RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 6 de agosto de 2015

DEL ARQUETIPO DEL REY PERDIDO


Alfonso I el Batallador, Foto: Comarca de las Cinco Villas


MITOLOGEMA REFLUCTUANTE


Manuel Fernández Espinosa


Cuenta Suetonio que, tras la muerte de Augusto (todo indica que a instancias de Tiberio o bien de Livia, actuando ésta en nombre de Augusto, con o sin la complicidad de Tiberio), se dio la orden de asesinar a Póstumo Agripa que había sido desterrado a Sorrento y, más tarde, a Planasia. De su asesinato se encargó el tribuno militar que lo tenía bajo su custodia, tras recibir la orden. "Tiberio no divulgó la muerte de Augusto sino después de que el joven Agripa fuera eliminado" -nos dice Suetonio. Todo estaba ordenado en función de alcanzar el poder sin disputa ni rivales, suprimiendo a Póstumo Agripa según la costumbre romana, pero Tiberio no contaba con que un siervo de Agripa Póstumo, llamado Clemente, protagonizaría tal vez el primero de los episodios en que, tras la muerte de un rey o pretendiente a rey, no sólo se alimenta la leyenda de seguir vivo, sino que el difunto es suplantado por un impostor.
 
Clemente -según nos cuenta Tácito- planeó la liberación de Póstumo Agripa, pero cuando llegó a Planasia ya se lo encontró muerto. No se arredró el audaz Clemente y, robando las cenizas de Póstumo Agripa, se escondió en Etruria, aguardó a que le creciera la barba y el pelo y a través de sus cómplices "difunde el bulo de que Agripa está vivo, primero en conversaciones disimuladas, con el aire de las cosas prohibidas, y luego con vagos rumores a los oídos prontos de la gente ignorante, para abordar luego a los turbulentos y, por ello mismo, ansiosos de situaciones revolucionarias." El impostor Clemente lo hizo tan bien que "cuando desembarcó en Ostia, lo acogieron enormes multitudes y, ya en la Ciudad, asambleas clandestinas". Terminó mal Clemente. Pero cumplía aquí dar noticia de este episodio que, a lo largo de la historia, se replicará en distintas épocas y latitudes.
 
Pasaría de alguna manera con Rodrigo "el Postrimero", último de nuestros reyes visogodos, tras la derrota del Guadalete; aunque la poca ejemplaridad moral de su reinado (acusado por la gran parte de la tradición de desaprensivo y lujurioso) prolongaría la leyenda de su supervivencia tras Guadalete, pero no para volver a reinar, sino para hacer penitencia por la calamidad en que había sumido a España. Así cuenta Pedro de Escavias que: "E el rrey don Rrodrigo, a las vezes fuyendo e a las vezes tornando, sufrió mucho la batalla. Pero al fin, los cristianos, seyendo los más dellos muertos, fueron venzidos e puestos en fuida. E aquí non se sabe qué fue del rrey don Rrodrigo, ni si murió o escapó, salvo que la corona, e los paños rreales, e su divisa, e los zapatos adornados de oro e de piedras preçiosas, e su cavallo que dezían Orelia fueron fallados en vn tremedal [...] E dende en adelante, no se supo más qué fue del rrey don Rrodrigo sino que, después, dende a tiempo, en la çibdad de Viseo que es en Portogal, fue fallado vn luzillo en que avía vnas letras escritas".
 
Tampoco dejaría de alentar la leyenda con la figura del gran rey aragonés Alfonso I el Batallador que a consecuencia de las heridas recibidas en la batalla de Fraga (17 de julio de 1134) fue muerto en septiembre de ese mismo año, sin embargo, no pocos supusieron que había sobrevivido como para hacer una peregrinación a Tierra Santa y volver luego para dar la batalla. El relato que hace Orderic Vital sobre los últimos días de Alfonso I el Batallador en su "Historia eclesiástica" pertenece a la ficción literaria "lleno de fanática y fúnebre truculencia" (en palabras de José Ángel Lema Pueyo).
 
Calificar de simples imposturas estas estratagemas de poder sería un reduccionismo insatisfactorio. Károly Kerényi nos ha enseñado que un "mitologema" es un material mítico complejo que continuamente se revisa, plasma y reorganiza. Ni siquiera en épocas tan áridas como la que abrió la modernidad ha podido sofocarse las fuerzas elementales de estas "materias mitológicas", pues el mito no es una simple fábula increíble. El mitologema del "Rey Perdido" (tan antiguo y universal) se activa cada vez que la situación histórica es apta, si hay los adecuados catalizadores para hacerlo reflotar en la historia, extrayéndolo de los fondos del inconsciente colectivo. Con la revuelta comunera y con las germanías ocurrió en España con el personaje del Encubierto, pero tal vez -en la Península Ibérica- este mitologema no haya mostrado sus potencialidades con tanta exuberancia como con el "sebastianismo portugués". Es sabida la historia de la desaparición de Sebastián de Portugal en Alcazarquivir (año 1578), pero Gonzalo Eanes de Bandarra, el zapatero de Trancoso, inspirado en las profecías de San Isidoro de Sevilla (que a su vez inspiraría también el mesianismo alrededor del Encubierto de las comunidades y de las germanías españolas), alentó la idea de que Sebastián no había muerto y fincaría la esperanza de sus súbditos en su retorno. Eugenio d'Ors, comentando el particular, escribió: "El Infante Don Sebastián regresará algún día, del África donde desapareciera, para consuelo y glorificación de la saudade y de la fidelidad de los portugueses... ¿Hay algo más auténticamente popular que todo eso y que el verdadero sistema legendario que sobre tales leyendas estatuyen ciertos pueblos, fáciles al alma en pena, como los gallegos y los bretones? Sí, hay algo más popular todavía. Y es la conservación de "arquetipos", a cuyo molde la contingencia histórica se entiende ajustada."
 
Al igual que Clemente puso en un brete a Tiberio, el toledano Gabriel de Espinosa (conocido como "El pastelero de Madrigal") suplantó la personalidad de Sebastián de Portugal, prestándose a secundar una conspiración elaborada por el agustino fray Miguel de los Santos, partidario del Prior de Crato. La aventura de Gabriel de Espinosa terminó fatalmente en 1595 cuando se le ejecutó. Felipe II no se anduvo con chiquitas. A pesar del desenlace con la frustración de los planes del agustino, sin la base del sebastianismo, alentado por las trovas del zapatero Bandarra, el intento hubiera sido imposible.
 
No siempre sucedió el fracaso a los que lo intentaron, aunque no les durara mucho el éxito. Desde el 21 de julio de 1605 al 17 de mayo de 1606 fue Zar de Rusia Dimitri, bajo el nombre de Dimitri I Ivánovich. Era el tercero de los impostores que pretendió ser hijo de Iván el Terrible.
 
Cabe distinguir el arquetipo supra-histórico del Rey Perdido, dijéramos que instalado en el inconsciente colectivo, separándolo de las concreciones históricas que, cuando se han dado, han fracasado a corto o medio plazo. Rómulo no puede compararse a Clemente, permanece en la figura de las "inmortalidades terrenas" que, para Eugenio d'Ors, están "eximidas por la imaginación del tributo que el común de los seres vivos paga a la muerte". Para el filósofo catalán, los santos cristianos o los dioses homéricos intervienen en las batallas de sus pueblos "en virtud de una perpetua accesibilidad a lo histórico".
 
En tiempos revueltos, de anarquía e injusticia, el Rey Perdido, el Emperador Dormido, el Gran Monarca siempre parece que despierta. Los fracasos de quienes han querido usurpar su personalidad no son, en modo alguno, una refutación. Las frustraciones de los planes de cuantos han querido suplantar al Monarca son, más bien, la confirmación de que éste está por llegar.
 
 
 
BIBLIOGRAFÍA:
 
Cayo Suetonio Tranquilo, "Vidas de los doce Césares", Biblioteca Básica Gredos.
 
Publio Cornelio Tácito, "Anales", Biblioteca Básica Gredos.

Escavias, Pedro de, "Repertorio de Príncipes de España", Instituto de Estudios Giennenses.
 
Lema Pueyo, José Ángel, "Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona (1104-1134), Ediciones Trea.
 
D'Ors, Eugenio, "La Ciencia de la Cultura", Ediciones Rialp.
 
De Sousa Silva Costa Lobo, A., "Origens do Sebastianismo".
 
Kerényi, Károly, "Prolegomeni allo studio scientifico della mitologia".

Mérimée, Próspero, "Los falsos Demetrios. Episodio de la historia de Rusia", Editorial Lorenzana.

 
 

1 comentario:

  1. Sobre D. Sebastião, bem como uma visão portuguesa da história, aconselho o filme de Manuel de Oliveira "Non ou a Vã Glória de Mandar":

    https://www.youtube.com/watch?v=aS-nHHYudHA

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