que el separatismo se sirve de un sistema de circunscripciones donde partidos que tienen 300.000 votos tienen más diputados que partidos que superan el millón de votantes. Además, por ley, el Estado subvenciona a los partidos políticos, además de sindicatos y empresarios. Esto es: Los separatistas se sirven de un sistema electoral injusto y de los impuestos de todos los españoles para, asimismo, imponer un sistema educativo demencial donde no se puede estudiar en castellano, un idioma que compartimos más de cuatrocientos millones de personas, y que es la lengua materna de la mayoría de las familias catalanas. Además, a eso se añade a que en en el sistema de comunidades autónomas, cada región estudia una geografía y una historia distintas, y todas, con hechos diferenciales inventados… Y encima, recibiendo subvención del Estado. Porque, por si no lo saben, las fantasmagóricas “embajadas catalanas”, así como las “euskal etxeas” (6), esto es, las sucursales del separatismo “vasco”, también reciben subvenciones estatales; del mismo Estado que en Lima, la capital del Perú, financia a las asociaciones homosexualistas y exposiciones donde se presenta a Santa Rosa de Lima como un travesti (7); mientras que miles de jóvenes licenciados españoles se ven obligados a emigrar, sin posibilidades de pronto regreso.

Toda la oligarquía separatista “catalana” está imbuida en tragicómicos casos de corrupción, en cuentas en paraísos fiscales, en favores y tratos con mafias, etcétera. Y sin embargo, lo único que se les ocurre, ante una Cataluña donde el nombre “Mohamed” comienza a ser más común que “Jordi”, donde la delincuencia, la inseguridad y el desempleo son galopantes, a la par que el islamismo crece como la espuma; pues montan un “referéndum” que, más que recordar a la genuina Cataluña, esto es, región modelo en todo el Mediterráneo, recuerda a un espectáculo tercermundista, en cuyas falsas urnas se veían desde niños hasta hiyabs. Una desfiguración total de uno de los máximos puntales de España.

Y es que como ven, los hechos son demasiados tozudos.

Para terminar, sólo me queda decirles a los amigos extranjeros lo que, con toda razón, tanto me preguntan: Díganme qué pensarían si en sus países un movimiento separatista regional recibiera financiación del Estado, el cual tiene un sistema electoral que les beneficia continuamente frente a partidos que tienen hasta tres veces más votos; que tuvieran fantasmagóricas embajadas pagadas con el dinero de todos ustedes, y que contra las leyes estatales, organizaran un referéndum donde les prohibirían el voto a los naturales residentes en otras ciudades y sin embargo, votaran, amén de menores de edad y amén de varias veces los mismos, inmigrantes recién llegados. Y que aun así, ni la tercera parte de la susodicha región hubiera ido a esta farsa y que sin embargo, buena parte de la prensa dijera que el 80% de los habitantes ha votado por la independencia. ¿Cómo se sentirían ustedes?

En fin, así está Cataluña ante el mundo entero. En cambio, aunque el corrupto Estado la abandone, la marea de catalanes de bien crece y se consolida, gracias, entre otros, al movimiento Somatemps, que viene avalado y dinamizado, entre otros, por el profesor Javier Barraycoa (8). La Cataluña real, cargada de pueblo y tradición, está a flor de piel y no aguanta más que se manipule su nombre por parte de corruptos llenos de mentira y odio; y acaso está destinada a liderar una sana, justa y necesaria reacción en una España castigada por todos lados. Ojalá que así sea, porque como dijo Juan Vázquez de Mella, el gran tribuno de la tradición española: “Después de un primero de mayo terrible, vendrá un dos de mayo más glorioso que el de 1808” (9).





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(1)Véase: Jaime I, «el Conquistador - Gran Enciclopedia Aragonesa




(2)Véase: Una descendiente de Rafael Casanova: "Él era un patriota ...




(3) Entre ellos el guipuzcoano Blas de Lezo, quien a posteriori humillaría a Inglaterra y sus colonias en Cartagena de Indias, ante un intento invasor terrible, un desembarco sólo superado por el de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. En contra de lo que algunos dicen, Blas de Lezo no luchó sólo por “responsabilidad nacional”, pues eso no existía (la nación-estado no existía, mejor dicho), sino que luchó por su rey y contra la usurpación venida de Austria y con ayuda británico-holandesa.



(4)Véase: España no nació el 2 de mayo - El Manifiesto




(5) Para mayor información, sígase: Palabras de origen catalán en el castellano - Hispanismo.org




(6) Véase:la euskal etxea no es la casa de los vascos - raigambre




(7) Véase: Urgente convocación: ¡protestemos contra infame ...




(8) Sobre Somatemps:

SOMATEMPS | secretaria@somatemps.com


Sobre Javier Barraycoa:

Javier Barraycoa | - DolcaCatalunya




Javier Barraycoa, autor de 'Cataluña Hispana ... - YouTube






Imagen de www.periodistadigital.com



(9) Sobre Juan Vázquez de Mella: Juan Vázquez de Mella - Portal Avant!