RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

martes, 18 de febrero de 2014

LA RUSIA CRISTIANA PUEDE SALVAR A EUROPA Y AL MUNDO

"Ésta es la familia", dijo Alexei Komov, Presidente del Congreso Mundial de la Familia y Embajador ruso en la ONU, mostrando esta "matrioska" en el Simposio "RUSIA Y EUROPA. EL DESAFÍO DEL TERCER MILENIO" celebrado recientemente en Rovereto (Trento, Italia).
 
 
El presidente del Congreso Mundial de la Familia y embajador en la ONU, Alexei Komov, intervino en Rovereto en el simposio “Rusia y Europa. El desafío del Tercer Milenio” recientemente.

 
Texto original de Marika Poletti.
Traducción al español: Manuel Fernández Espinosa


Quedan muy lejos los tiempos de la Guerra Fría y no hay misiles en la costa de Cuba y, sin embargo, el choque entre Occidente y Rusia continúa, pero ahora cambia totalmente de perspectiva. Del "sin Dios", Rusia ha pasado a erigir millares de iglesias, monasterios y lugares de culto, defiende la sacralidad de la familia y no se esconde tras lo "políticamente correcto": se debe hacer lo que vale y es justo, sin preocuparse de críticas e instrumentalizaciones. Esto es a lo que atienden quienes quieren guiar a un pueblo, a una nación y, se debe servir, ser modelo para otros.

Sobre estas coordenadas, el Embajador Alexei Komov, intervino el sábado en Rovereto (en Trento, Italia) en el simposio "Rusia y Europa. El desafío del Tercer Milenio" y fue muy claro: “Occidente está a merced de una nueva y visceral recrudescencia del totalitarismo, suma de la búsqueda de nuevas formas de ocultismo y de un homosexualismo desenfrenado".

Durante 70 años un régimen comunista y ateo asesinó a millones de personas y centenares de miles de cristianos y personas religiosas fueron masacrados, confinadas en los Gulags y perseguidas. “Ahora – afirma Komov – ese mismo país, Rusia, es testigo de una renacencia espiritual con más de 30.000 iglesias, 600 nuevos Monasterios y construiremos 200 iglesias de nueva planta solo en Moscú”. Y han sido, ante todo, los jóvenes los que tornan a la iglesia y a Cristo, prosiguió dicendo el embajador. Éste subrayó que “Occidente, al igual que hace unas décadsa tenía que contraponerse a la potencia soviética y a su materialismo histórico, se encuentra ahora en el deber de contraponerse a una nueva fe que pisa fuerte, esa que afirma que el hombre supremo no necesita a Dios".

¿Como es posible -se preguntaba Komov- que un 2% de homosexuales puedan tener tamaña influencia sobre la cultura actual en Occidente? “Respeto a los homosexuales o transexuales -dijo- pues debemos siempre separar el pecado del pecador. El pecado sempre será condenado y el pecador puede ser perdonado. Debemos seguir el Evangelio y no admitir medias tintas".

Muchos estudiosos de la conducta de masas han analizado la dinámica de control y manipulación de la población y la mentalidad de ésta. Ahora bien, es muy fácil y no se necesita ni siquiera un conocimiento sociólogo para entender cómo los medios de comunicación están laborando con ahínco en el juego para nivelar hacia abajo. Komov recuerda que, por término medio, un niño se encuentra a merced de la televisión y de Internet algo así como 6 veces más de lo que está en la escuela e incluso 20 veces más, en comparación con el tiempo que pasa con sus padres.

Hemos asistido en nuestra época al paso del concepto de "mi madre: mi primera maestra" al de la TV como agencia "docente", aspecto que han venido a transformar muy pronto los medios de comunicación en un órgano vital para el control ideológico. No hay que extrañarse, por lo tanto, de que el Gobierno ruso haya promovido leyes que prohiben la propaganda homosexualista dirigida a los niños, así como toda forma de publicidad de las prácticas abortistas.

Por supuesto que, con esto, no será suficiente para una revolución tradicional alrededor, pero la promoción de un modelo positivo y la implantación de un sistema orgánico de valores son la condición indispensable. Tambien por eso Rusia invierte en políticas a favor de la natalidad, con un cociente de 2'1 hijos por mujer. Son numerosas las medidas adoptadas por el gobierno ruso. Aproximadamente 10.000 dólares por el segundo hijo y tierra para la familia con más de 3 hijos.

Komov admite que se ha hecho mucho en tal sentido, pero que todavía quedan muchas batallas que encarar, también gracias a la colaboración de estructuras y asociaciones pro-vida en territorio ruso. Es justo lo contrario de lo que sucede en Europa, donde la militancia en varias formaciones en defensa de la vida es estorbada por la gran parte de las administraciones, así como vistas como una fastidiosa mosca cojonera.
 
El Embajador recuerda que el papel de la iglesia y de estos grupos debe ser considerado fuente de riqueza, crecimiento y desarrollo. Y agradeció públicamente a su padre espiritual, Dimitri Smirnov, también fundador del Movimiento Pro-vida Ruso, hoy fuerte y activo. Los abortos están en retroceso gracias a la actividad del gobierno ruso y del movimiento pro-vida, pero sobre todo gracias a la gente, al pueblo, que comprende que el aborto siempre es un homicidio.
 
La imagen más hermosa de la aplaudidísima intervención del Embajador la ofreció éste, cuando sacó una muñeca rusa (una matrioska) que representaba un hombre en cuyo interior había una mujer con 5 niños: "Esta es la familia", afirmó Komov una vez mostrados todos los componentes de este núcleo ideal (en la foto del enlace original en italiano se muestra esta simpática matrioska). Según una reciente indagación, el 77% de los rusos cree en DIOS, el 69% está bautizado por la iglesia cristiana ortodoxa, el 5% es musulmán y el 4% pertenece a otras confesiones como católicos y protestantes u otras religiones: como hebreos y budistas. El 90% de rusos cree en la familia tradicional. El pueblo ruso está convencido de los valores de la familia natural.

Una llamada, en fin, a la responsabilidad y a la unidad frente a las amenazas que avanzan: muchas cosas pueden dividirnos, pero muchas otras más importantes son las que nos unen en una batalla en defensa de nuestra Tradición, de nuestra Identidad y de los valores fundamentales que nos hicieron grandes en la historia.

Fuente original en italiano: NOTIZIE PROVITA

lunes, 17 de febrero de 2014

EL VALIENTE PUEBLO HÚNGARO

-Artículo publicado a nuestro integrante Antonio Moreno Ruiz en "La Razón Histórica", prestigiosa revista hispanoamericana de Historia de las Ideas dirigida por el Dr. Sergio Fernández Riquelme. Pasen y vean:



25.3. El valiente pueblo húngaro.

Antonio Moreno Ruiz




La globalización se impone por métodos de asfixia. Y bueno, no es que sea malo el avance de las comunicaciones y la tecnología, pero veamos más detenidamente: Se pondera mucho la economía alemana, ¿pero qué pasará el día que los chinos dejen de comprar cosas relacionadas con la industria automovilística? Permítasenos el simplismo, pero todo iría cayendo como un castillo de naipes. Así como los banqueros alemanes, al estado emitir papel-moneda a mansalva al poco tiempo de la caída del infame muro de Berlín, se vieron con un excedente que no sabían dónde colocar, y hemos ahí la génesis de los préstamos tan alegres por el Mediterráneo, cuya global consecuencia, bajo la atenta mirada de los Estados Unidos, pagamos y pagaremos hasta que el cuerpo aguante.

Irlanda, una nación que, cuando los británicos han dejado de masacrarla, se mostraba como una de las más prósperas de Europa, tenía un inconveniente: Su legislación era contraria al aborto. La única que quedaba en Europa. Pero para eso tenemos una Constitución Europea que si hay europeos que con sus votos no la quieren (Como holandeses, franceses e irlandeses), no pasa nada, imponemos un segundo referéndum y así sale. O por las buenas o por las malas. Con los suizos de momento no han podido, pero tiempo al tiempo… Y Hungría no iba a escapar a ello. No escapó Polonia, cuando en estos años se reafirmaba como católica y anticomunista y se negaba a poner en su sistema educativo las barbaridades habituales de la Europa moderna mientras reafirmaba sus valores patrios. Llegó el frenazo, frenazo de los magnates de una anticivilización de antivalores que quiere expulsar a toda costa lo sagrado/trascendental de la vida pública como sea. Y resulta que en el 2011, Hungría, teniendo como presidente al nacionalista conservador Viktor Orban (De FIDESZ, la Unión Cívica Húngara), sanciona una constitución que dice cosas que ya no se ven en Europa.

Por ejemplo, con respecto a sus símbolos: “Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban, santo patrón de Hungría desde hace mil años, haya fundado nuestra patria sobre sólidos cimientos incorporándola a la Europa cristiana”.

Con respecto a la vida: “La vida fetal y embrionaria será protegida desde el momento de su concepción”. 

Con respecto a la religión: “Las religiones tienen derecho a estar presentes en el espacio público, ya sea para celebrar ceremonias o hacer proselitismo”.

Con respecto a la familia: “Sostenemos que la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra coexistencia y que nos cohesionan valores como la fidelidad, la fe y el amor”.

También incluye la tutela del estado húngaro sobre las minorías magiares que habitan en otros pagos de Europa , considera a los dirigentes del Partido Socialista Húngaro (Los antiguos lacayos de la URSS) como “responsables de crímenes comunistas cometidos hasta 1989, con carácter retroactivo”; introduce medidas drásticas para acabar con el infanticidio y, al alimón de la Asamblea húngara, también señala que la población reclusa del país tiene la obligación de trabajar como modo de pagar los gastos de su manutención y como método de reinserción social.

Y claro… ¿A quién se le ocurre tener como marco político eso, en esta Europa de despachos de Bruselas que no elige nadie, donde el incontestable ideal radica en aleccionar a los niños sobre cómo masturbarse o de cuántas opciones sexuales tan legítimas hay??¡¡A quién se le ocurren estas cosas!! La palabra “fascismo” se expande como temblor generalizado como absoluto temor progre-liberal…

Ipso facto, la izquierda pretendió movilizar a la opinión pública para salir a la calle en defensa de la “libertad” y en rechazo de la nueva constitución, calificada como “autoritaria y nacionalista”. El eco fue escaso. Con todo, lo importante no es la movilización de los de siempre (Financiada por el capitalismo liberal, por supuesto); el tema está en que actúan como avanzadilla del FMI. Porque en este nuevo marco constitucional húngaro, se limitan los poderes del Tribunal Constitucional en beneficio del parlamento, subordinando el banco central al poder político y apostando por una política monetaria propia. Fiscalmente, se fija un único tipo impositivo del 16%, pero la recaudación pública se complementa con los impuestos sobre los bancos y multinacionales extranjeras que operen en suelo magiar. Por eso la izquierda se movilizó tan pronto, y sus amos del FMI apenas esperaron, y muy pronto un ataque especulativo fue lanzado para provocar una importante caída de su cotización frente al euro. La histeria hipócrita y mentirosa de los medios de comunicación se lanzó contra el Danubio como una jauría de hienas hambrientas.

La burocracia de Bruselas continuó con amenazas. Viktor Orban decía en principio que “nada ni nadie en el mundo puede decir a los diputados electos por el pueblo húngaro que leyes pueden aprobar y qué leyes no”. Desde otra perspectiva, el Jobbik (Movimiento por una Hungría Mejor) de Vona Gábor acabó votando en contra porque no se contemplaron sus propuestas de ampliar la política de nacionalización sobre sectores estratégicos para los intereses húngaros. Asimismo, acusa a Viktor Orban de ser en verdad débil ante el FMI, de no emprender un cambio de modelo económico profundo, temiendo que al final ceda a algunas de las presiones extranjeras. El Jobbik también se posicionó en contra de la ley electoral incluida en el texto constitucional, según la cual el partido más votado en las generales es compensado con una cantidad de escaños que aseguran su poder total durante los cuatro años de legislatura, “algo que nos recuerda al comunismo”…. Dizque Orban acabaría cediendo, que había que ampliar y fortificar la política nacional…. Y es que, ¿acaso sería la primera vez que un conservador recula ante el canguelo? No olvidemos que la izquierda no crece sino allá donde el liberalismo plantó bien su semilla.



Con respecto al Jobbik, no creamos las mentiras de los medios de ¿comunicación?, a las que tristemente nos hemos acostumbrado. Jobbik se define como monárquico y cristiano y sus emblemas principales están directamente relacionados con la tradición húngara, a saber, la cruz de San Esteban, la bandera nacional y la bandera de los Arpad. Son antisionistas, por supuesto, y denuncian el papel de los oligarcas sionistas en su país, así como los crímenes de bandas mafiosas extranjeras y/o de gentes que llevan siglos en aquella tierra pero se niegan a adaptarse, pero no son racistas ni “antisemitas”, pues el Jobbik ha celebrado festivales de amistad árabe-magiar, y recordamos a los manipuladores que usan el término que el 97% de los semitas son árabes. Asimismo, está estableciendo una línea geopolítica de entendimiento con los pueblos asiáticos.



Pocos pueblos más sufridos hay en Europa que los húngaros. Tras la terrible Segunda Guerra Mundial, fueron entregados a la tiranía comunista teledirigida desde Moscú, bajo el régimen de la República Popular Húngara. Trágica paradoja, pues nada más impopular ha habido en su historia. En 1956, este valiente pueblo no dudó y se levantó contra esta terrible dictadura, abatiendo las estatuas de Stalin y desafiando a los poderosos tanques soviéticos, dando una portentosa y heroica lección de dignidad. ¿Y qué hizo esa Europa tan moderna y tolerante? La izquierda aplaudía el terror y la masacre de lo que consideraba el paraíso en la tierra, la derecha liberal callaba como prostituta cobarde y cómplice. El único país occidental que de verdad apoyó esta legítima revuelta popular fue España, llegando hasta a ofrecer tropas, cosa que los patriotas húngaros recuerdan con gratitud, emoción y cariño. El cantautor italiano Leo Valeriano se quejaba amargamente en su canción “Budapest” de la complicidad de los burgueses occidentales y alababa la dignidad de los magiares. Alexander Solzhenitsyn, el gran intelectual ruso, hablaba en El error de Occidente que el fallo frente al comunismo era la pérdida del combate cultural, esa especie de moralidad superior con la que los comunistas –antecesores directos de nuestros progres- contaban en Europa que no era coherentemente contestada. De hecho, todavía continúa esa mórbida fascinación por los tiránicos especímenes, de Europa a Hollywood. Antes era Fidel Castro, ahora es más con el recién finado Hugo Chávez y toda su caterva; patología que llega a afectar a buena parte de la “extrema derecha” española…. Y sin embargo, muchos pensaban que se trataba sólo de un enfrentamiento político-militar; otros temían que el Pacto de Varsovia acabara arrasando todo con los mismos tanques de Budapest… Pero nadie contaba con la mutación y la irrupción progre…. Que ha llegado hasta China y Vietnam, mientras que Corea del Norte se mantiene en su comunismo hereditario, pareciéndose en eso a Cuba. Con todo, Solzhenitsyn también dejó dicho que “al negarnos a aceptar un poder superior inmutable que nos supera, hemos colmado el vacío a golpe de imperativos personales y, súbitamente, nuestra vida se ha vuelto espeluznante”; y "la precipitación y la superficialidad son las enfermedades crónicas del siglo."

Y es que es lo que decíamos al principio de nuestro artículo: La globalización se impone por la asfixia. Los magiares no podrán defender su independencia porque tienen todo un entramado mundialista contra ellos. Tampoco han podido irlandeses o polacos. No pudieron los serbios con respecto a Kosovo, cuya separación firmaron las barras y las estrellas de Clinton a Bush. Nosotros con Gibraltar ya vemos… Y ojo con los separatismos, por más que estén acaudillados por oligarcas cleptómanos y embusteros…

Todo lo que pueda sonar a Cristiandad será combatido por el Nuevo Orden Mundial, con la complacencia de una población consumista y estupidizada. Estados Unidos y su financiado estado sionista, con los jeques de la Península Arábiga y una Turquía con delirios de imperialismo otomano, siguen inmersos en una absurda carrera belicista que va desde el Próximo Oriente a los extremos del Pacífico, favoreciendo siempre al islamismo. La Unión Europea no es más que una colonia de tercera en este entramado. Por la contra, Rusia es el único país con poder soberano para no comulgar con ruedas de molino, y por ello no parece vacilar frente a las presiones homosexualistas o a la profanación de iglesias, así como cada vez introduce más medidas en contra del infanticidio. Rusia tendrá muchos fallos pero hay cosas por las que no está dispuesta a pasar. ¡Quién nos lo diría! Y sin embargo, Europa, que es su continente natural y que de hecho, debería fomentar su alianza e integración, le veda las puertas, favoreciendo mucho más al Magreb y a Turquía.

Sin duda, la situación es difícil, pero siempre hay esperanza. Dizque muchos magiares parecen tristes, desesperanzados. Después del comunismo pasaron a un capitalismo salvaje que no ha hecho más que continuar su empobrecimiento. No gozan de libertad pero aun así, levantan la cabeza y quieren mostrarse orgullosos como húngaros frente al mundo. Este valiente pueblo no debe renunciar a su identidad ni a sus valores, al contrario, debe defenderse con uñas y dientes. Por lo pronto, ya es un ejemplo a seguir. Al final, con fe, vencerá.

LA PROFECÍA DE MAGALLANES



"El mar estaba inquieto, el cielo oscuro
por nubes cenicientas apagado,
con fulgor inseguro,
empezaba a asomarse la alborada;
cerrando los Confines de Occidente,
brotaban de las sombras lentamente
las titánicas cumbres de los Andes,
y en toda su hosquedad Naturaleza
mostraba la magnífica fiereza
con que sabe vestir los hechos grandes.

Y entre esa majestad, sobre las olas
que el continuo vaivén tornaba pálidas
las cuatro carabelas españolas
se alzaban atrevidas y gallardas;
sobre la inmensa superficie solas,
las quillas en el mar, la enseña al viento
lanzaban en su arrojo un desafío
al oscuro nublado, al mar bravío,
al ígneo rayo y al ciclón violento.

¡Jamás ante el poder de un elemento
temblaba aquella Raza de titanes!
Hasta el mar cuando fiero se alborota
humilla su poder ante una flota
como aquella de Hernando Magallanes.

El era su Almirante. Sobre el puente
de la nave izadora de la enseña
iba el bravo marino, alta la frente,
la mirada aguileña
escrutando orgullosa el Occidente:
es que allá, separados los pilares
que forman la gigante cordillera,
dejaban paso abierto hacia otros mares,
es que la audaz quimera
que en su mente genial alentó un día
ante la faz de la Creación entera
proclamando su gloria se cumplía...

Magallanes habló; sus ojos de ave
brillaban encendidos de entusiasmo,
los bravos marineros de la nave
le escuchaban hablar, mudos de pasmo,
y aun las nubes que en lo alto se cernían,
y hasta el agua sin fin del mar Atlante
absortas parecían
escuchando la voz del Almirante.

–¡Ya es hora! –dijo–. ¡Un mundo nos espera
tras del que hoy se divide a nuestro paso¡
Sigamos nuestra ruta aventurera
por los mares ignotos al acaso!
Es infinito el mar, la vida corta,
nuestro poder, pequeño,
¡pero no os arredréis! ¿Qué nos importa
que se acabe la vida en el empeño?
¡No importa que muramos! Las estelas
que dejan nuestras raudas carabelas
jamás han de borrarse; por su traza
vendrán para buscar nuevos caminos
otros bravos marinos
de nuestra Religión y nuestra Raza;

De España y Portugal, la raza ibera
cuyos hijos, unidos como hermanos,
a la sombra van hoy de una bandera;
portugueses e hispanos,
bogamos juntos tras la misma suerte...
Españoles, ¡quién sabe si algún día
se unirá vuestra Patria con la mía
en un lazo de amor eterno y fuerte!

Calló; todos callaban
de solemne estupor sobrecogidos;
los bravos corazones palpitaban
con rápidos latidos,
y tendiendo los brazos a Occidente,
por donde un nuevo mundo aparecía,
el marino vidente
acabó la asombrosa profecía:

– Esas costas y esotras cordilleras
también serán iberas
cuando naves de Iberia con sus quillas
surquen aquel Estrecho que allí asoma;
desde las dos orillas
les darán parabienes en su idioma...
¿Qué importa nuestra muerte si con ella
ayudamos al logro de este sueño?
Si la muerte es tan bella,
¿qué importa sucumbir en el empeño?..
¡Adelante, hijos míos!
–gritó transfigurado, el Almirante–.
Y los cuatro navíos
temblaron a las voces de: –¡Adelante!..

Hincháronse las velas;
en el mástil derecho
la enseña tremoló, las carabelas
embocaron audaces el Estrecho...
Y entonces, estallando de repente
la fiera tempestad que amenazaba,
rugió por los espacios imponente

Cual monstruo colosal que se destraba;
aullaba el huracán, el mar bramaba
alzándose feroz en ronco estruendo
y la Creación entera parecía
que presa de pavor se estremecía
ante el empuje del ciclón tremendo.

¡Era un himno triunfal que nubes y olas
con su música fiera
cantaban a las naves españolas,
embajadoras de la Raza Ibera!"


José Antonio Primo de Rivera


domingo, 16 de febrero de 2014

UN TRAIDOR EN EL IMPERIO ESPAÑOL: ANTONIO PÉREZ


Reproducimos en el Blog RAIGAMBRE el artículo publicado por la revista La Razón Histórica sobre Antonio Pérez del Hierro y las consecuencias de su traición sobre el Imperio español. 
http://www.revistalarazonhistorica.com/25-12/


"Antonio Pérez del Hierro"

Luis Gómez López. Historiador

Analizar la figura del otrora todopoderoso Secretario de Estado Antonio Pérez es poco menos que imposible si no se utiliza el material que dejó escrito el médico e historiador español D. Gregorio Marañón[i].
En su magna obra, analiza casi todos los pormenores sobre la vida del protagonista, y gracias a su precisa visión del tema, propia de un excelente servidor de los misterios de Esculapio, Marañón pormenoriza sobre cada una de las facetas más insólitas e insospechadas que el personaje de Antonio Pérez aporta a la Historia.
A nosotros nos interesa sobremanera la faceta del traidor. Antonio Pérez, secretario que fuera de Felipe II, tenía en ese entonces uno de los cargos más importantes y de mayor responsabilidad del mundo conocido; España estaba en el apogeo de su poder económico y militar. La expansión de sus fronteras en América era incuestionable. En Europa, las guerras y las batallas se sucedían sin tregua, pero con grandes victorias para las banderas de los tercios españoles. Todo parecía ser perfecto, salvo porque  alguien se olvidó de recordar a los españoles de entonces, que nadie, por muy poderoso que sea, está ajeno a la traición. Baste con decir que hasta en el primer Colegio Apostólico, aquel que fundara Jesús, también hubo sitio para la perfidia y la traición de mano de uno de sus miembros: Judas Iscariote.
Antonio Pérez del Hierro
Nuestro protagonista nace en la localidad de Valdeconcha, Guadalajara, allá por el año 1541 falleciendo en París, Francia, en 1611. Ya desde los inicios podemos comprobar cómo su vida está llena de nebulosas y de incógnitas. Los datos oficiales lo hacen hijo de Gonzalo Pérez, (que también fue secretario del emperador Carlos I y después del propio Felipe II) y de doña Juana de Escobar “natural de la villa de Madrid, mujer moza y soltera[ii]. Al parecer, Gonzalo Pérez habría mantenido en su juventud relaciones con Juana de Escobar y fruto de ese amorío nacería Antonio Pérez. Pero doña Juana aparece en la documentación unas veces como casada y en otras como soltera, aspecto éste que complica la historia, pues D. Gonzalo Pérez nunca se casaría con ella, aumentando así los rumores que sobre el nacimiento de su hijo Antonio hubo de padecer a lo largo de su vida, e incluso después de muerto. Unos argumentan que no hubo boda por el hecho de ser Juana mujer casada y otros porque D. Gonzalo entró en la carrera eclesiástica y eso le impidió el poder casarse. Otros autores hacen pivotar la paternidad de Antonio sobre el supuesto de que fuese  un hijo natural del que en esa época era cabeza de la casa de Éboli y príncipe de la misma, así lo dice Fernández Álvarez en su obra al decirnos que se suponía de Antonio Pérez “incluso hijo ilegítimo de de Ruy Gómez de Silva, que era el rumor que corría por la corte[iii].
 Ruy Gómez de Silva era hombre ilustre y poderoso y daría cobijo  apadrinando a Antonio Pérez bajo su dirección durante los primeros 12 años de su vida y aún después. Es por ello que su nacimiento siempre estuvo en entredicho y siempre se dudara de la legítima paternidad de Antonio Pérez, aunque su padre, D. Gonzalo, negara una y otra vez el hecho de que fuera concebido de manera ilícita.
Elliot nos apunta sobre el padre de Antonio que: “(Gonzalo Pérez) era un excelente latinista y un hombre de una erudición considerable. Tras hacer ingresado en la carrera eclesiástica sin demostrar una vocación auténtica se vio elevado a un alto rango al ser nombrado secretario del Príncipe Felipe II, llevando su correspondencia y poniendo en cifra sus despachos confidenciales[iv]. Esas sospechas sobre el nacimiento y condición de la persona de Antonio Pérez no serían las únicas que le rodeasen en vida, pues también los había que lo hacían como homosexual. Así quedaría dicho durante el juicio que Antonio Pérez sufrió una vez consumada la traición y experimentada su huida de España[v] o incluso de ascendencia judía[vi].
Pero lo más meteórico de Antonio Pérez es su carrera. Joven bien posicionado, las crónicas lo muestra como bien dotado intelectualmente, de físico agradable y bien parecido, ambicioso, prudente y muy dado a las intrigas.
Al fallecer su padre en 1566 queda vacante la Secretaría de Estado, y es propuesto para suplir su vacío, cosa que sucedió en 1567 y oficialmente ratificado por el rey en 1568. Pese a su juventud, -contaba en esas fechas con apenas 28 años-, Pérez ostentaría una de las carteras de gobierno de uno de los países más poderosos de la época.
La guerra de banderías.
Ayer, igual que hoy, la política estaba movida por partidos nobiliarios poderosos. El objeto de dichas familias es estar cuanto más cerca del poder y de la toma de decisiones mejor, y para ello se necesitaba que los cargos y puestos que quedasen vacantes en la corte fuesen adquiridos u ocupados por personas favorables a una facción y no a la contraria.
En esos años las dos grandes familias que se disputaban la cercanía del poder regio y el absoluto dominio de casi todos los cargos eran las familias de Alba y sus alianzas por una parte y los Éboli y los suyos por otra. Entramabas se repartían casi la totalidad de secretarías y puestos decisorios de la España de Felipe II. Como es lógico, Antonio Pérez optó por la facción de los Éboli, lo cual le hacía enemigo directo de la casa de Alba.
Joven, con buenos padrinos y apoyos, Antonio lo tenía casi todo para conseguir el puesto de Secretario, pero no lo tenía todo a su favor. Hacía poco que había dejado un hijo en el mundo, fruto de sus relaciones con la que luego sería su esposa Juana de Coello, y Antonio se negaba a contraer matrimonio con ella. De su mujer podemos decir que, si bien es cierto que no era muy agraciada físicamente, si lo era en grandeza de corazón y en admiración por su esposo. Una vez consumada la tragedia ella sería una de sus más grandes valedores y ayuda. Curiosamente, Juan de Escobedo, el cual sería asesinado años más tarde merced a las intrigas de Antonio y la princesa de Éboli, fue una de las personas que más influyó para que Antonio se casase con Juana y gracias a ese hecho, que fuese bien recibido en la corte y por lo tanto optase al puesto de secretario de Felipe II.
La fortuna de Antonio era holgada, y en los primeros años, y tras ganarse el favor de Felipe II, amasó grandes posiciones y dineros. De él se dice que gastaba en caballerías, en ropajes, juego y otros vicios. Como es lógico, ese tren de vida no era fácil de sobrellevar, ni siquiera para un personaje como Antonio Pérez, que aún estando bien posicionado y cobrando suculentos escudos, gastaba más de lo que percibía a ojos del pueblo.
Aquí entra en juego una de las dos grandes versiones que hacen de Antonio Pérez el traidor e instigador de la muerte de Juan de Escobedo.


[i] MARAÑÓN Y POSADILLO, G. “Antonio Pérez”, Planeta de Agostini, Barcelona, 2007
[ii] Ibídem, p. 26
[iii] ÁLVAREZ FERNÁNDEZ, M.”Felipe II y su tiempo”. RBA, Barcelona, 2008, p. 594
[iv] ELLIOT HUXTABLE,  J. “La España Imperial, 1469-1716” RBA, Barcelona, 2006, p. 280
[v] La acusación realizada en 1592 corre a cargo del testigo Juan de Basante, el cual dijo que Antonio Pérez le había dicho que: “(Antón Añón) … aquel muchacho era lascivo “et  destillabat amores”, que de este término uso; y que así temía, por lo que con él había pasado, no le hiciesen daño si acaso allá le apretaban, y preguntándole yo si había algo de cuidado, me dijo que lo más había sido alguna molicie por ser apretadísimo el muchacho para ello.” Cit., de MARAÑÓN, G, “Antonio Pérez”, p. 334
[vi] En el proceso inquisitorial que se llevó a cabo en el mismo año de 1592, se aludía al origen judío de su familia, y aunque Antonio Pérez y su padre Gonzalo Pérez, siempre se habían hecho pasar por descendientes de un linaje antiguo y rancio, cuyos antepasados descansaban en Santa María de Huerta las investigaciones que llevaron a cabo los propios hijos del secretario años después, para reclamar título de Caballero de la Orden de Santiago, no fueron concluyentes, quedando así que los Pérez de los que descendía Antonio y su padre eran de Calatayud, “judíos conversos y apóstatas, por lo que fueron perseguidos y condenados por la Inquisición”. Cit. MARAÑÓN, G., Ibídem, p. 13. De todas formas, esas pruebas no fueron concluyentes, y más parece que fueron forzadas al calor de las presiones del propio proceso. Lo que sí parece que quedó claro era que sus orígenes eran modestos y para nada caballerescos o linajudos.


"Princesa de Éboli, Dª Ana de Mendoza"

El asesinato de Juan de Escobedo.
Una vez entra a servir oficialmente como Secretario para los asuntos de Italia, Antonio Pérez empieza a ganar confianza ante Felipe II. Pese a ser denominado en los libros de historia como “el rey Prudente”, en esta ocasión, parece ser que no lo fue tanto y pagó su justo precio por ello. Antonio Pérez se fue granjeando la confianza del monarca, hasta tal punto de que se convirtió en un “amigo” y un confidente, más que un simple cortesano o burócrata de la época.
Los consejos y secretos que pasaban por su despacho eran muy importantes, y Felipe II confiaba plenamente en la labor de Antonio, en su confidencialidad y en su buen hacer, pues así se lo había demostrado en muchas ocasiones. Esa confianza regia fue aprovechada por su subalterno para llevar una vida licenciosa y llena de lujos muy por encima de sus posibilidades como hemos dicho más arriba. Ese aspecto irritaba  al monarca, el cual se lo dejó dicho en alguna ocasión,  pero la más de las veces hacia la vista gorda y no censuraba demasiado las acciones de Pérez.
Una de las cuestiones más peliagudas de la biografía del traidor secretario, es la relación íntima  de Pérez con la princesa de Éboli.
Doña Ana de Mendoza había sido la mujer de Ruy Gómez de Silva, y al fallecer éste, parece ser que ambos, secretario y viuda, entraron en relaciones íntimas. Ese secreto fue descubierto por Juan Escobedo, secretario de don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, y al parecer, eso incomodó a Antonio Pérez, que vio en su homónimo un rival a derribar ante el temor de ser chantajeado por esa cuestión ante el Rey. A Felipe II no le importaba tanto el hecho en sí, como la capacidad de intrigar de la Éboli.
Juan de Escobedo era igualmente ambicioso, y le interesaba ascender en la Corte y ocupar un puesto similar al que ocupaba Antonio Pérez pero bajo la dirección de D. Juan de Austria. Más éste no era el único que quería la influencia y poder que emanaba de dicha secretaría de Estado. Varios personajes cortesanos de la época intentaban acceder al puesto de Antonio Pérez, lo cual era algo normal y propio de una corte tan burocrática como lo era la de Felipe II.

"Felipe II, Rey de España"

Lo que sí parece ser cierto es que Antonio y la Princesa de Éboli ganaban dinero vendiendo secretos de estado a los enemigos de España. Gracias a esos emolumentos, éste último se podía permitir gran parte de su ritmo de vida disoluta que llevaba. Ese hecho fue descubierto por Escobedo, por lo que éste pasó a convertirse en enemigo mortal de Antonio Pérez. “Lo que resulta evidente es que éstos abusaron de su privilegiada posición, como señala Marañón, para vender secretos de Estado, y acaso también por ambiciones familiares de la Princesa en la cuestión de Portugal. De lo cual Escobedo debió sospechar algo, alguna noticia amenazando con delatarles[i], dice M. F. Álvarez en su libro “Felipe II y su tiempo”.  Es por ello que urgía para los implicados en la intriga urdir un plan. Había que eliminar a Escobedo. Pérez aprovechó su influencia para enemistarlo ante los ojos de Felipe II. Según parece, le habría dicho que el ambicioso Escobedo era quien trataba de convertir a Juan de Austria en Alteza o algo más. El éxito del hermanastro del Rey tras la épica victoria de la Batalla de Lepanto, y los persistentes rumores provenientes de Escocia de aceptar a don Juan de Austria como rey si éste se casaba con María Tudor, fueron al parecer, suficientes para que Felipe II se los creyera. Además había otros problemas en el tablero de la diplomacia que atender, y Felipe II envió a su hermano lejos de las intrigas de la corte, aún a sabiendas de que fracasaría en su misión “Era como si (Felipe II) quisiera hacer frente a los problemas de Flandes con el prestigio del nombre de su hermano; o acaso también para hundir en el fracaso inevitable a quien tanta gloria había logrado en el Mediterráneo. Porque lo cierto es que el Rey, contra el parecer de algunos miembros del Consejo de Estado –y concretamente del que más experiencia tenía en los asuntos de Flandes, el duque de Alba- siguió el consejo de Antonio Pérez”[ii], nos dice el profesor D. M. Fernández Álvarez.
Sea como fuere, Felipe II conocía las intrigas que se cernían sobre Escobedo y las permitió. Tras varios intentos fallidos de envenenamiento, al final “En la noche del 31 de marzo de 1578, en el callejón de Santa María, embozo viejo y oscuro de este templo, frente al hoy Palacio de Consejos, apareció un muerto de lujo, que resultó estarlo de varias estocadas y ser don Juan de Escobedo, secretario mayor del señor gobernador de los Países Bajos don Juan de Austria[iii] nos dice el historiador Saiz de Robles sobre el luctuoso suceso.
Al morir don Juan de Austria, el Rey recibió toda la correspondencia y documentación que éste poseía en los Países Bajos, y “vinieron a demostrar al Rey cuán lejos estaba su hermano de traicionarle y alzarse contra él. Por lo tanto, Antonio Pérez le había engañado, de forma que lo que podía tomarse como una dura, pero necesaria medida adoptada por razón de Estado, se convertía en un siniestro asesinato[iv]  Esa complicidad fue su perdición, pues al huir Antonio Pérez de la justicia regia, Felipe temía que se hiciera pública documentación comprometedora que podía inculparle.
Pero sin llegar a más en la narración de la Historia. ¿Hasta donde llegaron las consecuencias de las traiciones y ventas de secretos de Antonio Pérez?


[i] ÁLVAREZ FERNÁNDEZ, M.”Felipe II y su tiempo”. RBA, Barcelona, 2008, p. 598
[ii] Ibídem, p. 513
[iii] SAIZ DE ROBLES, F.C., “Breve historia de Madrid”, Espasa Calpe, Madrid 1970, p.81
[iv] Ibídem, p. 600


"Antonio Pérez"

Las consecuencias del traidor en España.
La primera y más evidente es la de la revuelta del reino de Aragón. Allí se dirigió el prófugo tras escapar de las cárceles castellanas, pues pese al tiempo transcurrido todavía contaba con aliados y amigos en dicho reino y aprovechando su influencia, se las ingenió para que el problema subyacente entre Castilla y Aragón fuese a más. El problema de la Corona de Aragón contra el poderío castellano venía de mucho antes. Gregorio Marañón así lo trasluce en su obra[i]  y la cuestión y revuelta terminaría “Al actuar Felipe II en 1592 con mano militar” lo cual “hizo, sin duda, lo que debía. Lo que no estaba bien hecho es todo lo que antes había hecho[ii] El nombramiento del marqués de Almenara para los asuntos de Aragón en 1588, fue la espoleta que inició la revuelta. Su regreso en 1590 con nuevos poderes, inflamó la ira de los nobles y del clero aragonés, que se sentía profundamente contrario Castilla.  Aunque el Rey no quería usar de la fuerza en el reino de Aragón, a la postre le resultó imposible. Sabía de la mala experiencia que eso provocaría por lo hecho por el Duque de Alba en Flandes, y Felipe II no quería cometer los mismos errores, más “Pérez había utilizado todas su mañas para incitar al pueblo zaragozano, haciendo creer que Felipe II planeaba enviar un ejército a Aragón y para abolir sus fueros[iii]
Antonio Pérez tenía aliados en Aragón, nobles e influyentes, ganados tras su paso por la Corte y merced a los contactos que su padre tenía de antaño. De Calatayud se presuponen que eran sus parientes menos nobles, según las pesquisas realizadas sobre su árbol genealógico apuntadas más arriba y utilizadas por la Inquisición en su contra, y al decir de esos papeles, eran con mucha probabilidad judíos.
Los judíos se establecieron con gran fuerza en el norte de Aragón y sur de Francia desde 1550, creando poderosas comunidades muy pujantes en poder e influencia. Los sefarditas así establecidos consiguieron crear una poderosa red comercial y merced al comercio, tener un gran peso político en la España de la época. El espionaje durante las largas guerras entre Francia y España se hacía en la frontera gracias a los israelitas. Y según Marañón. “Ellos intervinieron activamente en la varios episodios de gran importancia en la vida española, como la sublevación de Aragón a favor de Antonio Pérez, en tiempo de Felipe II y las constantes sublevaciones de los moriscos que, al fin, terminaron con la expulsión de esta raza, en el reinado de Felipe III[iv]
Al calor de las revueltas, Antonio Pérez consiguió escapar de Aragón y huir de la justicia filipina. Atravesó los Pirineos y buscó refugio en Francia.
La segunda consecuencia de la traición de Pérez viene a seguido de la primera. Una vez proscrito y exiliado en Francia, el ladino secretario acude a la ayuda y porrección de Enrique “Príncipe de Bearn” y futuro Rey Enrique IV de Francia. Este personaje ha pasado a la Historia como el artífice de la frase “París bien vale una misa” lo cual nos dice mucho de la catadura del Borbón. De religión calvinista, era enemigo de España. Felipe II tenía pretensiones de sentar en el trono de París a una hija suya, pero no las tenía todas consigo. Por otra parte, los hugonotes hacían de las suyas y perjudicaban a las tropas imperiales allí donde más y mejor podían, y por supuesto, Felipe II no permitiría que un hereje se sentara en el trono de Francia. Así las coas, Enrique IV terminaría por aceptar aparentar convertirse al catolicismo y sentarse en el trono regio de los capetos después de pronunciar la consabida frase antes citada.
Antonio Pérez intriga contra España y vende sus consejos al rey francés. Éste no cree mucho en el ex-secretario, pero Antonio insiste en intrigar y trata de convencer de su plan a Enrique. Le dice a su protector que en Aragón las gentes no están por la monarquía filipina y que si un ejército penetra por el Pirineo enarbolando la bandera de la independencia de esa región, los moriscos aragoneses junto con los valencianos se sublevarán y darán apoyo a su causa, y que por supuesto todo el pueblo de Aragón está con Francia, pues Felipe II acababa de penetrar en Zaragoza con los ejércitos para pacificar la revuelta allí iniciada. Pese a lo absurda de la propuesta, Enrique IV toma buena nota, y con reservas, hace que un pequeño contingente  de tropas haga realidad las inventivas de Pérez. Total, por probar nada se perdía.
El fracaso de la expedición fue total. “Los soldados bearneses eran, en su mayor parte, hugonotes, y quemaron las iglesias de los primeros pueblos conquistados, con lo que los aragoneses se olvidaron de sus fueros y, enardecidos por las ofensas a su catolicismo, atacaron a los herejes furiosamente, obligándoles a repasar la frontera. Los moriscos tampoco respondieron con las armas, probablemente porque entre los capitanes de Antonio Pérez había algunos enemigos antiguos de su raza. El fracaso, en resumen, fue completo[v] nos narra Gregorio Marañón en su obra.
Lógicamente, eso ocurrió por lo precipitado de la ofensiva. El mal estudio del proyecto y no haber contado con más tiempo para organizar la acción. Antonio Pérez sabía cuáles eran los males endémicos de España. Sabía que internamente estaba dividida y que pese a los esfuerzos de los Reyes Católicos o a la gobernanza de Carlos I, esos problemas no se habían resuelto. Delatar esas debilidades a los enemigos de España demostraba a las claras que Pérez había dejado de ser un traidor español para convertirse a las claras en un enemigo de España.
En el año 1593 hay una nueva intentona de organizar una revuelta interna en España por aparte de Pérez y de Enrique IV. Dice así Gregorio Marañón: “No cedió, sin embargo, Pérez y, años después, propuso un nuevo plan a Enrique IV (1593) sobre la base de la sublevación de los moriscos de Valencia, ayudados por los aragoneses, por algunas fuerzas de Madrid y por los franceses que vivían en España, que eran muchos: sólo en Valencia había más de 11.000. Un espía de Felipe II, que consiguió hablar con Enrique IV, cuenta en su informe secreto, que puede leerse en Simancas, lleno de admiración, la mucha ciencia y perfecto conocimiento con que el monarca francés hablaba de los más íntimos asuntos de España. Sin duda, su maestro había sido Antonio Pérez[vi].
Lejos de amilanarse. Pérez viajó a Inglaterra. Allí donde hubiera un enemigo del Imperio, allí acudiría el traidor para vender “a precio de oro” sus confidencias y sus intrigas. La corona inglesa tenía en esos momentos dos grandes consejeros o validos. El anciano William Cecil y el joven Roberto Deveraux, “segundo conde de Essex”, que además era el favorito de la reina. Nada más pisar Pérez suelo inglés, fue acogido por Essex en su vivienda[vii] El resultado fue que, 1596 el conde de Essex, viajó con una escuadra a Cádiz, saqueando al ciudad, incendiando varios buques y obteniendo una gran triunfo mediático y publicitario, pero un hondo fracaso en los resultados. La empresa había supuesto un alto coste económico para las arcas inglesas, y el botín conseguido en la empresa, fue exiguo. Essex ganaría mucha popularidad entre el ejército inglés, pero a la postre, su belicismo obstinado y su arrogancia para con la reina y –digámoslo en tono irónico- debido a la influencia de sus malas compañías, le llevarían al cadalso en 1601, siendo decapitado en la Torre de Londres
El objetivo que Antonio Pérez perseguía, influyendo en la expedición de Essex, no era el robo ni el saqueo, sino la sublevación de los moriscos andaluces y éstos no sólo no lo hicieron, sino que se defendieron y lucharon por evitar la caída de la ciudad en manos inglesas. Pero el resultado fue adverso para los españoles. Mal pertrechada y peor fortificada, Cádiz terminó por sucumbir y fue saqueada por la armada anglo-holandesa al mando del Almirante Howard.
Como se verá, Antonio Pérez no perdía oportunidad de debilitar o de favorecer los intereses de los enemigos españoles en contra de los de su propia nación de nacimiento. Los piratas berberiscos son otros de sus interlocutores, merced a los cuales, Antonio Pérez facilitó datos sobre las costas valencianas o mallorquinas, fáciles de asaltar, en el convencimiento de que se levantarían en contra de Felipe II y se aprovecharía la cantidad de moros existentes en esas zonas en contra de la población castellana. Fue otro rotundo fracaso diplomático, aunque los resultados para la población de esas zonas lo fue aún peor. Las razzias y las incursiones berberiscas ocasionaron pérdidas económicas y humanas considerables, hasta que se pudo poner fin a las mismas. Primero con la victoria en la gloriosa “Batalla de Lepanto”, y luego con las operaciones de consolidación del mar Mediterráneo llevadas a posteriori. 
Por último, pero no menos importante, es de atribuir a Antonio Pérez, el dudoso honro de ser uno de los grandes alimentadores de la “Leyenda Negra contra España”. Esa calumnia difamatoria que a día de hoy todavía es consumida por los algunos seudo historiadores y que sólo ha contribuido a deformar la realidad de un pueblo, el español, que no es ni mejor ni peor que otros, pero que en el terreno de la propaganda ha demostrado ser, a ojos vista, muy torpe, muy inepto y poco capaz.
Pérez escribió sus famosas “Relaciones” en Inglaterra en el año 1594. La Reina Isabel fue su mecenas en ese aspecto, (aunque otras fuentes apuntan a que fue su protector en esas tierras el conde de Essex el que así lo hizo). Sea como fuere y a decir de su biógrafo Marañón: “La edición de Londres tuvo Pérez también buen cuidado de que la leyesen cuantos le convenía. En su colección de cartas encontramos varias de las que escribió para acompañar el envío del libro a los principales personajes de la Corte inglesa (…) y a varios más venecianos, españoles y gentiles hombres y Príncipes. Los nombres, con un sentido de propaganda, estaban ciertamente elegidos[viii].
Lógicamente, el daño propagandístico que estas publicaciones tuvieron sobre la figura de Felipe II y sobre España fue nefasto y máxime, si se tiene en cuenta que el “patrocinador o mecenas” es ni más ni menos que la Corono Inglesa. El dominico Bartolomé de las Casas, en su “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” ya había iniciado la controversia sobre las “crueldades” de los españoles para con los indios. El camino pues estaba señalado y la labor de zapa y de socavamiento para la reputación de los logros de España quedaba de esa manera marcado a tinta y papel con el paso de los años. La imagen grotesca y exageradamente distorsionada que se ofrecía de los españoles en América y en Europa haría su efecto sobre todas las clases sociales. Otros vendrían después a aprovechar esa táctica y servirán en bandeja libelos y publicaciones con la única intención de denigrar lo español mientras se hacían ricos a su costa. 
El último de los ejemplos sobre este tema del alcance de Leyenda Negra lo podemos apreciar si leemos la obra del autor de origen Británico Roger Crowley “Imperios del mar. La batalla final por el Mediterráneo, 1521-1580” donde España, otra vez, no vuelve a salir bien parada en las comparaciones.[ix]
Conclusión
Ningún imperio es grande si sus enemigos no lo son. España, en las postrimerías del siglo XVI, era el más poderoso imperio económico de occidente. Su único rival era, por potencia económica y capacidad para organizar ejércitos, el Otomano.
Lepanto puso las cosas en el Mediterráneo más favorables para los europeos, permitiendo así que los asuntos de Europa y de América centrasen la atención de los diferentes reinos. Francia, Inglaterra y demás países, mantenían una guerra abierta con el poderío español. Antonio Pérez, gran Secretario y amigo personal de Felipe II aparece en ese escenario como un personaje más entre otros muchos. Más por su capacidad para intrigar, por sus ansias de poder, de dinero y su perversa disposición a odiar, merece un poco más de atención. Antonio Pérez, traiciona la confianza de su Rey Felipe II, lo entromete en un asesinato del que lo hace cómplice y coautor. Después envenena las relaciones internas de los españoles para favorecer sus propios intereses, mal indisponiendo a los aragoneses contra los castellanos. Vende secretos de Estado por dinero a Holandeses y Belgas, traiciona los españoles al incitar al rey Enrique IV de Francia para que penetre con sus ejércitos en Aragón. Conspira con Essex y la Reina Isabel I y consigue que se saquee Cádiz, con gran perjuicio para la reputación de los españoles. Escribe un libro, sus Relaciones, en el que los españoles no salimos bien parados. En definitiva. Que nunca se podrá decir suficiente de Antonio Pérez, pero su imagen debe ir irremediablemente unida, como la de Judas, a la de la Traición.   


[i]Felipe II…” Op. Cit. Pp. 526 y ss.
[ii][ii] Ibídem, p. 528
[iii] ELLIOT HUXTABLE,  J. “La España Imperial, 1469-1716” RBA, Barcelona, 2006, p. 305
[iv] MARAÑÓN Y POSADILLO, G, “Españoles fuera de España” Espasa Calpe, Madrid, 1968, p. 27
[v] Ibídem, p. 81
[vi]   “  “    , p. 81
[vii] Antonio Pérez”, p. 707
[viii] Ibídem, p. 710