Historiador y escritor
Ante la llegada de un nuevo 28 de febrero, desde esta revista cultural hispánica manifestamos que no celebramos a Blas Infante Pérez de Vargas, individuo al que el pueblo andaluz jamás le dio ni su adhesión ni su voto; individuo que renegó de su apellido compuesto de nobleza castellana reconquistadora. No celebramos su camaradería con los separatistas antiespañoles que odiaban a Andalucía. No celebramos su islamismo, ni su odio a la tauromaquia, ni su odio a la Corona de Castilla y a los visigodos. No toleramos que un señorito que hacía las veces de ensayista pedante quisiera arrebatarnos nuestros valores espirituales y culturales más preciados en nombre de un exotismo que no existe. Y por supuesto, tampoco celebramos a este régimen corrupto y ladrón que, desde el PSOE y el PP a Podemos nos ha llevado a la miseria más absoluta, en nombre de banderas musulmanas y odios irracionales que sólo disfrazan un choriceo señoritingo-progre que nunca cesa.
Exigimos memoria histórica: En el año 711, jinetes moros atravesaron el Estrecho de Gibraltar e impusieron por la fuerza su cultura y su religión, oprimiendo a los indígenas hispanos y destrozando la Spania visigótica. Esta terrible invasión duró casi ocho siglos; ocho siglos en los que toda España peleó para liberarse del yugo extranjero.
Vinieron a llevarse nuestras riquezas.
Vinieron a llevarse a las mujeres para sus harenes, forzándolas, violándolas.
Vinieron a explotarnos, humillarnos y someternos.
Ningún pueblo celebra a sus genocidas.
No hay nada que celebrar en este vergonzoso día, y mucho menos, con forasteros o extranjeros como el holandés Kichi, ocupante del ayuntamiento de Cádiz, que en vez de reprochar a sus paisanos sus años de esclavismo y piratería, viene a insultar el día de la Hispanidad. No es de recibo que vengan extranjeros desagradecidos a escupir sobre nuestra memoria; como no es de recibo que el imperio británico siga invadiéndonos en Gibraltar.
Basta ya.
Derecho a decidir:
Derecho a celebrar a Ben Hafsún como el precursor de nuestra independencia y a Fernando III el Santo como nuestro patrón y libertador.
Derecho a que se hable claro sobre el fraude que supuso la votación del estatuto de autonomía, votación a la que se negó a acudir más del 60% del pueblo andaluz, y muy especialmente Jaén y Almería.
Derecho a que los pueblos de las Españas no vivamos enfrentados, sino hermanados.
Derecho a que se reconozca a Andalucía como encuentro del Atlántico y el Mediterráneo, como artífice de la hispanidad de Canarias y América y de la consiguiente expansión de la lengua de Cervantes, la misma que tuvo a Elio Antonio de Lebrija como gran gramático.
Derecho a que no se olvide nuestra herencia céltica, ibera, romana y visigoda.
Derecho a que se reconozcan nuestros lazos de hermandad con Portugal (especialmente con el Algarve) y con los pueblos del sur de Italia, y a dejarnos de zarandajas de imperialismo marroquí.
Derecho a que la Unión Europea deje de perjudicarnos para beneficio de Marruecos y Turquía.
Derecho a que se restablezcan los blasones tradicionales de nuestros cuatro reinos.
Derecho, sí, derecho a decir no a una pantomima neomorisca más.
NO AL 28 DE FEBRERO DE BLAS INFANTE, SÍ AL 28 DE FEBRERO CON "F" DE FERNANDO III EL SANTO.
Cuadro de San Fernando III en la catedral de Jaén.
Imagen de www.rafaes.com
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