RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

miércoles, 26 de diciembre de 2018

MISA POR JOSÉ MARÍA ARRIZABALAGA



El jueves 27 de diciembre de 2018 se cumple el cuadragésimo aniversario del asesinato, por los terroristas separatistas y marxistas de ETA, deJosé María Arrizabalaga Arcocha, requeté, caballero legionario paracaidista, Jefe de las Juventudes Tradicionalistas del Señorío de Vizcaya, en 1978.
S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón le concedió a título póstumo la gran cruz de la Orden de la Legitimidad Proscrita.
Por su eterno descanso se celebrará una misa el sábado 29 de diciembre a las 19:00 (siete de la tarde) en la Iglesia Parroquial de Santa María de Ondárroa (Vizcaya).
«Ante Dios nunca serás héroe anónimo». (Ordenanza del Requeté).

Enlace: aquí

domingo, 14 de octubre de 2018

PATRIOTISMO EN LA IZQUIERDA: EL CASO ESPAÑOL

Cartel de propaganda de la II República


RESUMEN DE LAS RELACIONES HISTÓRICAS DE NUESTRA IZQUIERDA CON EL PATRIOTISMO

Manuel Fernández Espinosa

La terminología política sustanciada en la dicotomía "izquierda" y "derecha" hay que ir a buscarla a la Revolución Francesa de 1789, cuando la Asamblea Nacional se puso a decidir sobre las competencias del Rey (que todavía no había sido guillotinado) en cuanto al derecho de veto sobre las decisiones asamblearias: los que se negaron a que el Rey tuviera ese derecho pasaron a denominarse "montaña" y, por sentarse a la izquierda, más tarde pasaron a denominarse "izquierda", mientras que los asambleístas que otorgaban al Rey el derecho a veto fueron llamados "llanura" y, sentados a la derecha, recibirían la denominación de "derecha". Ambos términos, con el curso del tiempo, irían revistiendo distintos significados hasta nuestros días.
Lo que merece la pena notar es que, en ningún momento, la izquierda original renegó del patriotismo: simplemente, lo entendía de otro modo. En vez de depositar en el Rey lo que la derecha pretendía asegurarle, la izquierda era partidaria de que fuese la asamblea -como representante de la "voluntad general" de la nación- la que tuviera el poder absoluto de decisión. Cuando la revolución llegó a sus extremos de virulencia, con el Rey guillotinado, fue la izquierda la que invocó a "La France", sustituyendo el "Vive le Roi!" por "Vive la France!". Podríamos decir que la izquierda original nació nacionalista. El nacionalismo es de raíz revolucionaria e izquierdista, por mucho que con el tiempo haya dado fenómenos hoy conceptuados como de derechas: el "fascismo" italiano, el "nazismo" alemán, el mismo "falangismo" español. Pero es que, desde 1789 a la primera mitad del siglo XX habían pasado muchas cosas: entre ellas, la irrupción en escena del movimiento obrero con su carácter internacionalista. De eso ya dije algo en la primera parte. Vayamos al caso español.
En España, la revolución se produjo envuelta en la Guerra de la Independencia. La ausencia del Rey obligó a crear Juntas para hacer frente al invasor napoleónico. Ante el trono vacío se convocan las Cortes en Cádiz y será con motivo de estas Cortes cuando veamos las primeras señales de una derecha y una izquierda, por más que no se llamaran así todavía. Fuere como fuese, las Cortes de Cádiz redactaron una Constitución (la de 1812) donde ya se gestaron en esbozo los temas que todavía hoy (siglo XXI) se ventilan, por ejemplo la Soberanía... ¿del Rey o de la Nación? -hoy el tema que algunos proponen es: ¿Monarquía o República? La izquierda, en su abanico de posiciones y a lo largo de todo el siglo XIX, iba de la opinión de la soberanía compartida (el Rey con las Cortes) a lo más extremo: soberanía nacional e incluso República. Así las cosas, por lógica los más nacionalistas debían ser precisamente los que forman en la izquierda, entendiendo que la Nación sustituía al Rey en la soberanía. Pero, entonces ¿por qué la izquierda española no fue patriota?
Por parte de la extrema izquierda de la primera mitad del siglo XIX se ensayaron algunas soluciones que no prosperaron. Así como en Francia se acuñó el mito político que, por genealogía social, establecía una equivalencia de la monárquica y la aristocracia con el poder externo impuesto por los francos de Clodoveo y su estirpe sobre la población original gala (Francia versus Galia), en España el mito revolucionario más temprano de nuestra izquierda lo fueron a buscar en los comuneros (aquellos que con Carlos I de España se alzaron en la Guerra de las Comunidades), incluso surgió una sociedad secreta y conspirativa revolucionaria llamada de los Caballeros Comuneros (por otro nombre, Hijos de Padilla). En definitiva, lo que querían creer los revolucionarios españoles era que la monarquía de los Habsburgo primero y, después, la de los Borbones eran gobiernos monárquicos identificados con un "poder externo" que se había impuesto sobre la población española en su diversidad regional, cultural y lingüística. Pero, por el desenvolvimiento de nuestra historia durante el traumático siglo XIX, esa visión de comuneros contra monarcas extranjeros impuestos sobre España, no cuajaría. Y la izquierda española de la primera mitad del siglo XIX se lo pasó invocando a la Nación, incluso a la Patria, entendiendo por Patria algo que no era lo que el común de españoles entendía por tal.
Con la organización del movimiento obrero (primero del socialismo utópico, a partir de 1868 llegaría el anarquista y poco después el socialista marxista) la izquierda cobraría tintes internacionalistas, identificando todo lo patriótico con posturas propias de la derecha. No obstante, algún atisbo de patriotismo hubo -entre los socialistas utópicos más tempranos- sirviéndose ahora del llamado "iberismo" (la unificación con Portugal); y, con la II República, tampoco desapareció el patriotismo de izquierdas, aunque éste estaba anémico en razón del servilismo sovietizante impuesto entre los comunistas que incluso pintaban en las paredes: "Viva Rusia" o el amorfo internacionalismo de los anarquistas, salvando algunas excepciones que todavía invocaban el iberismo decimonónico, como hiciera el cenetista Felipe Aláiz de Pablo (1887-1959) o Salvador Cánovas Cervantes (1880-1949). Durante la Guerra Civil española no faltó tampoco que las izquierdas del Frente Popular en combate con las tropas franquistas (que traían efectivos moros) invocaran el patriotismo como impulso para defender a España de lo que consideraban una invasión de los fascismos europeos (Alemania e Italia) y de los moros. El desenlace de la Guerra permitió que Franco y el franquismo acapararan para sí el patriotismo español, mientras que los republicanos derrotados y en el exilio mantenían un resquicio de patriotismo muy en crisis por el abuso que el franquismo hizo del término Patria. Los comunistas que fueron los únicos que, en el exterior e interior, combatieron el franquismo antes de morirse Franco (ahora vemos que cualquier mequetrefe da grandes lanzadas a dictador muerto) también emplearon el patriotismo en sus proclamas clandestinas, llamando a la resistencia y a la liberación de España. Pero, como pudo comprobarse, fue en vano.
La transición democrática, por su parte, solapó los fervores patrióticos (en gran medida por estar hecha esa transición por notorios franquistas epigonales que querían camuflarse con el cambio de época bajo la manta de demócratas y el "Arriba España" no ayudaba mucho), la izquierda de la transición ya no era lo que había sido: la nefasta revolución de 1968 había inoculado en la izquierda el relativismo, la tontería con todos sus mitos de cartón (como Che Guevara) y un cosmopolitismo que en gran medida es el que todavía tiene secuestrada a nuestra izquierda en esquemas rancios de insolidaridad para con todo lo que sea España, coquetería con los secesionismos enfermizos y clara subordinación a un etéreo mundo sin fronteras que pone a los españoles al pie de los caballos; mientras tanto, exaltan todo lo que viene de fuera, vilipendia y calumnia todo lo grande que forma parte de nuestra historia y constituye nuestro ser. Hay señales actuales de que cierta izquierda española trata de rearmarse "patrióticamente", entre otros motivos, por el temor al ascenso de la ultraderecha: Clara Ramas, Julio Anguita, Manuel Monereo, etcétera están ahí: habrá que ver lo que pasa, pero a todas luces, muchos izquierdistas ni se han enterado todavía. Pero siguen los melindres cosmopolitas y el repugnante tufo a anti-español que la izquierda convencional ha convertido en su "segunda naturaleza".
Y muy resumidamente, eso ha sido el devenir de la izquierda española en lo concerniente a la gran cuestión del "patriotismo".

viernes, 17 de agosto de 2018

ÁFRICA, NO HAY MENTIRA QUE SEA BUENA



ÁFRICA: NO HAY MENTIRA QUE SEA BUENA

Manuel Fernández Espinosa

Ayer pusieron en Antena 3 la película "La buena mentira" que narra la diáspora sudanesa, las tragedias de más de 20.000 niños sudaneses que se conocen como "Los Niños Perdidos de Sudán" ejemplificada en el caso de los niños de una aldea que ven masacrar a sus familias y tienen que abandonar su tierra a pie, buscando un sitio seguro, como refugiados de guerra.
La película como tal muestra excelentes valores: los chicos sudaneses son cristianos, existe lealtad de grupo entre los supervivientes que, después de sortear los peligros de la guerra y la naturaleza, crecen juntos contra tanta adversidad, atesoran lo poco que les queda (el nombre de sus antepasados y una Biblia), su gratitud y su sencillez los hace extraños cuando los acogen en USA.
A nadie escapa que no será casualidad que nos pongan esta película en las actuales circunstancias. Y eso es lo que no me gusta (no la película, sino la manipulación que con ella se pretende): ¿dónde está dicho que las avalanchas de inmigrantes que están llegando a Europa vengan de correr peripecias parecidas? Seguro que los hay -y no pocos- que vienen de situaciones similares a las que se ven en la película que son de rigurosa veracidad histórica reciente, pero los hay de otras procedencias. Y me parece de mal gusto poner esta película (buena película) cuando les interesa: es -otra vez- lo de siempre: nos insultan la inteligencia.
Pero no, el problema no son los inmigrantes, vengan huyendo de la barbarie o simplemente a buscarse un futuro mejor. El problema que tenemos ante este asunto es la desconfianza que debieran inspirarnos los poderes fácticos que nos regentean: económicos, políticos y mediáticos que, después de permanecer impasibles ante las miles de tragedias de África (una de ellas, el sistemático exterminio de la población cristiana -protestante o católica- a manos del fundamentalismo islámico como Boko Haram), nos manipulan tanto a africanos y europeos, en connivencia más o menos consciente con las mafias que se lucran con el tráfico humano.
Pretender solucionar los problemas de África, trayendo a Europa a los africanos (vamos a suponer que todos decentes y honrados; sin entrar en que se cuelan terroristas también) es:
1. Dejar África a merced del terror. ¿Qué hacemos con los que no pueden venir? ¿Los dejamos allí, para que los masacren?
2. Sabemos que, cuando les interesa, los gobiernos del "mundo desarrollado" intervienen sobre el terreno: no intervenir aquí es o dejación o cálculo.
3. Lo que de África les interesa a estos cochinos manipuladores son los recursos naturales. No les interesa lo más mínimo la catadura moral de los regímenes que allí se establecen, sino poder seguir succionando diamantes, minerales, etcétera.
4. Claro que África es nuestro problema. Pero África no se soluciona aquí, se soluciona en África. Y todo lo que no sea una acción eficaz en el origen del problema es trasladar problemas aquí.
5. Se puede ser tonto activo: aceptando la inmigración sin ton ni son. Y se puede ser tonto reactivo: convirtiéndose en un racista que crea que el problema se soluciona rechazando a todos.
Pero quien no sea tonto, ni será activo ni reactivo. La razón no tiene nada más que un camino: el mayor problema que todos -africanos y europeos- tenemos son los poderes fácticos que nos trastornan las existencias por su codicia y su perversidad y que, al final, nos condenan a unos y a otros a la confrontación.

miércoles, 4 de julio de 2018

ARTURO CAPDEVILA Y EL IMPERIO ESPIRITUAL

Arturo Capdevila

SOBRE UN ENSAYO DEL ARGENTINO Y EL PATRIOTISMO ORIGINARIO 


Manuel Fernández Espinosa


"El salmo sustentaba la cúpula
y también el techo de la lonja.
Y al desplomarse el salmo
se hundió todo el Reino.

...

Los salmistas caminan delante del juez,
y si el salmo se quiebra
se quiebra la ley".

León Felipe, "El gran responsable", (México, 1940)


A sabiendas de que algunos vendrán -después de este breve artículo- a decir que fueron ellos los que reencontraron y reivindicaron la obra de Arturo Capdevila, no es obstáculo ello para ser los primeros -después de mucho tiempo- en enfocar y reclamar al escritor argentino, invitando con ello a releerlo y recargar las baterías con su lectura para la única misión que consideramos inaplazable. 

Arturo Capdevila no fue un desconocido del todo en España. El poeta y ensayista argentino mantuvo correspondencia con muchos intelectuales españoles de la primera mitad del siglo XX -con Unamuno, por ejemplo. Y leyéndolo hasta diríase que con toda legitimidad podríamos hablar de una Generación del 98 hispanoamericana, hasta hoy soslayada: el desastre de Cuba del 98, su veneración por Castilla, por la Madre Patria España así lo avala. Arturo Capdevila nació en Córdoba (de Argentina) en 1889 y falleció en Buenos Aires en 1967. Por muchos de sus libros debería ser leído en España: sus ensayos biográficos, como "El Padre Castañeda. Aquel de la santa furia", así como otros, nos ofrecen su visión de la historia de Argentina y América, pero el libro que consideramos particularmente recomendable para todo hispanohablante es su ensayo "Babel y el castellano". Con su sólida formación multidisciplinar, Capdevila -podemos aseverar- fue uno de los nuestros que mejor comprendió la Hispanidad, teorizada por el Padre Vizcarra, Ramiro de Maeztu, Manuel García Morente y el P. Zacarías García Villada.

"Babel y el castellano" ponen sobre la mesa un tema que, como el mismo autor asume, está por dar de sí en toda su potencialidad, tanto cultural y política como comercialmente: la lengua castellana como nuestra común fuerza mundial. Eso -reconoce Capdevila- no ha sido advertido todavía con todas las consecuencias que pudieran derivarse de ello, pues "Vivimos en el seno del hermoso milagro. Por eso no reconocemos el milagro". Hispanoamericanos e hispanoeuropeos empleamos el castellano en nuestro diario vivir, por lo que no parece que hayamos entendido que es en el castellano donde radica una fuente de poder que apenas -en época en que escribe Capdevila (años 20 del siglo XX) y tampoco en nuestro tiempo- hemos sabido emplear. "Babel y el castellano" es así un ensayo que no sólo se aventura en la especulación lingüística (en el curso del ensayo, Capdevila conjetura el origen del "voseo", p. ej.), sino que traza líneas de acción conjunta que más o menos se desarrollarían con algunas editoriales hispánicas, empezando con la misma que le publica el libro: la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones o la fabulosa Espasa-Calpe, con sedes en Madrid y Buenos Aires.

Capdevila siente como pocos intelectuales hispánicos que en nuestra lengua reside, como en pocas de nuestras cosas compartidas entre América y España, no sólo la clave de nuestra Patria común, sino el futuro incoado de un Imperio espiritual. Por eso, todos los panegíricos -en verdad que se usaban harto engolados en su tiempo- para exaltar la Hispanidad (en aquel entonces celebrada el 12 de octubre con el llamado "Día de la Raza"), todas esas solemnidades, no pasaban de ejercicios retóricos que estaban necesitados de actuaciones pragmáticas. Capdevila no se anda con rodeos: "Mientras tanto, españoles e hispanoamericanos pronunciaremos hermosos discursos en ocasión del día de la raza, tremolarán las banderas y seremos siempre los elocuentes habitantes de una confederación de soledades". Urge para el cordobés argentino la puesta en funcionamiento de una editorial que, según él, debería instalarse en Madrid, para ser receptora de todo lo que se produce en pensamiento, ciencia, literatura, teatro, poesía en América, las islas y la Península y, después de seleccionarse, imprimirse y comercializarse en todo el mundo hispanohablante; así se mantendrían conectadas todas las naciones hermanas. De este modo, conforme a Capdevila, podría ensayarse una incipiente Confederación lingüística que, si primero actuara en lo cultural, podría más tarde concretarse en un proyecto incluso con repercusiones políticas (hoy podríamos decir que geopolíticas).

Con lo dicho hasta aquí, podríamos hacernos una ligera idea de las virtudes -prácticamente por realizarse- de este ensayo. No obstante, ¿qué encontramos hoy en nuestro panorama?

Es descorazonador que los diferentes tinglados políticos españoles -con sus extensiones en lo educativo, mediático y cultural, en su sentido más amplio- favorezcan el idioma inglés en detrimento del castellano, del castellano tanto europeo como americano. Esto se hace hasta extremos de servilismo insoportables y los motivos para ello (ya harta repetirlo, pero no nos excusa el hartazgo) los hallaremos en la auto-infravaloración española, la falta de amor propio y confianza en nosotros mismos. Ahí tenemos a partidos -como Ciudadanos- que enarbolan la bandera rojigualda, organizando chiringuitos de "patriotismo constitucionalista" y otras pamplinas, pero que a la misma vez -sin recato alguno y siguiendo las políticas que les marcan sus patronos extranjeros- fomentan el estudio del idioma inglés entre nosotros, como si el castellano lo tuviera el español medio aprobado con Matrícula de Honor. Ese modo de "hacer patria" es el folclore mismo de siempre, un postureo sin consecuencias prácticas que entretiene y engatusa a los que tan ayunos están de patriotismo del bueno. Todos los partidos políticos de España (tal vez con excepción de Podemos, pero por razones que preferimos ahora omitir) insisten en nuestra vocación europeísta, mientras hemos abdicado de nuestra vocación panhispanista que incluye forzosamente América (sin olvidar Guinea Ecuatorial). Así las cosas, las ideas-fuerza de "Babel y el castellano" pueden parecernos utopistas, pero no obstante podemos aseverar que, a diferencia de las circunstancias temporales en que fue escrito este ensayo por Capdevila, hoy contamos con un instrumento que es internet en todos sus cauces: redes sociales, páginas, bitácoras. 

Que lo que nuestros políticos no hacen lo tengamos que hacer nosotros no debería extrañarnos a estas alturas. Pero que lo trabajoso y lo difícil no sea pretexto para dejar de hacerlo. El que verdaderamente se diga hoy un patriota (en cualquier nación iberoamericana o en la misma España) tiene una trinchera inexpugnable y una posición que habrá que defender hasta el último cartucho: la lengua castellana como Patria que reúne las glorias del pasado con el futuro que no queremos que nos arrebaten. 

Y dejemos los folclorismos para los folclóricos.

jueves, 7 de septiembre de 2017

EL CABALLERO DE OLMEDO

 
Representación de El caballero de Olmedo (Teatro Fernán-Gómez, 2013)



TRAGEDIA EN ESTADO PURO EN LA ESPAÑA CATÓLICA
(Notas a una lectura)


Manuel Fernández Espinosa


"El Caballero de Olmedo" es con diferencia la gran tragedia de Lope de Vega: las comedias de honor, de comendadores, de capa y espada, de enredo... Tienen poco que ver con ésta, donde lo que orienta todo es el Hado de Alonso de Manrique, personaje trágico cuya muerte es anunciada desde el principio hasta su cumplimiento. Los que afirman por ahí que hubo que esperar a García Lorca para que la antigua tragedia griega renaciera en el teatro hispánico es que prefieren pasar por alto "El Caballero de Olmedo" (estoy pensando, cuando digo esto, en cierto reportaje que le hicieron a García Lorca en vida, por los años 30 creo, donde se afirmaba que hasta el teatro de Federico no reapareció la tragedia de moldes griegos en la escena nacional.)


Como en las tragedias griegas, el espectador sabía de antemano el desenlace (romances y letrillas populares cantaban, con anterioridad a la obra dramática de Lope, el funesto destino del de Olmedo, como los griegos sabían lo que le aguardaba a los protagonistas de Sófocles); la obra, además de eso, muestra que Lope no era ajeno a los saberes ocultos que en su día todavía se practicaban.

Fabia está inspirada en la Celestina: es alcahueta y bruja que saca muelas a los ahorcados y prepara sortilegios igual que restaura la virginidad de las doncellas desfloradas y, con un profundo conocimiento de las pasiones juveniles, manipula la situación a su gusto y a sus conveniencias. Los personajes femeninos tienen mucha fuerza (contra lo que algunos dicen, Shakespeare no fue ni el primero ni el único que eleva a la mujer en el teatro): ahí está Doña Inés que no es ninguna tonta enamorada que se resigne a las decisiones paternas si le son contrarias a su voluntad, sino que está dispuesta a mentir (incluso poniendo el monjil por medio) para burlar a su pretendiente D. Rodrigo que, con el beneplácito del padre de Doña Inés, ha concertado sus bodas. Tello tiene su punto de "gracioso", pero no es un "gracioso" como los de las otras comedias (había que dosificar los golpes cómicos en una tragedia) y es el contrapunto realista al enamorado platonizante que es Alonso de Manrique. Alonso de Manrique (propiamente el Caballero de Olmedo) es, verdaderamente, el más "extrañado" de los personajes, todo indica (lo mismo los presagios que su falta de sentido de la realidad) que terminará muerto en el camino de Medina a Olmedo, asesinado a manos de sus enemigos envidiosos, desagradecidos y traicioneros. Alonso se pasea por la escena con sus arrebatos de amor sublimado, ascensos y descensos anímicos que lo llevan a vivir en su nube, sin pisar la realidad: está "extrañado" por flotar en su nube de fantasías amorosas y alguien que anda en las nubes -parece decirnos Lope- sólo podía acabar como acabó este caballero de Olmedo. Todos los demás personajes (a excepción tal vez del viejo padre de Doña Inés; y éste por ser engañado por su hija) muestran su sentido de la realidad, menos Alonso enamorado; y Doña Inés, aunque enamorada, es enamorada práctica que no se detiene ante nada para salirse con la suya.

El amor entre hombre y mujer tiene su fundamento astrológico (como ya afirmaba el gran Enrique de Villena), nace por los "espíritus vivos" que irradian invisiblemente de los ojos, tal y como enunciaba la teoría del gran Marsilio Ficino, fundada en la tradición filosófica de Al Kindi (que es el mismo soporte de la creencia en el "mal de ojo"). La magia negra también ocupa su lugar, de la mano de la vieja Fabia que, mientras en la mano lleva su rosario y con la boca grande dice "Jesús", con la boca chica invoca a los demonios: 

"¡Apresta,
fiero habitador del centro,
fuego accidental que abrase
el pecho de esta doncella!"

El "habitador del centro" es Satanás y los demonios son invocados para conjurar la pasión erótica necesaria a los propósitos de la vieja (interesada en la recompensa material que pueda obtener del joven enamorado). Interesa destacar (y no poco) que la Iglesia defendía la libertad de la mujer, puesto que era la institución autorizada para anular, por ejemplo, un acuerdo matrimonial entre padre y pretendiente, si no era voluntad de la casadera contraer nupcias con el postulante "postor": y esto ocurría en la España católica de la Inquisición, sí, pero difícilmente lo hallaremos en un ámbito islámico, tampoco judío... A ver si nos enteramos que una cosa es la realidad y otra la propaganda antieclesial); esto apenas se dice y conviene decirlo, que muchas veces se da la impresión contraria que no corresponde a la realidad histórica.


Como tragedia que es, "El Caballero de Olmedo" está atravesado de presagios funestos, sueños premonitorios del mismo protagonista e incluso se produce una sombría aparición fantasmagórica que anuncia la muerte, pudiendo incluso ser considerada esta enigmática sombra que sale al paso de Alonso un "Doppelgänger". Lo que muchos no habrán reparado es que, aunque Lope explícitamente sostiene la doctrina eclesial por boca de Tello: 

Ven a Medina y no hagas
caso de sueños ni agüeros,
cosas a la fe contrarias.

Lo cierto es que cuanto anuncian los sueños y malos presagios se cumple fatídicamente con la muerte violenta del protagonista trágico. Al término de la obra, no se nos puede escapar que el teatro lopiano, como todo el nuestro de los Siglos de Oro, reafirma al Rey en su carácter de trasunto humano del Juez Justo, en apología manifiesta de la Monarquía Católica de España.

martes, 29 de agosto de 2017

EL PRIMER FEMINISTA: FRANCISCO DE QUEVEDO



"LOS SUEÑOS" Y EL CAMINO DE LA MANO IZQUIERDA ( I )

Manuel Fernández Espinosa

"Los sueños" de Quevedo están compuestos por cinco "Discursos" cuyos títulos originales (más tarde cuatro de ellos serían modificados por la censura) eran: "Sueño del Juicio Final", "El alguacil endemoniado", "Sueño del Infierno", "El mundo por de dentro" y "Sueño de la muerte". El propósito de estos discursos que combinan el diálogo, la sátira, el apotegma -a simple vista- en un "tótum revolútum", es el poner al desnudo los abusos, vicios y engaños mundanos, "en todos los oficios y estados del mundo". La finalidad es moral. Y el instrumento, la alegoría tanto como la chanza y el juego lingüístico conceptista. 

Las influencias que se pueden detectar en esta obra de Quevedo son las propias de alguien que leía tanto -y en tantas lenguas- como nuestro Quevedo. Así que tanto obras clásicas antiguas (la Sagrada Biblia y grecorromanas: la sátira de Luciano de Samósata, Cicerón, Virgilio, el estoicismo de Epicteto y la Tabla de Cebes..) como medievales y renacentistas (la "Divina Comedia" de Dante y los "Mundos" e "Infiernos" del menos conocido Anton Francesco Doni, así como el género de la emblemática teológica y moral), pero también encuentra Quevedo inspiración en los tratados demonológicos del teólogo y hermetista bizantino Miguel Psellos o la pintura enigmática de Jerónimo Bosco. ¿Y qué es el camino de la Mano Izquierda y por qué asociarlo con Quevedo? 

La expresión "camino de la mano izquierda" está presente en "Los Sueños" y halla su fuente original en el Evangelio de Mateo 7, 13-14, donde se habla de la vía estrecha de la virtud y la vía ancha del vicio. Quevedo la emplea sin ambages: "...le enseñaron el camino de la mano izquierda" ("Sueño del Juicio Final"), pero donde adquiere mayor relevancia es en "Las zahúrdas de Plutón", donde Quevedo nos presenta los dos caminos: el de la mano derecha (angosto y sufrido que es el de la virtud) y el de la mano izquierda (ancho y cómodo: el del vicio): ¿cuál toma Quevedo? El de la "mano izquierda", por donde discurren los pecadores y los viciosos todos, eso le abastecerá de "tipos" masculinos y femeninos a los que mostrar, para su propósito que es el de enseñar la virtud contraponiéndola con la hipocresía, la codicia, la lujuria y los demás pecados capitales. Quevedo también dice que los que iban por un camino se pasaban al otro "por sendas secretas". La poesía de temática filosófica y religiosa de Quevedo muestra cuáles son esas "sendas secretas" que comunican los dos caminos: el verdadero dolor de los pecados. Y lo importante -no lo olvidemos nunca- es (por supuesto que para Quevedo, católico a machamartillo) la clara noción del horror del pecado y la conversión a tiempo.

Pero un núcleo de la obra es la exaltación de lo femenino. Que se hace manifiesto de muchas formas a lo largo de la obra de Quevedo, no sólo en "Los sueños". Desde la poesía amorosa vertida en los moldes petrarquistas... hasta en los discursos que nos ocupan de "Los sueños", la Mujer tiene un lugar de honor (que no ahorra que sean censuradas las malas mujeres); en "Los sueños" podemos leer: "-Quien no ama con todos sus cinco sentidos una mujer hermosa, no estima a la naturaleza su mayor cuidado y su mayor obra. ¡Dichoso es el que halla tal ocasión y sabio el que la goza! ¿Qué sentido no descansa en la belleza de una mujer que nació para amada del hombre?". Está contenido en declaraciones como ésta tan explícita el tuétano de lo que podemos entender como una de las tendencias más propias de Quevedo: la fascinación que sintió siempre por las mujeres y para nada "platónico" si no es en las formas, pues la sensualidad es imprescindible para él y cualquier hombre que aprecie su virilidad. Eso que pudiera sonarnos a sensualismo, escandaloso y "revolucionario" en la España que nos pintan de la época de Quevedo (la Inquisición y blabla), no escandalizaba a nadie. Esta tendencia quevediana alcanza su mayor clímax en lo que considero personalmente el primer manifiesto feminista de Occidente, escrito por alguien que pasa por misógino. El "manifiesto" como tal es muy largo, por lo que no lo reproduciré completamente. Se encuentra en "El mundo por de dentro" (XL), allí Quevedo "cede" la palabra a una hermosa mujer que dice a los hombres, entre otras cosas:
"Tiranos, ¿por cuál razón (siendo las mujeres de las dos partes del género humano la una, que constituye mitad), habéis hecho vosotros solos las leyes contra ellas, sin su consentimiento, a vuestro albedrío? Vosotros nos priváis de los estudios por envidia de que os excederemos; de las armas, por temor de que seréis vencimiento de nuestro enojo los que lo sois de nuestra risa (...) Queréisnos buenas para ser [vosotros] malos, honestas para ser [vosotros] distraídos (...) Más son las que hacéis malas que las que lo son (...) Hoy es día en que se ha de enmedar esto, o con darnos parte en los estudios y puestos de gobierno, o con oírnos y desagraviarnos de las leyes establecidas, instituyendo algunas en nuestro favor y derogando otras que nos son perjudiciales".

Dudo mucho que se haya escrito algo así con antelación a Quevedo, pues para escribirlo habría que ser Quevedo. Y no lo olvidemos: España, Siglo XVII... Quedaba mucho para que surgiera el "feminismo" moderno, muchísimo. Quevedo se anticipa aquí como es su costumbre y rompe una lanza por la mujer; él, el mismo que tantos juzgan como machista y misógino por no haber pasado de leer su poesía burlesca.

domingo, 4 de junio de 2017

INTEGRACIÓN

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Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor


Cuando alguien osa decir que la política migratoria de Europa occidental es un desastre desde hace mucho tiempo y más ahora con lo de los "refugiados" (la mayoría no son refugiados sirios… Que ya está bien de camelo…), muchos se rasgan las vestiduras y empiezan a recalcar lo mal que está España... Ya, vale, pero el hecho de que España esté mal no quiere decir que esta política migratoria de "todo gratis" vaya a solucionar nada; al contrario. De hecho, los más beneficiados por lo de los "refugiados" son los traficantes de personas; y los más perjudicados, la gente más humilde que tiene que sufrir de buenas a primeras el caos en sus barrios o en sus pueblos. Pero es que al personal ya no le valen ni los hechos: A algunos, les van a estar violando a las hermanas y van a invocar a la constitución, al manifiesto comunista, o una pseudo-religiosidad moderna mezcla de meapilismo cursi y teología de la liberación... Una cosa muy rara.

De todas formas, digan ustedes en cualquier país del mundo que no pertenezca al ámbito euro-occidental que el Estado debe gastar millones en "integrar" a los extranjeros; a ver si la gente no se descojona o se indigna ipso facto... ¿Y es que en todos esos países la gente es muy mala y muy racista y nosotros somos los buenos e iluminados?

¡Venga ya!

Todos esos que tanto se rasgan las vestiduras por los "refugiados", antes deberían rasgárselas por los muchos compatriotas que no hemos tenido más remedio que emigrar. Quien no es solidario con su gente, ¿cómo  va a serlo con los extranjeros?

Basta ya de mentiras y de postureos. Veamos la realidad y cojamos el toro por los cuernos, que nuestras murallas ya han sido escaladas, y nada nos van a solucionar velitas perroflautas ni minutos de silencio masónicos. 

Y reitero: Que yo soy inmigrante. Que no estoy contra la inmigración ni contra los inmigrantes per se. Estoy contra la estupidez, la doble moral, la engañifa, la farfolla; estoy contra los que se escudan en unos "pobres" que ni conocen para metérnosla doblada.Y lo mismo puede decirse a los que hablan de "referéndum" y etc. El que España esté mal no quiere decir que dividirla en no sé cuántas republiquetas vaya a hacer que la cosa esté mejor. Y como ejemplo tenemos a Portugal e Hispanoamérica. Y de todas formas, le podrían preguntar a valencianos, baleares y aragoneses si quieren pertenecer a esa idílica Cataluña del derecho a decidir, ya que les arrebata sus territorios por la cara... O ya puestos, a castellanos y navarros a los que el imaginario "Euskadi" también se apaña porque le da su ikurriñera gana...

Pues eso... Pero qué cortos de entendimiento andamos...

Tenemos lo que nos merecemos. Y todavía no hemos tocado fondo, porque día tras día, de París a Londres y tiro porque me toca, vemos los beneficios de la multiculturalidad y la integración a través de esos grandes imperios que respetaron tanto los derechos humanos como franceses y anglosajones, pues con su gran bagaje nos han llenado Europa de personas maravillosas criadas a sus pechos; no como nosotros, que para algo tenemos la Leyenda Negra (entiéndase esto como sarcasmo, por favor). 

lunes, 1 de mayo de 2017

LEÓN FELIPE Y NUESTROS DÍAS

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Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor



León Felipe, ¡qué gran poeta de zamorana cuna y mexicana mortaja!

¿Cierta fama de loco? Puede ser. ¡Vivan los locos que somos pocos! De todas formas, ¿acaso no fue el bohemio que muchos no nos atrevemos a ser?

A León Felipe le tocaron tiempos difíciles. Al fin y al cabo, ¿qué tiempo no es difícil? Empero, ya en aquellos tiempos nuestro poeta desenmascaró muchos típicos/tópicos, y me intento explicar: Es muy curioso que en España, que no hemos parado de guerras desde que entró Napoleón, hablemos de "LA GUERRA" refiriéndonos a la de 1936; cuando ya los romanos decían que los celtíberos, cuando no tenían guerra en el exterior, se la buscaban entre ellos mismos. Nos empachamos de guerra (y creo que León Felipe se empachó de Revolución Mexicana, que fue criminal como todas las revoluciones), y ahora que nos vemos en la impotencia de un ¿estado del bienestar? desmoronado, muchos politiquillos han intentado azuzar el rencor para obtener réditos electorales. No es sólo cosa del PSOE, no olvidemos que el PP votó a favor para que le concediera la nacionalidad española a los mercenarios estalinistas de las Brigadas Internacionales. Y esta pseudomemoria histérica no es sobre otras muchas guerras tan crueles o más que la del 1936, sino sobre "LA GUERRA", porque así lo han decidido analfabetos que hacen de la Historia su partidismo.

León Felipe fue uno de tantos españoles incomprendidos que murió lejos del hogar. Y en la lejanía, aun a mi juicio con demasiado pesimismo, supo avistar con inteligente congruencia los demonios que nos obstaculizan. En "LA GUERRA" hubo mucha gente que se batió con honor y luchó por lo que creyó entrambos bandos; pero también hubo muchísimo cobarde que no quiso combatir y durante la II República fue el más tricolor del mundo y cuando los nacionales ganaron posiciones se apresuró a ser más franquista que Franco. Parece ser que en nuestra tierra sale muy rentable el ser un cobarde criminal de retaguardia. Hubo vencedores y vencidos en ambos bandos. No por nada se decía en el Requeté que se ganó la guerra pero se perdió la paz. Y los máximos vencedores fueron los chivatos sanguinarios y los chaqueteros sin escrúpulos; los que luego se revelarían como auténticos maestros de esta partitocracia del "café para todos" (para todos ellos, se entiende) que nos niega la auténtica representación a los españoles, y que también nos niega el trabajo y la dignidad más elemental.


León Felipe, fue, pues, un poeta clarividente en muchos sentidos. No obstante, yo intento quitarme de encima el pesimismo, y es que, incluso los que somos "negativos", ¿no es porque creemos que de hecho España puede ser mejor? Si no creyéramos esto, o si no nos importara el tema, pues no le daríamos importancia ninguna, así como no nos acaloraríamos, y no exclamaríamos ni declamaríamos

viernes, 28 de abril de 2017

POLÍTICA Y PROFANACIÓN DE TUMBAS


Vivant Denon en España, en la tumba del Cid y Jimena

MÁS QUE UNA PROFANACIÓN, UN RITO MÁGICO

Manuel Fernández Espinosa

Se sabe. Y, en ocasiones, hasta con lujo de detalles; pero, no obstante, lo que parece increíble es que hayan sido tan pocos (¿alguno?) los que han reparado en el sentido último que pueda tener la profanación de las tumbas de nuestros más sobresalientes personajes históricos: la tumba del Cid Campeador y de su esposa Jimena, la de los Reyes Católicos, la del Gran Capitán, la del Cardenal Cisneros, la del inquisidor Torquemada... Podríamos añadir muchos más, pero téngase en cuenta la categoría histórica de los mencionados. Ninguno de estos personajes, tan relevantes para la Historia de España, pudieron descansar en sus tumbas sin que algunos desaprensivos atentaran contra ellas. Muchas profanaciones de estas tumbas tuvieron lugar durante la ocupación napoleónica, otras se cometieron en los turbulentos años de revolución, como en 1936-1939.

"Profanar" es "tratar sin el debido respeto una cosa que se considera sagrada o digna de ser respetada"... Profanar, pues, sería hacer "profano" algo considerado sagrado. Etimológicamente "profano" significa poner "delante" (pro-) del "templo" (fanus). No toda exhumación de un cadáver es una profanación. El P. Antonio José Ruiz de Padrón (1757-1823), sacerdote liberal y en las Cortes de Cádiz el más acérrimo paladín por la supresión de la Inquisición española, "denunciaba" que la Inquisición española tenía autoridad y potestad para desenterrar a los muertos reputados por herejes y quemar sus restos. La práctica nos la pinta el cura liberal con los acentos más lúgubres, diciendo por ejemplo: "No debo omitir, Señor, que su autoridad se extiende también hasta las región de los muertos. ¡Cuántas veces no ha mandado excavar los sepulcros para exhumar las osamentas de los que ha creído que han muerto en la herejía, para arrojarlas a las llamas!". Pero, sin precipitarnos en el emotivismo demagógico de este sacerdote liberal, atendamos a la cuestión nuclear: lo que era "sagrado" en esos casos era el camposanto en que estaban depositados los restos del presunto hereje... La presencia de los restos mortales del hereje es la que "profana" el cementerio que está reservado en su suelo sagrado para los que han muerto en comunión con la Santa Madre Iglesia. No era, por tanto, profanación ese ritual inquisitorial, por mucho que se empeñara el cura ilustrado y constitucionalista, de infeliz memoria.

Pero, ¿a que se debe la profanación de una tumba? La profanación de una tumba puede deberse fundamentalmente a dos razones: 
  
  • 1º La latro-profanación que busca el saqueo de la tumba, despojando al difunto de los "tesoros" con los que fue sepultado. Pero, por lamentable que esto sea, no es lo que aquí nos interesa. 
  • 2º La profanación "mágica" que ofende el sepulcro, pero con fines de poder "mágico". Vamos a explicarnos: la violación del sepulcro busca obtener los restos mortales del personaje en cuestión, para ultrajarlos, esparciéndolos... o bien sustraerlos para llevárselos como "trofeo esotérico".
La profanación mágica, por la inmensa incultura esoterista que existe, es frecuentemente atribuída a grupos satanistas, pero esto no es exacto. Grupos esotéricos (masónicos y de muchos otros signos) operan en este sentido, sin que necesariamente la execrable profanación tenga siempre la finalidad de rendir culto a Satanás. La revista oficial del Benemérito Instituto de la Guardia Civil, en 1996, explicaba a sus agentes la diferencia entre las profanaciones vandálicas y las "profanaciones esotéricas".

La profanación de tumbas, cuando se trata de los restos mortales de una personalidad política, reviste un innegable sentido mágico. 

Así, cuando el 29 de junio de 1987 se descubrió que el sepulcro de Juan Domingo Perón, se halló que el cadáver del mandatario argentino había sufrido la amputación de sus dos manos: las manos, en el simbolismo anatómico, representan el poder (hacer), la fuerza, la autoridad y la protección. A primeros de mayo de 1990 la urna cineraria de Omar Torrijos (1929-1981) fue sustraída del santuario nacional. En Venezuela, en el año 2016, fueron profanadas las tumbas de Isaías Medina Angarita (1897-1953), presidente de Venezuela desde 1941 y 1946, y la de Rómulo Gallegos (1884-1969) que, además de escritor, fue presidente desde febrero a noviembre de 1948: la profanación de las sepulturas de estos dos gobernantes venezolanos se explicaron por razones dispares, sin que se haya resuelto lo que llevó a sus profanadores a violar sus tumbas: unos trataron de explicarlo suponiendo que sus profanadores querían vender los restos mortales robados, otros pensaron que se trataba de una profanación con fines ceremoniales de alguna de las ramas de magia afroamericana (¿santeros? ¿paleros? ¿babalaos?). En Hungría también podemos mencionar el caso de la profanación de la tumba del dictador comunista húngaro János Kádár (1912-1989), en el año 2007, llevándose su calavera que, anatómicamente en su simbología, corresponde a lo último que queda como recipiente de la vida y del pensamiento. Si siguiéramos buscando, podríamos encontrar muchos más casos. Aunque se aplica el término de "profanación" para la exhumación de los restos de Simón Bolívar, ordenada por Hugo Chávez en 2010, el desenterrar al líder hispanoamericano no fue como tal la "profanación" (pues ésta se hizo, mejor o peor, para comprobar una hipótesis conspirativa, como se ha hecho con nuestro General Prim), lo que sí podemos considerar "profanación" fue cuando lo volvieron a sepultar en una tumba masónica en forma de pirámide, toda vez que Bolívar había adjurado de la masonería y renegado de ella: era como reapropiárselo a título póstumo.

Los gobernantes más precavidos dictaron providencias para, una vez fallecidos, poner sus restos mortales lejos de sus potenciales profanadores en el futuro, o bien fueron sus más allegados los que, temiéndose que eso pudiera pasar, tomaron medidas para impedir la profanación futura. Así pasó con Francesc Macià cuyo funeral consistió en una extraña ceremonia masónica, en el curso de la cual se colocó su corazón en una urna.Tarradellas se llevó la urna con el corazón de Macià y, para evitar su profanación, enterró el cuerpo de Macià en una tumba secreta, siendo la tumba oficial un señuelo falso. El sepelio del dictador Fidel Castro estuvo rodeado del mayor secretismo, además de no pocas claves esotéricas que algunos apuntaron, señalando las relaciones del dictador con los cultos afroamericanos de la santería.

Independientemente de que se crea o no en los supuestos resultados mágicos de la operación, el hecho es que la profanación de las tumbas de gobernantes nacionales parece obedecer generalmente a dos propósitos:

1. Venganza post-mortem de sus enemigos interiores o exteriores.

2. Apropiación del cadáver o de alguna de sus partes (casi siempre valiosas, desde el punto de vista simbólico: manos, cráneo...), con el objeto de tener un dominio "mágico" sobre aquellos que fueron gobernados por el muerto. 

  • A) Esto podría hacerse por muchos motivos: si lo hacen admiradores del personaje cuya tumba se profana, tendríamos que verlo como un desviado y supersticioso culto a las reliquias; pero también debiéramos contemplar otra posibilidad...
  • B) Cuando la profanación y sustracción es hecha con fines de "trofeo", lo que podríamos, en último término, asimilarlo a una modalidad de poderío mágico sobre lo adquirido; y de alguna manera se relacionaría con algo parecido a lo que en estadios primitivos parece que se buscaba con el canibalismo ritualístico: la asimilación de la fuerza vital de la víctima que se ingería.
Constatar que las tumbas de nuestros principales personajes históricos han sido, en el correr de tres siglos, vilmente profanadas debiera traer consigo una reflexión más profunda sobre nuestras actuales calamidades nacionales, nuestro sometimiento por el cual se nos convierte en extranjeros en nuestra misma patria, se nos esquilma, se nos coloniza.